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Las crónicas de Hogwarts: No me olvides

Capítulo 3. Hogwarts

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21/05/2022, 11:54
Luna Ferlet

Por difícil que estuviese resultando todo aquello, y a pesar del miedo que sentía y de los nervios por ser atrapadas, era maravilloso estar con una amiga de verdad. Había llegado a pensar, a causa de mi condición, que algo así jamás sucedería, así que ahora, cada vez que pensaba en ello, me daba cuenta de lo afortunada que me sentía.

Eso también conseguía que una nueva punzada de culpabilidad asomase por todas partes, a causa del secreto que aún no me había atrevido a contarle.

Tenía que reevaluar aquello.

Mientras tanto, teníamos que alejarnos de Peeves cuanto pudiéramos y su idea de cambiar de planta me pareció acertada. Sin embargo, cuando llegamos arriba, le expuse las dudas que tenía sobre quedarnos allí. Ivy me confirmó que ella no sabía tampoco por donde estarían los aseos, no solo los de allí, sino cualquiera, lo que significaba que no teníamos ninguna posibilidad de encontrar un escondite que resultase válido

Así que la opción de seguir subiendo para llegar a Gryffindor me pareció la más adecuada. Sin embargo, Ivy no se mostró tan positiva y cuando por fin llegamos, y nos detuvimos en el rellano, insistió sobre ello.

-Bueno, si no confío en ti, en quién sino. Además, nadie más tiene por qué saberlo –le dije, aunque ella continuó argumentando que era una mala idea. La verdad era que me daba lo mismo lo que opinasen los demás, pero sí que me resultaba complicado ver a Ivy preocupada por mí. Así que me volví hacia ella y cogí sus manos entre las mías.

Era una verdadera amiga, y no podía permitir nada de lo que estaba diciendo.

-De eso nada. No voy a permitir que te quedes sola en un aula vacía. Si eso es lo que quieres, lo mínimo es que me quede contigo.

Y es que estaba determinada a no abandonar a mi amiga, igual que ella no me había abandonado a mí.

Así que primero sugirió que entrase en Gryffindor mientras ella buscaba la manera de volver a las mazmorras, pero al verme negar con la cabeza, cambió completamente y aceptó quedarse en algún lugar que hubiese por allí.

-Eso sí que me convence. Seguro que hay algún sitio por aquí cerca que nos vale. Siempre puedo ir a la Sala Común a buscar unas mantas, almohadas y algo de comer, aunque claro, lo ideal sería que encontrásemos algún lugar maravilloso en el que hubiese de todo, ¿verdad? Echo de menos mi casa –dije, riéndome, y sintiendo también una punzada de nostalgia, mientras me acercaba a una puerta que no había visto antes. Tampoco es como si hubiese explorado el castillo a más no poder; de hecho, nuestra aventura de aquella tarde-noche había sido la única ocasión en la cual habíamos ido a algún lugar que no fuesen las aulas en donde recibíamos clase, y la sala común de nuestras casas.

Pero por alguna razón, aquella puerta no me resultaba familiar. Extrañada, miré el marco por todas partes.

-No me suena haber visto antes esta puerta –comenté. Después, me encogí de hombros, la abrí… y me quedé con la boca abierta.  Miré hacia atrás y tiré de la mano de Ivy.

-Ivy, Ivy. ¡Ven, deprisa! ¡No te lo vas a creer! –le dije, tirando de ella hacia el interior, porque ese lugar era la demostración de que existía la magia más allá de lanzar hechizos y preparar pociones.

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21/05/2022, 13:04
Kyle Goldfinch

Ante las palabras de Colton "¿Tú no has tenido muchos amigos, verdad?" - Me puse rojo de rabia. Poco fácil de notar, dada aquella oscuridad.  -Pues SÍ QUE TENGO. Suelen ser más adultos y responsables que TÚ, aunque claro, cualquiera te supera en ESO asique lo tengo bastante fácil - le espeté con lengua venenosa, sin pensarlo siquiera, enfadado, en plan discusión estúpida. Claro que obviamente tenía razón, amigos de mi edad, pocos o casi ninguno. Las élites suelen ser competitivas y falsas hasta en niños de mi edad, sólo había que ver a Alondra. Siempre me sentí más cómodo acompañado de los adultos.

Colton seguía quejándose de Alondra. Que sí, con razón, pero ahora estaba enfadado con él. Ya podría dejar de quejarse de ella después de haber casi reventado la clase entera de pociones. -*Estúpido Colton!! - y justo cando vi que impulsivamente abría la puerta de su casa, yo, enfadado, avancé y abrí la puerta de Slytherin. Rollo "si él lo hace YO YAMBIÉN". - *IDIOTA! - nunca un compañero me había sacado tanto de quicio. 

El dolor de la caída tonta, más el estrés de la persecución, los ataques a los alumnos, y los insufribles compañeros de mi casa... Slytherin!! como odiaba ahora mismo ese símbolo!! Yo era un cabreo con patas. Abrí aquella puerta casi con rabia. Sin mirar a ninguno de los demás.

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21/05/2022, 13:22
Michael Cramson

Colton tenía razón, Ivy y Luna eran fuertes, lo habían demostrado más de una vez. Sería mejor confiar en que salieran airosas de aquella situación. Además, ellos tenían sus propios problemas.

Michael emitió un suspiro de resignación ante las palabras de Alondra sobre la sala y las puertas. Dejando aparte su tono condescenciente, era obvio que tenía razón. Si querían salir de allí no había más opción que seguir adelante. ¿Pero de verdad no le llamaba la atención lo misterioso del sitio?

Es posible que sea eso lo que hagan —dijo, respondiendo a Kyle—. Si las cruzamos y acabamos en las Salas Comunes... anda que no me voy a alegrar. Oye, ¿estás bien...?

El golpe que el chico de Slytherin se había dado en las escaleras parecía dolerle aún, pero antes de que pudiera responder a Michael, se enzarzó con Colton y entonces cada uno de los dos chicos salió como una centella hacia la puerta de su casa.

¡E... espera, Kyle! ¿Y si no nos llevan a las Salas? ¡No deberíamos...! —intentó detener a Kyle, pero era tarde. El chico estaba muy enfadado y no tenía pinta de que fuera a querer ir por la misma puerta que Colton.

Michael cruzó una mirada con Úrsula y Alondra, y suspiró. Se encogió de hombros.

Bueno... supongo que está todo decidido —dijo—. Suerte, chicas...

Y se encaminó hacia la puerta con el símbolo de Ravenclaw. Tragó saliva, esperando que aquellas salidas misteriosas llevasen a un sitio seguro, porque él era el único que iba a cruzar una de ellas solo...

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21/05/2022, 13:40
(1S) Alondra Sparks

Las puertas invitaban a entrar, pero al mismo tiempo también daban bastante miedo porque no se sabía lo que podía haber al otro lado. Pero no me gustaba la idea de que nos quitasen puntos por culpa de las dos de arriba.

Y en eso aquel Colton se volvió hacia mí y me dijo... un montón de cosas, que sin poder evitarlo hicieron que mis ojos se hincharan y empezaran a soltar lágrimas. No me gustaba llorar y me había dicho muchas veces que era lo último que debía hacer, pero aquel idiota lo había vuelto hacer. En la clase de pociones había sido el causante de todo aquel estropicio y ahora... me soltaba aquello.

Por desgracia, me afectó bastante más de lo que me hubiese gustado y no tuve fuerzas para responderle, por no decir que lo que me apetecía hacer en aquellos momentos era lanzarle alguna clase de hechizo que lo estampara contra el muro.

Pero ya me estaba costando demasiado no terminar de echarme a llorar, así que al final no hice nada. Mientras lo sopesaba, aquel chico, Michael, dijo que las puertas a lo mejor conducían a la sala común y el chico de mi casa, Kyle, se enfadó con Colton por lo que había dicho.

Era un chico horrible.

Sabía bien que no me querían en mi casa, que mi madre solo deseaba que fuese la mejor en todo y que era tan exigente que lo único que hacía era obligarme a estudiar y a hacer las cosas perfectas, porque para ella no había nada peor que hacer las cosas mal y todas las excusas eran patéticas.

Al ver como atravesaba la puerta de Gryffindor, deseé con todas mis fuerzas que desapareciese y no tener que volver a verle. Michael entró en la suya y Kyle en la de Slytherin. Yo me quedé a solas con Ursula, me limpié las lágrimas con el puño cerrado, y apreté los dientes.

No iba a quedarme con aquella perdedora, así que me giré con violencia y seguí a Kyle a través de la puerta de Slytherin. Me daba lo mismo lo que hubiese en el otro lado pero la próxima vez que me encontrase con ese Colton, se iba a enterar de quién era yo.

