Partida Rol por web

Tras terminar de leer el contrato y aceptar las condiciones estampando mi firma decido bajar por las escaleras, El alboroto que se estaba formando en el hall del hotel llegaba hasta la quinta planta y lo que menos deseaba era una fotografia mia en algun periodico de tirada nacional junto al grupo de expedicionarios.

Eso seguro que le alegra el dia a mas de uno y me lo entristece a mi para siempre...

-Madre mia menudo circo. pense cuando vi el espectaculo, los periodistas a la carrera seguidos de cerca por el personal del hotel, Personajes de revistas rodeados de gente escuchando sus palabras dandose importancia y la salida del hotel rodeada de fotografos al acecho...

Decido apoyarme en una columna, calarme el sombrero hasta los ojos para intentar pasar desapercibido y observar el panorama, -Como esto sea asi durante la expedicion creo que va a ser muy corta...

Salgo discretamente por las cocinas, cojo un barril vacio que me lo hecho al hombro y abandono el hotel por la entrada de mercancias, esperando no levantar sospechas de los reporteros que de seguro hay apostados fuera.

Maggie asiente ante las palabras de Aramiker. A decir verdad, ella no llevaría a la gruesa propietaria de aquella revista a una espedición a la antártida, no cree que una mujer de su constitución y su edad sea la mejor opción para una expedición. Pero si algo pasa por la cabeza, nada de ello se trasluce en su rostro, que muestra simplemente una cálida sonrisa. Después simplemente asiente a todo lo que dice aquella inesperada aliada hasta que le presenta al otro inglés. Un hombre guapo, sin duda, ante el que muestra una sonrisa de colegiala como si fuese una linda e inofensiva dama de la alta sociedad. Pero sin ella consciente de ello, la ilusión se rompe cuando devuelve el apretón de manos, aquella hermosa aunque ya no joven mujer tiene una mano fuerte, que aprieta con la fuerza de cualquier hombre la mano que se le ofrece, acostumbrada como está a sellar tratos con apretones firmes y vigorosos. Una mano llena de callos de quien opera a diario con cuerdas y arreos en un clima ártico.

- Un placer -dice con calidez, aunque su apretón de manos ya ha desmentido la farsa en la que estaba metida.

El tal Hirsch había dejado sin palabras a Chester... probablemente porque el psiquiatra se las había quedado todas. Hacía tiempo que no se encontraba con alguien tan aficionado a las palabras largas.

"Impresionable hazaña de perseverancia y autocontrol"... cuánta complicación para decir "un jaleo de mil diablos".

Tras catalogarle como "ratón de biblioteca", Chester le ofreció su mano y aceptó con una sonrisa uno de sus cigarros importados.

Me llamo Chester Field, y yo me encargaré de... hacer fotos, parece.

La sonrisa de Sutton se mantuvo al recibir el inusual saludo por parte de la señorita que había decidido obviar hasta su apellido al presentar.

Una muchacha dura y al parecer deseosa de mostrar su ausencia de debilidad.

Rápidamente otro evento cambió su atención.

¿Indios? - preguntó realmente sorprendido mientras aceptaba uno de los habanos de Hirsch.

Ciertamente nunca había probado dicha procedencia. - aseguró mientras se acomodaba en un sillón, de nuevo casi más tumbado que sentado, un brazo colgando por el respaldo, y sacaba una caja de cerillas del bolsillo interior de su chaqueta.

Una lástima no poder... maridarlos. - murmuró de forma claramente audible mientras encendía el suyo y pasaba la cajetilla de fósforos al psicólogo.

Aunque había habido un amago de conversación en solitario por parte de Sutton y O'Connel, la llegada de otras personas lo desbarató, no sin que llegaran a pronunciar algunas palabras de saludo de las que parecieron proyectarse ignotos significados atávicos...

Por las escaleras salió el joven que también acababa de ser entrevistado. Vio todo el jaleo en recepción y desorbitó los ojos, con pocas ganas, al parecer, de tanto alboroto. Guiado astutamente por su olfato, se internó en el comedor, cruzando por el salón hasta llegar al office y, de ahí, a las cocinas, para desaparecer, de momento, del hotel.

La conversación había evolucionado hacia un amable intercambio de experiencias con el frío y en otras misiones arriesgadas en las que habían participado.

Creo que deberíamos inmortalizar este momento - dijo Chester mientras sacaba una pequeña cámara, el último capricho que había querido permitirse con sus cada vez más escasos ahorros. Sonrían, por favor...

¡Click!

Sutton se giró hacia la camara, con el puro en un lateral y una sonrisa que indicaba que no era la primera foto para la que posaba frente a un periodista.

Excelente. - dijo a Hirsch refiriendose al habano tras un par de caladas. - Ciertamente tengo ganas de ampliar nuestra charla previsa sobre psicología y antropología, será un buen divertimento - al decir eso sus ojos se dirigen ligeramente hacia Maggie - durante el viaje.

- Oh, no me mire a mí, no creo que me elijan, parece que nuestro entrevistador prefiere un grupo exclusivamente masculino.

