AÑO: 202 DE KHATOVAR.
MES: PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA).
DÍA: 01. POCO ANTES DEL ANOCHECER, DESPUÉS DE LA BATALLA DE GALDAN.
Lugar: Tienda de los Heridos.
Romo despertó con un cuerpo dolorido y magullado de la batalla, pero sorprendentemente se encontraba con vida, herido pero con vida. Debía de ser un hombre realmente afortunado. A pesar de todo, suponía que aún iba a tardar algo de tiempo para poder recuperarse, al fin y al cabo las heridas sufridas en la batalla eran graves e iban a tardar en cicatrizar. Así que Romo solo pudo resignarse por su situación y esperar a la recuperación que llegaría, tarde o temprano.
AÑO: 203 DE KHATOVAR.
MES: PIE (PRIMERO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA)
DÍA: 1. Por la noche.
Bajo la vista sopesando las palabras.
- El fallo del ritual te lo anuncié, hermano. Algo iba a ir terriblemente mal. Afortunadamente, la Compañía es fuerte y nuestros guerreros han conquistado Galdan pese a las terribles bajas. La Primera me dijo también que en un año habrán acabado las guerras pastel... con o sin nosotros. Y que si no triunfábamos, no habría futuro para nuestra gente.
Mi instinto, mis visiones, nunca han fallado. Estando en el fuerte, con Analista y los magos, sentimos el preciso momento en que Serpiente perdió el control. Incluso Sedoso se quedó paralizado al ver la magnitud de lo sucedido. Entonces Analista se volvió nuevamente a mí, a mi consejo. Y mi consejo animaba a salir...
Se me quiebra la voz.
- Pero no pude preveer esto... Su muerte... Loor... Loor caminaba entre ellos. La vi venir y, sabedora de que no era rival para ella, traté de esconderme. Pero no fue suficiente. Clavó sus ojos en mí. Pero no me atacó. Es como si alguien la ordenara exactamente a por quién ir.
-Yo lo haré -dijo escuetamente. En cuanto terminemos aquí.
AÑO: 203 DE KHATOVAR.
MES: PIE (PRIMERO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA)
DÍA: 2. Por la noche.
La mirada de Ponzoña pareció velarse por un instante. No eran recuerdos gratos lo que Khadesa quería que despertara. Su pecho había detenido su subir y bajar, la respiración contenida que acabó saliendo por su nariz y agitando levemente el cabello de su hembra, recostada contra su torso.
-Eres dueña de la magia y mi dueña. Nos es enseñado que debemos temer la magia y a quienes la ostentan y que jamás debemos revelar nuestro nombre verdadero a uno de vosotros -comenzó Ponzoña, como si relatara un viejo y mil veces escuchado cuento. Pero aquella era una historia original y jamás contada-. Me pusieron por nombre Yoruba, gallo en mi lengua. Quizá vieron orgullo en mi mirada al nacer o cacareé en vez de llorar. Quizá por ser el primer y único varón de tres partos. No lo sé y nunca me dijeron el porqué ni yo lo pregunté.
La mano de Ponzoña volvió a acariciar suavemente la nuca de Khadesa y esta pudo percibir que aquello relajaba al Hiena.
-Preguntas por mi hogar pero nada hubo que así pudiera llamarse. Mis padres fueron duros maestros. Para los Hiena los sentimientos son debilidad y demostrar afecto por un hijo no es bueno. Desde pequeño me enseñaron a luchar, a ser como soy en el campo de batalla, a segar las vidas de mis enemigos. Puedo matar con mis manos sin necesidad de un arma con la misma facilidad con la que rompería un huevo -susurró y la mano que acariciaba el cuello de Khadesa se cerró firme en torno al mismo, de forma inconsciente, reflejo de un recuerdo pasado. Su voz se detuvo y por unos segundos la presión creció. Un jadeo o quizá no sentir la respiración de ella lo devolvió a la realidad-. Disculpa, Khadesa, amor mío -la abrazó con una fuerza nacida de la desesperación. Nunca Ponzoña se había desnudado así, nunca fue tan vulnerable como en aquel momento. En la mejilla de la Quinta, corrieron lágrimas que no procedían de sus ojos-. Tiaret y Kamaria, mis hermanas, pronto hicieron frente común contra mí. Era más sencillo que así ganaran el favor de mis padres pues en solitario no eran rivales lo suficientemente peligrosas para mí. Desde pequeños y durante años libraron una guerra secreta contra mí y por dos veces conseguí huir de la muerte. Sus malas artes y el veneno no fueron tan dolorosos como su odio abierto. Sabía que no habría una tercera ocasión, que serían más cuidadosas, más sagaces, más astutas y que conseguirían matarme. Yo debía impedirlo. Ser más listo, más hábil. No contaba con mis progenitores ni con el resto de mi tribu que veía en ello la supervivencia del mejor y el enriquecimiento de la propia tribu eliminando aquello que no merecía vivir por su debilidad. Gesté un plan. Había visto una partida de Cazadores de Cabezas en las cercanías de nuestras tierras, jóvenes guerreros que buscaban su porción de éxito, de aplacar su sed de sangre matando a su enemigo ancestral, al Hiena. Las engañé y las conduje hasta ellos. Una emboscada letal a la que no sobrevivieron. No sentí pena ni remordimiento. No había lugar a los sentimientos, al dolor o a la pena. Eran ellas o yo y así lo entendían también mis padres y mi tribu. Fui alabado y enardecido por mi osadía e inteligencia.
