Partida Rol por web

Respiré profundamente al ver que Randall me obedecía. Me había acostumbrado tanto a que Annelie hiciera lo que se viniera en gana, que por una vez el hecho de que un estudiante me escuchara cuando intentaba mantenerle a salvo me hizo sentirme aliviada. Esperaba que el Slytherin lograra llegar con la Directora y poder brindar apoyo a los que estaban arriba...

Sin embargo, parecía que las tornas habían cambiado en ese momento. Con cuidado me acerqué a la trampilla, y puse atención a las palabras que pudiera escuchar por encima de mi. En mi diestra sostenía la varita, mientras que con la mano izquierda intenté levantar muy levemente la madera para intentar ver qué estaba pasando allá arriba, y si lograba ayudar de algún modo.

Buzánszky recordó a Massih con inquietud y decidió acompañar al profesor.

- Yo le acompaño, profesor. Quizás hagan falta dos varitas en vez de una...

Mientras el profesor examinaba cuantos individuos quedaban por allí, Sándor se mantuvo con la varita preparada por si saltaba algún enemigo entre las sombras.

Robert se quedó junto con el otro auror en la puerta de la cabaña, y mientras, ambos os adentrabais, esquivando tanto a los dos licántropos petrificados como a aquel inferno aún vivamente activo y azulado.

De hecho, Ulfric descubrió que lo único humano que quedaba allí eran los dos humanos convertidos en seres y servidores de la noche. Aunque ahora camuflados bajo el pelaje.

El patronus seguía vuestros pasos, brillante, y cuando estabais llegando a la astillada, babeada y mordisqueada "puerta" del suelo, visteis unos ojos femeninos que la habían alzado un poco. Allí estaba mirándoos: ni más ni menos que Agatha.

Y esto no fue lo único que os pasó. Minerva, junto a Harry y Brendan, al fin llegó.

-Volved al colegio, todos, ¡ahora!- ordenó mientras comenzaba a atacar y petrificar a todos los lobos que rápidamente allí llegaban. Las fuertes luces brillaban y se asomaban, dándoos tiempo a salir de allí corriendo.

Sólo podías ver lo que pasaba. Eras una espectadora ansiosa. Tu interior corría a morder, pero tu cuerpo estaba firme, pausado mientras Ulfric, Sándor y el patronus del lobo pasaban por tu lado, dirigiéndose hacia la puerta de la anterior trampilla que soportó todas las dentelladas que tanto tú como tu compañero de manada le lograsteis dar.

Iban a reunirse con Agatha y, aunque tus ojos ya no llegaban a verlo, podías suponerlo, aunque justo en ese momento llegó, ella, la salvación de los aurores.

Tanto Robert Diggory como su compañero, que se habían quedado en la puerta para cubrir los pasos de los otros dos (Ulfric y Sándor), sonrieron.

-Volved al colegio, todos, ¡ahora!- escuchaste ordenar la directora, dándole tiempo a los demás para salir corriendo de allí, pues con enormes luces que se asomaban, estaba distrayendo y parando a todos los lobos que se encontraba a su paso.

Observaste que Sándor y Ulfric se adentraron en la cabaña mientras que la directora llegaba con Harry Potter y Brendan.

-Volved al colegio, todos, ¡ahora!- Ordenó Minerva mientras actuaba con sus ayudantes.

Elevaste sutilmente la trampilla y unas babas se abrieron paso a su vez. Las dentelladas de los licántropos realmente la habían destrozado. Sin duda la suerte había estado de vuestro lado, pues con aquel aspecto dirías que se podía haber caído para adentro en cualquier momento.

Aunque eso ya no era tan importante como lo que estabas viendo.

Tanto tu ahijada (en ese aspecto animal) como el otro lobo que se había unido allí, estaban petrificados. Y, a su vez, apreciaste el azul de las llamas: denotando que seguía activo el inferno.

Menos mal, es McGonagall. Además parece que no viene sola, ¡está con el mismísimo Harry Potter y...diría que Brendan! ¡Aguantad!

Escuchaste nítidamente decir por parte de un auror de los que se encontraban fuera de allí.