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22/05/2022, 12:47
Ivy Jade Connor

Compartir las contraseñas de la sala común no era tanto el problema como colarse en ella y que les pillasen. A Ivy le encantaría ir al dormitorio de Luna y Úrsula, pero si alguna leona se quejaba, ambas estarían en serios problemas que podían evitar deambulando por el piso, escondiéndose hasta que se hiciera de día

- No es el hecho de confiar. A mí no me importaría decirte la contraseña de mi sala común. Pero si entro allí y me ven, entonces estaremos perdidas. Nos hemos librado por muy poco, Luna. Si actuamos con cabeza podremos librarnos de estar castigadas - Ya casi estaba segura de ello.

Tenían las manos cogidas, tomándoselas con afecto y como medio para darse seguridad. Decidieron entonces continuar juntas, pasar aquella noche en algún sitio del séptimo piso y pernoctar como pudiesen.

- Busquemos entonces un sitio para estar y, cuando lo encontremos, puedes coger mantas en Gryffindor y así hacer nuestra acampada particular - Rio de buena gana, ya despreocupada, le gustaba ese plan que iban a montar, descubriendo su lado más travieso y divertido. Quizás ahora entendiera mejor a su hermano mellizo, Nolan - En tu casa lo pasamos genial, la verdad. Sería estupendo poder quedar juntas, al menos los fines de semana, y quedarnos dormidas mientras hablamos o miramos los cromos que nos faltan en la colección... - Era un sueño compartido y que de cumplirse, sería maravilloso.

De todas las puertas que pudieran haber en aquel sitio había una que llamaría la atención de Luna, puesto que no la había visto allí antes.

- Abrámosla, quizás sea un aula vacía... - Y cuando su compañera cumplió su pedido, quedó con la boca abierta, haciendo constar a la pelirroja que, tras la abertura, había algo realmente alucinante.

Ferlet no tardó en llamar a Connor para que se acercara y compartieran aquel momento.

- ¿Qué hay ahí dentro?... - Se acercó con curiosidad y quedó en el marco de la puerta para observar la estancia. Y es que estaba deseando saber qué cosa tenía a su amiga tan impactada.

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22/05/2022, 13:07
Directora

La sala de los menesteres no era un lugar demasiado conocido para los alumnos y las alumnas de Hogwarts. Alguno que otro se la había encontrado, pero pocas veces había podido repetirlo y muchas menos había reparado en su importancia. Se trataba de una sala mágica, como era más que evidente, que solía aparecer en los pasillos de la séptima planta, y no necesariamente siempre en el mismo lugar, atendiendo a las necesidades que tenían.

Algunos habían encontrado justo en el momento de mayor desesperación, una habitación llena de urinarios; otros, en cambio, toda una sala llena de componentes y equipo para realizar pociones. Muchas veces había sido una biblioteca con todos los libros que uno hubiera imaginado e incluso a veces había sido un sitio de paso, con una escalera secreta para llegar a otro lugar del castillo.

Pero en aquella ocasión, Luna pensó en una habitación o lugar que tuviese todo lo que necesitaban para pasar el tiempo, la noche, de ser necesario, hasta que pudieran regresar con seguridad, sobre todo Ivy, a sus respectivas casas, pensando sobre todo en su propia casa, así que eso fue, más o menos, lo que apareció.

Nada más entrar, en un cartel indicador en un lateral se leía: "Lugar de descanso para el alumno desesperado". Y más allá del mismo había una perfectamente preparada, como si fuese un lugar en donde parar, un sofá con aspecto de ser verdaderamente cómodo, una mesa con varias sillas, estantes llenos de libros de todas las asignaturas, y por supuesto, un fuego encendido que calentaba muy agradablemente toda la habitación.

 

 

El lugar era como la habitación de Luna pero más grande y con más cosas. Cómo había aparecido allí era algo que ninguna de las dos entendía, pero sí que os dabais cuenta de que no estabais en casa de Luna, porque no era exactamente igual... sino mejor, y la puerta estaba todavía abierta, dejando entrever el pasillo del cual proveníais.

Allí sí que ibais a poder descansar a gusto y sin contratiempos, no solo un rato, sino todo el tiempo que quisierais.

Notas de juego

Para haber oído hablar de aquella sala habría que sacar una tirada muy, muy buena, puesto que no es muy conocida. INTELIGENCIAx2. Dificultad 8.

 

1 éxito -> suena haber oído hablar de ella

2 éxitos -> definitivamente conocíais su existencia pero no sabéis exactamente qué es. Alguien os hablaría de ella.

3 éxitos -> la conocíais perfectamente solo que no os acordabais.

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22/05/2022, 13:08
Directora

Aquella puerta azul invitaba a entrar a cualquiera que formase parte de Ravenclaw. Los colores ejercían una poderosa fascinación sobre Michael, que imitó a los demás y entró a pesar de las dudas, sin saber a dónde le conduciría. ¿Sería a la sala común de su propia casa, tal y como había sugerido?

Lo cierto era que en cuanto sus dos pies atravesaron el umbral, todo a su alrededor se tornó de un fulgor que le hizo entrecerrar los ojos, sin ser capaz de ver más allá de su nariz durante unos pocos segundos, hasta que por fin, la luz regresó a su intensidad normal y delante de él apareció una figura que no le costó reconocer.

Rowena Ravenclaw.

-No tengas miedo, Michael. No te ocurrirá nada. Me alegra verte en este lugar. Hace ya bastante tiempo desde que recibí la última visita.

Su voz era melodiosa y tranquila, transmitiendo un efecto calmante en tus nervios, y consiguiendo que te sintieras como si hubieses llegado a tu propia casa.

-Supongo que te estarás preguntando en dónde estás, pero en realidad esa pregunta no es tan sencilla de responder cómo parece. Más que una cuestión de dónde, es de cuándo. Todos los que creamos este colegio sabíamos que en alguna ocasión sería necesario acudir a nosotros en caso de necesidad, así que establecimos una manera de contactar. En realidad, yo no estoy aquí, sino que soy un reflejo de lo que soy, pero de esta manera puedo ayudarte en aquello que necesites. Me temo que no podré dedicarte más que unos minutos... pero supongo que eso es mejor que nada, ¿verdad? Y ahora, pequeño, dime. ¿Qué haces aquí? ¿Qué necesitas?

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22/05/2022, 13:09
Directora

Aquella puerta verde invitaba a entrar a cualquiera que formase parte de Slytherin. Los colores ejercían una poderosa fascinación sobre Kyle y Alondra, que entraron malhumorados, a pesar de las dudas, sin saber a dónde le conduciría. ¿Sería a la sala común de su propia casa, tal y como había sugerido Michael? En realidad, con alejarse de algunos de los demás, quizás ya fuese suficiente.

Lo cierto era que en cuanto los dos pies de ambos atravesaron el umbral, todo a su alrededor se tornó de un fulgor que les hizo entrecerrar los ojos, sin ser capaz de ver más allá de su nariz durante unos pocos segundos, hasta que por fin, la luz regresó a su intensidad normal y delante de él apareció una figura que a ninguno le costó reconocer.

Salazar Slytherin.

Los labios de aquel mago se curvaron con una falsa sonrisa y su voz grave resonó por el lugar.

-¡Ja! Y yo qué esperaba a un gran mago, y me encuentro en su lugar con dos niños. ¡Qué pobre futuro nos espera si dos pequeños como vosotros son los únicos que han descubierto como llegar hasta mí!

Su arrogancia era solo comparable al desprecio que parecía impregnar cada una de sus palabras, pero tras una primera reacción bastante desagradable, Salazar pareció recomponerse con rapidez.

-En fin, supongo que a veces los más jóvenes sois la semilla de los grandes magos y las poderosas brujas que una vez tendremos, así que intentaré ayudaros. Yo soy, como espero que ya hayáis dado cuenta, Salazar Slytherin. No estoy aquí, sino en mi tiempo, pero cuando creamos este colegio, sabíamos que alguna que otra vez necesitaríais de nuestro consejo, así que se puede decir que durante unos momentos, compartiré mis conocimientos y pensamientos con vosotros, aunque pertenezcamos a tiempos diferentes. Así que venga, decidme, Kyle Goldfinch y Alondra Sparks, ¿cómo habéis llegado hasta aquí y qué problema tenéis? Porque solo dos auténticos Slytherin que estén en problemas podrían encontrarme. ¡Venga, hablad!

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22/05/2022, 13:15
Ivy Jade Connor

Lo bueno de haber nacido en familia de magos era que los conocimientos sobre Hogwarts no sólo se basaban en los comentarios continuos que hacía su hermano mayor. Los propios padres de Ivy se habían formado en la misma escuela y, de vez en cuando, narraban las aventuras que vivieron en sus andanzas por el castillo.