Ya no habían lágrimas. La respiración era regular pero la voz resonaba seca.
-Pero me engañaba. Poco a poco fui sintiendo el creciente rechazo de mis progenitores, que acabó en un odio abierto y declarado. Supe que para sobrevivir tendría que matarlos tarde o temprano. Si no, me matarían como la serpiente que devora a otra serpiente. Y entonces conocí mi debilidad. Aunque nadie me hubiera visto, había llorado la muerte de mis hermanas a mis manos y ahora lloraba por el odio de mis padres. Ya no tenía casa ni familia y pese a cuanto me había sido inculcado, amaba a mis padres. No podía matarlos por más que ellos me negaran como hijo. Así que huí. Tomé mis cosas y como un ladrón en la noche partí sin volver la mirada y me alisté en la Compañía. Es mi hogar, es mi familia y en ella he encontrado a mi hembra, a mi razón de vivir, de querer respirar una vez más.
Guardó silencio. Un silencio pesado y pastoso.
-Uro fue uno de los Cabezas Cortadas a los que envié a mis hermanas -declaró finalmente, sin fuerzas.
AÑO: 203 DE KHATOVAR.
MES: PIE (PRIMERO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA)
DÍA: 1. Por la noche.
-Es cierto, lo anunciaste-replicó Matagatos, tenso e incómodo con aquello-pero ninguno sabíamos en qué consistía exactamente este maldito ritual. Ni nadie me dijo que habían sufrido el ataque de un espectro en el cementerio, cosa de la que me enteré cuando los muertos se alzaron contra nosotros. Parece ser que dicho fantasma se apropió del ritual-explicó Matagatos. Aquello aún le enfadaba. Si alguien le hubiera informado en su momento de aquel incidente, puede que todo esto se hubiera evitado.
-Creo aún así que que salierais no fue apropiado. Podríais haber aguantado dentro. Pero lo hecho, hecho está. Y... Sí, me han comunicado la muerte de Loor. Es una gran pérdida, y puede que le comunicaran a por quién ir. Como digo, ese condenado espectro era inteligente.
-Si hemos acabado, voy donde el cabo Lengua Negra.
AÑO: 202 DE KHATOVAR.
MES: DEL PIE (Cuarto del año, primero de la primavera)
DÍA: SEGUNDO DEL MES. Al mediodía.
Justo al mediodía, Lengua Negra cruzaba el umbral de la tienda de heridos en compañía de Ponzoña. Dedos, Khadesa y Matagatos seguían allí, hablando entre ellos. Se dirigió directamente al grupo.
-Hola, Ponzoña me ha comentado que habéis encontrado un almacén y que debería inventariarse. ¿Cierto?
AÑO: 202 DE KHATOVAR.
MES: PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA).
DÍA: 01. POCO ANTES DEL ANOCHECER, DESPUÉS DE LA BATALLA DE GALDAN.
Lugar: Tienda de los Heridos.
Frontera llegó a la tienda vistiendo con la ropa tribal de Desastre y su brazo descolocado le daba una extraña forma a sus hombros que le hacía desagradable. De hecho nunca fue guapo pero tampoco horroroso y ahora le daba un aspecto más horrendo al normal que había contribuido a que sus compañeros evadiesen su mirada. No le dio importancia sólo quería que le pusieran bien ese brazo y se dirigió a la tienda y se sentó en uno de los catres vacíos esperando que viniera el médico o los ayudantes. Cuando vio a algunos de estos acercarse les dijo: - A Frontera le duele le duele mucho el brazo, no puede moverlo, no puedo luchar no puede hacer nada con ese brazo. - No sabía si el médico iba a arreglárselo ni siquiera si le estaba mirando o si había venido para él, pero tuvo que decirlo necesitaba recuperarse necesitaba servir otra vez a la Compañía.
