Partida Rol por web

Los invernaderos se encuentran en los jardines de Hogwarts y en su interior hay innumerables especies de plantas. Algunas de las cuales gritan, otras se retuercen y el resto simplemente parecen estar esperando a que alguien se encargue de ellas. Los cristales aíslan el lugar del exterior, haciendo que una vez dentro, parezca que hayáis entrado en un mundo completamente diferente, asolado por la luz, la humedad condensada y el calor.

Después de vuestras clases, tuvisteis que salir rápidamente del castillo para ir al invernadero, que estaba en los jardines de Hogwarts. Las clases de Herbología se impartían allí y no en un aula normal. Cuando llegasteis por fin, tanto los de Ravenclaw como los de Slytherin, después de dar unas cuantas vueltas y perderos un poco, os detuvisteis en la entrada, dudando en si entrar en aquel lugar cuyo tenebroso aspecto no daba ninguna confianza.

A pesar de lo que parecía, el interior era mucho mejor que el exterior, aunque la densa humedad ocasionada por la enorme cantidad de plantas que allí había y los cristales, proporcionaban un ambiente algo asfixiante. La profesora Emerald Cassowary estaba ya a la espera, al fondo del mismo, mirandoos fijamente mientras entrabais y os colocabais en fila, en aquel estrecho lugar en el cual apenas había sitio para vosotros.

-Bienvenidos. Soy la profesora Emerald Cassowary y antes de nada os ruego que no hagáis ruido. Muchas de estas plantas son extremadamente sensibles a los sonidos, y mucho más a las emociones. Esa es la segunda de mis peticiones. Las plantas que os rodean sienten lo que vosotros sentís y su crecimiento y supervivencia pueden verse amenazados por alguien que no las aprecie. Si es ese el caso de alguno de vosotros, será mejor que salga ahora, antes de que yo le eche de forma... poco amigable, porque para mí, las plantas son vidas que debo proteger. Esa es mi principal misión, además de valorar vuestra capacidad para trabajar con ellas.

Obviamente, nadie dijo nada, así que la profesora continuó hablando.

-El estudio de la herbología tiene muchas y complejas ramas, y aunque no espero que podáis desenvolveros por ellas como si fuese algo natural, sí que al menos respetéis mis directrices. A vuestro lado tenéis ejemplares jóvenes de Testia temporis, unas hermosas plantas que desarrollan flores vistosas de colores verdosos, pero cuyas espinas pueden generar graves trastornos. Nuestro trabajo en el día de hoy será conocer sus propiedades, aprender cómo y de qué se alimentan y trasplantarlas para que puedan continuar con su crecimiento. El único requisito es utilizar gruesos guantes para realizarlo, si no queréis sufrir las consecuencias. Pero primero, veremos sus características.

La profesora empezó a enunciar una por una sus propiedades, cuánto tiempo tardaban en crecer, la cantidad de luz, minerales y agua que necesitaban, y su procedencia evolutiva. Después, explicó paso por paso como realizar el trasplante, que debía efectuarse siempre a la sombra para evitar que reaccionasen agresivamente, y con los ojos cerrados para que la luz no se reflejase en ellos y provocase sus reacciones.

Tras salir de clase de Historia, todos aún alucinando un poco, salimos rápidamente del castillo en búsqueda de aquél invernadero. - Le gusta secar plantas? Pues no tenía ni idea... supongo que cada uno tiene sus hobbies - le comenté con respecto a lo que me dijo de Luna. 

Los jardines del castillo eran bastante grandes, de hecho había que admitir que la vista era medievalmente impactante, en el buen sentido. Era bastante estilo antiguo, pero tenía su encanto. Ivy se reflejó en los cristales del invernadero y me dijo si estaba bien peinada. Entonces me miré a mí mismo y me vi, sin peinar apenas. Abrí mucho los ojos. -Madre mía que desastre. Tenemos que acordarnos de llevar un peine siempre encima - mientras me dispuse a aplastar bien mi pelo y dejarlo como quería que lo viesen los demás, lejos de su estado revuelto natural. -Eso, bien aplastadito... - dije mientras me concentraba al lado de Ivy frente a nuestros reflejos, mientras nos acicalábamos - Ahora sí que estamos listos. - Le sonreí después de que acabásemos. Totalmente obtuso de su saludo hacia Michael.

-oh! No me acordaba que la clase la teníamos con Ravenclaw. Hola Michael, como ha ido la mañana? tu hiciste ya DCAO? bastante interesante la verdad. Y Historia también, aunque bastante densa la segunda parte de la clase... -  luego miré a derecha e izquierda para susurrar durante un momento - ese hechizo del profesor de Historia, parecía relacionado con ver en el pasado. Podríamos investigarlo esta tarde también... - y luego me enderecé como si no hubiera dicho nada, y seguí al resto.

