Partida Rol por web

Las crónicas de Hogwarts: No me olvides

Capítulo 1. Empieza la cuenta atrás

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26/12/2021, 11:29
Michael Cramson

El golpe había sido duro. Frunciendo el ceño, Michael se levantó y empezó a sacudirse el hollín de la ropa. Todavía no dominaba del todo los polvos flú y eso era un fastidio. Se podía uno llevar una herida en un labio si no cerraba bien la boca, o algo peor... En fin, ya practicaría en el futuro.

Se acordó de apartarse de la chimenea justo a tiempo para que su padre no apareciera justo encima de él, y sonrió divertido al ver que Leonard tampoco había tenido el mejor de los aterrizajes. Y cómo no, mamá llegó de forma impecable. Algún día a él también le saldría así de bien.

Cuando salieron a la calle, Michael se agarró por impulso a la mano de Jane. ¡Estaba hasta arriba de gente! Ya había estado alguna vez allí, y el año anterior por las mismas fechas, cuando los tres habían acompañado a Keira para que hiciera sus compras antes de empezar su segundo año en Hogwarts. Pero nunca se acostumbraba, las aglomeraciones le ponían muy nervioso.

Mientras sus padres comentaban las extravagantes costumbres de vestuario del mundo mágico, Michael dejó vagar su mirada por los escaparates del callejón. Conocía la mayoría de las tiendas, pero esta vez era él quien tendría que comprar sus cosas. Una curiosa excitación le recorrió al fin la espalda y sonrió. Cuando Jane preguntó a dónde deberían dirigirse primero, Michael tuvo la respuesta muy clara. La mayoría de niños y niñas estaban ansiosos por ir a buscar su primera varita. Al fin y al cabo, uno no empezaba a ser realmente mago o bruja hasta que tenía su varita. Sin embargo Michael...

—Vamos a Flourish y Blotts.

Lo dijo sin un ápice de duda, con una sonrisa amplia. Michael quería una varita, sí. Pero por encima de todo quería sus libros. Llevaba semanas deseando poder hojear sus libros del colegio y empezar a descubrir todo sobre lo que iba a estudiar y aprender. Le había pedido un montón de veces a Keira que le dejase leer los suyos, pero su hermana (probablemente con buen criterio), no lo había permitido. ¡A saber el lío que podría organizar en casa un niño de nueve años si le daba por intentar realizar un hechizo de segundo curso de Hogwarts! "Ten paciencia, ya te llegará el momento", le decía siempre Keira. Pues bien... el momento había llegado al fin. Era hora de ir a buscar sus libros.

Notas de juego

Sin problema. No tengo problema con que quien dirige tire por mí. Así no la lío. xD

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26/12/2021, 13:21
Directora

 

Todavía con las piernas temblando y la piel pálida, salisteis del banco de Gringotts. Ni siquiera oísteis las palabras de agradecimiento del duende, por no decir que tampoco os percatasteis de la sonrisa divertida que tenía al ver vuestro estado, bastante lamentable, a excepción de Colton, claro que había disfrutado como si estuviese hecho para eso.

¡Estaba hecho para eso en realidad!

De regreso en la calle principal, todo volvía a parecer normal. La gente caminaba de un lado para otro como si todo fuese bien, los niños correteaban y miraban los escaparates, y los magos y las brujas hablaban con total normalidad.

Pero el banco... bueno, quizás era mejor no visitarlo demasiado a menudo.

Thomas sacó, con la mano aún temblorosa, la lista de cosas que había que comprar. Obviamente, las tiendas estaban allí y parecían tener que comprar tantas que no sabía ni por donde empezar.

-B-bueno, por lo que e-estoy viendo, hay que comprar ropa, libros, una v-varita, un caldero... supongo que podemos entrar en cualquiera de estas tiendas. Solo espero... que no tengamos que viajar más y que todo esté en el m-mostrador.

Mary y Mia asintieron con la cabeza y en su interior se preguntaron si habría algo más peligroso que el banco. 

Esperaban que no.

Claro que a lo mejor Colton no estaba de acuerdo con eso. Era totalmente opuesto a los demás, a sus padres y a Úrsula, que parecía no haberlo pasado demasiado bien en el viaje en vagonetas al estilo Indy. ¿Cómo podía alguien no divertirse con algo así?, se preguntaba Colton.

¿Cómo podía divertirse alguien con algo así?, se preguntaban los demás.

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26/12/2021, 13:29
Directora

Notas de juego

No tenemos que comprar en todas las tiendas. Podemos visitar una o dos, las que os interese porque den más juego, y después abrimos el resto solo para las compras. De esa manera no lo hacemos todo demasiado aburrido. ¿Os parece?

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26/12/2021, 13:41
Directora

Tu madre no esperaba que pidieras ir directamente a la tienda de libros. Aunque por otro lado, no era ninguna tontería, porque en ellos estaba toda la información que un mago que estaba aprendiendo necesitaba, además de otros muchos que seguramente le gustaría leer.

Por eso a pesar de la sorpresa, te miró con una sonrisa.

-Está bien, pues vayamos a comprar los libros que necesitas –te dijo finalmente.

De camino a la tienda, pasasteis al lado de un grupo de gente extraña, con muy mala cara, que venía del banco.  Estaban muy pálidos y parecían temblar de frío o de nerviosismo. Quizás fuesen muggles experimentando por primera vez lo que era el camino a las cámaras, ese lugar al que pocos eran capaces de adaptarse, por muchas veces que fuesen.

Tu padre se había negado en redondo a subir a una de aquellas vagonetas la primera vez que fuisteis y seguía sin hacerlo. Todo lo que no fuera un vehículo que él pudiera llevar, le suponía una desconfianza total.

-No creas que por tener los libros vas a poner estudiar por tu cuenta, Micky –te dijo entonces tu padre, rompiendo el hilo de tus pensamientos -. Primero hay que ir a las clases y después, practicar. Tu madre dice que los hechizos son difíciles de hacer y que no se trata solo de mover la varita de cualquier manera.

Tu madre asintió con la cabeza.

-Eso es. No importa lo poderoso que sea un mago, necesita siempre a otro que le ayude a saber lo que tiene que hacer. Si no, podrían ocurrir cosas horribles. Recuerdo a un compañero de escuela que intentó efectuar un encantamiento embellecedor para conquistar a la chica que le gustaba. No pudieron volver a encontrar sus cejas y ahora se pasea por ahí sin ellas, con un gorro enorme que le tapa casi hasta la nariz.

Tu madre se echó a reír y tu padre adoptó una mueca extraña que estaba diciendo “cosas de magos”, aunque lo cierto era que mago o no mago, todo chico hacía las mismas tonterías con lo que tenía a mano, ya fuese una varita… o cualquier otra cosa que pudiera conseguir.

Cuando llegasteis a la librería visteis que estaba bastante llena, quizás porque todos los alumnos de Hogwarts tenían ansiedad por conseguir sus libros nuevos y estar listos para empezar el colegio, o a lo mejor solo era porque había alguna oferta exclusiva y menos ellos, era de conocimiento general.

Pero fuera lo que fuera, os ibais a enterar muy pronto.

Notas de juego

Entras en Flourish & Blotts

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26/12/2021, 16:48
Úrsula Galloway

Al salir a la calle se detuvo en el primer escalón que descendía hacia la normalidad pero no se atrevió a bajarlos porque estaba un poco mareada aún por el viaje en la vagoneta. Bueno, normalidad relativa de aquella calle. Se quedó parada viendo el ir y el venir ajetreado de todas las personas y de muchos niños como ellos. Nada había cambiado allí fuera desde que habían entrado en el banco.