Ambas jóvenes entraron, y Jade leyó el cartel en voz alta - Lugar de descanso para el alumno desesperado - La pelirroja escrutó entonces la habitación y vio el sillón mullido, el fuego encendido, las estanterías repletas de libros y una mesa con sillas a su alrededor - Esto es un paraíso, Luna... - Comentó Jade cerrando la puerta, dándoles la intimidad que ambas deseaban - Sabes donde estamos, ¿verdad?

Ivy se sentó en el sillón, comprobando su comodidad, quitándose los zapatos y acomodándose con las piernas cruzadas, como si fuese a contar una historia.

- Esta es la Sala de los Menesteres. A veces la llaman la "sala que viene y va". Cuando alguien necesita algo y camina por el pasillo de la séptima planta, aparece una puerta y, si se abre, el mobiliario de la estancia es precisamente lo que la persona precisaba. Nosotros queríamos un lugar donde dormir y lo tenemos. ¡Es el mejor de todos!... ¿Sabes qué significa eso, Luna?... Que podremos quedar los días que queramos para dormir juntas, estudiar aquí o simplemente, relajarnos... - Amplia sonrisa - Mi padre me contó que un día, de lluvia intenso, quería entrenar con su escoba y se encontró con esta sala por casualidad. Por lo visto es tan grande como necesidad tengas... ¡Es genial!

Tan sólo había algo que ella necesitaba y no parecía haberse cumplido, pues estaba preocupada por el resto de sus amigos. Los jóvenes que habían decidido avanzar por la trampilla.

- Ojalá todos los demás pudieran llegar hasta aquí. Todos menos Alondra, claro... -Dijo la muchacha acomodando la cabeza sobre el respaldo del sillón. Era tan cómodo que podría dormir ahí sin ningún tipo de problema - ¿Cómo es la sala común de Gryffindor, Luna? ¿Te gusta estar allí?... Por cierto, ¿qué te parece Michael?... ¿A qué es simpático?... - No entendía bien porqué, pero desde que cruzaron los ojos no podía dejar de pensar en el Ravenclaw.

- Tiradas (1)
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22/05/2022, 14:09
Luna Ferlet

Fue echar un primer vistazo y saber que Hogwarts tenía muchas más cosas de las que jamás me hubiese imaginado. No entendía cómo, pero dentro de aquella sala estaba… mi cuarto, solo que ampliada, con más cosas, espacio y muebles.

No había sido transportada a mi casa, porque me volví y todavía podía ver el pasillo, pero mi primera idea fue precisamente esa.

Después, vi aquel cartel que Jade leyó en voz alta, y entendí que desde luego no estaba de regreso en mi casa… sino en algún lugar similar. Pero… ¿cómo?

-Sí, sí, lo es, pero… ¿de dónde ha salido? –pregunté mientras Jade se sentaba en uno de los sillones. Ivy me preguntó si sabía en dónde nos encontrábamos y yo miré a mi alrededor, buscando una respuesta en mi cabeza.

Entonces me miró como si fuese a darme una especie de lección, y al oír el nombre de aquella sala, sonreí.

-¡Es verdad! Había oído hablar de ella pero… bueno, nunca entendí muy bien ni lo que era ni en dónde estaba –le dije, dejándome caer en otro, echándome a reír -. ¡¡Es genial!!

Ahora lo comprendía perfectamente. Yo estaba pensando en mi casa y claro, aquella sala se transformó precisamente en eso, aunque un poco más grande y con más cantidad de cosas. Era como nuestra guarida especial.

Ivy empezó a contarme que su padre se había encontrado con esta sala ya en el pasado, por casualidad, por lo que podíamos volver a encontrarla siempre que quisiéramos o necesitáramos.

-¡Me parece increíble! Además, está en la misma planta de Gryffindor, o sea que puedo venir aquí siempre que quiera. Es… fantástico. Claro que a ti te pilla un poco lejos pero… no sé, si aparece todo lo que imaginemos o necesitamos, quizás haya una especie de pasadizo o algo así que comunique con las mazmorras, en donde está tu casa, ¿no?

Entonces miré hacia el lado opuesto y apareció una especie puerta en donde antes estaba el muro, y un cartel que ponía… “mazmorras”.

-¡¡Guay!! Mira, ha aparecido un cartel y una puerta que parecen llevar directamente a las mazmorras. Eso significa… que puedes volver a tu casa sin problemas.

De repente, aquella aventura ya no me parecía tan terrible como hacía unos momentos.

-Muchas gracias por quedarte conmigo en la sala de trofeos, Jade. Me has… salvado –le dije, mirándola con gesto agradecido.

Después comentó que ojalá todos pudieran ir allí, menos Alondra. Eso era perfectamente entendible, por supuesto.

-Se lo diremos en cuanto los veamos. Espero que se encuentren bien. Seguro que esa trampilla tiene otra salida por alguna parte. Después de haber encontrado esta sala, me cuesta pensar que no tuviesen otra forma de escapar de allí. Pero lo más importante es que no les atrapen. Además, antes de que viniese la profesora Tauris, parecía que Michael y Alondra habían encontrado algo. ¡Tenemos que hablar con… bueno, con Michael! A Alondra mejor dejarla aparte.

Y como ya estábamos relajadas, nos miramos y empezamos a hablar de todo un poco.

-No sé. Está bien, supongo, aunque hay demasiada gente. Tampoco es como si me gustasen las muchedumbres. Me siento más cómoda en los dormitorios, y hablando con Úrsula, pero está bien.

No le había dedicado mucho tiempo a pensar en aquel lugar, la verdad.

-¿Y la tuya, ¿está bien? Espero que no sea tan fría y húmeda como las mazmorras. Cuando estuvimos en la clase de Pociones no me pareció muy agradable. Es una lástima que no hayamos caído en la misma casa, pero ya hemos comprobado que no hay problema con eso, que nos vamos a ver un montón.

Y entonces me preguntó por Michael.

-¿Michael? Pues… es simpático, sí –le dije, algo extrañada, porque no había pensado demasiado en él. Ella en cambio daba la sensación de que sí que lo había hecho, y sonreí.

-Aaaaah, a ti te gusta Michael, ¿a qué sí? La verdad es que es un chico mono y eso, pero ahora mismo no sé, no me ha llamado la atención nadie.

En realidad, no había tenido ocasión de pensar en si alguien me gustaba o no. En mi interior siempre había querido ir a Hogwarts, encontrar amigas, convertirme en bruja… y también cruzarme como habían hecho mis mamás, con alguna chica a la cual pudiera gustarle. Sin embargo, después de lo que me había sucedido, no albergaba muchas esperanzas. Si existía la posibilidad de que le gustase a alguien, dudaba que fuese a acercarse demasiado a mí o a mantenerse a mi lado, una vez supiera lo de mi condición.

Con Ivy era diferente, porque se trataba de mi amiga, mi mejor amiga, y ahora que la tenía a mi lado, me daba mucho miedo perderla. Pero cada vez que pensaba en el secreto que estaba guardando, me sentía muy mal.

Por ese motivo, ahora que estábamos allí sentadas, hablando de nuestras cosas, volví a pensar en la posibilidad de contárselo… y decidí arriesgarme.

Ella merecía saberlo.

-Ahora que estamos a solas… c-creo que tengo que confesarte algo que… me ha preocupado mucho desde que nos conocimos. Yo… reconozco que no me había atrevido a contarte una cosa que me pasa porque… no sabía cómo ibas a reaccionar, pero eres mi mejor amiga y no es justo que no lo sepas. Así que… bueno, tengo mucho miedo porque no quiero perderte, pero voy a contártelo.

Estaba bastante angustiada, pero había tomado una decisión y no quería dejarlo más tiempo.

Me costaba un montón soltarlo, pero… tenía que hacerlo.

Si se asustaba, o se enfadaba porque no se lo hubiese dicho, simplemente me levantaría y me marcharía. No quería pensar en ello, pero sabía bien lo que debía hacer. Nunca jamás volvería a tener una amiga y ni siquiera lo intentaría.

- Tiradas (1)
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22/05/2022, 14:16
Kyle Goldfinch
Sólo para el director

Me arrepentí inmediatamente de abrir aquella puerta en cuanto el fulgor me dejó medio ciego durante un breve rato. *IDIOTA!! - me dije esta vez a mí mismo. Cómo pude actuar tan impulsivamente? *Kyle contrólate! no te dejes arrastrar por ese impulsivo! - me refería a Colton, obviamente. Y pensar que durante un momento me recordó a Rob! Menudo crío!

