Partida Rol por web

La situación distaba mucho de ser mejor; de hecho, de repente todo parecía incluso peor, porque ahora la criatura, fuese o no Luna, tenía tres personas a las cuales atacar y una de ellas, Ivy, estaba peligrosamente cerca. 

Kyle se debatía entre atacar o no, y tras el éxito que había tenido lanzando un hechizo, que lo único que había conseguido era que el licántropo diese un pequeño salto hacia arriba, dando la sensación de ser incluso más grande, y tras las palabras de Ivy diciéndole que ni siquiera le apuntase, era difícil hacer algo convencido.

Ivy, por su parte, había reaccionado con rapidez, interpretando que se trataba de su amiga Luna. La impresión de ver tan de cerca a aquella criatura y pensar en la posibilidad de que su propia amiga descubriese que se había comportado como el monstruo que decía que era... resultaba demasiado insoportable como para hacer algo.

Pero lo cierto era que ya fuese Luna o no, el licántropo se comportaba como si no la reconociese y lanzó un par de manotazos en su dirección, como si estuviera calculando la distancia real, antes de decidirse a atacar de verdad, porque eso era lo que de un momento a otro parecía que fuese a hacer.

Alondra consiguió medio levantarse y se abrazó temblorosa a Kyle, sin dejar de mirar al licántropo y no atreviéndose a moverse mucho más, por miedo a que terminase de atacarles.

Mientras tanto, el vestíbulo se había ido vaciando completamente, pero algunos pasos resonaron a vuestra espalda y al giraros para mirar, llevados quizás por la curiosidad y también por la esperanza de que se tratase de algún profesor, visteis llegar desde las plantas superiores a Colton, Michael, Úrsula... y Luna.

Evidentemente, aquel licántropo era... pues eso, otro licántropo, lo cual pensándolo bien, planteaba algunas cuestiones, como el por qué estaba en aquel estado... si todavía no era Luna Llena, porque efectivamente, aún no había llegado el día.

Así que... teníais un buen problema.

Las explicaciones de Úrsula sobre el traslador fueron colocando todas las piezas en su sitio. Luna había hecho el traslador, el teen wolf lo había tocado y ahora estaba en el sitio en que hubiera pensado Luna. Colton se puso nervioso y le preguntó a Luna el lugar que había pensado. Úrsula reaccionó, porque los dos estaban sintonizados en radio muggle, y rápidamente se puso a organizar el armado de la milicia de las ranas. Colton se puso pálido y se le heló la sonrisa en el rostro mientras repetía

- El salón, el salón del castillo........ - Colton volvió en sí y reaccionó, comenzando a gritar a unos y a otros, asumiendo los galones como experto bromista del grupo - NADA DE POLVOS PICA PICA, NO FUNCIONAN, LE HE TIRADO TANTOS QUE DEBERÍA HABER MUERTO DE PICOR Y SOLO ESTORNUDÓ. COGED LOS CARAMELOS ESCUPE-FUEGO, LAS TAZAS MORDEDORAS, LOS TENEDORES, CUALQUIER COSA QUE PUEDA ATARLE Y HACERLE DAÑO. CORRED, COGEDLO TODO, NADA DE TIRACHINAS, SI NO SABÉIS USARLOS ES MEJOR NO USARLOS... LAS BOMBAS FÉTIDAS EN AQUEL ESTANTE, LAS TAZAS EN AQUEL OTRO, TENÉIS UN MINUTO PARA ARMAROS HASTA LAS CEJAS.

Pero Michael estaba pasando un mal rato. Estaba en shock, diciendo tonterías, y parecía que los ánimos de Úrsula no estaban siendo suficientes. Era la hora de motivarlo, o mejor dicho, coltivarlo. Le miró a los ojos con mirada fiera y le dijo

- SOLDADO CRAMSON. EL EJERCITO DE RANAS TE NECESITA. SÉ QUE TIENES MIEDO, YO TAMBIÉN TENGO MIEDO, PERO HAY UNA BESTIA ASESINA SUELTA EN EL CASTILLO Y TENEMOS QUE DETENERLA. - Le zarandeó y le dijo - SI NO HUBIERAS VENIDO NO SERÍAMOS AMIGOS, Y PARA TI IGUAL NO ES IMPORTANTE PERO PARA MI SÍ. ¿ENTIENDES? TE HABRÍA IDO A BUSCAR AL INFIERNO SI HUBIERA HECHO FALTA.... ASÍ QUE MUEVE TU CULO DE EMPOLLÓN Y DEJA DE PONER ESA CARA.... VAMOS A ARREGLARLO. JUNTOS.

Le dio un par de palmadas en el hombro, igual un poco fuertes, pero la coltivación no estaba hecha para cualquier tipo de persona. Colton corrió a las estanterías y empezó a armarse con cualquier cosa que pensara que podía servirle. Por lo que había visto el hombre lobo era bastante duro, no tenían posibilidades luchando con él, pero podían engañarlo, retrasar la batalla hasta que llegara un profesor, hasta que se le ocurrió algo.

- Le tiramos un objeto, una taza mordedora, un tenedor muerde narices, lo transformamos en un traslador y lo enviamos de vuelta al bosque oscuro. No podemos vencerle nosotros solos, creo....

Corrió a la puerta, les sonrió y les dijo

- Por si pasa algo, que sepáis que sois los mejores amigos que he tenido nunca.... y ahora, vamos a por ese saco de pulgas.

Estando tan arriba solo había un posible camino, bajar, y según bajaba más evidentes eran los gritos. Colton apretó el paso escaleras abajo, tanto que estuvo a punto de caerse un par de veces. Cuando quedaban ya dos pisos empezaron a encontrarse con la estampida de niños huyendo del salón, y se abrió paso a empujones. Le pareció ver a Angeline en la carrera, pero cuando corres cuesta abajo todas las rubias son iguales.  Llegaron al vestíbulo y vio a Alondra y Kyle, y durante un segundo pensó que si se los comía tampoco sería tan malo, pero por mal que le cayeran no iba a dejarles en la estacada. Y entonces, habló Ivy, a la que no había visto hasta ese momento, y trataba de razonar con el licántropo como si fueran las mejores amigas, y hablándole al licántropo como si fuera Luna. Colton no miró hacia atrás, no sabía lo que era eso, igual a Ivy se le habían caído las lentillas y no distinguía amiga de licántropo, pero fuera como fuese estaba en peligro, y ya si acaso cuando acabaran con aquel bicho que olía a perro mojada ya la llevarían a la óptica a por sus gafas.

Colton gritó para atraer la atención del hombre lobo y le dijo

- Eh tu, bolsa de pulgas con patas, deja en paz a mi amiga o te vas a llevar la paliza de tu vida. ¿Listo para el segundo asalto Teen wolf de pacotilla?.

Se metió las manos en los bolsillos y sacó un tenedor muerde narices y lo lanzó con furia en dirección al hombre lobo. Observó asombrado como el tenedor cobraba vida en el aire y se iba directo a la nariz de la criatura, que si funcionaba como un perro era una de sus partes más sensibles, y entonces sacó su varita. Intentó fijar una imagen realista del bosque prohibido. No conseguía fijar los detalles, pero le bastó ver como el licántropo se acercaba a él para recordar las sensaciones que había tenido, el miedo, el peligro en que estaban sus amigos, el olor del bosque, se concentró, se mordió la lengua y apuntó al tenedor que tenía en la nariz. Tenía que conseguirlo, tenía que librarse del licántropo antes que alguien saliera herido

Los gritos de los Gryffindor que le rodeaban entraban por un oído de Michael y salían por el opuesto sin ningún efecto. Parecían estar hablando muy lejos, y el chico sólo podía centrarse en la oscuridad que le rodeaba al tener los ojos cerrados y el rostro oculto entre sus manos. Le pareció que Luna le decía algo... y luego Úrsula también gritaba su nombre... pero la losa de la culpa no le permitía escuchar lo que querían decirle.

Entonces unas manos sorprendentemente fuertes le levantaron de la mesita en la que estaba sentado. Abrió los ojos de golpe y se encontró con el rostro de Colton muy cerca del suyo. El chico rubio le zarandeó sin contemplaciones mientras gritaba. Michael le miraba estupefacto... pero algo de lo que le dijo volvió a activar al Ravenclaw. Colton tenía razón, aquello todavía no había terminado. Ya habría tiempo para estar abatido después. Asintió y recuperó su varita del suelo, para después coger a toda prisa algo de las estanterías que les rodeaban y echar a correr junto al resto de la pandilla.

Tras dejar atrás la Sala de los Menesteres, no tuvieron que correr mucho para empezar a escuchar el tumulto. Como habían temido, el enorme lobo estaba allí, en el interior del castillo. Michael tragó saliva, aferró con fuerza lo que fuera que llevaba en la mano y continuó bajando escaleras hacia el vestíbulo. Cuando por fin llegaron, la sangre se le heló en las venas. Allí estaba la horrible criatura del Bosque Prohibido, y no estaba sola. Alondra y Kyle estaban también allí. Pero la que más peligro corría era... Ivy...

Michael sintió un escalofrío que nunca antes había experimentado. Aquella criatura seguía siendo lo más aterrador que jamás había visto... pero algo en el interior del Ravenclaw le hizo fruncir el ceño, apretar los dientes y correr tanto como le dieron las piernas. Él no era un Gryffindor, pero aún así avanzó hasta llegar a la altura de Jade. 

—¡DÉJALA EN PAZ! —gritó, lanzando con todas sus fuerzas lo que fuera que llevara en la mano... que resultó ser un disco volador con colmillos. Apuntó directamente a la enorme cabeza del lobo, y el disco voló desplegando aquellos dientes tan característicos que eran capaces de dar mordiscos horribles. Con razón estaban terminantemente prohibidos en Hogwarts...

