¿que ha pasado? me habeis pillado ojeando esta revista de ciencia y no me he enterado, ha venido alguien?
Tim estaba distraido mirando el numero de una revista cientifica, mientarsa esperaba al grupo.
¿que es eso que tienes ahi? ¿un talon?
Miro intrigada a Patrick con el sobre entre las manos ¿pero vas a abrirlo de una puñetera vez o vas a esperar que salte del sobre por sí mismo? digo haciendo un gesto con la mano hacia el sobre.
Patrick me ha dicho que ha tenido ocupas el finde y hoy también y que no ha podido acercarse al ordenador.
Eso, ¿qué es lo que tiene, compañero? Giles estaba por ahí. Suele andar por ahí cuando pasa algo, es una habilidad que tiene, el tío. Por lo que vais conociendo, es un tipo bastante cotilla.
Patrick, bastante asombrado, os muestra la nota, que va de mano en mano (y Giles se pone casi de los primeros para leer)
Acojona un poco, la verdad.
Patrick me ha dicho que ha tenido ocupas el finde y hoy también y que no ha podido acercarse al ordenador.
Pues lleva sin mirar los post desde el miércoles pasado... :(
El señor Griffith, que por causa de las posibles molestias que pueda acarrear mostrarse demasiado notoriamente donde su color pudiera dar problemas, suele moverse discretamente por el hotel, también se ha retrasado, junto a su ayudante, Porter.
¿Qué es eso, si es que no es privado? ¿Es para nosotros, si he escuchado bien? Está usted algo pálido. ¿Necesita un vaso de agua?
El tipo mira los 25 centavos que le ha dado Mike y se los guarda.
Por supuesto, señor, le avisaré en cuanto lo vea. Gracias. Si necesita algo más, suelo estar en el puesto de manzanas que hay al otro lado de la calle.
Ahora si, toma la puerta rotatoria y sale a la calle con su, en total, medio dolar ganado bien de mañana. Va silbando.
Recuperándome de la primera impresión, agarré la mano de Patrick para que ocultara la carta mientras me giraba hacia Griffith
No se preocupe Sr. Griffith, es de un conocido que ha tenido noticias de nuestra próxima aventura y no se ha quedado muy tranquilo, transmitiéndonos su intranquilidad.
Una vez dicho esto, agarro al resto para alejarles de todo el mundo. Una vez comprobado que nadie estaba alrededor
No creo que sea conveniente que nadie sepa de esto. Si esta información se propaga por la expedición, no sabemos lo que podría pasar.
Durante unos segundos, al igual que el resto, permanecí un tanto abrumada por la nota hasta que, por fin habló Nadie.
Asintiendo, me uní al resto
¿y si la nota es del Sr. Roerich? quizás tenga algo de información y debamos de hablar con él nuevamente
Durante unos instantes, quedo por completo paralizado cuando por fin la nota queda ante mi vista; no puedo evitar que un escalofrío recorra mi espalda, ya que demasiado bien sabemos que las cosas extrañas, en otros planos o mundos, existen y son terribles.
Las palabras de Nadine, destinadas sin duda a tranquilizar a Giles y Griffith, me sacan de mi estupor, y me acerco a donde ha reunido al grupo, una esquina del salón que ocupábamos.
Podría tratarse de algún tipo de fanático religioso, un loco, o quizá...; quizá se trate de algo más serio - acierto a decir - estoy de acuerdo, por supuesto, en ocultar en lo posible al resto de la expedición la nota. Considero aconsejable estudiarla detenidamente, por si pudiera contener alguna pista acerca de su autor o autores. Quizá sea alguien peligroso, o realmente sepa de lo que está hablando y poseé información que deberíamos conocer...
¿Mr. Roerich...?. Sí, tal vez sería interesante descartarle - respondo a Enma - aunque en ese caso, ¿Por qué no firmar la carta?. Y esa referencia a la Virgen, la verdad, me tiene especialmente desconcertado...
Sinister- Sleepy Time (Aghast-Sacrifice)
Música para ambientar...
Ummm, es cierto lo de la religión. El Sr. Roerich no me dio la impresión de ser un beato ni nada por el estilo.
