Partida Rol por web

Fracaso, delante de todos, epic fail, face palm, vergüenza sobre su vaca... Había levantado la mirada solo para avisar a Ivy que no lo hiciera como él, por miedo a la burla de la clase, pero no fue tan grave como esperaba, algunos estaban demasiado ocupados con los problemas de su escoba y otros simplemente estaban demasiado maravillados con la experiencia de volar, aunque si vio como Kyle se reía, se reía de él. Se levantó intentando no cruzar la mirada con ninguno de sus amigos, ni con Angeline, sobre todo con ella...Volvió a la fila arrastrando los pies, sin saber porque le había pasado eso, intentando localizar su rebelde escoba.

Buscándola pudo ver como la de Úrsula volaba casi arrancándole la cabeza, desapareciendo en lo que debía ser una quedada de escobas rebeldes, en cambio a Luna le salió súper bien... y es que Luna era la más mágica de las brujas que conocía, siempre le salía todo bien, siempre siempre. La miró desde abajo, sonrió y agitó la mano mientras gritaba

- Es un pajaro?, es un avión? NOOO, ES LUNA FERLET EN ACCIÓN!!! BRAVO LUNA!!!

Luna voló hacia él, preocupada, y Colton se sacudió la ropa quitándole importancia. Le dolía un poco la muñeca, pero había tenido peores caidas con la bici. Negó y dijo

- Esto no es nada, me fastidia pero cuando aprendí a montar en bici me rompí los dos brazos y no me rendí.... Los muggles tenemos el dicho de cuando te caes de la bici te vuelves a subir, y no sería de Gryffindor si no le hiciera... - sonrió - Oye, Luna, ¿puedes ir a buscarme mi escoba tu que controlas? - Vio como animaba a Úrsula y le dijo - Eso, que no se diga que los muggles nos arrugamos, le vamos a dar caña hasta que seamos más rápidos que David Beckham!

Entonces Alondra empezó a hacer de Alondra y tuvo ganas de meterle un tirachinazos, pero no era el momento, la venganza se servía fría, y a Alondra se la comería como si fuera un helado de stracciatella. Iba a disfrutar, ya le bullía la mente de ideas... Se iba a enterar Cagondra, se iba a enterar muy fuerte....

La profe les dio de nuevo su escoba y Colton la miró enfadado mientras le decía entre dientes - Traidora, casi me matas, y eso que te he dado un nombre super bonito....- La profe empezó a hablar y le prestó atención, porque sino ya sabía lo que le podía pasar. Seguridad y confianza, como si la escoba fuera un perro. - Te voy a llamar Cujo, como el perro chungo de Stephen King, o Chuky... más te vale no volver a hacerme otra jugada de estas o te meteré en el armario de la limpieza con la fregona y no volverás a volar en tu vida hasta que se te caigan las cerdas.... - Y lo dijo con seguridad y confianza, aunque sabía que no sería capaz, porque no era tan cruel...

La profe dijo que el problema es que las escobas se aburrían... Ahora lo entendía, tenía una escoba... ¿Bromista? Eso le hizo sonreír. Era una escoba como él, y él no la había entendido.. Siguió a la profe que le puso a las puertas de una pista americana de la muerte, en plan Ninja Warrior. Volar, pasar por unos palos, un aro y luego por un ventilador a lo La Roca, y no podían abandonar, había que hacer el circuito entero porque sino tendrían que repetir. Miró su escoba, no creía que pudiera volar, pero le pedían que hiciera un circuito. Suspiró e hizo el viejo truco de atarse los cordones para que los otros niños fueran pasando y quedarse para después. Pasó primero Kyle, que lo había hecho bien y que esperaba que todo fuera coser y cantar para el amigo de Ivy ,Úrsula, Luna y Michael. Kyle tuvo algún problema, y cuando se estampó le salió una sonrisita... Le estaba bien merecido a la víbora cornuda de Kyle, pero que bien empleado.

Era su turno, así que miró a la escoba bromista y le dijo - Oye, al final creo que te llamaré Silver, como el caballo del llanero solitario...y... ¿Sabes por qué la escoba es la más feliz? Porque siempre va -riendo. - Se sonrió, era un chiste malísimo, pero no se sabía otro de escobas, extendió la mano y le dijo

- ARRIBA, POR ODIN Y POR ASGARD.

La escoba voló a su mano, se subió de un salto y dijo

-¡Hi-yo, Silver, away!

Se subió a la escoba y empezó a...volar? ¡Estaba volando! ¡I believe I can fly! ir en linea recta era fácil, pero... nadie le había enseñado a girar, e iba directo contra un poste. Impactó con fuerza, tanta que casi se cayó de la escoba y se quedó colgando, pensando en si alguien tiraría un arresto momentum antes de que se matara. Se iba directo contra otra pared, y volvió a chocarse.

- ¿COMO SE GIRAAAAAAAA? - Pero estaba solo, y su intuición empezó a actuar. Como las bicis, funcionaban como las bicis. Hizo el gesto de derrapar de bici, y la escoba giró en redondo, y se lanzó a toda velocidad hacia los palos. GOOOOOOOOOOOL de Colton, aquello estaba chupado, se lanzó a toda a por el aro y lo pasó sin dudar. El viento le desordenaba más aun el pelo, ya no había dudas, había montado en bici desde los 6, no había miedo, aquello estaba chupado, así que se dirigió al ventilador y calculó el timing, perfecto. Se soltó de manos, controlando la escoba con las piernas y levantó los brazos victorioso. Estaba exultante. No había sido el más rápido, pero ya le tenía el tranquillo cogido. Volar molaba tanto como el fútbol. 

