Partida Rol por web

Emily y Morat llegaron a la farmacia. Estaba cerrada, ya que la dueña de esta, era la madrastra de Samuel y por ende, estaba ayudando a organizar el evento benéfico.

-Joder, Morat... ¿Ya vamos a empezar con los secretos? - Digo con tono serio mientras sigo caminando tratando de alcanzarlo - dime... ¿Que fue lo que viste en los archivos?... ¿Por qué me miraste así?... Dime que esta pasando. -salgo a correr un poco mas, hasta quedar a su altura y le detengo tomándole del brazo. 

Por su parte Morat no tenía tiempo para esos tejemanejes que Emily tenía planeado, ni mucho menos para solventar el lío mental que esta tenía en la cabeza, probablemente a causa de la actitud más que sospechosa de Morat, pese a ello, sí iba a solventar un pequeño problema, cogiendo dos rocas del tamaño variable, una del tamaño de un pomelo y otra de una calabaza madura. Este se prepara.

-Todo tiene una explicación lógica y racional. -Comentó Morat de forma calmada con una voz monótona- ¿Puedes sujetar esto?. -Dice mientras le da la roca del tamaño de la calabaza madura- Ahora, no te muevas...

Tras decir esto miró en las cercanías para comprobar que en efecto no había nadie en los alrededores que les pudieran ver y lanzó una piedra contra el cristal de la tienda. Sin lugar a dudas, los métodos de Morat eran más que cuestionables, pese a ello, había hecho lo que buscaba, reventar el cristal de la tienda de una anciana inocente. Sin lugar a dudas, era algo positivo... probablemente. Quizás.

-Gracias. Ahora quédate aquí un momento, volveré con guantes para que no nos cortemos mientras entramos por "eso".

Tras decir esto, Morat se fue andando normal como quien no quiere la cosa por la calle, el objetivo era ir a su casa a coger los guantes, siempre y cuando Emily permaneciera en el lugar esperándole, claro está, si no, lo que haría sería correr alrededor del primer arbol que encontrara... o ir a su casa, no era una persona atleticamente animada.

Y en cuanto el cristal se rompió, la alarma antirobos empezó a sonar, de forma bastante alarmante. No tardaría en llegar la policía.

-No te muevas de ahí- Comentó sin alzar demasiado la voz mientras este saltaba encima de Emily con el objetivo de pelear con ella e inmovilizarla. - ¡Detente escoria criminal!.

-¡Mierda! - Exclamo mientras dejo caer la roca que tenía en las manos y me alejo unos pasos, debido a los fragmentos de vidrio que caían haciendo un ruido estruendoso. 

Joder, se podía saber porque hoy me había involucrado en tantos crímenes, primero sacó información confidencial de la estación de policía y ahora estoy ¿allanando?, ni siquiera sé que Mierda hago aquí. 

Por unos momentos dudo entre hacer caso a Morat y quedarme esperandole, pero comienzo a escuchar la alarma antirrobos y las palabras del inspector vuelven a mi cabeza, “por suerte di la orden de no pasar nada por alto", con todo el tema del asesino, la policía llegaría aqui en poco tiempo. 

Decido salir de ahí lo antes posible y comienzo a correr, cuando soy detenida por Morat, quien se balanza sobre mi intentando inmovilizarme. 

En ese momento todo cuadra, este fue su plan todo el tiempo. 

-Estas enfermo- Digo con un tono de asco, mientras forcejeo con él. - ​​​​​​¡Tu jamas serás un héroe!... ¡Solo eres un idiota que busca atención! -le doy un rodillazo en la ingle liberandome de él, antes de salir corriendo en dirección contraria intentando alejarme lo más posible de Morat. Sacó el móvil intentando pedir ayuda. 

Cae la noche y la policía llega a la escena.

¿Qué demonios pasa aquí? - preguntó Arthur lo suficientemente alto como para que incluso la alejada Emily lo oyera.

Morat seguía en el suelo, tranquilamente agarrando sus cataplines reciéntemente aplastados por el rodillazo que Emily le lanzó, aún así, cuando llegó la policía no pudo contener su alegría, mientras señalaba hacia la joven que huía despavorida de la escena del crimen que él, heroicamente trató de detener.

-¡Vandalismo! ¡Y está huyendo!. -Dijo mientras señalaba a la muchacha- ¡Y me ha golpeado en las Joyas de la Corona!.

Paro de correr en seco, al escuchar la voz del inspector, tan solo escucharlo me da un escalofrío, tal parecía que siempre que nos encontrábamos era en una situación como esta y mi cerebro ya lo asociaba a él con que algo malo iba a pasar.

