Partida Rol por web

Me dejo abrazar por mi Madrina y apoyo mi rostro en su pecho igual que cuando era pequeña. 

—No, la señal la enviamos con Linus para que se lleven a los chicos y el inferno pueda ser controlado. En sí fue un acto de bondad por parte de mi novio—respondo al mirar sus ojos—, lo entiendo Madri, sólo que han exagerado un poco nuestros compañeros e imagino que se debe a tener un poquito el orgullo herido. Nada más. 

Tras aquella aclaración decido comentar sobre lo dicho por el Padre de Lauren. 

—Nada extraño, luego de no tener la petrificación con mi novio encontramos una piedra que te revela el pasado, presente y futuro. Pero también te ofrece la posibilidad de coger una llave, lo cual elegí el futuro y me ha dado esto—le muestro el cubo—No sé que función tiene. 

Lo que te mostró Anne fue un cubilete idéntico a un dado, pero la diferencia estaba en sus grandes -o poco convencionales- dimensiones.

Ocupaba ambas manos. Tenía un brillo singular que parecían como nebulosas moviéndose y una enumeración labrada en tonos oro -desde el 1 hasta el 6-.

A simple vista no significaba nada. Pero alguna función debería ofrecer. Encontrarla era ahora vuestro deber.

Ennarcó una ceja al comprobar tu gran intención para vocalizar sin hablar -con un éxito un tanto excaso a ojos de la nigromante-. De hecho, se podría decir que casi le impactó eso más que el propio broche, y no sólo por la expresión extraña de Sándor, sino porque al parecer no se habían entendido ni si quiera en esa especie de “misión conjunta” que la vidente había intentado proponer.

Circe negó con la cabeza sutilmente, sin llegar ni a despeinarse. Ya que no la entendiste.

Sin embargo, con la terrible elegancia que le caracterizaba volvió a elevar la ceja, para dejar claro que lo que diría sería todo falso, siguiendo la intención de juego que estaban elaborando.

-¿Cómo que se va, Buzánszky?- expresó engañando y dejándotelo claro con la enorme expresividad facial que ahora derrochaba falsedad –una cosa es que quiera ver el broche y otra que me lo dé, cargándome el problema de usted- posó ambas manos sobre el busto de plata –mire, su magia es demasiado potente para mí. Así que sí, lo mejor será que se vaya, pero con él. Y le rogaría que no volviese a molestarme–seguidamente susurró unas palabras cerrando los ojos.

Y, tras unos segundos así volvió a mirarte recobrando su tonalidad neutral en todos los ámbitos (tanto de voz como de cara, volviendo a bajar la ceja a su estado natural) –ahora mismo no nos oirán - su voz era pausada- he podido incorporar dentro a una...distracción. Así que deberá escucharme atentamente para actuar rápido Sándor, o si no, sencillamente notarán el truco- comentó extendiendo de nuevo la mano dejándote que lo cogieses -Mi plan no es exponerse ahora. Sería demasiado arriesgado, pues ¿cuántos podrían acudir? ¿2, 5, 17?- preguntó sin necesitar una respuesta - Mire, me enteré de que hay en el colegio una especialista en envenenamientos. Creo que debería ir a verla y pedirle un fuerte veneno con el que poder envolver el broche y sus alrededores. Así tendremos más opciones. -le comentó sabiendo que la última decisión no estaría en su mano -Cuando lo tenga vaya a verme, yo misma quitaré el hechizo y lo dejaremos en mitad del bosque para que le busquen. Allí ya sí que atacaremos con más facilidad. Aunque claro, siempre y cuando haya hecho efecto el veneno- sentenció inalterable. No pensaba exponerse a una manada así sin más. Debía tener más posibilidades de ganar, pues para ella, aquello no era ni su batalla ni el motivo de haber viajado hasta tierras inglesas.