Entonces fue cuando porfin encontramos el invernadero. -Para ser franco me esperaba algo más... ¿profesional? o una especie de huerto, o una especie de pequeño jardín privado - Dije en voz baja a Ivy y Michael Pero no, realmente era un invernadero minúsculo, apretado, y lleno de plantas. Y bastante viejo y hecho polvo. Por suerte, el interior pareció un poco más lleno de... "Vida". *Oh, entiendo, bastante mejor de lo que aparentaba... - aunque algo agobiante y muy cargado. Con el pedazo de jardín que tenían, podrían ampliarlo, no? no había nada mejor para las plantas en los hoteles que ambientes bien espaciosos y llenos de luz. Aquí parecía que las plantas competían por ocupar el espacio, y que nosotros estábamos en medio, como ocupando su espacio personal -el de las plantas-. 

La profesora se presentó. Y... nos dijo que no hiciésemos ruido. Y que no... tuviéramos... emociones? susurré bajito a Ivy y Michael - que quiere decir con eso?... creía que a las plantas había que hablarles y ponerles música para hacerlas crecer bien? -  o una de esas cosas que me había dicho uno de los jardineros que trabajó una vez para nosotros. Por un segundo pensé en Alondra. Hay dios, Alondra no apreciaba nada en esta vida. Tragué saliva. Deberíamos sentarnos lejos de Alondra?... no quería hacerle sentir que era una apestada, aunque a veces se lo ganaba a pulso. Aunque parecía más animada ahora, con sus dos amigas-sombra. Había estado irritada toda la mañana. Iba a proponer sentarnos lejos de ella cuando la profesora ya empezó a hablar sobre la clase. 

Ivy dijo que unas plantas rojas eran muy bonitas. Puse una expresión de "ah, pues sí, son bonitas" - La verdad es que  todas aquí parecen muy bien cuidadas. 

Algo pillé de la clase. Vaya, eran plantas, parecía que había que apuntar instrucciones para cuidarlas, rollo cuanto tardan en crecer, cantidad de luz, nutrientes, trasplante a la sombra... con los... *espera, ha dicho con los ojos cerrados? no había dicho algo de espinas peligrosas? - pensé con el entrecejo fruncido mientras apuntaba mis notas.  -A qué se refiere con que reaccionen agresivamente? - susurré en voz baja a los que tenía al lado. 

Los ejemplares de Tetia temporis estaban ahí, al lado nuestro. Algo me dio mala espina. Saqué mis guantes protectores de piel de cuero de salamandra y me los puse lentamente tras haberlo apuntado casi todo, sin dejar de mirar a aquella planta de reojo. Había visto alguna vez una planta así?... no, creía que no. Y desde luego no quería tener problemas con las espinas.

Ivy iba moviendo la muñeca conforme salía de la clase de Historia de la Magia. Se sentía completamente dolorida por haber estado copiando tanto tiempo, pero al menos estaba satisfecha, a pesar de haber tenido tantas horas de clase, no le había ido tan mal como inicialmente podía esperar.

- Herbología. ¿Sabes que es una asignatura que seguramente se le de muy bien a Luna? A ella le gusta coger plantas y secarlas. Tiene un montón en su casa - Comentó la pelirroja a Kyle mientras salían del castillo por la puerta principal, dirigiéndose a los invernaderos - ¿Por dónde diablos se irá a la clase? - Los slytherins dieron unas cuantas vueltas antes de llegar hasta el sitio correcto, y es que los jardines eran demasiado amplios como para ir directamente la primera vez - Espero que no lleguemos tarde. Mira, por allí se ve más gente. Vamos y si no es, preguntamos... - Y así fue como llegaron, haciendo el clásico seguimiento popular y dejándose guiar por la lógica.

El invernadero era un sitio que daba miedo, pero Ivy no estaba atenta al edificio, puesto que sus ojos encontraron casi de inmediato a Michael y claro, fijándose en él ya no había nada más que mirar.

- Kyle, mira mi pelo... ¿Lo tengo bien peinado? - Le susurró a su compañero con voz baja mientras se lo recogía hacia un lado, como si su amigo Slytherin fuera su nuevo asesor de moda - Maldita sea, no tengo una goma para recogerlo... - Lo que Jade no esperaba es que Goldfinch fuese tan presumido como ella y deseara llevar un peine encima desde ese mismo momento - Es una idea genial, así si a uno de los dos se nos olvida, tendremos el del otro y los cabellos siempre perfectos... - Una sonrisa genuina hacia su amigo, aunque le duró poco pues la joven tragó saliva y esperó a que Cramson la mirase para saludarle efusivamente con la mano.

