Partida Rol por web

Ahora el que tenía frío era Buzánszky; era lo que tenía no haber bebido nada todavía. La noche era aún joven. Aprovechó las ganas de comer de Beckia para enfilar al primer restaurante chino que se encontró. Lo bueno que tenía el Sojo es que, desde Charing Cross, había que pasar antes por Chinatown. El barrio estaba infestado de restaurantes y boticas, aunque las últimas estaban ya cerradas, obviamente. Aquello no era el Mediterráneo.

Buzánszky ya había cenado pero una sopa de fideos no estaba de más.

- Estos restaurantes son muy típicos entre los muggles- dijo a su acompañante.

- ¡Una sopa de fideos! ¡Y té!- pidió al chino que les atendió, aunque tenía cara de filipino- ¿Qué te apetece, Beckia? 

- Ahora cuando terminemos, te llevaré al club Marquee. Es una discoteca rockera... suelo ir allí muchas veces.

HYDE PARK

Tras el largo comentario que había hecho, Ulfric se había parado a mirar a Agatha y sus reacciones a la gente que conocia. En primer lugar, quería saber que ella seguía disfrutando del paseo mirándola a la cara, y después quería saber que decia... Le daba miedo que pensase que era asocial, o que simplemente no le gustaba la gente, pero no lo parecía:

Si, a Wealey y Granger, los amigos del héroe Potter... Me los presentó tu antecesor, gracias a tener que que hacer los papeleos de Exila... Luego, cenamos con ellos en su casa ... La verdad, la admiro a ella, que tiene algunos comentarios sobre Runas de lo más interesante ... 

Por otro lado, comprendía que Agatha podía estar extrañada por sus continuos viajes, y su comentario sobre el hogar... Quizás pensase que era una forma de congraciarse con ella. La verdad que no... -No es tanto estar cansado de viajar o no, es más la sensación de que solo estoy en paz al lado de mi chimenea, una buena taza de té, un libro... O con unos amigos, en una mesa tranquila en una buena cena. ¿Viajó mucho? Si, pero lo hago buscando cosas concretas, no viajo por viajar... Siempre me gusta tener un motivo... No se sé si me explico... -La verdad, quería que ella le viese como era, aunque otros le vieran como un gran viajero... No sabía porque, pero le gustaba decirle las cosas con toda su realidad. Se sentía, en parte, como en casa. Le dio de nuevo el brazo, y la hizo caminar de nuevo, agarrando por un momento su mano. 

-De Suki no saqué nada en claro, no me dijo más que es cosa de su amiga... Y luego, preguntó por ti, no tuve más que decirle que no somos nada... Pero ella insistía en que si. Y... Con lo del secuestrador... Si... Lo vi, pero no... No me pareció nadie... Conocido... No pudimos... Hacer nada... ¿Quieres más detalles?-Le dijo sin saber exactamente que contar...

DESPACHO DE TRANSFORMACIONES

Sabía que intentando cargar las culpas sobre él, Ulfric, harían que pareciera un poco extraño a ojos de Linus, pero desde luego, había tomado la mala decisión... Así que, por justicia, tenía que hacerlo. Vio como Linus hacia que Anne se quedase con él, y algo más callada, mientras ignoraba la segunda mención a que él y Agatha tuvieran algún tipo de relación... O debieran tenerla. Desde luego, después de esto, le costaría algo, si no se había convertido en imposible. Tomó el café, y en silencio, sorbió un poco. Callado, circunspecto, pausado...

Sobre todo, tras la mirada de Agatha sobre lo que acababa de decir Anne. Evitó hacer Ulfric ningún tipo de expresión de sorpresa, pero si lanzó una mirada a Agatha, de curiosidad... Pero ella tenía solo ojos para Anne. En cualquier caso, era una novedad para el, pero ahora la discreción, y los modales, por mucho que dijese Anne, eran cruciales. Desde luego, si era lo que insinuaba el comentario o la preocupación de Agatha... Se alegraba de saberlo, aunque le angustiaba que eso le pasase a ella... Y le incomodaba que por lo visto, tuviera algo que ver con la familia... Y el dolor que eso suponía. 

