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SALA COMÚN DE SLYTHERIN

Volver a ver a los alumnos había estado bien. Ellos habrían conocido a las nuevas incorporaciones, del mismo modo que la profesora Weiss y yo habíamos conocido a los demás profesores. Un nuevo año en la escuela empezaba y la sensación que reinaba era la misma... emoción.

Me apuré en llegar a la Sala Común. No sabía si habrían salido o no los alumnos del Comedor, ni siquiera tenía muy claro cuanto tiempo había pasado desde que yo saliera de aquel lugar. Pero al llegar, y ver que la estancia aún estaba vacía, me puse a observar la sala. Lo cierto era que me resultaba extraño. Tantos años en aquel lugar cuando era estudiante, y ahora, apenas era capaz de reconocer el lugar. Desde la Batalla de Hogwarts, rara vez había entrado en aquella sala. Sólo el primer día de escuela, para dar la charla de bienvenida a los alumnos de 6º y 7º, aquellos que ya debían actuar como adultos y como ejemplo para los más jóvenes.

Era curioso el silencio que reinaba en aquel lugar y en aquel momento. Un silencio que sólo se interrumpía cuando Atreo empezaba a moverse por todas partes, como si estuviera buscando algo. Parecía que el pequeño Clabbert estaba entretenido, mientras yo esperaba pacientemente a que los alumnos fueran llegando.

SALA COMÚN DE GRYFFINDOR

SALA COMÚN DE HUFFLEPUFF

SALA COMÚN DE RAVENCLAW

SALA COMÚN DE SLYTHERIN

Con una sonrisa que es imposible quitarme del rostro, ingreso a la Sala Común seguida de mis amigos, que durante todo el trayecto del pasillo hemos estado conversando un montón. Una vez allí, tras saludar al Profesor mirándolo a los ojos y con un gesto que refleja mucho respeto hacia quien además de ser un excelente Jefe de nuestra casa, es un mago respetable.

- Buenas noches, Profesor Floyd. - digo en un tono suave, sin perder de vista a su pequeño amigo que anda por allí. Algo pasa por mi mente, pero al ver que el resto se une, simplemente acomodo mi uniforme un poco y el cabello lo dejo a un costado, sobre mi hombro. Estamos casi todos allí, esperando sus palabras. 

Sala Común de Slytherin

Habían seguido conversando en el camino sobre que podían hacer antes de acostarse aquel primer día de clases, cuando llegaron a la Sala Común. Ya adentro no estaba sola sino que estaban siendo esperados por su Jefe de Casa. Le sonrió al hombre haciéndole un gesto de saludo al verlo más de cerca, parecía tonto, pero sus conversaciones y tutorías le habían hecho falta durante aquellos dos meses. Vio a la pequeña mascota del profesor por el rabillo de ojo moverse por el lugar y se colocó al lado de Annelise para esperar y escuchar el saludo inicial mientras pensaba en su pequeño Loki que debía estar en la habitación esperándolo.

SALA COMÚN DE GRYFFINDOR

Al llegar a mi sala común, me dirijo directamente hacia el cuarto, donde aprovecho para cambiarme de ropa a una más cómoda, y busco mi diario entre mis cosas. Después de buscarlo por todos sitios, y no encontrarlo, recuerdo que está guardado en el bolsillo de fuera de la funda de la guitarra, de donde lo saco, y, tras agarrar una pluma de entre mi material para escribir, bajo de nuevo hacia la zona de los sillones. 

Una vez allí, me siento frente al fuego y comienzo a escribir sobre todo lo ocurrido hoy. Mientras escribas "mancho" de tinta el papel, las letras de una potencial canción empiezan a aparecer en mi mente, motivo por el cual paso rápidamente de hoja, y comienzo a escribir casi frenéticamente. Al terminar de escribir y realizar los arreglos de letra que considero oportunos, pruebo a cantar, en voz baja, la primera estrofa de letra para hacer apuntes sobre el tono de la canción. 

I'd like to say "I'm okay", but I'm not
I try, but I fall, close my mind, turn it off
But I can't be sober, I cannot sleep
You've got your peace now, but what about me?

Cuando acabo, recojo mis cosas, y subo al cuarto para irme a dormir.