- ¡Michael!... Qué bien que coincidamos en clase... - Dijo con alegría Jade, sonriendo ampliamente - El invernadero es un sitio maravilloso, tan bonito y floreado... - Intentó sacar como conversación, sin fijarse en lo lúgubre que era - Entremos, entremos, que seguro dentro se está mejor que aquí fuera... - Y cómo se equivocaba. Si antes le preocupaba el pelo, ahora debía agobiarle el doble puesto que a Ivy se le solía bufar con la humedad.

Maldita sea, voy a parecer una pelusa gigante...

Jade se situó en la fila detrás de Cramson y delante de Kyle, justo en medio para no perder a ninguno de sus dos amigos por el camino - Pero para hacer el hechizo del profesor de Historia necesitaríamos su báculo... Creo... Apareció la escena cuando golpeó el suelo con él... - Respondió a Kyle girando levemente el rostro hacia atrás.

La profesora se presentó y les pidió no hacer ruido porque había plantas sensibles a los sonidos.

- ¿De verdad hay plantas que reaccionan ante las emociones? - Pues posiblemente las que estuvieran cerca de Ivy notarían las mariposas en el estómago de la niña cada vez que miraba a Michael, así como su nerviosismo floreciente ante aquel amor platónico, al menos de inicio - Estas de aquí tan rojas son muy bonitas... - Dijo con aprecio, y es que Jade no solía tener palabras feas para nada ni nadie, excepto Alondra, pero ella se lo había ganado a pulso.

- Testia temporis... - Repitió la pelirroja intentando memorizar el nombre mientras observaba el ejemplar, sin tocarlo. La palabra "espinas" hacía acudir a su mente un mal recuerdo de cuando era niña - Profesora, ¿cómo podremos trasplantarlas sin pincharnos con las espinas? ¿Los guantes son resistentes? - Preguntó la joven con bajo tono de voz, intentando cumplir las directrices de la docente - ¿Y si nos pinchamos que trastornos puede generarnos la planta?...

La docente comenzó a enumerar las propiedades de la planta, así como sus características vitales. Jade intentaba memorizar todo cuando pudiese de la especie vegetal, disfrutando la presencia de Michael como novedad a su día de clases.

- ¿No te parece todo muy interesante y bonito?... Aquí juntos con tantas flores alrededor... - Comentó la pelirroja con la mejor de sus sonrisas. Aquello era como una cita, solo que el chico no tenía ni idea de las ideas románticas que pasaban por la mente de Jade, de lo contrario, quizás deseara que se lo comiera una planta carnívora.

Aún un poco mareado tras la primera clase de vuelo, Michael se dirigió al invernadero junto a James, Elektra y el resto de alumnos y alumnas de Ravenclaw. Jim caminaba tratando de convencerle de que le ayudaría a mejorar sus aptitudes, mientras Michael se miraba las palmas de las manos, enrojecidas de tanto apretar el palo de la escoba. Suspiró, esperando que la próxima clase se le diera un poco mejor. Al alcanzar el edificio acristalado, se asomó al interior y vio a la profesora Cassowary esperando que llegasen el resto de alumnos.

—Ahí va, es verdad —murmuró Michael—. La profesora de Herbología es la jefa de nuestra casa. Lo había olvidado...

Tendrían que esforzarse por estar a la altura, porque además la profesora parecía muy estricta. Estaba pensando en eso cuando a su espalda escuchó un par de voces conocidas. Se dio la vuelta, Kyle y Ivy acababan de llegar junto a sus compañeros y compañeras de Slytherin. Michael sonrió, muy contento de compartir clase con ellos.

—¡Hola, Kyle! ¡Hola, Ivy! —les saludó acercándose a ellos—. Me alegro de veros. ¡Yo también me lo paso mucho mejor en las clases cuando las compartimos! —sonrió a la chica pelirroja para mostrarle su acuerdo—. Pues... yo estoy algo mareado por la clase de vuelo. Digamos que no se me da tan bien volar como a mi hermana... pero ya mejoraré, supongo. ¿Vosotros ya habéis conocido al profesor Persimom? ¿A que es genial? Y también habéis tenido Historia de la Magia, qué envidia...

Fueron cambiando impresiones mientras entraban en el invernadero a sugerencia de Jade, que parecía curiosamente feliz de estar allí. Michael puso mucha atención a lo que comentaron entre susurros sobre un hechizo del profesor de Historia que permitía de algún modo ver el pasado. Por un momento, el rostro de Rowena Ravenclaw regresó a su memoria, y asintió cuando Kyle propuso indagar sobre ello. Algo así podría serles realmente útil para seguir investigando el misterio de los alumnos atacados por Shadefian.

Pero sus pesquisas tendrían que esperar, porque la clase había comenzado. La profesora Cassowary exigía la atención de todos, y ya había empezado a explicar lo que podían esperar de aquella asignatura. Menos mal que Michael no tenía nada en contra de las plantas, porque si podían saber lo que uno sentía era mejor no meterse en líos con alguna hiedra venenosa o algo parecido. Miró a su alrededor, tratando de transmitir algún sentimiento amigable a las plantas que tenía más cerca. Por si acaso...