Después de conseguir que mi escoba subiera, tuve que aguantar que Alondra se burlase de Ivy y de los demás, como si aquello fuese una competición. Después de todo lo que había pasado Úrsula, lo último que necesitaba era que aquella idiota le dijese algo más. Desde luego, tuve que hacer acopio de todo mi aguante para no darle una bofetada allí mismo, sobre todo porque sabía que de hacerlo, no solo se me caería el pelo sino que también Gryffindor saldría perjudicada.

Así que me volví hacia Úrsula, ignorando a Cagondra.

-Tú ni caso, Úrsula. Es simplemente idiota y tiene envidia porque ella está sola y tú, rodeada de amigos -le dije.

En cambio, Colton me vitoreó, cuando ni siquiera había hecho gran cosa, salvo conseguir que la escoba fuese hacia mi mano. Pero como a él le estaba costando más, le pareció que era más importante en realidad. De hecho, hasta me pidió que fuese a buscar su escoba. No creía que fuese a hacer falta al final y lo importante era que ahora vendría el verdadero reto.

La profesora nos condujo a un circuito aéreo que me pareció extraordinariamente difícil, sobre todo la última parte. 

A mí el vuelo se me daba fatal. Vale, seguramente podía volar en escoba, pero eso era una cosa y otra muy diferente hacer acrobacias, girar y todas esas cosas.

-Imposible. Yo no voy a poder hacerlo, seguro -comenté, a sabiendas de que seguramente Alondra me estaría oyendo y riéndose. Pero es que era cierto y dudaba que ella fuese a hacerlo mejor, así que más le valía cuidarse.

Uno tras otro nos elevamos en el aire e iniciamos el circuito. Casi todo el mundo pasaba el primer obstáculo sin problemas, pero siempre tenían problemas al final. A Kyle le fue bastante mal en los aros y el ventilador, y llegó cansado y nervioso. A Colton no le fue mucho mejor.

Cuando me tocó a mí, sabía que no lo conseguiría a la primera, pero que debía hacer lo que pudiera. Inicié el vuelo con relativa facilidad y logré atravesar los postes y pasar por entre los aros con rapidez, como si de verdad volar fuese algo innato en mí. De hecho, me estaba relajando bastante, y divirtiendo, cuando esperaba justo lo contrario. Pero fue llegar al ventilador... y ahí supe que no podría pasar. Tuve que sobrevolar varias veces antes de encontrar un hueco por el que atravesarlo, y a punto estuve en dos ocasiones de que una de las aspas me golpease y tirase al suelo.

Al final, logré atravesarlo y aterrizar con cierta seguridad en el suelo, aunque ahora entendía a Kyle. Había sido muy duro. Sin embargo, para lo poco que solía volar, tampoco me pareció que estuviese demasiado mal. Esperaba que Ivy mejorase mi tiempo y sobre todo, que Úrsula no tuviese miedo, pues estaba segura de que ella era muy capaz de hacerlo bien.

La mosquita muerta había conseguido a duras penas atraer a su escoba. Eso ya podía haberlo vaticinado yo, con aquella falta de carácter que hacía incomprensible que estuviese en Slytherin en lugar de en Hufflepuff. Pero bueno, el caso es que al final, la pobre lo consiguió.

De sus amigas, solo Luna había logrado atraer a la escoba con convicción porque la otra chica era verdaderamente lamentable. Luna la defendió y yo ignoré sus comentarios, porque al final, importaba lo que demostrásemos y estaba muy clarito que allí, gente que fuese capaz, no había muchos, y menos en Gryffindor.

En cuanto la profesora nos mostró el circuito supe que era mi momento y que iba a demostrarles a todos que era la mejor sobre una escoba. Llevaba toda la vida montando en ellas y no iba a permitir que nadie me robase el primer puesto. Obviamente, no veía que fuese a tener mucha competencia, porque Kyle a duras penas consiguió aterrizar sin caerse y al inútil de Colton, con toda su palabrería, ni la escoba se lo tomaba en serio.

La única que podía hacerme sombra era Luna y al principio me pareció que así iba a ser, aunque cuando llegó al ventilador me di cuenta de que ni hablar, porque en el momento de la verdad, no fue capaz de atravesar el obstáculo.

Cuando aterrizó al lado, me acerqué un poco antes de despegar y hacer mi vuelo.

-Supongo que es lo mejor que has podido hacer. Al menos no has quedado la última como harán alguno de tus amigos -le dije a Luna, mirando de reojo a Kyle, Ivy y Úrsula. A continuación, le di una patada al suelo y me elevé en aire.

Había nacido para volar.

Me deslicé entre los postes con facilidad y pasé entre los aros sin apenas inmutarme, y cuando llegué al ventilador, simplemente giré sobre la escoba y me colé entre uno de los huecos que había, a la primera.

Pan comido.

Cuando aterricé, en medio de todos, recibí un montón de aplausos y miré con satisfacción al grupito, para a continuación, aproximarme a Anemone y Breezey.

-Ya os lo había dicho. Soy la mejor sobre una escoba.

Y nadie iba a superarme.

Los ánimos de Kyle hacían que la pelirroja le mirase con la mejor de las sonrisas, incitándole ella misma a que su compañero se aventurase en el bello arte de hacer volar la escoba. Aunque inicialmente fuese hacia la mano. A Goldfinch no parecía que se le fuera a dar mal, al menos la orden cuando fue alta y clara tuvo su reacción y, al igual que ella, necesitó decir "arriba" varias veces para que el efecto fuese el deseado.

