Partida Rol por web

Llegaron por fin al Callejón Diagon y los profesores les dieron las indicaciones pertinentes para después irse cada uno por su lado, Suki miró dubitativa unos instantes a Ulfric, aun tenían algo de lo que hablar y le hubiese gustado hacerlo allí, fuera del colegio pero, estaban delante demasiados compañeros y no quería que la viesen mucho hablando con el profesor por lo que desechó la idea, lo que le hizo recordar que aún nadie le había preguntado por qué el profesor la había abordado la noche anterior tras la cena de inicio de curso, ni siquiera sus amigas, Suki se encogió de hombros, realmente le daba igual y ya habría tiempo de eso.

La Slytherin se volvió hacia sus compañeros.

-¿Y bien? ¿A dónde vamos? Daph, ¿dónde dices que está esa cerveza de mantequilla? – dijo a su amiga guiñándole un ojo y apoyando la propuesta de ella y Hayao.

Daphne se quedó pensando unos instantes ante el comentario de su querida amiga Suki. En Hogsmade siempre tenían las Tres escobas para degustar la inigualable cerveza de mantequilla de Rosmerta, pero allí en el callejón Diagón, las opciones de probar una buena cerveza de mantequilla era bastante más escasas. 

Recordó que el año anterior había degustado unos increíbles helados de diversos sabores en una tiendecita de la zona norte del callejón Diagón llamada "Heladería Florean Fortescue", y que allí también se podía pedir una cerveza de mantequilla que aunque no era la de madame Rosmerta, tampoco estaba nada mal.

- Pues propongo ir a la Heladería que hay en la zona norte, enfrente de la tienda de varitas Ollivander. ¿La conocéis? Se llama Heladería Florean Fortescue, y allí venden unos helados de sabores deliciosos, los recomiendo de verdad. Y bueno, aunque no tienen una cerveza de mantequilla como la de las Tres escobas de Hogsmade, tampoco está nada mal. ¿Vamos allí primero y llenamos el estómago?

No sabía lo que querría hacer el resto en un inicio, pero Daphne tenía ya bastante apetito y le parecía una idea fantástica. Observó que Randall no estaba con ellos y eso le entristeció un poco, dado que el año anterior prometieron ir juntos a esa misma heladería, pero suponía que habría tenido otras responsabilidades o quehaceres aquel día.

Me alejé dos pasos hasta comprobar que Ulfric me seguía, preguntando que había pasado en el Ministerio. Mi primera intención fue seguir avanzando, pero no pude contenerme. Me giré hacia él comprobando que ningún alumno pudiera escucharnos, - He conocido a muchos aurores en mi vida y cada vez hay más capullos engreídos que sólo piensan en sí mismos, que se creen por encima de todos. Abbott desde el primer momento que llegó al Ministerio, dejó a sus alumnos con la primera persona que se les cruzó. Debía tener asuntos que atender y pensaría que eran mucho más importantes que los de los alumnos. ¿Cómo una persona así puede ser profesor, Ulfric?, le importan una mierda los alumnos, se comporta y hace lo que le viene en gana, y nadie le dice nada.

Giré la cabeza hacia el grupo de alumnos que empezaban a dispersarse, viendo como Linus se acercaba, - Linus está aquí, pero por lo que dijo Robert, la profesora Weiss estaba en Atrio cuando nos marchamos. Sólo tenía que encargarse de un alumno y aquí está él mientras ella sigue en el Ministerio. ¿No te da la sensación de que aquí cada uno va a la suya?, ¿de que hacen lo que les de la gana sin consecuencias?

Dejé de hablar en el momento en el que Linus llegó ante nosotros.

Tras llegar al callejón junto a mis compañeros y profesores, escucho atentamente las indicaciones de Floyd y von Hoggen. Al parecer, nos dejarán a nuestro aire durante unas horas, lo que me alegra enormemente, ya que somos alumnos de 7º curso, no niños recién llegados a Hogwarts.

Rápidamente, algunos Slytherin, entre los que se incluye Suki, comienzan a organizar una pequeña visita a un bar donde tomarse una cerveza de mantequilla. Yo, por mi parte, me quedo ligeramente apartada del grupo, observando escaparates mientras decido qué hacer. Quizá podría ir a comprarle un libro a papá, aunque no los entienda, siempre le llaman mucho la atención. O... podría ir a comprar unas ranas de chocolate para compartir con Alex, desde que nos conocimos, dichos dulces se convirtieron en nuestra seña de complicidad. 

