Partida Rol por web

TERRENOS DE HOGWARTS, 10 DE NOVIEMBRE

Tras acomodarme en la hierba, bajo el árbol que se ha convertido en mi pequeño refugio del mundo, desenfundo mi guitarra. Me resulta extraño volver a tenerla entre mis manos, hace más de un mes que no la toco, desde que asesinaron a papá. La observo melancólicamente durante unos segundos, y comienzo a afinar sus cuerdas. Se me había olvidado la facilidad de esta guitarra para perder afinación, papá siempre decía que era casi tan indomable como yo.

Al terminar de afinarla, comienzo a rasgar acordes al azar, para confirmar que todo suena bien, y que aún me acuerdo de cómo debo colocar las manos. Cuando ya siento haber calentado lo suficiente, saco mi pequeña libreta de canciones, y la abro por la página de la canción que comencé a componer el primer día en la sala común de Gryffindor, sin saber que, poco después, su letra cobraría más sentido.

Una vez leído y memorizado el ritmo, empiezo a cantar, y la letra faltante aparece en mi mente de manera natural. Pequeñas lágrimas escapan de mis ojos mientras canto. Después de mantener todas estas emociones durante tanto tiempo, volver a dejarlas volar se siente... liberador, y desolador.

Al terminar la canción, no puedo sino romper a llorar. Papá siempre decía que las mejores canciones nacen de los sentimientos más intensos y, a veces, dolorosos, y que, por eso, nunca debía rehuir de mis emociones, sino utilizarlas para crear algo hermoso. Pero yo... solo me he alejado de la gente a la que quiero desde aquel día, y solo Beckia ha estado presente en mi duelo. 

TERRENOS DE HOGWARTS, 10 DE NOVIEMBRE

Suki ya estaba cansada, llevaba varias horas en la sala común de Slytherin intentando realizar algunos de los deberes que les habían puesto, sin mucho éxito, los más pequeños de su casa no dejaban de molestar y en parte no podía reprochárselo, aquello era un lugar común para todos, pero no le apetecía ir a la soporífera biblioteca, por lo que, viendo que ese día no avanzaría, decidió ir a tomar el aire.

Cuando salió sintió el frescor que ya empezaba a dar paso al invierno y le agradó, ojalá pudiese fumar un cigarrillo, pero ya en alguna ocasión en años anteriores, le habían confiscado los paquetes que intentó introducir y lo había dado por imposible. Y la verdad, en el fondo lo agradecía puesto que a pesar de no ser algo imprescindible para ella, sentía que últimamente se estaba convirtiendo en un vicio, y no lo quería.

La rubia caminó un rato sin rumbo por los terrenos y vio a lo lejos a Dana con su guitarra, hacía tiempo que no hablaban, desde aquel día en el que la directora la solicitó, se había mostrado distante y no había soltado prenda de que era lo que le ocurría por mucho que Suki había intentado comprenderla.

La Slytherin lo pensó unos segundos, estaba molesta con ella y no tenía ganas de volver a discutir, pero era su amiga, y se la veía tan triste… Así que, al final, se acercó a la morena y se apoyó en el árbol bajo el que ella se sentaba sin que se diese cuenta, escuchando la emotiva canción que ella cantaba, terminando por romper a llorar.

Suki se agachó lentamente a su lado y se sentó junto a ella ya sin importar que la viese.

-¿Algún día me contarás que te pasa? – le preguntó mirándola con seriedad.

Hogsmeade - Salón de té de Madame Pudipie - 27 de Octubre.

Megu había tratado de llegar puntual, por lo que salió del colegio con bastante tiempo, a fin de cuentas, no sabía dónde estaba el sitio y no quería ser descortés y llegar tarde.

Al llegar y ver el local se queda unos momentos observándolo, era un lugar que parecía bastante agradable, quizás algo pequeño, pero parecía agradable. Por lo que veía era la primer en llegar lo cual le alivio, asi que se quedo esperando en la puerta.

Hogsmeade - Salón de té de Madame Pudipie - 27 de Octubre.

William llegaba algo retrasado, había habido un percance con un aro del campo de Quidditch, solo pasaban un par de minutos de la hora concertada, pero William odiaba llegar tarde. Cuando casi corria hacia al local vió a Megu esperando junto a la puerta, así que se encaminó hacia tratando de recuperar la respiración.

