Partida Rol por web

Esta vez la madre de Mark, para sorpresa de este, estaba dormida en la silla. Aunque bien parecería que estaba muerta.

Tras darle un besito en la frente y dejarle algo de comida preparada, Mark tomó lo que había venido a buscar realmente, los distorsionadores de voz que había encargado por internet. Los escondió en uno de los bolsillos internos de la chaqueta, y buscó una navaja que también guardó por ahi, por si las moscas. Aunque si el auténtico Ghostface les atacaba, poco podrían hacer con una navaja frente aun... ¿cuchillo de caza? Ay, tenía que hacerse con uno de esos...

Todavía le quedaba un poco de tiempo libre de hecho, antes de la fiesta. Suponiendo incluso que al final sí que se pasara por el evento benéfico. Decidió salir de casa de nuevo para ir a comprar el cuchillo, y luego pasarse por el evento benéfico. Total, no tenía mucho más que hacer hasta que llegara la noche.

Lamentablemente para Mark, la gran mayoría de tiendas están cerradas por el evento benéfico, sin embargo es capaz de coger una navaja de la cocina de su hogar. Total luego puede lavarlo y si lleva guantes no deja huellas. Aunque a lo mejor canta un poco que sea una navaja...

Mark y Eleanor llegan casi al unísono al hogar de este. La madre de Mark parece andar algo dormida, por lo que no les saluda con su peculiar búsqueda de sopa de macaco.

Con el corazón en la boca apurando el paso para llegar a la Casa de Mark, se me viene el alma al cuerpo al saber que ambos hemos llegado al unísono a su casa. Si bien sé que todo está bien, hasta no verlo en persona, no iba a estar tranquila porque la adrenalina, el riesgo y todo lo que conlleva esto, es demasiado. Hay que aprender a lidiar con ello. Por esa razón una vez que lo tengo delante mío, corro a sus brazos para abrazarlo con fuerza, y agradecer que está allí, conmigo. Que todo ha salido como esperábamos. 

En él es el cierre de un ciclo, es un comenzar de nuevo y para mi es adentrarme en el lado más oscuro de mi interior. Ya no me haré más daño, aprendiendo de alguna manera que aquello se puede catalizar y encauzar de una forma menos nociva para mi. Así que contenta de tenerlo allí, nos adentramos en la casa descubriendo que su Madre se encuentra durmiendo y no nos pedirá la sopa que come. 

- Lo logramos, Mark... Ya está... Lo hiciste, esto se acabó... Te quiero. - digo mirando sus ojos. 

Ya cogiendo su rostro con ambas manos, para así luego besar esos labios con dulzura, pasión. 

La adrenalina todavía le tenía hecho un manojo de nervios. Lo único que quería en aquel momento era llegar a casa a salvo y ver a Eleanor. En cuantito la vio frente a él, corriendo hacia él, hizo lo mismo, recibiéndola en sus brazos, levantándola del suelo por unos segundos mientras giraban. Luego ella le besó, y él la correspondió con más entusiasmo del acostumbrado. Tras separarse de sus labios, le tomó ambas manos mientras, emocionado, con un brillo en los ojos que nunca hasta antes había tenido. "Lo hice... Eleanor, ¡lo hice! Lo hicimos... ha sido gracias a ti... si no te hubiera conocido... si no nos hubieramos encontrado, si no fueramos novios, tú y yo... Ghostface nunca me habría dado la oportunidad, el arma, el método..." entonces le soltó una mano solo para acariciarle el rostro. "Fue todo gracias a ti. Mi estrella del lago, mi faro... te amo... te amo..." decía el chico, mientas sonreía de felicidad. Le tomó de las manos y la llevó a su cuarto, cerró la puerta y se quitó el chaleco. Tenía mucho calor, por la carrera, por los nervios, y por todo lo que andaba sintiendo por ella en aquel momento. Se acercó a los paneles de corcho por toda su habitación y arrancó uno a uno los papeles sobre el doctor, que si bien no eran todos, eran la gran mayoría, y los tiró a la papelera. Luego, todavía hecho un manojo de nervios, se giró hacia ella, se acercó y lo volvió a decir, una vez más. "Te amo..."