Si bien me siento tentada de comprar una mascota, rápidamente me doy cuenta de que no es una buena idea, dudo que a Winter y Sauron les haga mucha gracia que meta otro animal en casa... ni a papá, aunque sé que terminaría cediendo. No, es mejor que no.

Mientras la incertidumbre sigue poblando mi cabeza, escucho a Daphne Rowle hablar sobre Florean Fortescue, captando mi atención al instante. No es solo que, personalmente, considere una gran idea eso de ir a tomar un helado, que también, sino que me trae grandes recuerdos de cuando era niña. Algo dubitativa, me acerco de nuevo hacia el grupo.

- Esto... disculpad, ¿os importa si os acompaño?

Mi retiraba había sido interceptada por las palabras de Ulfric. En silencio y cuidándome mucho que ningún alumno nos escuchara, respondí a sus preguntas, deteniéndome en el momento en el que Linus apareció, pidiendo permiso para marcharse del Callejón Diagón.

Me giré hacia Ulfric, no pudiendo suavizar mi gesto de cansancio que hacia referencia a lo que estábamos hablando en privado. - Aquí tenemos al subdirector de la escuela. Su palabra vale más que la mía. - dije mientras me acercaba a Ulfric, dando la espalda al grupo de alumnos que empezaba a disiparse. - ¿Te encargas tú?, necesito darme un paseo. Luego vuelvo para que puedas irte a hacer tus cosas. - dije en tono de disculpa hacia el profesor, mientras empezaba a andar.

Una sonrisa sutil apareció en el rostro de Ralph en cuanto les dieron libertad para moverse, una que se amplió al escuchar la palabra "heladería". Llevaba semanas rogando por un helado y que Daphne hubiese adivinado lo que pensaba le hizo sentir bien. Dio un paso acercándose a las chicas.

Voy, tengo bastantes ganas de un helado con pistacho.

Confesó. Se quedó a la espera, permitiendo que fuesen las muchachas quienes les guiasen. Él tenía algunas cosas que quería ver de comprar y, sin embargo, la idea del helado seguía siendo más seductora. Esperó a que se pusieran en movimiento, sin prestar demasiada atención a si alguno de los profesores les seguía o no.

 Estoy en ese momento donde estoy y no estoy en el lugar, mirando a la nada, escuchando todo, pero asimilando poco. La verdad es que la salida al Ministerio me supuso un tema en que pensar y teniendo esta edad, no debería hacerme la cabeza con tantas cosas. Aunque al parecer es muy natural en mi. De repente iban surgiendo las propuestas, incluso mi amigo Hayao me pregunta por un lugar donde tomar algo. Y yo, en otro mundo. 

Es que detrás de esta imagen, de aquel gesto que ofrezco de neutralidad absoluta, se esconde todo un mundo que muchas veces tiene las puertas y ventanas cerradas. Sólo algunos ingresan, exploran la superficie y una persona es la que está dentro de ese lugar. Pero ahora en medio de todo el alboroto, las calles de aquel sitio me resultan ajenos, distantes y extraños. Por lo que me siento fuera de todo esto. 

No me di cuenta de que Dana estaba más alejada, de que Linus estaba allí ni nada más. Un despiste total, o bien, quería tener un rato en soledad. - Yo... eh... - digo y no me sale, quizás porque debo decidir lo que quiero primero. - Me iré un rato a caminar, necesito estar sola. Diganme en donde estarán y los buscaré allí. - indico con una sonrisa débil dibujada en mi rostro y tras intercambiar miradas con Dana le digo: Sola, después hablamos. 

Así que tras despedirme del resto y los Profesores, comencé a caminar hasta perderme en medio de la multitud. Tenía que pensar en lo que respecta a mi Padre, incluso sobre mi futuro. 