SALA COMÚN DE GRYFFINDOR

*Se escuchaban risas llegar desde el retrato de la dama gorda*

Había estado fuera hasta casi la hora del toque de queda, y recién acababa de aparecer por nuestra sala común. Me acompañaban un grupo de Gryffindors, algunos mayores y otros novatos, estos últimos parecían tener cara de asustados. - Así es como damos la bienvenida a los novatos en Gryffindor. Ahora vayan a su habitación, o dormirán con Peeves esta noche -.

Me había cerciorado de que todos los que habían llegado conmigo se fueran a los dormitorios, y nuevamente la sala común quedó cubierta de un confortante silencio.

No me había pasado de inadvertido la presencia de Dana. Estaba sola, sentada en un sillón junto a la chimenea, centrada completamente en su escritura. Por un segundo me paso por la mente interrumpirla, pero deseche rápidamente esa tonta idea, supuse que quería estar sola en ese momento.

A pesar de haber compartido casa todos estos años, era sabido que Dana y yo no siempre nos llevamos del todo bien. Hubo un tiempo en el que apenas siquiera nos dirigíamos la palabra; claramente yo sabia el porque, nunca he sido tan tonto como para no darme de cuenta de esos detalles. Pero eso había quedado en el pasado, ahora empatizaba mas con ella y quería que supiera que siempre estaría allí para lo que sea.

- Que descanses - Fue lo único que se me ocurrió decirle. Luego subí por las escaleras hasta los dormitorios.

SALA COMÚN DE SLYTHERIN

Tras esperar a que los alumnos fueran abandonando el Gran Comedor y se dirigieran a las habitaciones, al fin empezaron a llegar.

Algunos parecían sorprenderse de verme allí. Nadie los culpaba, claro, ya que ninguno de los otros Jefes solía hacer este tipo de reuniones de bienvenida.

- Buenas noches, alumnos. - dije mientras todos se acercaban. Mi mirada se centró en la señorita Daniela Collins, alumna de 5º año. - Señorita Collins, ¿sería tan amable de acompañar a sus compañeros, y en especial a aquellos de primer año, a sus correspondientes habitaciones? - nada más terminar de hablar y asentir levemente en forma de agradecimiento a la joven, miré de nuevo al grupo numeroso que aún estaba inmóvil ante mí. Levantando la voz para que todos me escucharan, volví a romper un silencio que para algunos debía de ser incómodo, - Alumnos de primero, segundo, tercero, cuarto y quinto curso, sigan a su compañera, la señorita Collins hasta sus habitaciones. Me gustaría tener una charla con los mayores.

Tras mis directrices, esperé a que poco a poco la Sala Común se vaciara, hasta que me quedé a solas con los alumnos de 6º y 7º. - Muy bien, imagino que estarán cansados y lo que menos querrán es escuchar mi discuristo. Por lo que seré breve. - carraspeé mientras miraba los rostros de cada alumno, comprobando que la mayoría eran caras conocidas, y sabrían de qué iba todo aquello.

- En primer lugar, bienvenidos un año más a Hogwarts. Como ya se ha dicho en el Gran Comedor, soy Jaden Floyd, Jefe de esta Casa. Este cargo me permite tomar parte en las decisiones que competen a los estudiantes de Slytherin, tales como premios, castigos e incluso expulsiones. Como profesor, debo aconsejarles que se apliquen en los estudios y no hagan ninguna tontería. Pero no soy un hipócrita, yo también he sido alumno de esta escuela, y sé que en ocasiones meterse en algún lío es inevitable. Por eso os pido que si en algún momento cometéis un error u os metéis en cualquier tipo de lío, no tengáis reparos en decírmelo a mí primero. Si está en mi mano, y la mayoría de veces así será, os cubriré ante la Directora McGonagall o cualquiera de los otros profesores. Pero para eso que sean sinceros conmigo. Por terribles que puedan creer que son los problemas que surjan, no serán tan terribles como algunos que han ocurrido en esta escuela.

El discurso podría resultar tedioso, sobretodo con el estómago lleno de comida. Estarían deseando irse a la cama y contarse en profundidad lo acontecido durante el verano. No obstante, veía esencial que tuvieran las cosas claras desde el primer día.

- Si me confían la verdad, los respaldaré hagan hecho lo que hayan hecho. Por supuesto, se castigará si así lo creo necesario, pero tomaré partido para que esos castigos no sean drásticos. Si no me dicen nada y les pillan, no podré hacer nada por ustedes. Y si me mienten y me entero, les aseguro que no habrá ni una sola persona en este castillo que les libre de mí.

