Partida Rol por web

Pese a la primera explicación que dio Linus como excusa y que pensaba que iba a ser un acto heroico para salvar a Ulfric, esta perdió fuerza, ya que el profesor de historia decidió cargar con todo- En menudo lío he metido al profesor Ulfric, tan educado y tan bonachón que no puede mas que pedir perdón... Hufflepuff.

Pero sin duda lo que mas le hizo perder credibilidad fue la actitud de Anne. Cuando esta le dio un beso de esos que se dan en la intimidad delante de los dos profesores, siendo uno de ellos la madrina de la chica, el joven no supo que hacer. Correspondió al beso por costumbre- Tu también eres hermosa-  Y la agarro de la cintura para sujetarla a su lado, lo que hizo que se le empezasen a teñir las mejillas de una coloración rojiza, más aún tras el halago de su novia. Pese a que lo que decía era fruto de la borrachera, no quitaba que le gustase escucharlo.

-S… Si profesora- Respondió mientras sujetaba con más firmeza a Anne, la controlaría, o eso esperaba. Miró a los ojos a la joven achispada y no pudo evitar sonreír con dulzura, gesto que rápidamente cambió al de seriedad cuando volvió a mirar a los adultos.

Anne hablaba tan rápido que a Linus no le dio tiempo a responder a ninguna de sus preguntas, que no sabía si eran o no retoricas. Pero no perdió detalle de lo que pretendía que surgiese entre los dos profesores, lo que le arranco un “já” rápido que cortó de súbito. Tampoco perdió detalle de toda la conversación sobre su madre. Si lo necesita hablaremos de este tema cuando este menos… contenta. Al final le dijo en apenas un susurro:

-Cálmate Anne- Estoy aquí. Mientras su brazo rodea la cintura de la chica y le coge la mano con suavidad- Siéntate un rato y come algo, te sentará bien- Dijo haciendo caso a las palabras de Agatha, mientras fue guiando con delicadeza a Anne a una silla y él tomó otra para sentarse a su lado- ¿Café? Si, solo. Gracias profesora- Cogió la taza y se puso a beber esperando que Anne le imitase, aunque no pudo disimular una sonrisa cuando Agatha hizo la apreciación de que la chica le contaría todo al fin y al cabo.

-No contaré nada, lo prometo- Dijo asintiendo a la profesora de transformaciones.

Fue el único comentario que hizo al respecto, estaba ahí de rebote, escucharía pacientemente y... puso su mano encima de la de su novia y le guiño un ojo… cuidaría de Anne.

MANSIÓN GRINDELWALD

Ante lo que comentas sobre su esposo, no sabe qué decir y tal vez se pregunta sobre esa extraña posibilidad de que sea el mismo Arthur quien asesinó a Floyd. Pero ante esa sospecha, prefiere en verdad callar y dejar aquello en manos del destino, como así también de sus propias investigaciones. No se quedará quieta, eso está muy claro. Luego cuando habla su amiga de Linus, asiente. - Esa misma impresión me ha dado, aunque es evidente que me pierdo cosas de mi hija. - confiesa un tanto triste, impotente ante su propia situación y rol de madre. 

- Es Arthur... Muy exigente, no me agrada disgustarlo. No sé cómo explicarlo, me da mucha tristeza esto, el no tener un carácter que haga frente a él. Lamentablemente Anne ha heredado eso de mí y no lo puedo evitar, es decir, es mi culpa que ella sea así. Mi culpa... Además al no poder darle hijos, eso nos mató. Le costó aceptar que Annelie sería la única, y encima a costa de perder el apellido. Fue muy duro, yo no pude ofrecerle más, es mi castigo. - confiesa al suspirar, con lágrimas en los ojos. - Me lo merezco. 

Ya después cuando hablas de que ha perdido la confianza con su hija, no dice nada, es obvio que le duele. Pero al escuchar que le pides la custodia de Annelie, abre los ojos de par en par, sorprendida, dolida. - ¿Pero cómo? No lo permitirá Arthur... - responde cabizbaja. - Y yo... ¿Qué clase de Madre soy si te doy esa potestad? - pregunta centrada ahora en el té. 

DESPACHO DE TRANSFORMACIONES

Ante la reprimenda de Agatha bajo la mirada y hago morritos, justo en ese momento donde Linus me sostiene de la cintura. Las palabras de mi Madrina calan muy hondo, sólo con ella soy capaz de callar y no soltar lo que tengo dentro, siempre fue una influencia tan positiva en mi vida y siento que la decepciono, al menos algo de coherencia estoy avistando más allá de la borrachera y las ganas de expresarme. - Ya... Ya... - repito y sonrío. Lo digo en serio aunque no se note. Mi novio me habla y lo miro a los ojos, acaricio su rostro mientras obedezco, sentándome al lado suyo con la taza más el pan delante. - No tengo hambre, solo ganas de sacar lo que siento. - respondo rápido, pero la mirada de mi Madrina lo dice todo, así que comienzo a comer. Es verdad que durante el día he comido como pajarito, cuando se acerca la luna es mi momento de mayor debilidad, pero no sabía cuánto podía pegarme el alcohol con el estómago tan vacío. 