Respiró hondo y miró a Colt-Si hay que venir algún día, te lo encargaré a ti. Te daré lo que quieras, pero odio esas vagonetas y no me quiero volver a subir a ellas. ¡Son peligrosas! No me gustan las alturas-una sensación extraña en su cabeza hizo que se tocara el pelo con las manos. Ahí fue cuando se dio cuenta de que debía parecer que no se había peinado al salir de casa-¡Vaya!-exclamó, pensando que no tenía que tener una pinta muy educada despeinada totalmente, pero es que los dedos se le enredaban en los nudos que se habían formado durante la experiencia en el banco. Genial, ahora en el resto de las tiendas pensarían que era una muggle descuidada.

Se volvió para mirar a los adultos y descubrió que no era la única despeinada. La madre de Colt y Mary parecían recién levantadas y su padre como si fuera a vomitar en cualquier momento. Por lo menos a ella se le estaba pasando el mareo poco a poco agarrada a la baranda del banco.

-Yo quiero ir a por la varita-levantó la mano, ilusionada con poder elegir a qué tienda ir en aquel momento-Creo que es lo más importante que tiene que tener un mago y... no creo que sea peligroso. Quiero elegir una bonita y, si vamos muy tarde, lo mismo ya no hay suficientes entre las que elegir. Aunque a lo mejor todas son iguales, ¿no? -preguntó, con la duda en su voz, pero es que lo de la varita era para ella lo principal, porque en todos sus libros, en los dibujos y en las películas que había visto, todo buen mago tenía una varita, porque con ella era con la que podía hacer sus trucos. Así que sí, quería ir a por su varita-Vamos todos juntos, ¿verdad?-miró a los adultos con la duda en la mirada, le caían bien, sobre todo Colt, hacia quien se volvió en ese momento-Tu también necesitas una. Vamos a ir a por nuestra varita. Después tú elegirás la siguiente tienda a la que ir. ¿Mola? Además, una varita pesa poco, así podremos comprar el resto de las cosas bien. No me apetece ir con un caldero de tiendas, por ejemplo, debe ser una lata.

Sacó su lista del bolsillo y buscó lo que quería, leyéndolo en voz alta para todos-Aquí dice que tenemos que ir a una tienda que se llama Tienda de varitas mágicas de Ollivander. Lo mismo hay más de una tienda que vende varitas, así que tenemos que ir con cuidado para entrar en esa-Releyó el nombre y arrugó la nariz, dándole vueltas a una cosa-Mary, el nombre de la tienda quiere decir que la tienda es de Ollivander o que las varitas son de Ollivander, como si fueran de madera o metal...pero de ollivander. Aunque no se qué es un ollivander... Es  una palabra muy rara, ¿un árbol mágico?.

Dobló su lista y miró de nuevo hacia la calle, mirando a las tiendas que había al otro lado de la calle-¿Te suena haber visto la tienda antes, Colt? ¿Vamos a buscarla?-le animó, tomando la iniciativa por primera vez desde que se habían conocido. Y es que, tener una varita hacia un poco más verdad eso de ser mago, aparte de alejarla del banco, sus duendes de orejas puntiagudas y sus vertiginosas vagonetas-¿Vamos nosotros delante, Mary?-preguntó, pidiendo permiso para adentrarse de nuevo en la calle en busca de su siguiente compra mágica del dia.

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26/12/2021, 22:33
Colton Derrick

Lo había molado todo y más, los saltos, la velocidad, los pelos que se les habían puesto a las chicas... Divertidísimo con D mayúscula. Había tenido sus partes malas, y es que los duendes no es que fueran muy simpáticos y parecían caminar como si tuvieran almorranas, pero lo podía entender, eran bajitos y feos, así que eso debía agriar el carácter a cualquiera. Depositaron el dinero en su cámara acorazada y luego acompañaron a Mary y Úrsula a la suya. Colt reía encantado con el viaje, totalmente ajeno a la sensación de peligro, y cuanto más miraba el miedo que parecían tener los demás más se reía. No les explicó cuanto dinero tendrían ahora, solo que se lo cambiarían por dinero mágico y ya está. Lo tendrían que probar al salir a la calle y ver si ahora podían comprar algo. Acompañó a Mary, Úrsula y sus padres y saltó completamente entusiasmado

- Ha sido megaguay, ¿A que sí papá? ¿Podremos volver cuando hayamos comprado todo? Lo digo por si los duendes se olvidan de que hemos contratado una cámara acorazada, y para comprobar la seguridad.... Quien sabe, igual Lupin también actúa en este mundo.

Pero para Úrsula no parecía haberle molado tanto, aunque estaba tan graciosa con el pelo como si se acabara de levantar.... Él también tenía un pelo muy rebelde, pero su madre se lo había domado a base de limón mezclado con agua, pero normalmente su pelo estaba revuelto siempre, aunque no montara en vagoneta. Colton la miró y asintió - Claro, yo me encargo, no hay problema, a mi esas cosas me divierten, pero no son nada peligrosas. Lo parecen, pero no, son mágicas, son como las montañas rusas, que pareces que te vas a salir de las vías, pero luego no, está todo controlado por ingenieros mágicos, si fuera tan peligroso esos duendes no se subirían. - Sonrió mientras la veía peinarse y se fue a ver a su madre, que parecía un poco blanca

- ¿Mamá estás bien? Parece que hayas visto un fantasma.... ¿Quieres que te coja de la mano? A mi me ayuda mucho cuando me encuentro mal, tu mano es mágica, igual la mía te ayuda aunque sea un niño...

Úrsula se recuperó y sugirió ir a por la varita. Colton levantó la mano y empezó a dar saltos

-SÍ, SÍ, yo quiero mi varita, que sea poderosa + 5, que pueda llamar dragones y tirar bolas de fuego y que sepa hacer los debe.... no, nada, que sea poderosa. Es justo lo que dice Úrsula, que es lo más importante para un mago, porque sin la varita nadie puede hacer magia y yo tambíen voy a pedir a ver si tienen un combo de varita y ojo de Agamotto, aunque igual sale caro, no sé, todo es cuestión de preguntar. - Miró a Úrsula. Las niñas siempre querían cosas bonitas, pero los niños querían cosas poderosas, aunque la idea de que no hubiera varitas le puso nervioso. Carraspeó y dijo - Seguro que hay varitas, seguro, seguro, y si no, bueno, las pedimos a Amazon. ¿Algo de eso tiene que haber, no papá?. Son magos, si han inventado las vagonetas y los duendes deben haber inventado amazon.

Los adultos decidieron ir todos juntos, más que nada por si habían más montañas rusas o algo peor. Colton asintió - Sí, necesito una, porque la que yo tengo del magic borrás no sé si funcionará. Mola, yo creo que después podemos mirar lo de las mascotas, porque no sé como serán los gatos mágicos, igual tiene 6 ojos o pueden hablar, deben ser muy guays... Sí, lo del caldero lo podemos dejar para el final, aunque seguro que los magos tienen algún truco para que las compras no pesen y se envuelvan solas.