- Para mí es importante ganar la Copa de las Casas. Quiero ganarla, y sobretodo que Gryffindor no gane. Pero mi prioridad son ustedes. Prefiero perder la Copa si así consigo convertirles en buenos magos y brujas. Mis decisiones siempre irán con ese objetivo. Y esto es importante, esta escuela los ha enseñado a controlar la magia y a aprender lo que es correcto y lo que no. Pero hay algo vital que deben hacer ustedes solos, y es conocerse a sí mismos. Al salir de aquí deben tener claro como son, qué tipo de mago o bruja quieren ser. Vuestro apellido no significa nada en este aspecto. Nadie os obliga a ser como vuestros padres, madres, abuelos, abuelas, tíos o tías. Sed ustedes mismos, sed mejores de lo que fueron ellos. Algunos ya saben cómo son, pero aquellos que no aún no lo hayan descubierto, les recomiendo que se aligeren porque les queda muy poco en esta escuela.

Tras unos segundos de silencio, esperando que asimilaran todo lo que les decía o que al menos fueran capaces de contener los bostezos si les resultaba soporífero todo aquel discurso, volví a tomar la palabra. - Una vez dicho esto, debo informaros de otra cosa que hemos hablado la Directora y los profesores, sobre los Prefectos. Haremos una prueba para escoger a uno o una de ustedes para tal cargo. Queda por decidir si será la misma prueba para todas las Casas, o cada profesor escogerá una distinta. Sea como sea, si están interesados, no duden en decirlo.

- Y esto es todo. Decirles que mi despecho siempre tendrá a puerta abierta a todo aquel que necesite ayude o consejo. Si alguien tiene alguna pregunta, puede hacerla, si no es así, pueden ir a sus habitaciones y descansar. - hice un movimiento lateral, tratando de apartarme por si alguien quería marcharse. - Señor Prince, me gustaría hablar un momento con usted a solas cuando sus compañeros se marchen. Si es tan amable quédese hasta que resuelva las preguntas de quienes quieran hacerlas. - terminé añadiendo al joven, para a continuación mirar al grupo, esperando por si había alguna pregunta o comentario.

Llegar hasta la sala común de Gryffindor había resultado en parte toda una hazaña, la cantidad de alumnos preguntando esto o aquello habían distraído a la profesora de sus obligaciones y como de costumbre, este año no sería la excepción en llegar tarde a la sala de su casa, al entrar respiro más tranquila.

_{-Debo mejorar mi actividad física...-} murmuro para sí, se giró y tomando la estoicidad de siempre, se dirigió a sus alumnos, a diferencia de otros maestros, Beckia no vestía con ropajes de bruja, de esos solemnes, más bien con cómoda ropa a un estilo bastante muggle y cómodo, pero con algún distintivo de su casa, ya fuera un chapita metálico de Gryffindor, algún pañuelo de los colores de esta, o similar.

Miro a sus alumnos y les dio la bienvenida... -Buenas noches queridos alumnos, mi nombre como habréis escuchado es Beckia Weiss, y soy la maestra de Herbología y la jefa de vuestra casa...Gryffindor...- comenzó a caminar entre los chicos para acercarse a la chimenea... -para los alumnos nuevos, en sus cuartos estará su equipaje y lo que han traído a Howgarts, tendrán cuartos compartidos con 2 o 3 compañeros y serán separados entre chicas y chicos, para cuidar las intimidades...- sonríe... -si alguien tiene algún inconveniente puede decírmelo sin problemas-

-Para quienes me conocen, saben que suelo ser muy flexible en ciertos asuntos, pero sin perder las normas de comportamiento de la escuela, finalmente fui alumna como ustedes y se lo que es querer descubrir los secretos de la escuela, pero cuidado, que si son sorprendidos pueden ser castigados...- los mira con afecto -en mi pueden tener mas que a una profesora, a alguien de confianza que siempre buscara lo mejor para ustedes, por lo que mi despacho esta disponible para quien quiera hablar conmigo- se mueve a un sillón para tomar asiento y adoptar una posición mas cómoda y cercana -el año pasado no tuvimos la suerte de ganar la copa, pero este año necesitamos de todos ustedes para eso, como sabrán o les habrán comentado la copa de las casas es una tradición en Howgarts y Gryffindor la ha ganado en varias oportunidades y este año debemos dar la batalla, así que los invito a ser responsables con sus estudios y comportamiento, a participar en clases y ayudar en lo que pueda y serán recompensados, al final la celebración será maravillosa…- sonríe – y bien alguien tiene dudas o preguntas…hablad ahora o callad para siempre…- termina riéndose.