Negando y tapando en mi subconsciente la realidad de los pocos amigos que había tenido a lo largo de mi vida, tragué saliva y miré a mi lado como Alondra había entrado detrás de mí, con lágrimas en los ojos y con expresión tan enfadada como siempre, incluso más. No me extrañaba después de lo que dijo Colton sobre su madre.

Entonces me di cuenta que frente a mí había... un hombre. Casi salto del susto, pensando que nos habían pillado, un profesor, o el mismo asesino que atacaba a los alumnos o algo peor... pero... yo ya había visto el retrato de ese hombre, y no era un profesor. *OH DIOS, ES SALAZAR SLYTHERIN - Un cuadro? un fantasma?? Empezó a hablar, arrogantemente, para luego recomponerse. Estaba ahí para... darnos consejo?... Que significaba esto?

Escuché todo lo que dijo con tanta atención como si la vida me fuera en ello, tenso, a punto de correr si hiciera falta. Pero no, no intentaba atacarnos, más bien nos hacía preguntas.

Mire a Alondra sin despegar mis labios, apretados y cerrados. ¿Qué quería decir que estaba "en su tiempo"? ¿estábamos hablando con el Salazar del pasado? Pero, y las demás puertas qué?... "cuando creamos este colegio"... estaba claro que en cada puerta habría un resultado similar con cada Fundador. Pero sus preguntas eran extrañas. Dios que sospechoso era todo esto! más tenso que una cuerda de música a punto de partirse, pregunté:  

-Cómo sabes nuestros nombres?. - tragué saliva. - Había 4 puertas. Si sabíais que alguien entraría por esas puertas, deberíais saber cómo hemos llegado hasta aquí. - dije fríamente. No iba a decir más, era muy sospechosa aquella pregunta. 

Aunque sí, estábamos en problemas. No por la persecución de los profesores, más bien por los alumnos asesinados. Si ese Salazar era como un cuadro, podía hablar, transmitir información. A lo mejor era como un fantasma, y podía saber lo que pasaba en el castillo. Tras pensarlo un breve momento, lo dije - Hay un asesino atacando alumnos - casi me pongo a explicar lo del tren, pero obviamente Salazar podría "no saber" lo que era un tren. Las tuercas de mi cerebro giraban. ¿qué podía decir y que no a éste supuesto Salazar? sería real? sería una trampa?... - la primera víctima era una Slytherin. Nadie del curso la reconoce, pero llevaba nuestro uniforme - y entonces aposté, si de verdad era el mejor mago de Slytherin de todos los tiempos, quizás supiera sobre... 

-"Praeterito Anima". - repetí las palabras que todos oímos en el tren con el primer ataque.

Le miré a los ojos fijamente, no quería perderme ningún movimiento, o cambio de expresión. Era un adulto, y un asesino rondaba la escuela. Sabía que yo no era muy ágil, pero también sabía que yo no era un auténtico Slytherin. ¿Cómo podía serlo? no me caía bien casi nadie de mi casa... excepto Ivy. Ivy era una auténtica Slytherin, sangre pura, y era muy distinta al resto. Quizás me estaba equivocando. Quizás simplemente me faltaba más tiempo para entenderlo.

No me había dado cuenta que durante todo este tiempo, una de mis manos estaba extendida por delante de Alondra, casi instintivamente intentando mantenerla detrás protegida. Me puse rojo recordando al burro de Colton y la quité de inmediato. Parecía que ése hombre solo quería hablar... o no?

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22/05/2022, 16:01
Úrsula Galloway

Miró con frustración la trampilla cerrada sobre su cabeza. Ivy y Luna se habían quedado al otro lado y ahora las pillaría la profesora Tauris. Y la culpa era suya. Mary se lo decía muchas veces.

Mira por donde vas. Estate atenta a donde pisas. Mira al suelo alguna vez y no tanto para arriba. ¿Has visto que tienes los cordones de los zapatos desabrochados? ¿A que no?...

Y había ido a tropezar con esa dichosa mesa llena de trofeos en el momento más inoportuno. Y encima con la Tauris lo suficientemente cerca como para haber escuchado el estruendo de las copas al caer. Mala suerte.

Se volvió hacia sus compañeros y miró con cara de culpabilidad a Colton mientras se mordisqueaba un mechón de pelo.

-Lo siento... ha sido culpa mía... yo debería estar ahí arriba con ellas...-intentó disculparse ante los presentes, llena de culpa y temor por sus amigas mientras veía como Michael intentaba hacer un truco que hacia salir chispas de su varita, pero poco más. Se revolvió a Cagondra cuando la escuchó-¡Oye! No está loca. Eso es lo que hacen las buenas amigas. Si hubieras sido tu la que te hubieras caído, ya hubieras querido que alguien se quedara contigo para no estar sola. ¡Que rara eres!-le espetó, enfadada a Alondra en un susurro antes de volverse hacia Mike y asentir-Es por eso, es mejor estar con alguien, para eso estamos los amigos. Venga, yo iré la última-terminó diciendo a todos, quizás era su forma de cuidarles por la retaguardia o quizás es que no se fiaba de bajar aquellas escaleras en las que ahora estaban a oscuras.

El descenso fue complicado y extraño. Nunca había bajado una escaleras a oscuras y sentía el mismo miedo de no agarrarse a ningún lado para no perder el equilibrio como asco de tocar la pared. Imaginaba una pared húmeda y antigua llena de telarañas y musgo y todo eso le daba repelús. Así que optó por poner su mano sobre el hombro de Colt para no perder el ritmo ni el ánimo y no perderlos tampoco de vista quedándose muy atrás.

-¿Llevará esto a algún sitio?, ¿cuanto llevamos ya bajado?. Yo creo que lo mismo deberíamos esperar a que la profesora Tauris se vaya y volver a salir por la misma trampilla, nos estamos alejando demasiado... ¿no creéis?-preguntaba intentando no rodar escaleras abajo con cada escalón que tanteaba con sus pies.

Finalmente, las escaleras acabaron y salieron, tras un breve rellano, a una sala en la que brillaban los escudos de las cuatro casa. Úrsula miró a los cuatro escudos con detenimiento por primera vez. Verlos allí, brillando de aquella forma, tenía algo mágico y atrayente, que generó en ella una sensación curiosa de pertenencia por primera vez a Gryffindor que no había sentido desde que llegó al colegio.

-Son preciosos... 

Un león, el de su casa, lanzaba destellos rojos brillantes que infundían energía y la atraían con calidez. Pero los otros tres eran igual de bonitos, incluido el de la casa de la serpiente, que también resaltaba en su color verde.

-¿Creéis que nos llevarán de vuelta a las habitaciones?-preguntó extrañada arrugando la naricilla-No puede ser tan fácil, ¿no?. Además, no recuerdo haber visto en nuestra sala ninguna puerta parecida. Esto debe ser otra cosa, pero no se...-miró a Colt que, decidido, acababa de abrir la de Gryffindor y a Kyle que había hecho lo propio con la de su casa-Vale, supongo que no hay otro camino porque no nos veo con ganas de subir las escaleras... ¡Nos vemos para la cena, Mike! espero...-se despidió de Mike con una sonrisa y miró a Alondra que había terminado a su lado para despedirse también de ella, más por inercia que otra cosa. Fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba a punto de romper a llorar. Lo sabía, porque estaba igual que su hermana justo antes de romper a llorar como una descosida, mandíbula y labios apretados, ojos más abiertos de lo normal y muy brillantes. Se la quedó mirando largamente hasta que sus miradas se encontraron frente a frente, fue como descubrir que el malo de la peli también tiene su corazoncito.

-Nos vemos también para la cena, seguro que las puertas nos devuelven a nuestras habitaciones y nos libramos del castigo. Si no podemos hablar antes... después de la cena hablamos... ¿vale?-la tanteó. Vio como las lágrimas desbordaban y la niña se las limpiaba rápidamente y con coraje, para mirarla con cara de pocos amigos y salir disparada hacia su puerta sin decirle ni una palabra. Úrsula puso los ojos en blanco un instante antes de seguir a Colt que ya había cruzado el umbral de la puerta con el escudo más bonito de los que había en aquella salita.

- Tiradas (2)

Notas de juego

-1 a Resistencia.

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22/05/2022, 18:45
Director

Notas de juego

Como Luna y Ivy están hablando, roleo libre ahora mismo ;)

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22/05/2022, 18:49
Directora

Aquella puerta roja invitaba a entrar a cualquiera que formase parte de Gryffindor. Los colores ejercían una poderosa fascinación sobre Colton y Úrsula, que entraron a pesar de las dudas iniciales, sin saber a dónde le conduciría. ¿Sería a la sala común de su propia casa, tal y como había sugerido Michael?