Miré con curiosidad el objeto que me mostraba Annelie, examinándolo con interés. -Hm, que curioso.- Finalmente, sin embargo, mostré sólo una pequeña sonrisa traviesa a mi ahijada. -Pero es tu reto, mi niña, no el mío. Tienes que descifrarlo por ti misma. Te aconsejaría, quizás...- Pensé unos momentos. -Quizás podrías consultar al profesor Von Hoggen. Él trata con objetos mágicos ancestrales la mayor parte del tiempo, y creo que ésto caería en la categoría de sus conocimientos.-

Luego ahogué una risita. -Otra idea es que simplemente lo eches a rodar. Quizás algo suceda dependiendo del número en que caiga. Aunque en ese caso te recomiendo que no lo hagas estando sola, pues quizás el efecto que tenga al rodarlo sea peligroso, ya sea invocando criaturas o enviando algún hechizo contra ti, como una petrificación.-

¡Por fin se entendían con claridad! Sándor asintió y explicó brevemente lo que había tenido en mente.

- Estoy de acuerdo con usted. De hecho, había pensado en la trampa pero no para hoy: tengo a un cebo perfecto, a un hombre, pero está muy lejos de aquí. 

Pero ya que estamos usted y yo aquí, y ellos, habrá que aprovechar la oportunidad. Dígame: ¿en que veneno está pensando? Mientras busco el veneno, podría usted mientras buscar refuerzos. 

Una vez aclarada la manera de proceder, marchó enseguida ladera arriba y entró en el colegio. Supuso que la especialista en venenos sería la profesora de pociones, así que la visitó inmediatamente a su despacho.

Es lindo ver sonreír a mi madrina y ese gesto de complicidad hace que yo también esté contenta. Por esa razón desvío la mirada hacia el cubo mientras ofrece algunas sugerencia, aunque la verdad de todo esto es que el reto es mío y debo encontrar la forma de revelar sus pequeños secretos. 

—Lo sé—digo divertida—,ahora que se han ido todos podemos probar lo de echarlo a rodar. Igual que una función convencional del dado, seguramente según caiga en qué número tendrá un efecto y prefiero hacerlo contigo Madrina que con Linus es capaz de explotar esto. 

Confieso sincera a sabiendas de que conozco demasiado a mi novio y sé de lo que es capaz. Prefiero compartir esto con ella por su capacidad y paciencia. Es muy sabia mi Madrina. 

—Bueno, vamos a rodarlo—respondo. 

Ya en cuclillas lanzo el dado como si fuera igual a cualquier otro con las dos manos, esperando el resultado mientras sé que Agatha evitará que nos vean. 

von Hoggen saluda al auror Potter, con amabilidad dándole recuerdos para su amiga Granger, y luego, vuelve a charlar en privado con el primero de los alumnos, Altair Black, mientras encabeza la marcha. 

El subdirector, aunque no lo deja trascender, está confuso con los comentarios de Linus Avery y Randall Lestrange, y aún se siente avergonzado por la situación vivida con el monje que hechizaba en sánscrito que había creído vivir antes. 

- Señor Black, me parece que usted tiene dos virtudes muy sobresalientes, el honor y la valentía. Tiene honor al querer proteger a su familia, y hasta vengarla, y valentía para enfrentarse a fuerzas quizás más poderosas de lo que entiende, pero sabiendo que la justicia está de su lado, no le importa y se enfrenta a ello. 

Bien, veamos. En primer lugar, agradezco además su franqueza al hablar sobre Linus. Me parece que ha sido usted sincero. De todos modos, matar a alguien no suele ser solución, y hay modos diferentes de parar a alguien que está haciendo el mal. Por otro lado, hay magos muy poderosos, más que yo, y no todos mortífagos. Podría enseñarle cosas, eso si. Y ayudarle, si veo que la causa es justa y se va a resolver justamente. 

Por cierto, si con el profesor de duelos se refiere al profesor Boronov, debe saber que es un íntimo amigo mío. - Antes de que pueda haber una reacción, dice rápidamente- Somos amigos a despecho de su pasado. Nos interesa la Historia de la Magia y las antigüedades mágicas, las runas... y hemos trabajado juntos en ello, pese a sus simpatías e inclinaciones por esa magia algo más oscura. No lo defenderé si hace el mal, pero diría que ahora es simplemente más bruto de lo que correspondería. 

Profesor, no le voy a pedir que vaya en contra de sus creencias, pero necesito volverme más fuerte y pronto, así que por favor dígame, si no es Usted. ¿A quien debo acudir?

