Partida Rol por web

Se secó las lágrimas como pudo, entonces procedió a contarle al inspector lo que había vivido. - Mi pobre Samuel... Hoy teníamos que entregar aquí algunas cajas de medicamentos, entonces el recepcionista nos dijo que el director nos daría el cheque y... Cuando entramos... Dios. - tomó un poco de aire, se sonó la nariz. - Salió del armario y le rajó el cuello al director, yo le dije a Samuel de huir, pero no me escuchó y le atacó entonces se enzarzaron a pelear y yo tenía miedo, salí corriendo y llamé a la policía.

Si no me equivoco, hay una cámara de seguridad justo en el despacho... Vamos a ver. - entonces todos pudieron revisar el testimonio de Dana de primera mano. Pero algo llamó la atención de los presentes. Ghostface además de estar en el primer piso en el despacho del director, estaba a la vez en el sótano, torturando a las dos chicas. ¿Cómo demonios era aquello posible? - ¿Qué puede contarnos usted, señorita Turner? - inquirió el policía a la pelirroja.

Tras pasar cerca de un día entero encerrada y encarcelada, salir para ver lo que había estado ocurriendo en mi deleitosa ausencia, era incluso saludable. Más que tirar un billete en mitad de un barrio pobre para ver la pelea multitudinaria que se generaba.

Pero pronto todo pareció volver a girarse, simulando a uno de esos imposibles cubos de rubik. ¿Cómo que había muerto Dett? ¿Mi Dett? Abrí los labios y los ojos, expresando una más que directa sorpresa. Y no era para menos, pues entre Tessa y Dett, debería haber elegido a la pelirroja para morir. Una muestra más de la incapacidad de coherencia que tenía el estúpido ghotfake o como se llame.

Por ello le tuve que hablar (a Tess) antes de que pudiera hasta contestarle a uve doble uve doble Wayne -¿Por qué? ¿Dónde estabas? ¿Qué ha pasado? ¿Y tú estúpida y supuestamente inocente amiga, la farisea (Eleanor)? ¿Te queda ya claro que está implicada en esto? ¿Que lo que ha ocurrido es por no haberme escuchado?- solté siendo casi imperceptibles tantas cosas por la rapidez con la que las dije.

-Mira- expresé tratando de ser más cercana –mi querida croqueta pelirrojilla, exijo necesito que hables. Tu testimonio es muy irrelevante para mí- no dejaba de mirarla a los ojos, sin poder creerme aún por qué a Dett, con lo popular, animadora y rubia platino que era –yo sólo quiero salvarme descubrir quién está detrás de esto. Así que espero que dejes de dudar de mí, pues supongo –o si no tienes un trastorno- que ya sabes que no tengo nada que ver. Me Te ayudaré- era tan buena persona, que ya mismo iba a tener a gente besando el suelo tras mis pies. Y no, aunque eso es a lo que le obligo a hacer a mi sirvienta, no cuenta.

-Primero mi madre y ahora Dett. Van a pagar por lo que han hecho.

La Tessa a la que la policía sacó del sótano no era ni mucho menos la Tessa a la que todos conocían. Con los ojos llorosos, la mirada desencajada, el rojizo cabello despeinado y el brazo cubierto por algunas vendas que ocultaban lo que Ghostface le había hecho en él, se notaba que la pelirroja no había pasado por el mejor momento de su vida. Aunque su aspecto era lo de menos. La habían hallado llorando, con los ojos cerrados e incapaz de mirar al cuerpo sin vida de Odette.

No sabía si era Emily la que había tomado la decisión, o Ghostface quien se había hartado de las dos chicas que se habían mostrado lealtad hasta el final, al punto de preferir morir cada una en el lugar de la otra. Pero fuera como fuera, para Tessa, Ghostface ya había ganado. En el sótano, la policía solo había encontrado el cadáver de Odette, pero en realidad dos chicas habían muerto en él. Tessa Turner, lo que había sido Tessa hasta ese momento, también había muerto en ese sótano. Ghostface había grabado con su cuchillo una palabra en el brazo de la pelirroja, pero no había necesitado su arma para grabar a fuego en la mente de Tessa lo que había sucedido. A medida que los policías la atendían y la llevaban a través de los pasillos del psiquiátrico, la joven únicamente podía pensar en Odette, imaginándola atada, con la garganta cortada y la sangre brotando de la herida abierta y de su boca.

"Con un solo corte nos mató a las dos, Dett" se dijo para sus adentros, con ojos llorosos. "Tenías que haber sido tú. Tenías que haber sobrevivido".