Lo cierto era que en cuanto ambos atravesaron el umbral, todo a su alrededor se tornó de un fulgor que le hizo entrecerrar los ojos, sin ser capaz de ver más allá de sus narices durante unos pocos segundos, hasta que por fin, la luz regresó a su intensidad normal y delante de ellos apareció una figura que no le costó reconocer.

Godric Gryffindor.

El hombre os miró, estiró los brazos y la espalda, y entonces por fin os habló.

-Bueno, bueno. He aquí a dos valientes miembros de mi casa que han conseguido encontrar un lugar que está bastante oculto, ¿no es así? En fin, bienvenida joven Úrsula. Bienvenido, joven Colton. Como supondréis, soy Grodic Gryffindor, y si os estáis preguntando a qué viene esto, la respuesta es muy sencilla. Hace mucho tiempo, después de crear Hogwarts, los creadores pensamos que en algún momento alguien necesitaría acudir a nosotros en caso de necesidad, así que establecimos una manera de contactar. En realidad, yo no estoy aquí, sino que soy un reflejo de lo que soy en mi tiempo, pero de esta manera puedo ayudaros en aquello que necesitéis, y solo los valientes de corazón de Gryffindor, en una hora de necesidad, podrían haberme encontrado. Eso sí,  me temo que no podré dedicaros más que unos minutos... pero supongo que eso es mejor que nada, ¿verdad? Y ahora, decidme, ¿qué os traído ante mí?

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23/05/2022, 16:26
Colton Derrick

Colton se encogió de hombros ante la pregunta de Úrsula. ¿Donde les llevaría? Daba un poco igual, porque como a la profe le diera por bajar las escaleras con el conjuro zumos, que Michael no se sabía, les iba a quitar puntos para tres reencarnaciones. No había que dudar, quien espera, desespera, quien le da muchas vueltas un guantazo le sueltas, y esas cosas... que había que hacer, y dejarse tanto de pensar. Úrsula se despedía de todos, quedando para la cena, hasta con Cagondra. Igual se había pasado, pero era ella, que era super desagradable y solo decía cosas malas a la gente, y luego si le contestabas le sentaba mal....ya lo pensaría después, ahora estaba frente a una aventura.

Abrió la puerta y esperó que Úrsula se despidiera antes de decirle - Un poco más y me crecen raíces, vamos, que como se nos adelanten nos quedamos sin aventura. ¿Te has fijado en que todo es de color rojo y dorado? Son nuestros colores... es.... un pasote de Lanzarote. Jopé, ¿Tienes gafas de sol? No veo un pimiento... - y es que un fulgor de luz lo cegó, pero era lo suficientemente listo para saber que si no ves no hay que caminar, así que sonrió y dijo de broma

- No vayas a la luz, Úrsula, quédate conmigo - pero en cuanto se aclaró la luz vio a un señor barbudo, uno viejo, uno que hasta él reconoció. Gordic Gryffindor, y les estaba mirando. Lo miró preguntándose que sería: un fantasma, un holograma, un conjuro que te hacía alucinar pepinos, Gordic era como Elvis y se hacía el muerto.... Abrió la boca para preguntárselo pero entonces la figura se desperezó y empezó a hablar, y los conocía.

- ¿Como...como sabe nuestros nombres? - dijo mirando a Úrsula antes de mirar a la aparición y decirle - Señor Gryffindor, que sepa que sus habitaciones molan un montón.. y... jo, encima es usted adivino, me preguntaba eso. - le señaló con una sonrisa - Es bueno,¿Eh? Controla un puñado usted. - Colton sonrió cuando dijo que era valiente pero al saber que solo tenían unos minutos decidió aprovecharlos. Carraspeó y dijo

- Bueno, antes que nada, usted también está guay de valentía, que lo sepa, está chetao. - Su mamá le había enseñado que si te decían algo bueno tenías que devolverlo, que sino quedabas como un creído - Pues la verdad es que esa pregunta es muy amplia. Estamos aquí porque recibimos una carta de la escuela, nos ha traído el expreso de Hogwarts y bueno, nos ha seleccionado un sombrero. Huiamos de la profe de Encantamientos, que es la jeférrima de Slytherin... y huyendo encontramos una trampilla, que nos llevo a un pasadizo a oscuras, que daban a unas puertas...y aquí estamos.... - Vale, eso respondía a porqué estaban allí, pero no a lo que buscaban. Miró a Gryffindor de arriba a abajo, preguntándose si era digno de confianza, que a fin de cuentas era el dire del colegio.... pero algo le decía que si no estaba realmente en ese tiempo, tampoco podía hacer mucho daño, así que desembucho.

- Lo que realmente nos ha traído aquí es la investigación de unos crímenes. Hay un mago, un mago oscuro, que lanza conjuros desalmizadores a la gente y se quedan vacíos como si ya no tuvieran espíritu. Cuando vinimos en el tren le pasó a una chica de Slytherin, hace nada a un chico de Hufflepuff... no sabemos mucho de ellos, salvo que la chica parece que jugaba a quidditch... y poco más.....Queremos que eso no le pase a nadie más, y aunque sabemos que no somos fuertes para enfrentarnos a un mago oscuro, no sé, si encontramos alguna pista se lo podemos decir a los profesores....es que... no se ofenda, pero los mayores a veces no prestan atención a las pistas, y claro, alguien tiene que ayudarles.... - miró a Úrsula y le pregunto - Más o menos es eso, ¿No? estoy seguro que Úrsula lo explicará mejor, como, esto...como con más sentido ... Ahh, y llegar a la sala común sin que nos castiguen también sería de ayuda señor.

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23/05/2022, 19:29
Ivy Jade Connor

Luna no entendía el motivo por el que la habitación había aparecido allí, así que Jade le dio una sencilla explicación - Es magia, detecta las necesidades de los alumnos y les crea un sitio donde poder hacer lo que desean. No sé qué mago o bruja pensó en ello, pero tuvo un gran acierto al hacer el encantamiento. Tuvo que ser alguien poderoso para recrear un escenario tan extraordinario. Es como tu habitación, pero más grande incluso... - La cara de alegría de Ivy se dejaba contagiar, estaba completamente encantada con el nuevo descubrimiento.

Ferlet, al escuchar a su amiga, cayó en la cuenta de que ella también había oído hablar de ese lugar. Se acomodó cerca de la pelirroja y disfrutó el momento. Era increíble lo bien que podían pasarlo juntas.

- Sí que me pilla lejos de las mazmorras, así que para venir aquí nunca puede ser tras la cena, o la gente se extrañaría de que suba las escaleras. Tendría que venir por la tarde y ya cenar aquí mismo. Podríamos incluso recrear un restaurante, o hasta las tres escobas y beber cerveza de mantequilla. Se me ocurren miles de posibilidades... - Estaba encantada con aquel lugar - No sé si existirá un pasadizo secreto que de a esta sala, pero podríamos investigarlo...

No hizo falta. En una de las paredes había aparecido una puerta con un cartel que indicaba que por allí se iba a las mazmorras - Es genial, puedo volver sin problemas. Ahora mi duda es si siempre ese pasadizo estará activo para poder venir aquí directamente o la magia se desactivará cuando salgamos... - Y es que la pelirroja no podía saberlo todo - Tendremos que probarlo...

Luna le agradeció que en la Sala de Trofeos se quedase a su lado e Ivy, cariñosa como era, le abrazó con fuerza, demostrando que en Slytherin todas las niñas no eran unas estiradas.

- No podía dejarte atrás. Eres mi mejor amiga... - Le dio un beso en la mejilla y se separó de ella unos centímetros - Hubiera preferido que nos castigasen juntas a dejarte sola... Y pufffff... Hemos estado cerca de que Tauris nos cogiera. Solo espero que todas las culpas recaigan en Peeves y que no le den credibilidad ninguna... - Deseó la pequeña Slytherin opinando lo mismo que su amiga - Sí, creo que lo mejor es dejar a Alondra fuera de todo esto. No es alguien de fiar... Y espero que estén bien, no me gustaría que se perdieran y no supiesen volver a sus salas comunes...

Cuando Ferlet le dijo que tenían que hablar con Michael, Jade sonrió. Estaba deseando verle y contarle que estaban bien, así como interesarse por cómo se encontraba tanto él como el resto de sus amigos.

Luna le confió que no le gustaba mucho la gente pues ella, al contrario de Connor, era alguien que tendía a estar en zonas más íntimas y discretas con sus amigos más íntimos.

- La Sala común de Slytherin es bastante fría y húmeda, o al menos esa impresión me dio la primera noche. Aunque debo reconocer que por la mañana, al levantarme, no pasé nada de frío. Supongo que debo acostumbrarme al ambiente. Mi hermano nunca se quejó por la comodidad del sitio... - Comentó ella pensativa, sin saber bien si criticar aquel espacio donde viviría casi todo el tiempo o buscar la manera de empezar a amarlo, dándole una oportunidad.