- Apunto el detalle de que el Profesor ha callado y otorgó. Madri, tienes las de ganar. - respondo jocosa y vuelvo a ponerme seria rápido, es forzado obviamente. - Te haré caso a ti. - digo a Linus, dejando un beso en la mejilla, mientras como bocados muy pequeños de pan. - Igual no he dicho mentiras... jajaja es que si mi familia es una porquería y tú lo sabes mejor que nadie, Madrina. No tengo nada que ocultar, además... Me aterra esta luna, mi madre dice que cambió la poción, pero sí es para peor... No sé no sé... arghhh no puedo pensar. jajajaja que lío tengo. - comento mientras bebo un poco de café, hago cara de asco porque está muy amargo, así que cojo el azúcar y le echo como que no existiera fin, alguno seguro me las saca. 

- Madrina... ¿me quieres? Seguro que sí, y estás preciosa, pero muy seria. - digo mientras desvío la mirada hacia el Profesor Ulfric. - Ustedddd deje los modales, esto es algo eventual... Y puede dejar de ser subdirector un rato, no sé... si van a saber mis secretos, al menos puedo pedir eso. ¿No? - agrego entre risas. - Porrrrrrqueeee hablaré, va no sé... Me debes respuestas Agatha Presley, muchas respuestas... 

12 DE NOVIEMBRE, CAMPO DE QUIDDITCH/GRADAS

Cuando mi amiga rompe en un llanto que cala profundo, la dejo ser, secando sus lágrimas con dulzura mientras siento que es necesario esto. Dana es muy fuerte, es inteligente y ahora con esta pérdida se siente derrumbada, pero al igual que ave fénix ella puede salir adelante. Y por esa razón, cuando al fin pudo estrecharla entre sus brazos, le dió ese silencio que bendito te permite ser en un momento tan gris. - Te quiero con el alma, con mi vida. Y te prometo que siempre estaré, eres como una hermana para mi y más allá de tus miedos, prefiero saberlo para ayudarte. No lo olvides. - confieso entre sus brazos, la adoro, siempre fue así. 

Luego cuando habla sobre el asesino, la mirada se ensombrece. - ¿Quién es? Tenemos que hacer algo, Dana. - respondo en un tono determinante, segura de mi misma y lo que respecta. Es una situación que claramente tiene que hacerse justicia, porque es necesario para seguir. - Puedo hablar con mi Padre, si sabe algo... O mover algunos hilos, no sé... Bredan es Auror. ¿Lo sabe? - pregunto mientras voy pensando en como ayudarla. 

DESPACHO DE RUNAS ANTIGUAS

Me había asegurado de que Anne estuviera en su cama ya dormida antes de dirigirme al despacho de Boronov. Me encontraba más calmada, pero no olvidaba la sensación que me había invadido al ver la imagen de Anne y el hombre, apenas teníendose en pie debido al exceso de alcohol. Pero no era sólo el alcohol, era el comportamiento irresponsable de un adulto en la compañía de su ahijada. ¿Era ese el ejemplo que daban a la adolescente toda figura adulta en su vida?

No podía negar que estaba nerviosa. Aún cuando sus palabras al dejar el despacho no habían sonado enfadadas, no podía olvidar que estaba ante un hombre peligroso. Respiré profundamente, antes de tocar la puerta. -Buenas tardes. Soy la profesora Presley. ¿Podemos hablar ahora?- Pregunté tan formal y discreta como era capaz.

HYDE PARK

Iba descubriendo que con el profesor Ulfric los silencios no eran incómodos, sino momentos donde uno y otro reflexionábamos en distintas cosas, o simplemente disfrutábamos del paisaje, de la noche, y del calor compartido mientras avanzabamos por el parque. Eso era una buena perspectiva pensando en el viaje a ver al monolito de pieda, donde seguramente el silencio también sería nuestra sutil compañía.

Lo escuché hablar de las personas que estaban en su vida, sin dejar de notar que el profesor Boronov era una de las primeras personas que mencionaba. -¿Granger y Weasley? ¿Esos son los que acompañaban al joven Harry Potter?- Pregunté con curiosidad. Debía ser interesante conocer de primera mano los acontecimientos ocurridos durante la Guerra Mágica, desmentir los mitos y leyendas que se contaron una vez que el Señor Oscuro fue vencido. Sonreí intrigada ante sus comentarios. -Con tantos años viajando y la naturaleza de tus exploraciones no te imaginaba alguien hogareño, Ulfric. Pero supongo que llega un momento en que moverse tanto de un sitio a otro termina por cansar.- Admití.