Tessa en esos momentos estaba ausente a todo. Veía a Dana, la madrastra de Samuel, dando su testimonio al detective Wayne, informándole de que al parecer el bueno de Samuel Nixon también había conocido el cuchillo de Ghostface. A Tessa siempre le había caído simpático Samuel y era uno de los pocos chicos al que nunca hubiera podido imaginar bajo la máscara del asesino. Sin embargo, estaba tan afectada por lo que había vivido que realmente Dana Scully se asemejaba a sus ojos a una presentadora de televisión hablando del fallecimiento de un muchacho a quien no conocía de nada. En otro día, en otro momento, hubiera llorado por Samuel Nixon, pero aquellos instantes no tenía fuerzas para nada.

-Hay dos... dos Ghostfaces... Por eso pudo secuestrarnos a Dett y a mí a la vez... -le dijo a Wayne, con voz cansada. Hablaba de forma entrecortada y mantenía la mirada baja, fija en una de las manos del detective, totalmente ausente-. Me disparó un dardo tranquilizante a la vez que también drogaba a Dett estando en sitios distintos... Ella... ella se reunió con un chico... alguien de su pasado... Se llamaba Sam, un... universitario, mayor que ella... Habían salido juntos... Él trabajaba para Ghostface... Pero no quería que Dett muriera... Él solo accedió a drogar a Dett con unas bebidas... El asesino le llamó mientras nos tenía atadas... -La pelirroja no parecía ser capaz de ofrecer un testimonio completo y le costaba organizar lo sucedido en su cabeza. Deseaba que solo fuera una maldita pesadilla o una mala broma.

Solo entonces, Tessa alzó la mirada, observando a Madison Montgomery. Sus ojos estaban puestos en la rubia, aunque no parecía que la observase con mucha atención. Hasta esa misma noche, Madison había sido su ejemplo a seguir, pero ahora, después de haber visto cómo mataban a Dett, aquella popular joven no representaba nada para Tessa. Su vida había dado un vuelco de ciento ochenta grados como para pensar en otra cosa que no fuera en la muerte de Dett.

-La mató... La mató delante de mí... -fue todo lo que alcanzó a decir, con voz entrecortada.

El inspector tomó nota de todo. - Sam... Sam... ¿No tenéis un apellido? Va a ser un poco difícil identificarlo solo por el nombre, pero intentaremos dar con él. - entonces el inspector suspiró. - Dos asesinos ¿eh? Eso tiene mucho sentido... Señorita Turner ¿necesita algún tipo de ayuda? Tenemos psicólogos en la policía que le pueden ayudar. Por otra parte la señorita Baker estaba junto al señor Summers en la comisaría, estamos al tanto del vídeo en directo, aunque no han querido venir. - comentó mientras seguía revisando sus notas.

Señorita Scully ¿usted necesita algún tipo de ayuda psicológica? Al igual que la señorita Turner, ha debido destrozarla ver morir enfrente de usted a un ser querido. - puso un hombre en ambas mujeres. - No se preocupen, daremos con los asesinos y nos las pagarán con creces.

La pelirroja no parecía la misma persona que se fue del motel con aires de ser alguien. Tuve que observarla fijamente para no confundirla con la mujer del protagonista en la película de UP (sí, cuando sale de niña; despelucada y mellada).

Aunque por unos instantes entendí su pena. La vida que llevaba no valía de nada y por ella (dejarla con vida), había muerto mi amiga. Una amiga que no me había contado lo de... ¿Sam? ¿Quién es ese Sam? ¿El de la película esa de los anillos que tenía por malo a un ojo rojo gigante del cual hicieron muchas bromas acerca de haberle echado un poco de vispring para calmarle? Hice memoria, pero no me había comentado nada.

De todas formas la soledad era mi castillo. Reinaba bajo vacíos existenciales que evidenciaban lo perturbadora que era la gente. Lo frágil del querer. La inviabilidad del verdadero amor/amistad también.

Los ojos de la pelirrojilla denotaban algo que yo dominaba, para no variar, pues mis dotes eran sobresalientes en todo, y en lo que no deslumbraba, destacaba igual. Pero hablaré un poco más de pelirrojita Turner. Ella desprendía aislamiento moral/social y yo, Madison, estaba demasiado hecha a recoger almas derrumbadas, vagando sin sentido en una tierra desolada, carente de verdad y, en contraposición, con abundante hipocresía.