SALA COMÚN DE SLYTHERIN

Linus había llegado al fin de su paseo matutino por el lago. Nunca solía desayunar, por lo que aprovechaba ese tiempo para despejar la mente y reflexionar, además le despertaba más el viento frío de la mañana que una taza de café. 

Esta vez sin embargo, sintió que se quitaba un gran peso de encima al llegar a su sala común, la cual sentía como su hogar. Tras la "aventura" que había tenido en el lago, necesitaba relajarse, y eso intento. Encendió la enorme chimenea de la sala común, deteniéndose un momento a mirar el emblema de su casa colgado sobre ella. Puede que la gente considerase Slytherin la casa mas "fría" y menos acogedora, pero para Linus, el emblema de la serpiente y la sala común en las mazmorras, con esa luz verdosa que emanaba de las paredes, contrarrestada por el rojo vibrante del fuego de la chimenea, era la mayor sensación de comodidad que podía imaginar. 

Así fue como embelesado como siempre hacía por el ambiente de la habitación, se dejó caer en el sofá soltando un suspiro. Quien me mandará a mi meterme en estos líos... Reflexionó mientras buscaba una buena postura tumbándose en el sofá.

SALA COMÚN SLYTHERIN

Ya estaba levantada hace rato, había salido a correr por los exteriores y tras darme una reconfortante ducha, me había puesto a estudiar en la habitación hasta que sea una hora considerable. Así que ataviada con el uniforme de Hogwarts, voy bajando las escaleras con cierto sigilo mientras veo que Linus se encuentra allí. 

Sin pensarlo demasiado acelero el paso y lo abrazo desde el respalda con la intención de cubrir sus ojos. - ¿Cuál es tu amiga más bonita de Hogwarts?- pregunto divertida en un susurro cerca del oído, y tras escuchar la respuesta, sea cual fuere, le doy un beso en la mejilla. Luego doy un rodeo en el sillón para sentarme a su lado con esa sonrisa que parece nunca irse de mi rostro. 

- ¿Que tal todo? - pregunto mirando sus ojos, estoy con algunos libros que guardo en el morral. Me encanta cuando la sala común es tan tranquila, muy diferente a lo que es dentro de unas horas más tarde. 

Agotado psicológicamente como estaba, Linus ni se dio cuenta de que tenía a Anne encima hasta que esta le tapó los ojos:

-Mmm, estoy casi seguro de que es Randall- Digo con una ligera risa sincera y dejándome besar cariñosamente por Anne. A Linus no le solía gustar el contacto físico con otras personas, al menos con las que no tenía confianza, pero Anne era una excepción, por raro que fuese y por mucho que ella lo abrazase, no sentía esa incomodidad que le invadía cuando el que lo hacía era otra persona.

Cuando ella se sentó a su lado y le pregunto, dudó un momento, no quería aburrirla con sus desvelos, pero también Anne era la única amiga que tenía, el resto eran amigos... Se decidió por fin:

-He estado dando una vuelta por el lago... y me he encontrado con Lauren. Ha sido algo... intenso- La miró un poco abochornado. Por la expresión de Linus podría interpretarse cualquier cosa, pero él pensó que estaba claro así que dejó que Anne reaccionase. 

- Eh... Eso no vale. - digo ante su respuesta y le saco la lengua. Me acomodo sentada ahora con las piernas cruzadas como indio así quedo justo frente a Linus. Me encanta cuando comienza a hablar, porque algo seguro le está pasando. Es una de las amistades que más valoro dentro de Hogwarts, y la confianza que existe entre nosotros es incondicional. 

Cuando menciona el encuentro con Lauren, abro los ojos sorprendida y agito las manos ansiosa dando pequeños saltitos en el sillón. - Dime qué se han besado. Dime dime. - comento contenta, es que la felicidad de mi amigo lo es todo, más allá de que la chica no me cae mucho. Pero si es feliz, yo también. - Ya me cuentas todo. Por favor. - digo haciendo caritas, quiero saberlo todo. 