Usar aquél objeto podía traerle problemas también, pero no había tenido tiempo para fijarse en lo que cogía. Y tampoco le importaba lo más mínimo. En ese momento, lo único que contaba era apartar como fuera a la terrible bestia de Ivy y los demás. La voz de Colton resonaba en su cabeza...

¡Te habría ido a buscar al infierno si hubiera hecho falta! 

Y también la de Luna... 

¡Para eso están los amigos, tú lo habrías hecho por nosotros!

Todo aquello era culpa suya, y tendría que afrontar las consecuencias. Pero ahora era el momento de proteger a sus amigos, pasara lo que pasara. Plantado en el vestíbulo al lado Ivy, con las rodillas flexionadas y alerta, una vez más preparó su varita. Él no era un Gryffindor, pero los leones tenían razón. Otra vez estaban juntos, y Michael no iba a moverse de allí hasta que todos estuvieran a salvo.

El escalofrío me atravesó cuando logré sólo que el monstruo se alzara unos centímetros del suelo sin mayor éxito. Pero por suerte eso había evitado que destripase a Alondra con sus garras, quien aprovechó la oportunidad para salir de su alcance y levantarse del suelo para venir a ponerse detrás mío. Solo que no se puso detrás, me abrazó asustadísima, casi haciéndome perder el equilibrio.

*si al final tendrá razón Ivy con lo que dijo de Alondra...

Pero no había tiempo para pensar en nada de todo eso. Ivy, la que insistía en no atacar al monstruo, se paraba frente a él cuando de repente oímos las voces conocidas a nuestras espaldas. Eran todos. Y con todos me fijé especialmente en Luna. Mi cara era un poema, que si ya mostraba terror antes, ahora el doble. Me giré violentamente hacia Jade.

-PERO QUÉ TE HIZO PENSAR QUE ESA COSA PUDIERA SER LUNA?! - Le grito consternado - POR LO QUE SABEMOS PODRÍA SER HASTA SHADEFIAN! - El momento de pánico fue cortado por la esperanza de que los que se acercaban eran profesores, y además la confusión de que Ivy intentara defender al monstruo que estaba atacando a los alumnos había podido con mis temblores en las piernas y todavía hubiera mas razón para seguir disparándole a aquella cosa, o salir huyendo. Y es que, tanto si quería como si no, llevaba apuntando con mi temblorosa varita al monstruo desde hacía un buen rato tras mi primer Ascendio, y la única cosa que se me ocurrió hacer en ese momento fue lanzar otro hechizo hacia él, sin llegar a entender todo lo que gritaba Colton detrás mío mientras les oía llegar. 

-ASCENDIO!! - volví a lanzar el mismo hechizo recién aprendido en clase, era lo único que se me ocurría en esos momentos, cualquier cosa, si flotaba no podría alcanzarnos no?. - IVY SAL DE AHÍ! - 

Ivy estaba muy convencida de que la mala bestia que tenía delante de sí era Luna, así que le habló con la mayor de las confianzas, incluso hasta con cariño, indicándole que debía calmarse y que siempre serían amigas. La pelirroja no podía mentirse a sí misma, el licántropo daba miedo, era grande, peludo, babeante y olía mal, nada que ver con Ferlet, pero con tan solo saber que el alma de la Gryffindor estaba ahí dentro, le mereció la pena el riesgo de acercarse para intentar llegar a un acuerdo con la criatura.

- Venga Luna. Me conoces, sabes quien soy... - Fue su comentario cuando el ser la miró sin atisbo de reconocerla - ¿Recuerdas que íbamos a terminar juntas el álbum de cromos de las ranas de chocolate? ¿Y la noche que pasamos hablando cuando estuvimos en tu casa? Lo pasamos muy bien... - Insistía sin minimizar esfuerzos mientras se apartaba de los posibles zarpazos que la bestia proyectaba hacia su dirección - No Luna, no hagas eso, me puedes hacer daño... - Le regañó aún sin abandonar su vocecita cargada de comprensión y dulzura - Venga, piensa en cosas bonitas y así vuelves a ser tú...

Y de repente un ruido resonó a las espaldas de Jade, ella se giró y comprobó que allí estaban Colton, Michael, Úrsula y.... ¿Luna?. La pelirroja abrió mucho los ojos.

Si Luna está a mi espalda. Lo que tengo delante es... un....un... Ains, la he liado...

Kyle reaccionó gritando a la pelirroja, pidiéndole explicaciones de porqué pensaba que aquel mal bicho era Luna. Jade tan solo podía balbucear frases incompletas debido al miedo que le embargaba - Yo... creí que... Ella era él.... y no, no es... No es... Él... - Señalando tanto a Luna como al Lobo, quedándose completamente helada durante los diez primeros segundos, y eones parecieron pasar.

Que hubiera un licántropo en Hogwarts era complicado, que hubiese dos, demencial. Ivy abrió mucho la boca sin saber muy bien qué decir, pero comprendiendo que estaba en serios aprietos. La voz de Colton resonó en la entrada principal del castillo, atrayendo la atención de la criatura, lanzando posteriormente algo que parecía un tenedor. Justo a continuación Ivy escuchó a Michael decir una frase que sin duda iba dedicada a ella, la pelirroja se sonrojó notablemente, a pesar de ser el peor momento del mundo para pensar en lo valiente que era SU Ravenclaw, haciendo todo lo posible para llegar hasta ella, a su lado; lanzando a continuación un disco volador. Kyle volvió a intentar su Ascendio y le dio la indicación de que saliese de allí, tentada estaba de hacerlo, pero si lo hacía, ¿qué pasaría con él? No podía dejarle solo, habían compartido mucho y aunque ver a Alondra colgada de él le molestaba, no iba a volver a discutir con Goldfinch a causa de ella. No iba a darle a Sparks ese poder.

- NO SIN TI- Esas palabras le salieron del alma, dichas al Slytherin mientras permanecía en su posición con valentía, dejando claro que no iba a darle la espalda - ¡ASCENDIO!... - gritó apuntando al licántropo mientras se le ocurría una idea que podía funcionar - ¡Kyle y yo lo retendremos con Ascendio!. ¡Vosotros tiradle algo y lanzar un portus sobre ese objeto para mandarle a cualquier otro sitio! ¡A un aula vacía o yo que sé dónde!... TODOS JUNTOS PODEMOS VENCERLE SIN QUE NOS HAGA DAÑO...

Y así era. Elevando al licántropo no podría alcanzarles, y antes de que se cansaran usando su magia, ya estarían los demás haciendo un posible traslador para mandarle a cualquier otro sitio del mundo donde no molestase. 

Colton entró en DefCon1 y comenzó a organizar el ataque:

COGED LOS CARAMELOS ESCUPE-FUEGO, LAS TAZAS MORDEDORAS, LOS TENEDORES, CUALQUIER COSA QUE PUEDA ATARLE Y HACERLE DAÑO. CORRED, COGEDLO TODO, NADA DE TIRACHINAS, SI NO SABÉIS USARLOS ES MEJOR NO USARLOS... LAS BOMBAS FÉTIDAS EN AQUEL ESTANTE, LAS TAZAS EN AQUEL OTRO, TENÉIS UN MINUTO PARA ARMAROS HASTA LAS CEJAS.

Úrsula no se hizo esperar, sabía que aquel hombre lobo podía estar en cualquier parte del castillo y ninguno de los alumnos esperaba que un animal así estuviera allí dentro. ¡Y seguro que los profesores tampoco!

-¿Atarle? ¿Hacerle daño?-Úrsula levantó las manos, sin entender cómo podía hacer ella eso y sin decidirse a coger algo de las miles de cosas de las estanterías porque la mayoría no sabía ni siquiera que eran. Localizó los polvos picapica, pero lo dejó porque Colt confirmó que al lobo ni fú ni fá. Vio las tazas mordedoras y arrugó el ceño cuando le vio los dientes y los tenedores desaparecieron de la estantería cuando Colt los cogió todos justo delante de sus narices-Vale, como me mordáis a mi os enteráis-amenazó a las tazas justo antes de cogerlas pero, en ese momento, vio otra cosa que podía valer para algo, un enorme y soso sombrero marrón bajo el que había una etiqueta en la que se leía "Sombrero de invisibilidad" y, a su lado, un puñado de cordones atrapapies-¡Te vienes conmigo!-le dijo agarrándolo-Y vosotros también-le dijo a los cordones, agarrándolos igualmente fuerte en su otra mano y echando a correr tras los demás.

Bajar por las escaleras era de normal complicado pero, hacerlo con las dos manos ocupadas y pensando que iban en busca de aquel monstruo peludo, no ayudaba a que fuera mucho más sencillo ni pudiera correr mucho más. Pero allí estaba, bajando los escalones de dos en dos casi pensando en que cada segundo era el último para avisar a sus amigos de lo que podía estar vagando por el castillo. Aún quedaban un par de pisos cuando empezaron a cruzarse con otros niños que corrían despavoridos hacia arriba. La palabra lobo resonó más de una vez-¡ESTA ABAJO! ¡CORRED! ¿¿¿¡PORQUE NO TENEMOS MOVILES Y LOS TELEFONOS DE LOS PROFESORES!??? !!EN EL MUNDO MUGGLE HUBIERA SIDO MAS SENCILLO AVISARLOS!!-aumentó la velocidad hasta que, finalmente, apareció delante de ella la puerta del salón que atravesó a la carrera y donde se paró justo después al ver la escena que estaba teniendo lugar allí mismo.

El lobo estaba allí, Alondra estaba tirada en el suelo delante de el y Kyle parecía estar protegiéndola, aunque era Ivy la que parecía estar protegiéndolos a ellos dos. ¿Protegiéndoles?. Úrsula escuchó lo que su amiga pelirroja decía en voz alta al lobo y no le pareció que estuviera echando ningún hechizo sino que ¡le estaba hablando intentando convencerlo de una forma muy rara de que no les hiciera daño! ¡y lo había llamado ¡Luna!. A Ivy tenía que pasarle algo o estaba siguiendo una táctica que ella no entendía. Lo malo es que el lobo parecía no inmutarse y estar más cabreado a cada segundo que pasaba. Vio como se agachaba, como se tensaban sus músculos. ¡Iba a atacar!.¡Se acababa el tiempo y no había profesores a la vista!