Ollivander era como se llamaba la tienda. Mary y Úrsula se pusieron a hablar sobre el nombre de Ollivander, que no sabían que era. Él tampoco, pero el misterio del Ollivander le preocupó durante 5 centésimas de segundo. Iba a tener una varita, una varita para ser un mago de verdad, poder llamar a los dragones como en la historia interminable, liderar las cabalgadas de los rohirrim como Gandalf, iba a molarlo todo. La suya tenía que ser de hueso de demonio y de color negro, y que cuando la agitara sonara música de AC/DC, sí, así es como le molaban. Úrsula le preguntó por la tienda y Colton arrugó el ceñó en un gesto de concentración

- Creo que la vi al principio del callejón, cerca de la de las escobas, pero sí, ¡¡vamos a buscarla, antes de que se acaben las varitas!!.

Se paró, su sentido arácnido zumbaba. Se estaba alejando sin pedir permiso, y eso se castigaba con lanzamiento de chancla. Se giró, sonrió angelical y le preguntó a su madre

- ¿Puedo ir con Úrsula? Es para que no se pierda, alguien tiene que ayudarla, y ya sabéis que yo no me meto en líos...

Ya fuera con sus padres cogido de la mano como si fuera un bebé, unos metros por delante con Úrsula o totalmente en solitario nadie le iba a apartar de esa tienda. ¿Que sorpresas le esperarían? ¿Le dejarían probarla? Su primer conjuro sería para su padre. Él se había dado cuenta, y es que últimamente su padre se miraba mucho en el espejo, mirándose la frente como si le faltaran cosas. Era ridículo, se preocupaba por su pelo, y eso que tenía un montón, pero él le ayudaría, iba a tener más pelo que los miembros de Twisted Siter, y se lo iba a agradecer, estaba seguro.

 

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27/12/2021, 12:40
Directora

 

Úrsula no quería volver a entrar en el banco nunca, jamás de los jamases, al igual que Mary, Thomas y Mia. No se trataba solo de las alturas sino de aquella velocidad que parecía ser una premonición para el descarrilamiento, y los saltos, esos saltos que duraban más que los que hacían los chinos en una pelea y que siempre parecía como si volasen. Pero es que ya no solo era el miedo que había pasado, sino su pobre estómago, que todavía tardaría unas cuantas horas en asentarse porque no se había decidido a quedarse abajo o arriba, o a seguir dando vueltas por lo que pudiera ocurrir.

Vamos, que la idea de regresar se le antojaba a la joven Úrsula como un suplicio que esperaba poder evitar.

Todos tenían el mismo aspecto horrible, como si acabaran de pasar por una experiencia traumática, salvo Colton, por supuesto, que además de habérselo pasado bien, pretendía regresar. Su padre ni siquiera se dignó a responderle; le dedicó una mirada reprobatoria y con eso fue más que suficiente, porque lo siguiente era iniciar la danza de collejas y ya había tenido suficiente por un día.

Por su parte, Mary consiguió retener sus nauseas e incluso hablar.

-B-bueno, esperemos no tener que volver en m-mucho tiempo –espetó, mirando a los demás, sintiendo que todos opinaban lo mismo que ella.

Mia consiguió decir que sí en un tono apenas audible y cuando su hijo le preguntó, no pudo ni responder. Solo cogió la mano de Colton, que el pobre al menos sabía ver cuando sus padres se encontraban mal, y se dejó arrastrar mientras Úrsula y Colton llevaban el peso de la conversación. ¡Quién pudiese ser joven de nuevo para sentirse tan vivos y menos muertos!

Todavía a años luz de recuperarse, Úrsula decidió tomar las riendas de la siguiente parada.

La varita.

Tal y como dijo, la varita era lo que distinguía a un mago de un no mago, aunque no sabía bien cómo se compraba, porque obviamente, nunca se iban a acabar. Siempre habría una varita esperándola, aunque no lo supiese todavía.

-Dudo que todas sean iguales, aunque la verdad es que no lo he pensado. Pero supongo que dentro de poco saldremos de dudas, ¿verdad? –le dijo Mary, mirando a los demás para ver si estaban de acuerdo en ir a la tienda de varitas.

La verdad es que hablar de una varita como parte del equipo básico de un mago sonaba totalmente entendible y al pensar en ello, todos sentían curiosidad por verlo. Mia, que todavía estaba lejos de encontrarse bien después de la experiencia en el banco, veía todo aquel mundo que les esperaba como algo tan sorprendente que a cada minuto que pasaba parecía como si otra sorpresa fuese a saltar sobre ellos.

Lo que para gente “normal” era inesperado pero para los demás parecía ser algo completamente habitual.

Y eso sí que le sorprendía.

-Sí, claro que iremos todos juntos. Creo que será mejor que no nos separemos demasiado porque mucho me temo que si en el banco, que se supone es un lugar serio, nos hemos encontrado con… bueno, con lo que nos hemos encontrado, a saber lo que habrá en cada una de estas tiendas. Lo mismo el vendedor tiene que clavarnos docenas de ellas para ver cuál se adapta mejor al cuerpo –comentó Thomas, temblando con solo pensar en ello.

Mia negó con la cabeza ante las ideas de su marido, pero asintió después de oír el comentario de Úrsula.

-Pues sí, dado que pesa poco, podremos continuar con las compras sin problemas, así que vayamos a comprar una.

Úrsula parecía bastante enterada del tema, aunque al mismo tiempo había cosas que seguía sin comprender. Mary tampoco tenía respuestas para ella, ni tampoco los padres de Colton.

Colton, totalmente insensible a los mareos del estómago, continuó haciendo planes, lo cual no estaba tampoco nada mal, pero se adelantaban demasiado para una familia que necesitaba tiempo para recuperarse. Nunca un banco tuvo un efecto tan mortífero físicamente sobre alguien, como hasta ese momento. Cuando la próxima vez entrasen en el Banco Nacional, sonreirían simplemente porque se trataba de uno normal y no como… el de los duendes.

Pero ahora mismo tocaba ir a Ollivanders. Obviamente, la varita seguro que no hacía todo cuanto sugería Colton, lo cual a duras penas podía seguir Úrsula, mucho menos los adultos, pero sí que daba una idea de lo especial que debía ser para él, y para ella, claro. Así que ambos estaban de acuerdo en ir a buscarla y aceleraron el paso para encontrarla.

Thomas le hizo un gesto a Colton para que se fuese con Úrsula, lo que fuera con tal de que le diese un poco de espacio para terminar de recuperarse, y ambos se alejaron entre la multitud, hasta que encontraron la mencionada tienda, la cual apareció delante como si les estuviese esperando.

Sin más preámbulos, llamaron a sus padres, a gritos, como no podía ser de otra forma, y estos aumentaron su velocidad para conseguir llegar hasta donde estaban.

Era el momento de entrar en Ollivander, aunque Thomas seguía encomendándose a la providencia para que fuese algo mucho más tranquilo que lo que acababan de vivir. Sin darse cuenta, apretó la mano de su mujer y ambos miraron a Mary, que parecía encontrarse más o menos como ellos.

Mary agradeció no estar sola, porque por mucho que Úrsula fuese bastante madura y responsable, nada la había preparado para aquel mundo de locos y prefería estar acompañada por gente que estuviese pasando lo mismo que ella.

Una vez llegaron, los niños abrieron la puerta y todos les siguieron al interior.

Notas de juego

Pasamos a Ollivanders

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01/01/2022, 13:23
Michael Cramson

Tras salir de la libería mágica, esquivando a un par de libros que volaron peligrosamente bajo, la familia Cramson se aseguró de que no se habían dejado ninguna compra y empezó a caminar por el Callejón una vez más. Michael apretaba la bolsa con sus libros contra sí mismo, feliz de tenerlos por fin. No podía esperar para hojearlos, pero tenían que seguir haciendo las compras y sus padres querrían saber a dónde debían ir a continuación.