- Señorita Okada, lamento muchísimo el retraso, un imprevisto que no podía esperar hasta el lunes, pero ya estoy aquí a su completa disposición. - Dice mientras hace una reverencia elegante, como todo un galán. Al levantar la vista, se queda mirando fijamente a los ojos de la joven y le sonríe - Es usted con la primavera, llena mi paisaje de color y de la dulce fragancia de las flores, ¿Entramos? - Dice ofreciendote su brazo.

Abre la puerta y te acompaña dentro, el saloncito es modesto, muy femenino y lleno olores dulces.

TERRENOS DE HOGWARTS, 10 DE NOVIEMBRE

Dana estaba demasiado concentrada en su guitarra y en sus ahora desbordadas emociones, por lo que no se había dado cuenta de que Suki estaba allí a su lado, así que, cuando ésta habló, no pudo sino sobresaltarse. Cuando miró hacia el lugar del que provenía la voz y observó a su amiga allí sentada, su primera reacción fue retirar la mirada hacia el lado contrario mientras se secaba las lágrimas bruscamente con el dorso de la mano.

Por su mente habían empezado a pasar cientos de formas de huir de aquella situación, pero lo cierto era que su amiga había encontrado el momento justo para dificultarle el escape. Había estado desde aquel día evitando la conversación, y también los sentimientos que su amiga le provocaba sin pretenderlo, para qué nos vamos a engañar, y, como consecuencia, con ella se había mostrado especialmente esquiva y distante, pero... ¿qué le iba a decir? Era por todos conocida la dificultad que tenía Dana con las palabras y, sobretodo, con la rubia.

Con la certeza de que no podía salir corriendo, suspiró resignada. Quisiera o no, que no quería en absoluto, tenía que enfrentar la situación y ser honesta. No sabía cómo hacerlo, prácticamente ni había hablado de ello con Beckia, le resultaba demasiado doloroso. Además, cada vez que trataba el tema, la rabia la invadía, y eso le daba miedo, mucho miedo.

- Se me hace raro que El Profeta no lo haya publicado aún, la decencia nunca ha sido una de las características del ese periódico - Dijo amargamente. Lo cierto es que Dana detestaba la forma que tenía el periódico de dar algunas noticias, siempre le había parecido algo sensacionalista, especialmente aquellos reportajes escritos por Rita Skeeter. Tras dejar la guitarra en la hierba, se giró para observar a su amiga, el dolor era más que evidente en sus ojos. No estaba preparada para aquella conversación, quizá nunca lo estuviese, pero continuó hablando. - Supongo que recuerdas la noticia de un asesino fugitivo, ¿no? Pues... - Dirigiendo la mirada al frente, mientras cambiaba de postura para apoyar los brazos sobre sus rodillas y apretaba visiblemente el puño derecho, suspiró de nuevo. - cuando McGonagall me llevó a su despacho... me contó que ese malnacido había asesinado a mi padre.

Tras sus últimas palabras, cerró los ojos fuertemente y apretó la mandíbula. Lo había evitado y ocultado hasta que fue completamente imposible seguir haciéndolo, y ella sabía que el momento de explicar el porqué de su comportamiento tarde o temprano llegaría, pero había estado más concentrada en alargar la llegada del momento, que en prepararse para ello. 

Se maldijo internamente cuando fue incapaz de contener el par de lágrimas que habían empezado a surcar sus mejillas, aunque era verdad que, aunque para un fin algo dudoso, había conseguido desarrollar un mejor control de sus emociones. De esa forma nadie más que Beckia, en los momentos en los que Dana se sentía desbordada, la vería llorar... excepto, en estos momentos, Suki.

EXTREMO NORTE DEL LAGO NEGRO. (Mañana del 2 de octubre)

Aquella mañana Daphne salió apresuradamente del castillo, sin avisar a sus compañeros o profesores de lo que pretendía hacer, dirigiéndose hacia el extremo norte del Lago Negro. Allí esperaba encontrar el último de los ingredientes para completar la poción que ya llevaba prácticamente un mes elaborando, sanguijuelas, cuatro para ser exactos. 

Junto a Suki y Alexander había obtenido semanas antes los elementos más difíciles de adquirir en el callejón Knockturn, la piel de serpiente arbórea africana y el cuerno pulverizado de Bicornio, justo el día en que salieron a realizar los trámites en el Ministerio de Magia y visitaron el Callejón Diagón, desde donde se colaron al callejón Knockturn sin ser vistos mientras el resto se tomaba un helado en la heladería y simulaban ir al baño. Y desde entonces, siguiendo todos y cada uno de los laboriosos pasos para elaborar la complicadísima poción Multijugos, había cocinado los crisopos durante veintiún días antes de preparar la poción, y recogido Descurainia Sophia en los jardines en la luna llena de aquel mes, tal y como en el libro se reflejaba que había que proceder. Tan solo restaba obtener las cuatro sanguijuelas y ya dispondría de todo lo necesario.