Krista asintió a todas las indicaciones que recibieron de ambas autoridades. Se disponía a marcharse cuando escuchó a Linus: ¿Había dicho Dragón? La aúrea se disculpó con sus amigos, diciendo que los alcanzaría luego, para acercarse justo cuando el profesor Flyod le respondía. Bueno, tal vez podía ayudarle un poco—. Profesor Ulfric, lamento molestarle de nuevo —¿no estaría cansado ya de ellas tres? No había sido precisamente corta la travesía entre los departamentos. Y hasta le daba un poco de pena tener que ser una molestia de nuevo, pero no era ella si no lo intentaba—. Usted conoció a Mia Holland en el Atrio, ella es quien está a cargo de la Vivienda del Dragón que menciona mi compañero. Es totalmente legal y el establecimiento está registrado en el Ministerio. Como prometió Avery, volveríamos antes de la hora acordada y a través de la Red Flú—en su tono de voz no hubo ningún rastro de duda, Krista siempre priorizaba hablar con la verdad y una sonrisa suave—. ¡Oh!, pero también entendería si no es posible. Lo menos que desearía, después de su guía y su amabilidad toda esta mañana, sería perjudicarle.

A decir verdad, agradecía haber salido de ese agobiante ministerio y que nos dieran un poco de libertad los profesores. Aunque no me venían a la mente muchas cosas para hacer en el Callejón Diagon, pero igual me gustaba la idea de que nos dejaran caminar sin tener un niñero que nos siguiera el paso.

La mención de Daphne, sobre la heladería de Florean Fortescue, me pareció de lo más acertada. No vendría nada mal algo para refrescarse la garganta, y recordaba haber pasado más de una vez por esa heladería cuando me paseaba por la zona.

 – A mí me apetece una de esas cerveza de mantequilla –  Voltee a ver a los chicos. De seguro estaban igual de sedientos que yo, aunque quizás tuvieran otros planes en mente - Y ustedes, ¿vienen también? -

Cuando tuve la oportunidad, tome suavemente de la mano a Suki para separarla conmigo del resto del grupo. Había esperado todo el día para tener unos segundos a solas con ella.

Atendió preocupado a lo que le decía Jaden. Su sempiterna sonrisa se había quedado algo detenida, en un rictus sonriente y no tanto una verdadera sonrisa. Era su forma de expresar preocupación. La verdad, no había tenido problema, y los alumnos a su cargo no habían sido perdidos de vista en ningún momento. El suponía que todo el mundo realizaría el trabajo con la misma diligencia... Pero ahí estaba Jaden. Diciendo que al menos dos de ellos estaban sin haberlo hecho.

-No, no lo entiendo yo tampoco. -Dijo, procurando que los alumnos no escuchas en ni viesen su cara preocupada. -​​​​​​- No pasa por mi cabeza dejar a mis alumnos sin mí supervisión, y menos tras el aviso de la directora al salir. Nuestros asuntos pueden ser resueltos en otros momentos, eso seguro. Yo no pienso dejar que ni uno de estos tengan el más mínimo daño, o me dejare la vida en ello. La directora se enfadaría, además.

Viendo que se acercaba Linus, además de Krista, le dijo a Jaden

-Tu no te preocupes, yo me encargo por ahora. Haz tus recados y luego ya nos arreglamos.

-NO Lawrence, no puedes venir, - le dijo a Dana y tras esperar un segundo de silencio rió y le dio un suave apretón en el brazo a su amiga, - pues claro que puedes venir tonta ¿qué clase de pregunta es esa? Ains…

Suki miró con cariño a la Gryffindor, a veces era realmente mona sin proponérselo. Escuchó los comentarios y propuestas de sus compañeros, algunos visiblemente animados, otros como Anne, no tanto. Cuando su amiga dijo que prefería estar un rato sola, Suki la miró preocupada, ¿qué le pasaba? Sin embargo no fue tras ella y solo la siguió con la mirada, sabedora de la necesidad de soledad que a veces era precisa para reflexionar, pensando, que luego tenía que hablar con su amiga y asegurarse de que estaba bien, a veces tenía que recordarse a sí misma que no solo ella tenía problemas en esta vida, y ahora era su amiga quien parecía necesitar ayuda.

Mientras estaba sumida en sus cavilaciones y cuando ya se disponían a salir en dirección al lugar propuesto por Daphne, sintió como la tomaban suavemente de la mano, retrasándola. Suki se giró extrañada y vio que quien la requería era Marcus. La rubia se dejó llevar preguntándose de qué querría hablar con ella.

Cuando estuvieron separados del resto, Suki soltó la mano del chico y se colocó el pelo detrás de la oreja, se sentía un poco incómoda, hacía mucho tiempo que no hablaba con Marcus a solas.

-¿Qué pasa?. – le preguntó con tranquilidad, aparentando la mayor normalidad posible.