Y por favor no me diga que al señor Boronov, no confío en él y no creo que lo haga, su reacción cuando buscábamos pistas sobre el asesino de mi hermano fue muy reveladora, la de él y la del cobarde de Ollivander.

Esos mortífagos mataron a un brillante medimago, Tyler sólo quería ayudar a la gente y nunca le hizondaño a nadie, deben pagar. - digo mientras tiemblo de rabia.

Para empezar: Circe era una mujer lista, y supo en todo momento que Sándor pasó de plantearse la baja capacidad de la adivina, a tratarla bien simplemente por el hecho de necesitarla en aquellos instantes, (el dilema muggle en general). Y, todo esto la vidente lo pudo captar, no lo dejó pasar. De forma que, pese a su apariencia fría e inalterable, sería absurdo creer que no le afectó en su posterior conversación.

-¿A un cebo perfecto? ¿Acaso pretende exponer a alguien hacia la propia y posible muerte?- inquirió Circe infiriendo que aquel hombre que tenía delante no era un verdadero protector de la gente. De hecho, se quedó momentáneamente un tanto pensativa al imaginar que podrías hacerle algún mal a otro ser humano por el más puro y arcano interés: el tuyo.

-Las pociones y venenos no son mi verdadero fuerte como comprenderá, señor Buzánszky- afirmó tras tu pregunta todavía en voz baja, pero decidida –aunque puede que una poción cristoforiana o simplemente veneno de acromántula pueda valer para lo que quiere- sí, efectivamente, lo comentó en singular (en especial tras haber escuchado lo del “cebo”). Pues no se olvidaba la nigromante de que a ella no debía meterla en asuntos excesivamente turbios. Ya que, era trabajo de Sándor, no el suyo.

-Búsquela en San Mungo- refirió sin echar cuentas de los refuerzos que Sándor le había pedido pues, sin ir más lejos, ella tenía su propia misión: la de defender a sus criaturas y salvaguardarlas. Circe no era una marioneta a manos de un asesor.

Anne lanzó el dado con delicadeza –tal y como le había sugerido su adorada madrina, Agatha-. Sin embargo, no hizo nada excesivamente diferente, ya que rodó, similar a uno más pequeño.

Aunque un aspecto destacable fue que sus nebulosas interiores no dejaron de moverse en ningún momento.

A Buzánszky le sorprendió aquella reacción de Circe. Cómo siempre, fueron sus palabras y no su gesto las que expresaron su sentir.

- No sé en qué está pensando Circe pero no soy el Señor Oscuro. Los únicos que estarán en peligro serán quienes piquen el anzuelo y, en el peor de los casos seríamos yo y mis compañeros quienes podríamos estar en peligro.

- Por otro lado, entiendo que su plan del veneno es dejar que toquen el broche y entonces debilitarles... ¿no?

Cuando le mencionó San Mungo, Buzánszky se temió lo peor. ¿Le estaba mandando a Corina Ferreira? ¿La mujer a la que pretendía capturar? ¿Le estaban tendiendo una trampa?

Tras dejar a Circe, fue primero al despacho de su departamento en Howarts y escribió a Bredan Ritcher y Robert Diggory, indicándoles donde estaría y emplazándoles a encontrarse en la cabaña de Hagrid en media hora.

Entonces fue a la red flu y marchó a San Mungo.

- Efectivamente, señor Black, yo no persigo la venganza por la venganza, y considero que eso nos llevará a problemas. Sin embargo, si deseo la justicia, por lo que si en algún momento quiere explicarme toda la historia, podría enseñarle algunas cosas. Hay que ser cuidadoso en a quien acudir, puesto que no todo el mundo comprende la pérdida de un familiar. - Indica, con una mirada algo triste. 

Por otro lado, no se preocupe, en ningún caso le diré nada al profesor Boronov, lo que usted me ha dicho queda entre nosotros, no se preocupe. 

Cada uno fuisteis a vuestro ritmo, aunque siempre con un auror cerca, pues el propio Harry Potter se encargó de controlar que llegarais sin mayor incidencia.

Por su parte, Sándor siguió llevando a cabo sus propios asuntos.

Estaba claro que esa no era la idea de hacer un buen torneo, pero a fin de cuentas, nada sale siempre como se prevee. 

Fin de Abril