Partida Rol por web

Siguiendo las indicaciones de la directora, me pongo en marcha hacia su despacho con el objetivo de revisar mi horario y la posibilidad de cumplir funciones de becario, con el objetivo de mantenerme ocupado y ganarme algunos galeones extra.

No estaba seguro de que tan viable sería tomar esa tutoría, pero con algo de suerte me ayudaría a recuperar algo de normalidad en mi vida, la misma que de momento andaba ligeramente patas arriba, con algo de suerte encontraría algo de tiempo libre para tocar mi violín o un lugar tranquilo en donde revisar algunos libros de texto para ponerme acorde con la currícula de la escuela.

Al entrar, los ojos del apuesto hombre recorren el lugar con total tranquilidad, sin embargo, cuando Albert nota la presencia de Lauren, este enmarca la más sincera sonrisa mientras se acerca a la joven modelo-. Señorita Blumer-. Es lo que primero declara para luego hacer una leve reverencia-. Ha pasado bastante tiempo, pero tengo que decir que sigue tan radiante como siempre-. Un sincero halago nace de los labios del aristócrata para luego dirigirse al hombre que le hacía compañía a la joven-. Igualmente es un placer conocerlo señor Richter, espero que tengamos el placer de cooperar juntos en el futuro ¿cuál es su área de especialización investigativa? lo pregunto para ¿quién sabe? quizás converger en algún punto-. Albert estrecha la mano de Blumer de una forma firme y segura al mismo tiempo que le habla con naturalidad, como si fuesen amigos de décadas-. De hecho-. Vuelve a dirigirse a Lauren-. Después de este sorpresivo interrogatorio estaba pensando en ir en su búsqueda para hablar y ponernos al día, podemos ir incluso a comer sus postres favoritos en mi Villa-. Se queda pesando por unos segundos como si se hubiese olvidado de algún detalle importante-. ¡Cierto! -. dice sorpresivamente, dándole un leve aire de una atractiva ingenuidad, mientras dirige su mirada a una de sus ayudantes, haciendo que esta inmediatamente se acerque y le entregue, en las manos de Albert, una fina bolsa de color negro y pequeñas rayas moradas-. Espero que le guste este presente, son nuestros últimos productos de belleza orientados al rejuvenecimiento de la piel, limpieza y a la eliminación de cicatrices. Adicionalmente le agregue el perfume que tanto le gusta-. Nuevamente su coqueta, pero natural sonrisa se dibuja en el rostro de Albert-. Si le parece, podría esperar, junto a mis ayudantes, un momento a que termine mi turno para conversar ¿es posible tomar de su tiempo?-. Declara con tranquilidad mientras sus claros ojos se enfocan en las pupilas de la bella joven.

Sin embargo, cuando iba a hablar nuevamente, el padre de Lauren se hace-. Señor Blumer-. Lo saluda con una leve reverencia-. No se preocupe, usted sabe que siempre ha sido un honor contribuir a la causa de los aurores, lo único que me preocupa es que mi conocimiento no sea de su ayuda -. Declara con sinceridad al mismo tiempo que le sonríe a padre e hija por igual segundos antes a que estos se retiraran.

Al entrar, Vianden simplemente acató las sugerencias del joven Keith y se sentó, manteniendo siempre una postura de perfecta etiqueta-. ¿Jared Floyd? -. se queda pensando por un momento-. Solo ubicada al señor Floyd de vista y por su padre, que paz descanse, se reunió con mi abuelo varias veces para asesorar a mi familia sobre la crianza y el papeleo que se requiere para abrir un criadero de criaturas mágicas orientado para el sector de altos ingresos de la sociedad mágica-. Su mentón es acariciado por uno de sus dedos-. Si es posible, me gustaría saber lo que le ha pasado al Señor Floyd y ver si puedo usar los contactos de mi familia para ayudar a la investigación-. Finaliza, mirando con seriedad al auror.

**esto es antes de entrar al interrogatorio con mi padre.

la chica recibe la bolsa con los regalos, la ayuda de Albert había sido inconmensurable para poder eliminar las cicatrices del ataque aunque estas marcas persistían en su blanca piel, así como a veces el dolor que le generaban. Lauren sonrió y miró de soslayo dentro de la bolsa, adoraba ese perfume y lo había descubierto sólo gracias al hombre. Aroma a lavanda, como su cabello.