Al llegar al borde del lago, la joven Rowle no tardó en introducirse unos pocos metros en el agua, esperando que aquellos malditos bichos se le pegasen a la piel e ir introduciéndolos en el bote que había dispuesto para la ocasión. No tenía prisa alguna puesto que era fin de semana y no había clases por las que preocuparse, y puede que ya llevase allí aproximadamente una hora, acumulando ya tres sanguijuelas en el tarro de cristal, cuando fue consciente que un poco más abajo, cerca de la pequeña isla del Lago Negro, una joven parecía sumida en sus pensamientos y profundamente dolida, con los ojos inundados en lágrimas y enrojecidos. Sin duda estaba pasándolo francamente mal...

Daphne nunca había sido buena empatizando con los demás y consolando en situaciones así, a diferencia de algunas amigas suyas como Suki, pero al reconocer que era la mejor amiga de Suki, Dana Lawrence, se sintió un tanto conmovida y pospuso la búsqueda de la última de las sanguijuelas para ir a ver si había alguna posibilidad de mejorar su estado de ánimo. Tenía claro que si la enviaban a freír espárragos no volvería a meterse en asuntos ajenos, pero no era tan isensible como para no sentir cierta tristeza al verla así y no ofrecerle un mínimo de consuelo.

- Me preguntaba por qué el agua del lago estaría más salada de lo normal hoy y creo que ya encontré la respuesta... -  bromeó Daphne tratando de romper el hielo, siendo consciente de que quizá no era lo más apropiado iniciar así una conversación. Sin embargo, recordó que lo último que ella querría que hiciesen si estaba mal, era que la compadeciesen continuamente y le preguntasen una y otra vez que le ocurría. Si la joven quería hablar aguardaría y hablaría de cualquier cosa que autoridad, y si no, simplemente le dejaría su espacio y regresaría sobre sus pasos. Solo bromeaba, haría falta que todos los alumnos de Hogwarts llorasen durante más de un año para que fuese remarcable un aumento de la salinidad en la zona... - y sin darse cuenta, había vuelto a soltar una estupidez que hasta a ella misma le hizo gracia y no pudo evitar sonreír divertida. ​​​​​​

TERRENOS - TARDE 15 DE SEPTIEMBRE

Ese día como muchos otros me encontraba en un lugar apartado de los terrenos donde buscaba estar solo mientras tocaba la guitarra, era de las cosas que mas vergüenza me daba y no quería que me escuchara nadie. Pero irónicamente se había empezado a esparcir un pequeño rumor de que iba ahí para tocar por lo que algunas personas ya lo sabían, pero mientras yo no fuera una de esas personas no pasaba nada.

Me encontraba sentado en el césped concentrado tocando una de mis canciones favoritas, sería imposible para mi percatarme si alguien se acercara como prácticamente siempre que estaba haciendo una de mis dos aficiones, dibujando al menos miraba el paisaje pero con la guitarra ni siquiera eso. Mi mirada bailaba entra el instrumento y la partitura a un lado.

Hogsmeade - Salón de té de Madame Pudipie - 27 de Octubre.

Al ver llegar a William niega y dice:

No es problema… yo he llegado un poco pronto, no quería perderme y me he apresurado.

Cuando entraron se dejo guiar, sin embargo, ella no tomo el brazo de William, era algo normal en su cultura él no tomar a la ligera el brazo de nadie porque prácticamente lo hizo sin darse cuenta, al abrirse la puerta vio aquel lugar, realmente era bastante bonito, al entrar aspira profundamente para percibir los olores, con una gran sonrisa dice:

Vaya… que sitio más bonito y huele súper bien…

Decía mientras lo observaba todo. Aquel lugar no lo conocía, había oído hablar de el a los alumnos pero no lo conocía, miraba todo como una niña pequeña mientras decía:

Es un lugar muy bonito

EXTREMO NORTE DEL LAGO NEGRO, DOS DE OCTUBRE

Apenas había pasado una semana desde que recibiese la terrible noticia, y Dana, a pesar de sus esfuerzos, no era capaz de centrarse, se sentía como si hubiese perdido las riendas de su propia vida y se limitase a existir día tras día, intentando, al menos, no llamar excesivamente la atención de compañeros y profesores. Por esto, había instalado un gesto estándar en su rostro, evitando, así, preguntas incómodas, y había comenzado a rehuir de todos y cada uno de sus amigos. 

