Partida Rol por web

Grend no es psicólogo, pero ha tenido hombres a su cargo que han pasado por situaciones desesperadas. Él mismo no es ajeno a dificultades. Pero el verlo en una niña tan pequeña...no puede ni imaginar lo que debe haber sufrido.

Hey Jade. No me irás a dejar aquí sólo ¿verdad? ¿Qué voy a hacer con toda esta gente que no conozco? Sin tí nisiquiera puedo hablar con Dahlia, y ella parece que se preocupa por tí.
Anda ven conmigo y hazme compañia. Así no estaremos ninguno de los dos solos. Que seguro que sabes lo que es ser el nuevo en un lugar que no conoces y donde no conoces a nadie.

Mirando fijamente al tal Maloy, cambia su rostro iracundo por una amplia sonrisa y habla en tono alto, claro, cuál vendedor de pescado puerta a puerta. -" Muchas gracias señor Maloy, y al resto de asistentes, como pueden ver un bunker puede resultar un lugar muy estresante, es por ello, que a partir de ahora, tienen a su servicio a un reputado psicólogo. Yo mismo, Phileas Verne. Me podrán encontrar con seguridad y mi puerta siempre está abierta para todos ustedes. (Griña el ojo a 42).Gracias pro su atención. Que tengan un buen día.".- Comenta con una amplia y triunfal sonrisa mientras se gira y sale del comedor sin rumbo fijo. Aún debe encontrar pareja y su dormitorio.

Levanto una ceja ante el repentino cambio en el señor Phileas, que antes parecía alterado, y ahora parecía vendernos sus servicios como psicólogo. - Señor Phileas ¿No será más bien usted quien necesita de cierto tratamiento? Es decir ¿un psicólogo reputado se dedica a avivar discusiones para generar estrés y luego vender sus servicios? Quizá ligeramente efectivo, pero totalmente contrario a la ética profesional, no creo que ello le guste a sus pacientes. - Contesté a aquel hombre tan volátil.

Después miré de nuevo al resto del grupo, especialmente a los involucrados en aquel momentáneo encontronazo. - En fin, caballeros, calma, viendo que el señor Cuarenta y dos se presten a ayudarle, señor Fox, no creo que deba mostrarse tan alterado, confío en que se trate de un malentendido y todo pueda verse solucionado. Creo que si tiene alguna queja sobre los empleados de seguridad o algún otro ciudadano sería mejor recurrir a los medios establecidos para presentar dicha queja, pues estos arrebatos solo pueden traer consecuencias negativas para su situación. Seguramente, por las vías adecuadas, toda esta situación podrá resolverse sin más percances. - Añadí, tras ver como las palabras de Utolsó revolvían de nuevo aquel asunto.

A continuación decidí que ya era hora de cambiar de tema, o al menos de desviarlo a otro tema importante del momento. - Ahora creo que deberíamos prestarle nuestra atención al aviso de simulacro, es algo vital para la seguridad del Búnker, como sabrán. De modo que sería mejor que nos organizáramos por parejas y siguiéramos los protocolos de seguridad. ¿Les parece? Bien, las parejas que ya se hayan acordado que se mantengan juntas, el resto de los presenten que aún no hayan escogido, podríamos dividirnos ahora, o si tienen a otra persona en mente, es buen momento para buscarlo, pero como sabrán no pueden permanecer solos, es parte de la normativa. - Aclaré con los demás, tratando de poner algo de orden en aquella incómoda situación y dirigiendo nuestra atención en otro sentido más constructivo.

Un hombre de los que aún siguen sentados, sin haber dado muestras de espanto o miedo por la situación, termina de comer.

Deja la servilleta a un lado y suspira, viendo alejarse por uno de los pasillos al nuevo auto-proclamado psicólogo.

- Interesante reacción - Murmura para sí el psicólogo del Búnker.