— muchas gracias... y sí, luego de mi interrogatorio... puedo quedarme y esperarlo junto a las chicas — le responde cerrando el bolso.  Luego de esto, Lauren entraría con su padre al interrogatorio y se quedaría esperando a que su padre y Albert hablaran. 

De acuerdo compañero, Lauren, hablaremos después, ¿Vale? 

Hizo un gesto al muchacho nuevo, posó su mano sobre la cabeza de la chica, y se fue en dirección al despacho de McGonagall, quería que la mejor, le ayudara a estudiar y superar sus problemas. 

Robert vio como la alumna se desesperaba por segunda vez y revisaba su libro. Sin poder contenerse dio un paso y entró en la sala. - Creo que está haciendo el giro del brazo mal. - acercándose junto a ella y frente al muñeco sacó su varita. - Buenos días señorita Bennet, me permite que la ayude? - era un hechizo que conocía, lo había tenido que utilizar múltiples veces y sin duda sería bueno para aquella chica que la ayudara. No era muy peligroso bien usado y en duelos mágicos, que sería seguramente por lo que estaba interesada en él, era útil para desestabilizar a un oponente de su estado de concentración. 

- Mire, tiene que describir primero un círculo completo delante de su cuerpo, a continuación cuando el brazo esté en lo alto lo echa hacia atrás de la cabeza y lo hace avanzar hasta que apunte al objetivo- Comienza a realizar despacio el hechizo para que vea el movimiento, luego lo repite por segunda vez, esta más rápido. - ¡Bombarda! - Lanza una explosión al muñeco lanzando éste hacia atrás con un brazo menos que tardó un instante en regenerar. Mirando de nuevo a la muchacha con una sonrisa - Creo que la entonación estaba bien, ahora pruebe a ver si la sale mejor. 

Robert estaba charlando con su jefe cuando la siguiente alumna hizo su aparición, ésta parecía tener cara de pocos amigos y no parecía ni nerviosa al entrar. - Buenos días, la señorita Grindelwald, estudiante de Slytherin, 7° curso ¿verdad? - dijo mientras parecía pasar unas carpetas hasta que cogió una y se la pasó a su compañero. - Por favor, tome asiento. Será unas preguntas cortas y la dejaremos seguir con su trabajo.- Espera un segundo a que todo el mundo se ponga en su sitio. - Está aquí para responder a preguntas relacionadas con el señor Jaden Floyd, profesor en esta escuela. Necesitamos saber qué relación tenía con este hombre, si sabe de alguna investigación que estuviera haciendo últimamente o si ha realizado algún viaje al extranjero y sabe su motivación para ello. - Las preguntas fueron cortas y directas. Robert se calló y esperó a obtener las respuestas con una pluma en la mano. 

Mientras se descubría el hombro, Dana reflexionó acerca de qué debía decirle a Madame Pomfrey, llegando a la conclusión, de que podía ser sincera con ella, sin temor a que fuese a contárselo a Beckia, y... bueno, si aquello pasaba, ya le explicaría a su tutora todo lo que había ocurrido con detalles para asegurarse de que su mentor no tenía problemas.

- Estaba batiéndome en duelo con mi tutor, y no supe parar a tiempo, así que acabé... volando por los aires. Como decía mi padre... cuanto más alto vueles, mayor será tu caída. - Dijo con una pequeña sonrisa. Las cosas no habían sucedido exactamente así, pero, para asegurar, prefirió echarse la culpa de lo ocurrido. Después de todo, la tenía.

El despacho del profesor de runas antiguas, aunque en el caso de Rusev Boronov también era docente de CCM, se situaba en la sexta planta, al fondo del corredor Glanmore Peakes, después de cruzar algunas vitrinas con esqueletos y cadáveres de bestias distribuidas a cada ciertos intervalos de distancia unos de otros. Sólo dirigirse hacia allí viendo aquellas criaturas conservándose a lo largo de los años entre las paredes de Hogwarts ya daba cierto nerviosismo o malestar, pero es que además, la razón por la que la joven Rowle se acercaba al despacho de Boronov era para pedirle disculpas por su cruel y descabellada acción en la clase de CCM, en la que había terminado extinguiendo la vida del Ashwinder, de lo cual ahora se sentía terriblemente arrepentida.