Aquella mañana, como ya casi era costumbre, había decidido pasarla en soledad en el lago. El lugar, y su silencio, le aportaban toda la calma que, en esos momentos, era capaz de encontrar... y soportar. Allí podía aislarse de la gente y de emociones no deseadas e innecesarias, pero, a la vez, recibía los suficientes estímulos como para no poder encerrarse totalmente en su mente.

Después de haber desayunado lo poco que su estómago le había permitido, y de un corto paso por la biblioteca para encontrar el libro que necesitaba, emprendió camino hacia el lago para, después, establecerse lo más cómodamente posible. A pesar de haber pasado la última semana, prácticamente, como un alma en pena, Dana no olvidaba sus obligaciones como estudiante, y, mucho menos, sus metas de futuro, así que, se dispuso a estudiar el libro de encantamientos que había sacado de la biblioteca, para así poder cumplir con la tarea extra que la profesora Okada había enviado para la próxima clase.

Tras numerosos intentos completamente fallidos, se dio por vencida y dejó la varita abandonada en el suelo. La frustración y la impotencia la habían invadido totalmente, e, internamente, la palabra "inútil" no paraba de resonar. Abrazó sus piernas y apoyó la cabeza sobre sus rodillas para, sin saber muy bien cómo, comenzar a llorar. Se sentía exactamente igual que aquella niña asustada, incapaz de coger su varita tras lo vivido en la guerra. El motivo y la situación eran completamente estúpidos, y Dana lo sabía, pero su tolerancia a la frustración estaba bajo mínimos y, en esos momentos, cualquier pequeña cosa podía hacerla estallar. 

Tras varios minutos de llanto y reproches internos, escuchó una voz que reconoció como la de Daphne Rowle. No le hacía gracia, en absoluto, haber sido encontrada en ese estado, y menos teniendo en cuenta lo ridículo de la situación, pero el comentario de la Slytherin no solo la hizo sonreír de manera inevitable, sino que, de un momento a otro, empezó a reír. Sabía que era posible que Rowle se quedase, cuanto menos, extrañada ante sus bruscos cambios de humor, de hecho, ni ella misma era capaz de encontrar un motivo coherente que explicase su comportamiento. 

Esperó a que sus emociones se estabilizasen de nuevo mientras se limpiaba los restos de lágrimas con el puño de la camisa y, solo entonces, estableció contacto visual con Daphne. - Vaya Rowle, ignoraba que tuvieses un talento innato para la biología. O para las matemáticas... - Aunque estaba más que claro que no estaba en su momento más lúcido, Dana se esforzó por mostrar una pequeña sonrisa, y continuó hablando. - Venga, ahora es cuando me chantajeas con contar por todo el colegio que vengo al lago a llorar si no accedo a hacerte los deberes durante lo que queda de curso. - Tras unos segundos de pausa, la Gryffindor continuó bromeando torpemente. - Bueno, ya que interrumpes mi momento íntimo, al menos, siéntate. Prometo no morder. - A no ser que me lo pidas, pensó. De haber sido otra persona con quien la irlandesa tuviese más confianza, habría dicho la coletilla en alto, pero lo último que quería era incomodar a la chica, y, ciertamente, tampoco era el momento más indicado.

TERRENOS DE HOGWARTS, 10 DE NOVIEMBRE

Suki escuchó las palabras de su amiga y poco a poco fue comprendiendo la razón de su comportamiento para con el resto durante aquellas semanas, estaba pasando por un momento doloroso en su vida, tan doloroso como lo fue la pérdida de su madre o quizás aún peor, puesto que ahora ya no tenía a ninguno de los dos.

Sin pensarlo un segundo, Suki abrazó a Dana con fuerza, transmitiéndole su cariño, no era persona de mostrar sus sentimientos, eso era cierto, pero sabía que la gryffindor la necesitaba y ahí estaría como la amiga leal que era. Suki frotó la espalda de su amiga con su mano en señal de cariño.