- Me hubiera encantado que estuviéramos en la misma casa, pero con el cacharro este que nos ha dado Colton y con nuestra guarida secreta podemos hacer todo lo que queramos juntas... ¡Por cierto! ¡Tendríamos que ponerle a este sitio un nombre clave! Así cuando hablemos de él nadie sepa a donde venimos... - Quedó pensativa - Aunque probablemente no lo sepan...

Hablar de Michael hizo que se le pusieran coloradas hasta las orejas, pero no pudo negar la evidencia, que le gustaba su recién conocido amigo - ¿Yo?....¿Él?... ¿Gustarme?.... Ehmmmm... ¡Mucho, Luna!... ¡Es tan inteligente!... ¿Viste cómo hizo magia?... Seguro que saca todo excelente... Y sí que me parece guapo... ¡Mucho!... - Y llegó el momento de la confianza plena entre ellas - Pero por favor, no se lo digas a nadie, me moriría de vergüenza si lo supiera... - Y es que aunque le gustase el chico, la niña era pequeña y no estaba preparada para gestionar ningún tipo de relación que no fuera la de amistad, ya que aún le faltaba tiempo para explorar su sexualidad e incluso decantarse por sus propios gustos.

Luna quiso aprovechar que estaban solas para dar un paso más en su relación de amistad, confesándole de que había algo que le preocupaba - ¿Qué es, Luna? Ya sabes que puedes hablar conmigo de todo... - Le cogió las manos y la miró con atención, como si quisiera darle fuerzas - No vas a perderme, ni aunque me digas que quieres que Alondra venga a diario con nosotras. Y créeme que eso es un gran esfuerzo por mi parte... - Le sonrió con encanto para animarla con la broma. De alguna manera quería verla reír.

- Vamos, no puede haber nada tan malo que vaya a romper nuestra relación de amistad. Además, tenemos un álbum de cromos compartido y eso es como un lazo mágico, una unión para toda la vida... - Y la miró con la profundidad de sus ojos azules. Luna podía decir a ciencia cierta de que Ivy la quería de verdad.

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23/05/2022, 20:53
Luna Ferlet

Ivy tenía respuesta para todo. Se notaba que no solo tenía un hermano que ya estaba en su último año, sino que el mundo mágico era algo habitual para ella. A pesar de tener dos madres que también eran brujas, mi vida había sido como más independiente, y de hecho muchas veces había llegado a pensar en si realmente sería una bruja, porque la magia, si bien formaba parte de muchas rutinas diarias en nuestra casa, tampoco lo hacía de una manera tan exagerada.

No sabía explicarlo, pero ella sabía más que yo.

Desde luego, lo que estaba diciendo tenía mucho sentido.

-Sí, sí, tiene que ser algo así, alguien muy poderoso que quiso… bueno, leer las mentes de todos los que estuviesen cerca. Desde luego, esta sala es muy inteligente.

Ella misma reconoció después que ir a las mazmorras iba a quedarle demasiado lejos, pero al ver como aparecía el pasadizo, ambas nos miramos, encantadísimas con lo que estaba sucediendo.

-Pues… yo he tenido el mismo pensamiento. No sé si cuando entres ahí y aparezcas en las mazmorras, el pasadizo desaparecerá. Desde luego, si lee las mentes o algo así, en cuanto salgamos debería desaparecer, supongo. No sé, quizás sirva para volver, pero para llegar hasta aquí tengamos que hacerlo directamente.

Intranquila, me moví en el sillón para girarme hacia ella. Estaba preocupada sobre cómo volver pero también en lo que se refería a poder volver a visitar aquella sala.

-Pero la séptima planta tiene muchas cosas así que no hay nada de malo en que subas aquí. Otra cosa sería que lo hicieras por el otro lado, para entrar en la sala común de Gryffindor, pero como no es el caso… no creo que debas preocuparte por ello.

Lo importante era que estábamos allí, a salvo, juntas. Solo lamentaba que los demás no estuviesen también, pero sabía que estarían a salvo. Estaba convencida de que incluso con Alondra, habrían podido escapar a tiempo. Además, la presencia de Peeves me parecía casi providencial.

Pero para mí lo más importante era que Ivy se hubiese quedado conmigo y me abrazó para demostrarme lo mucho que significaba para ella. Ese abrazo y el beso, me hicieron lagrimear un poco a causa de la emoción.

-G-gracias –conseguí decir, sin saber qué más añadir a aquello. Ella también era mi mejor amiga y yo habría hecho lo mismo, seguro -. Esperemos que sí, que le echen la culpa a Peeves y dejen a los demás.

La presencia de Alondra había sido inesperada, una ventaja, a la vista de que habían encontrado algo, pero yo también opinaba que no era de fiar. Después de todo, no había perdido ni una sola oportunidad para meterse con nosotros y soltar lo buena que era, así que cualquiera se fiaba de ella contándole lo que estábamos haciendo y pidiéndole ayuda. Antes me iba una semana de vacaciones con la profesora Tauris.

Lo bueno fue que una vez dejamos atrás todas aquellas inquietudes, pudimos ponernos a hablar de nuestras cosas. Yo le dije cómo me sentía en la sala común de Gryffindor y ella, lo mismo, pero en la de Slytherin. Me parecía que ella sí que se había acostumbrado a estar allí abajo y que si no lo había hecho aún, no tardaría demasiado. Estaba destinada a ir a Slytherin y eso era tan importante que no tenía dudas acerca de lo bien que lo haría. Aunque los comienzos siempre son complicados, lo haría bien y sería de las mejores de su casa, con diferencia.

Aun así era una pena no haber caído juntas, pero ahora lo único que podíamos hacer era aprovechar nuestras oportunidades, y aquel lugar ofrecía bastantes.

-¡Tienes razón! Tendremos que ponerle un nombre para que solo nosotras lo entendamos. Podría ser…  ¿La sala azul? –sugerí, al ver como esa tonalidad, que era habitual en mi casa, predominaba también en esos momentos en toda la sala. Pero en cuanto lo dije, me pareció una manera algo sosa de llamarla, por lo que rápidamente intenté pensar en una alternativa que fuese mejor… aunque en esos momentos estaba en blanco -. No, no. Tenemos que llamarla de otra manera… pero no se me ocurre de cuál. Tendremos que seguir pensándolo o a lo mejor a los demás se les ocurre un buen nombre.

De momento podía ser la sala azul, a falta de otra manera de llamarla.

Y a continuación, surgió el tema de Michael. Noté como se sonrojaba, confirmando que de verdad le gustaba, y no solo porque era guapo sino también hábil. Yo sonreí, contenta con aquella confidencia.

-¿Estás tonta? Claro que no se lo voy a decir a nadie, y menos aún a Michael. Además, lo suyo es que él también se fije en ti antes, ¿no? Y ahora tenemos muchas cosas que estudiar, así que ya tendremos tiempo para eso. Yo... todavía no he pensado mucho en estas cosas, aunque supongo que me gustaría encontrarme con alguna chica a la que le gustase… pero no quiero darle muchas vueltas todavía. Acabamos de llegar y solo quiero sacar bien el curso.

Pero entonces llegó ese momento que tanto había deseado y temido a la vez. Le había dado muchas vueltas pero ahora que había empezado a hablar, no solo no me atrevía sino que ni siquiera sabía cómo decírselo.

Ivy se mostró preocupada y cogió mis manos intentando darme tranquilidad, bromeando hasta con Alondra. ¡¡Si solo fuese eso!!

Necesité de todo mi valor para no echarme a llorar otra vez, y en aquella ocasión de manera incontrolada, y para soltar las palabras que dije a continuación, o más bien, necesité de toda mi confianza en que la amistad que me unía a Ivy no se rompería.

Pero en mi interior, no estaba convencida de ello.

El miedo era una emoción tan fuerte, que yo misma estaba experimentándolo hasta el punto de que me sentía casi incapaz de articular una sola sílaba. Deseaba abrazarla con fuerza, decirle que todo estaba bien y no era tan grave, pero al mismo tiempo me despreciaba a mí misma por ser aquel monstruo que era.

Sin embargo, lo había decidido y como mis mamás me habían dicho siempre, “cuando tomes una decisión, Luna, equivocada o no, tienes que seguir hasta el final, porque cada cosa que hagas es cómo tú eres”.

Y yo no podía evitar ser un monstruo… pero sí quería intentar ser una buena amiga.

 -Tú sabes… que mi mamá… bueno, no lo sabes. Janice es una herbóloga muy conocida. Tiene especies de todo el mundo y ha identificado a un montón de  plantas mágicas desconocidas. Pues bien, hace unos años… fuimos todos al Tíbet para descubrir nuevas plantas. Yo… era muy joven, tenía seis años o algo así. Y-y-y nos atacó… un… hombre lobo.

