Partida Rol por web

El primero que aparecía era el de oscuridad y parecía sencillo.

- Nox.

Pronuncié y de la punta de la varita salió un pequeño destello, a falta de una palabra mejor, de oscuridad que me pareció muy poco impresionante, aunque por otro lado no dejaba de ser una contrahechizo, por lo que procedí con el siguiente.

El hechizo para crear humo era uno que había estado buscando expresamente, por lo que lo leí con bastante interés antes de intentarlo. El mayor problema qraue detecté fue que el humo salía de la punta de la varita y lo que yo pretendía era algo diferente, más parecido a una bomba que a un torrente.

Más como el Incendio o el Bombarda.

Me digo a mi misma mientras Skaa sale de entre mis ropas para curiosear y yo paso a concentrarme en busca del efecto que quería, quizás así la varita comprendiera la diferencia a lo que ella consideraría más natural.

- Fumos.

Pronuncio y algo parecido a una bomba de humo estalla unos metros más alante. Complacida miro a Skaa mientras comienza a disiparse.

- Creo que mucha gente subestima la fuerza de este hechizo - le comento en pársel mientras vuelvo al libro en busca del siguiente - Umbra Tenebrarum...

Leo el conjuro para asegurarme de pronuncciarlo correctamente, luego agarro con fuerza y conforme repito las palabras veo cómo surte también efecto.

No estaba siendo una mala mañana, sin embargo no contaba con que el siguiente se me atragantara. Era un hechizo de transformaciones al fin y al cabo, por lo que lo tomé como que debía dejarlo para más tarde u otro día. Total, el hacer desaparecer cosas podía esperar.

A pesar de que había estudiado y dominado ya unos cuantos de los hechizos, continué leyendo el libro un rato más mientras la mañana continuaba pasando. Últimamente sentía que casi no tenía tiempo para mí. Tanto estudio, tanta práctica... necesitaba desconectar, aunque fuera un poco, y las aventuras de Hans eran una buena vía de escape en las que sumergirme conforme el sol subía a su cenit y Skaa optaba por tostarse un poco bajo sus rayos.

Al cabo del rato, el sol y mis tripas acabaron anunciando que iba siendo hora de regresar al castillo y, más concretamente, al comedor.

Desde aquel castigo no había vuelto a acercarme tanto a la cabaña del guardabosques. Cierto que acostumbraba a correr antes de las clases matutinas con Bane, pero no era lo mismo que llegar hasta la puerta y llamar, tal y como estaba haciendo ahora mismo.

- ¿Profesor Hagrid está en casa?

Pregunte con firmeza. No dejaba de tener un objetivo claro.

Tras unos segundos de espera, el amable semi-gigante emerge de su casa, con una sonrisa y una enorme tasa de madera que bien podría ser usada como una cubeta de agua.

Buenas tardes señorita Greystoke, en que la puedo ayudar, dígame soy todo oídos. - dice él con amabilidad, mientras te observa detenidamente.

Una vez el profesor emergió, levanté la mirada para poder mirarle a la cara, algo que prácticamente todo el mundo necesitaba hacer al hablar con él.

- ¿Es verdad que hay centauros en el Bosque Prohibido?

Pregunto sin rodeos, incluso abriendo mucho los ojos, como si fuera en realidad algo sorprendente e inusitado.

- ¿No se supone que es un sitio muy peligroso? ¿Cómo lo hacen? ¿Donde viven?

Continúa lanzando preguntas sobre ellos a toda velocidad, intentando reflejar una gran fascinación por aquellas criaturas.

El profesor te observa y algo dubitativo, se hace a un lado y te invita a pasar a su cabaña.

Por favor señorita Greystoke, pase. Responderé a todas sus preguntas, no es necesario que finja interés si realmente no lo tiene. - dice Hagrid un poco confuso mientras te cede el paso.

Una vez dentro de la cabaña, Hagrid cierra la puerta y coloca una taza de tamaño estándard sobre la mesa y empieza a servir el té.

Está recién hecho, espero le agrade. Y pasando a su pregunta, sí hay centauros en el bosque, su campamento está al sur del castillo a unos tres días de marcha, es un camino bastante riesgoso, dadas las criaturas que habitan en el bosque.

Aunque en realidad no entiendo porqué alguien querría acercarse a los centauros, son criaturas orgullosas y territoriales, sólo tres personas han podido llegar hasta el campamento de los centauros y volver, esas tres personas son el profesor Dumbledore, la indeseable Dolores Umbridge, aunque a ella la llevaron por la fuerza claro está y yo mismo. Es un viaje que no se le recomeinda a nadie. - dice el profesor mientras sirve el té.

Los centauros sobreviven en el bosque porque son excelentes cazadores y temibles guerreros, durante la batalla de Hogwarts y en los días posteriores, su ayuda fue invaluable para sacar del bosque a los licántropos y carroñeros.