Daphne podía ser muchas cosas, pero era canal y sensata, y sabía que cuando las cosas se hacían mal, había que rectificar, asumir responsabilidades y dar la cara. Estaba dispuesta a pagar su mala actitud con el castigo o reprimenda que el profesor le impusiese, y lo haría sin rechistar. Justo al llegar al umbral, suspiró un tanto nerviosa y compungida, pero con determinación hizo sonar la puerta con sus nudillos un par de veces, hasta que la voz grave de Rusev se escuchó y la puerta se abrió con un solo movimiento de la mano del hombre.

- Buenas tardes, profesor Boronov. Soy Daphne Rowle, espero no importunarle con mi visita... - se sinceró la joven, que al observar que el fornido hombre le permitía pasar y acercarse, se tomó un instante en cerrar la puerta tras entrar, y realizó una leve reverencia. Venía a presentarle mis disculpas por lo ocurrido en la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas con el Ashwinder, y aceptar el castigo que quiera imponerme. Estoy sumamente arrepentida y, si le soy sincera, no sé ni yo misma por qué cometí esa estupidez. La verdad es que por norma general, e inherente a la forma de ser de la muchacha, quizá por todo el maltrato recibido en su niñez, la crueldad la rechazaba de plano y le causaba hastío. De hecho, aunque fuese increíblemente brillante con la varita, puede que con un don don innato difícil de igualar, a la hora de batirse en combate y poder ocasionarle daño a alguien, estaba cohibida y limitada, incluso a veces paralizada o extremadamente lenta para tomar la iniciativa. El suceso con el Ashwinder estaba fuera de toda lógica, y Daphne se preguntaba si estaría relacionado con toda la presión y carga a la que se veía forzada a experimentar recientemente. El tema de su compromiso pactado con el joven Ralph Ward, y todo lo del secuestro posterior en los jardines, de lo cual solo tenía imágenes borrosas y difusas, en muchos casos inconexas, no ayudaba. ¿Hay algo que pueda hacer por usted para compensar mi error? Por cierto, aquí está el trabajo que solicitó redactar sobre el Runespoor... 

Y con tranquilidad, sacó de su morral el pergamino del trabajo con la fotografía adjunta de la criatura mágica, que el magizoólogo amigo de su abuelo le había enviado con carácter urgente, después de que la muchacha le insistiese con interés.

Volví los ojos en blanco ante las explicaciones de Daphne. Parecía realmente arrepentida pero si algo tenía yo mismo metido en la cabeza es que hay que meditar todo en la vida y no reaccionar de forma impulsiva. Lo sabía bien pues si se hubiese dejado llevar por la situación allí mismo hubiese pedido la expulsión de la joven Rowle. Había dado muchas vueltas al tema respecto a que hacer y lo más lógico hubiese sido enviar una carta a su abuelo pues lo respetaba desde la fiesta pero aun no había tenido tiempo para poder hacerlo. 

Cuando terminó su exposición la invité a sentarse aun sin haberla mirado ni por un momento, me limité tan solo a hacer un gesto con la mano indicando una de las sillas. Cerré por completo el armario y de una mesa auxiliar agarré dos copas de aspecto ya usado y una jarra con agua, lo coloqué sobre la mesa y serví un vaso a la alumna antes de sentarme en el sillón. Exhalé el aire mientras me dejaba caer y ya por fin tomé el tomo de los deberes de su mano y la miré. Eché un vistazo por encima y la verdad es que el trabajo era casi brillante pero mi rostro no cambió un ápice su gesto.