¿Podemos ir a comprar la varita ahora? —preguntó con expectación.

Una vez que tenía sus libros, las prioridades de Michael volvían a ser las de la mayoría de niños de su edad, y estaba emocionado por saber cómo sería su varita y qué sensación notaría al sostenerla por primera vez.

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01/01/2022, 21:13
Ivy Jade Connor

Ivy regresó al Callejón Diagon después de realizar todas sus compras. Había comenzado por Ollivanders, obteniendo una varita de madera de tejo, con núcleo de tendón de corazón de dragón y una longitud de 24 centímetros, algo menor que la de su hermano mellizo, el cual, irónicamente, obtuvo una madera complementaria a la suya, como si el mismo árbol hubiese decidido pertenecer a los Connor. Algo similar sucedió con el núcleo, lo que determinaba que, en cierta medida, Nolan y ella no eran tan distintos, al menos en alma.

Su siguiente destino fue ir al Emporium a conseguir una mascota. No le resultó complicado enamorarse perdidamente de un gato que tenía los ojos con heterocromía, mostrando un iris azul y otro con un precioso tono miel.

La niña estaba encantada con su mascota y no paraba de meter los deditos por dentro de la jaula para que oliera su aroma y se familiarizada con ella, dedicándole atenciones cada poco tiempo para asegurarse de que estaba bien.

También fueron a Sortilegios Weasley, el paraíso de toda criatura. Ivy fue feliz porque pudo conseguir un álbum para guardar sus cromos, así como ranas de chocolate para continuar comprobando si tenía o no suerte con los magos y brujas que le tocaría en la siguiente tanda. Ojalá le tocase Salazar Slytherin.

El resto de las compras fue bastante más cansinas de realizar, por un lado debieron ir a Flourish & Blotts para conseguir los libros que estudiaría durante el curso escolar, adquirió también pergaminos, tinta, un telescopio y un organizador de deberes, entre otros materiales de uso diario.

En Madame Malkin su madre la vistió como una bruja de alta categoría, gastando bastante dinero en que se denotara de que sus prendas eran de calidad. A Jade no le importaba demasiado de si la medida de la manga era o no perfecta, pero con tal de no contrariar a su progenitora, calló y dejó que las entendidas en moda la asesorasen y tomaran las decisiones oportunas. Al fin y al cabo su labor por las mañanas sería fácil, ponerse la túnica por encima y poco más.

Tras conseguir los kits de ingredientes en la tienda de calderos, fueron al comercio de su abuela, Joanna Florette Essex, que regentaba la tienda de pociones mágicas. Su progenitora le consiguió un par de brebajes, uno era una esencia curativa para humanos y la otra una loción para su mascota. Su amiga Luna, la cual había estado en todo momento con ella le hizo una confesión y es que las pociones eran demasiado caras.

- No te preocupes, si te haces daño o tu mascota necesita ayuda, puedo compartir las mías contigo... - Le dijo la pelirroja de buena fe, y es que la menor de los Connor no tendía al egoísmo con quien le caía bien - Y sí que son caras, es porque cuesta mucho tiempo hacerlas y los ingredientes, algunos son muy raros de conseguir, supongo que por eso estos precios... - Comentó n base a lo que escuchaba por casa. Aunque no podía negar la evidencia

El único sitio al que no asistieron fue la tienda de artículos de calidad para el quidditch, y es que Tracy tenía muy claro de que ninguno de sus dos hijos de primer curso iban a llevar escoba. Estaba en las normas de la escuela y eso era sagrado, al menos por ahora.

- ¿Qué vamos a hacer ahora? - Preguntó Ivy en voz alta mientras caminaba al lado de Luna, no perdiendo ni un instante de su compañía. Se había dado cuenta con respecto avanzaba el día de compras que su familia gastaba mucho menos en su material, comprendiendo la pelirroja que los Ferlet no tenían su propio nivel adquisitivo. No quería incomodar a su nueva amiga, pero sutilmente dejó caer una idea que quizás calara en ella - Luna, si en algún momento necesitaras algún ingrediente o material siempre puedes decírmelo. Ya sabes, hoy por ti y mañana por mí... - Aunque en realidad sabía que ella no tendría nunca un problema de ese tipo, si escribía a sus padres y les explicaba que necesitaba más material, lo recibiría en tiempo récord, seguramente con una bronca porque ya le habían comprado bastante, pero eso al fin y al cabo era un mal menor.

Y allí estaban los Connor y los Ferlet, en el callejón Diagon después de un arduo día de compras.

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02/01/2022, 12:14
Luna Ferlet

La visita a la tienda de pociones fue algo extraña, incómoda, según oí en boca de mi madre Janice, porque tanto ellas como yo habíamos visto que su abuela no parecía llevarse demasiado bien con el padre de Ivy y que era muy estricta.

A mí me dio algo de miedo cuando me habló directamente.

Pero fue la última tienda a la que fuimos, porque ya lo habíamos comprado todo. Yo estaba feliz con mi varita y mi lechuza, Edwina, y todo lo demás… bueno, al final era lo que necesitaba para ir al colegio por lo que no podía quejarme.

Mis madres parecían también satisfechas y una vez acabado todo, podíamos pasear, si es que eso era posible porque había muchísima gente, y mirar solo por mirar. Me sentía algo mal por haber gastado tanto, pero Eloise me decía que no me preocupase, que comprase lo que me hiciera falta.

No me hacía falta nada más.

Por otro lado, me lo había pasado muy bien con Ivy e incluso con Nolan, que era un auténtico trasto, pero también me sentía un poco preocupada por lo que fuese a venir. A pesar de todo, el hecho de caminar juntas por la calle, como si fuese algo que hiciésemos cada día, me hacía sentir muy bien.

-Me gusta mucho tu gato. ¿Qué nombre le vas a poner? –le pregunté, mientras miraba como lo tocaba a través de los huecos que había en el transportín. Sabía que poner un nombre era algo difícil; bueno, a mí se me había ocurrido uno pero no tenía por qué ser igual para todos y cada mascota merecía uno que de verdad le hiciese justicia. Yo veía a mi lechuza como Edwina desde el mismo momento en que me fijé en ella, pero quizás Ivy todavía tenía que pensar a qué le sonaba su gato.

Ivy me ofreció las cosas que había comprado para él, por si me hacía falta para Edwina, y yo se lo agradecí. No sabía si de verdad lo necesitaría, pero saber que podía contar con ella me dejaba más tranquila.

Cuando pasamos por la tienda de Quidditch, vi que Ivy se volvía para mirarla y que Nolan se acercaba corriendo al escaparate. Para ellos parecía ser un sueño imposible conseguir una escoba. Yo no estaba demasiado interesada pero a ellos sencillamente no se lo permitían. Entendía que además no podíamos llevar una escoba así que no tenían ninguna razón para comprar una.

Donovan, su hermano mayor, parecía divertirse con su sufrimiento. Supuse que eso era algo más típico, que se jactaba de que él si podía tener una y que de hecho, como estaba en el equipo de Quidditch sabía lo maravilloso que era volar.

Tenía muy mala sangre decir algo así cuando sabía que sus hermanos sufrían al no poder hacer lo mismo.

-Donovan, no deberías decir eso. Cuando Ivy y Nolan sean mayores seguro que tienen las mejores escobas del mundo y que juegan en el equipo de su casa. Y hasta puede que te ganen si no caen en la misma que tú –le regañé, sintiéndome después de hacerlo como si fuese una madre recriminándole algo a sus hijos, así que inmediatamente, me ruboricé y me disculpé -. Eh… p-perdón, yo… no me he dado cuenta.