Y nos besamos con deseo, lleno de muchas sensaciones que en el corazón está palpitando. Sentí a Mark de una forma diferente, algo que me emociona y me impulsa a sonreír como tonta enamorada. Él se había liberado, saliendo de su prisión interior mientras saldó una cuenta que le daría un respiro enorme en su vida y yo, llena de fantasmas, los he sacado para darle otro sentido, una causa, una forma diferente que no sea el daño hacia mi persona. 

Aquello sin dudas es lo mejor que nos puede pasar y por esa razón al escucharlo, mis ojos brillan inundados por una felicidad que ahora es verdadera. Esto es por amor, somos lo que somos gracias a estar juntos y encontramos un camino que los libera, para ser lo que en verdad queremos ser. Y gracias a ello, es que entre risas, camino hacia el cuarto de mi novio mientras me quito la chaqueta y dejo la mochila a un costado. 

Siento el calor de sus manos tras haber quitado aquel panel, y me enorgullece. Pero las ganas, el deseo mismo de darlo todo me lidera y es que tras aquel te amo, que rápidamente es respondido con otro igual en un susurro. Vuelvo a sus labios, besando con pasión, buscando en él absolutamente todo y cuando nos tomamos un respiro ante tanta intensidad, le confieso. 

- Yo... Yo quiero ser tuya Mark, ahora mismo. Ser una sola persona, te amo y te deseo. - confieso al mirar sus ojos. 

Poco les duró el suspiro, ¿acaso hubo uno en primer lugar? Los corazones de ambos no habían dejado de latir de los nervios de los asesinatos, pero ahora latían por una causa distinta. Por el uno y el otro. Mark se sentía libre, más libre que nunca. Si Eleanor le hubiera pedido tener relaciones antes, antes de que se hubieran cargado al doctor del psiquiátrico, Mark se habría negado, asustado, temeroso de recordar un pasado que le atrapaba, le encadenaba, le carcomía por dentro como una maldita pesadilla de la que no podía librarse. Pero ahora... ahora todo era diferente. Se sentía diferente. Era una sensación de júbilo y energía, se había quitado de encima esa pesadilla terrible, por fin, para siempre. Todo gracias a Eleanor. ¡Todo gracias a Eleanor! Con ella, podía sentirse libre, fuerte, vivo. "Hagámoslo." se quitó la camiseta, estaba hasta entusiasmado por la idea de algo que antaño había aborrecido tanto, tanto, tanto. Pero si era con ella... con ella sentía, sabía, que podía hacerlo. "S-soy novato en todo esto..." no podía decir que era virgen, pero sí que era neófito en las relaciones con una mujer. "...es un alivio que al menos tú sí que sepas lo que haces..." comenzó a decirle mientras le quitaba a Eleanor el top, aliviado porque así ella podría ayudarlo. "¡Hahaha! ¿cómo se quita esta cosa?" ¡No sabía ni cómo desabrocharle el sostén! "...Guíame." le pidió a su estrella, su faro, su luz. Si había algo, alguien que pudiera sanarle... esa era ella.

Ante su respuesta, todo mi cuerpo se estremeció y no me importa nada más. Fue sentir como una adrenalina me recorre entera y no lo puedo evitar, ahora tras quitarse la camiseta, las yemas de mis dedos acarician su torso desnudo, disfrutando de aquel roce con su piel. De repente también toma la iniciativa y me quita la camiseta, haciendo que mis pechos voluptuosos queden a la vista con el sostén. 

- No tanto, pero aprendemos los dos. - confieso mirando sus ojos y cuando veo que se enreda con el sostén, me río. - Yo me lo quito, pero es simple... mira.- 

Y con un simple movimiento dejo caer el sostén, revelando aquella parte de mi. Vuelvo a su boca mientras que con mis manos le quito el pantalón y hago lo propio con el mío, para que poco a poco podamos estar desnudos. Ahora tengo mi braguita de color negra pequeña, él su boxer, mis labios junto a los suyos en un beso más apasionado. 

