Partida Rol por web

Dos meses habían pasado desde que la flota de siete barcos, tres galeras particularmente grandes y cuatro navíos más pequeños, privados todos ellos, zarparon desde Aguas Profundas con vítores y los mejores deseos de todos los presentes.

Dos mil cien almas que cruzaron el océano durante lo que parecían días sin fin para la mayoría. Muchos estaban acostumbrados a largas temporadas en el mar, por supuesto, pero no sin escalas y nunca durante tanto tiempo. Los ánimos en la flota estaban algo revueltos, la gente nerviosa, y unos cuantos ya comenzaban a murmurar si habían pasado Maztica por alto. Nervios, en general.

Por fortuna disponían de unos ciento cincuenta sacerdotes de varias confesiones, quienes solían calmar los ánimos, además de su incalculable valor creando comida y bebida con sus sortilegios para aguantar más tiempo los suministros.

Y al fin, un vigía gritó, con una emoción que ponía los pelos de punta, el esperado anuncio:

¡¡TIERRA A LA VISTAAAAAAAAA!!

La gente se agolpó a intentar ver lo que el vigía habia visto, y durante una hora, la cubierta fue una fiesta. El Almirante, normalmente serio y dado a mirar y observar mucho antes de hablar, no solo no opuso a la breve juerga de la cubierta si no que en cierto modo (a su serio modo) se unió a los celebrantes.
También el hecho de que el almirante estuviera en la cubierta hizo que no se desmadrasen demasiado, por supuesto...

Tras el primer estallido de alegría, el comandante reunió la escasa información que se tenía desde cinco kilómetros de la costa e hizo llamar a parte de la cúpula de la Colonia a su despacho, elegante pero austero, para tomar la primera decisión.

 
Damas -Dijo refiriéndose a la Comandante y a la chica que se encargaría de mediar con los colonos- y caballeros... siéntense. E hizo un gesto para que se sentasen alrededor del mapa, por ahora casi totalmente en blanco, lo que era a la vez una imagen emocionante y descorazonadora.

Al grano. No hemos visto demasiado por ahora. Al norte hay algunas islas, al parecer pequeñas o medianas, y no se distingue más que enormes salientes rocosos del agua. En cuanto al oeste... Bueno, ya lo habrán visto. Casi todo es jungla hasta la misma playa en la mayoría de los tramos, pero en algunos hay espacio para desembarcar. Podríamos... costear al sur o al norte a ver si encontramos alguna desembocadura de río o un lugar más adecuado donde podamos cultivar. Sonrió Y no tengamos que talar hectáreas de jungla para hacernos sitio...

 
Amiël es la consejera que informa sobre las peticiones y quejas de los colonos civiles, así como de su moral y necesidades. Es una mujer proactiva, que tiende a saltarse el protocolo de vez en cuando.

Almirante, Gobernador... La gente está harta de barco... y empezando por mí, porqué no decirlo, hehehe... Carraspeó con una sonrisa Buscar un buen sitio estará bien, pero pasarnos demasiado tiempo viendo tierra sin desembarcar pondrá de mal humor a los que lo están llevando peor. Yo lo aviso...

Bueno Amiël, tampoco nos dejemos llevar por la ansiedad. El desembarco es la parte más importante de todo el trayecto y no podemos permitir que el barco choque contra algún saliente justo antes de llegar. Creo que la gente, aun que comprensiblemente excitada, se contendrá ahora que hemos llegado al fin. Es mejor tenerlos un rato más mordiéndose la uñas en cubierta que tenerlos una dekana talando árboles para poder tener un sitio para vivir.

El gnomo está sobreactuando un poco. Aun que cree que lo que dice es cierto, sería el primero en lanzarse en bote al agua y remar hasta llegar a la playa como un poseso.

La comandante saludó a todos con una leve sonrisa y un gesto de cabeza antes de sentarse alrededor de la mesa. Escuchó las preocupaciones del almirante y asintió despacio ante lo que decía. Tras ello, vinieron las preocupaciones propias de los marineros y demás tropas de boca de la consejera Amiël. Ante esto Brynhildr frunció el ceño con una mueca de preocupación.

- Respecto al resto... deberíamos hablar con ellos y decirles que ya hemos llegado, que lo último que tendría sentido ahora sería una revuelta por un viaje que acaba de terminar. Simplemente es necesario dejar claro que la decisión de a dónde ir ahora depende el éxito o no de la misión. Sobre a dónde ir... Sin ningún tipo de datos o informe de exploración no podemos decidir nada con conocimiento de causa, así que quizás lo único que nos queda es elegir o norte o sur con una simple corazonada. Si seguimos la disposición habitual del clima quizás al norte tengamos un clima más tolerable y menos... de jungla. Pero todo son suposiciones. - dijo la mujer, cruzándose de brazos.

- ¿Qué opina, Doranin? -

Valeus Doranin se frotaba el mentón con gesto distraído, mientras escuchaba la opinión de sus compañeros. Finalmente, la guapa comandante de nombre impronunciable le pidió que se pronunciara.