Ivy se acercó a mí para decirme que podía pedirle cualquier cosa que necesitara y yo cogí su mano, agradecida.

-Gracias. Yo… espero que no me haga falta pero si lo necesito, sé que puedo contar contigo. ¡Cuánto me alegra que seamos amigas!

Mientras tanto, y una vez todo estaba hecho, me daba cuenta de que en breve tendríamos que separarnos y eso me llenó de tristeza. Ivy preguntó que hacíamos y Janice no tardó en decir lo que todos pensaban.

-Bueno, supongo que habrá que regresar a casa. Mañana nos espera un día difícil. Hay que estar en la estación muy temprano. Muchas gracias por hacer las compras con nosotras –dijo Janice, mirando a los padres de Ivy.

Y entonces, se me ocurrió.

-Eh, mamá, ya que mañana vamos todos al mismo sitio… ¿puede Jade quedarse en casa e ir mañana juntas a la estación? Por favor, mamá, por favor –le pedí, volviéndome hacia Ivy -. Solo si quieres, claro. Es que… lo mismo luego ni siquiera estamos en la misma casa y todo eso y así… no sé, miramos todo lo que hemos comprado, e intercambiamos cromos de chocolate.

Mirando a Ivy, esperé a ver qué era lo que respondían ella y sus padres.

Notas de juego

Actualización en forma de Luna ;)

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02/01/2022, 12:15
Directora

Los libros eran el mejor indicativo de que su aprendizaje estaba próximo y que dentro de poco, sería un auténtico mago, pero incluso eso estaba lejos de la sensación que tendría un mago o una bruja cuando agitara su varita entre los dedos para lanzar un hechizo o hacer un encantamiento.

Porque una cosa era aprender y otra actuar, y Michael sabía que necesitaba saber hacer las dos cosas.

Sus padres no actuaban a medias y él tampoco, siendo conscientes de que entre las muchas paradas que habría que hacer estaba, sin duda alguna, la tienda de varitas. 

Ollivander's había sido la tienda de varitas por excelencia durante años, siglos más bien, y a pesar de que su original dueño ya no estaba, el nombre seguía siendo respetado y continuaba constituyendo parada obligatoria para todos los jóvenes magos y las jóvenes brujas que estaban comenzando su andadura en el mundo mágico.

Michael estaba impaciente por saber cómo sería su varita y poder tenerla entre sus dedos.

-Desde luego, hijo. Vayamos a buscar tu varita. Aún recuerdo el momento en el que compré la mía y la sensación que me recorrió al lanzar mi primer encantamiento. Espero que a ti también te suceda lo mismo -le dijo a Michael su madre, sonriéndole comprensivamente.

Su padre, en cambio, miraba más con curiosidad que otra cosa.

No terminaba de entender que tener un trozo de madera fuese tan emocionante. Cosas de magos, volvió a decir para sí.

Notas de juego

Pasamos a Ollivanders

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02/01/2022, 12:18
Directora

 

Las compras estaban resultando bastante divertidas para los dos jóvenes. Aún debían hacerse con los libros, el caldero, y un sinfín de cosas más, aunque las tiendas que efectivamente podían tirar más, aparte de Ollivanders, eran la de mascotas y la tienda de artículos de broma. Ah, y por supuesto, la de Quidditch, aunque era complicado que a Colton sus padres le dejasen entrar o siquiera asomarse a dicho lugar.

No había nada más peligroso que Colton subido encima de una escoba.

Úrsula estaba encantada de todo lo que sucedía, aunque algo preocupada por el dinero que tenían. ¿Habría suficiente para todo?

Mary por su parte creía que sí, aunque seguramente, los libros se llevarían la mayor parte, como siempre solía suceder. Pero bueno, ya irían viendo.

Colton en cambio, con una varita ya en su mano, debía empezar a pensar cuál sería su siguiente jugada. Tener un buen plan era siempre lo más importante, más aún para un seguidor de la fuerza jedi-mágica y buscador del chocogrial como él, que no podía permitir que se escapara de sus manos cualquier cosa que resultase remotamente divertida.

Mientras se pensaban en cuál sería su paso siguiente, ambos podían ver como la calle seguía estando llena de magos y brujas jóvenes, algunos mayores y otros no tanto, entrando y saliendo de las tiendas junto a adultos, cargando con libros, ranas de chocolate, e incluso alguna escoba que otra.

Aquella calle continuaba siendo el centro de compras del mundo mágico y eso no hacía sino llamaros para que os unierais a ella. 

No había tiempo que perder.

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02/01/2022, 12:20
Directora

Notas de juego

Lo dicho, os abro todas las tiendas y ahora solo tenéis que ir y comprar las cosas, indicándolo en cada una y anotándolo todo en la ficha.

Si queréis narrar en algunas de las tiendas, podéis hacerlo sin problemas. Yo también os responderé ahí ;)

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03/01/2022, 06:27
Ivy Jade Connor

Era difícil pasear por el Callejón Diagon por la gran cantidad de gente que había, pero aún así a Ivy le encantaba hacerlo, porque era divertido y novedoso sentir el bullicio de las calles, así como la algarabía de jóvenes que se iban preparando para el inminente comienzo del curso escolar. Fue entonces cuando observó a un crío de unos siete años, que pasaba por delante de su familia, con una lengua desorbitadamente larga y que sobresalía notablemente de la boca, mientras su madre iba riñéndole. Estaba visto que habían estado en sortilegios Weasley y comprado uno de sus artículos prohibidos.

- ¡Pobre!, qué desagradable debe ser estar babeando como si fuera un bulldog... - Comentó la pelirroja mientras su hermano Nolan disfrutaba la escena, pensando quizás la de maldades que podría hacer si tuviera esos dulces a mano.

Jade no había dicho nada sobre la actitud tensa de la abuela con su padre, como si fuera ya algo tan común y asumido que lo raro fuera tener que opinar. Lo que sí era real y público terminaría siendo la seriedad de Joanna Florette, una mujer que valoraba sus brebajes como si de oro se tratase, y que miraba a sus potenciales clientes como si no fueran lo suficientemente buenos como para disfrutar de su magia. Quizás por ello hacía poca venta.

- No sé aún qué nombre podría ponerle a mi bolita de pelo... - Indicó Ivy mirando con cariño dentro de la jaula - Quizás Cotton, porque es blandito como un algodón, o Snow por ser blanco como la nieve, o puede que Teddy por ser como un peluche... - No estaba definido y lo sabía, para Jade era complicado elegir el nombre perfecto, porque no tenía aún claro de cómo era el carácter del gato, y necesitaba tiempo para que alguna palabra saliera de manera natural de sus labios para nombrarle - Supongo que tendré que pensar más en ello.... Tú te has decidido muy rápido - Se admiró al ver la seguridad de Luna - Edwina es un gran nombre... - Sonrisa amplia y sincera, Jade denotaba ser un dulcecito de niña.

Donovan había chinchado a sus hermanos menores sobre el hecho de no tener escoba, mientras que él tenía la suya, pues estaba en el equipo de Quidditch y disfrutaba de la hermosa sensación que era volar. Jade se cruzó de brazos, molesta, hasta que su amiga Ferlet saltó a defenderles, tanto a ella como a su mellizo. Luna era valiente, se había enfrentado a un chico mucho mayor que ella, argumentando por la causa que creía justa y, en ese instante, supo que le gustaba su manera de proceder y que ella también quería ser así, una defensora de lo imposible.

