Partida Rol por web

Han pasado dos horas desde que se formó el grupo. Se han aprovisionado con armas, munición, alimentos y otros enseres y ahora esperan a que el capitán Thartalion les informe sobre el plan de huida.

Se encuentran en la planta baja de la atalaya con todos los pertrechos, más nerviosos o tranquilos pero con la mente puesta en lo que les aguarda: un desafío que bien puede acabar con todos ellos... pero no sin presentar batalla.

Borgo había leído toda su vida sobre aventuras como esta. Había leido sobre Gil-Galad, sobre Beren, sobre Urin... Sin embargo, leyendo aquellos relatos sentía como la fuerza de la épica lo llevaba en volandas. Ahora mismo, borgos solo siente su estómago alarmantemente revuelto y se planteaba si a Beren tambien le habian entrado ganas de vomitar hasta su primer desayuno antes de emprender su gesta.

Mirando de solsayo vio los rostros prietos e impertérritos de todos sus compañeros. Que valientes eran, demonios. él estaba muerto de miedo pero debía ser fuerte por la comarca. No podía dejar una mala impresión entre aquella extraña asamblea de todos los pueblos libres de la Tierra media.

Se encendió un cigarro de hierba de la comarca y se sintió reconfortado. Lo saboreaba despacio, sabiendo que, en cuanto las puertas s eabrieran, volvería a estar empapado hasta los huesos en la oscuridad. Entre el chisporroteo de la punta del cigarro le parecio ver el rostro de su maestro sonriendole benevolo.

Me sonrío ante la pregunta de Ergon sobre mi fingido catarro**.

-Tranquilo- me río- No voy a dejar que un dolor de garganta me tumbe. No hay nada que un buen trago no cure.

...

Ha pasado un buen rato desde que nos decidimos a partir. Yo fui demasiado veloz preparando mis pertenencias, así que ahora me limitaba a descansar, en espera de que los demás terminasen. En un momento noto a Borgo un poco inquieto, así que me incorporo y le coloco la mano en el hombro.

-No dejes que te venza un dolor de estómago- vuelvo a reír, como un rato antes hice ante el comentario de Ergon- Todos estamos un poco nerviosos. Es normal. Habría que ser estúpido para lanzarse a una misión como esta sin que nos tiemble el pulso siquiera.

Ergon escucha el comentario de Norw y no puede contener la risa, para colmo el soldado enfermo creia que el resto estaba nervioso y al conseguir un espacio entre la risa y la respiracion dice al mediano y al recluta.

No digas tonterias, estoy seguro de que nuestra acompañante de los bosques no sabe lo que son los nervios, por no hablar de nuestro acompañante y buen amigo maese Ozbeorn...quizas los mas nerviosos en esta pequeña cruzada seamos nosotros y el pequeño hobbit... en su caso casi me atreveria a decir que es debido a su falta de experiencia en el combate... en cuanto a nosotros... no se si sera tu caso pero, el fragor de la batalla a alguno de aqui le gusta mas que una epoca de paz y tranquilidad en la que los hombres no hacen otra cosa que engordar a sus caballos y a si mismos mientras que dejan despreocupadas las defensas de las ciudades y dejan que sus guardias se ceben como animales y abusen de algun modo sobre la gente del pueblo...

Al concluir comienza a reirse de nuevo pero esta vez menos sonoramente, tampoco quiere incomodar a sus compañeros y para concluir dice.

Asi que supongo que nerviosos aqui solo estamos Demian, Borgo, tu y yo...

Tras comprobar él mismo que lleváis todo lo necesario para vuestro viaje, se queda en frente vuestra - Tened mucho cuidado ahí fuera, moveos con diligencia, sin prisa pero sin pausa para no ser detectados por las patrullas.Es posible que el enemigo envíe una avanzadilla para tener vigilada la ciudad y evitar que lleguen noticias sobre su avance.

Se queda callado un momento y os mira a los ojos, todos sabéis lo que significa, aun así pone estos pensamientos en palabras.

Debéis llegar a Caern Andrhen lo antes posible, sé que lo que se os pide es mucho pero si no conseguís alcanzar la ciudad antes que las tropas enemigas morirá mucha gente y no solo eso, Caern Andrhen es un punto muy estratégico tanto para controlar las líneas de abastecimiento como para controlar el paso de tropas. 

Dicho esto, le entrega a vuestro capitán una caja de pergaminos sellada. - Entregad esto al maestre de guardia o al jefe de la ciudad, os franqueará el paso y podréis informar vosotros mismos de lo que ocurre.

Los guardias a su espalda abren las puertas, las antorchas se apagan. El capitán os estrecha la mano a cada uno de vosotros con solemnidad, y los guardias vigilan el entorno antes de daros paso. 