Úrsula se quedó mirando al lobo congelada de miedo. ¡Tenía que hacer algo!. 

A su lado vio pasar a Colt y a Mike, los dos decididos hacia el lobo. Intuyó a Luna junto a ella, quizás haciendo ya un hechizo poderoso y escuchó como lanzaban el hechizo Ascendio Kyle e Ivy, y la petición de ella le llegó como una orden.

Tirarle algo.... ¡LAS TAZAS! ¡SI! Pero se romperán si las tiro...quizás corran hacia él...

Se agachó al suelo y las dejó sobre él, dándoles un pequeño empujón para que corrieran y mordieran al lindo perrito-¡MORDERLE FUERTE! ¡A EL! ¡AL LOBO!

Se incorporó y se colocó el sombrero rápidamente.

Si me vuelve invisible de verdad, quizás me pueda acercar a él y lanzarle los cordones atrapapies y así ayudar a Kyle y a Ivy a mantenerlo quieto hasta que vengan los profesores. Pero.... ¿donde están?

Sus manos estaban vacías, no tenía los cordones atrapapies en ella.

De repente lo sintió. Miró hacia sus propios pies y vio como los cordones se enredaban en sus dos piernas, a la altura de los tobillos, se apretaban ¡y se hacían un nudo fuerte! ¡con moña y todo!. ¡Había dejado los cordones también en el suelo al dejar las dos tazas!

NOOO, A MI NOOOO..... NO NO NO NOOOO, AL LOBOOOO.

Se agachó rápidamente. Se tenía que desabrochar aquello rápido...o la iba a liar bien liada.... la necesitaban, ¡tenía que ayudarles!

¡ÑAM! ¡ÑAM!

Levantó la vista al escuchar ese ruido y vio a las dos tazas mirando en su dirección pero de una forma rara, como olisqueando el aire, buscándola. Úrsula parpadeó, ¿sería de verdad invisible?. Muy mal rollo si oliéndola daban con ella y la mordían. Aquellas tazas daban grima y eran tontas, habían ignorado el peligro y pasaban del lobo. ¡MUY MAL!

¡Venga, Ursu!, ¡desátate!, YAAAAAAAAA

Dejó de mirar a las tazas y se centró en desabrocharle los cordones, pero cada vez que conseguía aflojar un poco uno de ellos, el otro se apretaba más y más. Se sentó en el suelo intentando ser más rápida que ellos y conseguir desatarlos, le dolían los dedos de intentarlo, pero no las tenía todas consigo.

-ARRRRGGGGHHHHHHH, ¡cordones estúpidos!, ¡dejadlo ya!, ¡venga!...¡joooooooooooooooooo!

Colton parecía disfrutar con todo lo que había en los estantes y cuando nos habló, fue como si lo hiciese un auténtico general, mandándonos antes de la batalla. Incluso se permitió el lujo de animar a su manera a Michael, que parecía bastante abatido.

Después de que se acercase a él, lo hice yo, para ayudar en lo que pudiese.

-No estés tan mal, Michael. Nada de esto es culpa tuya. Son cosas que pasan y podría habernos ocurrido a cualquiera. De hecho, si ese licántropo está en el castillo será culpa mía, por hacer un traslador demasiado bien. Así que ya ves, nunca se sabe cuándo será peor el remedio que la enfermedad.

Como no había mucho tiempo, le di un abrazo rápido y entonces empecé a descender las escaleras con los demás,  pero no antes de lanzarle una enorme sonrisa a Colton por lo que dijo antes de salir. Él sí sabía cómo decir lo que necesitábamos oír.

Agarré todo lo que pude pillar sin mirar exactamente lo que cogía y corrí escaleras abajo.

Mientras bajábamos, los gritos fueron haciéndose más y más evidentes y me miré las manos para ver lo que tenía.

Bombas fétida, caramelos escupefuegos…. ¿De verdad eso serviría?

Pero cuando llegamos abajo… aquello era un sinsentido.

Ivy, Alondra y Kyle estaban delante del licántropo; Alondra vencida, Kyle protegiéndola y Ivy… mi mejor amiga pensaba que era yo quien estaba allí, delante de ella. Sentí el miedo en todo mi cuerpo, pero al escuchar lo que estaba diciendo, enrojecí como un tomate.

Mi secreto… al descubierto, solo por haber hecho bien un hechizo. Me quedé… petrificada, mientras Kyle le gritaba que cómo se le había ocurrido que podía ser yo.

¿Por qué… podía serlo?

A mi lado, Colton le amenazó, como si pudiera entenderle, y le lanzó uso tenedores que se clavaron en su cuerpo como si fuesen flechas; Michael le gritó para que le dejase en paz, lanzándole un disco con colmillos; Kyle le lanzó un hechizo ascendió para intentar distraer al licántropo, seguido del mismo hechizo hecho por Ivy, una vez se recuperó de la sorpresa al verme. Nuestras miradas se encontraron un instante pero yo agaché la cabeza rápidamente. Estaba en peligro y había actuado como la amiga que era, intentando hacer que yo me diese cuenta… solo que al hacerlo… me había expuesto delante de todos los demás. Y también Úrsula se decidió a atacarle con unas tazas mágicas que mordían, antes de colocarse el sombrero de invisibilidad y desaparecer ante nuestros ojos, creando un nivel de confusión que parecía imposible.

Quería escapar de allí, darle un gran abrazo a Ivy por ser mi amiga hasta el final pero también ocultarme de todo el mundo y no volver a aparecer jamás.

Pero antes había que acabar con el licántropo y salvar a los nuestros.

En el bosque había quedado claro que no me atacaba, seguramente porque reconocía que era como él, así que debía aprovechar eso, y corrí para colocarme delante de Ivy.

-¡IVY, ATRÁS! EH, NO TE ATREVAS A HACERLES DAÑO, ¿ME OYES? YO SOY COMO TÚ Y VAS A TENER QUE-QUÉ-QUE PASAR POR ENCIMA DE MÍ, ¿ME OYES?

Los demás ya habían hecho sus hechizos, por lo que lo normal era que cualquiera de ellos valiese, pero mientras lo hacían, o llegaban los profesores, yo sería su escudo.

-¡Ivy, coge a Kyle y a Alondra y salid de aquí, rápido! No me hará daño –dije, llorando, porque ocurriera lo que ocurriese, desde ese momento yo sería el monstruo de Hogwarts y todo sería horrible. Casi deseaba que aquella criatura me diese un enorme zarpazo y acabase conmigo; seguro que así dejaba de sufrir.

Los alumnos fueron apartándose del camino del licántropo y desapareciendo, salvo unos cuantos que se habían quedado en el salón y que tímidamente, sin acercarse demasiado, sentían tanta curiosidad por lo que sucedería que intentaban mirar a través de las puertas.

Pero mientras tanto, todos vosotros estabais actuando como un solo individuo, atacando con vuestras armas a una criatura que podía ser no solo mortal, sino también el origen de otros muchos como él, pues la mordedura de un licántropo transmitía la maldición.

Kyle le lanzó un hechizo Ascendio, lo que unido al de Ivy hizo que el licántropo empezar a elevarse en el aire, mientras el tenedor de Colton se le clavaba en la nariz, haciéndole aullar de dolor, y el disco de Michael le alcanzaba en la cabeza y empezaba a mordisquearle las orejas.

La pobre de Úrsula, mientras tanto, desapareció al colocarse el sombrero, pero sus gritos resonaron en el aire cuando cayó, víctima de sus propios cordones, y las tazas que había lanzado se volvieron hacia ella para morderle los pies. Pero como estaba invisible, solo se oían sus gritos, pero nadie sabía exactamente en qué lugar se encontraba.

Tampoco es como si hubiese tiempo para ello, porque todos intentabais hacerle daño al licántropo, aunque eso era algo momentáneo.

El hechizo de Ivy y Kyle lo alzó en el aire, pero dejó de ser efectivo al poco tiempo, cayendo al suelo ruidosamente, y haciendo que la criatura estuviese más enfadada que nunca. Fue entonces cuando una llorosa Luna se colocó delante de él, interponiéndose entre Ivy, Kyle y Alondra.

El licántropo lanzó un poderoso rugido, seguramente víctima del enfado, el dolor de todo lo que le habíais lanzado y la frustración de no haber agarrado a nadie todavía, aunque el hecho de tener un tenedor clavado en la nariz no ayudaba en lo más mínimo a que se relajara.

Al fijarse en Luna, pareció pensar durante unos instantes qué hacer, porque no daba la sensación de querer atacarla, hasta que finalmente tomó la decisión de impulsarse con sus patas traseras, que eran bastante más largas de lo que habitualmente serían en un simple humano, y saltó por encima de ella para alcanzar a cualquiera de los demás. El mayor problema era que la pobre de Úrsula, con los pies entrelazados por los cordones mágicos, estaba justo en el lugar al que iba a aterrizar el licántropo... si nadie lo impedía.

Mientras el licántropo se movía por el aire, el tiempo pareció detenerse durante un instante y los ojos de todos siguieron su movimiento... mientras pensabais qué hacer.

Colton sonrió de oreja a oreja al ver como Michael había reaccionado con una sola sesión de coltivación. Tenía buen material, solo tenía que convencerle que dejara los libros un rato y se dedicara a ir con él más. Iba de hacer de él un hombre, bueno, un niño, bueno, un niño valiente, no nos malpensemos con las cositas ¡que tenemos ya casi 12 años para comportarnos como críos!. Michael le lanzó la taza con un giro de muñeca que le hizo sentirse orgulloso de su amigo, mientras que Ursula lanzaba tazas, y desaparecía, y hacía cosas muy guays a las que no podía prestar atención porque estaba dándole un tratamiento de narices al teen wolf de pacotilla.