-¿Por qué no me lo dijiste antes Dana? ¿Has estado pasando esto tu sola todo este tiempo? – dijo se parándose un poco de ella y mirándola a los ojos con seriedad. – Pensaba que sabías que podías contar conmigo. No te equivoques, no estoy molesta contigo, pero no tienes por qué estar sola ¿me entiendes? No puedo ni imaginar el dolor que sientes, pero si puedo ayudarte a sobrellevarlo mejor. No soy una arpía insensible como muchos piensan.

TERRENOS - TARDE 15 DE SEPTIEMBRE

Había estado buscándolo en la biblioteca, en el comedor, por los pasillos, y nada, hasta que interceptó a aquellas cotillas de 3º de la casa de las águilas.

-Bonitas, ¿habéis visto al chico nuevo? Si, el francés, como se llama… uf como pude olvidarlo... ¡Ah sí! ¿Aidin? ¿Aidan? Aiden, eso eso, ¿sabéis por donde anda?

Las niñas, que no la tenían en muy alta estima desde que inició su relación con Marcus, por el que muchas de edades inferiores suspiraban y con razón, la miraron de aquella forma acusadora, seguramente pensando que había escogido al nuevo como su futura conquista, y de mala gana le informaron de que estaba en los terrenos. Suki se lo agradeció con una fingida sonrisa de amabilidad y acariciando la cabeza de la más bajita.

-Gracias… peques.

Así la Slytherin llegó a los terrenos y localizó a Aiden, había prometido a Lauren que hablaría con él, su amiga estaba preocupada, y si había alguien a quien Suki quería con locura en ese castillo, esa era Lauren, y verla mal no le agradaba en absoluto.

La modelo se mostraba preocupada y triste, viendo que el chico, al parecer primo de su ex novio, la rehuía, y Suki pensaba aclarar aquello, si es que tenía algún problema con su amiga o simplemente era demasiado tímido.

Cuando llegó a donde se encontraba, sin más y con aquel desparpajo que la caracterizaba, la rubia se sentó delante de él a modo de indio, cruzando sus piernas ante ella. Suki sacó una bolsita del interior del bolsillo de sus vaqueros, era regaliz, cogió uno y tendió la bolsa a Aiden quien acababa de terminar de interpretar una bonita canción con su guitarra, bastante bien, tuvo que reconocer. Había escuchado a Dana muchas veces tocar la guitarra, y comenzaba a saber cuando alguien era bueno en aquello.

-¿Quieres? Tocas bien… - le dijo mientras comía.

TERRENOS DE HOGWARTS, 10 DE NOVIEMBRE

Lo cierto era que Dana se sentía mal, sabía que debería haber confiado en sus amigos y expresado lo que sentía, pero no había encontrado la manera de hacerlo sin sentir que se rompía por dentro. Y la situación se volvía más complicado con Suki, quien, además, le provocaba otros sentimientos.

Cuando la rubia la abrazó, la primera reacción de Dana fue removerse ligeramente incómoda, no porque no apreciase el afecto de la Slytherin, sino porque, como siempre, se había visto invadida por los nervios. Después, correspondió el abrazo, y se permitió disfrutar de las caricias de su amiga.

Las palabras que Suki le había dicho mientras clavaba su mirada severamente en los ojos de la Gryffindor le habían dolido. Dana la conocía, y sabía que aquellas personas que hablaban mal de la rubia sin siquiera molestarse en conocerla, no hacían otra cosa que guiarse por sus prejuicios.

- N-no, lo sé. Es decir, sé que no eres una arpía. Las arpías son seres horrendos, y tú eres muy gua- y tienes sentimient- Torpemente, casi balbuceando, Dana intentó expresarle a Suki que ella sabía quién era, y que confiaba en ella, dando lugar a una escena verdaderamente cómica. Suspiró, frustrada, e intentó elaborar su mensaje más pausadamente, sin dejarse llevar por sus impulsos. - La gente piensa y dice muchas cosas, pero ellos no saben lo que yo. Si lo supieran, quizá también sentirían lo que yo. - Cuando se dio cuenta de que había dicho en alto lo que se suponía que debía ser un pensamiento interno, intentó, inútilmente, que Suki no se diese cuenta de a lo que se refería. - O sea, que serían tus amigos. Como yo, que soy tu amiga. Sí, eso. Somos amigas... ¿verdad? - ¿Y esa gilipollez? Se reprochó a sí misma. - Yo... confío en ti, en verdad lo hago, pero no me sentía preparada. Son muchos... sentimientos con los que lidiar. - Dijo, no solo refiriéndose a las emociones que le causaba tener que hablar del asesinato de su padre, sino de la, cada vez mayor, dificultad que encontraba para ocultar sus sentimientos por ella. Si es que era realmente capaz de ocultarlos, claro. 