Y sin embargo, el día de navidad ya estaba planeando viajar a Escocia a seguir sus estudios. ¿Realmente sería tan casero como comentaba? Pensé en los padres de la señorita Selwyn, y en la noche de la fiesta. -Al final, ¿pudiste hablar con tu prima de lo que ocurrió durante el evento navideño? Lo cierto es que después que dejaste la mesa estuve ocupada intentando mantener a los alumnos curiosos es sus mesas. Leí lo que publicaron en El Profeta, ¿llegaste a ver al secuestrador?-

DESPACHO DE RUNAS ANTIGUAS

El rato tras lo sucedido no había ido mejor que antes, la cabeza tardó en dejar de ver todo como si el castillo estuviese a punto de caer. Bebí aun así un último trago y tras eso una cantidad de agua importante, comí algo y me volví a sentar en el sillón cerrando los ojos intentando calmarme. Lo conseguí en parte.

Mi mente estaba poco a poco desconectando y sentía que caería redondo de un momento a otro hasta que sonó la puerta y di un pequeño respingo. La voz de Agatha sonó al otro lado de la puerta y al escucharla de un gesto de mi mano abrí la puerta aun sentado, sin disimular mi estado, ya daba igual.

- Adelante profesora, sí claro. Hablemos. - mi voz sonaba serena pese a todo, quería ver donde llegaría todo esto.

DESPACHO DE RUNAS ANTIGUAS

Con un último suspiro, ya fuera para infundirme valor o calma, atravesé el portal que daba al despacho. -Con su permiso.- Volví a mirar el lugar mientras cerraba la puerta, notando que los objetos que el hombre había tumbado descuidadamente al intentar mantenerse en equilibrio seguían en el suelo, al igual que el plato que había descolgado de la pared para recoger el hielo seguía junto a la ventana.

Me acerqué a una de las sillas frente al escritorio y tomé asiento. -Asumo que para este momento usted mismo podrá haber llegado a la conclusión del por qué de mi enfado hace unas horas. De todos modos, se las referiré de nuevo. No es sólo el hecho de que fuera mi ahijada la persona con la que se encontraba a solas en estado de ebriedad, Boronov. Ni tampoco servirá la justificación que ha dado la señorita Grindelwald de que fue ella quien lo instó a seguir bebiendo. Usted es un hombre adulto, y no sólo eso, sino que como todos aquí, es responsable de cada niño y adolescente que venga a Hogwarts. Como adulto responsable, debió saber cuando poner freno a esta situación. Comprendo..- Continué, manteniendo mi espalda recta y la mirada fija en él, aunque mis manos reflejaban mi enojo contenido mientras apretaban y arrugaban la túnica sobre mis rodillas. -..por las palabras que le dedicó a Anne, que no es la primera vez que han estado en una situación así, y por Dios, creame que si no estoy en este momento buscando su expulsión es porque... lo conozco. Más de lo que usted cree.-

Cerré los ojos un momento, antes de volver a mirarlo. -Sé quien es usted, Floki, porque Milena me escribió muchas cartas durante su noviazgo. Aunque nunca me dijo su verdadero nombre. Ahora que lo sé, sé también que no tendría intenciones perversas contra mi ahijada. Eso no quita, como dije cuando entré aquí hace unas horas, que no me sienta decepcionada de lo que vi.- Esperé entonces alguna palabra de su parte. Aún había cosas que hablar, pero primero quería que entendiera mi postura.

DESPACHO DE TRANSFORMACIONES

Serví leche en la taza para el profesor Von Hoggen y café sólo para el señor Avery. Cuando vi que Anne comenzaba a poner azúcar cucharada tras cucharada a su café, le quité el azucarero y la cuchara, poniéndolos lejos de su alcance. -Nunca le des azúcar a un borracho.- Dije, con seriedad, cambiándole la taza azucarada por una nueva sin azúcar. -Deberías saberlo, si no es la primera vez que bebes así con el profesor Boronov.-

El comentario sobre la luna y la poción me hicieron respirar profundo y mirar al profesor Von Hoggen. No sabía si él también estaba enterado de la condición de Annelie. -Quédese profesor. Por favor.- Dije, aunque sin mirarlo. Me senté frente a Anne, con la espalda recta. Era consciente de la presencia de los dos hombres, pero con mi mirada en sus ojos intentaba crear un ambiente personal, de nosotras dos.