El morrudo enano se aprolijo la barba y luego el cinto, inflo el pecho y agrego con voz ronca: -Lo unico que me pone nervioso es esa lluvia de mala muerte. Algo que no puedo hacer nada ni siquier con hacha en mano. Por el resto, despreocupaos. Asi que, por mi, podemos marchar cuanto antes.

-Estoy con Ozbeorn- digo, resuelta- Deberíamos partir ya. Ya hemos preparado todo, estamos descansados, nos hemos alimentado... Posponerlo no hará más que permitir que la situación empeore... Y que nuestros temores aumenten.

Me coloco junto a nuestro decidido compañero, preparado para comenzar la marcha.

En cuanto oye el último comentario de Ergon, Demian parpadea perplejo un par de veces y a punto está de abrir la boca para contrariarlo cuando se da cuenta de que, de hecho, sí está nervioso. No son nervios por una batalla o por el temor a perder la vida: son fruto del peso de la responsabilidad y del hecho de que se espera mucho de él y de sus compañeros. También son debidos a las consecuencias catastróficas que traerian su fracaso... Escuchando con seriedad a Thârkali acaba de ser consciente de la importancia de la misión. Y no fracasaremos -se promete a si mismo- son muchas las vidas que están en juego. No hay lugar para dudas. Intenta recomponer el porte aparentando más seguridad de la que siente, irguiéndose en toda su estatura y volviendo a adoptar esa expresión severa que tan a menudo muestra.

- Confiad en vosotros mismos y pensad en el objetivo. Los nervios no nos ayudarán a cumplirlo.

Después de coger las caja de pergaminos y de despedirse solemnemente del capitán, Demian se acerca a las puertas, se detiene en el umbral y gira la cabeza hacia la elfa.

- ¿Isilwen?- dice dejándole paso- Te seguimos.

No dice nada, escucha primero al capitán y luego a los demás. Recoge sus cosas, se coloca una capa por encima, oscura y abotonada más para cubrir sus armas que para protegerse del frío y la lluvia. Se despide de su corcel con un susurro apenas audible en quenya y una caricia en la quijada, luego se vuelve hacia vosotros y va posando su mano sobre el hombro de cada uno intentando transmitirles la cálida serenidad de la que hace gala.

i tyave aran Thartalion, hantale heru.* - agradece en un tono solemne.

Namârie.

Tras despedirse sale a la oscura y temible noche que os aguarda a todos.

Ayeslyn apuntilla Borgo.

El hobbit parecia extrañamente calmado. Se sentia en el la calma antes de la tempestad, en medio de un huracan esperado desde hace tiempo.Borgo confiaba en sus posibilidades y en su entrenamiento y se encontraba en un momento de claridad animica y espiritual.

El descenso por el camino es peligroso debido a la permanente vigilancia de las fuerzas enemigas, así que tal y como se acordó revisando las experiencias y el plano de la zona rodeáis la torre y descendéis por uno de los flancos, mucho más escarpado y abrupto. Para este descenso usáis cuerda y pequeños agarres metálicos hechos con cuchillos y garfios.

Os tomáis vuestro tiempo para descender pues es una buena caída y no queréis atraer la atención de las patrullas que Isilwen percibe moviéndose en torno a la atalaya.*

El resto de niveles de la colina son algo más suaves y es posible descender de un nivel a otro teniendo suficiente cuidado y atención. También se encuentran más cerca de las patrullas por lo que intentáis bajar de uno en uno y es mucho más difícil el uso de agarres y cuerdas, debido al torrente de agua y barro que cae de los niveles superiores por lo que debéis descender sin más ayuda que vuestras fuerzas y reflejos.**

Una vez en el nivel más llano, podéis percibir las tenues luces de las hogueras y los pabellones improvisados de los campamentos que se han construido bajo el intenso aguacero cavando y clavando lanzas como si fueran postes para atar las lonas. Veis unos cuantos guardias que hacen la patrulla cerca de la linde del pequeño bosque, aun lejos de vosotros, patrullan con pasos pesados y pausados, quizás porque estén cansados o porque lo que les espera a la vuelta de sus tiendas es mucho peor que estar bajo la tormenta...

Isilwen se percata antes que los demás de algo nuevo, que ni Borgo ni Norwyn habían indicado en su informe,  han improvisado unas trincheras anchas pero poco profundas y en el borde que da a la torre han colocado espadas, lanzas y otras armas a modo de estacas haciendo mucho más difícil el paso. 

Ante este nuevo obstáculo Isilwen que va en cabeza se detiene junto a una leve depresión donde os podéis parapetar, ligeramente, rodilla en tierra. ***

La campaña se puso en marcha. Dada la situacion se prefirio rodear la atalaya y bajar por un costado. Aquello no le hacia mucha gracia al enano, pero no dijo nada, un poco de alpinismo nunca fue impedimiento para ninguno de los de su raza. Ademas si bien el era mejor dado a las labores de herreria, como todo enano conocia muy bien el manejo y trato de la roca. Lo unico que hacia complicada la tarea era, nuevamente, aquella lluvia que dejaba el camino insoportablemente empapado.

