Partida Rol por web

Parecía que estaba todo dicho ya, así que Matagatos saludó a los mandos antes de irse con su primo.

-Te acompañaré y ayudaré en lo que pueda con ese plan. 

Unos pasos pesados siguen a los de Lenguanegra y Matagatos, la tela de la tienda se hace a un lado, dejando salir la enorme figura acorazada de Barril.

- ¡Sobrinos! Esperad, yo quería deciros... - la actitud de Barril es algo rara, su tono menos cavernoso de lo habitual - Sólo quería advertiros. No os enfrentéis en solitario a la Heroína si os la encontráis. Si os reta o alguna mierda de esas, coged a vuestros hombres y hacedla pedazos, no lo dudéis... - una torpe palmada de aprecio familiar en los hombros de ambos jóvenes termina el entrecortado discurso, y Barril vuelve al interior de la Tienda, después de todo, Vientos aún sigue allí.

La reunión en la Tienda de Mando se da por finalizada​ y los jefes y subjefes de cada Pelotón van saliendo de vuelta al campo de entrenamientos.

Portaestandarte convoca una reunión de mandos en el lugar de la Fortaleza desginado como centro de mando.

Acuden la Sargento Vientos, el Sargento Virote, el Cabo Kallmall de la Caballería, el Cabo Lemur de la Infantería, el Cabo Barril de la 2ª de Infantería, el Cabo Mostaza de los Arqueros, el Cabo Cortaplumas de los Reservas, el Cabo Matagatos de los Hostigadores, y el Cabo Lengua Negra de los Campamenteros.

Cuando entran, Portaestandarte se está sirviendo una copa de vino, y hace un gesto para que el que quiera se pueda servir.

- "De acuerdo. Informad." -

Pese a que técnicamente son Oficiales, los Magos no están presentes. Tampoco ningún representante de los Seguidores de Campamento, ni los segundos de Pelotón que todavía son Soldados.

- "Siguiendo las órdenes del Capitán y el Teniente, todos los Pelotones, excepto Reservas que permanecieron en el Campamento protegiendo a los Seguidores, avanzamos por el Llano hasta la Fortaleza.

El Mago Serpiente desencadenó el ritual del Señor del Dolor, levantando a un ejército de Caminantes muertos. Poco después, se volvieron contra nosotros y tuvimos que enfrentarlos.

Yo acompañaba a la escuadra Lemur, y nos cubría el Sargento Virote con la escuadra Mostaza. Nos las vimos con lo que parecían ser los muertos más fuertes.

Entretanto, la Escuadra Barril, Hostigadores y Campamenteros tomaron las murallas. Los Cabos Barril, Mastagatos y Lengua Negra pueden dar más detalles." -

Portaestandarte observa a los tres aludidos y no sonríe, pero asiente con cierta expresión de respeto.

- "Adelante." -

Parece que el paso de los días ha tratado bien a Barril. Sus movimientos tienen cierta normalidad, e incluso su armadura ha sido limpiada y pulida, quitándole el hollín que la cubría desde el impacto de la bola de fuego del "Dragón" de Triplet. Un olor a chamuscado muy leve se nota aún en él desde muy cerca, como si el cuero bajo la armadura aún necesitara pasar algunas veces más por el agua antes de dejar atrás el recuerdo de la exposición a tamaños fuegos.

Una vez Vientos y Portaestandarte dan paso a las novedades por Escuadras, Barril hace un gesto a sus sobrinos, quizás indicando que toma el testigo del relato en el orden en el que Vientos les ha nombrado. Toma un trago de la copa de vino que se sirvió en primera instancia, tras lo cual la apoya en la mesa, dedicando un segundo a ordenar sus ideas.

- Sargento, Señor - gesto deferente a Vientos y Portaestandarte -, con su permiso. Siguiendo con lo que explica la Sargento, cuando esos No Muertos se volvieron contra nosotros, lo único claro fue la orden que venía del cuerno del Teniente: Avanzar. Y eso hicimos. -

- Delante, los Dolorosos, detrás la Escuadra Diana, y más al oeste Sesvolea y sus Escorias. Parece que sólo avanzamos nosotros en el flanco oeste. Perdimos de vista a la Escuadra Diana en la niebla, y encontramos a un grupo de Dolorosos asediados a los que quitamos de encima a decenas de esos no muertos, tras los cual los incorporamos a nuestra formación. Sin noticias de la retaguardia envuelta en nieblas, y escuchando que Sesvolea y sus cientos de Escorias no avanzaban hacia la muralla como estaba ordenado sino que defendían su posición, entrevimos un pasillo libre de muertos algo más al este de nuestra posición, que aprovechamos para tratar de llevar a cabo la misión principal: Tomar la Muralla y abrir las Puertas. En el camino recibimos el fuego del "Dragón", lo cual me sirvió para darme cuenta que los que nos habían lanzado era combustible quemado de arma de asedio. Potente como el Infierno, sí, pero se reveló a mi entender en ese momento que el "Dragón" era un mero artificio, lo cual hinchó la moral de los hombres. - Barril hace una pausa mientras da un trago al vino.