—Si la profesora lo dice, seguro que es cierto —respondió a Kyle y Jade. Se fijó en las plantas que Ivy había señalado—. Es verdad que son bonitas...

Luego empezó la lección sobre la Testia temporis... pero a Michael le costó seguirla. Aunque no se daba cuenta del todo, estaba algo distraído pensando en lo que sus amigos de Slytherin habían comentado sobre aquél hechizo que permitía ver el pasado, el báculo del profesor de Historia de la Magia, cómo podrían buscar más información sobre el tema... Cogió los guantes gruesos casi por acto reflejo, con su rostro exhibiendo aún aquella expresión de concentración cuando su mente empezaba a darle vueltas a algo con intensidad.

La pregunta que le dirigió Ivy sacó a Michael de su ensimismamiento.

—Sí... es verdad que es interesante —dijo—. Y bonito también. A mi madre siempre le encantó el invernadero de Hogwarts y temía que no fuera tan bonito como me contaba, pero ahora que lo veo... sí que lo es. Quizá un poco... pequeño...

Miró alrededor, sin atreverse a decir nada que pudiera ofender a las plantas, y luego otra vez a Jade. De repente notó que el rostro se le enrojecía un poco. Al ver la sonrisa de la chica, había recordado lo que pasó por su mente durante la clase de vuelo y por algún motivo, tuvo que bajar la mirada con una sonrisa azorada.

—Oye, Ivy... llevo todo el día queriendo decirte una cosa —susurró a la chica pelirroja—. Pero ahora no es buen momento, estamos en clase... Recuérdamelo después, cuando vayamos a la Biblioteca.

Guiñó un ojo y volvió a sonreír, preparándose para el ejercicio. Como no se concentrase, se arriesgaba a llevarse una buena bronca de la jefa de Ravenclaw. Y esa no era una idea nada agradable...

La herbología seguro que se me iba a dar bien. Mi madre se había encargado de enseñarme una buena cantidad de cosas y ahora estaba más que preparada para ello, y era mi turno para demostrárselo a todo el mundo. Así que en lugar de quejarme por el dolor de mano después de haber estado copiando buena parte de la clase de historia, me fui rápidamente hacia el invernadero.

Esperaba que aquel fuese el inicio de una clase estupenda... para mí, por supuesto.

Mientras tanto, a mi espalda no dejaban de hablar de esa maldita Lunática. Que si Luna esto, que si Luna aquello... qué pesada era la Ivy con esa niñata. Menos mal que una vez estuviésemos con la profesora, cerraría la boquita.

Por desgracia, la primera impresión que me llevé, y todos, me pareció a mí, al ver la fachada del invernadero fue que estaba a punto de caerse. 

-Menuda vergüenza de lugar. Esto confirma mis sospechas de que hace años que tenían que haber echado abajo este lugar y hacerlo todo de nuevo. Espero que mi madre consiga echar a la directora porque si no, dudo que quede algo en pie para cuando lleguemos al último curso -comenté, mientras entraba en el lugar.

Para mi desgracia, me coloqué justo detrás de Ivy, por lo que tuve que oír todos los comentarios que se le iban ocurriendo. ¡Qué niña más recursi, por favor! Menos mal que la profesora, la cual debía reconocer me causó una buena impresión, empezó a hablar, consiguiendo que ella y sus amiguitos se callasen. Si había algo peor que tenerla en la misma clase era que coincidiese con algunos de los suyos, aunque al menos Luna no estaba por allí.

Yo saqué un pergamino y me apoyé en donde buenamente pude, porque no había mucho sitio para copiar, y procuré anotarlo todo. Aquellas plantas desde luego no parecían nada peligrosas y la verdad es que me moría de ganas por saber exactamente lo que producían, y justo entonces se me ocurrió. Miré alrededor y busqué una bien crecidita que tuviese espinas. Y entonces... le di un empujó a Ivy para que cayese sobre ella.

-Uy, perdona, I-vy -dije como si tal cosa, esperando a ver lo que sucedía, con una sonrisa expectante en el rostro.

La conversación con Michael fluía, como de costumbre. Aunque a la joven pelirroja le sorprendía que su amigo hubiera salido mareado de la clase de vuelo.