Doy media vuelta y lentamente, me acerco al inspector Wayne con la frente en alto, pero con pasos pesados. ​​​​​​-Yo no había hecho nada, así que no tenía de qué temer- Almenos eso es lo que me repetía a mi misma para intentar calmarme.

-Hola inspector Wayne-  solo logro pronunciar eso al llegar a su altura, en ese momento no tenía palabras con las que excusarme, así que carraspeo intentando buscar que decir. 

-Él está enfermo y usted lo sabe... Monto todo esto para incriminarme y tener sus minutitos de héroe. 

El inspector asintió. - Sí, tiene sentido. Con el archivo que dejó el asesino, me lo creo. Te vas a venir conmigo jovencito. - pero alguien interrumpió al inspector.

¡Un momento! - llegó apresurada Dana, la madrastra de Samuel y una de las que estaba organizando la fiesta con ellos. Resopló un poco. - Lo he oído todo, estabais hablando altísimo. Dejad libre a al chico, no quiero presentar cargos contra él, lo conozco y en el fondo es un buen chico. - resopló nuevamente, se había pegado una buena carrera. - Pero a veces le pasan estas cosas. 

¿Está segura? Está bien, si no hay denuncia, supongo que no tengo nada que hacer aquí. - suspiró el inspector. - Debo irme a ver como está la organización de la fiesta. Las patrullas no se organizan solas. - dicho eso arrancó el coche y marchóse.

Yo también me tengo que ir, pero por favor, portaos bien. - y se fue caminando en la oscuridad de la noche.

Pese a que Morat estaba sonriendo en todo momento, INCLUSO, cuando le dijeron que sería él el encarcelado; el hecho de que el Agente de la Ley se fuera del lugar tan rápido como había llegado lo llenó de ira, de enfado y finalmente de hambre. Por lo que este se levantó del suelo como pudo y lanzó una última mirada a Emily antes de acercarse a aquella mujer recién llegada.

-No me agrada que interrumpan mis planes. -Comentó solemne y de forma fría a la mujer antes de, con un giro de 180º cambiar a un tono más dulce e incluso infantil - De todas formas fue un gesto bonito que en circunstancias normales estaría bien... gracias... Paseme la factura y le re-pondré el cristal.

Una última mirada hacia Emily, aunque en esta ocasión no era por malicia, sino una mirada de pena antes de marcharse del lugar con la cabeza gacha y maldiciendo por lo bajo su mala suerte a la hora de efectuar su plan para poner a ALGUIEN entre rejas en esa noche.

Veo como todos se alejan, y un sentimiento de ira se apodera de mi, pero no hago nada, ignoro completamente las miradas de Morat, realmente en ese momento no me importan. 

Sacó mi móvil y veo el mensaje que me ha llegado, me producía felicidad pero en ese momento lo último que quería era sonreir... Tenía tanta mierda acumulada de los últimos días que solo me recosté contra la pared más cercana y me dezlice quedándome sentada en el suelo, sola, en mitad de la calle. Sacó de mi mochila una cajetilla de cigarros, tomó uno, lo coloco entre mis labios, y saco un encendedor con el cual lo prendo. 

Me quedó tirada en la calle mirando a la nada, esperando, mientras con mi mano juego con el encendedor, apagando y prendiendo la llama. 

Seth llegó a la farmacia, allí encontró a Emily y a Morat frente a la farmacia, la cual tenía un cristal roto. Por otra parte un coche patrulla se estaba alejando, al igual que Dana, la madrastra de Samuel.

Joder, ¿se acabarían los problemas por un día? Y aun quedaba la fiesta de Madison. Aun así aparco lo más cerca de la farmacia y apago el motor para bajarme despacio del coche, al menos no me he encontrado a un loco con máscara matando a nadie. Me acerco a Emily con cara de cierta preocupación mientras miro a Morat y luego al escaparate.

- ¿Que coño ha pasado aquí? - de nuevo miro el escaparate y luego como se aleja la patrulla. - ¿Emily? - de nuevo por inercia miro a Morat, no me gusta para nada esa ... ¿ese? joder no se bien ni que es.

Siseando Morat huyó del lugar hacia la más pura oscuridad. No le gustaba que alguien como Seth se apareciera de la nada a interrumpir lo que sea que este estuviera haciendo frente a una farmacia, menos aún que este llegara a semejantes horas de la noche, por lo que decidió marcharse del lugar, ya habría otra oportunidad... eventualmente.