Partida Rol por web

 - Puede que haya decidido tener un documento oficial con el que manchar tu nombre.

 Es decisión tuya lo que desees hacer con él. Tampoco quiero que te sientas haciendo algo malo. A fin de cuentas, la culpa ha sido suya por ser un descuidado irresponsable. - Era afable, pero aún así, cuando hablaba de Ardell era extremadamente crítico, como un padre perfeccionista...quizás porque no supiese mucho de barcos pero si algo de responsabilidad ante un grupo. Oropher nunca sería un buen lider, todo le resultaba poco serio, demasiado informal para tener éxito. ¿O no?

 - Puede quedarmelo si quieres evitar responsabilidades, o devolverlo yo mismo. Aunque es posible que haya sufrido algún que otro desperfecto... - Que era una forma sutil de decirle a Karla que estaba dispuesto a hacer lo que le pidiese, incluso si se trataba de arrancar alguna que otra página. Ardell no se merecía menos por ser tan descuidado.

  Se encogió de hombros y alzó el mentón con cierto orgullo. Realmente era imposible hacer que se mantuviese con aspecto preocupado más de dos segundos.

 - Vuestro padre... - y evitó tutearla en ese momento, como si se dirigiese a un capitán. - Hizo lo adecuado.

 Lo mejor que podía haber maquinado era colocaros en un puesto inferior para que supierais lo que se siente. Limpiar la cubierta, encargarse de los cabos sueltos... - no pudo evitar prolongar su sonrisa - recibir órdenes de alguien que está al mando e incluso sentir desprecio sin poder hacer nada para mejorar la templanza.

 Eso ha hecho, sin duda, que hoy seaís como sois.

 Muchos habrían enfrentado a los Amnianos para ganarse el favor de la tripulación. Pero no vos.

 Nuestra heredera Karla - dijo mofandose un tanto de Gargun siempre desde la pureza de su inocente corazón - evitó el conflicto, protegió el navío, y a su tripulación.

 A mi me habeis demostrado ser capaz de liderar este y mil barcos.

 Sólo espero que no se os olvide lo que trató de enseñaros vuestro padre, recordarlo como una agradable lección y no como un castigo.

 Asintió sonriendo mucho más ampliamente. Poco le quedaba por decir...

 - Pero bueno, no quiero que se te suba a la cabeza. ¡Vas a acabar pensando que eres buena en lo que haces! - forzó la voz, imitando a Ardell.

 Los motivos de Oropher debían de ser realmente oscuros para dedicarle aquellas palabras. Simplemente no tenía sentido. O quizás fuera un elfo tan noble como inocente, y sus intereses simplemente fueran inócuos o inexistentes, y fuera de los pocos que no tenía problema en decirle a alguien, cara a cara, lo que pensaba.

Oropher encontró a Karla en las bodegas. La joven había estado reordenando la carga tal y como había visto hacerlo desde que tenía diez años. Había taponado los barriles de agua potable y los había colocados lejos de pantoque, a proa y a popa. Después los había sujetado con cuñas en los extremos para que no se volcaran cuando el barco diera tumbos. Había hecho todo sola, aparentemente.

Se enjugó el sudor de la frente mientras veía venir a Oropher y lo saludó con una sonrisa y un cabeceo. Cuando vio que quería entablar conversación, la joven decidió sentarse encima de un barril. Pero según el elfo se iba deshaciendo en elogios, clavó la vista en el suelo y le empezaron a subir los colores en las mejillas.

--Uf --dijo con la voz estrangulada, abanicándose con una mano como si tuviera calor--. Si querías que me sonrojara, ¡enhorabuena, lo has conseguido!

Negó con la cabeza y soltó una risita. Saltó desde el barril para quedarse de pie, y mostró un semblante más adusto, casi emocionado.

--Que a ti tampoco se te suba a la cabeza pero... te voy a echar de menos --Karla le echó los brazos por por hombros y le estrechó en un abrazo.

Tras prolongarlo durante unos instantes, se retiró y echó mano al diario.

--Respecto al diario de Ardell... ni siquiera sé que contiene. Déjame echarle un vistazo --dijo, abriéndolo.

Karla fue directamente a las últimas entradas. No pudo ver nada especialmente suculento, al menos ojeándolo.

--Vaya, parece que Ardell se ha dedicado a documentar pormenorizadamente y exagerar abiertamente cada uno de los pretendidos errores que he podido cometer en el viaje --se encogió de hombros--. No sé por qué no me extraña.

Laure apareció detrás de Oropher, con su pose marcial de siempre. 

Espero no molestar...

 Bueno, puede que Oropher no fuese modesto, o no por norma general. Sin embargo su falta de humildad en aquellas palabras era uno de los muchos juegos que se traía, era dificil considerar la posibilidad de que fuera tan sumamente evidente. Fue una reacción rápida y casi natural a la proximidad de Karla.

 No tenía problemas en que una mujer hermosa cayese en sus brazos, pero tenía sus motivos para no motivar que aquello se polongase más de la cuenta.

 Si no tuvieras en esa preciosa cabecita la idea de ser la capitana de este barco puede que no tuvieses tanta suerte.