Permanezco en sutil tensión hasta que Dahlia menciona la desaparición de Jade y, antes de que pueda reaccionar, parece que el nuevo se une a buscar, así que decido esperar unos segundos más, es entonces cuando Phileas se proclama psicólogo y me guiña un ojo.

-A ti sí te iba a enseñar yo cómo era la psicología de donde vengo...

Mascullo entre dientes. Casi podría sonreír ante la reacción del doctor Harrington pero la reacción de Charlie me preocupa más, y en concreto su arremetida contra Utolsó y las palabras del doctor Blackwood.

-En realidad los no ciudadanos carecen de derechos. Es por eso que...

Inspiro para intentar modular el tono de mi voz a uno afable.

-Charlie ¿cierto? deberías de calmarte antes de que las cosas se pongan peor. Ha sido una confusión y buscaré el modo de arreglarlo, pero seguir por este camino no va a hacerte ningún bien... y hay gente a la que le importas.

Señalo con mi mirada a Maxinne. Es entonces cuando vuelvo a centrarme en Dahlia.

-Señorita Verme... ¿necesita ayuda o...?

Nos largamos de una puta vez. Ya.

Conocía lo suficiente a 42 como para entender que quería largarse de aquí ahora mismo. -No, tardaré un segundo.- 

Sin esperar por una respuesta, me puse en cuclillas y miré debajo de la mesa, donde Grend y Jade se refugiaban. 

Le hablé a la chica en un tono más bajo de lo normal, instintivamente -Jade, tenemos que irnos. Vamos, sal de ahí.- miré de reojo a los demás ciudadanos, que poco a poco se iban dispersando -No ha pasado nada grave, ha sido una confusión. Ya no se está peleando nadie, pero tenemos que irnos con Cuarenta y dos.- 

Extendí mi mano hacia la chica, por si necesitaba ayuda para salir de allí.

- ¡No! - Grita la niña desde dos mesas más allá. De algún modo se había logrado escabullir y alejarse de todo el tumulto sin que casi nadie la viera.

Es difícil diferenciar si está con una perreta infantil o en pleno ataque de pánico. Lo único seguro era que toda aquella escena la había alterado sobramanera.

De forma pausada, el hombre que entrara con Miguel a la sala se acerca a Dahlia y le apoya una mano en el hombro.

- Señorita, no se preocupe por la niña. A partir de este momento, me haré cargo. - Mira en dirección a las mesas bajo las que se esconde la muchacha - Es evidente que su estado es delicado. Es probable que desde esta mañana ya mostrase síntomas, pero al faltar a sus clases, es natural que esta reacción se desencadenase.

Sonríe afablemente en dirección a 42 y da un amistoso empujoncito a Dahlia en dirección a éste - Vayan, vayan los jóvenes a charlar. Este viejo maestro tiene que trabajar, y necesito que la sala esté lo más vacía posible para que la pequeña permita a alguien acercarse.

- Está bien. En ese caso, no me demoraré. No quiero que el fin de la hora de margen me pille e IVI me empareje con el más cercano al azar.

Sonríe entonces de forma socarrona en dirección a Charlie - Hey, rubio. Ya que no puedes ser compañero de nadie, quizás quieras pasarte por la destilería del segundo nivel más tarde. A alguno de mis amigos le gustará conocerte... los hay que se las apañan muy bien sin ser ciudadano.

-P-pero...- dije mientras George me conducía hacia 42. Suspiré dubitativa y miré por última vez en dirección a la mesa donde se ocultaba Jade. 

-Está bien- dije en tono resignado -Muchas gracias por hacerse cargo de ella, George. De verdad.- me acerqué a Cuarenta y dos un par de pasos y me giré hacia Harrington -Si tiene algún problema con ella, por favor, avíseme. Le debo una...- mostré una sonrisa sincera a modo de punto final. La verdad es que me sería bastante más cómodo hablar con 42 sin tener que cuidar de Jade.

Me acerqué hacia el mismo y le dije -Cuando quieras podemos irnos- lanzando una mirada observadora a los comensales, fijándome especialmente en el Dr. Arthur. 