- Meditaré si este trabajo merece una recompensa señorita Rowle, parece que le ha dedicado tiempo. - Volví a guardar el pergamino en su rollo y lo selló con algo de saliva para que no se volviese a desenrollar. - Tus actos demostraron poca empatía hacia esa criatura señorita, una pregunta y no la acción hubiese sido lo correcto y más delante de toda la clase. He meditado enviar una carta a su familia y que valoren sus actos como deban. Hay que meditar las cosas antes de actuar... -dije mientras golpeaba levemente con mi dedo su entrecejo.

Habia estado tan concentrada leyendo el libro que no había caído en la presencia de Robert. En cuanto VI una figura a mi lado, alce la mirada y vi al auror que me había interrogado ese mismo día.

- Esto... Sr Diggory, ¿qué hace aquí ha acabado ya los interrogatorios? - me pregunto si podía ayudarme con el hechizo y la verdad me venía genial pero tampoco quería que se metiera en un lío por ayudarme por lo que mire a mi alrededor y me asegure que no hubiera nadie más en la sala.- ¿Seguro? Si no está ocupado se lo agradecería después de todo no se donde estoy fallando.

Estuve atenta a las indicaciones que daba el autor e incluso el mismo había lanzado el hechizo prácticamente sin ninguna dificultad, por lo que decidí seguir sus instrucciones. Probé 3 veces el hechizo y no salía como quería, la primera vez que lo hice fue cuando más cerca estuve de lograrlo ya que le dañé en el brazo al muñeco pero no se parecía en nada comparado al hechizo de Robert y creo que debido al fallo aún con las indicaciones del auror me hizo fallar mis otros intentos.

No quería mostrarme deprimida delante del hombre por lo que decidí aparentar lo mejor que pude mi despreocupación por el tema.- Vaya... parece que hoy no tengo un buen día jajaja

Disculpeme por haber perdido su tiempo.- hubo un momento de silencio por mi parte y me giré hacia el.- He visto que no está acompañado del Sr Blumer, ¿han interrogado a todos los alumnos?- cai en la cuenta de que alo mejor me estaba metiendo donde no me llamaban por lo que enseguida rectifique.- Disculpe no era mi intención averiguar sobre el tema.- intenté cambiar de tema.- ¿Fue usted alumno de Hogwarts?

- Así es Señor Diggory. - respondo sonriendo y decido tomar asiento en el lugar indicado, así puedo establecer una conversación con aquel auror. - Perdone la indiscreción... ¿Por qué me preguntan sobre el Profesor Floyd? ¿Qué ha sucedido? - le pregunto mientras doy un ligero golpecito con mi dedo índice sobre mi labio. - Es que para hablar sobre alguien que fue importante en mi vida, necesito saber el contexto. O... prefiere quedarse con las respuestas que le ha ofrecido la mayoría. Usted dirá. - respondo con cierto halo de sagacidad, pero dejando en claro de que no ofreceré nada a cambio si no me pone en contexto. 

Robert sonrió ante la muchacha, parecía lista pero su jefe estaba mirando así que no iba a cometer ningún error esta vez. - Señorita Grindelwald, creo que no entiende que no tengo potestad para responder a ninguna de sus cuestiones. A menos que su información sea valiosa y posteriormente mi jefe lo autorice la podré responder. Pero sólo si esas respuestas sirvieran para aclarar puntos que se deje sin responder sobre el tema del señor Floyd. También la recuerdo que no ayudar a los aurores en una investigación del ministerio podrá tenerse en cuenta como obstrucción a la investigación. - El tono de Robert era serio, había una joven intentando hacerse la valiente y lista solo para enterarse de temas que no la incumben. 

Estaba lo suficientemente concentrado en la plasta como para no percatarse de la llegada de Yll hasta que ésta le besó. La sorpresa le hizo abrir los ojos de par en par, sonrojarse, y balbucear un segundo antes de notar quién era. Y la sensación fue rara, en parte le gustaba esa cercanía de ella, ese descaro y, aunque normalmente era un tipo de actitud que tendía a evitar empezaba a parecer algo incluso natural a sus ojos.

Hola Yll -le sonrió-, no te preocupes, he ido adelantando trabajo.

¿Sabes? Tengo la intuición de que estoy cerca.

Echó la plasta en el cuenco hirviendo y sólo entonces con cierta torpeza se puso a trocear las flores frescas y echarlas sobre el brebaje que se estaba formando.