Sonrió al ver el origen de la valentía de Michael, y es que tiran más dos pecas que dos carretas, e Ivy tenía sus pequitas, pero daba igual, cada uno sacaba fuerza de lo que fuera, y él por Angeline era capaz de destruir el castillo a tirachinazos, o a portarse bien un día, lo que pasara antes. La batalla se hacía encarnizada, Kyle e Ivy levantaban al saco de pulgas del suelo para que no les atacara mientras Cagondra hacía lo mejor que sabía hacer cuando no sembraba ponzoña, nada. Sus amigos molaban más que los de Kyle, estaba claro, así que tenía que hacer por salvarlos. Le lanzó un tenedor para dejarle jodido de narices y ya estaba pensando en el siguiente plan cuando escuchó a Ivy decir que le tiraran un portus.

Ivy era la mejor, se le debía haber pegado la inteligencia de estar con Michael, así que sacó la varita mientras Luna se interponía en el camino del bicho como si estuviera blindada como Coloso. Había más en aquel camarote de los hermanos Marx de las bromas, Úrsula gritaba a unos cordones que la soltaran pero ni se veía a Úrsula ni a los cordones. Y entonces vino el mazazo, Luna le dijo que ella era como él, e Ivy había llamado al hombre lobo Luna, y ninguna parecía bromear…y aquello debía ser algo muy importante, pero no caía en que era, no tenía nada que ver con el periodo, ni con los problemas de sangrado de Luna, y sí, los hombres lobos eran sanguinarios, pero sanguinarios de matar, no sanguinarios de ir persiguiendo compresas….

No había tiempo, levantó la varita porque el licántropo había saltado a Luna en plan de oca a oca y tiro porque me toca, y estaba saltando encima de Úrsula. Entonces Colton ató cabos.

- ¿Portus?

Dijo para si mismo. ¿Cómo no había caído antes? Luna debía ser una niña lobo, y aquello se iba a convertir en los lobos del hambre, y solo podía quedar uno, y que fuera Luna porque ese venía con muy mala leche. El pensar en la condición de Luna había hecho que el conjuro no le saliera. Gritó

- UN PORTUS, MANDADLO AL BOSQUE DE NUEVO…..

Colton se lanzó al suelo a donde creía escuchar gritar la voz de Úrsula. Le buscaría las manos y tiraría de ella. Era poco probable que fuera más rápido que un hombre lobo, pero no la iba a dejar sola. Era su más mejor amiga, la única que le entendía del todo.

Michael se había plantado firmemente al lado de Ivy y no pensaba moverse de ahí hasta que sus amigos estuvieran a salvo. Cualquier profesor se escandalizaría al ver lo que estaba haciendo, pero al Ravenclaw ni siquiera se le pasó aquél pensamiento por la cabeza. Total, estaba convencido de que le iban a expulsar de todas formas después de la que había armado... Ahora era mucho más importante que todo el embrollo acabara sin víctimas.

Lo que implicaban las palabras de Jade y Luna era del todo evidente. De hecho, la propia Gryffindor se colocó delante del resto para cubrirles, gritando claramente al monstruo que "ella era como él". Michael notó una breve sensación de asombro al oír eso, aunque no se paró demasiado a pensar en lo que significaba. Habría tiempo para hablarlo con calma... si todos salían ilesos de aquél lío.

Mientras Úrsula se peleaba con aquellos cordones rebeldes, el tenedor de Colton y el disco mordedor de Michael le estaban dando un mal rato al terrible lobo, y los Ascendio de Kyle y Jade habían bastado para desequilibrarlo y ganar tiempo. Cuando la niña pelirroja les gritó que conjurasen un traslador, la sola idea bastó para que Michael tragase saliva y la mano de la varita le temblara. Así había empezado todo aquello... Pero Colton no dudó en secundar la idea de la joven Connor. Parecía evidente que eso era lo que debían intentar.

Si me sale mal otra vez —pensó Michael—, quizá al menos lo mande a otro sitio... Con eso bastaría...

No había tiempo para dudar, el Ascendio de los Slytherin había perdido su efecto y el lobo se estaba preparando para saltar sobre ellos. Michael cerró los ojos con fuerza y se concentró en la imagen del Bosque Prohibido. Lo habían abandonado hacía apenas un rato, así que todavía podía visualizarlo con claridad. Casi podía notar el suelo frío y húmedo en su mejilla, el aire frío entre los árboles... 

Cuando estuvo listo, Michael preparó la varita y pensó con rapidez a dónde apuntar con su hechizo. El lobo ya estaba en el aire, y el tiempo parecía transcurrir a cámara lenta. Había muchos objetos en la sala, pero... ¿cómo lanzárselos al lobo sin tocarlos primero? Si lo hacían, acabarían en el mismo sitio que el licántropo, lo cual sería terrible. Así que sólo quedaba una alternativa...

—¡PORTUS! —gritó Michael con todas sus fuerzas mientras movía la varita en dirección al propio lobo, tratando de alcanzar con su hechizo el tenedor que Colton le había clavado en la nariz al monstruo—. ¡Vuelve al Bosque Prohibido!

Aquel mundo era de locos. El caos de la escuela dejó espacio a un extraño silencio, solo roto por los gritos de Úrsula, la cual estaba ilocalizable, mientras otros de los compañeros lanzaban objetos y hechizos para luchar contra la bestia, en un vano intento de contenerla. Mientras, las miradas de Luna e Ivy se encontraban. La Slytherin había cometido un grave error y, aunque no eran momentos de disculpas, se daba cuenta de que había publicado el secreto de su amiga. Algo imperdonable en cualquier caso. 

Luna actuó como la Gryffindor que era, posicionándose delante de su amiga, pues estaba en peligro. No tuvo reparos en amenazar a la criatura para que no les atacara, y pidió a Jade que se marchase con Kyle y Alondra, asegurando que el licántropo no le haría daño. La pelirroja dudaba, no echando a correr, a pesar de que ganas había, pero le parecía muy rastrero abandonar a Luna a su suerte, y menos aún ahora que había comenzado a llorar. ¡Le quebraba el alma!

- No me puedo ir... - Dijo casi en un suspiro. No le salía marcharse, a pesar de que su cabeza le imploraba lógica, pero su corazón le anclaba al suelo, a no separarse de su amiga - No puedo dejarte sola con él aunque sepa que no va a hacerte nada... - Y es que no había seguridad absoluta de que el monstruo fuese a respetar la vida de Ferlet.

Se había descentrado y el licántropo cayó al suelo, rugiendo cual fiera; helando la sangre de Ivy, la cual observó con pavor el salto del maldito bicho para sobrepasar a Luna y así poder alcanzarles. Colton se tiró al suelo, Jade no entendía para qué, aunque el Gryffindor fue claro, debían lanzar un Portus, repitiendo las palabras que la pelirroja había dicho no hacía mucho tiempo antes.

Lo bueno era que Michael permanecía a su lado, y le daba la suficiente fuerza como para no salir de allí huyendo. El Ravenclaw fue rápido a la hora de lanzar su hechizo contra el tenedor que la bestia tenía clavada en la nariz, aunque Jade no quiso comprobar su efecto, haciendo ella misma un Portus por si el de Cramson fallaba.

- ¡Portus! - Exclamó la joven apuntando el tenedor, concentrándose en el Bosque Prohibido, el sitio donde Colton había dicho de regresarle - Bosque Prohibido, Bosque Prohibido, Bosque Prohibido... - Dijo varias veces, sintiendo un miedo que le erizaba hasta la piel. Y aún así, no iba a marcharse.

Podía recordar las palabras de mis mamás como si me las estuviesen diciendo justo en ese momento. Yo estaba muy preocupada por mi condición, por ser yo misma, porque los demás me rechazasen y también por hacer daño a otros. No esperaba tener amigos, mucho menos como los que había conseguido en el tiempo que llevaba, y ahora estaba más preocupada que nunca porque algo les hiciese daño.

Era muy fácil tener miedo cuando te importaban otras personas, ahora me daba cuenta de ello y entendía un poco mejor a mis mamás, que me protegían y siempre se habían ocupado de que nada malo me sucediese.

-Luna, mi pequeña. No te va a ocurrir nada. La licantropía es… como una enfermedad crónica, lo mismo que una alergia. Lo tienes que pasar de vez en cuando y no es muy agradable, pero el resto del tiempo, la mayoría del tiempo, eres tú misma y puedes hacer lo que quieras. No debes temer porque tampoco estarás sola.

Y no estaba sola,  pero justamente por eso me preocupaba.

A mi alrededor, desde todas direcciones, llovían hechizos por parte de los demás, y un tenedor, y un disco con dientes… todo contra ese licántropo que podía ser yo. Cómo se encontraba en aquel estado era algo que todavía no comprendía, pero sabía que podía ser mi caso.

Por un momento pareció como que el licántropo iba a volar a algún sitio, pero no tardó en volver otra vez al suelo, así que corrí a colocarme delante, más decidida que nunca a evitar que le hiciese daño a alguien, y le pedí a los demás, sobre todo a Ivy, que se alejara. Pero ella… no quiso hacerlo. Me había defendido cuando pensaba que ese era yo, y ahora se negaba a dejarme, aun a riesgo de su propia vida.

¡Qué valiente era!

Pero el licántropo, en lugar de quedarse allí, hizo algo inesperado. Se impulsó con las patas traseras y saltó, sobrevolándome a mí, a Ivy, a Kyle y a Alondra.

-¡¡¡Noooooooo!!! –grité, volviéndome para seguir el vuelo del lobo.

En ese momento, Colton dijo lo del hechizo portus y todos procedieron a lanzarle el hechizo, mientras después iba y empezaba a tirar de algo que había en el suelo, invisible.