-Annelie, primero, escúchame. No estás en posición de exigirme nada, cuando no me muestras respeto, y te comportas como una chiquilla. Mírame.- Le dije, tomando su mano libre y sosteniéndola entre las mías, forzándola a mirarme a los ojos. -Si quieres que te trate como una adulta, empieza a comportarte como una.- Esperé unos minutos, antes de poner mi mano en su mejilla. -Sabes que te amo más que a nada en el mundo, mi niña. Y estoy aquí para ti. Pero porque te amo, tengo que ser más estricta, y me duele más cuando haces cosas como estas. ¿Me explico?-

Volví a tomar su mano. -No puedo hablar por Milena. Hay cosas que nunca supe en su cartas. Durante su relación con el profesor Boronov, todo parecía ser perfecto entre los dos. Luego sus cartas cambiaron. Como si el profesor Boronov hubiera desaparecido de su vida sin explicación, sólo me hablaba de Arthur, y que se casarían. No volvió a mencionar al profesor, y por miedo a que fuera un triste recuerdo nunca le pregunté. Ahora estoy enterándome de cosas que no sabía que estaban sucediendo, y me doy cuenta que me ha pintado una vida falsa en sus cartas. Es algo que hablaré con ella. ¿Es lo que querías escuchar? ¿Justifican ellas el que estés ahora en este estado, y gracias a Morgana que no en uno mucho peor?-

DESPACHO DE RUNAS ANTIGUAS

No sabía si estaba en la mejor condición para poder tolerar el tono de la profesora pero entendía sus motivos y en mi estado prefería no enfadarme en exceso. Incliné la cabeza hacia el respaldo volviendo los ojos y evitando mirar a Agatha en medida de lo posible. Sus palabras a veces son difusas por momentos pero creo entender todo el mensaje, pero cuando dice que cree conocerme centro la cabeza y la miro.

- Profesora, no me conoce. O si cree hacerlo le falta mucho puzzle para completarme. - aprieto mis sienes para intentar concentrarme. - Mire, lo hice mal pero Anne ya es mayor, puede que este no fuese el sitio adecuado pero necesitábamos hablar, surgió sin más, no pretendía que bebiese tanto. Y se que es mi culpa que lo hiciese, Anne solo se culpa por miedo a que me echen, ni la escuche. - crucé mis manos y me incliné hacia Agatha. Y se equivoca, Anne no ha compartido más veces de este modo la bebida conmigo, hablaba a mi juventud, con mis cercanos.

El tema sobre Milena se ubicaba en un interior casi olvidado de mi corazón y me costaba tratarlo, pero viendo que sabía de todo era absurdo al menos no intentarlo.

- De eso hace ya mucho tiempo, señorita Presley y la dejé escapar, no podía darle una vida como la mía y solo se fue con el cabrón de Arthur, la dejé que fuese feliz y hasta ahora. Anne me ha dicho que no lo es y si le soy sincero mataría a ese malnacido con mis propias manos. -el alcohol aun estaba algo presente. - Y no se piense algo equivocado de mi, quiero ver a Milena por más que el sexo, quiero escucharla.

DESPACHO DE RUNAS ANTIGUAS

La respuesta de Boronov es ante todo, sincera, aún si no me gustaba por completo. Annelie podía ser técnicamente una adulta, pero a mis ojos seguía siendo una niña forzada a crecer.

-En eso tiene razón: conozco al "ruso" de las cartas de Milena, vistas desde los ojos de una enamorada, pero eso me basta por el momento. Hay... personas, dispuestos a defenderlo, y no pienso cometer la imprudencia de juzgar a otros por su pasado, aún si en aquel entonces magos como yo tuvieron que sufrir.- Era un tema que debía salir en nuestra conversación, de un modo u otro. Yo era hija de no-majs, y él había perseguido a magos "no puros" a sus ojos, y no sabía si por convicción o por otras razones.

-Me alivia escuchar que no es algo que hayan hecho antes. No sé que tanto hablaron en sus confesiones de borrachos, pero ya un docente abusó de la inocencia de mi ahijada por mucho tiempo...- Mis manos se crisparon de ira, y mis ojos relampaguearon de odio por el occiso. -Comprenderá que en el momento que entré no vi a dos adultos compartiendo copas de más, sino a un hombre adulto con una adolescente en una habitación solitaria y ambos sin inhibiciones.-

Retomé entonces el tema de Milena, que era parte lo que me llevaba a estar allí y no simplemente dejar pasar lo ocurrido como un error de una vez. -Veo que al menos estamos de acuerdo en cuanto a los sentimientos que nos despierta el señor Grindelwald.- Dije, suspirando. -He retrasado de más mi reencuentro con Milena, pero es algo que haré mas pronto que tarde. Las palabras de Anne desmienten mucho de lo que creí conocer a través de las cartas de mi amiga. Creí de verdad que era medianamente feliz, aún cuando Arthur nunca me agradó por completo. Llámelo sexto sentido, si quiere, pero mas allá de sus afiliaciones sentía que algo no iba bien con él desde que lo conocí. Sé que tampoco soy de su agrado, más bien he tenido suerte en que permitiera a Milena y a Annelie mantener contacto conmigo.- Miré directamente al hombre. -He venido para quedarme, señor Boronov, seré una constante en la vida de Anne mientras tenga vida, le duela a quien le duela.-

Estiré mis dedos sobre mis rodillas, intentando destensarlos. -Puedo hablar con Milena sobre usted. Allanar el camino. Pero en ese caso necesito que llene las piezas del puzzle. Necesito saber, no por terceros, quién es Rusev Boronov.-