Brazo derecho inutilizado (hasta recolocar hombro en su sitio, tirada de Curar Heridas CD 14, que causa 1d6 de daño).
Equipo tomado de Desastre:
Ropa tribal.
Pellejo de agua lleno de 3 litros.
Carne seca en salazón una.
AÑO: 202 DE KHATOVAR.
MES: PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA).
DÍA: 01. POCO ANTES DEL ANOCHECER, DESPUÉS DE LA BATALLA DE GALDAN.
Lugar: Tienda de los Heridos.
Caracabra observó a sus hermanos...
Al ver como Desastre salía saludó a su compañero, sin incoporarse del todo del camastro.
- Saludos, Desastre. Me alegra verte. ¿Empiezas a estar mejor? - preguntó con sincera preocupación.
Caracabra se llevó una falsa impresión, creía que estaba consciente al verlo salir encima de la camilla que el doloroso arrastraba. Pero en verdad sus ojos se mantenían cerrados y su cara ladeaba a un lado mirando al sentido contrario de Caracabra su hermano. Hecho que le indujo a pensar que estaba consciente y de no recibir respuesta alguna de Desastre.
Su respiración era normal y su vendaje supuraba por la sangre derramada o quizás también por aquellas flechas que habían podido infectar el pecho de Desastre. La carne se mantenía abierta por los dos orificios de donde le habían extirpado las dos flechas.
El tigre se encontraba durmiendo en reposo era un milagro que hubiera sobrevivido solo los espíritus podían saberlo, podían concederle el don de la nueva vida. El cuerpo del guerrero era fuerte pero no tanto como sus camaradas los grandes luchadores. El cuerpo de Desastre era diferente se podía decir que sanaba o que tenía un cuerpo muy sano pero eso no lo hacía más fuerte. Ni siquiera era tan fuerte como tendría que serlo para sobresalir o igualar a los grandes guerreros de la Compañía. Pero Desastre había buscado aliados en la gran Sabana, aliados fuertes muy fuertes que representaban a los grandes espíritus que adoraba. Y había sometido a los animales salvajes había demostrado valentía había conducido a las bestias a la lucha y eso había contribuido a hacer de él un gran guerrero, un domador de bestias, un hechicero de animales.
AÑO: 202 DE KHATOVAR.
MES: DEL PIE (Cuarto del año, primero de la primavera)
DÍA: SEGUNDO DEL MES. Al mediodía.
Recibo con una sonrisa a mi primo y le doy un escueto abrazo.
—Me alegro de verte con vida, primo. Dedos ha estado buscando por toda la fortaleza y ha encontrado un alijo de comida. Nuestros cálculos, así a simple vista, estiman que hay para abastacer durante meses a varias decenas de personas. He visto que han incluido allí hierbas que pueden ser útiles en sanación. Y otras que permitirán ahuyentar a los espíritus malignos de la tienda -arrugo la nariz-. Se regocijan en el mal olor, pues esos humores muchas veces son el preludio a la muerte.
Si tienes lo necesario, puedo ayudarte a apuntarlo todo -miro a Matagatos y su expresión -. No es un esfuerzo, hermano, de veras... Estaré sentadita, lo prometo.
AÑO: 202 DE KHATOVAR.
MES: DEL PIE (Cuarto del año, primero de la primavera)
DÍA: SEGUNDO DEL MES. Al mediodía.
-Hola primo, así es-respondió Matagatos, aunque Khadesa no tardó en explicar la situación, ahorrándole el tener que hacerlo él. Una vez su hermana hubo terminado, volvió a hablar él.
-Si no te importa, te estaría muy agradecido. Debemos saber con qué contamos exactamente. Y los chondelorianos no deben saberlo. Y sí, Khadesa, puedes ayudar, pero nada de cargar peso.
AÑO: 202 DE KHATOVAR.
MES: PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA).
DÍA: 01. POCO ANTES DEL ANOCHECER, DESPUÉS DE LA BATALLA DE GALDAN.
Lugar: Tienda de los Heridos.
Matagatos realmente no tenía tiempo para eso, con tantos heridos graves. Examinó rápidamente el brazo de Frontera, llegando a la conclusión lógica: se había dislocado. Había que recolocarlo. Matagatos, quizás por cansancio, quizás por cierto enfado al no tratarse de una cuestión de vida o muerte, lo hizo, aunque con cierta brusquedad.
-Hecho-dijo simplemente.