Ivy asintió a Kyle, aquella sensación era mágica y excitante, no entendiendo la niña cómo de madre bruja, se le tenía prohibido volar en escoba. Luna, por su parte, le animaba y le hacía soñar con pertenecer al equipo de quidditch de su casa, un sueño que estaba deseando que sucediese. No tanto le apetecía hablar de Alondra, la cual estaba siendo un verdadero dolor de cabeza, sobre todo cuando se burló de la relación de amistad que tenía con Cramson.

- Me va muy mal con ella, Luna. Ya te contaré. Pero no voy a permitir que trate mal a nadie de esta escuela, conmigo ha pasado un límite... - Explicó por encima aún con las mejillas coloradas por los malos comentarios de Alondra, intentando centrarse en la clase, viendo como su mejor amiga hacía volar la escoba a la primera y de manera impoluta - Eres increíble, Luna. Lo has hecho genial - Y es que le alegraban los logros de las personas a las que quería.

Colton le puso un nombre extraño a la escoba. Jade no sabía qué era Vileda, puesto que su madre solía fregar toda su casa con magia, por supuesto y eso antes de que tuvieran un elfo doméstico al servicio de las tareas del hogar. Lo preocupante de todo es que el joven se había montado en la escoba antes de tiempo y dando la orden se había desestabilizado, cayendo al suelo y por lo visto, se había hecho daño. No había que decir que Ivy no se alegró en absoluto de ese hecho, preocupándose por el joven Colton.

- Colt, madre mía... ¿Estás bien?... - Le tendió una mano con el fin de elevarle - Tan solo ha sido un pequeño accidente. Ya verás como a la próxima lo haces mejor... - Le intentó animar, mientras miraba como la escoba de Úrsula surcaba el cielo. Por lo visto la asignatura de Vuelo podía tener varias bajas entre los alumnos si continuaban con su racha de mala suerte.

Luna intentaba dar ánimo a Úrsula y Jade apoyó las palabras de su amiga - Claro que tenemos que mejorar. Es solo el primer día. Nadie debe desesperarse - Comentó con su suave tono de voz habitual, un rasgo eclipsado al escuchar la voz odiosa de Sparks, así se atragantase de tanto odio contenido.

- Tú sí que eres patética, Alondra. Al menos cuando haces magia - Y tuvo una sonrisa malvada en el rostro, recordando el instante en el que toda la ropa le cayó encima - Y quizás la que debiera irse de Hogwarts eres tú, las alimañas están mejor en la jungla, arrastrándose por el suelo. Te pega bastante ahora que te observo mejor... - Y se estaba encarando, más por la autoestima de Colton y Úrsula que por la propia.

La profesora volvió a tomar la palabra, indicando que había formado un circuito. Lo primero que había que hacer era volar y, una vez en el aire, dominar la escoba pasando por cada uno de los obstáculos. Jade se fijó bien en cada uno de ellos y como su apellido no era de los primeros, se fijaría en cómo lo hacía cada uno de los compañeros que fuese delante, con el fin de coger algo de estrategia.

Ivy no tuvo ningún problema en subirse a la escoba y hacerla volar. Dio una patada en el suelo y notó la fantástica sensación del viento en la cara, así como ver cómo sus compañeros se hacían pequeños en la lejanía, mientras ella iba cobrando altura. Tenía en su rostro la sonrisa más radiante y bonita de cuantas hubiera dedicado jamás y sintió mariposas en el estómago, algo similar a cuando veía a Michael en el Gran Comedor o en clase.

La joven se acercó hacia la zona de los postes, pero como iba distraída pensando en el Ravenclaw, se despistó dejando de lado la mitad de ellos. Fue una indicación del silbato de la profesora lo que hizo que se percatase de su error y repitiera el ejercicio, mostrando que realmente tenía habilidad, pero la prueba le había pillado por sorpresa.

Otro desastre fueron los aros. Pasó sin problema por uno de ellos, pero se saltó dos pasándolos por el lado. Tras el sonido del silbato, la joven parecía perdida y no atisbaba a moverse con gracia por medio de aquellos obstáculos, hasta que la profesora le tuvo que hacer una indicación manual de por dónde debía moverse. Fue entonces cuando la muchacha se lució un poco más, pero estaba quedando como algo despistada.

El ventilador era la prueba más difícil con diferencia. Jade tuvo que hacer dos intentos para poder acabar esa parte del circuito. No había ido mal del todo a nivel general, pero era una muchacha con más potencial y suma mala suerte. Quizás debiera estar más concentradas y no en las últimas palabras de su amigo Michael, su recuerdo le había dado fuerzas para poder pasar la prueba de Vuelo.

Ivy suspiró. No estaba contenta del todo con su resultado, pero algo en su interior le impedía estar triste. No había sido mal día a pesar de todo.

- Alondra, hasta Slytherin sabe que no eres la mejor. ¿Recuerdas? - Le dijo al pasar por su lado, era un comentario rastrero por parte de la pelirroja, pero Jade ya estaba en guerra sin cuartel contra ella y no parecía haber marcha atrás - Quizás debieras irte llorando a la sala común. Todos comprenderemos tu ausencia. Es más, la festejaremos.