- Volar es tan mágico... - Suspiró, y es que para Ivy esa era la mejor experiencia del mundo - Mi madre no quiere que aprenda a volar. Dice que las señoritas bien educadas usan los polvos Flu. Pero sinceramente, nada más tenga la oportunidad y los galeones necesarios compraré mi escoba. Mi sueño es poder participar en el equipo de quidditch de Slytherin... - Reconoció finalmente, fijándose en el Ravenclaw - ¡Claro que mejorarás! Si solo has dado una clase necesitas mucho más rodaje antes de poder hacer cabriolas en el aire... - Le animó antes de cambiar de tema hacia las clases de Persimov - Oh, sin duda es mi asignatura favorita.... - Hubiera dicho que hizo morder el polvo a Alondra, pero por deferencia a su compañera, la pelirroja se abstuvo de hacer comentario alguno - Y sobre Historia de la Magia...puffff... es agotadora, porque hay que copiar muchos apuntes... - Indicó la joven, pensando que tenía deberes pendientes por hacer

Las flores rodeaban a los alumnos, aunque Jade tan sólo tenía ojos para Cramson, atendiendo las opiniones que tenía la familia del Ravenclaw sobre el invernadero.

- ¿A tu madre le gusta la jardinería? Podrías pensar regalarle algo bonito en Navidad que tenga que ver con ellas. Quizás unas flores que pudieras cultivar... - Y es que nunca estaba de más llevarse bien con la "suegra" - Tengo una idea, podemos hablar con la profesora Cassowary para que nos recomiende alguna especie de fácil germinación y que nos permita tener un sitio donde cuidar la planta. Yo te ayudaría. Seguro que a tu madre le encantará el regalo. ¿No crees? - Era tan dispuesta que, sin pretenderlo, se había montado una cita con Cramson.

Michael parecía tener el rostro enrojecido y, justo en ese momento, le indicó que llevaba todo el día queriendo decirle una cosa. Aunque el momento debía ser después de clase.

- No pasa nada, a la salida charlamos y me cuentas lo que quieras. Ya sabes que puedes decirme cualquier cosa y, si necesitas ayuda en algo, soy tu amiga ideal para eso... - Una sonrisa más amplia, un gesto que le salía natural, así como la necesidad de ayudar a quienes quería.

Lo que Ivy no podía esperar era que Alondra le diese un empujón tan inoportuno, imaginando que su caída natural era una de esas plantas espinosas. Ahora eso sí, Jade era muy ágil de reflejos y cuando se vio cayendo hacia Testia temporis, tuvo a bien el agarrarse a Kyle, con la suficiente fuerza como para caer sobre el pavimento, evitando derrumbarse sobre las púas de aquella especie vegetal.

- Lo has hecho adrede... - Susurró Connor mirando a Sparks, completamente seria y con una mirada que, si pudiera, la taladraría - ¿Por qué me has empujado? Podrías haberme hecho mucho daño... - Apretó el puño. Aquella era una declaración formal de guerra y, aunque Jade se controlase normalmente, estaba teniendo ya tentaciones sobre pagarle con la misma moneda.

Totalmente concentrado con lo mío, apuntando las cosas de la clase y mirando la planta aquella que tendríamos que trasplantar, un tirón del hombro que casi me disloca el cuello me pilló completamente desprevenido y pegué un respingo. Era Ivy que se había caído al suelo. Menos mal que no estábamos trasplantando nada todavía, casi se me hiela la sangre pensando que una de las plantas me acababa de tirar del hombro.

-Ivy, estás bien? - la ayudé a levantarse tendiéndole una mano enguantada - pero qué has?... - en ese momento Ivy miraba con odio, a través de mí, por suerte, no a mí. Detrás mío, a Alondra, obviamente. Pero menuda mirada, menos mal que no era enemigo de Ivy.   *oh no.   - miré a la profesora. Algo en mi fuero interno me decía que no era buena idea liarla en clase rodeados de plantas que podían tener comportamientos extraños según las emociones que tuviéramos. Y Ivy estaba tan roja como su pelo ahora mismo.

-Seguro que ha sido un accidente - miré a Alondra de reojo, intentando calmar los humos -  vamos, sigamos con la clase... y cuidado con... las plantas... - sonaba ridículo tal cual, pero sostenía a Ivy con una mano en su hombro, evitando que se moviera hacia Alondra. Y miré con cara de aprensión a Alondra. De verdad tenía que ser tan infantil? Pero no quise reprocharle nada en la cara.

Por algún motivo, que Ivy tratase de animarle sobre la clase de vuelo tuvo bastante efecto en Michael, e hizo que se le pasara casi por completo el mal sabor de boca de la clase anterior. Y luego siguió hablándole del resto de clases, le hizo aquella propuesta sobre unas flores para regalar a su madre... Era una idea estupenda, y seguro que la profesora Cassowary estaría encantada de ayudarles.

Estaba a punto de agradecerle sus palabras, cuando de repente Alondra apareció de la nada y empujó descaradamente a Jade sobre aquellas plantas con púas. Michael alargó una mano para ayudarla, pero fue tarde. Afortunadamente, Ivy pudo evitar caer sobre las espinas con algo de ayuda involuntaria de Kyle. Menos mal que su amigo de Slytherin estaba cerca o aquello podría haber sido mucho más desagradable. El chico trató de suavizar los ánimos, pero Michael había dado dos pasos adelante, colocándose junto a Ivy justo enfrente de Alondra.