Linus no puede evitar ponerse más rojo al ver la ansiedad de su amiga por que le cuente lo que paso, pero sobre todo por insinuar que se besaron, por lo que apresuró a responder:

-No, no, no... nada de eso. Osea, hubo algo de contacto, pero...-Es insultante lo mal que se me dan estas cosas, ni para contarlas soy bueno. Se pasa la mano por el cabello dejándolo desordenado, un gesto que hacía cuando estaba confuso, y que por ello hacía pocas veces, pero esta era una de ellas- Jugamos al ajedrez y hablamos, pero no pasó nada- No quería comentarle a Anne el tema del hechizo, ella era demasiado amable y buena, si ella usaba su hechizo y perdía todo eso, Linus jamás se perdonaría- Ya sabes que el tema de su novio aún es reciente... Y sabes también lo malo que soy para esto.

Linus se dejó caer hacia atrás en el sofá. Tratando de poner algo de orden a sus ideas. No estaba acostumbrado a estar tan perdido. 

Estoy expectante, ansiosa y a la vez nerviosa. Es que claro, son muchas cosas en un simple instante y para Linus me imagino que debe ser un mundo. No obstante le sujeto las manos con las mías para que se tranquilice. - Un contacto... ¿Algo como esto?- pregunto sorprendida, es que yo soy tan cariñosa, que para mí un roce es algo de todos los días. Sin ir más lejos lo había abrazado minutos atrás. 

- A ver, regla número 1. No te tires abajo amigo, eres genial. Una buena persona y un sol. - digo al coger el dedo índice. - Regla número 2, confía en ti. Lo tienes todo. - agrego mirando sus ojos, dispuesta a que me siga en esto. - Y regla número 3, si necesitas ayuda me dices. Incluso puedo enseñarte a besar, lo que sea. Soy tu amiga, te adoro y quiero que seas feliz. De verdad. - comento ya soltando sus manos, a sabiendas de que lo ayudaría a qué pueda vencer sus miedos y animarse. 

Aunque claro, había elegido una chica con un pasado complicado. Si bien le han asesinado él novio, es joven y todo puede cambiar. - Hazte amigo, acompaña, escucha, comparte y ve haciendo camino. Yo te ayudaré para cuando des el salto alto, estar listo. ¿Vale? - digo a modo de propuesta. 

Linus se incorpora para escuchar las palabras de Anne y cuando esta le coge las manos, asiente ante su pregunta, sonriendo ligeramente.

Tras lo cual atendió a los consejos de su amiga. Tal y como era Linus, seguro de sí mismo hasta rozar la arrogancia no tenía dudas de que su amiga tenía toda la razón, salvo en lo de "ser un sol", algo que le arrancó una sonrisa irónica que dirigió hacia Anne a modo de complicidad. Eso sí, cuando la chica propuso lo de besar, Linus se ruborizo un poco, aunque lo que más destaco fue una mueca de confusión, pues no tenía ni idea de como se podía enseñar algo así. Esa duda hizo que se fijase en los labios de Anne por un segundo, lo cual hizo que se ruborizase mas, fingiéndolo tosiendo un poco y apartando la mirada para recuperar la compostura (muy avispado y frío para algunos temas y tan perdido en otros). Aún así, dejo terminar a Anne sus consejos y los guardó en su memoria.

Gracias Anne, lo tendré todo en cuenta. Intentaré no molestarte más con este tema, aunque parece que lo disfrutas- Le dice en un tono burlón de la que le guiña un ojo para rebajar el dramatismo. Justo entonces se acordó de algo que tenía que hacer, lo cual le venía muy bien para acabar con el tema:

-Casi se me olvida- Dice rebuscando entre los bolsillos de su túnica- Vi que estabas apuntada para trabajar al ministerio, en el uso indebido de la magia creo. Quería darte esto- Saca una piedra negra de su bolsillo y se la tiende en la mano- Quizás te sea útil en alguna ocasión. Es polvo peruano de oscuridad instantánea- Le dice con calma y dedicándole una sonrisa. 

-Por cierto Anne, el otro día en el callejón te vi marcharte sola, estabas un poco cabizbaja. ¿Había algún problema?- Quería preguntárselo desde ayer, pero no tuvo ocasión, y tampoco había podido seguirla porque tenía que ir a la Vivienda del Dragón en aquel momento. Este es tan buen momento como cualquier otro. Se había dicho en ese momento.

Al ver que su amigo se pone rojo y tose, una melodiosa carcajada surge de mis labios. Es que me parece muy tierno lo que hace, imagino que en esos temas es todo muy nuevo, pero confío en que podrá con ellos.- No me molestas, al contrario. Cuenta conmigo, te ayudaré en lo que necesites. Para eso estoy y deberías saberlo. - digo y reafirmo con esa frase que estoy dispuesta a ayudarlo en lo que sea, lo quiero mucho y lo entiendo. - Disfruto verte asi, no lo puedo evitar. - confieso entre risas y le doy un beso en la mejilla. Me estoy haciendo el día con él.