Miró a Cagondra y después se volvió hacia Luna-Ni caso, he tenido suficiente con Tauris hoy como para aguantarla…. ¡que pesadita es! ¿También se ha metido contigo, Ivy?. Entonces creo que es el deporte nacional que tienen en su casa, ¡ni quiddicth ni na!. Pasemos de ella, no se merece nuestra atención…
 
Levantó la mirada hacia el cielo cuando la profesora Mistle cogió su propia escoba y levantó el vuelo en busca de la suya que ya era poco más que una rayita insignificante allí arriba.
 
-Puffff…. –puso los brazos en jarras mientras miraba como la profesora subía y subía y recogía la escoba sin ningún problema, como si fuera lo más normal del mundo subir tan alto sobre un palito tan pequeño-Pufffff…..
 
Aquello iba a ser….diferente. Y ella con miedo a las alturas. O eso creía, vamos. No le gustaban los columpios que subían alto y aquello de la escoba se parecía peligrosamente a uno de ellos.
 
Cuando la profesora descendió le entregó su escoba, sin más. No hubo malas palabras, ni expresiones de desdén, ni nada parecido a lo vivido con la señorita Tauris, lo que hizo que Úrsula la mirase con curiosidad y ánimo creciente al ver que no se lo tomaba a mal sino como que tenían que aprender e, incluso, les animaba a mejorar. Pero, aún así, dudada de qué hacer con su escoba a la que miraba con cara de circunstancias en sus manos.
 
Siguió a la profesora y al resto de niños en silencio, pensando qué y cómo hacerlo, hasta que llegaron a lo que era una zona de entrenamiento para ellos. Una carrera de obstáculos para superarlas a lomos de sus cabalgaduras escobiles-¿En serio? Si ni siquiera he conseguido que suba a mi mano…. –dijo desilusionada al mirar hacia arriba-…con suerte saldré la última y no tendrá que esperarme nadie-no tuvo más remedio que resignarse a lo evidente, tendría que pasar por aquello porque, la otra opción, era volverse a casa. Y tenía claro que no quería volver.
 
El primero en salir fue Kyle. Úrsula lo observó atenta y con los ojos abiertos como platos. Subió, corrió, esquivó, pasó por los aros y, aunque dudó al pasar por las aspas ¡lo consiguió!. Aplaudió emocionada a su compañero viendo como otro alumno se preparaba y salía.
 
Miró de reojo a su escoba y se separó un poco del resto, se escondió tras unos arbustos y se sentó en la hierba poniendo a su escoba delante de ella y mirándola pensativamente por un largo rato.
 
-Oye, sé que no hemos empezado bien pero la profesora Mistle dice que las escobas sois algo vivo, y ya he visto cómo has subido hasta el cielo y Mistle dice que estáis cansadas de tantos alumnos… más cuando venimos sin saber y con miedo. ¿Te puedo pedir que me ayudes a aprender a volar?. Con tu ayuda lo conseguiré, has subido allí arriba muy rápido y recto, eso es que dominas esto de volar y yo… pues como que me da un poco de miedo subir tan arriba-se la quedó mirando esperando alguna reacción por su parte, pero nada sucedió durante un buen rato-Vale, eso es un sí-una enorme sonrisa apareció en su cara-si hubiera sido un no hubieras echado a volar. Vale, venga, vamos a hacerlo. ¡Vamos a aprender a volar juntas!
 
Se puso en pie, recogió a su escoba y buscó a sus amigos. En aquel momento era Colt el que estaba subiendo hacia los obstáculos en aquel momento y lo hizo genial, como si hubiera nacido para montar en escoba. Úrsula dio saltitos de alegría cuando Colt volvió a llegar a tierra-¡Te ha salido perfecto! ¡Y ahora va Luna! Seguro que le sale impecable. Es una gran bruja aunque creo que aun no se lo cree… -le guiñó el ojo a Colt y le mostró a su escoba-Hemos hecho las paces, me va a ayudar en la prueba…-susurró para que nadie la escuchase justo cuando veía que era Alondra la que cogía su escoba y salía disparada hacia el primer obstáculo-¡Oh,oh!, ahí va la mejor de las mejoses… y no lo hace mal del todo. El día que algo le salga mal mejor nos ponemos a cubierto porque no se lo tomará nada bien.
 
Úrsula no tenía forma de controlar el tiempo que Alondra necesitó para terminar el circuito, pero le resultó el más corto de los que había visto hasta entonces-Tu no corras tanto, tampoco necesito llegar la primera, solo… no caerme y completar la carrera. Pero a ver, aprendiendo, ¿vale?-le aconsejó a la escoba que seguía sin darle pistas reales de que la estaba entendiendo, cosa que la pequeña se tomaba como síes incondicionales. Quizás por la cuenta que le traía-¡Le toca a Ivy!
 
Expectante vio como su amiga recorría los cielos-Ummm no ha tardado mucho más que Alondra, ¿no? ¿Qué creéis?-les preguntó al resto, curiosa. Si había superado a Alondra haría el doble de palmas a su amiga.
 
Y le tocó. Su nombre resonó en el claro y su mano se apretó fuerte al palo de la escoba. Se adelantó y se puso delante de la profesora, dejando a la escoba en el suelo-Lista, espero hacerlo mejor profesora Mistle…
 
Miró a la escoba y….-¡ARRIBA!-y la escoba no se movió de su sitio. Abrió los ojos como platos, ¿en serio?, ¿no la iba a ayudar?-Venga linda, ¡vamos a volar! ¡ARRIBA!
 