Fue una agradable charla, aunque agridulce, ya que las féminas tenían serias dificultades, y así quedó patente para los agraciados con un puesto en la expedición.

Pero, como todo, terminó. De tal charla quedó claro que el elenco femenino no iba a permanecer inactivo, con la posible excepción de O'Connel, que parecía dejarse llevar por un leve fatalismo.

Terminaron los cigarros y las bebidas, lograron salvar, con mayor o menor fortuna, la nube de periodistas, y fueron cada uno a sus asuntos... ¿o no?

Hirsch acabó de encender su puro y se sentó junto a los demas para la toma del retrato. 

-Espero no haberlas ofendido señoritas. Aunque veo que su enfado se debe más a causas ajenas a mi intervención-dijo mientras inhalaba el humo -La verdad es que no entiendo a que puede deberse la exclusión por sexos en la expedición. Es más, me resulta un contratiempo en el organigrama que tenía delineado para el estudio d elso diferentes componentes de la misma ¿Sabe si vendran ustedes a alguna otra reunión?- dijo mientras abarcaba con un amplio gesto de la mano a todas las mujeres que formaban parte del peculiar grupo -No me importaría intentar interceder por el bien de la propia expedición, será mucho más provechosa si ustedes nos acompañan-

El camarero se despachó rapidamente con las bebidas que habían encargado -Es un placer concoerle Sr. Field. Asi que usted será el reportero gráfico de la expedición, un trabajo realmente determinante dado lo singular de la misma- El sabor del whiskie le recordó los viejos tiempos en los que disfrutaba de la beca de Cambridge en su Inglaterra natal. Un pensamiento fugaz y agridulce al mismo tiempo. Tantas horas pasadas como ayudante sanitario, tanto trabajo...-Me alegra que le gusten Sir Stutton, y si, será un verdadero placer tener a alguien con tan interesantes aficiones ¿Cree usted que solucionaremos el problema con las damas? Sería una verdadera pena que se quedaran en tierra-

- Bueno, no puedo asegurar que en mi caso sea exclusivamente por cuestiones de sexo, dado que no conozco a los otros aspirantes. Lo que sí puedo decirle es que soy buena en lo mío, y lo mío es proteger a la gente de posibles amenazas. Supongo que nuestro amable entrevistador quiere asegurarse de que las mujeres no provocaremos problemas, y las mujeres queremos asegurarnos de que nuestro papel en la expedición está muy claro y es ése y no otro. Pero dicho lo cual, personalmente estoy más que acostumbrada a estar largas temporadas con hombres sin que eso cause ningún problema.

Aramiker vuelve al darse cuenta de que su intento por dejar a Sutton y a Maggie juntos ha sido infructuoso.

Compañeros, parece que tenemos un problema de género.

No quiero proseguir sin antes darle las gracias al Dr. Hirtsch por poner un poco de cordura en este asunto. Estoy totalmente de acuerdo con usted, y no permitir mujeres en esta expedición no solo sería un contratiempo en lo referente a su especialidad sino para la expedición en su totalidad.

 Su comentario nos abre otra posibilidad.

Con una sonrisa sincera dirigida al Dr. Hirsch.

Despues de la conversación que pude mantener con los Señores Starkweather/Moore, me pareció que el Sr. Starkweather, debe haber tenido algún tipo de experiencia traumatica relacionada con el género femenino, quizá en una anterior expedición. Estoy tratando de averiguar algo más, pero mientras tanto….

Se gira mirando fijamente al Dr. Hirsch.

Sr. Hirtsch, ¿ha notado usted algo raro en el Sr. Starkweather?, seguro que con sus vastos conocimientos nos puede usted decir algo más.

Aramiker, se para, y mirando al grupo espera la respuesta del Dr. Hirsch.

¿Una última pregunta, sabe algo del desfallecimiento del Sr. Starkweather?, al mismo tiempo en que se le cruzaba por la cabeza, interrumpiendo el comienzo del Dr. Hirsch.

Ahora si parece que dejará contestar al Dr.

Sr. Hirtsch, ¿ha notado usted algo raro en el Sr. Starkweather?, seguro que con sus vastos conocimientos nos puede usted decir algo más.

Hirch no sabía muy bien qué pensar de Starkweather. No había podido observar el fenómeno psicológico que relataba la señorita Menez, ya que no era mujer, el disparador de la posible fobia que describía de manera, quizá, poco precisa.

Pero clasificando el tipo entre un gran abanico de tipologías psicológicas, intuía que -por supuesto era una intuición, nada riguroso- podía darse el caso. Que pudiera darse, en realidad, significaba poco, pero al menos descartaba un no rotundo.

En cuanto al posible desfallecimiento descrito por un periodista, no había observado anomalía alguna.

Pickwell salió sin problemas, y no pareció ver a nadie que levantara sospechas. Salió a la calle, dejó la caja (barriles no había) al lado de los contendores de la basura, y se perdió por la gran avenida, para ir caminando a su propio hotel y preparar el equipaje. Seguramente se merecía una buena comida, ya que hasta dentro de mucho iba a estar mantenido, y iba a acabar la historia con dinero fresco en el bolsillo, así que se alejó silbando.