Ahora lo removemos unos minutos...

Eso hizo, unos minutos removiendo hasta que quedó una mezcla homogénea, con la salvedad de los trozos de flor. Del cabello de unicornio joven no quedaba nada ya. Extendió la mano sin dejar de remover.

Una pluma de pavo real.

Esperó que se lo pasara, en caso de no hacerlo usaría un Accio para ello y puso la pluma sobre el brebaje, sin llegar a tocarlo. Cerró los ojos e inspiró profundamente. Removió un poco más con la pluma, la cual iba desintengrándose lentamente hasta que sólo quedó medio centímetro entre los dedos de Ralph, que tiró fuera del cuenco como deshecho.

Ya sí.

Tomó con un cazo un poco de la bebida y la puso en un bol. Con una sonrisa amable se la entregó a la que era su amiga, bastante más rápido de lo que él solía considerar amigos a la gente. O al menos eso empezaba a pensar.

Es la hora de que me digas qué piensas de mí. Todo.

Bromeó.

Yllka ayudaba en todo lo posible a Ralph pasando ingredientes y se mostraba colaborativa con cada cosa que pudiese pedirle el chico. Le gustaba ver a su amigo concentrado en algo que le gustase. Sabía que algunos compañeros pensaban que Ralph no era un alumno muy brillante y dudaban de porqué estaba en Ravenclaw pero Yllka sabía que se equivocaban, que Ralph podría ser un genio de su época y le animaba poder estar al lado para vivirlo.

Cuando pareció concluir la poción por hoy cogió el cuenco casi sin darse cuenta. El aspecto no era el deseado y no sabía si beberlo, pero sonrió.

- La verdad no sé, pero después de esto seguro que acabo en la enfermería. - acercó sus labios y bebió.

Viendo como Anastasia intentaba realizar sus hechizos Robert no pudo disimular su sonrisa, la verdad es que no lo estaba haciendo del todo mal. Parecía ponerse nerviosa con cada intento por lo que a lo mejor estando sola después y recordando los pasos pudiera salir mejor el ejercicio. - Creo que con un poco más de práctica te saldrá sin problemas. Solo agita un poco menos el brazo y luego lánzalo más hacia atrás antes de apuntar hacia el blanco. Mi jefe está tomándose un momento de descanso, llevamos varias horas y necesitábamos mover el culo de las sillas. Un poco más y se nos queda plano. - Añade con media sonrisa pensando que iba a ser verdad - Aún nos quedan unos cuantos de interrogar y la verdad es que parece que alguno se lo toma con calma.

Ante la pregunta del colegio Robert mira el aula - Si, fui alumno hace unos años, aún recuerdo estar intentando hacer hechizos en este cuarto y alguno de ellos ni recuerdo como hacerlos. Tal vez tendría que venir a que me recordarais la memoria de los que se hacían en clase. - Dice riéndose, tenía demasiados olvidados del colegio - Creo que la batalla de unos años me eliminó parte de mi repertorio mágico pues no me acuerdo de muchos que seguro vosotros usáis de normal. 

¿Y bien? ¿Sin efectos?

Preguntó con curiosidad. Enseguida apuntó algo en la libreta.

Quizá no sea lo suficientemente potente... ¡pero es la primera vez que no tiene efecto!

Estaba comenzando a emocionarse, se sentía más cerca, mucho más cerca. Al mirar el agua ésta empezaba a perder un poco de calor. Sin dudarlo se echó sobre el agua y tiró los trozos de semilla restante para que la temperatura volviese a subir. Puso el resto del agua fría en un ánfora aparte y le echó la pluma de Búho Real y la última parte de esencia de ajenjo. Necesitaba sabiduría para lo que se venía.

Después volvió a remover y consumió la pluma de Pavo Real igual que la última: poco a poco hasta que se desintegró todo menos el último medio centímetro, que también echó a un lado con desprecio. Miró el reloj de arena, acababa de terminar, así que le dio la vuelta y estuvo removiendo durante un cuarto del reloj más. El caldo parecía más un sirope en cuanto a densidad.