Luego hace el comentario de que estoy apuntada en el ministerio y asiento, mientras veo que saca algo del bolsillo. Al ver lo que es, lo cojo con mi mano y al hacer una cara de pura felicidad lo abrazo con fuerza para agradecerle y le doy otro beso en la mejilla. - Muchas gracias. ¿Ves? Amigos como tú, es difícil encontrar. Estás en todo, adoro eso de ti. - digo contenta, feliz. 

Ya cuando me pregunta que ha pasado, bajo la mirada un poco hacia mis manos. - Fuimos con el Profesor Floyd a hablar con mi Padre. Ya sabes cómo es el, te he contado muchas veces sobre sus técnicas para templar mi carácter... Recuerdas... Eso de los cruciatos que conjura a sobre mi... Bueno... No me hizo nada, simplemente pidió hablar con el Profesor a solas y yo me quedé fuera. Al salir él, fue repentino el cambio. Estaba furioso, malhumorado Jaden... Eso me duele, porque seguro mi Padre alguna hizo, le debe haber dicho cosas que molestan. Le encanta hacer la vida imposible a los demás. - confieso con un hilo de tristeza en el rostro, más aún en mis ojos, que se tornan ligeramente brillosos. 

Ante los agradecimiento de Anne, Linus sonríe y asiente, sin darle mucha importancia al hecho de hacer un regalo. Era un tipo práctico, y pensaba que ese objeto le podría servir a su amiga, por eso se lo había comprado. Sin embargo se dejó abrazar por Anne, como ya era costumbre mientras pensaba con una sonrisa: Si que le gusta dar besos, que diferencia a mi forma de ser. 

Linus escucho pacientemente el relato de su compañera, mientras su ceño se iba frunciendo, pues si algo le molestaba era no poder hacer nada para evitar el sufrimiento de sus amigos, y en el tema del que hablaba Anne, poco podía hacer, al menos de momento. 

-No te preocupes por Jaden, es suficientemente capaz como para gestionar problemas de ese estilo- Dijo al final sin saber muy bien que más agregar. A parte de los temas amorosos, algo que se le daba fatal también era consolar a los demás, algo que sus amigos sabían perfectamente. Solo sabía ofrecer soluciones prácticas y un punto de vista fío. Sin embargo, al ver la expresión triste de Anne, Linus no puede evitarlo y acariciandole el rostro a la chica añade:

-Lo que haga tu padre no es culpa tuya. No le des la satisfacción de ver que te afecta lo que hace... que no borre la sonrisa de tu cara- Pero que narices dices Linus. Se dice a sí mismo, apartando poco a poco la mano de la cara de Anne, dedicándole una sonrisa que al principio muestra una convicción tremenda y luego da paso a un ligero toque vergonzoso. Te has excedido...

Linus quería preguntarle algo más, sobre la historia de su familia, pues había estado leyendo sobre uno en concreto... Pero decidió que no era el mejor momento y poniéndose en pie dijo:

-Tengo hambre, aún no he comido nada- Se revolvió el cabello y se estiró un poco- ¿Te apetece venir al gran comedor? ¿O tienes otros planes?

- Lo sé, pero bueno... No me agrada que se esté metiendo mi Padre en todo. -respondo un poco triste. Luego cuando se acerca para acariciar mi mejilla, una tenue sonrisa surge mientras apoyo mi rostro sobre su mano, igual que un gato cuando adora las caricias. Soy una chica muy pegota de las personas que quiero y no me corto en dar muestras de afecto, siempre desde la ternura y el cariño que profeso. Después se aleja tras aquellas palabras, lo cual asiento mientras lo miro a los ojos, pensando en lo que me ha dicho. 

- Tienes razón, mucha razón. - digo mientras acorto las distancias y le doy un pequeño beso en los labios, luego niego con la cabeza y me encojo de hombros. - Lección 1, tienes que aprender así Lauren muere de amor por ti. - comento a modo de aclaración mientras decido también irnos al comedor. Aunque claro, no puedo evitar reír por lo bajo ante mi impulso y lo que pueda pensar o reaccionar. - Valeee, vamos juntos y luego tengo que hablar con el Profesor Rusev... - digo al encoger mis hombros, es amigo de mi padre, no sé que esperar.