Me estaba costando mucho hablar. Había llenado mis pulmones con aire pero una vez los vacié completamente, cada palabra parecía no querer salir de mis labios, y con la última, todavía fue más complicado continuar.

Ni siquiera me atrevía a mirar a Ivy a los ojos, sino que hablaba cabizbaja, mientras movía mis dedos, inquieta.

-Mis mamás lo rechazaron… pero a mí me hirió. Yo s-soy… tengo la licantropía.

Ya está. Lo había soltado. Había mucho más que decir, pero ahora sería más fácil, aunque seguía sin atreverme a mirar a Ivy. Desde luego, lo más seguro era que pusiera gesto de horror y saliese corriendo de allí, que unos segundos más tarde, todos en su casa supieran lo que yo era y que terminase marchándome del colegio.

Iba a ser terrible.

-Cuando llegó la carta, mis mamás hablaron con la directora, me registraron en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas y me comprometí a tomar la poción matalobos cada mes, la semana antes de que haya luna llena. Cuando el profesor vino a buscarme, fue para que yo estuviese tranquila y supiese que ya lo sabían los profesores y que tendría la poción preparada para cuando llegase el momento. Verás, cuando me transformo, si me tomo la poción sigo siendo yo misma y no una bestia salvaje. Mis mamás ya me daban la poción antes de venir así que en realidad, lo único que tengo que hacer es seguir tomándola.

Pero aquello parecía peor cuando lo oía de mis propios labios, así que me llevé las manos a la cara y me eché a llorar.

-Soy horrible, horrible. Soy un monstruo. Nadie va a querer acercarse a mí nunca. Será mejor que te vayas y no seas mi amiga. Soy un monstruo –dije, mientras sollozaba y me balanceaba de delante hacia atrás, sintiéndome morir por dentro -. Habría sido mejor que me matase. ¿Por qué me dejó con vida?

Ahora que lo había soltado, me daba cuenta de lo terrible que era vivir con aquel secreto, pero también convivir con otros.

Estaba segura de que cualquiera que se enterase me vería como un ser horroroso, al que más valía encerrarle en algún lugar oscuro y tirar la llave.

-Debería irme de Hogwarts. ¡No tendría que haber venido! ¡No tendría que haber venido!

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24/05/2022, 16:45
Michael Cramson

Michael no pudo evitar sentir lástima por Alondra. Las palabras de Colton parecían haberla afectado bastante. Aunque era una chica acostumbrada a manipular a la gente, aquella reacción no parecía fingida, y lo cierto era que Michael había pensado desde el principio que Alondra en realidad no era mala persona, si no que tenía un terrible miedo a estar sola y eso era lo que la llevaba a intentar destacar para atraer la atención de los demás. Pero ahora no podía pensar en eso, había otras cosas de las que preocuparse y la puerta con el escudo de Ravenclaw esperaba a ser cruzada, así que Michael la abrió y traspasó el umbral.

El chico se sobresaltó cuando aquella luminosidad le envolvió por completo, cegándole. Por un momento sintió un impulso de volver atrás y ponerse a salvo, pero el brillo remitió enseguida y descubrió que había alguien frente a él. Nada hubiera podido prepararle para aquél encuentro, pues la persona que tenía delante era la legendaria fundadora de Hogwarts que daba nombre a su casa. La había visto pintada en montones de cuadros que ilustraban las páginas de infinidad de libros, y no le cabía la menor duda de que se trataba de ella.

Rowena Ravenclaw le dijo que no tuviera miedo, pero en realidad no era eso lo que Michael sentía. Más bien estaba fascinado e intimidado a la vez por la presencia de una bruja tan mítica y poderosa.  Al menos, no parecía enfadada, si no todo lo contrario. Michael se dio cuenta de que tenía la boca abierta, y la cerró de golpe.

Yo... yo... —intentó responder a las preguntas de Rowena, pero su lengua parecía haberse vuelto de trapo. Podía notar cómo le temblaban las manos—. No... yo...

Respiró hondo, tratando de calmarse. Aquella situación era por completo inesperada, y entre aquél encuentro y el lío del que acababan de escapar en la Sala de Trofeos, los nervios de Michael estaban llegando al límite de lo que podían soportar. Pero era un Ravenclaw, debía mantenerse sereno y aplicar su intelecto a cualquier desafío. ¡Y mucho más si era la propia Rowena Ravenclaw quien estaba ahí frente a él!

Veréis, mi señora... —empezó tras aclararse la garganta. No sabía muy bien cómo dirigirse a la fundadora, así que eligió una fórmula sencilla pero respetuosa—. Yo... bueno, nosotros... Quiero decir, mis amigos y yo, la verdad es que estamos en un lío serio. Es... difícil de explicar. Si me permitís un instante...

¿Sería buena idea contarle todo a aquella extraordinaria mujer? Iba a ser una larga historia, pero era ella misma la que había asegurado que los fundadores habían tomado la decisión de estar allí para un caso de necesidad. Michael trató de ignorar por el momento todo lo que no fuera relevante para aprovechar aquella ocasión. Ordenó en su mente lo que había pasado desde que habían subido al expreso de Hogwarts para no olvidar ningún detalle importante, respiró hondo y volvió a hablar.

En nuestra época hay un mago muy poderoso y malvado —explicó—. Los adultos lo llaman Shadefian. Parece ser que tiene algún extraño poder que le permite robar el alma a sus víctimas, o algo parecido. Siguen vivas, pero se quedan inertes. No sé mucho más, porque los adultos no nos cuentan mucho a los niños...

»El caso es que en el expreso... —se detuvo, dudando de si la fundadora de Ravenclaw sabría que en su época los alumnos viajaban hasta el colegio en tren—, bueno... en el medio de transporte que nos trajo a Hogwarts, apareció una niña a la que nadie conoce. Iba vestida con el uniforme de quidditch de Slytherin, pero ni los prefectos ni los profesores sabían quién era. Había sido atacada por el hechizo de Shadefian, pero nadie sabe cómo. Lo único que notamos fue que todo quedó a oscuras, se oyó una voz terrible que dijo "Praeterito Anima" y hubo un destello de luz.

Michael tomó aire. Lo más enrevesado de la historia empezaba ahora.

Una de mis amigas encontró una fotografía —volvió a dudar sobre si Rowena Ravenclaw entendería aquella palabra, pero decidió no interrumpirse—, justo en el lugar donde había aparecido la víctima. La chica estaba en esa fotografía, que era de un equipo de quidditch de Slytherin. En ese momento, me pareció muy raro que hubiera sido alumna de Hogwarts, pero nadie la conociese. Pensé que quizá hubiera viajado en el tiempo. Pero por desgracia, perdimos la foto... Una ráfaga de viento hizo que se escapara por la ventanilla.

»Cuando llegamos a Hogwarts, decidimos que intentaríamos averiguar algo más. Además, durante el primer día de clases ha habido otra víctima, un chico de Hufflepuff. Así que nos pusimos en marcha, si Shadefian estaba atacando a alumnos del colegio, queríamos saber por qué lo hacía. Se nos ocurrió ir a la Sala de Trofeos, para ver si encontrábamos alguna pista sobre la identidad de los dos alumnos.

En ese momento, Michael recordó con claridad el momento en que Alondra había descubierto aquella otra foto en la Sala de Trofeos. La idea que había cruzado su mente como un relámpago volvió a captar su atención.

Allí encontramos otra fotografía extraña. Era también de un equipo de quidditch de Slytherin, pero sólo tenía seis miembros, como si faltase uno. Y entonces se me ocurrió que tal vez la persona que falta en ese equipo de quidditch sea la alumna que apareció en el expreso de Hogwarts. La edad coincidiría, y también la casa del equipo. Pero eso... significaría que de algún modo Shadefian o quien sea tiene el poder de traer a gente del pasado al presente, o al menos de traer sus cuerpos. Y que ese acto ha quedado reflejado en la fotografía del equipo, de la que la niña ha desaparecido. No sé mucho latín, pero... "Praeterito Anima" me suena mucho a "pasado" y "alma".

Mientras iba exponiendo aquella teoría alocada, Michael casi se había olvidado de que estaba frente a Rowena Ravenclaw, y había ido bajando la mirada mientras su ceño se fruncía un poco, en una expresión de intensa concentración. La verdad era que, una vez dicha en voz alta, le sonaba tan descabellada que pensó que la fundadora se reiría a carcajadas. Pero no se le ocurría nada más, y no quería pensar que el viaje a la Sala de Trofeos y el lío en el que se habían metido Luna y Ivy había sido en vano. Sintió un nudo en la garganta al pensar en sus dos amigas. Ojalá hubieran conseguido escapar de la profesora Tauris...