Ulfric miró a Jaden, quien, como ya había dado las instrucciones, estaba diciendo que el tomase la decisión. En realidad, no había mucho que comentar en la petición de los dos alumnos. 

-Señor Avery, señorita Holland. En principio, deberán estar ustedes, como se ha dicho, en el callejón. No pueden ir hasta la Vivienda del Dragón sin un profesor que les acompañe. Yo mismo lo haré si es necesario, cuando el profesor Floyd vuelva. Se que es un lugar seguro, pero deben estar bajo supervisión, como dijo la directora. Lo lamento mucho, pero son las normas.

Sabia que eso podía generar algún pequeño conflicto, pero no podía dejar que se dividiesen. Dentro del Callejón Diagon se podía estar sin demasiado problema. Mientras Jaden volvía , o llegaba algún otro compañero, quería que todo lo posible fuera en el callejón. 

Se despidió de ellos, con una sonrisa de disculpa en la cara y se puso a pasear, callejeando y observando las tiendas, viendo las diferentes posibilidades de compras. Por cierto, quería comprar una escoba. Iría hacia allí, sin perder de vista el resto del callejón. 

Callejón Diagón

Llegamos al Callejón Diagon y todos mis compañeros comienzan ha hacer planes, aunque veo  que Anne decide ir a dar una vuelta ella sola. Todos necesitamos estar solos a veces - pienso mientras le dirijo una mirada compasiva, aunque no tengo ni idea del motivo por el que se encuentra allí.

- A mí también me apetece una cerveza de mantequilla - le respondo a Marcus antes de que se separe del grupo - pero quizá luego tenga que marcharme, me gustaría visitar Sortilegios Weasley - comento con una sonrisa que no puede augurar nada bueno.

No sé lo que había ocurrido entre nosotros allá en la puerta del departamento de criaturas mágicas, pero desde entonces sentía como mi cabeza daba vueltas. Estaba seguro que iba a enloquecer si no la confrontaba aquí y ahora.

- Joder… Qué linda es -. No quería admitirlo, pero mirarla tan de cerca hacía que todos mis sentidos enloquecieran. No podía apartar la mirada de su atractivo semblante, y cautelosamente detalle cada uno de sus rasgos que tanto me encantaban cuando estábamos juntos. Inconscientemente deje que mis ojos se posaran en esos seductores labios que me instaba a besar. Desvié la mirada, solo para ocultar un pequeño gesto de culpabilidad que se asomaba en mi rostro.

Con una ligera exhalación intenté recomponerme, no quería parecer un completo lunático frente a ella. Le miré otra vez, esta vez directamente a sus ojos – Solo quiero que me diga, ¿A qué crees que estamos jugando? –. Le dije, acentuando una falsa indiferencia en cada palabra que salía de mi boca. Quería convencerme de que ya la había superado, y que lo mejor era que hubiésemos acabado con nuestra relación; pero, estando frente a ella, me daba cuenta de lo difícil que era engañarse a sí mismo.

Suki notó como el bello de su nuca se erizaba al sentir los oscuros ojos de Marcus recorriéndola y se abrazó a si misma para controlar sus manos que comenzaban a sudar.

Se suponía que ya no sentía nada y que por eso lo habían dejado, ambos habían estado de acuerdo en cortar la relación ¿por qué si no? La rubia se planteó por primera vez aquella pregunta, si lo habían dejado de mutuo acuerdo, se suponía que ya no sentían nada el uno por el otro…  pero entonces, aquellos sentimientos que la abordaban en ese momento, aquel anhelo de besar sus labios o sentir sus brazos rodeándola, ¿por qué? ¿era solo por los recuerdos de los hermosos momentos que habían vivido juntos? ¿o había algo más? ¿era porque fue el único chico por el que había sentido algo así? Nunca se lo había dicho… ¿o simplemente sería por que el gryffindor, a cada año que pasaba, era más atractivo?

Aquellas eran preguntas que ni ella misma podía responder en ese momento y que la abrumaron de tal forma que sus ojos temblaron un instante, y sintió como un nudo comenzaba a formarse en su garganta.

“NO, eso si que no. Contrólate imbécil”.