MANSIÓN GRINDELWALD

Sentí como una parte de mí se sentía defraudada y dolida al ver como la imagen idealizada de mi amiga se derrumbaba ante mis ojos. Le quité la taza de las manos, dejándola en la mesa, y le tomé ambas manos con las mías. -¿Quién eres? ¿Donde está la mujer hermosa y segura de si misma de mi juventud, aquella maga dispuesta a comerse al mundo con una sonrisa? Arthur no es más que un hombre, no le debes nada. ¿Esta mansión, los lujos que conlleva? Te encerró en jaula de oro y me duele ver en lo que te ha convertido. ¿Cómo puedes justificarlo, ante todo lo que te ha hecho, lo que le ha hecho a Annelie?- Estaba temblando de rabia, de impotencia, y sentí las lágrimas agolparse en mis ojos. Quería sacarla de ese estado en el que estaba sumida, rescatarla, protegerla... ¿Cómo hacerlo si no se dejaba?

-No le tengo miedo a ese hombre.- Declaré, segura de mis palabras. Ver el estado en que estaba Milena, recordar a Anne durante susmomentos de ebriedad. La sacudí un poco, sin poder contenerme.-¿Qué clase de madre eres, Milena? Reflexiona: Haber dado a luz a Annelie no te hace madre. No puedes llamar amor el ignorar sus gritos de dolor cuando Arthur la torturaba. Anne te necesitó, y tú cerraste los ojos. ¿Llamas a eso ser MADRE?- Me contuve para evitar no gritar en ese momento. -Estás aún a tiempo, no es tarde para cambiar. Técnicamente ya es una adulta, aún si la adopto ella será libre una vez termine la escuela. Pero si puedo alejarla de Arthur, de esta versión de ti que tanto me duele...- Respiré. -Voy a llevármela, me ayudes o no. Y Arthur tendrá que ceder, porque no es algo que haré sola.- Miré a los ojos de Milena. -Pediré una custodia compartida con Rusev Boronov.-

DESPACHO DE RUNAS ANTIGUAS

Sonreí intentando quitar hierro a la situación cuando recalcó de forma diferente la palabra "ruso" al referirse a mi. Mis labios se abrieron y dejaron ver una fila de dientes cuidada que mostraron mi sonrisa más sincera pese al momento. Agatha parecía saber en exceso todo lo ocurrido entre Milena y yo, me incomodaba y no entendía porqué ella habría mostrado todo eso por muy unidas que estuviesen. Igualmente no entendía del todo la psique de la sociedad y me limité a pensar en que simplemente era algo que las amigas hacían cuando había complicidad. 

- Mi pasado es el que es, un completo de todo él. Existe el enamorado Rusev de la irresistible Milena, el amor hacia Anne como si fuese su padre, las buenos momentos en esta escuela desde que llegué... Y existe el tiempo en que mataba a muggles como a perros. - No mostraba un tono que pudiese hacer pensar que eso último fuese importante para mi, solo quería dejar claro quien soy y que fui. - Mire señorita Presley - la cabeza poco a poco iba calmándose pero aun no podía mirar a la profesora sin sufrir cierto mareo al centrarme en ella. - Entiendo su precaución, no le debo ser agradable y agradezco el punto de confianza que me da, pero si no lo tuviese no me importaría en absoluto le diré con franqueza.

Al escuchar las palabras sobre Jaden una sonrisa, esta vez algo siniestra, asomó de mis labios. Me alegraba de que ese cabronazo estuviese muerto. Mi cara pasó al enfado cuando mencionó la posibilidad de que yo pensase en Anne de esa manera tan cruda.

- Mire, le diré de nuevo que no me conoce si piensa que yo haría cualquier cosa así a Anne, ni a ella ni a ninguna alumna. No voy emborrachando a nadie y me aprovecho luego - suspiré intentando templar mis nervios. Hace unos años la hubiese hecho arder pero no quería ser más ese Rusev y además si era alguien cercano a Anne, esta no se lo perdonaría. - Espero que eso no vuelva a suceder.

Me limité a escuchar todo lo que tuviese que decir de los padres de Anne y en especial de Milena. Yo cuando iba todo era un perfecto marco de felicidad que aunque suponía algo falsa no esperaba que fuese así del todo. Comenzaba a tener calor por la situación ya que me hacía enfadar que todo eso hubiese ocurrido así que desabroché un par de botones de mi camisa para intentar remediarlo.

- Escuchándola agradezco que esté en la vida de Anne, profesora. Veo que ambas sois importantes para la otra y me odiaré siempre por no haber actuado hasta este momento, pero simplemente me alejé y Anne sufrió... Y Milena. - la tristeza inundaba todo en mi pero intentaba no mostrarlo ante la profesora, era evidente que no lo iba a conseguir del todo pero no permitiría que me viese roto. - Quiero ver a Milena, sí, aclararlo todo y si puede ayudarme se lo agradeceré, pero no sé que puedo recuperar de ella, de toda su vida y que sea quien yo conozco, no la sombra que parece ser. De igual manera mi meta es sacar a Anne de allí, se que no soy lo más estable que conozco pero daría si vida por esa "mocosa".