—Tú... 

Michael tenía los dientes tan apretados que no pudo decir nada más a Sparks. El empujón a Jade había sido tan deliberado y peligroso que notaba el rostro caliente por la rabia. Una de sus manos temblaba apretada en un puño y la otra... estaba abierta, demasiado cerca del bolsillo de la varita. El chico se alarmó al darse cuenta de que había estado a punto de sacarla para apuntar a Alondra, como había hecho Luna en el Expreso de Hogwarts. Trató de respirar hondo y calmarse.

—¿Pero qué te pasa? —dijo entre dientes, sin conseguir controlar del todo su volumen—. Una cosa es que te burles de nosotros, que nos insultes, que nos desprecies... Pero jamás creí que pudieras intentar hacer daño a alguien de verdad...

La miró con una expresión de furia inusual en él, pero es que de repente pudo comprender lo que Luna había sentido en el compartimento del tren. Michael siempre había intentado tratar a Sparks lo mejor posible, a pesar de que se ganara a pulso lo contrario. Ni siquiera la había llamado nunca "Cagondra" como el resto hacía a veces. Pero después de lo que acababa de pasar, esa chica había cruzado una línea invisible para el Ravenclaw. No creía que pudiera volver a verla nunca como antes. No después de que intentase dañar a propósito a Jade.

Con lo que no había contado era con que Ivy fuese tan rápida que lograse agarrarse a Kyle para no caer encima de las espinas, pero eso no cambiaba mucho las cosas. La miré con un brillo en los ojos, algo frustrada por haber fallado, pero también divertida con su indignación.

-Oh, vaya, vaya. Si ha sido un empujoncito de nada. ¿De verdad te has preocupado? No sabía que fueses tan asustadiza -le dije, sonriendo mucho, porque parecía que se había enfadado de verdad y eso... me encantaba.

A su lado, Kyle intentó que la situación no fuese a mayores y su mirada fue como si me estuviese diciendo que me había pasado. Pero en realidad, había mucho que podía haber hecho y solo había sido una nimiedad. 

Y por si aquello no fuese suficiente, tenía a todo su grupo defendiéndola.

-Yo no insulto ni desprecio a nadie. Solo he tropezado con ella. Lo que no me imaginaba era que os ibais a poner todos así. Cualquiera diría que os tiene loquitos y que no hacéis otra cosa más que pensar en ella. Me parece que os ha sorbido el seso -le dije, esquivando su mirada de furia y dándole la espalda.

Delante de mí, Breeze y Anemone estaban ahogando unas cuantas risas. Lástima que no hubiese caído finalmente sobre el montón de plantas y hubiera quedado en ridículo.

-¿Sabes? -empecé a decirle a Ivy, en voz alta y con indignación fingida-. Creo que deberías tener más cuidado. Has estado a punto de aplastar a un montón de plantas. Parece como si no te importasen y tienen sentimientos como nosotros.

Lo sucedido entre Alondra y Ivy no era lo único que estaba ocurriendo en esos momentos en el invernadero. Muchos de los alumnos más jóvenes se habían dedicado a tirar de algunas plantas, escarbar en la tierra de las macetas y tocar las hojas y eso era incluso más grave que todo lo demás.

-¿P-PERO QUÉ E-ESTÁIS HACIENDO? ¡DEJAD ESAS PLANTAS AHORA... MISMO!

La voz de la profesora se entrecortó debido a la tensión del momento, y corrió abriéndose paso hasta llega a una planta a la cual le habían quitado un poco de tierra, la cogió entre sus manso y volvió a rellenar un poco la maceta.

-Las plantas... son seres muy delicados. Esto es vital en esta asignatura, si queréis aprobar. Todo lo que hacemos y decimos está siendo percibido por ellas, continuamente, y quitarle su medio es... como si a nosotros nos dejasen sin aire durante un minuto.

Por fin pareció que arreglaba la situación, y entonces se volvió más controlada hacia los demás.

-Está bien. Como os dije antes, vamos a trasplantar Testia temporis, que son esas plantas que tenéis allí, lejos de la luz. Tenéis que coger cada uno de vosotros un espécimen y un tiesto más grande, así.

La profesora cogió una de ellas sin guantes ni nada, tiró con suavidad y la planta, junto con una buena cantidad de tierra, fue arrastrada fuera del tiesto. Después cogió el más grande y la introdujo en él.

-Una vez esté dentro, rellenáis rápidamente con tierra, presionando muy ligeramente para no estresarlas, hasta cubrir el tallo hasta el primer brote, y la colocáis con mucho cuidado en esa bandeja de ahí. Ah, y por supuesto, vosotros usad guantes. No quiero que os pinchéis. Tenéis que trasplantar tres cada uno. 