Escuchó la pregunta que el chico formuló con aquel tono de indiferencia, y Suki frunció los labios, estaba claro que su actitud de desafío constante y pequeñas dosis de atención disfrazadas, estaban consiguiendo molestarlo. Quizás debiera dejar de incordiarle, pasar de él de verdad y seguir con su vida, estaba claro que él quería seguir con la suya… pero entonces él la miró a los ojos, y Suki pudo notar el esfuerzo que el muchacho estaba haciendo por mantener la compostura, mientras ella luchaba por no salir corriendo a llorar al baño del local más cercano, no delante suya.

¿Qué a qué estaban jugando? Suki tomó aire inflando su pecho para recomponerse y mojó sus labios antes de responderle, acercándose más a él para que nadie en absoluto pudiera escucharla, tanto que casi rozó con sus labios la oreja de él, consciente de ello por supuesto.

-Estás tan guapo cuando te pones nervioso Wright… -Suki sonrió y observó su reacción, - de todas formas, si no quieres que te moleste más solo tienes que decirlo….

La Slytherin volvió a mirar a su compañero, esperando su respuesta ¿le pediría que lo dejase en paz? qué no le molestara más… ¿Se enfadaría por su osadía y se iría dejándola allí sin ninguna explicación? ¿o la besaría sin más? Igual debía hacerlo ella ya, pero que locura, estaban en pleno Callejón Diagón aunque se hubiesen apartado del grupo, y tampoco quería ganarse su enemistad.

Ya estaba de nuevo divagando… Suki aclaró su garganta con una pequeña tos retenida.

-Lo siento. – le dijo. – No tengo remedio.

Entrando al callejón, pasando por la tienda de animales y caminando hacia la heladería. 

Tenía sus dudas con asistir ese año a la escuela, estaba nerviosa, inquieta, nunca antes había experimentado esas sensaciones con cosas tan sencillas como ir a clases o hablar con otros, pero ahora sí lo sentía lo que se mezclaba con esa terrible pena que la embargaba. La directora notaría esos gestos, la joven modelo pocas veces mostraba algo más allá de su sonrisa cálida así que le dijo que fuera al callejón, tendría que comprar algunas cosas que necesitaría para su tratamiento, aunque sabía que no necesitaban que fuera ella, sin embargo agradeció el gesto y con la venía de la directora, salió rumbo al callejón, además, necesitaba algunos libros extra que no había comprado por todo lo que había pasado. 

Giró en la esquina, luego de salir por el traslador, la directora estaba con ella y luego de darle algunas indicaciones la dejó sola, Lauren se encogió de hombros, ¿en verdad se veía tan mal?, se giró hacia uno de los aparadores en donde su reflejo se hizo presente. Era la misma, exactamente la misma lo único era que su hombro seguía vendado pero la cicatriz casi no existía. Había pensando en un tatuaje, Suki se lo había sugerido, como le había sugerido varias cosas más. Debería escucharla más, pensó mientras ordenaba los claros mechones detrás de su oreja antes de ensañar una sonrisa. Tuvo que hacer dos ensayos hasta que esa sonrisa pareció más real aunque sus ojos mostraban cansancio. 

Caminó entre las personas que pululaban por el famoso callejón, pasando justo por un kiosco en donde estaba el último número de Corazon de Bruja en donde estaban las última sesión fotográfica que hizo, días antes de que tuviera el accidente, Lauren se detuvo unos segundos ante el aparador y debió reconocer que no sabía quien era esa persona. ¿volvería a ser la misma?, se preguntó en ese momento.

Siguió caminando hasta llegar a la tienda de animales, ahí miró a los gatitos y le sonrió, sí, no había pedido esa habilidad mientras jugaba con los cachorros, moviendo sus dedos y los gatitos los seguían, uno en especial, un pequeño gato atigrado de grandes ojos verdes. Lauren no había tenido una mascota en la escuela tras la muerte de su viejo hurón en quinto año, pero ese gatito estaba entretenido jugando con ella y la distrajo de su encomienda, debía encontrar la botica y a sus compañeros, la directora le había pedido que se reuniera con ellos apenas pudiera verlos. Lauren levantó la cabeza y los buscó, caminando hacia la heladería.

Beckia aparecía unos segundos mas tarde tras los muchachos y había alcanzado a escuchar la ultima frase de su alumno Linus.

-Que tal chicos, veo que todos tienen asuntos por estos barrios...- sonrió y miro a sus colegas.

-Llevare a Linus, en un rato nos reunimos con ustedes- y se situó junto al rubio chico.