Pero todo esto es muy extraño. Justo cuando al Roerich le roban algunas de las pruebas que se conservaron de la anterior expedición, llega esta extraña nota. No cabe duda de que el que la escribió ha tenido acceso a esa información, o es alguno de los que estuvieron allí ¿alguien sabe los nombres de aquellos que volvieron?
Los curiosos fueron delicadamente desanimados de seguir curioseando, aunque a Giles le dio tiempo a leer alguna palabra y se marchó murmurando algo así como "qué amigos más raros, la verdad... "
Los trabajos en el Gabrielle siguieron más o menos con la misma tónica. Moore y Starkweather (más el segundo) andaban ocupados en otros asuntos, cosas de abogados, de dinero, de prensa; por así decirlo, la superestructura del proyecto. De los problemas que requiriesen autoridad se encargaba Packard con bastante tranquilidad y acierto, dadas las penosas circunstancias de los inexpertos aprendices de estibadores.
Peabody pilló la directa y consiguió dar casi por terminada su lista (al parecer había más, así que no había miedo por ese lado) con el traslado y el cuidadoso empaquetado de 8 cajas de 22 bolsas de docenas de huevos, el de cuatro cubos de 10 kg de manteca de cerdo (con los que quedó bastante confuso, ya que él medía el peso en libras), con las 192 cajas con 90 pòrciones de pemmican, que resultó ser una pasta gris y no muy apetecible y por la que se encontró por primera vez dando gracias al Señor, ya que supo que era alimento de perros, no de personas. Se encontraba buscando 5 latas de 25 kg de bacon cuando se encontró con que el tiempo tiene una extraña elasticidad cuando uno está entretenido con tareas difíciles y novedosas, y se agota rápido. Dolorido en lo que respecta a su cuerpo, se dio cuenta, contento, de que era el primer día casi completo que se pasaba sin pensar en su fallecido padre.
Las linternas de keroseno no fueron problema para Tim, pero los juegos de cocina fueron otro cantar. Y no estaban, y parecía que tenían unas especificaciones en cuanto al material y el tamaño muy rigurosas: cosas de tener que dar de comer a casi 40 personas y otros tantos perros en el culo del mundo. Y ese fue su particular camino de espinas, que continuó buscando desesperado por las exigencias y las negativas del equipo de guías de aceptar cualquier cosa. ¿Era la cocina algo sagrado? Al parecer, si. Pero eso fue por la mañana. Por la tarde se había atascado con las radios. Al conectarlas a la red para ver si funcionaban, encontró que no. Que no, y que no había manera de sacar un mísero sonido de estática de los armatostes. Anduvo conferenciando con Laroche y con Peabodie hasta que a alguien se le ocurrió la idea correcta. A todas ellas les faltaba el cable amplificador de poder. Esas cosas, al parecer, había que encargarlas por separado y nadie se había ocupado de cursar el pedido. Las mangueras para esos modelos solamente podían ser pedidos al fabricante que, gracias a Dios, era de Nueva York: la Compañía DeForrest. Se encargaron unas cuantas más de las necesarias, por si hacían falta repuestos, pero con eso se había acabado el día para Tim.
Enma se hizo con las cocinas Nansen y los hornos Primus, con las cajas que contenían la vajilla y la cubertería de la expedición, cin los cubos de descongelado, con las tiendas.... y aquí se tuvo que parar, porque había que desmontar y montar todas y cada una de ellas, incluídas las especiales, que iban montadas en trineos, que hubo que buscar también. Era extremadamente importante comprobar, además de que no faltaran anclajes de sobra y vientos más que de sobra, que las tiendas eran estancas completamente, así como tener cierto control sobre cientos de pequeños detalles en lo tocante a adminículos, bolsillos, unas pequeñas cámaras de entrada donde se suponía que se guardaban las botas antes de entrar y donde se debían hacer las necesidades (prohibido sacarse la chorra en medio de la Antártida, se te puede caer, por no decir de bajarse los pantalones, por supuesto)... en fin, todo un poema. Había acabado el día cuando la tarea estaba todavía a la mitad.