Sin pérdida de tiempo, todos empezaron a moverse para ir a buscar sus guantes, tiestos y las plantas.

Alondra no solo no se arrepentía lo más mínimo de lo que había hecho, si no que lo admitió con sorna y una sonrisa de oreja a oreja. La indignación que Michael sentía fue en aumento, pero por fortuna había recuperado el control de sí mismo. Estaban en clase y no debían entrar al trapo de las provocaciones de Sparks, o se buscarían un problema como le había pasado a Colton en clase de Pociones. Ya estaba claro que aquella niña no iba a parar hasta que lograra meterles a todos en líos.

—Es nuestra amiga —dijo desafiante—. Claro que la defenderemos siempre. Espero que tú nunca tengas que comprobar si tus "amigas" también lo harían por ti. Quizá te llevases una sorpresa desagradable...

Pero en ese momento, los gritos de la profesora Cassowary eclipsaron todo lo demás. Michael se volvió alarmado, temiendo que la jefa de Ravenclaw les estuviera regañando a ellos. Pero en realidad se dirigía a otros alumnos que estaban tratando a las plantas de forma bastante brusca. La profesora parecía realmente afectada por ello, y Michael se aseguró de tomar nota mental de que lo mejor sería tratar a las plantas con mucho cuidado en presencia de la profesora de Herbología. Al menos eso había distraído la atención de Emerald de lo que había pasado entre Alondra y ellos tres, lo cual era una suerte. De haberles visto y oído discutir así, puede que se hubieran ganado perder unos cuantos puntos o incluso un castigo...

Miró ceñudo una vez más a Alondra, antes de susurrar a Jade de mala gana.

—Kyle tiene razón, Ivy. Dejémoslo por ahora. Si no, va a conseguir que tengamos problemas con la clase y sólo nos faltaría eso...

Aún un poco tembloroso por aquél incidente tan desagradable, Michael intentó centrarse en el ejercicio de trasplantar la Testia temporis. Pero entre que no había conseguido atender del todo a las explicaciones de la profesora, y que aún estaba ofuscado por lo que había pasado con Alondra... no le salió demasiado bien. Trasplantó la primera más rápido de lo debido, y estuvo a punto de llevarse un pinchazo feo. Para la segunda y la tercera fue con más cuidado, pero la tierra con la que rellenó los tiestos grandes no quedó demasiado uniforme y le dio la sensación de que las plantas estaban bastante torcidas.

—Hrm... —gruñó, observando el resultado, no muy satisfecho. Al menos había conseguido hacerlo sin pincharse...

El primero en reaccionar ante su caída fue Kyle, inevitable no hacerlo cuando casi le dislocaba el cuello en el proceso. El joven le preguntó que cómo se encontraba y, aunque físicamente estaba perfecta, en su interior bullía de furia.

- Estoy bien, pero no gracias a Sparks... - Dijo casi mascando las palabras, mientras Goldfinch intentaba suavizar la situación, indicando que quizás todo había sido un accidente - Ha tenido la misma intencionalidad que el verdugo de Nick casi decapitado - Dijo a modo de metáfora, reafirmándose en que Alondra había intentado dañarle y no había casualidades de por medio.

Lo mismo que Kyle intentó suavizar, animándola a seguir con la clase y centrarse; la reacción más proteccionista la tuvo Cramson, posicionándose al lado de la pelirroja y enfrentándose a Sparks, recriminando su actitud, ya no solo la habitual que tenía burlándose de todos, también la maldad de querer hacer daño físico a un compañero de clase.

- No te voy a consentir ninguna otra agresión - Dijo Ivy comprendiendo que Alondra jamás iba a cambiar - Ni hacia mí ni hacia nadie. No me burlé de ti en Defensa Contra las Artes Oscuras cuando pude haberlo hecho. Si sigues por este camino, comienzas una guerra y vas a conseguir muchos enemigos. Piénsalo Alondra, porque no te vuelvo a dejar pasar una - Era un ultimátum. Según sus palabras Jade a partir de ese instante iba a ser la paladín de las causas perdidas. No le gustaba la gente que se burlaba abiertamente de los demás y, tras sufrir personalmente el malestar de que alguien te maltrate, no deseaba que ese oscuro sentimiento se extendiese por el colegio. Ser hija de auror había tenido sus frutos, la educación que su padre le había dado, en ese momento, florecía más que los insanos consejos de la abuela Joanna, donde todo aquel que no hacía relucir su magia, no tenía derecho a llamarse mago o bruja de categoría.

Las respuestas de la aprendiz a maga tenebrosa, en su peor versión, no se hicieron esperar, buscando por supuesto la manera de seguir riéndose a su costa.