-Espero no haberte hecho esperar demasiado, la mañana ha sido algo extraña y cada vez que se visita el Ministerio, surge cualquier inconveniente...te acompaño a la Vivienda del Dragón-

Lo cierto es que se sentía aliviada al ver que todo marchaba bien con los chicos y que en especial al que le habían encargado, se encontraba bien y entero, sano y salvo, ya se imaginaba a Minerva regañándola y era una imagen muy agradable.

Linus había puesto mala cara tras la negativa del subdirector de llevarle a la Vivienda del Dragón, no podía evitarlo, no se dejaba guiar por sus emociones, pero estas se reflejaban en su cara rápidamente (sobre todo las negativas), pudiendo leerse en ella lo que pensaba como si de un libro abierto se tratara.

Ya estaba a punto de decirle a Krista que tendrían que quedarse en el callejón, cuando de repente apareció la profesora Weiss y se ofreció a llevarle.

-Para nada profesora, ha llegado justo a tiempo. Krista quería acompañarme a la Vivienda del Dragón.- Le digo de la que sonrío a esta última- Por mi parte podemos irnos cuando quie...- Linus se corto de repente cuando vio aparecer detrás de la profesora Weiss a Lauren, quedándose mirando para ella olvidando que estaba hablando con la profesora. Pensé que estaba en el castillo... y esta sola, ¿debería comentarle a alguien que vaya a hacerle compañía?. Pensó Linus. Y acto seguido se dio cuenta de que la profesora Weiss le miraba esperando a que acabase la frase.

-Si es mucha molestia no hace falta... no tengo mucha prisa, solo necesitaba comprar algo allí. ¿Me he vuelto estúpido de repente? necesito comprar eso... Me quedo mirando a la profesora Weiss esperando su respuesta, de la que echo sutiles miradas a su espalda.

Callejón Diagon

Llegaron al Callejón Diagón y se quedó junto a sus amigos sin estar seguro de que hacer, básicamente había querido tomar un helado o algo así pues habían comenzado las clases hacía nada, pero al escuchar a Krista y a Linus hablar sobre ir a la Vivienda del Dragón se animó, pues quería ir al lugar a ver que había nuevo para comprar, no había podido ir en el verano y bueno… Ya era momento de que intentara acercarse a Krista de nuevo ¿No?

—Si les permiten al final ir chicos, quisiera unirme a ustedes si no es molestia. — Le pidió a ambos acercándose a ellos. La profesora tendría que decirles si podían al final ir en su compañía o no, de lo contrario les brindaría un par de helados o algo así antes de que debieran volver al colegio.

De repente Linus dejó de hablar de la nada y Jace se le quedó mirando extrañado, hasta que notó que la Blumer mayor estaba cerca de ellos. Suspiró divertido y le dio un codazo al rubio para que espabilara, mientras esperaban que la profesora terminara de responderles, tenía que hablarle a la muchacha o siempre terminaría de ese modo.

CALLEJÓN DIAGÓN

Poco después de haber realizado mi pregunta, Suki bromea conmigo de una forma que, como es usual, me hace sonrojar por la vergüenza. Si ya de por sí tiendo a mostrarme algo torpe en lo que a situaciones sociales se refiere, esto se ve claramente aumentado cuando estoy cerca de ella, supongo que ese es el motivo por el que le resulta tan fácil, y divertido, picarme constantemente.

- E-esto, sí, tienes razón.

Tras esta vergonzosa interacción, observo uno a uno a cada uno de mis compañeros, y me fijo en la actitud de Annelie. Si bien para otras personas pueda verdaderamente pasar por neutra, nuestro años de amistad y la confianza depositada la una en la otra me han dado la experiencia suficiente para saber que muchas cosas están pasando por su mente. Quizá por eso, tras anunciar que se marcha, me dirige una mirada intensa, y me pide que, efectivamente, la deje sola. Obviamente, no voy a contradecir sus deseos, ya hablaré con ella al llegar a Hogwarts, cuando se sienta menos abrumada.

Cuando mi preocupación y yo volvemos a la realidad, noto cómo Marcus agarra ligeramente la mano de Suki, y se aleja junto a ella del resto del grupo. Oh, genial, me digo mientras escondo los puños en mi chaqueta de cuero y los aprieto casi tanto como aprieto mi ya dolorida mandíbula. Con una punzada de rabia, aparto mi vista de la escena, y comienzo el camino hacia la heladería de la que antes se había hablado.