Una reacción normal por parte de alguien que a perdido todos sus derechos, no tenia nada que reprocharle pero ese tipo de enfrentamientos los había dejado años atrás, sabia que no llegaban a nada bueno, por lo que le deje que gritara todo lo que quisiera, incluso si estaba dispuesto a poner un aviso sobre mi.
No tenia problemas en ello, temía muy claras mis razones, como de seguro él también las tendría. Aunque eso no significaba que no dejara de sudarme la nuca.

En cambio la reacción del supuesto psicólogo si me preocupaba, pero no era mi trabajo.
Viendo que todo parecía calmarse, al menos en parte, decidí terminar mi bandeja ajeno a las demás conversaciones, aunque mi vista si desvió una vez mas hacia Charlie y Arango, no quisiera que por mi culpa ese hombre hiciera una temeridad, no era un lugar adecuada para ese tipo de cosas. Me rasque la pierna y otee que el Sr.George aun seguía en el comedor, con un poco de suerte podría hablar tranquilamente con él, aun si tuviera una niña a su cargo.

-Que cansado me siento...

Charlie resopla y niega, girándose entonces hacia Maxinne. - Yo me largo de aquí. No tengo apetito. 

Elije a quien quieras. Yo me voy a dormir. Por lo visto es lo único para lo que valgo. - Mira a Arango un instante - Ya veré - Le responde escuetamente.

Y finalmente él y su nubarrón se alejan.

- No sean malos... y si van a serlo, que lo les pillen -  Bromea por último antes de alejarse en dirección a los ascensores.

Cuando Dhalia y 42 empiezan también a alejarse, en la sala quedan Utolsó, Cristopher, Arthur, Maxinne, Jade, Alex, Miguel y George.

- Adios, chicos - Se va despidiendo Alex de cada uno de los que se alejan y lanza una significativa mirada hacia los ascensores que llevan a las plantas inferiores para finalmente girarse otra vez para mirar a Arthur.

- Está bien... necesito un poco de normalidad. Doctor, voy a ver si me necesitan en la planta científica. Con un poco de suerte, podría coincidir con la doctora, o cuanto menos, preguntar por ella. Si ha trabajado por la mañana, imagino que tendrá la tarde libre... más con la historia del simulacro. ¿quiere que lleve algún recado a su sección antes de irme?

Grend no había logrado que Jade se tranquilizara, los problemas de la niña debían ser peor de lo que parecia en un principio. Y lo cierto era que él no era la persona más adecuada para resolverlos. Y la posible ayuda de Verne, que se decia psicologo no le parecia demasiado competente después de lo que había hecho.
Por suerte, el tal George sí que parecia más capaz. Y si en verdad era profesor seguramente tendría más mano con la pequeña.

Con lo que Cristopher salió de debajo de la mesa y se sentó en la silla dejando su plato de comida. Varias personas se habían marchado ya. Pero él prefirió quedarse. No le importaba con quien le emparejase la IA ya que al ser nuevo no conocia a nadie lo suficiente para que le cayese mal. Por lo menos de momento.

Así que mientras observaba al antiguo profesor tratar de hacer progresos con Jade siguió comiendo. La máxima militar de "Come cuando puedas, porque no sabes cuando vas a poder volver a hacerlo" le había sido inculcada hace tiempo.

Cuando subo al ascensor, selecciono la zona de recreo como destino sin mediar palabra.

Espero hasta que la puerta se cierra por completo para decir -¿Qué demonios le has hecho a Charlie?-  con aire acusatorio -Ha estado a punto de golpearte...-

Me encojo de hombros ante la pregunta de Dahlia mientras la sigo con calma.

-Hubo un malentendido y le retrasé. Se lo he explicado y lo ha entendido. Pero creo que hay cosas más importantes que qué ha pasado con Charlie... ¿Cierto?

Le miro con una ligera sonrisa, si necesita hablar conmigo no creo que sea por algo bueno.