- Asustadiza... Sí... Asustadiza... - Si no fuera porque estaba en clase habría realizado el hechizo Imaginum multum con las plantas alrededor de Alondra, a pesar que traspasar esa línea le hubiera hecho sentir, posteriormente, muy culpable - Acabas de reconocer que me has empujado. No mientas, no te has tropezado... - Iba a decir algo más, pero la frialdad con la que Sparks buscaba la manera de hacer que la profesora se fijara en el suceso y la culpase de maltratar plantas, hizo encender su bombilla Slytherin en el cerebro y Jade tuvo claro que era buen momento para callarse, sonreír y que la hiel se diluyera de sus venas con el tiempo - Aléjate de mí Alondra y dame espacio. No vayas a empujarme otra vez y me hagas dañar a alguna planta. Si eso sucede, no te lo perdonaría... - Y es que se había acabado el callarse y sufrir el desprestigio por parte de su compañera. Ivy había dado un nuevo paso en su personalidad. Actuar ante cualquier agresión de Sparks, ya fuera con actos o con palabras.

Mientras la pelea se estaba fraguando, el caos general de la clase despuntaba por otro lado, y es que varios alumnos se habían propuesto destruir el invernadero y las plantas que allí descansaban, provocando que la profesora elevase la voz y zanjara toda cuestión no resuelta.

- Gracias por tu apoyo, Michael... - Susurró Jade a su amigo, sonriéndole con verdadero aprecio. Al menos le había hecho sentir bien que le apoyase - Y tenéis razón, será mejor no seguir peleando. Es justo lo que ella quiere, no hay que darle la satisfacción de que consiga que nos quiten puntos o nos expulsen... - Suspiró, sobre todo para relajarse y poder contener su furia interna.

Iban a trasplantar a Testia temporis, el proceso no parecía complejo. Debían coger un espécimen y colocarlo en un tiesto más grande. Jade se fijó en el proceso y la única diferencia con respecto a la profesora era que ellos usarían guantes, algo bueno para salvaguardarse de las espinas.

Era momento de trabajar y la pelirroja demostró que era una alumna que, como mínimo, disfrutaba haciendo las cosas bien. Cogió su primera maceta de Testia y extrajo la planta con cuidado, quizás tardando un poco más de lo debido en pasarla a la maceta grande, donde la depositó con cuidado, poniendo tierra extra en las raíces, presionando ligeramente y depositando el fruto de su esfuerzo en la bandeja de los trabajos terminados. Quizás la profesora le diera algunas indicaciones de mejora, aunque la tarea no se le había dado tan mal como para preocuparse. 

De su trabajo, el mejor elaborado fue su segundo intento. Ivy sacó la planta con más destreza y no tardó absolutamente nada en colocarla en el tiesto de tamaño mayor, poniendo la cantidad de tierra precisa para evitar que la especie vegetal se estresara.

- Perfecto bonita, ya verás lo genial que te va a ir en este otro recipiente... - Le dijo manteniendo una charla amigable con su planta, como si de un bebé se tratase.

No brilló tanto su tercer intento, puesto que tuvo problemas en sacar la planta de su recipiente, quizás fuera porque habían crecido demasiado las raíces y estaban a presión dentro de su contenedor - Madre mía, qué difícil... - Y es que temía partir la planta en dos - Perdona, perdona, intentaré no hacerte daño... Ya verás lo bien que vas a quedar, como tus compañeras... - Intentaba apaciguar al vegetal, denotando el carácter sensible, dulce y natural que partía de ella.

Una vez acabase su labor, quedaría pendiente de sus compañeros, esperando que ellos no tuvieran ninguna dificultad para poder llevar a cabo la clase con éxito.

- ¿Cómo vais? - Miró a Kyle y Michael con interés, evitando fijarse en el trabajo de Alondra porque sabía, intentaría sacarle de quicio cada vez que pudiera.

Michael miró con fastidio su ejercicio. ¿De verdad iba a quedarse satisfecho con un trabajo tan mediocre? De eso nada, sabía que podía hacerlo mucho mejor. No iba a dejar que Alondra le chafase la clase que compartía con sus amigos y en la que le estaba enseñando su propia jefa de casa. Tomó aire y devolvió con cuidado las Testia temporis a las primeras macetas para repetir el trasplante.

La segunda vez lo hizo con más paciencia y cuidado. Además, mientras cogía las plantas para depositarlas en sus nuevas macetas y les colocaba la tierra alrededor, les susurraba en voz baja.

—Perdonad lo de antes... Los humanos a veces somos así... Pero no va a pasar nada, ya lo veréis. Y os dejaremos a todas muy bien en vuestros tiestos nuevos...

Si papá hubiera visto aquello, habría pensado que su hijo había perdido la chaveta. Pero seguro que su madre hubiese asentido con aprobación, y más después de ver el resultado. Ahora las plantas habían quedado mucho mejor. Michael exhaló un suspiro de alivio y sonrió satisfecho. Alondra no les iba a fastidiar la clase con sus artimañas.