Esperaba que sin decirlo claramente empezase a comprender quien era.

Sándor parecía desenvolverse bastante bien entre Muggles, al contrario de Beckia que se sentía siempre como pez fuera del agua, pero era un mundo que le llamaba mucho la atención, en ocasiones se preguntaba como seria vivir sin magia o sin el conocimiento de que esta existe y llegaba a la conclusión de que seria muy aburrida.

Dio espacio a que los dos admiradores se retiraran para acercarse a su compañero.

Como de costumbre se acerco y le dio un beso en cada mejilla, a diferencia de saludos anteriores -Parece que usted es muy famoso en el mundo muggle...¿"Mágico Sándor"?... me gustaría saber por que lo de mágico...- esa mirada picara de Beck volvía a repetirse.

El clima provocaba que al vaho de la respiración evidenciaba el frió y las mejillas de la profesora están mas rosadas que antes, incluso cuando sintió el tacto de ella en su cara, Sándor pudo percibir que estaban algo frías, Beck se froto los brazos, hace mucho que no sentía el frió exterior, pues siempre estaba en algún lugar cálido o temperado.

-Londres si que esta frió esta noche...-

Sándor rió con lo de su apodo futbolístico. La mirada de Beckia, su pregunta, iban cargadas de intenciones... Hizo un pequeño inciso para que comprendiera.

- Fui futbolista profesional en dos equipos húngaros y, aunque los futbolistas húngaros somos prácticamente unos desconocidos en el mundo moderno, nosotros fuimos una excepción. Yo era famoso por mi visión de juego y mi técnica pero, sobretodo, por mis mágicos goles con efecto o rosca- ahí dio una carcajada- ¡Mágico Buzánszky! ¡Menuda ironía! Ellos, los muggles, no lo saben pero muchas veces era magia auténtica la que hacía que el balón entrara en la portería... - se sonrojó levemente al reconocer la trampa, mas la hermosa profesora pudo ver que Sándor disfrutaba reconociéndolo.

Se dio cuenta del frío de Beckia, cómo se frotaba los brazos, así que desabrochó su abrigo y le arropó con él, tomándola además del brazo, justo por debajo del hombro, para pegarla contra él. 

-Así no pasarás frío- justificó, sin vergüenza, mientras continuaban su camino hacia el Sojo. Beckia pudo ver que Sándor apenas había cambiado su indumentaria habitual, vistiendo esta vez camisa negra y pantalón a juego, ciñéndosele el último en su redondito culo y en otras partes.

-DESPACHO DE RUNAS ANTIGUAS

La sinceridad de las palabras de Boronov eran a un tiempo reconfortante y aterrador. Sin poder evitarlo, sentí mi cuerpo tensarse al escucharlo mencionar con total indiferencia la parte más oscura de su pasado, como de quien habla de las cucarachas que aplastó por resultarle molestas. Pero me propuse a seguir escuchando y contener el latido atemorizado de mi corazón.

-Y una vez más le recuerdo que hasta ese momento no conocía que tan cercana era su relación con mi ahijada. Pero si seguimos dando vueltas a lo mismo no terminaremos de hablar esta noche. Ya sé que usted no es esa clase de hombre.- Dije, dando por terminado el asunto de lo que yo asumí y lo que era real.

Escuché nuevamente como reiteraba su interés en proteger a Anne de la vida que ambos desconocíamos, de la cual nos habían mantenido ciegos sin nosotros desearlo. Asentí también sobre sus intenciones con Milena, tomando nota de lo que decía. A la vez que él hablaba, en mi mente iba tomando forma una idea, que de alguna forma me resultaba absurda, pero que pudiera ser la solución a parte de lo que ambos queríamos. -Sospecho que somos dos personas muy distintas, señor Boronov, y que no siempre estaremos de acuerdo en las mismas cosas, pero también creo que podemos mantener una relación cordial por el bien de Annelie.- Dije, dando forma a mi idea. -Estoy considerando la idea que ambos dijeron durante su estado de ebriedad. Como madrina de Anne, creo estar en la capacidad de llevar el caso a las autoridades mágicas, con el apoyo de Milena, para ser la tutora legal de Annelie. Sin embargo, encontraré una piedra en el camino en la forma de Arthur. Dudo que vaya a aceptar tal decisión. Me serviría tener su apoyo, señor Boronov. Si le parece bien, podríamos presentarnos para custodia compartida entre los dos.- Esperé para ver su reacción. La verdad era una idea un tanto alocada, pero sentía que si tenía a ese hombre de mi lado sería más fácil vencer las reticencias de Milena, y hasta poner nervioso a Grindelwald.

El apuesto hombre escucho con atención cada palabra del oficial con una calma envidiable mientras bebía con elegancia su aromático café de grano.