- Vayamos al norte.- propuso, encogiéndose de hombros.- No tenemos más información que nos haga decidir, y quién sabe, a lo mejor esas islas que comenta el almirante nos pueden servir como cabeza de puente en un futuro.

Esperaba que la tripulación no se pusiera demasiado nerviosa, al menos durante un par de horas. Lo bueo de la navegación de cabotaje era que si los ánimos se caldeaban, siempre estaban a tiempo de girar hacia la costa.

La pequeña figura de Grower Hightower se encontraba de pié sobre un pódium portátil de madera con travesaños que él mismo había diseñado. Sus sirvientes lo habían montado en apenas unos segundos para, como en todas las anteriores ocasiones en las que el mediano se había reunido con la plana mayor, "ponerse a la altura de las circunstancias".

Puso mala cara al escuchar las objeciones de la Consejera Amiël, y tampoco se relajó demasiado al escuchar la decisión de Doranin. Bueno, en realidad, sus compañeros de viaje no se extrañaron, pues llevaban aguantando su agrio caracter y cejijunta expresión durante meses:

- ¿No queréis pensarlo de nuevo excelencia? Deberíamos seguir buscando al sur, hacia algún asentamiento mucho mejor. Nuestro almirante ha hablado de salientes rocosos cerca de esas rocas al norte ¿verdad? Ese es un mal augurio. Por favor, no nos debemos dejar llevar por las "pasiones del populacho"y busquemos un lugar mejor al Sur -

Entonces lanzó una mirada de desprecio a la Consejera Amiël - Excelencia ... El populacho siempre se queja por todo, si no es por una cosa, es por otra.  Ahora lo hacen por haber estado ociosos todo el viaje, pero en cuanto lleguen a tierra y empiecen a trabajar, se quejarán por el duro trabajo. ¡¡Mano dura, señores!! ¡¡Mano dura!! - Y esta vez se dirigió a todos los demas:

- ¡¡No hemos venido a construir un simple asentamiento, pardiez, si no a poner los cimientos de una futura ciudad. Una nueva y gloriosa Aguas Profundas, la cuál algún día rivalizará en belleza y magestuosidad con su homónima en Faerün... ¡¡¡El mayor puerto mercante del Nuevo Mundo!! - Tras su discurso, Hightower se relaja y pone gesto de estar muy satisfecho consigo mismo.

El gobernador hizo un gesto con la mano, como quitando importancia al asunto. Durante el largo viaje había tenido tiempo de acostumbrarse al discurso enaltecido del mediano.

- Almirante, dejo la decisión táctica a su buen criterio.- dijo, reprimiendo un bostezo.- Si cree que los temores del señor Hightower por las rocas están justificados, entonces al sur. En caso contrario, sigo pensando que el norte es una elección tan buena como cualquier otra.

La idea de usar una de esas islas como cabeza de puente me parece genial, sobretodo ahora que todavía no nos hemos medido con esos nativos que se supone que hay. Así que me decantaría por ir al norte, quizá plantarnos en una de esas islas para estar seguros, construir una base ahí y después de ver lo que hay, dar un pequeño salto al continente. Suponiendo claro esté que lo que tenemos ante nosotros no sea una mera isla grande.

Se muestra previsor y especulativo, al más puro estilo de los mercaderes.

Y si no siempre podemos coger de esas islas piedra y madera como para al dar un salto a "la costa", fortificarnos rápidamente.

Después de pensar un poco.

O también podemos desembarcar directamente, tal cual. No se, de verdad que ante la incertidumbre, todas las opciones son iguales.

 
El almirante dejó ir aire suavemente. Estaba deseando tomar tierra para no tener más al mediano rondando por el Emperador. Acostumbrado a ser sereno al hablar, la gente que se alteraba fácilmente le fastidiaba. Y en esa mesa habían dos de esos.

 Siiiii..... Respondió con intencionado tono impertinente al mediano Pero menos mal que no se encarga usted de tratar con ellos, tiene el tacto de un ankheg con las flores, 'Excelencia', q-

 El almirante le cortó con un gesto. Por favor... tienen luego todo el tiempo que quieran Se aclaró la garganta y al fin escupió lo que habia estado pensando. Podríamos enviar un barco a explorar más al sur, uno de los pequeños que no transportan materiales, y el resto buscar hacia el norte por los islotes... y de paso comprobar que no sea tan solo una isla grande Asintió e hizo un gesto hacia el gnomo Como bien ha dicho el señor Blinn. Aunque el trabajo de embarcar y desembarcar se me antoja engorroso para que simplemente estiren las piernas. Se puede echar un vistazo por si alguna de ellas tiene algo interesante o se puede utilizar de cantera aunque sea. El pasaje deberá esperar un poco más, en eso estoy de acuerdo con Hightower. Si el gobernador no tiene inconveniente, dividiré la flota momentáneamente.

Valeus asintió. Quería zanjar aquel tema de una vez.

- Sea entonces. Almirante Alsar, estamos en sus manos.- dijo, insuflando ánimo en su voz.

