Al ver el libro, en msnos de los matones, Albus intentó arrebatarselos sin éxito, al menos hasta que Aberforth le soltó un tremendo golpe en la cara que lo hizo desplomarse como una marioneta a la que le cortaron las cuerdas.
Acto seguido los Dumbledore y Grindelwald entraron juntos a la taberna mientras una densa niebla las rodea y Rowena Ravenclaw aparece ante ustedes.
¿Qué hiciste mal? Y ¿Qué aprendiste? De tus respueatas depende que les devuelva lo que perdieron
Ambas contemplaron como el incidente se resolvía gracias a la fuerza del hermano del futuro director Dumbledore, y sin que tuvieran que meter más las narices, ellos mismos recuperaron el libro y se fueron junto a Grindelwald al interior de una taberna. Antes de que pudieran hacer mucho más, una densa niebla las rodeó y ante ellas se apareció Rowena de nuevo.
La escuchó en silencio y sin decir nada para no interrumpir la prueba, Allison simplemente tomó la mano de Jane, apretándola con suavidad en un gesto de ánimo, dedicándole una pequeña sonrisa. Sabía que su amiga daría con la respuesta adecuada, por algo era la elegida de Rowena. Y si hacía falta, allí estaría lista para ayudar en lo que fuera necesario. Tú puedes Jane.
Medité un momento la respuesta, estaba bastante segura de cual era la respuesta, pero quería asegurarme de que no me dejaba ningún cabo suelto. Unos segundos después, miré a Rowena y contesté con voz baja, pero segura.
- No debí coger el libro, a parte de que robar está mal, no hay que interferir en la historia pues altera los acontecimientos futuros. Si cambiamos algo del pasado pensando que arreglamos algo podríamos encontrarnos un futuro diferente al que esperamos - tragó saliva al acordarse de lo que le había pasado a Artemis - en ocasiones es mejor permanecer en la ignorancia que hacer acciones precipitadas que puedan traer más problemas de las que resuelven. He aprendido a ser más prudente, pensar mejor mis acciones y que quiero recuperar a mi amigo.
Bastante cierto, sin embargo hay una lección adicional, una que incluso a mi me costo aprender.
Juzgaste a un niño por las acciones de un hombre, acciones que aún no había cometido, lo cual dio inicio a todo este lío. Las personas inteligentes no juzgan a nadievpor las cosas que aún no han hecho, pues a ello se le llama prejuzgar, lo cusl esel máximo ejemplo de la necedad y la ignorancia.
Gracias a eso, Helena y yo nos distanciamos. No cometas nunca ese error. - sentencia Rowena mientras Artemis aparece en medio de la bruma.
Luego la dundadora centra su atención en el Gryffindor y le dedica una leve venia.
Eres un digno hijo de la casa de Gryffindor, te felicitó, ya veo porque tu color es el rojo carmesí en lugar del azul cielo. Ahora vayan a descansar que aún quedan tres pruebas por delante. - añade Rowena mientrasbla niebla se hace presente y la fundadora desaparece.
Tienen tiempo para un último post para cerrar la escena.
Allison escuchó muy atenta la contestación de Rowena, y es que razón no le faltaba. Aunque sus intenciones fueron buenas, habían jugado con el hilo del destino provocando un desastre mucho mayor. Por fortuna todo se había resuelto al final y habían aprendido una valiosa lección.
Además se había grabado en la memoria un par de cosas sobre viajes en el tiempo, de haber una próxima vez se aseguraría de no cometer una imprudencia. No eran cosas con las que se pudiera tontear, eso seguro.
Tras sus palabras, de la densa bruma aparece Artemis de nuevo, provocando que a la pelirroja le diese un vuelvo el corazón. Sin pensarlo echó a correr, lanzándose a los brazos del chico, estrujándolo con toda la fuerza que pudo mientras hundía la cara en su hombro. Alzando el rostro para mirarle, Allison sonrió colocando ambas manos en las mejillas del Gryffindor, presionando sus labios seguidamente en un beso cargado de sentimientos. No podía estar más feliz de verle de vuelta, sano y salvo.
Tras unos segundos se separó, dándose cuenta de lo que había hecho, al tiempo que se ruborizaba cual tomate. Se giró mirando a Jane con gesto agradecido y sonrió a su amiga de oreja a oreja, avergonzada pero eufórica de felicidad.
- He aprendido mucho lady Rowena. Gracias. - dijo antes de que la fundadora desapareciera y la niebla apareciese nuevamente rodeándoles.
Cuando la maldición me alcanzó sentí un frío que recorrió todo mi cuerpo mientras todo a mi alrededor se desvanecía, sin embargo, en mi corazón no había miedo, sino paz y gozo, pues sabía que mi sacrificio la protegería a ella.
Sin embargo, mi tránsito por la muerte fue breve, dado que, cuando me preparaba para seguir adelante, una cálida voz me llamó y Rowena reclamó mi alma haciendome volver.
Cuando abrí los ojos, me encontraba de pie en medio de una densa bruma.
¿Estoy vivo? ¿Pero cómo? Y ¿Allison dónde está? - pensé mientras buscaba Rowena con la mirada al tiempo que escuchaba la voz de la fundadora y mi vista se enfocaba mientras Allison corría hacia mi, haciendo que mi corazón diera un vuelco.
Cuando Allison llegó hasta mi, nuestros cuerpos se fundieron en un gran abrazo seguido de un beso que me llevó al paraiso.
La voz de Rowena sonaba distante en mi cabeza, en aquel momento no había nada más importante para mi que Allison, ella lo era todo y estaba decidido a demostrárselo.
Cuando ella apartó sus labios de mi, le dediqué una mirada de lo más significativa y sin detenerme a pensarlo, le susurré algo al oído y luego centré mi atención en el banco de niebla en el que desapareció Rowena.
Chicas mirad, creo que aquella es la salida. - digo señalando a un espejo que aparecio entre la niebla.
Te amo y no quiero alejarme nunca de ti. - susurré al oído de Allison mientras entrelazaba sus dedos con los míos.
Pensé seriamente en lo que dijo Rowena y medité durante unos momentos.
- Tal vez lo juzgué así porque yo misma soy una niña, aún tengo muchas cosas que aprender - dije aceptando las enseñanzas de la fundadora con seriedad. Había aprendido mucho durante este viaje y me aseguraría de no volver a cometer los mismos errores.
Al ver aparecer a Artemis corrí a abrazarlo. Intenté contenerme un poco para darle margen a Allison a abrazarlo antes (y su romántico reencuentro), pero al final los abracé a los dos a la vez estrechándolos tan fuerte como pude.
- Gracias por todo, chicos, me habéis ayudado mucho - dije con lágrimas en los ojos - os quiero mucho.
No podía dejar de reír, entusiasmada.
- Salgamos de aquí.
Más calmada tras tener a Artemis de vuelta con ellas, la pelirroja se deja abrazar por Jane, correspondiendo a su abrazo grupal con lágrimas en los ojos pero una gran sonrisa en la cara.
Habían pasado por mucho, pero lograron superarlo juntos. Aprendería de sus errores y se aseguraría de mejorar mucho más. Por sus amigos. - Yo también Jane, juntos siempre pase lo que pase. - respondió emocionada, tomando la mano de Artemis y Jane ensanchó la sonrisa y asintió, echando a andar hacia la salida.
No sin antes mirar a Artemis de soslayo un instante, sonriéndole con calidez.