¿Úrsula?

Michael apuntó al lobo y le lanzó el mismo hechizo, y después lo hizo Ivy, repitiendo una y otra vez lo del Bosque Prohibido. Yo deseé con todas mis fuerzas que se fuese hacia allí, así que apunté también mi varita e intenté repetir el mismo hechizo.

-¡PORTUS! ¡AL BOSQUE PROHIBIDO! –dije en voz alta, mientras procuraba concentrarme lo máximo posible y contenía la respiración.

Qué desaparezca. Por favor, qué desaparezca.

Se quedó mirando a Luna desde el suelo. Y después miró al lobo. Y después volvió a mirar a Luna.

¡Cágate colega!... ¿de verdad? ¿o le está soltando una trola? ¡Ohhhhhh! ¡Antes no la atacó!

Úrsula miró a Luna, inclinando su cabeza a un lado, sin saber qué pensar.

Pero no había tiempo para pensar, había que actuar e intentar que el peludo no hiciera daño a nadie porque estaba muy muy muy enfadado. Así que dejó lo de Luna para pensarlo más tarde y volvió a centrarse en los malditos cordones que le aprisionaban los pies.

Estúpidos. Tontos. Pesados. Cabezas-huecas.Cabezotas.

A Úrsula se le ocurrían mil y un adjetivos para los dichos cordones que no la dejaban en paz. Sus amigos la necesitaban y ella, allí, luchando contra un par de cordones. ¡Eso solo le pasaba a ella!.

Bufó, luchando contra ellos una vez más antes de darse por vencida. Estaba segura de que habría algún estúpido hechizo para que parasen y se desabrochasen ellos solos pero, como era de primero, aún no lo conocía.

Estúpidos... estas me las pagaréis...

Y el grito de Luna le puso, en ese preciso momento, la piel de gallina. Supo que era Luna, y eso era malo. Porque Luna era la mejor bruja de primero y parecía asustada y no era normal que gritara así. ¿Qué pasaba?. Levantó la vista rápidamente, esperando ver que sucedía pero...¡no esperaba ver al lobo saltando por encima de Luna y dirigiéndose directamente hacia ella!. El tiempo pareció ralentizarse hasta límites insospechados y darle tiempo a la pequeña Úrsula a pensar en sus posibilidades. Así que, sabiendo que su parte muggle nada podía hacer pues tenía los pies atados, su parte mágica actuó moviendo su mano rápidamente y recuperando del suelo su varita

-Ascendio....-dijo en un susurro mientras la movía sin saber exactamente cómo y la apuntó hacia el lobo justo cuando esté cayó tan cerca de ella que pisó su túnica negra recién comprada y pudo oler su aliento en su cara. Sin darse cuenta, había encogido las piernas y miraba con cara de pánico las garras negras del depredador, los ojos abiertos como platos por el terror de tener a aquel ser tan cerca de ella que era capaz de acariciarlo entre las orejas si quería. Un segundo después, se volvió como alma que lleva el demonio, intentando alejarse de él a rastras mientras podía, dejando caer su varita de nuevo, porque ahora mismo era un simple palo para ella y lo importante era correr lo más lejos posible.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH-gritó asustadísima sintiendo que no avanzaba y, lo que era peor aún, que algo tiraba de ella hacia el lobo. ¡La túnica!. ¡El lobo la había atrapado!

Aquello era tan surrealista que parecía una pesadilla. Peor que las pesadillas que tenía con Salazar y las serpientes. Cada vez sucedían más cosas en un momento tan corto de tiempo que apenas me era posible seguir la situación de lo que teníamos detrás.

Y es que había un monstruo enfrente nuestro. Luna decía unas cosas, Ivy decía otras, Alondra se me agarraba con tanta fuerza que casi me tiraba, y yo aguanté mi concentración con mi ascendio tanto como pude... hasta que el lobo tocó suelo. Se cabreó, y ... saltó. Como a cámara lenta por encima de nuestras cabezas.

Un tenedor salió volando hasta su nariz, tazas que mordían, Úrsula gritando en algún lado sin saber dónde, y Colton, Michael, Ivy y Luna, todos lanzando un portus contra la bestia.

Portus. Un portus. Como dijo Ivy, un portus mal hecho puede acabar desmembrándote y dejandote unos trozos en un sitio y otros en otro, o explotar. Mi cara de pánico era de confusión absoluta, pero incluso dentro de toda aquella confusión mi mano seguía apuntando al licántropo incluso si el efecto de ascendio había desaparecido, como si mi varita fuese un arma.

Y con un deseo hirviente de que aquella cosa desapareciese, explotase, se esfumase al bosque oscuro como decían los demás, se solucionase todo este caos, seguí la inercia de los hechizos que gritaban todos y grité también...

-PORTUS!!- me daba igual si le llevaba al bosque oscuro, o si lo dejaba traspasando una pared, o si le traspasaba un trozo de su cuerpo y el resto aparecía sobre el lago de la escuela. El sentimiento de querer hacer desaparecer a aquél monstruo sin importar las consecuencias. *Y SI SUFRE, MEJOR... MALDITO SER DESPRECIABLE... ASQUEROSO MONSTRUO... - y aquella voz resonó en mi cabeza como sacada de mis mismísimas entrañas, con un odio profundo que no había sentido nunca, con un desahogo visceral. Con unas ganas de superar mi miedo... con absoluta brutal y certera violencia.

Y sabía que lo había logrado en cuanto lancé el hechizo, recordando las palabras que Salazar le dijo a Alondra... "Canaliza ese odio y llegarás a hacer grandes cosas...".

Y tras ver como mi hechizo impactaba sobre la criatura... aguanté la respiración, inconscientemente. Esperando el resultado inmediato...

Estábamos todos tranquilamente comiendo, en el salón, y hablando de cómo estaba marchando el día cuando de repente apareció de la nada aquella... bestia, peluda, grande, terrible, entre las mesas de las casas. Por un momento, ninguno supimos qué hacer o qué decir porque no lo entendíamos; ninguno sabíamos lo que era esa cosa y mucho menos como había llegado hasta allí. Pero en cuanto lanzó aquel poderoso rugido, todos nos levantamos y empezamos a gritar.

Estaba claro que era una bestia peligrosa, que iba a atacarnos y que había que escapar. La gente empezó a correr en todas direcciones, a saltar por encima de los bancos y las sillas, a empujarse unos a otros, con tal de conseguir alcanzar la puerta y salir y alejarse de allí.

Yo no hice nada diferente al resto. Me dejé empujar por los demás y corrí para intentar ponerme a salvo, aunque fuese difícil, mientras oía a la bestia rugiendo detrás de mí, saltando, golpeando con sus uñas en el suelo y rompiendo los muebles que iba encontrando.

Ni siquiera me atrevía a mirar porque lo único que había a mi alrededor era más gente que como yo, huía despavorida.

Anemone y Breezy estaban a mi lado, pero con las prisas me empujaron, tirándome al suelo nada más salir del salón, y me dejaron sola. ¡Sola!

Estaba llorando, asustada, pero empecé a arrastrarme para continuar huyendo, y entonces, al darme la vuelta, lo vi encima de mí. Grité como nunca había gritado, temiendo que aquella bestia me devorase allí mismo. No podía coger mi varita; sencillamente, estaba paralizada.

Y entonces, Kyle apareció justo delante de mí, varita en mano, para defenderme, y le lanzó un hechizo Ascendio a la bestia. Pero eso no fue todo. También la Ivy llegó hasta donde yo estaba, y empezó... ¡¡a hablarle!! ¿Es que estaba loca? En un principio pensé que sencillamente era tonta de remate, pero entonces la llamó Luna.

¿Luna?

Miré a Ivy, y después a la bestia. Era... un licántropo, no había duda, pero.... ¿Luna? Luna era un licántropo. ¡¡Todo este tiempo había estado en clase con una bestia peligrosa, que ahora estaba a punto de comerme!! ¡No comprendía por qué la directora del colegio lo había permitido. ¡Cómo había permitido que corriésemos ese peligro! ¡¡ESTABAN LOCOS!!

Y entonces... llegaron los demás, los de la panda de Ivy y Kyle... incluyendo a Luna. Luna no era el licántropo después de todo, pero eso no significaba nada. Ivy la había descubierto. Ella lo sabía, ¡¡LO SABÍA!!, y no había dicho nada, y mientras tanto todos corríamos peligro.

Tenían que expulsar a las dos.

Claro que en esos momentos, todos empezaron a atacar al licántropo con desesperación, incluyendo a la mismísima Luna, que se colocó delante de ella. Con eso no iba a arreglar nada porque seguía siendo un monstruo, y solo lo hacía porque sabía que no le haría nada. 

Yo seguía asustada, así que me abracé a Kyle, el único que se había preocupado por mí en todo momento, porque los demás parecían más preocupados por sus amiguitos. Yo les daba igual; siempre me habían odiado. Así que lloré y apreté con fuerza, y cerré los ojos cuando la bestia saltó sobre nosotros... 

Si sobrevivía... se iban a enterar. Esa maldita Luna y los profesores... tendrían que echarlos a todos. ¡¡A TODOS!!

Quizás un solo hechizo no hubiera conseguido nada, o quizás sí, pero el caso fue que los destellos de seis varitas confluyeron en el cuerpo del licántropo, directa o indirectamente. El de Úrsula consiguió mantener al licántropo en vuelo más tiempo de lo que él pretendía, con lo cual, el resto de los hechizos impactaron de lleno, sin ninguna dificultad.

La reunión de toda aquella magia en puntos tan cercanos del mismo cuerpo tuvo un efecto extraño. En lugar de desaparecer inmediatamente, fue como si la criatura se inflase durante unos milisegundos, antes de desvanecerse con un "plop", envuelto en decenas de chispas, quedando tan solo el aire vacío en el lugar en que se encontraba hasta hacía unos momentos.