- Gracias Luna. Nunca nadie me había defendido así... - Comentó bajando la voz, y es que normalmente en casa nunca se le daba la razón completa a nadie, quizás como medida para tener un sano equilibrio entre todos los hermanos - Algún día tendré mi escoba y representaré a Slytherin, como él... - Estaba claro que para la joven Jade los modelos a seguir eran su madre y hermano.

Luna y ella habían hecho muy buenas migas. Ambas eran niñas tranquilas y que disfrutaban de las pequeñas cosas que le rodeaban. Sin lugar a dudas iban a disfrutar la escuela juntas y más si les tocaba la misma casa que representar, aunque Ferlet tiraba hacia Gryffindor y Connor hacia Slytherin.

Una vez que el objetivo de las compras ya estaba completo, tan solo les quedaba retirarse para ir a casa y preparar los baúles. Fue en ese instante en el que Luna tuvo una idea grandiosa, desde la perspectiva de Jade, el poder estar juntas en su casa y pasar la noche allí. Era la primera vez que hacía algo así.

- ¡Oh me encantaría!... ¿Puedo, mamá? ¿Puedo?... - La pelirroja pestañeó un par de veces, mientras su madre ponía algún que otro problema al respecto, como que los baúles de viaje no se hacían solos. Aunque a decir verdad y si se era práctico, tener a Nolan era como tener quintillizos, posiblemente la ausencia de Ivy fuera incluso una buena medida de controlar mejor al muchacho - ¡Cambiaríamos cromos de chocolate!... - Emoción pura. ¿Cómo negarle esa posibilidad a su hija? Al fin y al cabo se verían en la estación para despedirse

- ¿Me extrañarás Nolan? - Le preguntó en voz baja a su hermano, y es que Jade era afectiva y nunca solía separarse de su mellizo, a pesar de que no le soportaba en ocasiones - No le des problemas a mamá....  Puede que incluso le dijera alguna burrada. Nolan así era, imprevisible.

- Por cierto, ¿podría llevar conmigo al gato? Quizás así se me ocurra un nombre que ponerle - Preguntó educada la niña mirando a Janice, antes de hacer la pregunta más incómoda del año, y es que si no la formulaba ahora, quizás no sabría cuándo hacerlo - Mamá, ¿cómo se hacen los niños? ¿Sólo se necesita una mujer para hacerlos?... - Y es que no había olvidado la charla que quedaba pendiente, buscando el momento adecuado de relajación para sacar a colación el tema. Y es que en Corazón de Bruja a veces había páginas cortadas, Tracy tenía una crianza tradicional.

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03/01/2022, 20:39
Luna Ferlet

Mientras caminábamos por el callejón, Ivy y yo continuábamos hablando. Ella no sabía cómo llamar a su gato, lo cual entendía muy bien porque escoger un nombre era algo muy difícil.

-Me gusta Cotton, la verdad. Pero tienes que elegir el que te parezca que es más de él. Yo con Edwina lo tuve claro porque había elegido tres nombres posibles… y me pareció que ese era el que le iba más. Creo que le gusta. ¿Te gusta, Edwina? –le pregunté a la lechuza, tocándole el pico a través de los barrotes de la jaula.

Edwina pareció ulular satisfecha.

Pero se rompió un poco todo cuando no me pude contener e intervine contra el hermano mayor de Ivy. Yo no quería parecer mala o algo así, pero no me gustó que se metiera con Ivy y Nolan solo por lo de la escoba. No era culpa suya no poder llevarse una al colegio. Estaba prohibido. A veces tenía esos arranques y Eloise me había dicho muchas veces que debía controlarlos, pero no siempre podía.

Así que me disculpé en cuanto me di cuenta.

-Yo… no quería hablar mal, perdón –volví a disculparme, cuando Ivy me dio las gracias. Me gustó que lo hiciera pero sabía que no debía dejarme llevar -. Claro, yo no sé si tendré una. Creo que no se me da muy bien montar en escoba.

Menos mal que después se me ocurrió de lo quedarnos juntas y que al final, nos permitieron hacerlo. No me apetecía separarme de Ivy, sobre todo cuando a lo mejor en el colegio íbamos a casas distintas y ya no nos veíamos más.

Por un momento pensé que quizás me había pasado al sugerirlo, pero todo salió bien.

-¡¡Vivaaa!! –exclamé, abrazándome a ella -. Sí, podemos intercambiar cromos. Yo no he abierto los míos así que seguro que tengo alguno repetido. Y podemos empezar a leer lo que vamos a aprender. Tiene que haber un montón de cosas chulas.

Nolan parecía enfadado, pero bueno, no era lo mismo invitarle a él que a Ivy, tenía que entenderlo.

Antes de regresar, Ivy pidió llevar al gato. No me molestaba… pero parecía que no le gustaba y sabía que era por… por… mí. Pero no podía decírselo. ¿O sí? En ese momento se me ocurrió que quizás podría contarle lo que tenía, aunque tenía mucho miedo de cuál sería su respuesta.

No, era mejor no decirle nada.

Menos mal que volvió a hacer aquella pregunta sobre los niños y yo me reí en silencio. Ivy parecía sentir mucha curiosidad, así que me uní a ella.

-Mamá, mamá, creo que deberíamos explicárselo, ¿no creéis?

Mis dos madres se echaron a reír.

-Creo que no es asunto nuestro, Luna. Si su madre quiere decírselo, lo hará ella. Ahora mismo lo mejor será que volvamos a la chimenea para regresar a casa. Aún tenemos muchas cosas que hacer –dijo Eloise.

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03/01/2022, 20:40
Directora

Notas de juego

No es actualización. Esa el miércoles ;)

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04/01/2022, 16:17
Colton Derrick

Tenía una varita que tenía corazón de lechuga. Eso le desanimó por 30 segundos o así, hasta que se le ocurrió algo mejor que tener una lechuga dentro de su varita.

- La mandrágora es un híbrido entre hombre y dragón, ¿Como no lo he visto antes? Man y drago... Que graciosillo el vendedor, creía que no me iba a dar cuenta, además, me mola mucho que tenga el mismo núcleo que la tuya Úrsula, porque ya no solo somos amigos sino compañeros de mandrágora, y eso une mucho. - Coltón tal vez fuera un poco precipitado, pero él vivía así, hacía "amigos" con esa facilidad, sin darse cuenta que a veces los otros niños no estaban en su onda. Miró a su madre, la apuntó con la varita y le dijo

- ¡Cómprame una escoba!

La madre lo miró, parpadeó dos o tres veces y rompió a reír. Su padre también se reía, y claro, si no puedes al enemigo únete a él, y él también se rió. Su padre le revolvió el pelo y el se encogió de hombros - Había que intentarlo.

Era una estrategia 100% estudiada, tu pedías lo más grande, y luego igual te daban algo pequeño. Si ya pedías en pequeño la respuesta iba a ser no en plan gigante, así que después de fracasar en la adquisición de una escoba dijo

- Mamá, señorita Mary, ¿Podemos ir a comprar una mascota? Es que os vamos a echar mucho de menos cuando estemos estudiando, y, bueno, una mascota nos haría la vida menos triste. ¿A que sí Úrsula? Un dragón molaría, así podría calentar la leche por las mañanas e ir a veros montado sobre él.