Motivo: Curar heridas
Tirada: 1d20
Dificultad: 14+
Resultado: 5(+18)=23 (Exito)
Motivo: Daño
Tirada: 1d6
Resultado: 6
AÑO: 202 DE KHATOVAR.
MES: PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA).
DÍA: 04. Mañana.
Gracias al descanso y los cuidados, se encontraba mucho mejor esa mañana. Recordó las palabras de Barril y se levantó tras el desayuno.
Gracias Matagatos, en la batalla demostraste cosas y controlaste tus demonios, y después de la batalla sigues trabajando, Cielo no lo olvidara.
Debo dejar mi sitio para que atendáis a los más graves, y seguro que Barril tiene trabajo para mí.
Y sin más, dejó la tienda. Tenía que confirmar las bajas y preguntar por la caballería.
AÑO: 202 DE KHATOVAR.
MES: DEL PIE (Cuarto del año, primero de la primavera)
DÍA: SEXTO DEL MES. Primera hora de la mañana.
Preocupado llegó a la tienda de los heridos a primera hora y saludó a los convalecientes preocupándose uno por uno por su estado.
-Buenos días. ¿Como te encuentras hoy?
Le preocupaba que su recuperación fuera demasiado lenta y no estuvieran listos para luchar cuando el Triplete intentara recuperar la fortaleza.
Porque es lo que yo haría, además por su lado las defensas son mucho más débiles.
Le preocupaba que en cualquier momento pudieran caer sobre ellos, el Triplete tenía tropas de refresco y ellos todavía estaban recuperándose de la victoria.
Buscó al Cabo Matagatos y se cuadró delante de él. No eran amigos, pero habían compartido varias misiones juntos y esas cosas unían mucho, eran camaradas de armas y en la pelea hablaban el mismo lenguaje.
-Cabo Matagatos, se presenta el soldado Preocupado, Señor. Me preocupa el estado de los heridos y que los efectivos disponibles sean escasos Señor. -Dedos y Lagrimita repartían su tiempo entre los heridos y la misión que les habían asignado, Plumilla estaba todavía gravemente herida y eso reducía mucho la ayuda.- El Cabo Barril me ha concedido permiso para ayudarle durante las mañanas Señor. Se vendar y limpiar heridas, no mucho más, pero puedo ayudarles moviendo heridos o reponiendo agua, lo que usted me ordene, no le haré perder el tiempo Señor, solo quiero ser de ayuda.
Preocupado esperó la respuesta del superior algo nervioso, el Oscuro a veces era impredecible y además su hermana siempre andaba cerca.
Las mujeres siempre dan problemas, siempre dan problemas.
No se quien está en la tienda y quien no por cierto XD.
AÑO: 202 DE KHATOVAR.
MES: DEL PIE (Cuarto del año, primero de la primavera)
DÍA: SEXTO DEL MES. Primera hora de la mañana.
Matagatos se encontraba ocupado, como llevaba desde el final de la batalla, cuando Preocupado se presentó ante él y le dijo aquello. Cuando mencionó su preocupación por que los efectivos eran escasos no supo bien si reír o llorar, pues no era ninguna novedad. Sin embargo, asintió levemente.
-Sea pues. Ocúpate del agua de momento, quiero siempre cubos de agua limpia aquí-dijo, antes de seguir con su labor.
AÑO: 202 DE KHATOVAR.
MES: DEL PIE (Cuarto del año, primero de la primavera)
DÍA: SEXTO DEL MES. Primera hora de la mañana.
Preocupado asintió ante las palabras de Matagatos y asimiló cuales serían sus nuevas tareas.
-¡Si, Señor! Aquí tendrá los cubos de agua siempre limpia Cabo.
Bien, aquella parecía una tarea sencilla, pero no había que relajarse, había muchas cosas que podían salir mal. ¿Que pasaba si todos los heridos querían beber a la vez? Necesitarían mucha agua y quizás hubiera que limpiar heridas también o poner compresas húmedas. Preocupado miró los cubos con preocupación, no parecían suficientes, pero no tenían más así que deberían apañarse con esos.
Será mejor que los tenga siempre llenos todos.
Sin más dilación fue rellenando los cubos de agua que no estaban completos unos con otros para que estuvieran hasta arriba y después cogió los cubos vacíos y salió con la intención de rellenarlos. Si esa era su tarea la realizaría de manera ejemplar y después se quedaría en un rincón por si Matagatos lo necesitaba para algo.
AÑO: 203 DE KHATOVAR.
MES: PIE (PRIMERO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA)
DÍA: 2. Por la noche.