- Ven. - digo al coger su mano. 

Me acuesto sobre su cama, allí esperando que venga a mi, un poco nerviosa pero dispuesta a todo con él. 

Antes, cuando las yemas de los dedos de Eleanor rozaron su torso desnudo tuvo ganas de abrazarla y besarla otra vez, porque sentía ese cariño, esa confianza, ese amor ardiendo en el corazón de él. Así que cuando ella, tumbada sobre su cama ahora también con su torso completamente desnudo, le pidió que viniera, él así lo hizo y se acercó, subiéndose a la cama con decisión, como un felino gateando sobre el colchón, sin dejar de mirarla a los ojos.

//Algo así pero sin carita triste de pena//

¿Tenía nervios? Por supuesto que sí, pero al mismo tiempo cada vez se sentía más cómodo. Los nervios eran por no saber cómo amar, pues Mark hacía tiempo había creído haber cerrado por completo su corazón. Pero Eleanor ya le había dicho, que lo que no supieran, lo aprenderían los dos. Otros nervios más intensos venían por el leve recuerdo de aquello que una vez aborreció hasta la médula, recuerdos que intentaba olvidar e ignorar pero ahí yacía, grabados a fuego en su psique por siempre y jamás. Pero al mismo tiempo sentía una enorme calma, una luz que le relajaba, que le devolvía a la tierra, al presente, al momento, y esa luz era Eleanor. Mark pensaba, sentía, sabía, que con ella podía dejar los nervios y malos recuerdos a un lado y disfrutar del momento, y disfrutar de ella, y de lo que ellos tenían, juntos.

Recordando lo que él mismo había sentido cuando ella lo hizo, Mark pasó dos dedos por el cuerpo de Eleanor, acariciándola de abajo a arriba, recorriendo el vientre, el ombligo, el cuello... y parándose finalmente sobre los labios de ella, para luego volver a besarla. "¿Puedo?" le preguntó con voz suave, señalando de un gesto de cabeza a los pechos de Eleanor, pidiéndole permiso quizás para tocarlos. Pero cuando tuvo el visto bueno, en su lugar Mark bajó la cabeza para empezar a besar sus pezones con gentileza.

Hacer el amor es simplemente dejarse llevar y en este momento, es lo que estoy haciendo cuando allí acostada en la cama observo como Mark avanza sobre mi con todo lo que ello implica. Mis ojos siguen perpetuos, enamorada de este hombre, siendo una entrega total desde mi corazón, alma y cuerpo. 

Cuando me pide permiso, asiento sonriendo y lo lleno de besos, acariciando su espalda, brazos, el rostro en una viaje sensorial que lo invite a soltarse, a permitirse ese instante de total libertad bajo el influjo del amor. Es mi lengua la que busca la suya mientras los jadeos surgen ante el roce, ante la hermosa posibilidad de ser suya. 

- Te amo... - confieso, cuando muerdo con suavidad su labio y me deleito con la extensión de su espalda. Le permito que me bese donde quiera y yo hago lo propio, buscando esa conexión que nos abrace, nos impulse a disfrutar de algo bonito, único. 

Y cuando Eleanor dijo aquellas familiares palabras, haciendo una vez más real, presente y auténtico aquello que sentían el uno por el otro, los nervios de Mark se transformaron en entusiasmo, motivándole más a seguir, a darle todo de él, a recibir más de ella. Acercó su rostro a la oreja de Eleanor y le susurró: "Y yo a ti... Te amo..." le dio un mordisquito en el lóbulo, y se perdió nuevamente entre caricias y besos, haciéndo el camino inverso al que antes había hecho con los dedos. Besando sus labios, su cuello, su pecho, su vientre, el ombligo... deteniéndose justo al llegar a...