Una vez llegaron a los niveles mas suaves de las colinas, el enano prefiero dejar la labor a sus piernas, antes que sus manos. Sabia que al saltar en zona resbaladiza era algo incauto, pero el mismo riesgo corria si trepaba por la roca mojada, de todos modos suponia que el suelo estuviera algo blando. Suspirando hondo dejo que su cuerpo y la gravedad hicieran el resto. Cayo con un sonido sordo en el barro que se hundio hasta cubrirle el tobillo por completo, por lo que se demoro un poco mas saliendo del suelo, que en lo que tardo al saltar.

Mientras el grupo seguia avanzando Isilwen se percato de unas trincheras que los enemigos habian improvisado. -Parece que algunos tendremos que ir agachados. Dijo el enano con cierto tinte bromista en la voz, mientras le guiñaba un ojo a Borgo, casi imperceptible por la mota de pelo.

Borgo se movio con su habitual sigilo por el bosque hasta llegar al primer descenso. Borgo creyó mas facil saltar que trepar y se equiivoco, ya que, al caer, se torcio el tobillo y tuvo que contener un gemido de dolor. El pobre hobbit se arrastro dolorido hasta la posicion de Isilwen con el maxino sigilo posible mientras chirriaba los dientes de dolor.

Con agilidad y gracilidad la elfa sorteó el primer obstáculo, lo hizo segura y deprisa, sin dudar ni un solo momento de donde ponía los pies y de donde tenía que ponerlos a continuación. La verdad es que la lluvia hacía la roca y la tierra mas resbaladiza, pero también les ayudaba a ocultarse.

El próximo obstáculo la elfa lo saltó, aunque tuvo éxito en el aterrizaje estuvo cerca de resbalar y caer, aunque por poco consiguió que sus reflejos la mantuvieran con los pies en el suelo.

Al ver las trincheras me paro un momento. Maldita sea esto deberíamos saberlo de antemano. Agachada y siendo lo más sigilosa posible susurro-Deberíamos seguir-

El joven rohirrim siguió a sus compañeros bajo el aguacero agradeciéndolo y maldiciéndolo al mismo tiempo, pues así como les ocultaba de sus enemigos, tampoco les ayudaba en el descenso. Intentando pasar desapercibidos, llegaron a un nivel que no se podía sortear de ninguna manera digna y aunque Isilwen y Ozbeorn bajaron con éxito, el pequeño hobbit casi se les despeña. Rezando para que no se hubiera hecho daño y para no hacérselo él, cuando le tocó el turno a Demian se acercó al saliente y, sin muchas florituras, pues nunca se le había dado bién, saltó lo mejor que pudo. Desgraciadamente, lo mejor que pudo no fué suficiente y al tocar el suelo resbaló y cayó de culo. Aliviado por no haberse hecho demasiado daño pero totalmente abochornado, se levantó casi de un salto intentando recomponer sus pertrechos y disimulando la vergüenza por la caida.

Siguieron andando y al llegar a la trichera miró a Isilwen.

- Sí, debemos intentar pasar desapercibidos.

Iintentó, al igual que la elfa, el enano y el hobbit, ocultarse en las sombras para no llamar la atención mientras intentaba dejar atrás el obstáculo.

Iba hacia el final del grupo, protegiendo la retaguardia. No sabía en qué tener más cuidado, si en mantenerme sigilosa como un gato, si fijarme en si se aproximaba un enemigo, si vigilar por dónde pisaba para evitar una caída o una torcedura de tobillo... ¡Cuan poco se parecía todo aquello al lugar donde yo vivía, rodeada de lujo y esplendor!

El camino, por el momento, no estaba resultando demasiado complicado. Eran más los temores de mi cabeza que la dificultad del terreno o de la oposición de mis enemigos. Casi estaba resultando demasiado sencillo. Esto, lejos de tranquilizarme, me estaba poniendo francamente nerviosa.

El caso es que por fin un pequeño obstáculo se interponía entre nosotros y nuestro destino. ¿Qué hacer? ¿Dar un salto o trepar? Sabía que si saltaba y me la pegaba, el tortazo iba a ser descomunal, pero no quería parecer una inútil poniéndome a trepar como si mi agilidad rozase lo ridículo, así que di un grácil salto, mucho más ágil de lo que yo misma me esperaba, y aterricé al otro lado con suma facilidad.

Estuve a punto de elevar la voz soltando una ligera exclamación de júbilo, pero me contuve. Ayudé a mi hermano a ponerse en pie tras su resbalón, y corrí hacia Borgo, que parecía que había tenido dificultades con el salto.

-¿Estáis los dos bien?- susurré, antes de regresar a la cola del grupo.