La escoba voló a su mano con tanta firmeza que casi echó a correr del susto. Pero después sonrió ampliamente, ¡sí!, ¡la iba a ayudar!. Se montó sobre ella como había visto hacer a sus amigos y…. se tragó el grito de la impresión de ver como comenzó a subir por los aires rápidamente-No tan alto… no… tan… alto…. –pero es que ¡aún le quedaba para llegar al primer obstáculo!. De forma innata, decidió que era mejor no mirar para abajo, no quería ver la sonrisita de suficiencia de Alondra ni el potencial guarrazo a pegarse.
 
Notaba a la escoba, como se movía cuando ella miraba el obstáculo, era como si entendiera a donde quería ir. Bueno, a lo mejor es que se sabía el recorrido de memoria, tendría lógica. Así que Úrsula comenzó a confiarse un poco cuando pasó entre los postes sin problema-¡Bien! ¡Guay! ¡Vuelas genial! Y ahora… -buscó con su mirada los aros que sabía que era el siguiente obstáculo a batir. Al mirarlos, la escoba varió el rumbo y apuntó a ellos. Se veían muy pequeños desde allí, no iba a entrar. Pero los demás habían entrado, ¿no?. Miró sin pensar hacia abajo y sintió que perdió estabilidad y la escoba se apresuró a seguir su mirada, dirigiéndose hacia abajo-¡No, no, noooo! ¡Arrrrrrrribaaa!-pero no subía, ¡no subía!, y el suelo cada vez más cerca-¡Sube a los aros, a los aros!-los buscó con la mirada, queriéndoselo enseñar a la escoba y… comenzó a subir hacia ellos. ¿Estaba dirigiendo ella a la escoba sin querer?. Se acercaba rápidamente a los aros, calculó, no calculó bien y pasó cerca pero no por donde era, así que se vio dando un amplio circulo inestable a su alrededor y volviendo a intentarlo. Y aquella vez sí ¡lo logró!.
 
Soltó el aire que había estado conteniendo desde hacia rato. Las manos le dolían de agarrar la escoba y tenía el estómago encogido. Miró de reojo abajo y sintió que se desestabilizaba de nuevo y que el vértigo venía a ella de forma inexorable. Cerró los ojos, agarrándose más fuerte aún al palo de la escoba y se pasó las aspas a gran distancia. Pero le dio igual, seguía en lo alto de la escoba, eso era lo importante.
 
Vale, esto es… ¿Cómo montar en bici?... Miró hacia atrás, a las aspas, y la escoba reaccionó comenzando un giro suave ¿Por qué no le ponen manillar? Sería más sencillo y cómodo, lo hablaré con la profesora, lo mismo nadie ha caído en la cuenta… -Vale, creo que ya pillo como funcionas… pero solo creo… no me dejes sola, ¿eh? ¿vamos a por el ventilador ese?
 
Enfiló de nuevo hacia las aspas, se acercaron, se acercaron más y en el último segundo supo que no pasaba-AUCHHHH-una de las aspas la golpeo e hizo que ella y la escoba salieran despedidas hacia un lado. Úrsula se agarró fuerte, se esforzó en no mirar abajo y en ignorar el dolor del brazo donde el aspa le había golpeado y volvió de nuevo a la carga después de otro gran giro en el aire. No le importó tardar más, solo quería sentirse segura y no volcar hacia un lado. En su tercer intento de pasar entre las aspas lo hizo más despacio, calculando mejor los tiempos, aunque eso no evitó que casi se llevase un nuevo golpe de nuevo-¡SIIIIIIII! ¡Lo hemos hecho! ¡Lo hemos hecho!-gritó contenta cuando paso entre las aspas, levantando las manos sin querer en un gesto de pura alegría… desestabilizándose de nuevo y corriendo, agarró de nuevo el palo de la escoba-Vaaaaaale, ya lo pillo. Nunca soltarte. ¡Gracias!. ¡Ha estado bien!.
 
Cuando aterrizó en el suelo sabía que tenía que haberse quedado la última porque para ella había sido muy largo el tiempo que había estado en el aire, pero no le importó, ¡no se había caído y había volado! ¡Se había hecho amiga de su escoba!
 
Sonrió contenta a sus amigos aunque sus piernas temblaban tanto que solo la sujetaron un par de pasos antes de caerse al suelo. Se tumbó en la hierba boca arriba, sonriendo, formando un angelito en la hierba a falta de nieve.
 
Que diga lo que quiera Alondra. Ella será más rápida que yo, pero no me he caído.
 
-¡Guay, escoba!, ¡ha estado guay!-susurró, contenta, a la escoba junto a ella.
 
 

El circuito que había preparado la profesora Mistle no era precisamente sencillo. Quizás los primeros obstáculos sí, pero el ventilador final no se veía tan fácil. Sin embargo, el reto estaba ahí arriba, para todos por igual, y cada uno de vosotros y del resto de vuestros compañeros y compañeras lo hicieron con diferentes grados de éxito y angustia.

Tras recuperar la escoba, la profesora se volvió hacia Kyle para responder a su pregunta.

-Cualquiera puede tener problemas con una escoba. Mi tía Paulinasia transmite vibraciones negativas a todas las escobas que están cerca, por lo que cada vez que ha intentado montarse en una, ha tardado menos de tres segundos en ser arrojada al suelo. Claro que hay escobas más tranquilas y también depende de ellas.

Cuando le llegó el turno a Kyle, su desempeño tuvo luces y sombras, como el del resto, puesto que al principio no tuvo grandes complicaciones pero en la parte final las cosas fueron bastante más difíciles.