Paso al interior de la cabaña ante su invitación y hago el esfuerzo por probar el té, consiguiendo que tuerza el gesto ante su sabor pero sin añadir ningún comentario al respecto conforme le escucho con atención.

Al sur, tres días.

Es lo que primero que me guardo de todo lo que dice, aunque imaginaba que sería a un paso normal.

- ¿Y por un casual no habrá ninguno con el que pueda hablar y no se encuentre tan lejos?

Pregunto evitando seguir fingiendo y mostrándome terriblemente seria. Sabiendo ya dónde buscar, los encontraría, pero si podía evitar el riesgo, tonta no era.

Sí el profesor Firenze de adivinaciones, pero no creo que pueda decirte mucho acerca de los centauros, después de todo ya hace buen tiempo que fue expulsado de la manada, el suele dictar la clase de adivinación avanzada, la misma que se imparte de noche en el círculo de piedras al este de aquí. - responde el profesor Hagrid.

Podría concertar una reunión si así lo deseas, pero dudo que puedas convencerlo de que te cuente algo sobre su gente. - agrega el profesor mientras da otro sorbo a su té con bastante placer.

Serviría, al menos de momento.

- Si lo hace, no tendré que desobedecer las normas del colegio profesor. Seguramente Allison Kenneth me acompañará, es lo bastante vergonzosa como para preguntarle, pero seguro que estará encantada.

Añado tras asegurarle que hablaría con alguno, de un modo u otro.

Muy bien señorita Greystoke, haré los arreglos y la mantendré informada, ahora disfrutemos el té  y luego me tendrá que disculpar, pero tengo una clase que disctar. - responde el profesor mientras termina su bebida y se sirve un poco más en su enorme taza.

Seguramente jamás sabría hasta que punto me resultaba aquella entrevista con el tal Firenze, seguro que estaba a la altura de la certeza que tenía sobre que advertiría a Cain o Dumbledore de mi comportamiento.

- Gracias profesor - le respondo con honestidad - Lamento tener que haber recurrido a usted de esta forma, en el fondo disfruto con su clase.

No era mentira, incluso había podido comprobar como era de las más aplicadas en ella, que no era lo mismo que apreciar su té, ¿cómo podía hacer que supiera tan raro algo que sólo consistía en hervir agua y poner unas hojas?

- Supongo que los dragones, mantícoras y demás criaturas quíntuple equis, serán a partir de los TIMO ¿No?

Pregunto interesándome un poco más plr su clase.

Al escucharte hablar con tanta sinceridad el profesor sonríe ampliamente.

Lamentablemente, todas esas criaturas las vemos sólo de manera teorica, el Ministerio considera que son demasiado peligrosas como para estudiarlas directamente. - responde el profesor.

Sólo en Castelobruxo las estudian directamente, pero si de verdad quieres estudiarlas, yo veré de arreglar un intercambio estudiantil con Castelobruxo, siempre y cuando saques una calificación de Supera las Expectativas en tus TIMOS. ¿Qué dices Hellen, tenemos un trato? - pregunta el profesor con una sonrisa, mientras te invita a salir de su casa con amabilidad.

Una S en Cuidado de Criaturas Mágicas no era poca cosa, por lo que si en verdad quería tratar con ese tipo de criaturas, iba a tener que esforzarme de verdad, pero incluso con Herbología, pues no querría dar ninguna mala impresión en una asignatura con aplicación a tantas otras materias.

- Umm... podría estar a mi alcance - le reconozco - Quizás esté apuntando demasiado alto, pero aún falta hasta los TIMO, déjeme mirar éxamenes de otros años y veré si puedo lograrlo.

Añado tras pensarlo un poco, no dejaba de haber leído sobre bastantes criaturas y al comparar exámenes de otros años podría confirmar mis posibilidades, o tirarlas por los suelos.

- Además en verano suelo quedar con otros animagos, dado que el resto del año no tengo tiempo. Ni se imagina lo complicada que es mi vida incluso fuera del colegio.

Aunque seguro que desde su punto de vista todas mis preocupaciones carecían de sentido, salvo que supiera exactamente lo que estábamos viviendo, cosa que dudaba en extremo.

Aprovechando que estábamos fuera del castillo, en lugar de regresar al interior fui directa a la cabaña del profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas, corriendo como félido que hacía tiempo que no disfrutaba de ello, a ver si ya había podido hablar con el centauro. Apenas recuperé mi forma natural al llegar a la puerta y así poder llamar.

- Profesor ¿está en casa?

Le pregunto animada por no haber fracasado en Herbología.

En esta ocasión no recibes respuesta desde el interior de la cabaña.

No me desanimo por no encontrarlo, de hecho recuerdo que debería haber mirado TIMOs de otros años para saber lo que me esperaba y así decidir si aceptar su propuesta de ir a Castelobruxo, por lo que enfilo el castillo para ir a la biblioteca.