"...¿Puedo?" preguntó una vez más, esta vez, las manos sobre las bragitas de ella. Habiéndo sufrido durante años aquel maltrato, Taylor necesitaba recordarse una y otra vez que aquello era consensual, que aquello era real, que no se trataba de un sueño una fantasía. Oirla le reconfortaba y animaba, necesitaba saber que esa chica solitaria y misteriosa que de vez en cuando se dejaba caer por el aula de castigo y por la laguna estaba ahí, con él. Esa chica que de vez en cuando hablaba con una voz tan melodiosa como el violín que también cuando en cuando tocaba para él. Saber que esa chica, Eleanor Rigby Cole, su faro, su estrella... estaba ahí con él, compartiendo aquel momento juntos, todo lo que eran, todo lo que sentían. Todo lo que se amaban.

Y me dejo llevar, igual que una pluma impulsada por el viento, aprendiendo a reencontrarme con mi cuerpo, descubriendo las sensaciones que antes han sido apagadas por temas dolorosos. Aquellas manos, las de Mark eran un acorde, esa nota perfecta que permite el compás y a su vez, todo lo que necesito en esta vida. 

Aquel susurro eriza mi piel, y lo miro a los ojos como tonta enamorada, mis labios juegan con los suyos por breves instantes mientras el desciende, explorando cada vez más un poco más de piel. Sonrío, jadeo e incluso mis manos también acarician su cabello y rostro. Cuando llega a mi sexo entre besos, es su pregunta lo que me llena de dulzura. 

- Todo lo que quieras, puedes. Soy tuya Mark, y esto es de los dos. - confieso, muy excitada. 

Y entre el amor que siento por él, lo que despierta en mi, es una montaña rusa de cosas buenas, de instantes para no olvidar. Así que le ofrezco aquel lugar tan intimo, para que juegue y disfrute, para que sea el mismo en medio de este encuentro tan especial. Sé que soy una con él, una con su cuerpo, con su corazón. No necesito más que su presencia en mi vida. 

Retiró con suavidad la ropa interior de la chica, y luego hizo lo mismo con sus propios boxers. Al ver su miembro erecto por alguna razón absurda lo primero que le vino a la mente fue aquel pene de plástico en clase... "Acabo de recordar la famosa clase de educación sexual que tuvimos..." dijo entre risas. "No tengo condones... ¿estás segura de esto?"  la tercera y última vez que le preguntaría. Bastaría con un simple asentimiento de cabeza, y entonces si encontraba la confirmación que buscaba, con delicadeza y cuidado, con suavidad... la penetraría, y empezaría a moverse. Entregándose así el uno al otro completamente, uniéndose en uno solo. Por primera vez para Mark, el acto sexual no fue un castigo, un horror, una pesadilla... sino un acto de amor, cariño, confianza mutua y comprensión. Era como abrirse las puertas del alma y del corazón, dejar que el uno sanase al otro... Ninguno de ellos era buena persona. Ninguno de ellos estaba libre de crimen, de pecado. Ambos se habían convertido en asesinos... pero se tenían el uno al otro. Y mientras siguiera así, nada más importaba en el mundo.

Afortunadamente para ellos, en caso de necesitarlo existían otros tipos de anticonceptivos... aunque la idea de tener un hijo con Eleanor a Mark no se le antojaba tan mala... ¿Tal vez cuando todo el asunto de los asesinatos acabara?... Aunque no tenía un trabajo tampoco... ...Y al margen de eso, ¿acabarían los asesinatos pronto, siquiera? Todavía había muchos bastardos en el mundo que eliminar, y Ghostface aún no había terminado tampoco su particular justicia... Pero ya hablarían de eso más tarde...

Ya despojada de mi ropa interior y Mark de la suya, un gesto de sorpresa surge ante aquella pregunta, que en otra ocasión, o incluso en una circunstancia diferente me hubiera dado a pensar, ahora no. 

- Muy segura, te amo. - respondo sincera. 

Entre besos y caricias, habilitando aquello que de alguna manera nos puede traer algo más en el futuro. Si bien podría pensarlo, en este instante lo quiero todo con él y que lo vivido sea tan perfecto como soñado. Hemos saltado al vacío, a un punto de encontrarnos sin necesidad de esconder nuestra verdadera cara. 