Tampoco Colton logró hacerlo con una marca destacable, puesto que a veces tuvo que volver a hacer el obstáculo para poder atravesarlo. Su escoba no dejaba de temblar y moverse un poco según le diese.

Luna pareció hacerlo algo mejor, para su sorpresa, aunque el ventilador fue demasiado para ella. Tuvo que hacer varios intentos antes de conseguir atravesarlo con éxito.

Por su parte, a Úrsula le costó hacerse con la escoba, pero perseveró y continuó esforzándose al máximo para lograr terminar el circuito. Quizás no estuviese entre los mejores tiempos (seguramente, todo lo contrario), pero nadie podría negar su fuerza de voluntad.

Pero el verdadero espectáculo estuvo en Ivy y Alondra, pues las dos calcaron el tiempo obtenido y despertando los aplausos de todos, aunque estaba claro que entre ambas había más que palabras. Las miradas que se lanzaban no pasaban desapercibidas para nadie.

Cuando todos hubieron hecho el intento, la clase estaba ya por terminar y la profesora se dirigió a vosotros.

-Está bien, clase. Esta ha sido una pequeña introducción sobre las cosas que podemos hacer con una escoba, aparte de caernos, por supuesto. Sé que para algunos de vosotros ha sido la primera vez, pero no os preocupéis. Con el tiempo, conseguiréis al menos la mínima destreza como para poder utilizarlas sin peligro. Pero ahora mismo, tendréis que aprender las cosas que podéis hacer y las que no, y los nombres de los principales movimientos que se llevan a cabo con una escoba, así que para el próximo día, quiero que busquéis en la biblioteca algunos de estos movimientos, sus nombres y también cómo llevarlos a cabo. Los pondremos en práctica durante la próxima clase.

Al menos lo que era la teoría sí que se le daría bien a la mayoría, porque no había que volar, ni tampoco convencer a una escoba tonta para que os hiciese caso, sino solo buscar, copiar y entender lo que se decía, aunque la mayoría solo iba pensando en cuando sería el siguiente enfrentamiento entre las dos "alumnas voladoras": Ivy Connor y Alondra Sparks.

Cuando aterricé, descansé aún con el corazón acelerado mientras veía al resto pasar la prueba de obstáculos. Colton hablaba con su escoba más de lo que yo pensaba que sería necesario, y desde luego cuando gritó a su escoba y empezó a montarla como un vaquero gritando, cada vez me entraban más ganas de reír.

Ese chico era tan escandaloso como su expresión. Hasta se le vio en la cara que lo estaba disfrutando como si fuese una especie de Superman deportivo. Le seguí con la mirada sin evitar pensar en otra persona que conocía. Definitivamente se parecían mucho.

Pero antes de poder comentar nada con él mientras aterrizaba, mi rostro cambió y se tornó muy serio cuando vi como Luna despegaba. Miraba nervioso a todos los lados, especialmente a los de mi casa. Una mala sensación me recorría la espina dorsal. Pero nada malo pasó. Luna pasó la prueba, y suspiré aliviado. Úrsula pareció tener algunos problemas, como todos. Especialmente en el ventilador.

-Por suerte no creo que tengamos que usar la escoba para ir metiéndonos en ventiladores así a menudo... con controlarla yo me siento satisfecho.

Pero la sorpresa fue ver a Alondra. Voló tan bien que parecía que lo había hecho toda la vida. *Así es como debería ser? Sí... claro, brujos de verdad que saben usar bien una escoba para volar. Debe haberlo hecho ya varias veces antes. - también aplaudí para ella cuando aterrizó, a pesar de su altanería - Bien hecho Alondra. Se nota que sabes lo que haces ahí arriba - Dije con sinceridad, sonriendo tranquilamente. Para mí fue toda una aventura momentánea, y lo pasé algo mal en el ventilador. Pero justo antes de que pudiera decir nada más, todos hacían los mismos "oohs, y aahs" con Ivy, que lo hizo tan bien como Alondra.

Con una enorme sonrisa y también aplausos como el resto, la recibí cuando aterrizó. Y estaba a punto de llenarla de halagos pero entonces... Ivy le respondió muy mal a Alondra.

- Alondra, hasta Slytherin sabe que no eres la mejor. ¿Recuerdas? Quizás debieras irte llorando a la sala común. Todos comprenderemos tu ausencia. Es más, la festejaremos.

Al oír esa frase, se me hizo un nudo en el estómago. No había visto a Ivy sonar tan... "afilada", aún. Eso había sido bastante mezquino. Estaba dejando que Alondra le afectase, estaba claro, pero estaba sacando lo peor de Ivy y eso no era... agradable de ver. Ni de oír. 

Decidí que era mejor callarme y tragarme mi opinión. Aunque mi sonrisa se volvió a cerrar en mi expresión de póker habitual.

La profesora entonces nos mandó unos deberes, y nos marchamos cada uno a nuestras clases, entre cuchicheos de la ya más que evidente rivalidad de habilidades entre las dos jóvenes de Slytherin. 

-Adiós chicos - me despedí de los de Gryffindor - nos vemos en la biblioteca más tarde.

Ivy había asentido a Úrsula cuando le preguntó si Alondra se había metido con ella, prometiendo que luego, en la tarde, cuando fueran a la biblioteca, les contaría lo que le había hecho, puesto que Sparks había subido un grado en el hecho de meterse con los demás, buscando la manera más burda de causar daño.