La oferta de Wayne hacia la susodicha (Tess) me hizo mirarle (a Arthur), brevemente, pues volví a fijarme en Turner (como la cantante) segundos después –Ella no necesita a un psicólogo. Lo que debe hacer es venirse conmigo para arreglarlo- y hablando de arreglar, tenía que intervenir sobre un par de cosas por ella. La primera conseguir que adelgazara; la segunda, volver a peinarla.

Sonreí de medio lado alcanzando a coger su mano. Esa táctica normalmente era válida para acoger a manipulables chicas en mi séquito –hay que unirse. Por Odette y, por mi madre- expresé– vente a mi mansión- le dije, teniendo en mente sacarle más información, como por ejemplo, saber lo que ha pasado con ese estudiante de universidad. Los motivos de por qué ha acabado matándola si comenta que no quería hacerle nada. Y es que ¿amores que matan? No podía ser, ni que se tratara de Andy y Lucas.

-No... No recuerdo su apellido, Dett no lo dijo... -reveló Tessa, frotándose el brazo herido, donde había sido marcada-. Pero si cogéis el móvil de Dett, seguro que figura en su lista de contactos. Y supongo... que su voz quedó grabada en la grabación de Emily...

La pelirroja reprimió el llanto al escuchar que el detective Wayne le preguntaba si necesitaba ayuda. ¿Era eso lo que le esperaba? ¿Recibir ayuda psicológica durante lo que le quedara de vida?

-No creo que puedan hacer nada para ayudarme... -se sinceró la chica, con los ojos brillantes.

Tessa miró a Madison como si no entendiera por qué de pronto quería que fuera con ella a su mansión. ¿Era empatía lo que Madison Montgomery estaba mostrando? Pensó de nuevo en Dett y en la forma en que Ghostface la había matado ante sus ojos pese a que la pelirroja le estaba pidiendo que no matase a Dett.

-Solo quiero irme a casa... -dijo, agachando la cabeza.

En esos instantes no le importaba Ghostface, ni Emily Baker, ni Morat, ni la investigación sobre quién estaba llevando a cabo los asesinatos. Solo quería estar sola para poder derrumbarse sin que nadie la viera.

El inspector tomó nota de todo lo que decía Tessa. - No debería estar sola, señorita Turner, debería reunirse con alguien para que le de apoyo y sobretodo para asegurarnos de que el asesino no vuelva a por usted. - admitió con cierta frialdad.

Tenía una pregunta más para usted, señorita Scully. - Comentó el inspector, antes de dejar marchar a todo el mundo. - revisó sus notas. - Si no me equivoco, también conocía a la otra víctima ¿verdad? Al director del hospital.

Las lágrimas aún caían por el rostro de Dana, la cual seguía lamentando la muerte de Samuel. Asintió con la cabeza. - Es cierto, conocía a Regan Stannard, fuimos compañeros de trabajo una temporada, trabajé aquí antes de empezar a encargarme de la farmacia. Pero era una relación estrictamente profesional, Regan tenía un ego que... Bueno, hacía que la gente no quisiera estar junto a él.

También se rumoreaba que había llegado al puesto de director por las influencias de un tal Baker, cosa que al resto de empleados no nos hizo ninguna gracia... Pero eso fue hace mucho tiempo, además el tipo, el tal Baker, desapareció de forma misteriosa. - se sonó la nariz y suspiró. - Aunque si los rumores son ciertos, era un alcohólico de cuidado... No sería raro que se hubiera caído en alguna parte y se hubiera muerto sin que nadie se diera cuenta.

Entiendo... - comentaba mientras tomaba más notas. - ¿Y respecto al rumor de que abusaba de menores? Supongo que no sabía nada, parece que no le guardaba mucho cariño a la víctima, así que me lo habría dicho de saber algo. - seguía tomando más y más notas. - Menuda joyita el doctor Stannard. - murmuró por lo bajo.

Finalmente cerró la libreta y miró a las tres mujeres. - Bien, pues eso es todo lo que necesitaba de ustedes, señoritas. Pueden irse.

A su casa dijo la pelirroja (leyéndose entre líneas: sola)… claro, para que se fuera a escucharse canciones de Alex Ubago y acabar deprimiéndose en su propio cuerpo al verse en un espejo. Ya podía verlo, mocos en infames cantidades. Con razón los shampoos llevaban instrucciones. Pero bueno, al menos uve doble (Wayne) me dio indirectamente la razón.

Decidí llamar por teléfono a Seth, mientras observaba secundariamente la conversación con la otra rubia de bote, la llorona aquella, la farmacéutica.