Fue extraño, pues todos contuvisteis la respiración durante los hechizos y también momentos más tarde, esperando a ver lo que sucedía y si se trataba de algo permanente, como así fue.

El licántropo había desaparecido.

En esos momentos, justo después de daros cuenta de ello y reaccionar, pues había motivos más que suficientes para celebrarlo y no solo respirar tranquilos, sino alegraros por lo que habíais hecho, llegó todo un batallón de profesores, encabezados por la propia directora Crowland, el subdirector Partwulf, el profesor de artes oscuras, Balthazar Persimom, y la profesora de encantamientos, Orchardia Tauris.

Todos ellos llevaban sus varitas preparadas, pero al entrar en el vestíbulo, os miraron sorprendidos. La directora sonrió y bajó su varita, caminando tranquilamente hacia vosotros.

-Bueno, por lo que veo, no habéis necesitado ayuda después de todo. Diría que trabajar en equipo es algo que se os da muy bien -dijo la directora, sonriente, mientras todos recuperaban las formas y Úrsula reaparecía de nuevo, tras quitarse su sombrero invisible y se quitaba unas cuantas tazas de encima que seguían mordiéndola.

La directora se acercó primero a Luna.

-¿Estás bien? No te preocupes, tú no eres él -le dijo para tranquilizarla, mirando a continuación a los demás -. Se trata de Calvin Gray, uno de nuestros profesores más antiguos. Durante años hemos intentado localizarle, sin éxito, aunque por lo que he podido ver, ya no hay nada que podamos hacer. Como consecuencia de un mal brebaje, se transformó en licántropo para siempre y ahora apenas queda de él algo de humanidad. ¡Pobre!

A continuación, empezó a explicar su presencia.

-Supongo que os estaréis preguntando por qué no hemos aparecido antes. Veréis, después de la desaparición del señor Cramson, la señorita Ferlet y la señorita Galloway, hicimos un hechizo para localizar el lugar al que se habían transportado, pero para cuando llegamos allí, ya no había nadie. No nos costó descubrir los restos del nuevo hechizo portus que hicisteis, uno muy bueno, por cierto, y regresar de nuevo a toda velocidad, aunque ya veo que no era necesaria nuestra presencia. ¿Quién hizo ese hechizo, por cierto?

Tras enterarse de que había sido Luna, volvió a sonreír.

-Bien hecho. En fin, me alegra ver que están todos bien y he de decir que me siento muy complacida al ver que no solo son capaces de trabajar en equipo, sino también defenderse y ayudarse, y eso creo que merece un buen puñado de puntos, ¿cincuenta puntos para cada uno? Profesor Partwulf, ¿usted qué opina? Después de todo, ha sido usted quien le ha enseñado a hacerlos.

El profesor Partwulf miró a la directora, impasible, y después a vosotros.

-Me parece justo. Lo han hecho muy bien.

El profesor Persimom también se mostró a favor de la idea.

-Yo diría que ha hecho usted un muy buen trabajo, profesor. No me cabe duda de que estos jóvenes llegarán a ser grandes magos y brujas.

Pero la profesora Tauris no parecía estar de acuerdo.

-Señora directora, no estoy de acuerdo. No podemos premiar la ineptitud. Después de todo, esta situación se produjo porque un alumno hizo rematadamente mal un hechizo y debido a ello, puso en peligro a los alumnos de este colegio, y de no haber sido...

La directora cortó el discurso de la profesora Tauris, dejándola con la palabra en la boca.

-Orchadia, no estamos premiando la ineptitud, sino la capacidad de estos jóvenes en no rendirse antes las dificultades y de ayudarse mutuamente cuando es necesario. Equivocarse forma parte de cualquier aprendizaje pero la amistad ha sido siempre la magia más poderosa y estos jóvenes han demostrado con creces saber emplearla.

Aquello pareció dar por zanjado definitivamente el asunto, aunque no para Alondra, que se despegó de Kyle para dirigirse a la directora.

-P-pero señora directora. No... se puede permitir que haya... estas cosas en el colegio. Es peligroso para... todos -dijo, mirando de reojo a Luna, pero sin decirle nada directamente.

La directora no dudó en responder a la cuestión, pero con algo más de suavidad que con la profesora Tauris.

-Señorita Sparks, no es más peligroso que cualquier clase en la que ustedes hagan magia. La señorita Ferlet está siendo debidamente medicada y cuando llegue el momento, tiene ya un lugar asignado al cual retirarse. A menudo tenemos miedo de aquello que no conocemos y no creo que haya motivos para tenerlo en estos momentos. Además, no debería dudar de alguien que ha arriesgado su vida para salvar la suya, ¿no le parece?

Y con aquello, pareció dejar por zanjado todo el tema. Lanzó un largo suspiro y miró muy sonriente a todos.

-Yo creo que ahora lo que deberíamos hacer es tomarnos un buen tazón de chocolate antes de retirarnos a descansar. ¿No creen?

Poco a poco, los alumnos fueron apareciendo en el vestíbulo, murmurando acerca de todo lo que había ocurrido y mirando sospechosamente en dirección hacia todos vosotros, porque ninguno sabía lo que Luna era... por el momento.

Michael mantuvo la varita aferrada con ambas manos apuntando al licántropo, mientras se concentraba en el Bosque Prohibido como si le fuera la vida en ello. Cosa que, por otra parte, era verdad. Y no sólo la suya, si no la de sus amigos, que no tardaron en emularle lanzando sucesivos Portus al tenedor clavado en la nariz del lobo. Este desapareció de una forma bastante curiosa, que Michael jamás había visto. Y después, se hizo el silencio en la sala. El Ravenclaw miró alrededor, pero no había ni rastro de la bestia. ¿Se había acabado...? Sí, se había acabado. De algún modo, lo habían conseguido, estaban a salvo.

Inmediatamente, la varita de tejo de Michael repiqueteó en el suelo de piedra del vestíbulo. El chico respiraba con dificultad, y notó cómo sus rodillas flojeaban. Se sentó en el suelo para no caerse, mientras miraba al resto de sus amigos y amigas. Todos estaban bien. Michael suspiró de alivio y se sujetó la cabeza entre las manos. Ahora que la adrenalina remitía, comenzaba el aturdimiento. No sabía cómo se sentía, si asustado, enfadado, culpable, avergonzado... No se atrevía a levantar la vista para mirar a sus compañeros, ahora entendía lo mal que se había sentido Colton tras aquella clase de Pociones.

Los profesores llegaron en tromba, listos para hacerse cargo de la situación. Incluso la directora Crowland estaba allí. Michael tragó saliva y se esforzó por ponerse en pie, esperando una severa y merecida reprimenda. Pero la experta bruja comenzó elogiando al grupo, explicándoles quién era el misterioso licántropo y alabando el hechizo de Luna en el Bosque Prohibido. La directora tenía toda la razón, Luna sería una gran bruja, y Michael sabía que les debía la vida tanto a ella como a Colton y Úrsula. No lo habían dudado un momento a la hora de ir tras él para ayudarle sin pensar en las posibles consecuencias. De no haber sido por eso, lo más probable era que Michael no lo hubiera contado. Notó los ojos húmedos y un nudo en la garganta, pero apretó los puños forzándose a mantener el tipo.

Entonces la directora Crowland decidió otorgarles cincuenta puntos a cada uno para sus casas. ¿Qué...? Y no sólo eso, si no que los profesores Partwulf y Persimom estuvieron de acuerdo. Michael no entendía nada. ¿Cómo que cincuenta puntos? Es decir... el resto del grupo por supuesto que los merecía. Y quinientos, en su opinión. Pero él no había hecho nada para ganarse una recompensa. Muy al contrario, no le hubiera sorprendido en absoluto que le comunicaran que debía estar fuera de Hogwarts esa misma noche. La profesora Tauris parecía pensar exactamente lo mismo que él y no se cortó a la hora de señalarlo. Pero la directora fue terminante, y ahí quedó la discusión, sin que Michael se atreviese a decir nada.

Alondra intervino en ese momento por la condición de Luna que ahora todos conocían. Michael sintió otra vez aquella sensación de asombro, pero duró un suspiro, barrida por una nueva punzada de remordimiento. Eso también era culpa suya. Luna se había esforzado por mantener aquél secreto, y a causa de ese lío se había descubierto todo. Se sentía tan mal que ni en sueños hubiera podido tragar el tazón de chocolate que la directora proponía.

Mientras el resto de alumnos y alumnas de Hogwarts llenaban el vestíbulo una vez más, Michael se limpió los ojos con la manga de la túnica y caminó hacia la pandilla. Tuvo que esforzarse para poder hablar, pero no podía irse sin decirles algo.

—Lo siento —dijo cabizbajo en dirección a Ivy, Kyle y Alondra—. Siento mucho haberos puesto en peligro...

Luego se volvió hacia los Gryffindor. Colton y Úrsula, y también Luna, aunque a ella no tuvo valor para mirarla a los ojos.

—Gracias... —murmuró intentando sonreír—. Os debo la vida y no lo olvidaré. Con razón sois los tres de Gryffindor... Luna, yo...

Michael no sabía cómo seguir. Quería decirle a su amiga que sentía mucho todo aquello, que su secreto se hubiera desvelado por su culpa. Pero también quería decirle que no le importaba que ella tuviera esa condición, él sería su amigo a pesar de todo. Sin embargo, no era capaz de encontrar las palabras adecuadas. Se limitó a mirarla, esperando que ella entendiera.

—Gracias —dijo una vez más a todos antes de darse la vuelta para irse—. Disculpadme...

