Partida Rol por web

 
La Almirante se miró un segundo.

Ups. Disculpa, me he manifestado sin querer. Dijo con una voz que saliera de una caverna. Una voz dulce, pero que saliera de una caverna. Eres realmente sensitiva. Soy Laure, tu tatara tatarabuela. Encantada de conocerte, joven. Aunque déjame decirte que la capitanía de La Revivida es algo más místico que honorífico. Ardell puede ser capitán entre los vivos, pero es tu sangre lo que te convierte en capitana entre los muertos, esto es en el fondo una familia... con sus ovejas negras y todo.

Otro detalle importante es que si se desencantase la Revivida, se hundiría de inmediato, y ni siquiera así estoy segura de que nos librásemos de ella. No te precipites, con el tiempo lo verás de otra manera. Aún hay cosas que debes saber.

Ardell se giró mirando hacia donde miraba Karla, y luego a Karla, y de nuevo al sofá, perplejo sin saber de verdad si le estaba tomando el pelo o no.

--¡¿Que no me precipite?! ¿Que con el tiempo lo veré de otra manera? --repitió Karla al fantasma, a medio camino entre la consternación y la desesperación--. ¡Estoy condenada a quedar atrapada en este barco como fantasma cuando muera!

Expresar aquello en voz alta terminó por romper sus defensas y sus ojos empezaron a arrasarse de lágrimas. Karla se tapó los ojos para que ni Ardell ni aquella espectral figura la vieran llorar. Sus hombros empezaron a convulsionarse por sus sollozos. Nunca en su vida se había sentido tan desgraciada y tan sola.

--Hay otro espectro presente, Ardell. Me está diciendo que no será tan fácil desencantar La Revivida --le dijo a Ardell--. Y que si lo conseguimos, se hundirá.

Se derrumbó sobre la silla más cercana y se tapó la cara con ambas manos. Dijo algo que jamás en la vida pensaría que iba a decir.

--Ardell, por favor. Abrázame.

Por Válkur, qué feo suena 'Espectro', casi prefiero 'Fantasma'

Tampoco se lleva tan mal... si te gusta el mar, claro Dijo con tranquilidad Además, tampoco es para siempre. La maldición dura quinientos años, y por ahora quedan doscientos setenta y nueve. Y se te llevará aunque no seas capitana de la Revivida y huyas de ella. Mi abuelo lo hizo, y salvo porque no se deja ver mucho, sigue por aquí. Miró al techo. En un vivo, habría suspirado, pero por supuesto ella no respiraba. Y sin embargo mi nieto, tu bisabuelo, sí se libró de la maldición. Aún no sabemos cómo.

Quisiera... hablar contigo, hay algo más, algo que te afecta directamente, pero veo que estás un poco consternada ahora mismo, no creo que sea el momento... Sonrió Wilson es una mala primera impresión para cualquiera, no nos hace mucho bien como carta de presentación, ¿Eh?

Se levantó y se espolvoreó el traje. Si Karla no la retenía, se desvanecería sin más.

 
Ardell estaba asustándose con todo aquello, pero cuando Karla se puso a llorar, no sabía qué hacer. Lo que había dicho su cuñada era bastante fuerte. Se la veía asustada y aunque no sabía hasta qué punto quería estar cerca de una afectada por semejante maldición -supersticiones marineras- acabó por tragar saliva e ir a darla un abrazo.

Karla no retuvo a la almirante. No tenía ganas de escuchar lo que tenía que decirle. Probablemente eran más malas noticias, y ya había tenido suficientes por hoy.

Se refugió en el hombro de su cuñado, que había sido su enemigo sólo unas horas antes, y lloró desconsoladamente como una niña pequeña. Agradeció tener al menos un hombro en el que descargar su frustración e impotencia.

--Gracias por aguantarme --le dijo al fin a Ardell enjugándose las lágrimas--.Deberíamos ir a ver cómo está Winthen.

- ¿Un fantasma? ¿estás seguro?

 Se mirase por donde se mirase no era algo común. Había oído hablar sobre alguna estatuílla poseedora del espíritu de un ancestral mal, un totem maldito, también de almas que vagaban en el mundo de los vivos, no le importaría probar algo...con una de esas. Pero se le antojaba demasiado común la leyenda de un barco encantado...si no hubiese añadido que Karla daba fe de lo sucedido posiblemente no hubiese tomado la opinión del muchacho en consideración, a fin de cuentas era sólo un niño y podía llegar a tener mucha imaginación.

 El propio Oropher tenía mucha imaginación, aunque...deacuerdo, quizás era en otros asuntos no relacionados con fantasmas...un momento, si, a veces era él el fantasma.

 - Aprovechando que no tengo ordenes directas...

 Musitó dando una palmadita en el hombro a Gargun.

 - Iré a echar un ojo al clérigo.

 No tendría ningún inconveniente en que le acompañara pero era su responsabilidad si alguien se colaba. Trató de transmitirle al enano la importancia de tener controlado a cualquiera que se acercase al joven, no podían permitirse la muerte de un niño.

 - Qué no se baje la guardia. - Les dijo a sus camaradas allí reunidos - No querreis que los piratas nos asalten mientras estamos aquí descansando, ¿no? - No era una recriminación, sólo un buen motivo por el que deberían volver a sus puestos, estuviesen donde estuviesen. La voz amable de Oropher sólo era comparable con su hermoso aspecto. Esperaba que un guiño fuese suficiente para convencer a cualquiera, sino...no importaba, no era su trabajo.

 Trataría de adentrarse junto con el clérigo para informarse de primera mano. Lo ocultaría pero en realidad también estaba preocupado por el chico.

 
Cuando Oropher llegó abajo, el sacerdote estaba atendiendo al chico que tan solo estaba inconsciente, desmayado. El sacerdote le pidió intimidad ya que iba a lavarlo, pues se habia orinado, y poco después llegaron Karla y Ardell. Salió el sacerdote, y poco después Karla, quedando el capitán con su hijo un buen rato.