La prueba con escoba había sido intensa, ya no consistía en aprender a volar, para Jade lo importante era poner a Alondra en su lugar, costara lo que costase. Era una pena, puesto que la joven siempre había querido ser buena bruja para obedecer a su madre. Ahora, sentía la necesidad de superar a Spark para tener contra argumentos contra su constante Bullying. Quería ser la mejor en todo y la defensora de los oprimidos, unas ideas que quizás pudieran llegar a costarle un disgusto si se sobre esforzaba demasiado, o peor, si no llegaba a la autoexigencia que se había marcado.

La clase terminó y la profesora les mandó deberes, buscar los nombres de los principales movimientos que se llevan a cabo con una escoba, así como las descripciones de cómo llevarlas a cabo. Para Ivy aquello iba a ser un verdadero disfrute, cogería algún libro para leerlo por las noches y así tener material antes de ir a dormir. Deseaba hacer del quidditch su mayor ocio.

Era el momento de la despedida, había acabado la clase - Profesora, ¿necesita que le ayude a llevar las escobas al cuartillo? - No lo decía para agradar, simplemente su carácter solía ser solícito, aunque éste se viera en peligro de extinción gracias a las actuaciones de su archienemiga. Si la docente le decía que sí, se quedaría ayudando. Si negaba la opción, correría al lado de Kyle para ir a la siguiente clase, la última del día.

Úrsula estaba súper contenta de haber podido acabar aquella prueba, a pesar de haber tardado más que muchos de nosotros. Yo estaba algo decepcionada porque en la parte final había perdido mucho tiempo, pero me convencí de que no lo había hecho muy mal para no ser una especialista, e ignoré aquella sensación. Eso sí, en cuanto aterrizó Ivy, la abracé con fuerza por el tiempo que había hecho, espectacular, y cuando lo hizo Úrsula también. Para ella había sido muy complicado y lo sabía.

-Ivy, eres la mejor. Se nota que esto es lo tuyo. Úrsula, has estado genial. Con un poco de práctica seguro que hasta entrarías en el equipo de Quidditch.

Alondra también había hecho un buen tiempo, pero su manera de ser me impidió felicitarla. Kyle sí que lo hizo y podía entenderlo porque era de su misma casa, pero yo no pensaba hacerlo, menos viendo cómo se llevaba con Ivy.

Ya podía ser la mejor del mundo en lo que quisiera que jamás la felicitaría.

Menos mal que era el final de la clase y no tendría que aguantarla ya más durante el resto del día, me parecía recordar. Anoté los deberes que teníamos que hacer y nos preparamos para marcharnos.

Me despedí de Kyle y también de Ivy y me fui rápidamente con los demás a la siguiente clase: Historia. Esperab aqu eno fuese tan estresante y cansada como la anterior.

La profesora Mistle observó como los alumnos iban dejando las escobas para dirigirse a sus siguientes clases. Todos los años ocurría lo mismo. A pesar de tener únicamente solo una clase a la semana, se enfrentaban a ella con diferentes grados de nervios. Algunos no habían montado una escoba en su vida y la experiencia les acababa resultando desagradable, pero para otros, era un regalo llovido del cielo.

A diferencia de las clases más teóricas, aunque había oído hablar de las del profesor Hibiscus, estas eran casi en su totalidad prácticas, lo que era un desahogo con las demás.

En cuanto se fueron, comenzó a reunir las escobas juntas agitando la varita, aunque una de las niñas, Ivy Connor, que había hecho un tiempo magnífico, se ofreció a ayudarla con ellas.

-No será necesario, pequeña. Como puedes ver, lo haré un abrir y cerrar de ojos. Por cierto, enhorabuena. Se nota que tienes un talento innato para volar con las escobas, y si me permites que lo diga, creo que serías una magnífica buscadora para Slytherin. Me consta que están buscando una.

La profesora terminó de reunir las escobas y entonces las dirigió hacia el pequeño cobertizo en donde las guardaba.

-Ahora será mejor que te marches o llegarás tarde a la siguiente clase.

La joven tenía una mirada con un brillo especial. Sí, seguro que iba a ser una gran buscadora.

Ivy se abrazó a Luna cuando la felicitó por su éxito, indicando algo que sabía, era su mayor deseo, pertenecer al equipo de quidditch de Slytherin.

- Ojalá sea así, aunque ya se verá - Le miró con cariño - Qué ganas tengo de que estemos más tiempo juntas, se me hacen largas las horas sin ti - Y es que su compañía llenaba a la pequeña Jade.

Seguidamente la pelirroja iría a intentar ayudar a la profesora, pero no era necesaria su colaboración. Ahora eso sí, la felicitación de la docente a Ivy hizo que ella se ruborizase y se sintiera emocionada. De estar en su casa escuchando la frase "volar no es para señoritas" a que le dijesen que tenía un talento innato para el quidditch era una completa mejora sobre algo que adoraba.

- Gracias profesora - dijo la joven muy animada, con la seguridad de que deseaba presentarse a las pruebas de su casa, iba a esforzarse muy duro para conseguir el puesto de buscador

Y tras aquella breve charla se marcharía hacia el aula de transformaciones, ya llegaba tarde.