Si sabía que Rusev había sido uns persona con vida regular en muchos sentidos, pero los comentarios de Ágatha y Anne le empezaron a hacer entender que estaba en medio de algo especialmente doloroso. Sabía lo que a su amiga le importaba Milena, la madre de Annelie, pero no sabía que había estado con Rusev. En todo caso, era justo en la época anterior a que el lo conociese a el... No sabía que decir, así que, sencillamente, se acercó a Agatha, le puso una mano en el hombro, miró a Annelie, y comentó: 

-​​​​​​-Pueden contar con lo que necesiten de mi, señorita, profesora. Para lo que sea, soy su servidor. -Dijo, ofreciendo su ayuda, con el corazón y una mirada profunda, deseosa de evitar el dolor que veía en lo que pasaba. 

¿El Barrio Chino?, definitivamente Beckia vivía completamente sumida en el mundo mágico, jamas había escuchado de un lugar asi e imaginaba que seria un lugar lleno de tiendas decoradas con esos globos de papel rojo y mucho colorido como había visto en alguna fotografía y efectivamente lo era, varios carritos en las calles y el color dorado y rojo predominaban, era para alucinar, noto que Sándor sentía frió y le devolvió el abrigo -Gracias, ya he tomado algo mas de calor- y fue ella ahora quien lo cobijo con la prenda deteniéndose en frente de él.

Llegaron a un puesto donde tenia varios pocillos arrimados boca abajo y algunos fideos frescos colgados a un costado, comer en la calle era algo totalmente nuevo y le causaba cierta curiosidad, con la mirada propia de alguien ignorante a como debía pedir, observo como Sándor pedía y con voz suave y dudativa repitio lo mismo mirando al hombre del puesto -Lo mismo que él por favor y el té sin azúcar...- le sonrió con amabilidad.

-Así que estos sitios son comunes entre las personas, es muy pintoresco, jamas había venido y me resulta demasiado interesante, imagino que el siguiente sitio debe ser aun mejor-

Sándor sonrió. Disfrutaba viendo como disfrutaba Beckia, como una bruja se fascinaba con el mundo muggle. Era curioso de ver fascinarse a aquellos magos que sólo conocían el mundo mágico, una realidad mucho más grande, infinitamente más, y ni siquiera la consideraban.

- Le caerás bien al chino- afirmó Sándor- Al contrario que la mayoría de mortales, a ellos les repugna echar azúcar al té. 

Recibieron los fideos y la bebida y dieron cuenta de ello mientras charlaban.

-Pues tendrás que ser mi becaria, así podrás conocer a éste mundo más de cerca- bromeó, sonriendo levemente.

Cuando dieron cuenta de los fideos, Buzánszky pagó la cuenta con dinero muggle y siguieron su camino. 

Dejaron atrás el barrio chino enseguida, Beckia se dio cuenta al ver una especie de pórtico en un extremo de la calle principal, y entraron en el Sojo. Había bastante gente por la calle, arreglados "de fiesta", muchos hablando muy alto e incluso algunos vomitando por la calle, hasta que llegaron a su destino.

El Sojo era uno de los barrios del West End con más solera y que siempre había sido conocido por albergar buena parte de la Noche Londinense, con toda clase de garitos y discotecas. Llegaron aun local llamado Marquee Club que, a tenor por las pintas de quienes entraban, debía ser un antro de rock.

-Éste es el Marquee Club. Antes estaba en Oxford Street, en sus mejores tiempos. Aquí han tocado la crème del rock mundial muggle: Rolling Stones, Led Zeppelin, Black Sabbath, Barón Rojo, Judas Priest... 

Vos primero, Mylady...