El mediano muestra una sonrisa maliciosa; como si hubiera conseguido un nuevo triunfo. - Con su permiso, señores ... y señoras - Hace una reverencia a la Comandante Brynhildu, obviando claramente a la consejera popular Amiël - Me gustaría embarcar junto a mis trabajadores en la nave que se dirija a las islas al Norte entonces. A pesar de esas rocas afiladas, si vamos a situar allí un asentamiento temporal, necesitarán de nuestros servicios. -

- En cuanto a los que se dirijan hacia el sur, recomendaría que buscasen una amplia ensenada con mucho calado (profundidad) incluso cerca de la costa, que sería ya de por sí un excelente puerto natural. Si en tierra el terreno está demasiado arbolado o no, eso carece de importancia en mi opinión. Tendremos que talar gran cantidad de bosque de todas formas para obtener la madera con la que crear las primeras infraestructuras. -

Hightower meditó mientras intentaba pensar si olvidaba algo: - Ah, sí, por cierto, las fuentes de agua naturales cercanas también serían de agradecer, aunque no indispensables: Con esta humedad siempre hay alternativas, como construir sistemas para encauzar las lluvias, o cavar pozos, aunque me temo que estos últimos no pueden excavarse demasiado cerca de la costa, ya saben, por el agua salada. -

- Espero que mis consejos sean tenidos en cuenta. Por cierto Sr. Blimm . .. - Se dirige al Gnomo - Por lo que he creido entenderle ¿le interesa venir conmigo al norte? -

 
Gracias, gobernador

El Almirante se levantó e inclinó la cabeza hacia el resto.

Si me disculpan, pondré en marcha lo decidido entonces.

Dando por terminada la reunión, salió a cubierta de nuevo. El Almirante dio algunas órdenes para que hicieran acercarse los demás barcos y poder trasladar las nuevas órdenes a los demás barcos con precisión. La maniobra llevaría un rato, pero una vez hecho, seis barcos zarparían hacia el Norte, y la Revivida, el más viejo de los barcos pequeños, descargaría algunos pasajeros y carga en el Emperador para poder viajar más ligero en su exploración hacia el sur.

Dentro, Amiël comentó con Brynhildr algo "entre mujeres"

 
¿Siempre es así de estúpido? Porque yo cada día lo aguanto menos...

Brynhildr esbozó una leve sonrisa cómplice, mirando a la consejera popular. Entendía qué le molestaba del mediano, y era algo que a ella también le había molestado al principio de aquel curioso personaje.

- No se lo tomes muy en cuenta, Amiël, no es nada personal, es así con todo el mundo. Al principio me desquiciaba un poco a mi también, pero acabé dándome cuenta de que simplemente ama demasiado su trabajo como para que salga mal... Pasa un poco de lo que dice, en nada estaremos en tierra y no tendrás que tratar tanto con él si es lo que te molesta. - dijo la mujer, mirando de reojo al mediano. Al acabar de hablar se dirigió a éste y levantó un poco la cabeza, preparada para hablar.

Tras intercambiar un par de susurros con la consejera popular, la comandante volvió a girar su cabeza para mirar en dirección a la mesa y, concretamente, al mediano Hightower. - Ingeniero Hightower, comprendo su tensión y entiendo que quiera que todo esto salga a la perfección. Yo no deseo menos que usted, pero debe comprender que no podemos asegurar dónde estaremos mejor sin una comprobación minuciosa de ambos sitios, así que ahora mismo con lo que sabemos tenemos tantas posibilidades de éxito en un lado como en otro. Además, quizás esa zona al norte no sea el lugar más apropiado para... ¿cómo le gustaría llamarla? ¿Nueva Aguas Profundas? Pero posiblemente nos será muy útil para otro emplazamiento o tarea. Quién sabe, quizás encontremos recursos altamente necesarios para explotar. Si lo que necesitaremos entre otras cosas son minerales no me cabe duda de que tendremos más posibilidades de encontrarlos en zonas rocosas que a pie de playa. -

Las palabras de Brynhildr y su propio tono de voz pretendían relajar un poco el ambiente y sobretodo la tensión que habían cargado el mediano y la consejera popular, aunque eso no quitaba en absoluto de que ya había pensado lo que estaba diciendo en ese momento. - Por ahora disfrute de sus últimas horas de asueto, en cuanto desembarquemos tendrá entre manos el mayor trabajo de su vida. No malgaste sus energías en el despacho de un almirante. -

Orlamm se da por contento con lo que se ha decidido y no tiene nada más que añadir. Sólo está esperando poder desembarcar pronto para ponerse a explorar y a investidar el suelo, la fauna y la flora. Por su parte no tiene grandes esperanzas de encontrar puertos naturales ni nada que se le parezca en un paseo de un día. Apoya lo que dice Brynhildr: cuantas más rocas mejor. No obstante su trabajo empieza al tocar suelo, y si abre su boquita antes de eso tiene altas posibilidades de decir alguna estupidez.

Así que sencillamente escucha.