Y por esa razón, cuando Mark ingresa en mi, no solo una sensación deliciosa me recorre entera, siendo el placer una dicha que creí haber perdido, sino por como aquellos miedos, traumas y demás taras, se esfuman solo con mirarlo a los ojos y sentirlo. Me basta con hacer el amor con él para ser feliz, para sentirme completa. 

Todo mi interior lo abraza en su dulce calor mientras el movimiento de sus caderas y las mías, marcan el compás. Mi boca sigue pendiente de la suya, entre pequeñas o grandes dosis de besos, y las caricias que esparcidas por la piel, ofrecen esa nota justa para encender nuestros cuerpos aún más. 

Para Mark era importante dejar atrás todos esos demonios del pasado, dejar atrás los malos recuerdos. Era importante para él hacerlo a la manera gentil, a un compás suave, tratando de alejar poco a poco aquellas inseguridades que aún seguían atormentándole, que le hacían querer asegurarse si ella estaba bien, y si el ritmo era el correcto. Conforme tomaba confianza los susurros de inseguridad empezaron a convertirse en besos y caricias, susurrándole cuánto la amaba, cuánto le gustaba todo cuanto conocía e iba redescubriendo de ella. Su voz tierna, su dulzura... también su fragilidad, su imperfección, su determinación incluso a la hora de matar a una persona o hacerse daño a sí misma. Todos sus defectos y sus virtudes que la hacían ser ella, y lo que era para Mark: su luz, su estrella, su faro.

Deseó que el momento nunca acabara, quería estar con ella a cada instante, cada segundo, acompasando sus cuerpos a un baile sincronizado y apasionado, a una danza que tras varios minutos de puro placer acabó culminando en un clímax de sensaciones maravillosas.

Había vencido aquellos demonios, al recuerdo de una tortura de la que Mark nunca creyó podría superar en su vida. De nuevo había sido todo gracias a Eleanor. Se apartó suavemente de encima de ella, abrazándola, diciéndole una vez más "Te amo..." Amor, felicidad, gratitud... y de nuevo una pizca de duda. ¿Lo habría hecho bien? ¿Le habría gustado?

Todo lo que sucede durante ese largo rato habla de mucho amor, entendimiento y también liberación, podría decirse que no solo Mark ha dado un paso adelante sino que también lo he hecho yo al unisono. Me entregué a su amor, a su cuerpo, a las sensaciones que surgieron a montones. Confiando en lo que sentimos, en lo que despierta en mi y bajo el tenue amparo de esta oscuridad. 

Y así es como esas horas de la tarde se convirtieron en noche, y como aquel encuentro se transformaron en muchos, hasta que agotados, y cómplices terminamos abrazados en la cama. Profesando sentimientos, susurrando en los labios, con una sonrisa, un gesto que llena el corazón y el alma. 

Una vez el otro día comienza con su fulgor, despierto allí entre sus brazos, descubriendo que no hay mejor momento en la vida que verlo dormir o despertar con un beso de buenos días o sus te amo que le dan ese plus para continuar caminando de la mano y terminar con todo esto. 

El móvil suena y me incorporo de la cama vestida solo con una camiseta de Mark. Lo llevo a la cama y leemos juntos aquello. Ya tenemos nuevas directrices, toca comenzar la acción. 

- Mi amor... - digo al acariciar su rostro con la yema de mis dedos, sonriendo. - Ya sabes lo que toca. Es hora de terminar con todo esto. Pero antes de todo, no olvides que te amo. 

Y tras decir aquello, dejo un dulce beso en sus labios y pienso en este día. Muy importante para los dos. 

Mensajes: 

De: ???

No es necesario que lleves a Nathan, ya conseguí traer a Morat y a Samuel. Dos de tres, no es un mal número.

Llevad los cuchillos, escondidos y no respondáis a las preguntas que haga, ni bien ni mal. Enseña el mensaje a Mark.

Yo: 

Ok. Si quieres lo llevo, creo que podría.