Y se marchó en dirección a las escaleras que llevaban a la Sala Común de Ravenclaw, sin mirar los relojes de puntuación que ya habrían registrado aquellos inmerecidos cincuenta puntos. Ni siquiera recogió su varita del suelo. Sólo quería subir a la habitación, acariciar el lomo peludo de Fitzens y esperar a que el mareo se le pasara un poco antes de pensar en cómo lidiar con todo aquello. Siempre había visto a su madre y a su hermana dominar la magia a la perfección y hacer cosas maravillosas con ella, pero comprobar que en manos torpes podía ser tan peligrosa como para ponerse en riesgo a sí mismo, o peor, a aquellos que le importaban, era un shock del que le iba a costar recuperarse.

El grito de Luna hizo que mirara arriba, mientras intentaba encontrar las manos de Úrsula para estirar de ellas y sacarla de allí, pero no las encontraba. El lobo saltaba sobre ellos y por un momento se sintió como una gacela en un documental de National Geographic, y aquello le daba rabia, porque si se lo comía algo que fuera guay, pues vale, que se le iba a hacer, pero se lo iba a comer algo que olía a perro mojado y con halitosis galopante. Mientras miraba hacia arriba varios destellos de luz se fueron produciendo mientras sus amigos lanzaban sus conjuros al hombre lobo, resonando sus portus casi al unísono, como si fueran lanzados por una misma persona.

Al bosque oscuro, ese era el deseo de todos, que el monstruo volviera del lugar donde salió y no volviera jamás, pero eso no detenía su caída, así que Úrsula la retuvo con un ascendio o debía ser Úrsula porque era invisible. El lobo se quedó suspendido y finalmente desapareció con un efecto casi cómico, un plop envuelto de chispas, para al final solo quedó un delicioso vacío donde antes solo había muerte. Soltó el aire, no se había dado cuenta del tiempo que llevaba aguantando la respiración y apretando el culo, así que exhaló, puso una sonrisa graciosa y dijo

- Cuando haces plop, ya no hay stop. - miró a su alrededor - ¿Todos bien? ¿Alguien se ha hecho daño?

Pero entonces escucharon algo que daba más miedo que un hombre lobo, un batallón de profes que debían estar bien cabreados con todo aquello. La dire, los jefes de la casa, aquella bronca estaba en nivel defcon 1, y aunque todos sus instintos le decían que se largara para evitar la bronca allí se quedo, semper fidelis, no se dejaba nadie atrás, no con sus amigos. La directora en vez de regañarles les estaba felicitando. Colton sonrió y dijo

- Oh, no, ha sido todo por suerte, Michael ha ayudado mucho, de verdad de la buena.

Pero la directora estaba más pendiente de Luna, metiendo el dedo en la yaga de su licantropía. El pobre era un tal Calvin, que con ese nombre era una suerte que ya no fuera humano, porque sino se moriría de vergüenza. Colton intentó poner una expresión de pena y dijo

- Sí, pobre...

Y entonces la directora les explicó porque habían tardado tanto. Habían ido al bosque oscuro, y luego habían vuelto, y cuando preguntaron por quien había hecho el hechizo se hizo el tonto, porque él no había estado allí. Se sonrió, los profes pensaban que habían vuelto con el traslador en lugar de venir por la sala de los entremeses, y luego decían porque investigaban lo de Shadefian. Estaba claro porque, es que los profes no se enteraban, en general los mayores, así que por eso tenían que intervenir los niños. Les dieron puntos como si no costasen, y sonrió, porque había perdido muchos, así que con aquello compensaba, pero cara broccoli protestó, entrando en un toma y daca con la dire, que era quien tenía la razón, por supuesto. Permaneció tranquilo hasta que Alondra se le ocurrió decir que Luna era una cosa, una peligrosa. No pudo contenerse y dijo

- La única cosa que hay aquí eres tú. No te metas con Luna.

La directora puso en su sitio a Alondra y cuando dijo que habían arriesgado la vida por ellos dijo - Eso mismo, lo que dice la dire. - Entonces sonrió alegremente y dijo - Sí, chocolate con bizcocho es lo mejor. Gracias dire!

Y entonces Michael se derrumbó. Se sentía culpable de lo que había pasado, aunque había sido un accidente, y nadie había salido herido. Michael era muy duro consigo mismo y cuando les agradeció por salvarle Colton le sonrió, le puso la mano en el hombro y le dijo

- Entre amigos no se lleva la cuenta, además, tendría que darte las gracias, no me hiciste ir al infierno, estabas bastante más cerca. - Le dio un golpecito en el hombro - Venga hombre, anímate, no ha sido culpa tuya, no seas tan perfeccionista, por listo que seas no se puede ser perfecto, yo cometo errores todos los días, ya te acostumbrarás.

Y entonces se marchó, dejando su varita tirada en el suelo. La sonrisa de Colton se apagó y se encaminó a la varita, agachándose para cogerla. Se encaminó hacia Ivy y le dijo

- Creo que si se la devuelves tú le hará más ilusión. Creo que ahora eres la única que puede hacer que se sienta mejor. - Sonrió y le tendió la varita, y si no la cogía la guardaría él. Se dirigió a Luna, la miró a los ojos y puso una sonrisa divertida

- Y tú, vaya, vaya vaya, y yo pensando que tenías.... bueno, la eso, la prima del pueblo que la llama mi madre. Que sepas que a mi no me das miedo, y si piensas en alejarme pierdes el tiempo. Somos amigos, y lo seguiremos siendo, ¿Y sabes lo que hacen los amigos? Comer chocolate juntos. Úrsula, ¿Te apuntas?. Creo que nos lo merecemos.

Ivy jamás se había concentrado tanto en intentar hacer un hechizo, a pesar del miedo profundo que provocaba el licántropo en ella. La pelirroja no sabía el efecto que tendría su magia, tan solo observaba cómo varios destellos impactaban en la criatura y ésta de desvanecía, haciendo un "plop" que animaría el alma de la Slytherin, así como las chispas que saltaban por doquier como si de un día de fiesta se tratase.

- Por fin... Lo hemos logrado... - comentó con un suspiro, sin apenas creer que lo hubieran conseguido, tragando finalmente saliva, aliviada.

La calma le duró unos segundos, justo hasta el momento en el que los profesores llegaron a la gran entrada del castillo, temiendo las reacciones que los docentes pudiesen tener ante la impetuosidad de los alumnos. Si Ivy hubiera estado rápida, se habría quitado de en medio, pero no tuvo tiempo para moverse y desaparecer, aunque fuera por prudencia.

- Por las caras que traen no parecen estar muy contentos... - comentó Jade observando los rostros del profesorado, callando cuando la directora tomó la palabra.

Crowland alabó el trabajo en equipo, algo que había salido improvisado, por lo que Ivy no encontraba valor en las palabras de la directora pues no habían actuado con cabeza y razonando cada paso a dar, como siempre le decía su madre. Sin embargo, le gustó cuando aquella profesora le dijo a Luna que ella no era como el otro licántropo, contándoles quien era en verdad el hombre lobo, un docente que había perdido su propia humanidad.

Ojalá a Luna no le pase eso nunca...

Por lo visto, los compañeros desaparecidos habían sido Cramson, Ferlet y Galloway. Ivy se sintió entonces culpable, se había ensimismado tanto en sus propio asuntos que había dado por hecho que los alumnos en problemas no eran precisamente ellos. Suspiró, se sentía confusa y algo perdida, comprendiendo que estar en otra casa hacía que muchas de las cosas que vivían sus amigos, ella se las perdería. Sabía que tenía que comenzar su historia, brillar como se esperaba de ella, pero no sabía cómo hacerlo.

La sorpresa fue mayúscula cuando asignaron a cada uno de ellos cincuenta puntos por trabajar en conjunto. Lo extraño era que Tauris no aceptaba esa idea, siendo cien lo que obtendría Slytherin. ¿Tan poco astuta era? Al fin y al cabo, como la directora había dicho, trabajar junto a otras casas daba más posibilidades de éxito que actuar en solitario. Así había sucedido al menos esta vez.

Y Alondra tuvo que dar la nota, como siempre, indicando que no podían haber criaturas así en el colegio, mirando de reojo a Luna, suficiente como para que Jade tomase la palabra tras el audaz insulto de Colton, el cual pretendía defender a Ferlet de cualquier afrenta que la Slytherin pudiera idear.

- También es peligroso para todos que practiquemos magia los unos contra los otros, y en clase se hace; así como ascender las escaleras mágicas a diario o volar con escoba. Todo aprendizaje conlleva un riego - No quería soltar lo que realmente pensaba, que Sparks era idiota - Alguien con el mal de la licantropía no se transforma si toma a diario su pócima. Es bueno aprender de eso porque a cualquiera podría mordernos un licántropo, y saber cómo actuar es algo muy positivo. Cualquier Ravenclaw estaría de acuerdo conmigo en que la información y el saber es poder... - recalcó dejando claro que era de inteligentes aprender cualquier conocimiento no relacionado directamente con el currículo de clases - Y también es importante no mostrar cobardía ante lo desconocido... - Y sí, indirectamente había llamado cobarde a Alondra, a pesar de que la pelirroja lo había pasado mal ante la bestia.

La directora dio una respuesta a Sparks bastante más asertiva que la suya, pero es que a Jade le había molestado que mirase a Luna de aquella manera tan rastrera. Jade la quería y si alguna razón tenía Crowland, era que Luna había arriesgado su vida por los demás.

- Una gran idea directora Crowland. Un chocolate caliente es todo lo que necesitamos para volver a la normalidad, y como dice Colton, con bizcocho - dijo Jade mirando a sus amigos con cierta complicidad, era buen momento para charlar calmadamente, y más cuando Cramson se acercó a ellos con los ojos vidriosos - No tienes nada de qué disculparte, Michael. Tú no tienes la culpa de lo que ha pasado - dijo con plena convicción - y has estado a nuestro lado, luchando, no huiste ni te apartaste a un lado - le sonrió con dulzura - pienso que has sido muy valiente. Todos lo habéis sido... - buscó la mirada de Kyle por unos instantes, quería que él se viera integrado en sus comentarios.