-. Señor Buzánszky-. Declaró con un tono tranquilo, resonante de una seguridad envidiable mientras una sirvienta deja en la mesa un hermoso cenicero para el auror-. Creo que usted no conoce la naturaleza de los servicios que mi familia emplea más allá de los bienes que alta calidad que suministra a una gran variedad de instituciones ya sean privadas como instituciones del mismo ministerio-. Nuevamente sus labios besan la taza de porcelana-. Como bien sabe, la privacidad y la seguridad de la información de nuestros clientes es el mayor sello de calidad que los Vianden tienen desde su fundación-. Su taza es rellenada de café una vez que esta se posó sobre la mesa de marfil que se encontraba frente a su asiento-. Por lo tanto, su razonamiento es impreciso. Es decir, si abrimos nuestros registros, sin ninguna evidencia lógica y sustancial que gire en torno a su caso, no sol causaríamos la cólera de nuestros asociados, sino, que, además, violaríamos decenas de contratos. Documentos, que, con orgullo nos vanagloriamos de cumplir siempre-. Los cálidos ojos del noble, en ese momento, se vuelven tan fríos como el hielo-. Por lo tanto, le sugiero que evite advertencias que carecen de piso lógico señor Buzánszky, al menos, como dije anteriormente, tenga evidencia sustancial que alguno de mis clientes o proveedores estén envueltos en estos grotescos actos y un decreto del alto mando del ministerio. Tal como dictan las normas que nos hace tener una sociedad civilizada y coperativa -. Las pupilas de Albert se posan en las del auror-. Ahora bien, si insiste, puede hablar directamente con mis representantes legales. Los cuales, la mitad se alojan en estas dependencias-. Nuevamente sus manos toman la tasa con café y se lo lleva a su boca con una gracia de manual-. Ahora, si no lo encuentra necesario, ¿necesita algo más de mi persona? -. declara sin más, como si lo anterior, dicha aura fría e inerte que desprendían sus ojos, jamás hubiese existido.

El apuesto hombre escucho con atención cada palabra de la bella muchacha con una calma envidiable mientras bebía con elegancia su aromático café de grano.

-. Interesante ¿será un conflicto entre familias nobles? -. Es lo que dice al recordar que aquella muchacha se le había presentado cuando fue al ministerio a firmar unos permisos-. ¿Quizás el patrón de la familia ofendió o se involucró en algo que escapa de su capacidad? ¿Corinna Ferreira? Muchas variables, pocos datos… intrigante. ¿La señorita Rowle es alguien importante para ti? -. Sus manos se posan en su mentón, dando una leve aura de intelectualidad, quizás analizando nuevamente los costos y beneficios de diferentes escenarios que se podrían dar con la información que actualmente maneja el aristócrata. Sin embargo, su aura analítica cambia de repente a una oscura y fría, quizás indetectable para los menos cautos, pero perceptible para aquellos que conocen al noble. Era una sensación que solo ocurría cuando un contrato no era respetado o cuando alguien se metía con las propiedades de Albert-. ¿Cuáles son los nombres de aquellos que te han experimentar tan desagradable escena? -. Preguntó con un tono gentil, pero que implícitamente secretaba una sensación apática a la vida misma.

-. En estricto rigor la beca está relacionada con la investigación de la magia y los efectos de esta en organismo carentes de esta, es decir, ¿Qué efecto fisiológico puede tener en la fisiología de un ser sin magia si se le expone a una gran radiación mágica? -. Un brillo casi infantil se genera en los ojos de Albert al momento que Lauren pregunta sobre el contenido de su investigación personal-. ¿podrá desarrollar facultades para la magia? ¿se hará más sensible a la presencia de esta? ¿resistencia a ella? ¿cáncer? O ¿nada pasará? ¿dependerá del organismo? -. decenas de conjeturas nacen de los labios mientras que un tono lleno de emoción circula por cada palabra pronunciada-. Mmmm… disculpe por mi exaltación-. Dice inmediatamente al momento que se da cuenta que lentamente la etiqueta se ve rota para luego toser on incomodidad, fenómeno que solo algunos tienen el placer de contemplar-. Pero es un tema bastante interesante y, si gusta, puede incluso participar en ella. Será con horarios muy flexibles y pocas sesiones por mes ya que, al fin al cabo, dependerá 100% de mi agenda-. Ignorando de forma impresionante su actitud un poco infantil, reabre su invitación a la joven modelo…

Luego, cuando el tema de la licantropía fue explicado de mejor forma por parte de la muchacha, Albert simplemente suspiro con pesar-. Sobre los ingredientes de las pociones no te preocupes, mi firma los puede suministrar…-. Declaro sin más como si aquellos insumos valieran la nada misma -. Sin embargo, lo que me preocupa es que, quizás y solo son suposiciones, tu padre allá ofendido a alguien en alguna investigación o, incluso, la familia de Tayler o el mismo se haya involucrado en un tema que estaba fuera de sus límites ¿sabes algo o algún pequeño rumor? E incluso el mismo Yago pudo involucrar de forma involuntaria a ustedes…muchas incógnitas-. La entonación del aristócrata se volvió seria, no había ningún rastro de juicios normativos, solo preocupación y ganas de saber la verdad para planear la mejor forma de actuar en pos de la seguridad Lauren-. Mientras tanto te asignare a Rebeca cada vez que salgas fuera de la academia-. Declaro, mirando directamente a los bellos ojos de la joven…