EXTREMO NORTE DEL LAGO NEGRO, DOS DE OCTUBRE

Por alguna extraña razón que no llegaba a comprender, Dana había respondido bien a sus torpes comentarios para romper el hielo, que había lanzado en tono bromista, viéndose interpelada por la Gryffindor con otro comentario de la misma índole. Daphne era muy dada a seguir siempre el juego, y viendo su sonrisa y la propuesta de chantaje que le había lanzado, fingió que meditaba el asunto a la vez que depositaba su mano izquierda en la barbilla pensativa y agitaba levemente su varita con la diestra.

- Mmm, no había reparado en eso... - siguió su pantomima con una leve sonrisa malvada - La verdad es que sería interesante lo que planteas, de no ser porque soy mejor que tú haciendo deberes, y mis notas se verían afectadas negativamente... pero algo podría obtener de tí por mantener tu secreto... Lo meditaré...  - Se percibía el tono cada vez más distendido, divertido y perspicaz, y que realmente Daphne seguía bromeando con todo aquello, pero por si acaso pudiese ser malinterpretado, no tardó en aclararlo. Tranquila, su secreto está a salvo conmigo, joven Lawrence. Alegre esa cara.

Aceptó con agrado su propuesta de sentarse a su lado, apoyando su espalda en el enorme tronco del sauce que allí había, no tardando en darse cuenta de que Dana tenía el Libro reglamentario de hechizos de Bathilda Bagshot.

- ¿Puedo? - y casi sin esperar respuesta, Daphne ya había tomado el ejemplar entre sus manos y estaba echando un vistazo a las páginas que tenía marcadas su compañera, y que intuía serían del hechizo* que habría estado practicando recientemente. Ya veo, practicando hechizos avanzados. ¿Cuál estás intentando aprender? ¿Éste de aquí? -  Enunció señalando uno de una pagina en concreto, aguardando una respuesta por su parte y el motivo por el que estaba interesada en aprender ese hechizo en concreto. A Daphne le encantaba practicar la magia, fuese el hechizo que fuese, y quizá haciéndolo juntas pudiesen abstraerse de sus preocupaciones y pasar un buen rato. Si te parece bien, podríamos practicar juntas. Aunque aún necesito capturar una sanguijuela más... Después me echas un cable, para que no revele tu secreto, llorona. - y por primera vez, rió ampliamente ante su comentario mordaz.

Sin previo aviso, Daphne se levantó tras haber leído al detalle las palabras y ejecución del hechizo, y tal y como allí venía indicado, realizó los respectivos aleteos a la vez que susurraba. 

- Caput Bullae! - y asombrosamente, la joven logró a la primera ejecutar perfectamente aquel conjuro, logrando  una burbuja protectora con la cual podris sumergirse. Wow! ¿Con esto podría respirar debajo del agua? Fascinante...

Ulfric tomó su maletín de viaje, de su cuarto. Estaba contento de que en las vacaciones, pudiera ir a su mansión familiar. La verdad, tenía ganas de pasar un tiempo allí. Así que activó la red Flu de su despacho y se dirigió a ella. 

Castillo de los von Hoggen, Alemania

Y el fuego se puso en disposición de llevarlo allí. Y entro en el. Apareció en el gran salón de la familia, donde estaban los grandes retratos de la familia. Se acerco a uno de ellos, más apartado, en una zona lateral, donde aparecía su difunto padre, y a su lado, su propio retrato. De pronto, un saludo serio le sorprendió:

-Señor, bienvenido a casa. Su cuarto está preparado, y su Exila está contenta de esperarle. Su primo le recibirá en la biblioteca en 20 minutos. -El mayordomo le recibía tan protocolariamente como siempre, por lo que Ulfric le saludó de igual modo, y se fue hacia su ala del castillo. 

A los 20 minutos, tras cambiarse y vestirse con las túnicas de gala de la familia, se acercó a la Biblioteca. Allí, celebró el reencuentro con su primo. Charlaron algunas horas de la situación política, de la familia y de su nuevo trabajo en Hogwarts, mientras saboreaban unos licores de elfo de 200 años. 