Pero no, ni dragón ni dragán. Sus padres llevaban la lista y no iban a hacerle ninguna concesión. Aunque si ponía allí que podían ir con un gato, una lechuza o una rata. Su madre tomó la voz cantante

- De acuerdo, pero compraremos una lechuza. Se ve que es la que se encarga de llevar el correo y tú nos vas a tener que escribir mucho para que no nos preocupemos. - Coltón protestó - Pero mamá, si yo quiero una rata que tenga la peste negra, que mola mogollón, que es como una bomba fétida pero con patas, verás que bromas más guays....

Alto, perturbación en la fuerza, alerta colleja, silencio en la sala que mi abuela está mala. El instinto arácnido de Colton le hizo que se callara en secó y dijo con voz lastimera

- Sí mamá, una lechuza estará genial.

Se acercó a Úrsula y le susurró

- Pssst, psst, tu píllate una rata y luego hacemos intercambio de mascotas... aunque sea un gato, que las lechuzas son un peñazo.

Pero luego entró en la tienda y se enamoró. Amor a primera vista. Era tan simpática, tenía un porte tan especial, así con su plumaje blanco y marrón... Se sentía como en pueblo paleta, y como si la lechuza fuera a ser su primer pokemon. La acarició y puso la cabeza en esa forma tan graciosa que no lo pudo evitar

- Esta mamá, esta, por favor, está me encanta, hace pinta de ser la mejor lechuza cartera del mundo, fíjate, si parece que esté mirando una dirección y todo..

La lechuza enderezó el cuello y sus padres no entendían de lechuzas. Quien les atendía les dijo que era una lechuza muy inteligente pero un poco inquieta, pero para Colton alguien un poco inquieto era justo lo que necesitaba, para bajarle las revoluciones. Le acarició el pelaje con cariño y le dijo

- Te llamaré tortícolis. ¿Quieres ser mi lechuza?

Había que ir siempre con hechos consumados, primero se pone el nombre, para que sepa la lechuza de quien es y luego ya si acaso se le hacen preguntas menores.

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04/01/2022, 23:05
Ivy Jade Connor

Ambas quedaron charlando sobre el nombre que le pondrían al gato. Ivy aún dudaba, aunque Cotton parecía ser un nombre perfecto según Luna, así que no lo descartó inmediatamente mientras proponía varios más - Podría también llamarle Colorines, porque tiene dos tonalidades en sus ojos; Hocicos, porque no para de asomar la boquita del trasportín, o... - De repente una exclamación pues se le ocurrió una idea genial - El mago más grande de todos los tiempos ha sido siempre Merlín, y éste va a ser el gato más increíble de cuantos existen, por lo tanto lo llamaré Galín... ¿Te gusta Galín? - Fue preguntarle eso a su mascota y escuchar un bufido desde dentro de la jaula, estaba claro que el animal tenía su personalidad y no estaba de acuerdo - Vale, quizás haya sido una muy mala idea... Seguiré pensando...

A Edwina, sin embargo, le gustaba su nombre, no parecía ser tan sibarita como la mascota de Jade - El nombre que has elegido está muy chulo. Le va como anilla a la pata... - Dijo a modo de broma, denotando que Ivy sí tenía sentido del humor, pero era más sutil y discreto, normalmente camuflado por los estallidos de genialidad de su mellizo.

Luna estaba agobiada por la salida de tono que había tenido con Donovan, el cual ni siquiera la miraba, como si la pequeña no estuviera presente. Los adultos dejaron pasar de largo aquel estallido de genio e Ivy era la única que se preocupaba por su amiga y le repetía una y otra vez de que no pasaba nada. Al fin y al cabo, la había defendido - Aprender a montar en escoba es algo que nos enseñarán en el colegio, así que no te preocupes, que seguro aprenderás... - Dijo con la más radiante sonrisa y sobre todo, con seguridad.

Que sus padres le dejaran irse a casa de los Ferlet, para la pelirroja fue sinónimo de alegría, dejándose abrazar por Luna y devolviéndole el gesto con afecto - Oh, no podemos abrirlos todos de golpe o las ranas se escaparán, y están muy ricas como para perderlas, pero uno o dos sí que podremos comer, y guardar el cromo que nos salga en el álbum - Le encantaba el planazo que se estaba montando - 

El máximo azoramiento llegó cuando Ivy preguntó algo que desconocía, el cómo venían los bebés al mundo, y su madre Tracy, evitó darle una explicación al respecto, y menos delante de tanta gente. Robbert por su parte miró azorado hacia algún punto perdido del callejón y Donovan mostró una sonrisa amplia, quizás divertido por la tensión que se acumulaba en el ambiente.

- Todo a su debido momento, Ivy... - Dijo su madre antes de despedirse de ella con un beso en la mejilla - Mañana nos vemos en la estación. Compórtate como es debido... - Le recomendó antes de que la familia Connor se retirase y la pelirroja estuviera con Luna y sus madres, acompañada también por Edwina y el gato sin nombre.

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05/01/2022, 14:04
Directora

 

Colton no pensaba conformarse con cualquier cosa ni tampoco quedarse únicamente con lo que tenía que comprar, y dejar lo que no, así que en cuanto pudo, apuntó a su madre y le exigió que le comprase una escoba.

Evidentemente, no lo iba a lograr, pero al menos se echaron todos unas risas.

-Hijo, yo de ti no haría eso en el colegio sino puede que tengamos que ir a recogerte antes de tiempo. Y así seguro que no tendrías ninguna oportunidad de tener una escoba propia porque si no lo permiten a los niños de primero, será porque al resto sí, ¿Verdad? Así que tendrás que aguantarte un año sin protestar.

Thomas se sentía bastante tranquilo con el comportamiento de s hijo, más de lo que cabría esperarse, porque sabía que en el fondo no era un mal chico, solo demasiado energético. Pero mientras le mantuviesen ocupado, todo iría bien.

Así que el grupo continuó su andadura, dirigiéndose a continuación hacia la tienda de mascotas.

Mary miró a Úrsula sabiendo lo que la joven estaría pensando. Ella echaría de menos a su perra, Libra, así que hacerse con una mascota sería un poco como traicionarla, por lo que dudaba que Úrsula estuviese interesada.

El padre de Colton se adelantó en la respuesta.

-Podemos, hijo, pero recuerda lo que pone la lista. No vale cualquier mascota; solo las que están permitidas, como una lechuza, una rata, un sapo o un gato. Para otras cosas, tendrás que esperar a ser mayor y tener tu propio zoológico.

Mía miró a Mary y esta asintió. No les importaba acompañarles a la tienda, aunque no fuesen a comprar ninguna mascota.

Así que quedó claro que no iba a ser lo que dijese Colton, sino lo que permitiesen ellos, y así se lo dijo su madre, viendo que además era una oportunidad única para mantenerse informados de todo, además de para tener contacto con su único hijo.

A Colton no le hacía demasiada gracia, pero era lo que había.

Úrsula lo entendía y se echó a reír, momento que Mary aprovechó para decir lo que opinaba al respecto.

-Ursula, una lechuza tampoco está tan mal. Podrías utilizarla para escribirnos y recibir cartas nuestras. ¿Qué te parece?

En cuanto entraron, la visión de todos aquellos animales en sus jaulas, incluso algunos que no sabía ni lo que eran, hizo que se olvidaran de toda la lógica. Había una lechuza genial mirando fijamente a Colton, torciendo su cabeza como si estuviese preguntándose qué era exactamente Colton. ¿Seguro que no era ella quien estaba escogiendo a su dueño? Bueno, en cualquier caso, a Colton le moló lo suficiente como para indicarlo.