Cramson había dejado su varita en el suelo; Colton la recogió y se la pasó a Jade indicándole que ella era la persona adecuada para devolvérsela. Ivy no se lo pensó dos veces, tomó la madera canalizadora de magia con cuidado y cariño, fijándose y reconociendo las formas que tenía su superficie, preguntándose cuál sería su núcleo.

- Gracias Colt. Sí quiero llevársela, guarda un par de chocolates para cuando regresemos - Le dijo suspirando, había estado enfadada con el Gryffindor por el comentario hecho sobre Kyle, pero tras ese suceso, quizás lo ideal sería intentar acercarles. Al fin y al cabo se habían unido por la misma causa. Aunque era cosa difícil y lo sabía.

- Luna, me gustaría hablar contigo... - dijo sintiendo una marcada culpabilidad - Lo siento, hoy he hablado más de la cuenta sobre el secreto que no debía decir. No era mi intención traicionarte, creí que él eras tú, quería que volvieras a transformarte en ti misma y... me he equivocado... Lo siento de corazón... Espero que puedas perdonarme... - Y fue a abrazarle, esperando no ser rechazada, era el último gesto que haría antes de ir corriendo, escaleras arriba, para buscar a Cramson.

El Ravenclaw debía estar deseando marcharse del recibidor, pues cuando Jade dio con él, ya iba por el segundo piso. Ivy ascendía jadeante, teniendo que forzar la marcha para ponerse a su altura.

- Mich... - dijo con tono suave poniéndose a su lado - ¿cómo te encuentras? - sabía la respuesta, intuía que el estado de su amigo no era el mejor, y más, tras las palabras dichas - Olvidaste tu varita... Ahora que me he fijado en ella dudo que pueda olvidarla, seguro que si la vuelves a dejar en cualquier otro lado, sabría que es la tuya... - comentó con naturalidad tendiéndole la madera canalizadora de magia, esperando que la cogiese, mientras tomaba la mano izquierda de Cramson con afecto - Quiero darte las gracias, Mich. Me diste fuerza cuando te pusiste a mi lado. Me defendiste y sé que si esa criatura hubiese venido a por mí, te habrías interpuesto para impedirlo - Le miró a los ojos, consciente de que creía firmemente en las palabras dichas - Eres muy valiente y me alegro mucho de que seas mi amigo... - Rompió la distancia para darle un abrazo. Sabía que él lo necesitaba, así que Jade no dudó en permanecer en esa postura para darle la calma moral que parecía haber abandonado al Ravenclaw - Pase lo que pase, nunca dudes de ti....

Y dejó que él fuera quien tomase la determinación de tomar la palabra o separarse, cuando estuviera preparado.

Miraba como todos aquellos hechizos daban contra el lobo, como si todo ocurriese muy lentamente. Ahora que caía en ello, era la primera vez que vivía algo semejante. Una cosa eran las escenas ficticias de clase de historia, o hacer hechizos los unos contra los otros durante encantamientos. Pero eso fue real.

Cuando empezó a incharse pensé por un segundo que realmente íbamos a hacer que reventase en mil pedazos. Pero curiosamente se trasladó, con un "plop" comosi reventase una burbuja. Un plop que me hizo dar un minúsculo respingo. Dejándolo todo en un absoluto silencio. 

El tiempo se estiró con todos mirando ese espacio en el aire, ahora vacío. Hasta que finalmente volvimos a coger aire, respirando con normalidad. Las miradas empezaron a cruzarse entre nosotros, como si no acabásemos de creérnoslo. Y mi odio desapareció tan pronto como apareció, esfumándose como el peligro que desapareció en un instante. El repiqueteo de la varita de Michael me hizo mirar en su dirección, tenía una expresión horrible, entre preocupado y asustado. 

Yo me sentía igual de aturdido. Oí las voces de Colton y de Ivy, los primeros en hablar, como si tuviese la cabeza metida en un cubo de agua. Me sentía abotargado, oyéndoles como si estuvieran muy lejos.

Cuando haces plop, ya no hay stop. ¿Todos bien? ¿Alguien se ha hecho daño?

Por fin... Lo hemos logrado... 

Y luego llegaron los profesores y la directora. Nunca había visto a la directora tan de cerca. Y empezaron a hablar, sorprendidos de lo que habíamos logrado. Alabándonos. Úrsula se hizo visible de nuevo, por alguna razón era invisible. La directora explicó qué...quien era ese hombre lobo, el ex-profesor. Que se fueron a buscar a tres de ellos, sin incluir a Colton, al bosque, que Luna logró un gran hechizo de vuelta. La directora estaba orgullosa y contenta.

Y yo oía todo con la boca semi abierta como si fuese una película de la cual no formaba parte. Y de repente nos regalaban puntos a todos! y la Tauris hacía de Tauris, y la Directora no opinaba como ella, cortándola. Y yo levantaba las cejas viendo como la directora mostraba una actitud totalmente distinta a como hubiera imaginado, refrescante, reconfortante.

Alondra se despegó de mí, recordándome que aún estaba agarrada a mi brazo, cosa que había olvidado por completo inmerso en mi embotidura mental. La directora aseguro que Luna estaba debidamente medicada. Era cierto! Luna era una licántropa! Y estaba permitido y aceptado por todos los profesores y la directora, que la defendían, por lo que era algo... aceptable? era normal entonces? Ivy añadió más detalles, sobre la licantropía, la pócima, y que no había riesgo con Luna. La directora estaba de acuerdo, por lo que era todo real. 

Estaba claro que aún tenía muchísimo que aprender del mundo de los magos. Fantasmas, hombres lobo, brujas y brujos. Todo formaba parte de ésta realidad, aunque aquella forma de aprenderlo fue brusca e inesperada. ¿hubiera podido salir mal?. Sí, definitivamente sí. Fue una suerte que todos estuviéramos allí. De hecho fue una suerte que ningún alumno fuese atacado... unos segundos más tarde y Alondra sería trizas. O Ivy al ponerse delante. O yo si hubiera fallado escandalosamente con mis Ascendios. Pero no fue así, y aquello fue un alivio. La tensión se deshacía haciéndome llegar un cansancio acumulado. Entre la clase de ésta mañana que casi me doy de cabeza contra el suelo desde el aire, la discusión con Ivy por culpa de Colton, y el ataque del licántropo... había sido mucho para tan poco tiempo. *pero lo lograste... lograste realizar los hechizos... - algo en mí me felicitaba por ello, aunque no me gustase la forma en como sonaba en mi cabeza.

Los profesores dieron por zanjado el tema y empezaron a guiar a los alumnos para calmarles y tomarnos todos un tazón de chocolate y luego descansar. *Si... descansar suena bien... - empezaba a dejarme llevar, como empujado en un sueño. Pero al parecer Michael estaba bastante mal, pues se nos acercó para disculparse por ponernos en peligro, y empezó a alejarse.

Yo seguía con aquella cara de tonto, mirándoles, como si les oyera desde dentro de una pecera. Colton intentó animarle, y Ivy le dijo que había sido muy valiente. Y en ese momento me miró directamente a los ojos. También se estaba refiriendo a mí. 

Aterricé de nuevo en la realidad. Parpadeé varias veces, como recuperando la compostura. Pero seguía sin articular palabra. Me limité a asentir con la cabeza a Ivy. Era cierto, habían sido todos muy valientes... yo... no estaba tan seguro.

Ivy salió tras Michael con su varita en mano desapareciendo de la vista escaleras arriba, y Colton bromeó acerca de la condición de Luna. En ese momento miré a Luna directamente a los ojos. Y pensar que el día anterior era ella quien quería preguntarme cosas y que hablásemos sobre "mi relación con Alondra", cuando ella guardaba un secreto tan fuerte como aquél. No estaba seguro de qué pensar sobre ella en esos momentos, pero teniendo de parte a la directora... No dudó al enfrentarse al licántropo. Ella era una gran amiga de Ivy, y la habría protegido incluso haciéndole de escudo.

Una mirada más se escapó en dirección a Alondra. *Pero y a ella? la hubiera protegido igual si hubiera estado sola?... Y... a mí?... - No quise alimentar ese pensamiento. Algo me decía que sí, que hubiera saltado a proteger a cualquier alumno en peligro frente a alguien de su..."especie"?. Luna era valiente y tenía carácter. Era una gran maga. Y su condición era sólo eso, una condición. Y el grupo la aceptaba sin miramientos, Ivy ya lo sabía, y los demás no dudarían en apoyarla 

Pero yo aún no sabía dónde encajaba en todo esto. Especialmente mientras Colton se acercaba a Luna y a Úrsula animándolas a tomarse ese chocolate caliente... ignorándome completamete. Después de lo que me contó Ivy sobre lo que le dijo Colton, todavía me sentí más desplazado. Cada vez sentía más ganas de no estar cerca suyo.

Miré a Alondra, que parecía genuinamente asustada, y que probablemente se sentía tan desplazada como yo en estos momentos - Vamos... algo caliente... nos irá bien... - estaba serio y visiblemente cansado, mi voz lo delataba. Con un gesto la invitaba a andar hacia el comedor junto al resto, donde se iban agolpando todos los alumnos guiados por los profesores - Después de hoy, nadie podrá decir que no somos capaces de enfrentarnos a un monstruo ¿verdad? - hice el comentario intentando romper la tensión entre ambos. Ella también le lanzó un portus al final. Fue la primera en ser atacada, y entre todos salvamos la situación. Pero Alondra había sido empujada al suelo, pisoteada por los alumnos, y casi es víctima de un ataque del licántropo. Debía estar sintiendo todo tipo de emociones horribles ahora mismo... y hasta que no apareciesen sus dos amigas... 

*¿Cómo pudieron dejarla sola?... - pensé por último, con una antipatía creciente cada vez mayor hacia las serpientes de mi propia casa. Si es que acaso era posible odiarlas más.