- ¿Qué diantres haces? ¿Dónde estás?-  expresé cuando oí que Seth había cogido el móvil. Desvié la mirada hacia Dana, pero volví a responder con la rapidez que me caracterizaba - ¿Cómo que no estás en la comisaria? ¿Y ese silencio? ¿De verdad seguís escondiendo? ¿Después de todo? ¿Después de que pensaba informarte sobre lo que ha pasado? ¿Piensas ser una rata hasta el final? Pues mira, estúpido, ya estoy cansada de este juego. Quizás me mate el asesino porque es lo que estáis haciendo con los secretos, pero desde ahora: Tú, para mí, has dejado de existir- Y, acto seguido colgué. Sin afectarme nada el haber terminado así con la llamada.

-Pelirrojilla- dije moviendo la mano - no hay casi nadie en quien confiar ahora, así que o lo haces en mí o te matarán- me fijé en su mirada con el irónico gesto que me caracterizaba –He llamado a Seth _{(y como ha comentado el inspector previamente, está con la loca de los gatos: Emily)} para contarle lo que ha pasado, pero no me ha querido decir dónde han ido- me crucé de brazos –sé que sabe más de lo que cuenta _(Emily). Por lo que no termino de creer en ella y tú tampoco deberías. ¿Esto qué significa?- vale, hago explicaciones para los que aún suman usando la mano - que o te vienes conmigo o vas a ser un blanco demasiado fácil para el asesino- me pausé unos breves segundos –además, no es justo que la muerte de Dett merezca que, encima, no sepas valorar el hecho de que tu enorme delantera sigue cogiendo oxígeno para respirar- a veces me pasaba de positiva. ¿Valorar? ¿Había dicho valorar? Si ninguno entendía ni lo que significaba la palabra colesterol. Ojalá estuviera allí Odette.

Adopté una postura en jarras y, de pronto recuperé mentalmente una palabra.

­- Espera… ¿Baker?- comenté girándome hacia Scooby (Dana Scully), pues eso que había dicho de borracho, mal parado…significaba algo; algo como que debía ser familiar de Emily, la roomie, alias la cara larva. En concreto: tenía que ser su padre, lo más probable. Ya que, de tal palo, tal necesitada para la caridad -¿Estaba casado, tuvo hijos?- pregunté antes de hacerle caso al inspector. Porque hacer caso era como pedirme salir a la calle con el pelo graso. Totalmente inviable. 

Si.. Estaba casado... De hecho su esposa ingresó aquí y el padre se tuvo que hace cargo de los niños... - miró a Madison. - ¿Pero eso importa ahora? Han muerto dos jóvenes sin que pudiéramos hacer nada... - dirigió su mirada ahora el suelo. - Yo... Voy a marcharme, necesito estar con los míos... Los Nixon van a quedar destrozados...

Y antes de que Madison pudiera realizar la llamada que planeaba hacer, tanto Nathan como Morat hicieron aparición en el lugar.

Tessa escucha la pregunta a la señora Scully y cómo esta revela que conocía al fallecido doctor Stannard. La pelirroja conocía ese nombre, puesto que lo había leído en la noticia que les había dejado Ghostface a ella y a Odette.

-Esto es por ella... Por Sarah Baker y su hija Emily... -consiguió articular palabra la chica, mirando al detective Wayne con una mirada vacía y totalmente desapasionada-. Ghostface dejó un papel en el suelo para que Dett y yo lo leyéramos mientras estábamos atadas. En ese papel ponía que el padre de Emily Baker, el doctor Stannard y el doctor Cole habían testificado contra Sarah Baker, alegando que padecía una enfermedad mental. Stannard fue quien realizó ese diagnóstico y si Baker fue el que le permitió alcanzar el puesto de director, imagino... imagino que fue un favor... En el papel también se decía que le habían quitado a Baker la custodia de sus dos hijos. Hijos, en plural. Emily tiene un hermano...

A Tess no le sorprendió mucho ver llegar a Morat, dado que el joven estaba muy metido en el caso y quería atrapar al asesino a toda costa. Aunque sí se extrañó de advertir que Nathan Heiz también había llegado junto a Morat. La chica lamentó que Nathan tuviera que verla en ese estado, demacrada, con los ojos llorosos y un brazo vendado. La eterna sonrisa que tanto caracterizaba a Tessa había desaparecido.

-Hola... -fue lo único que alcanzó a decirle, temblorosa. Observó a Madison, con la mirada perdida-. Madi -empleó el término con el que Dett solía dirigirse a la rubia-, Seth y Emily están liados desde hace días, y además es el mejor amigo de Eleanor. Confiar en él es como pegarte un tiro en un pie.