Mike: las seis linternas eléctricas de señales no estaban. En su lugar, el almacén albbergaba un par de cajas enormes cargadas de pesados focos de arco de carbono empleados en la iluminación escénica. Cada uno de ellos pesaba unos sesenta kilos, requerían un armazón y consumían demasiada energía. Eran prácticamente inservibles en la Antártida. Debieron ser devueltos al proveedor (Escenario y Estudio Abercrombie, en Manhattan) para conseguir la devolución del importe, que costó un potosí conseguir, y para lo que fue necesario desplazarse a las mismas oficinas, llevando el material en una camioneta alquilada, ya que se negaron a hacer el trámite por teléfono, e hizo falta que se encontraran con las linternas en su puerta y unos congestionados por la ira posibles futuros clientes bramando y expresando su dolor. Y ahí acabó el día para Mike. Pero tenía sus preciosas y pequeñas linternas obtenidas en la primera tienda especializada en abastecimiento marítimo que encontraron por el camino.
Llegan la dinamita y los detonadores correctos. Almacenarla y cerrar el compartimento habilitado al efecto con siete llaves es todo un teatro. Lo primero es que el contramaestre no anda por ahí, y hace falta ponerse serio para que lo traigan a la voz de ya, porque este material no debe quedarse a la intemperie ni al albur de un accidente demasiado rato. Finalmente, y con mucho mimo, todo es trasladado a su sitio, rodeado de sacos de arena y bien cerrado. En esto se le ha ido la mañana. La tarde transcurre probando grupos electógenos de soldadura, cargando mazas de hierro y martillos grandes, tarea que, amen de dejarle los ojos destrozados (y eso que Cruz le avisa que no mire la dichosa chispa que hacen los electrodos, cuando prueba los equipos), deslabaza el resto de su cuerpo con el traslado de tantas libras de metal en forma de martillo a su sitio... Cuando sale a los coches para ir al hotel más parece arrastrarse que otra cosa.
O'Maley acaba con las galletas secas rápidamente... bueno, encontrarlas, pero no trasladarlas, y 48 cajas con 36 bolsas de 350 kg cada una es tela del telar. Total 1440 kilos, que le parecen casi el doble. Es una tarea que le lleva a pensar en todos sus compañeros como unos glotones sin remedio. No acierta a pensar cómo se gastará tamaña cantidad de comida. Tanto ha pasado por sus manos que comienza a odiar la intendencia y todo lo que a ella se refiera. Algunos marinos, ya casi cuando ha terminado, se apiadan de él y le instalan una polea con una pequeña plataforma de madera, que le ayuda a bajar de donde están el resto de las cajas, para así arrastrarlas luego a donde deberían estibarse. Lo hacen entre risas de complicidad. O'Maley no sabe muy bien si besarles o matarlos... deben haber estado todo el día partiendose el nardo a cuenta del tipejo de las cajas.
El día acaba, ya lo hemos dicho. Acabó con cansancio, como los otros días, pero con algunas canciones de los más acostumbrados a estas cosas, y con la perspectiva de los que no lo estaban de ver que se podía vivir, que había vida más allá de las agujetas. Y hasta puede que hubiera un cuerpo musculoso y envidiable, tallado por el duro trabajar del aventurero.
Tirada oculta
Motivo: charlatanería nadine
Tirada: 1d100
Dificultad: 70-
Resultado: 37 (Exito)
Dejo posibles acciones en torno a la nota para que las narréis enlazadas con vuestras acciones descritas aquí por mi mimmo...
Patrick, exhausto, renuncia a volver a solicitar el material que ha pedido, dado el caos reinante duda de que llegara a tiempo; en lo que a él concierne si quieren que haga el trabajo topográfico le van a tener que proporcionar el material que ha pedido, y si no, pues nada, bastante preocupado está ya con su poca esperanza acerca del buen fin de la expedición, aderezado por la dura tarea de los últimos días y la alarmante nota recibida en el hotel, para romperse más la cabeza solicitando un material básico para su trabajo.
En lo que a él concierne se llevaría una caja de whiskey, su petaca y sus armas, por la comida no había que preocuparse, era imposible que se les acabara, y por lo demás que sea que lo que Dios quiera.