Yo... la verdad es que me siento muy perdido, y tengo mucho miedo, mi señora... —dijo—. Creo que esto nos queda muy grande, y quizá tendríamos que habernos ido sin más a las Salas Comunes. Pero... ¿qué otra cosa podíamos hacer? Sólo nosotros vimos la fotografía, la perdimos antes de poder enseñársela a nadie más...

Miró el rostro sereno y sabio de Rowena Ravenclaw, fascinado aún de tener la oportunidad de estar ante ella, y cruzó los dedos de las manos, nervioso.

¿Qué... qué creeis que deberíamos hacer ahora...?

Notas de juego

Uh, post-ladrillo... ^_^U

Pero creo que contarlo en indirecto no le haría justicia al momento. Además, así aprovecho para recapitularme bien todo, por si olvido algún detalle importante. 

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25/05/2022, 19:16
(1S) Alondra Sparks

Lo último que pensé cuando entré por aquella puerta, siguiendo los pasos de Kyle, era que allí no todo era como en los cuentos, que Colton también se pasaba de listo y los demás lo sabían. Había visto la cara de Kyle al mirarle, antes de ir también para entrar y como sabía perfectamente lo que era la rabia, no me costó identificarla.

Había sentido demasiada durante mi vida.

Pero en cuanto nos encontramos al otro lado, primero la oscuridad y luego una luz cegadora me dejaron completamente confundida.

-Ah, ¿pero qué es esto? -protesté, tapándome los ojos con ambas manos.

Unos segundos más tarde aparecía delante de nosotros un hombre que había visto más de una vez en las fotografías de los libros. Era el auténtico Salazar Slytherin. Pero no, no podía ser él. Cómo iba a estar delante de nosotros como si estuviese vivo.

Estaba por preguntar quién era cuando empezó a hablar como si lo supiese todo en el mundo, y para empezar, nuestros nombres, que conocía perfectamente. Sí, era el verdadero jefe de nuestra casa. ¡Qué emoción! Yo, Alondra Sparks, estaba conociendo personalmente al mejor mago de todos los tiempos.

¡Era increíble!

Ni siquiera procuré entender lo que estaba diciendo y al mirar a Kyle, me pareció que él tampoco lo había terminado de comprender del todo. Pero qué mas daba. ¡Era Salazar Slytherin! ¿Acaso podía haber algo mejor que esto?

A mi lado, Kyle reaccionó y solo se le ocurrió preguntar que cómo sabía nuestros nombres.

-Pues porque es Salazar Slytherin, por eso, estúpido, ¿por qué crees tú? -le recriminé con cierta dureza, mirando a continuación al hombre -. Yo... mucho gusto en conocerle, señor Slytherin. Es un grandísimo honor. Nosotros... somos de su casa, claro, pero acabamos de entrar en el colegio, y hemos encontrado este lugar por casualidad. Pero...

Era muy difícil continuar, sin embargo, Kyle logró articular las palabras necesarias para explicar lo que hacíamos allí, sirviéndome a mí también para terminar de enterarme de todo. Por lo visto, estaban investigando a ese Ryland Shadefian y los chicos que iban dejando, la del tren y el de la enfermería. Yo escuché con atención, porque Kyle sabía mucho más que yo. Esa manía de guardarse sus secretitos me había podido costar un problema, de no haber visto la trampilla y descubierto aquel lugar. Gracias a mí, y a Michael también, claro, estábamos delante de Salazar Slytherin.

Ni siquiera me di cuenta de que Kyle me estaba protegiendo y que yo había avanzando unos pasos, acercándome más a la principal figura de la magia de todos los tiempos.

-Sí, eso es. Y queremos saber qué ocurre, y quién es ese Ryland Shadefian, el mago que está haciendo todo eso, y por qué, claro, porque será mejor que lo detengamos antes de que haga más daño... sobre todo a otros de la casa de Slytherin -añadí, sin saber lo que podía decirnos, pero mirando de reojo a Kyle, que parecía asustado o cuando menos, precavido. Entonces fue cuando me di cuenta de que estaba demasiado cerca y retrocedí, agarrándome involuntariamente de su brazo, algo asustada.

Por mucho que me sintiese honrada de estar delante de quien estaba... la mirada de aquel mago era fría y cruel y sentía como si fuese a acabar con nosotros de un momento a otro.

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25/05/2022, 19:31
Directora

Salazar Slytherin no era un mago cualquiera, sino EL MAGO, aquel que había querido crear una comunidad mágica especial que los distinguiese del resto de criaturas no mágicas, purificando lo que consideraba era en sí misma una raza diferente que no debía mezclarse con otros para mantener su estatus.

Nadie pareció entenderlo en su momento, al igual que nadie comprendía sus intentos por viajar por el mundo de la magia más allá de lo que el resto había hecho, alcanzando cotas inimaginables. Por eso terminó por alejarse de Hogwarts, no sin antes dejar su particular legado, de muchas y variadas maneras.

El mago escuchó con atención vuestras palabras, manteniendo aquella sonrisa de autosuficiencia que parecía mostrar que se sentía muy por encima, no solo de vosotros sino también del resto de magos y brujas, pero esperó a que terminaseis de hablar antes de responder.

La paciencia, en magia, era una gran virtud, y Salazar Slytherin la dominaba por completo, al igual que otras muchas. El mago entrecerró los ojos una varita mágica apareció en su mano derecha, que agitó muy ligeramente, mientras parecía entrar en un trance temporal.

Y entonces ambos lo sentisteis; una mente extraña atravesando el tejido de vuestros recuerdos y conocimientos, las emociones que estabais sintiendo en esos momentos y por supuesto, todo cuanto habíais vivido hasta entonces. En vuestra cabeza pudisteis repasar toda vuestra vida, como en una especie de carrusel a gran velocidad, sin poder impedirlo, como si fueseis testigos de las experiencias de cualquier otro, solo que se trataba de las vuestras.

Sentíais como si tirasen de ellas, arrancándolas a la fuerza, pero sin demasiado dolor, puesto que no disponíais de las habilidades mágicas para resistiros, o no al principio al menos, porque al cabo de unos segundos, empezasteis a hacerlo, apretando vuestros dientes como si intentaseis impedir que os arrastraran.

Y entonces, al cabo de unos segundos más, todo acabó. Sentisteis como si de pronto volvieseis a respirar después de haber estado sumergidos durante más tiempo del debido, y hasta estuvisteis a punto de caer de rodillas en el suelo.

-Interesante. Interesante -dijo la fría voz de Salazar Slytherin, que abrió por fin los ojos para miraros directamente, primero a Alondra y después a Kyle -. Tú eres una niña estúpida llena de frustración, miedo y odio. El odio está bien. Te hará fuerte, cuando llegue el momento, si sigues por esa senda, pero no tienes categoría para esta casa. En cuanto a ti, jovencito, lo único que quieres es el cariño de papá y de mamá. Tu padre es un humano ambicioso que sabe lo que se hace, pero tu madre cometió el error de ensuciar su sangre. No me explico como acabaste en esta casa. Desde luego, es lamentable que ensucies el nombre de Slytherin con tu presencia. 

Efectivamente, la crueldad de Slytherin no era solo de apariencia, sino muy real. Su tono duro e implacable, resonaba en aquel lugar mágico sin daros posibilidad alguna a replicar a causa del dolor que causaba, como si estuviese hurgando en una herida profunda.

-Ese mago del que habéis hablado me es desconocido de nombre pero no de apellido. Los Shadefian se atrevieron una vez a enfrentarse a mi poder y fueron erradicados de la faz de la tierra. Tendré que asegurarme de que así sea, puesto que alguno ha logrado sobrevivir. En cuanto al hechizo... no lo conozco. Pero si está atacando a gente de muchas casas, y viendo lo que he encontrado, quizás solo esté haciendo mi trabajo, limpiando de inmundicia el mundo mágico. Lo único que siento es no poder haberlo hecho yo mejor, aunque quién sabe, quizás tenga ahora tiempo para mejorar mi obra. Y ahora... marcharos. Volved a mi casa... antes de que mi desprecio por la sangre que hay en estos tiempos me lleve a hacer una locura.

La mano de Salazar Slytherin que tenía la varita se alzó y entonces todo volvió a oscurecerse, apareciendo de pronto ambos en la entrada de la sala común de vuestra casa, indemnes. El lugar estaba vacío y silencioso, y no sabíais cuánto tiempo había transcurrido, pero seguramente, todo el mundo estaría ya en la sala común y los dormitorios, y de ahí que no hubiese nadie más.

Aquel lugar mágico en el que habíais estado... simplemente había desaparecido, y con él, el fundador de vuestra casa.