Al pasar, la bruja encontró un lugar muy amplio, con muy poca iluminación, con largas barras de bar a los lados y una gran plataforma junto a la pared del fondo, con unos extraños artilugios que daban algo de luz, sostenidos en el techo por un entramado de hierros. Unos tipos estaban desmontando algo sobre la plataforma. Una música se escuchaba de fondo:

-Ahí es donde actúan los grupos de música rock- explicó Buzánszky- por lo visto ha habido un concierto y están desmontando el equipo.

Hizo un gesto con la cabeza.

-Acerquémonos a la barra...- animó a la profesora mientras le dirigía con la mano en su espalda. 

Se quitaron los abrigos y los colgó en una percha de la pared de la barra. Al fin pudo ver el vestido de la exuberante inglesa, estaba preciosa, sencilla pero preciosa.

-Un par de vodkas con limón- pidió Sándor, sabiendo que ella pediría lo mismo.

El húngaro tomó su vodka y dio un lánguido sorbo mientras repasaba con la mirada a su invitada.

-Estáis deliciosamente preciosa esta noche, señorita Weiss...

Todo el lugar despertaba la curiosidad de Beckia, de saber que los muggles contaban con lugares así había venido antes, simplemente le pareció exótico y fabuloso todo el lugar, los colores, los olores, las personas, los sonidos bombardeaban a Beckia sintiéndose como un pez fuera del agua, pero muy a gusto, tanto así que se acercó a Sándor tomándole por el brazo para evitar perderse en caso de quedarse parada mirando algo.

Cuando entraron al bar Beckia se detuvo a observar, incluso dio un medio giro sobre su eje para admirar el lugar, los muggles sí que sabían divertirse, no como las tabernas de brujos donde las mesas de madera y el decorado rustico parecían ser lo mejor que podían ofrecer y es que sentía que en arte visual los magos estábamos cien años luz y con tanta magia disponible, que contradictorio.

-Vodka limón…- repitió imaginando que mezcla rara tendría con el cítrico del limón, lo más fuerte que había bebido era ginebra o brandy.

Parecía absorta observando todo hasta que la ultima frase de Sándor la hizo atragantarse con un trago de vodka, se cubrió con a mano la boca -… tu no pierdes el tiempo eh…- le reclamo… -así que vienes a menudo y ¿en este sitio también te conocen como el mágico Sándor? Imagino que bailando debes ser el amo y señor…- recordó el baile con Dana y se puso a reír… -…espera, ¿aquí aprendiste esos pasos extraños del baile de navidad? - pregunto sonriendo y divertida por recordar esa escena.... - y por favor, dime Beckia...-

… tu no pierdes el tiempo eh…

Buzánszky sonrió levemente y dio otro sorbo a su vodka. Había tirado el último pitillo al encontrarse con Beckia y tenía unas ganas horribles de fumar. Esperaba no compensarlo con demasiado vodka...

-así que vienes a menudo y ¿en este sitio también te conocen como el mágico Sándor? Imagino que bailando debes ser el amo y señor… 

Rió un par de comedidas carcajadas y negó con la cabeza.

- No me conoce tanta gente, sólo los más futboleros y, aunque éstos son muchos, en Londres la gente es muy respetuosa y no se acercan, salvo turistas como los de antes. Pero si es posible que alguno me llame Mágico ¡jajajaja!

Se sintió en un aprieto cuando Beckia le recordó el baile con su alumna Dana Lawrence. Recordó el aire melancólico que llevaba la joven, cuando la encontró en el balcón, y cómo le ayudó a no regodearse en sus problemas ensayando unos sencillos pasos de twist, antes de entrar al salón a bailar. De no haberlo hecho, hubiesen hecho el ridículo más espantoso. Todo esto se lo contó a Beckia.

-Realmente apenas se bailar- puntualizó- normalmente suelo dejarme llevar o ensayo antes. En el caso el twist, copié un baile de una película de mafiosos que me gusta mucho, se llama Pulp Fiction. Básicamente se trata de mover los tobillos, caderas y brazos al ritmo que marca la música...

Y se puso a hacer una pequeña demostración al lado de la barra de bar. No pegaba con la música para nada.