Escucho atentamente cada palabra que sale de sus labios y disfruto del contacto de su mano en mi cuello. El momento es más íntimo incluso que cuando fundimos nuestros cuerpos en uno solo. Pues ahora son nuestras almas las que se desnudan, muestran y entregan al otro. Voluntariamente, sin el aliciente de la pasión que nos impulsa muchas noches a unirnos hasta desfallecer. Siempre buscando más del otro, pero sin hallarlo. Hasta ahora.
Su corazón late contra el mío, apenas separados por telas y piel; músculo y hueso. Al escuchar su nombre lo dibujo en mis labios sin emitir sonido alguno. Haciéndolo mío, tatuándolo en mi alma. El relato me estremece por su crudeza. Tal vez Yamila no haya sido una madre amorosa, pero hubo un tiempo en el que sí se preocupó por mí. Por hacerme heredera de su arte y conocimiento. En Portaestandarte encontré no poco apoyo, igual que en Matagatos. O mis primos. Mi sangre me protegió y cuidó, cada uno a su manera.
Pronto me encuentro sin respiración. Las tiernas caricias se han convertido en una presa de firme acero, mortal. Abro la boca y expelo un jadeo que parece sacarlo del trance. Veo el horror en su mirada y desvío la mía para dejarle cierta intimidad en su arrepentimiento. Mas no sale reproche alguno de mis labios. Me abraza, como si fuera un tesoro que le puede ser arrebatado en cualquier momento; la fragilidad nunca mostrada, ese interior dulce que siempre me ha demostrado tener y que sólo ahora se me muestra. La humedad en mi mejilla le delata. Pero no lloro. Por dolorosos que sean sus recuerdos, su vida, sus vivencias, todo en conjunto ha construido a este hombre formidable que me retiene en sus brazos fuertes, cálidos, amantes y protectores.
Reposo la cabeza en el hueco de su clavícula mientras mis dedos dibujan espirales sin sentido en su pecho. Su última frase me petrifica. Y al tiempo, no puedo sino amarle hasta el último aliento de mi ser. Mi hombre, que pudo haber sido corrompido y, sin embargo, se mantuvo honorable a los suyos y a sí mismo. Que día a día ve en Uro la prueba, el recordatorio viviente de las decisiones que tuvo que tomar en el pasado.
Envuelvo su cuello con mis brazos. Está tenso, como un arco a punto de ser disparado. Deposito suaves besos en su piel, ligeramente perlada por diminutas gotitas de sudor. Paladeo el sabor salado y fuerte de mi hombre.
—Flor de cerezo. Mi madre me llamó así al nacer. Aunque de pequeña todos me llamaban Ojos de Lechuza, porque era pequeña y delgada, todo ojos que miraban fijamente.
AÑO: 202 DE KHATOVAR.
MES: PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA).
DÍA: 01. POCO ANTES DEL ANOCHECER, DESPUÉS DE LA BATALLA DE GALDAN.
Lugar: Tienda de los Heridos.
La batalla ha terminado y es el momento de sanar las múltiples heridas que me aquejan. He sobrevivido de milagro a aquella lucha y me sorprendo gratamente de que mis tripas no consigan salirse de mi abdomen, pues es poco lo que le faltó a los veteranos del Triplete para abrir un enorme portón hacia mis vísceras.
Me acerco a Matagatos y le hablo:
- "Cabo Matagatos. Creo que debería quedarme unos días acá a tus cuidados."
Sostengo algunos cortes con mis manos, con miedo de que si las retiro, a sangre y la vida me abandonarán a través de aquellas heridas. No sé nada de medicina, pero el oscuro ha sacado de la muerte a quienes ya iban por ese camino, sé que se puede confiar en él.
AÑO: 202 DE KHATOVAR.
MES: PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA).
DÍA: 01. POCO ANTES DEL ANOCHECER, DESPUÉS DE LA BATALLA DE GALDAN.
Lugar: Tienda de los Heridos.
Frontera vio acercarse al cabo Matagatos... no tenía el semblante para corresponder a la mirada de ayuda de Frontera pero sin embargo hizo algo mejor llegar hacia él. Miró el brazo rápidamente, - sí ahí me duele, ¡ahhhh!, - contestó para facilitar al cabo su tarea cuando todavía no había terminado de hablar sintió un fuerte tironazo que dejó el hombro en su sitio pero con una mueca de dolor en Frontera.
Ya no se acordaba las noches que había pasado sin poder dormir a causa de ese pinchazo intenso que le impedía cualquier acción o pensamiento. Mucho tuvo que pasar Frontera cuando creía que iba a morir en agonía y ahora tras el dolor llegó la calma y cerró los ojos por primera vez en varios días para poder descansar.