Estuvo allí un par de días, mientras paseaba por los jardines, la biblioteca, y charlaba con su primo. Tenían una buena amistad, pero él no aprobaba que fuera profesor, al venir de la nobleza más grande de Alemania. Prefería que siguiera investigando sobre las runas y aquel miesterio en el que había conocido al señor Rusev Boronov. 

Al cabo de ese par de días, cogió a Exila y la llevó al castillo de Hogwarts, donde llamó a su compañero Boronov, para dejarla en el lugar que tenían preparado. Allí la visitaba a la pequeña esfinge todos los días desde ese momento. 

TERRENOS DE HOGWARTS, 10 DE NOVIEMBRE

Por primera vez en su vida, Suki se quedó callada. Ni comentarios sarcásticos ni cambios de tema. Nada.

¿Dana realmente sentía algo por ella? ¿era eso lo que estaba intentando “decirle”? No, no, seguro solo era atracción sin más, nada más profundo o romántico, no podía ser… Seguro la había entendido mal, claro eso era, o eso quería creer ella. Solo la quería mucho porque era su amiga.

Tras los minutos de silencio que pudieron parecer eternos, Suki entrecerró los ojos y asintió con una pequeña sonrisa para hablar por fin.

-Ya vale Dana, o conseguirás que me sonroje, además…, se supone que hablábamos de ti.

TERRENOS - TARDE 15 DE SEPTIEMBRE

Al terminar de tocar la canción sonreía feliz por el resultado, realmente me sentía satisfecho con el resultado aunque se podía mejorar aún, siempre debía esforzarme en tocar mejor pero sin agobiarme lo importante era disfrutar en el proceso. Al levantar la mirada y una bolsa de regaliz en mi cara no pude evitar sobresaltarme, sin que me diera cuenta alguien se había sentado enfrente mía, de hecho la conocía, estaba en clases conmigo.

- Si, gracias... -dije antes de tomar una regaliz poniéndome un poco rojo por su cumplido- ¿Suki, verdad? Estamos en clases juntos... pero... eh... ¿cuanto tiempo llevas escuchándome? No suelo tener... bueno... gente mientras toco. Disfruto tocando a solas -entonces caí en la cuenta de algo que me hizo ponerme mucho mucho mas nervioso- ¿E-e-e-eres... a-a-a-miga de... La-la-lauren?

Hogsmeade - Salón de té de Madame Pudipie - 27 de Octubre.

William no se ofendió cuando su brazo fue ignorado, pensando positivamente, cree a Megu encandilada por el lugar. Se adentra tras ella y, al llegar a mesa con mas luz, junto a la ventana, retira la silla para ayudar a Megu a acomodarse. Finalmente se sienta frente a ella, contento de tener tan maravillosa vista bañada por la suave luz invernal.

Madame aparece rápidamente con su carta de tés, no recordaba que hubiera tantas variedades, algunas seguramente serían nuevas:

Té Verde: Primavera, Japonés Gyokuro, Perla de dragón, Mil Flores, Tibet, Kukicha, Aladino

Té Rojo: Ying Yang, Cuerpo del Deseo, Pu-er Yunnan, Frutos del bosque, Paraíso

Té Negro: Nepal Mallow, Egipcio, Pakistán, Delicia de Invierno, Ceylan Pekoe, Lady Grey, Atardecer, Navidad.

Té Blanco: Agujas de Plata, Pai-Mu Tan, Jengibre, Flores de Granada, China Mao Feng

Té Rooibos: Dr. Livestong, Chai Massai, Otoño, Honeybush, Naranja y azahar.

- Vaya - digo mostrando la carta a Megu - Espero que tu entiendas más que yo de tés, porque acabo de descubrir un mundo nuevo, normalmente no salgo del Breakfast o el Earl grey. - Dije algo abrumado con los nombres. Pánico tenía de abrir la carta de los dulces...

TERRENOS DE HOGWARTS, 10 DE NOVIEMBRE

Dana estaba extrañada, era la primera vez que Suki no aprovechaba sus descuidos para burlarse de ella. Quizá había hecho que su amiga se sintiese incómoda, pero necesitaba decirle lo que pensaba. Claro que... no se lo estaba diciendo todo. Cuando se giró hacia su amiga, y la vio sonreír, sintió que se le olvidaba cómo respirar.

- Estarás preciosa de todas formas... 