-. Puedes hacer lo que quieras-. Fueron las palabras sinceras del magnate, sobre el plan de Lauren sobre cómo tratar el tema de su enfermedad-. Sin embargo, señorita Lauren, debe tener en cuenta que si es ese el camino que quiere viajar tendrá que soportar una cantidad infinita de situaciones desagradables, aun peores de lo que ha vivido con la escoria de la Academia…-. Una bella dama se acerca y rellena su tasa con café-. Y la posición que usted debe tomar es una decidida y llena de determinación para defenderte, es decir, no aguantar más las injusticias que simples lacayos le puedan provocar. Si busca ayudar aquellos que sufren, por lo mismo, necesitan un símbolo que les transmita valores, entre los cuales, están la valentía y el coraje-. Sus ojos se mantienen fijos en los de Lauren-. Ya que el primer signo de fragilidad todo se derrumbará-. Nuevamente sus atractivos labios beben de su tasa para luego dar una enorme y audaz sonrisa que derretiría a cualquier damisela desalmada-. Pero sobre lo que dirán y tu seguridad, no te preocupes yo me encargo... solo preocúpate de disparar contra aquellos que estarán en contra de tu iniciativa, todo dependerá de ti, pero recuerda, tienes el apoyo de mi familia y asumo que la de tu padre… además, si me permite mi audacia, una bella modelo mujer loba y activista es algo que el mercado y las mismas personas no podrán ignorar, aun si lo quisieran-. La sonrisa se intensifica, pero no cae en lo burdo, sino todo lo contrario, es una sonrisa sincera, justa y precisa, pero que expresa un coraje y seguridad impresionante y, si eso se le suma, una mirada que esta impregnada en un fuego lleno de ambición, se podría decir que aquella imagen se podría comparar a la de cualquier gran emperador al momento de iniciar una nueva invasión para expandir su poder.

DESPACHO DE RUNAS ANTIGUAS

Las palabras de Agatha tenían mucho sentido pero no pude más que negar en un principio ante sus peticiones.

- Profesora, Agatha. - intentaba acercarme a ella llamándola por su nombre. - Yo no creo ser la mejor influencia para alguien como Anne, ella me acepta como soy y cree que debe haber algo bueno en mí pero, solo ella saca eso. Por eso me ve como alguien que tiene algo de luz dentro de él. - apoyé mis codos sobre las rodillas e incliné mi cuerpo hacia ella. - Y además, Arthur como sepa de mi, no sé como va a reaccionar. Además Agatha, la cocina olería a sardinas cada mañana ¿estás segura de eso? -Bromeé intentando restar algo de tensión a todo esto. Quería acceder a sus peticiones pero no iba a ser fácil todo esto. - No quiero que pienses que temo a ese desgraciado. Si para sacar a Anne de allí tengo que enfrentarlo lo haré, pero debemos prepararnos para lo peor por su parte. Milena... ¿crees que ella verá todo esto bien? No me imagino a una madre renunciando a su hija de forma fácil... - resoplé, saqué una pequeña cartera y la abrí, dentro había una foto de Anne y mía en uno de los viajes que hice a verla en Noruega. Ambos estamos felices y sonriendo con ella subida sobre mí colgada por sus brazos y yo tomando sus manos para que no cayese. Sonreís de verdad y miré a los ojos a Agatha. - Vale, maldita sea, lo haremos.

Aquel gesto la dejo sorprendida, si bien Sándor transmitía siempre esa aura de caballerosidad y era respetuoso, jamas pensó que tendría aquel detalle de pasarle su chaqueta, mas cuando ella llevaba un buen abrigo, Beckia siempre fue mas friolenta de normal, adoraba recibir los rayos del sol y sufría cuando las temperaturas bajan, al igual que sus adoradas plantas.

Simplemente sonrió y se apego a el, sus mejillas se habrían ruborizado si no fuese por que ya las tenia rosadas por el frió.

-Lo siento, el invierno me afecta el doble...- le dijo excusándose sintiéndose avergonzada.

El calor del cuerpo de Sándor era reconfortante, aunque apenas lo percibiese, pero la seguridad con que el la sostenía le agrado.

-Asi usando magia para hacer trampa, ¿por que no me sorprende?...- giro un poco el rostro para mirarle mientras caminaban, algo había ahí, una chispa, se mordió el labio sin darse cuenta.

-Y bien, ¿cual es el lugar elegido?, la verdad tengo algo de apetito y mataría por beber algo caliente-