Mientras la lechuza ululaba, aparentemente satisfecha, Mia se dirigió hacia el dependiente.

-Nos llevamos esta lechuza. Y también comida para dos semanas, y la jaula, por supuesto.

El dependiente asintió, satisfecho, preparó la comida y salió para entregarle a Colton su lechuza.

Tortícolis ya tenía dueño.

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05/01/2022, 14:06
Directora

 

Ivy y Luna marchaban hablando distraídamente de sus cosas, del gato que había adquirido la joven de los Connor, al que aún no le había puesto un nombre, y de todo cuanto había sucedido. Como le dijo a Luna, esta se había decidido muy deprisa por un nombre para su lechuza.

La pequeña Ferlet siempre había querido tener una lechuza y tenía varios nombres escogidos dentro de las posibilidades, así que al verla, no le costó demasiado elegir el que pensaba se ajustaba mejor al ave.

Y mientras ellas hablaban, los adultos también lo hacían, pues había sido un día duro, de entrar y salir de una tienda a otra y gastar mucho dinero, algo a lo que no estaban acostumbrados, ninguna de las dos familias, aunque evidentemente era por una buena causa. En el caso de los Connor, tener tres hijos significaba triple gasto y si bien su hijo mayor Donovan no era quien más necesitaba, también generaba sus problemas.

De hecho, mientras hablaban de él, ocurrió aquel pequeño enfrentamiento entre la joven Ferlet y el mayor de los Connor, surgiendo una actitud de defensa que sus madres habían visto en alguna ocasión pero no desde hacía tiempo. La propia Luna pareció darse cuenta de que quizás se había pasado de la raya, por lo que no tardó en disculparse, pero Donovan, el mayor, pareció quedarse sorprendido y pensó que era mejor no decir nada.

Aquella canija parecía demasiado peleona para su gusto y tampoco podía enfadarse con su hermana.

Ivy, por su parte, parecía sorprendida de aquella reacción, además de agradecida. Nadie solía defenderla de aquella manera, sobre todo con su hermano mayor, al que idolatraban ella y el resto de su familia. Nolan siempre estaba metiéndose en líos por lo que no era el mejor ejemplo para nadie y el resto de sus amigas eran como ella, demasiado pequeñas y respetuosas.

Luna parecía ser un poco diferente.

Entre eso y que llevaban toda la mañana juntas, la idea de Luna de pasar la noche juntas le pareció grandiosa, así que saltó de alegría. Su madre miró entonces a su padre y este asintió con la cabeza. Después se volvió hacia las Ferlet y estas respondieron con rapidez.

-Por nosotras no hay ningún problema. Podemos encontrarnos mañana en la estación –dijo Janice.

-¿Están ustedes seguras? Ivy es una buena chica pero no quisiéramos que se sintieran obligados ni nada por el estilo.

En aquella ocasión fue Eloise quien respondió.

-De ninguna manera. En casa tenemos sitio de sobra para ella. La cama de Luna es lo suficientemente grande para las dos.

Tracy se lo pensó unos segundos y después miró con mucha seriedad a Ivy.

-Está bien, puedes ir, pero solo si te portas bien. No quiero que digan que has dado problemas.

Después, se volvió hacia Janice y Eloise.

-Muchísimas gracias. Estoy segura de que se portará bien. Es una niña muy tranquila –explicó la madre de Ivy, intentando calmar las posibles inquietudes de ambas madres. Pero las dos se mostraron confiadas y relajadas.

-Oh, no se preocupe. Para nosotras es un placer. Nunca habíamos visto a Luna tan feliz como ahora, así que estamos encantadas –le dijo Eloise.

-Pues yo quiero ir también –protestó Nolan.

-No, tú no irás –le dijo su padre -. Bastante tenemos con aguantarte nosotros como para que también lo hagan otras personas.

Los adultos siguieron hablando y todo parecía ir bien, y mientras tanto, las dos niñas se adelantaron para seguir por su cuenta, con Nolan de morros, justo detrás. Ambas parecían dar saltos, contentas, pues era algo diferente que ninguna de las dos había hecho nunca. Luna no tenía amigas, desde hacía tres años apenas salía de casa; Ivy, por su parte, siempre había sido demasiado joven para que le dejasen hacer cosas por su cuenta. En ambos casos, era un final perfecto para un día perfecto.

Nolan estaba enfadado así que no le respondió a Ivy. Le daba rabia que ella pudiera estar con su amiga y él en cambio, tuviese que quedarse en casa, pero eso cambiaría al día siguiente. Entonces él estaría con un montón de amigos y seguro que ellas dos iban a parar a casas distintas. ¡A ver quién se sentía mal entonces!

-No, yo no doy problemas –replicó Nolan.

Entonces, Ivy se volvió hacia Janice para preguntarle por el gato. Janice adoptó un gesto un poco más serio e intercambió unas miradas con Eloise antes de responder. No era fácil decirle que no, pero tarde o temprano Luna tendría que aprender a convivir con cosas como aquellas, así que mejor que fuese antes que después.

-Pues… sí, claro que sí. Pero tendrás que cuidarlo muy bien para que no se escape. Ten en cuenta que es una casa extraña y no se sentirá muy seguro. Le pondremos algo de comida para ver si lo convencemos de que esté tranquilo.

Y entonces llegó la pregunta del millón.

Todos los adultos se miraron entre sí y Janice y Eloise entendieron a qué se debía la pregunta.

-Hija mía, como ha dicho la madre de Luna, no es el momento de hablar de eso. Ya te lo explicaré en otro momento.

Robbert resopló, angustiado. Cuanto más lo retrasasen, mejor, aunque la presencia de aquellas dos mujeres hacía que Ivy estuviese más ansiosa de obtener respuestas. Quizás si había suerte, pensaba su padre, las consiguiese por su cuenta.

* * *

Las dos familias se separaron al llegar a la chimenea a la cual habían llegado. Las Ferlet decidieron ir en primer lugar, tras asegurarle de nuevo que no era ninguna molestia en absoluto encargarse de Ivy, que estaban encantadas, y que si tenían algún problema no dudaran en contactar con ellas. Su chimenea estaba abierta para cuando quisieran. Le dieron su dirección y después, entregaron a las dos niñas un puñado de polvos Flu.

Luna fue la primera en regresar a casa, pronunciando bien y con claridad el nombre de la calle. Janice se lo volvió a repetir después a Ivy para que esta no se equivocase, y después se transportó Eloise, para que hubiese alguien más con ellas.

Finalmente, llegó el turno de Ivy, que se introdujo en la chimenea y pronunció el nombre de la calle con seguridad y decisión, apareciendo automáticamente en el salón, en donde ya esperaban Luna y Eloise.

Janice llegó unos segundos más tarde.

Estaban todas en la casa de las Ferlet.

Aunque desde el salón, que era en donde estaban todos, no podía tenerse una visión completa de la casa, el interior ya mostraba un ambiente muy diferente al de la ciudad, con un salón que irradiaba paz y tranquilidad, todo lo contrario que habíais sentido en el callejón Diagon.

-Bueno, Ivy. Bienvenida a nuestra casa -dijo Janice, dándote tiempo a que mirases por donde quisieras -. Luna, si quieres puedes enseñarle tu cuarto. Cuando esté lista la comida os avisaremos. Recuerda que tienes que preparar el baúl.

Eloise dejó todo cuanto habíais comprado junto a la chimenea, los libros, Edwina, los uniformes... todo. Aún había mucho trabajo por delante.