De pronto un atisbo de tranquilidad te recorrió. Todo parecía estar pasando.

 - Voy a seguir al patronus, necesito que alguien me cubra - Dijo Von Hoggen, al cual visualizaste, al fin.

- Ahora mismo, no corren peligro inmediato, Diggory, -comentó hacia Robert y otro compañero auror que pudiste ver custodiando la entrada de la cabaña-, pero nosotros tenemos que sacar de ahí a los que estén dentro. Así que el que no entre conmigo, que termine de inmovilizar a estos licántropos, y que se queden preparados con las escobas para salir volando, 3 escobas, 6 personas, se puede conseguir.  Homenum revelio- pronunció.

- Yo le acompaño, profesor. Quizás hagan falta dos varitas en vez de una...- refirió Sándor, avanzando detrás suya.

Y, justo cuando llegaron tras sus pasos incluso a verte, escuchaste su voz -Volved al colegio, todos, ¡ahora!- Ordenó Minerva, lanzando potentes conjuros (cuya luz traspasaba hasta las rendijas de las maderas) para daros tiempo a salir.

Con la puerta aún abierta de par en par hacia el largo pasillo empedrado, te pareció percibir algo, ¿murmullos quizás?, muy alejados. La ventaja de estar en una habitación vacía podía ser esa, que hasta el aleteo de una mariposa podría llegar con sus ondas a retumbar.

Pero claro, esto solo se daba porque tenías, desde tu posición, acceso a la habitación de la cabaña, ya que el pasillo llevaba hacia aquel destartalado armario.

Aunque eso era secundario, estabas concentrado ¿Qué podría estar pasando? ¿Sería una buena idea el volver?

¡Gracias a Merlín! Ulfric reconocía aquellos ojos de tantas veces que los había mirado y se había perdido en ellos. De pronto, su corazón suspiró, parecía que estaba bien, y que intentaba mirar qué ocurría fuera. Esperó que ese suspiro no se hubiera escuchado fuera, y nada más verla, el subdirector, con Sándor cubriéndole las espaldas, solo dijo una breve frase: 

- ¡Vamos! Por ahora está todo despejado. - Le tendió la mano, para sacarla de ahí. No dejó de observar los alrededores con atención, varita en mano, preparado para actuar. En cuanto ella saliese de allí, la sacaría de la cabaña, e irían a las escobas nuevamente. Si los refuerzos, como parecía, estaban llegando, podrían salir sin problemas... excepto que tuvieran que hacer algo más, buscar a algún alumno que faltase o estuviera todavía en peligro. 

Lestrange no sabía qué podía estar sucediendo a sus espaldas, pero sabía que volver no era una buena idea. Agatha Presley le había indicado que acudiese a avisar a la directora McGonagall y eso era precisamente lo que debía hacer, quizá lo único que podía hacer de utilidad en ese momento si quería ayudar a Annelie y a la señora Presley.

-Quizá aún pueda hacer lo mismo que ha hecho Presley... -dijo Randall, pensando en que un patronus encontraría a la directora de Hogwarts mucho antes que él. Agitó su varita para conjurarlo-. ¡Expecto Patronum!

De la punta de su varita surgía en ese momento una comadreja plateada, como era habitual en su Patronus. El Slytherin suspiró con alivio al advertir que había conseguido efectuar correctamente su hechizo y se dispuso a dar órdenes al animal:

-Necesito que encuentres a la directora McGonagall y le entregues un mensaje -le dio la orden al patronus-. Dile que hay problemas en el Bosque Prohibido y que un grupo de licántropos está atacando a los aurores, además de haber profesores y alumnos de Hogwarts en peligro. Edward Grindelwald y otros mortífagos manipularon la prueba, y uno de ellos utilizó Poción Multijugos para hacerse pasar por el jefe de aurores Keith Blumer. ¡Ve, rápido! ¡Transmite el mensaje!

Sin perder tiempo echo a volar hacia el colegio para esperar la llegada de los demás.

Sin esperar a nadie te fuiste solo ,y el primero, en medio de la noche.