 Bromeaba en sus pensamientos. En realidad no convenía que nadie los viese intimando, nisiquiera de aquella forma. Aunque desde luego Oropher no era un elfo que pusiera barreras a ello. Correspondió cordialmente al abrazo, aunque más que cordial fue amistoso, familiar, cálido y sutil, aunque siempre firme, como si después de todo despojase una virilidad por encima de sus ya mostrados gustos por ciertos marineros varones.

 - No me gustaría ver como una mentira inclina la balanza a su favor. La lucha por La Revivida es solamente tuya, y aunque no pienso entrometerme en una batalla que se que puedes y debes librar sola..

 Sonrió de medio lado, parecía evidente que Karla no se dejaría ayudar en algo tan personal. Era orgullosa, y Oropher nunca jamás atentaría contra aquel formidable orgullo.

 - Sabes que puedes contar conmigo. Has hecho que nos sintamos como un miembro más de la tripulación, con...lo malo y lo bueno que conlleva.

 Gracias, estimada capitana.

 No tardaré en partir, pero no me desagradaría regresar a Faerun y repetir esta aventura. ¡Aunque espero que nos veamos antes de que llegue ese día!

 Sonrió abiertamente y extendió los brazos con cierta euforia. No le costaba nada estar alegre.

 - ¿Necesitas algo de ayuda antes de que prepare mi marcha? - Estiró los dedos con sutileza, como si se preparase para dar un masaje o algo...peor, aunque su mirada recayó unos instantes sobre los pechos de Karla también lo hizo sobre sus ojos de forma decisiva y profunda, y sobre los objetos que los rodeaban.

 Evitó anunciar que concedería buenas palabras sobre la Revivida y sobre karla allá donde fuera...Oropher era sincero pero tampoco gustaba de arrastrarse.

Karla zangoloteó la cabeza.

--Ya has hecho suficiente por mi --replicó, confirmando las sospechas de Oropher sobre su autosuficiencia--. Más de lo que cabía esperar. Soy yo la que está en deuda contigo. Espero poder devolverte el favor algún día. Pero mientras ese día llega...

La joven echó a andar e indicó con un gesto de la mano a Oropher que le acompañara. En un montón de bártulos que había traído consigo extrajo un estuche cilíndrico que tendió al elfo dorado. Cuando lo abrió haciendo deslizar un cilindro sobre otro encontró una modesta colección de mapas a varias escalas.

--Son de la costa de Maztica. Lo poco que hemos podido explorar, vaya. Sé que el dibujo no es lo mío, y que no son muy exactos y que están llenos de mis notas pero... --se encogió de hombros tontamente-- pensé que te gustaría tenerlos. Como recuerdo del tiempo que pasaste a bordo.

- ¿Para mi?

 Será posible....

 Susurró con un tono inquietante pero siempre jovial mientras tomaba el mapa entre sus manos. Lo primero que hizo es inspirar profundamente acercandose el preciado regalo a las fosas nasales que se abrieron ligeramente...aún así, aquel gesto no fue para nada sonoro, como si además de encantador fuese un gran explorador, uno que, independientemente del lugar mantiene una comunión con lo que le rodea.

 - Me encanta. - Expuso.

 - Es más de lo que debería aceptar, pero no puedo rechazar algo así. - Inspiró de nuevo, como un niño.

 - Creo que es la perfecta conjunción entre papel, tinta y esfuerzo. No todos son iguales, sólo algunos, como este, destilan ese fantástico aroma. Parece salido de una biblioteca privada.

 estaba encantado pero también sorprendido, por lo visto no todos los mapas olían igual...aquel olía...olía...a algo parecido a libertad.

 - Voy a tener que pagartelo de alguna forma..... - y quien sabe en que estaba pensando pero se quedó mirando a Karla directamente a los ojos completamente inmovil con aquella sonrisa autosuficiente y cierta ensoñación.

Karla enarcó una ceja en un gesto sarcástico.

--Seguro que se te ocurre alguna manera de hacerlo sin estropear este momento ¿hmmm? --replicó empuñando la lengua como quien blande una daga.

La joven esbozó una sonrisa a juego con el sarcasmo que acababa de soltar y palmeó a Oropher en el antebrazo.

--No te entretengo más. Seguro que tienes muchos preparativos que hacer.

- Mi estimada camarada.

 Nada me complacería más que estropear este momento.

 Asintió sarcastico y se peinó uno de los mechones que rebelde había sobrepasado la posición de su oreja derecha.

 - Pero descuída, ya estoy pensando en muchas otras formas de poder arreglarnos.

 Sonrió complacido y guardó el mapa con sumo cuidado, siempre manteniendo la mirada fija en Karla. Estaba por encima de algo tan burdo como lanzarse como un novato y recibir una bofetada...aunque, no sería la primera vez, ni tampoco la primera que le daba Karla...

 - Trataré de que Gargun no te de mucho la vara. Con suerte me acompañará.

 Le guiñó el ojo a la futura capitana y asintió cortés, en realidad era todo un caballero.

 - Con permiso... - Y entonces se dispuso a retirarse, ya con sus pensamientos en otros asuntos, o en los mismos, pero tratados como nuevos.