Sonrió, aquella pinta le gustaba. En aquel momento podría haber estado completamente solo, pero necesitaba hacer pruebas y aún no había terminado. Era el momento de la pluma de Búho Real, que la cogió y exprimió el caldo que se había quedado en la pluma, junto con algunas hebras de la misma.

Al finalizar todo un jarabe denso, transparente, con pequeños hilos y pétalos de flor. No era precisamente bonito, pero estaba seguro de que lo había conseguido. Eso o tendría que volver a empezar. Rellenó el cuenco de Yll con el nuevo mejunje.

Esta vez creo que estoy más cerca. Si funciona ¡sólo habrá que hacer una última prueba! Al beberla, si ha salido, deberás sentir el impulso de confesarme lo que pienses y sientas sobre mí. Toda la verdad.

Asintió. Estaba preparado para lo que tuviese que decirle.

Yllka se encogió de hombros ante la pregunta de su amigo.

- Pues más allá de un sabor espantoso y que me acaba de subir el desayuno... Ninguno. ¿Qué debería sentir?

No quería desilusionar a Ralph pero no había notado nada, pero eso no desmotivó a Yllka e intentó ayudar con más ganas a su amigo. De verdad quería que todo saliese bien. Aprendía de cada movimiento de Ralph y se entusiasmaba con cada pequeño avance que hacían juntos pese a que Yllka apenas la gran cosa.

Cuando Ralph dio por finalizado el mejunje este no tenía la mejor de las apariencias pero había que probarlo, para eso estaba allí así que se tapó la nariz y lo bebió de golpe. Tragó y se quedó mirando unos segundos como si esperase algún haz de luz o algo que dijese que había funcionado.

- Ralph, lo siento pero creo que esto no funciona. Pero mira el lado bueno, hoy estás radiante y te veo más guapo de lo normal aunque eso me parezca imposible pues creo que no sería capaz de verte con mejores ojos de los que ya suelo verte... - Yllka se tapó la boca con ambas manos y puso en su cara un gesto de asombro pues no esperaba decir eso.

Pensaba que en un principio los aurores eran magos serios y que jamás mostraban otro tipo de emoción y ver como hacía bromas como aquellas, no podía evitar reírme.- Jajajaj, me puedo imaginar que es cansado estar sentado durante varias horas seguidas si no estás acostumbrado, hasta nosotros los alumnos también lo resentimos cuando tenemos muchas horas seguidas en el aula.

Al parecer el auror Diggory también había estudiado en Hogwarts por lo que al mirar el salón con nostalgia me recordó a cuando Alex me ayudaba a aprender los hechizos que conocía el día de hoy en día y como me mostraba su magia. No pude evitar quedarme mirando al auror mientras sonreía.- Si lo desea puede pedir permiso para asistir al Club de duelo, después de todo en la última reunión tuvimos la visita del Sr. Richter.- recordé lo que había pasado y me sentí algo avergonzada.- ...bueno, en la última sesión no estaba tan preparada como creía y Sr. Richter me ayudó bastante jajaja - dije con una sonrisa nerviosa.- No creo que haya olvidado nada, solamente hay hechizos que ha dejado de utilizar pero siempre estarán en su memoria. Dicen que tenemos una memoria a corto plazo y otra a largo plazo, en esta segunda almacenamos los recuerdos más lejanos pero su cuerpo distinguirá cuando quiera realizar un hechizo que aprendió hace tiempo.

Ohh disculpe.- dije algo sonrojada.- es que cuando empiezo a hablar no paro aunque...- sonreí.- espero que aquella batalla no haya sido muy dura con usted.

Despacho de la profesora Megu Okada

Estaban ya en Enero y había quedado más que claro para Suki que sola no iba a conseguir nada, por lo que se había decidido a pedir ayuda a la profesora Okada con los encantamientos, no quería quedarse atrás y, sobre todo, quería aprobar la asignatura y a ese ritmo no iba a conseguirlo. Había hablado con Megu tras la clase y habían acordado realizar una tutoría. Así, la joven se dirigió al despacho de la profesora de encantamientos y llamó a la puerta.

-¿Profesora Okada? Soy Suki.... ¿puedo pasar?