3 teodolitos con esfera de alcohol-eter
10 miras (en cm y pugadas)
10 fusiles, 10 escopetas, 25 cajas de munición y lubricante para frio extremo.
2 cajones de 20 botellas de whiskeyTullamore Dew.
No dude que tendrá todo lo que necesite para hacer su trabajo, O'Malley, dijo Packard cuando leyó la nota que éste le presentaba. En cuanto al armamento, será cuestión suya llevar lo que necesite para su propio uso, que esta no es una expedición de caza ni nada por el estilo. Ya le adelanto que, por mis cálculos, a ojo, la expedición iguala o supera sus especificaciones, aunque estas serían más bien competencia del equipo de guías polares ¿no le parece? Y la remesa de Wisky... bien, puede llevar algo consigo, para su uso personal, si lo encuentra, aunque sabe bien que todavía es ilegal. Lo necesario en lo que respecta al uso medicinal es competencia de Green, nuestro médico, no dude que cumplirá su cometido. Veamos... Repasa las listas que tiene en una carpeta. No supondrá que usted tiene la única lista ¿verdad? Le enseña una de ellas.
¿Lo ve aquí? Seis cofres con material para estudios geológicos y cartográficos. Bastará con seis teodolitos ¿no? En todo caso, el encargado de esta lista, cuando llegue el momento de revisar ese material, ya se pondrá en contacto con usted para que lo revise ¿le parece? Ahora veamos su propia lista... mmmmh, bien, va bien. Tiene mala cara ¿no cree que podría consultar al doctor Green? ¿Tiene agujetas? Bueno. Espero que aparezca ese azucar, O'Maley, lo que usted revise es todo lo que vamos a tener, en cuanto se acabe, se acabará.
Disculpa Patrick, no ha sido error de Packard, sino mío. Él te respondió cumplidamente en su momento.
No había tiempo para más, y tras echar un último vistazo satisfecho a la tarea que había desarrollado, dediqué un pensamiento a mi padre; seguro que estuviera donde estuviera, se sentiría orgulloso de su hijo. Era curioso, pero pensaba en él como era hace unos años, una mente brillante, ambiciosa y excéntrica, antes de que los estragos de la edad hicieran mella en él.
Vaya, hola Enma! - saludo jovial al coincidir con ella. Se podría decir que habiamos finalizado casi a la vez - He estado pensando en lo que me dijiste, y cada vez estoy más convencido de que es una buena dirección, aunque veo difícil sacar tiempo para visitar al Sr. Roerich. ¿Quizá podrías llamarle por teléfono, aunque solo sea para ver si tiene alguna idea de quién podría haber escrito esa nota?. Tú le conoces, y tal vez te de alguna respuesta interesante...
Pero el señor Roerick, al que Enma consigue contactar por teléfono, no parece saber nada.
Tras varias llamadas a lugares donde Roerich ha dejado en su Hotel dicho que podrá estar, le ha localizado en un famoso restaurante. De fondo se escucha el sonido de gente hablando en tono y acento muy educados y el entrechocar de cubiertos en porcelana cara y de copas de fino cristal llenos de caldos selectos.
Como contraste, la voz del erudito parece vieja, gastada.
Lo siento, señorita Friederick, replica a Enma, siempre lento y reflexivo. Esa nota parece muy inquietante, pero no me sugiere nada... o me sugiere demasiadas cosas, lo que es menos útil aun. Los que somos bien conocidos del público recibimos demasiado a menudo cartas parecidas de gente perturbada a la que la imaginación domina en exceso. Tenga presente que lo más seguro es que se trate de un incidente sin importancia, a pesar de lo preocupante que le pueda parecer. Pero vigilen, por si acaso el autor de la nota decide que quiere presentarse a conocerlos. Esa gente puede resultar violenta o, al menos, muy cargante. Sean precavidos. Siento que este pobre anciano no le sea de más ayuda.
Y el cansancio que domina a todos toma las manos de los expedicionarios para conducirlos al dulce sueño de Morfeo, envueltos en dulces y ligeras mortajas blancas al son del ruido del tráfico que es siempre constante en la Ciudad que Nunca Duerme.
FIN DEL CAPÍTULO UNO