El plural en la respuesta de Scooby (Scully) me había hecho relacionar varias cosas, porque que os quede claro, en algún momento, el mundo sería dominado por una animadora rubia. Y no, Donald Trump no es el caso. Así que al oír la confirmación de la pelirrojilla no pude más que esbozar una sonrisa bastante falsa.

-Hermano… increíble ¿cómo es que no le prohíben la reproducción a algunos engendros? –comenté, pensando en que así, siempre habría feos, locos y como consecuencia a la depresión de ambas variables, también gordos.

De repente una idea me pasó por la cabeza. Tenía que llamar a Nathan. Pues no sabía qué era lo que había sido de él y, seguramente, no había leído (Nathan) el mensaje que le había enviado antes de haber sido injustamente encarcelada, ya que el psicótico maniaco, el Ghostlake este, había hecho que ese mensaje le llegara a Emily, la alumna más falsa de la cloaca.

Pero, como una respuesta rápida y, sintiendo aquel “Madi” (que tanto me recordó a mi madre y a Odette) recorriéndome por los 5 sentidos, pude verle llegar allí.

Ignoré por completo a Morat, al cual tenía bastante claro que le iba a regalar un bolso rojo para que consiguiera el disfraz de Tinky Winky al completo. Y, me acerqué hacia el capitán de baloncesto. Sin referirle ninguna cosa más a Tess.

-¡Nathan, no te vas a creer lo que ha pasado!- dije mientras me abrazaba a su cuello para susurrarle algo. Pues, ya fuera por haber sido el hombro que me había conseguido calmar cuando descubrí el descuartizado cuerpo de mi madre o, porque a fin de cuentas era la persona que me quedaba, a parte de mi papi (y el séquito; si consideráis que una persona que come algodón por imposición mía llega a tener algo de masa cerebral).

Sin duda, el gesto que tuve estaba en un rango entre teatral y razonable. 

Una vez pude aferrarme a su cuello, le comenté algo que solamente consiguió oír él, ya que se lo susurré – Siento haber desconfiado de ti –pese a que me seguía pareciendo absurdo que hubiera estado guardando tantos secretos, pudiendo contármelos. Era su amiga. Los amigos se tienen que apoyar hasta en las prórrogas de los partidos. Así lo dictaban las normas, es decir, yo –te necesito, Nathan Snider- concluí.

Nathan pronto sintió un escalofrío al oír el apellido de Snider. Era el apellido que tenía en el orfanato, antes de que la familia Heiz lo adoptara definitivamente y él adoptara el apellido Heiz.

-Hola chicas. Saludo el muchacho. Tessa parecía haber tenido un muy mal día a juzgar por su aspecto. -¿qué paso? estábamos siguiendo a la poli y acabamos aquí.

El abrazo de Madison y su cercanía hizo sentir bien al Capitán del equipo que alejo de su pensamiento que su amiga tuviera algo que ver en todos aquellos crímenes.

Nathan escucho aquellas palabras. Era imposible permanecer impasible ante la última frase que pronuncio Madison. Casi instintivamente la trajo más fuerte para si y le contesto.

-¿Cómo? Dijo casi con un hilo de voz. Como se había enterado Madison de su nombre antes de ser adoptado. La pregunta careció de interés al instante porque daba igual, lo sabia, pero aun así le dijo que lo necesitaba. No quería que la gente lo mirara diferente.  -Siempre he estado ahí para ti. Con su cara enterrada en el pelo rubio de la joven dijo una última cosa. -Te contare todo. A partir de ahora somos un equipo.

-¿Como que "¡Nathan!"? -Exclamó Morat bajando del coche por la ventanilla y cayendo en el suelo de bruces tan solo para levantarse al instante y quitarse los restos de gravilla y polvo de la ropa- ¿¡Y yo qué!?.

Morat estaba molesto porque no le hubieran gritado su nombre con alegría y festejo, o aunque sea con cualquier tipo de emoción. Cualquier cosa antes que ser simplemente ignorado. El iba de morado no solo porque le gustase, sino para resaltar entre aquella multitud de adolescentes policromáticos.

-¡Pues yo encontré una forma en la que alguien puede cruzar de una habitación a otra!. -Dijo mientras mostraba a los presentes el baño- Por aquí es por donde Emily logró pasar de una habitación a otra, pues Madison no es que no entre por sus enormes caderas, sino por su falta de agilidad.