Fin del torneo de magos, 2ª parte 

Mientras Ulfric y Sándor se volvían a reunir con Agatha, el halcón que fuera revoloteaba, se fue rápido, solo y en dirección al colegio. Por lo que en ese momento Robert se dio cuenta de que él no quería hacer eso. Debía cumplir la orden de Minerva, sí, por supuesto, pero era un Gryffindor adulto, lejos quedaba su etapa como estudiante. No podía quedarse quieto solamente custodiando la entrada, viendo cómo fuera luchaban por vencer, o al menos por dar tiempo en poner a salvo tanto a profesores como alumnos, mientras sus ojos lo comprobaban sin aportar un "extra" a la causa.

Él tenía espíritu defensor, un alma que pedía ayudar, un auror. Así que miró hacia el inferno y decidió lanzar un finite que lo lograra extinguir. Pero no pudo ser. La fuerza del hechizo era demasiado digna. Su cansancio se empezaba a hacer notorio. Así que supuso que sus compañeros podrían. Todo ello bajo el pesar que le daba el no haberles aliviado con esa pequeña carga.

Bajó la mirada hacia el suelo y después echó un vistazo hacia los dos lobos petrificados. Una nueva misión de evacuación se le ocurrió y se la auto-asignó. Y es que tal y como ya había comentado Ulfric (aunque con la sutil modificación de tener en cuenta a las criaturas también), podían salir en parejas montados encima de las escobas, es decir, que si él se llevaba a uno de los licántropos y su compañero a otro (por ejemplo), cabía la posibilidad de que la escoba aguantara el peso y, de esta forma, aliviaría así el trabajo actual de la directora y los demás. Así que no se lo pensó demasiado, el caso era intentarlo, poner a prueba la teoría de Von Hoggen, pues uno de ellos tenía que ser la alumna, debía contar con salvarla del traumático suceso. Y Diggory quería llevársela, sacarla de aquel caos. Protegerla. Aportar ya. Participar en ese desafortunado conflicto. Y para ello quiso adelantar trabajo, probando.

-Vamos, tenemos que irnos, ya habéis oído a McGonagall. Además, cada vez hay más lobos. Vienen de todos lados- sugirió Robert tras asegurarse en una rápida ojeada de que pese a la veracidad de sus palabras allí dentro seguíais protegidos. Aunque posiblemente no por mucho tiempo –yo intentaré llevarme ya a uno para así no tardar y poder volver a por más. Tú, prepárate. Pero no te vayas aún, quédate con ellos mientras vuelvo- le comentó a su compañero auror que aún miraba hacia todos lados tratando de divisar si alguno os atacaba –No tardéis, es el momento oportuno, ahora mismo están distraídos. Coged lo que falte o a quien falte- os dijo, y seguidamente recogió su escoba y lanzó un conjuro un tanto extraño a la par que contradictorio, pero lo suficientemente potente como para soportar y mantener en el aire a un licántropo. Ya que no se pretendía arriesgar con un wingardium leviosa que quizás no lograra hacer levitar a aquel cuerpo petrificado más allá de un metro –levicorpus- pronunció, para acto seguido ver cómo el lobo era levantado por sus patas y colocado encima de la escoba. Aunque no llegó plenamente a dejar caer el cuerpo en él, pues con la varita lo dirigía. Lo acababa de conseguir- lo siento, espero que esto no te haga daño - le susurró al lobo antes de tomar distancia con el suelo.

-Y también espero que cuando vuelva ya no estéis aquí. En especial tú, Sándor- le soltó al asesor instándole a darse prisa a la par que lo trató con cierto tono cómico, en vista a los roces que habían tenido esa noche.

Fin del torneo de magos, 2ª parte 

Nada más irse Robert, un patronus en forma de comadreja salió del sótano y pasó por al lado vuestra. Parecía llevarle un mensaje a...McGonagall. Lo cual denotaba que quien lo lanzó no estaba allí con vosotros, viendo aquello.

Entonces, ¿De quién podía ser? pensasteis antes de poder incluso hablar con Agatha, ya que con lo ocurrido aún no había tenido ni si quiera tempo para salir de allí, de la trampilla.