- Tras eso los esfuerzos combinados de las tres Escuadras sirvieron para abrir la puerta del demonio, como la Sargento ha dicho. Ella ya tiene los detalles de las novedades particulares de la Escuadra Barril y la valía de las acciones individuales de cada uno de sus miembros, Señor. Tras abrir, los muertos atravesaron la abertura como una horda desesperada deseosa de aplacar su hambre con el país vecino. Y aquí estamos. - Barril observa a sus pares y familiares Cabos, haciendo un gesto con la copa ya vacía, dando por terminado su discurso.

Saludó educadamente a ambos mandos, y asintió levemente ante las últimas palabras del Cabo Barril antes de dar su versión de los hechos. 

-Fue un maldito desastre. Poco después de iniciar ese condenado ritual, parece ser que otro ente, a falta de mejor definición, se adueñó de él. Un ente que, como me enteré en aquel momento, ya rondaba los túmulos y atacó a Serpiente, Manta y Keropis una de las veces que acudieron allí, y aunque Serpiente le rechazó, ninguno de ellos tuvo a bien comunicar tal cosa. 

Tras una pequeña pausa para tomar aire, continuó.

-Nos abrimos paso luchando como pudimos, a pesar de la muerte de Pipo, y de la deserción de Manta. Sí, ese hijo de una hiena decidió que mi orden de seguir el avance era una locura, y teóricamente se fue a reunirse con la infantería. Mi razonamiento era simple: había más no muertos detrás que delante, además de que Serpiente instó a llegar a las murallas, cuyas protecciones nos mantendrían a salvo de esos engendros, y cuyo mayor odio por el Triplete jugaría a nuestro favor una vez abiertas las puertas. Y así lo hicimos. Del asalto a la muralla propiamente dicha no puedo hablar, pues me vi obligado a realizar toda la batalla prácticamente cegado, y quedé al pie de las escaleras para contener a la horda mientras los hostigadores y los rezagados de Barril subían.

- "Señor. Se ordenó a los Reservas proteger el Campamento Principal, en el que pertenecían los Seguidores de Campamento, el Capitán-Analista y los Magos Sedoso y Caratótem.

En un momento dado, el Capitán decidió salir a apoyar el frente de batalla en compañía de la Quinta Pitonisa y de Ballestero y su Escuadra de Reservas. Khadesa y Ballestero sobrevivieron, pero no así los Reservas que les acompañaban, como tampoco el Capitán-Analista.

El Campamento permaneció a salvo en todo momento." -

- "Entonces..." - Dice con voz un tanto fatigada tras apretarse con dos dedos el puente de la nariz. - "Imagino que los aquí presentes somos lo que queda del cuadro de mandos de la Duodécima.

Lengua Negra. ¿Qué dicen los Anales que debe hacerse en estos casos?" -

Había saludado a todos los presentes y tras ello escuchó cuanto unos y otros decían. Llegado su turno, informó.

-No hay mucho que añadir. Los Campamenteros avanzaron con un esfuerzo notable y la presencia de una horda de muertos voraces como buitres implicó que sus esfuerzos debieran dividirse entre defenderse y avanzar. Pronto descubrimos que los caídos de entre los nuestros volvían a alzarse como enemigos a los que también batir. Dado el número de enemigos, defenderse era una condena de muerte, una lenta agonía cuyo fin era claro. Avanzar implicó terribles sacrificios. Muchos murieron para que unos pocos pudieran subir las murallas de las Puertas de Galdan. Firmes como rocas, los que cayeron posibilitaron que otros pudieran cumplir con lo ordenado.

Calló, sumiéndose en un pesado y plomizo silencio.

-Perdimos casi a la mitad de nuestra unidad, así como a Teniente y a los dos magos que nos acompañaban -concluyó al cabo de un momento-. En cuanto a qué dicen los anales, debería estudiarlos. No creo que la Compañía se haya enfrentado a una situación de crisis similar. No obstante, la Compañía no puede prolongar su actual estado de vacío de poder. Será necesario proceder a nuevos nombramientos, ascensos si fuere necesario y estudiar una reestructuración de la Duodécima. Tras las bajas habidas, la dispersión va en nuestra contra. Creo que sería bueno oficiar los funerales. Necesitamos despedirnos de los nuestros y recuperar la moral de la victoria.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA, MES CUATRO).

DÍA: OCTAVO DÍA DEL MES.

ATARDECER.

Algunos Seguidores de Campamento traen comida y todos comen en silencio mientras Portaestandarte permanece largo tiempo callado y pensativo.

Tras lo que parecen ser horas de contemplar todos los informes, mapas y documentos, Portaestandarte musita:

- "Entonces... Hay que convocar una Asamblea General para elegir a un nuevo Capitán." -

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA, MES CUATRO).

DÍA: OCTAVO DÍA DEL MES.

ATARDECER.

Khadesa acude al lugar de la reunión y avisa de que ha llegado un carruaje lujoso de Cho'n Delor, seguramente con alguna personalidad importante en su interior, tal vez el Chambelán de las Cuchillas.

Portaestandarte suspende la reunión y todos salen al Patio Interior de la Fortaleza de la Puerta de Galdan para ver quién es el recién llegado.

- Tras la Asamblea General de la Compañía, Matagatos asciende a Capitán y líder de la Última de las Doce Compañías Libres de Khatovar. Deja el mando de los Hostigadores.

- Lengua Negra es ascendido inmediatamente por Matagatos al rango de Analista y tercer oficial de la Última de las Doce Compañías Libres de Khatovar. Deja el mando de los Campamenteros.