Ignorando la voz de su razón, que le gritaba una y otra vez que parase aquello, se acercó a la Slytherin y colocó una mano en su mejilla. Se sentía hipnotizada por aquella mirada. Sin ser consciente de lo que estaba haciendo, siguiendo únicamente sus instintos, fue juntando sus labios con los de la rubia mientras cerraba los ojos. Cuando rozó los suaves labios de Suki, pensó que estaba en uno de sus mejores sueños.

Cuando el beso terminó, y se separó de ella, la realidad la golpeó. No podía creer lo que acababa de hacer, ¿cómo había podido besarla? ¿En qué estaba pensando? Bueno, la respuesta era fácil. Por una vez, no estaba pensando en nada.

- Y-y-yo y-yo, lo sien...to. Yo no... yo no... t-tengo que irme. 

La había cagado, la había cagado mucho. Estaba segura de ello, así que tomó la decisión de huir. Frenéticamente, agarró su guitarra y la funda de esta, y salió corriendo de allí, sin darse cuenta de que había dejado olvidado el cuaderno donde escribía sus canciones.

EXTREMO NORTE DEL LAGO NEGRO, 11 DE OCTUBRE*

Si bien Dana nunca había tenido una relación realmente cercana con Rowle, en aquellos momentos estaba disfrutando enormemente de su compañía. No solo no le estaba haciendo preguntas incómodas, ni, en ningún momento, la había mirado con pena, sino que sus bromas habían sido capaces de hacerla reír.

- Alguien ha debido echarme Felix Felicis en el zumo esta mañana, parece que estoy en mi día de suerte. - Dijo haciendo referencia al hecho de que la Slytherin había asegurado guardarle el secreto.

Casi sintió vergüenza, aunque sabía que no tenía un motivo, cuando Daphne se dio cuenta de lo que, inicialmente, había ido a hacer allí. A pesar de sus numerosos intentos, no había logrado conseguir realizar el hechizo de manera fructífera, y, conociendo el talento natural de Daphne, ella lo conseguiría en cuanto se lo propusiese.

- Sí. - Respondió. - Intentaba aprenderlo para realizar la tarea extra que nos puso Okada para Encantamientos, pero... bueno, no lo consigo de ninguna forma. - Se notaba la decepción en su voz. Dana no estaba acostumbrada a fracasar cuando se proponía algo y, en aquellos momentos, no podía evitar frustrarse aún más. Sin embargo, la oferta de su compañera hizo que dejase aparcada esa amarga sensación de fracaso, llegando, incluso, a sacarle una sonrisa. - Trato hecho, pero... solo espero que no pienses usarme como cebo. - Entonces, se quedó pensativa. - A todo esto, ¿para qué necesitas las sanguijuelas?

Cuando la Slytherin intentó, y consiguió realizar el encantamiento correctamente, Dana, simplemente, se quedó maravillada. Rápidamente, se puso en pie e intentó imitar a Daphne, pero fue incapaz. Estaba haciendo algo mal, pero no llegaba a entender qué era. Tras un gruñido exasperado, dejó su orgullo de lado, no le quedaba otra que pedir ayuda.

- ¿En qué estoy fallando? A este paso, acabo lanzando la varita al lago... 

TERRENOS - TARDE 15 DE SEPTIEMBRE

Suki asentía a la vez que terminaba de comer su varita de regaliz. Una vez hubo terminado guardó la bolsa con lo que quedaba de ella de nuevo en su bolsillo y se inclinó un poco hacia delante para hablar con Aiden, pero qué mono, se había puesto rojo.

-Llevo aquí… lo suficiente – respondió a su pregunta con una pequeña sonrisa, - y sí, soy amiga de Lauren.

Suki calló unos segundos a posta, para dar dramatismo a la escena, mirando a Aiden fijamente.

-Mira Aiden…, entiendo que no me conoces de nada, más allá de lo que te hayan podido contar de mi, pero debes saber, que si hay algo que me mueve en esta vida son mis amigos. Y… Lauren es mi mejor amiga, por lo que, comprenderás, que verla triste es algo que me cabrea mucho, mucho…. Peeeero tranquilo, - dijo alzando las manos con las palmas hacia delante, - vengo en son de paz…, esta vez… al menos… - le sonríe. – Solo quiero una cosa, y es saber por qué la evitas constantemente, - la expresión de Suki se transformó en preocupación y su tono de voz bajó, - lo está pasando mal…, no pareces mal chico Aiden, supongo que sabes que ella no tuvo la culpa de lo que pasó… pero si la conoces lo suficiente, también sabrás que se culpa constantemente y está sufriendo de pensar que la juzgas así.