Una comadreja, nutria o lo que fuera apareció en forma de patronus. ¡del sótano! pero allí no había nadie y era para Minerva. ¿o sí había alguien? Aquello le pareció confuso, pero ayudó al profesor a sacar de allí a la profesora. 

- Agatha ¿tiene idea de dónde ha salido ese bicho? - preguntó, mientras daba su mano para ayudarle a salir lo más rápido posible.

Una vez salió, Buzánszky no pudo evitar asomarse a la trampilla con un lumos y ver que había y si estaba el armario por donde apareció Altair, aunque no estaba seguro de que fuese la misma trampilla. De estar allí Massih o algún rastro de ella... 

Salieron de allí y se subió a la escoba de alguien , no sin antes lanzar un Tarantallegra al licántropo más cercano y peligroso mientras su compañero alzaba el vuelo a la escoba. 

Al parecer los aurores habían logrado detener a los lobos, pude identificar la figura lupina de mi ahijada en el suelo, por un momento temiendo que hubiera muerto, pero al parecer sólo se encontraba petrificada. Levanté la mirada y respiré aliviada al ver a Ulfric acercarse, estirando mi mano hacia él para que me ayudara a salir. Parecía que había prisa por todas partes, y no encontraba momento para intentar explicarme. Fue la pregunta de Sándor, al aparecer la comadreja, la que me hizo reaccionar de nuevo. -Es el patronus de Randall Lestrange.- Dije, totalmente segura de ello, aún si era la primera vez que lo veía. -Le dije que tomara el pasadizo que hay en el sótano para llegar al castillo, y que avisara a la directora McGonagall.- La verdad había sido astuto en eso, concentrada en intentar comunicarme con Ulfric no pensé en usar mi patronus para avisar a la directora.

Me aferré a la mano del subdirector mirando dudosa hacia el sótano una vez más, pero finalmente dejándome guiar por él fuera de esta locura. Al menos Annelie estaba a salvo, y Ulfric no parecía haber sufrido daño.

Aunque ni su voz ni sus gestos mostraban emoción especial alguna, al notar la mano de Agatha entre las suyas, el subdirector apretó con algo más de la fuerza debida, y luego volvió a mirar alrededor. Parecía que no quería perder la tensión, pero estaba verdaderamente alegre de que Agatha estuviera sin ningún problema. Por las explicaciones de ella se quedó tranquilo de que el alumno debía estar sano y salvo, y sólo quedaba el problema de qué hacer con Anne en forma de licántropo. Sabía quien era por la mirada de Agatha. A la señorita Grindelwald, como alumna, si se debía, así que, antes de irse, la ató con un "Incarcerous", y decidió llevársela colgando, para que no fuera un peligro, hacia el castillo con un "levicorpus". Y lo principal era huir de allí con todos los alumnos en peligro... 

-Vamonos. 

Los latidos de vuestros corazones marcaban la banda sonora de aquellos agónicos instantes. 

Fuisteis en busca de Randall y, lo hallasteis. Sin duda, echando un rápido vistazo comprobasteis que habían manipulado la salida de aquella puerta para esta fuera a parar a otro lugar muy diferente del que realmente era. La inteligencia de los licántropos había sido grande, lo cual os hizo incluso replantearos quién más aparte les había ayudado. ¿Acaso se os estaba escapando algo?

Cuando finalmente salisteis de la trampilla volvisteis a fijaros en las huellas de los lobos, unas pisadas que por suerte no iban impregnadas con vuestra sangre.

Sin dilación, Sándor echó el vuelo en su forma de animago. Ulfric, portando a Agatha en su escoba se fue también directo. Y, por último, Brendan se ofreció a llevar a Randall cuando salieron de la cabaña, pues el auror que había estado con Robert custodiando la puerta, tenía encomendada la misión de portar al otro licántropo petrificado.

Con el viento soplando fuerte y la luna aún reinando, os aproximabais al castillo. Allí todas las luces estaban dadas. Se notaba que dentro de los muros de piedra bullía el nerviosismo ante la falta de noticias e incluso el miedo por veros y recibir pronto vuestro regreso.

Fin del torneo de magos, 2ª parte