Hogwarts no solo era un castillo con aspecto milenario, lleno de escaleras, habitaciones y demás salas, sino también un lugar repleto de oportunidades para hacer que cada alumno y alumna encontrase su propio lugar. Cuando no estaban en clase, los dos lugares favoritos para quedarse eran la sala común y los jardines, hermosos y relajantes, lo suficientemente alejados del castillo en sí como para poder sentirse en otro lugar y lleno de esa clase de magia que resultaba menos visible que la que os estaban enseñando, pero igualmente valiosa e incluso en ocasiones, mucho más.

Ivy y Michael habían quedado para entrenar, después de que el joven se lo pensara un poco e incluso consultara con Luna. Se sentía algo preocupado porque pudiera ocasionarle problemas a la pelirroja pero esta no lo veía igual, entre otras cosas porque no se trataba únicamente de enseñarle a volar sino también de estar con él a solas.

Era a todos los efectos, una cita, la primera entre ambos.

Desde donde estabais podía verse el campo de Quidditch, ese en el que se desarrollarían las pruebas para la selección de los miembros de los distintos equipos. Ivy estaba plenamente convencida de que acabaría por entrar en el suyo pero Michael aún no. Quizás con ayuda de Ivy lograse mejorar un poco sus condiciones y al menos pudiera ser un competidor digno, aunque finalmente se quedase fuera.

Por otro lado, había que preguntarse si realmente era más importante aprender a volar... o aprovechar aquel momento que ambos disponían para estar a solas y poder acercarse un poco más el uno al otro.

De todos los planes que se le podían proponer a Ivy, volar era el que más le gustaba con diferencia. La joven pelirroja había hablado en la biblioteca con Michael, su amigo de Ravenclaw, y tras conocer a su "cuñada" le había quedado claro que a Cramson no se le daba bien el uso del "bello arte de la escoba". Tenía que ayudarle. Quizás el joven pudiera ser competencia futura en los partidos, pero eso no le preocupaba. Si tenía que perder prefería hacerlo ante un amigo que contra un alumno desconocido.

Debo ir bien peinada y oler bien...

En los pensamientos de la Slytherin, además, había un deseo propio, gustarle a Michael aunque sólo fuera un poquito. Y es que iba a poner a prueba las cosas que le enseñaban las revistas para brujas coquetas. Había un perfume que su abuela le había regalado y olía a aroma de vainilla. En realidad, no era más que una esencia común, pero la joven, por algún motivo, se pensaba que ponérselo sería como usar un filtro de amor, y es que el estuche en el que se vendía era la publicidad más engañosa del mercado.

Ivy iba impecablemente vestida y peinada. Más que jugar al Quidditch parecía que iba a ir a un salón de té, vistiendo como su madre siempre le indicaba, impoluta, limpia y perfecta; la suerte es que en el fondo era una niña despreocupada y, cuando se subiera a la escoba, de poco le importaría que los cabellos se alborotasen y siguieran libres la estela del viento. Volar era la mejor sensación del mundo, tan intensa y emocionante como estar enamorada.

Oh qué emoción... Tengo una cita... Una cita con Michael Cramson... ¡Y vamos a volar!... Es el mejor día de toda la semana. ¿Qué digo?... ¡Del mes!... ¡Del año!....

Las mejillas sonrojadas y la sonrisa bien marcada. Jade era en ese instante una muchacha muy feliz. Ilusionada por cómo sucedería la tarde.

Se encontró con Michael en el campo de entrenamiento, tal y como habían apalabrado. No tenían permiso para estar allí, pero a Ivy bien le merecía la pena el riesgo por pasar algo de tiempo con su amigo, y más para echarle una mano y que consiguiera su objetivo. La pelirroja miró al cielo, habían algunas nubes que podían ir cargadas de agua, pero no llovía. Debían aprovechar el sol mientras durase.

- ¡Qué puntual!... - Le dijo mientras fue a abrazarle con afecto, tomándose la licencia de hacer aquel gesto con la clara finalidad de que oliera su perfume. Ella no lo sabía pero había personas que con determinados olores podían estornudar; otras, sin embargo, eran inmunes a la naturaleza de la esencia, a pesar de que ésta fuera agradable y dulce, como el carácter de Jade cuando Alondra estaba lejos - Me encanta el plan que vamos a hacer. ¿A qué te mueres de ganas por volar? - No parecía muy convencido, así que lo ideal era mostrarle que la escoba no mordía y que era "su amiga" - A veces, algunos objetos mágicos huelen el miedo, así que es mejor no demostrar duda alguna a la hora de usarlos. Tú eres muy valiente, Michael, no debes agobiarte porque lo vas a hacer genial. Confía en mí - Y dicho esto le cogió de la mano y tiró de él hacia el cuartillo de las escobas, cuya puerta se encontraba cerrada, algo esperable.

- Probaré con un Alohomora. A ver si me sale... - Dijo la joven sacando su varita de tejo de unos 24 centímetros. Estaba muy bien cuidada y brillante. No cabía la menor duda de que la joven se esmeraba en los detalles - ¡Alohomora!... - Hizo la filigrana con la muñeca de manera precisa, provocando un click en la puerta donde las escobas se almacenaban - ¡Me ha salido!...- Ojos brillantes y emoción. Iba a ser un gran día.

El día en que Michael había quedado con Ivy para practicar vuelo llegó por fin. Y resultó ser un día estupendo. Había unas cuantas nubes, pero el sol brillaba y la temperatura era muy agradable. Era el primer día en que los alumnos podían descansar un poco del trepidante ritmo al que les obligaban las clases, y por lo tanto la Slytherin y el Ravenclaw lo habían escogido para que Ivy pudiera echar una mano por fin a Michael con sus problemas para remontar el vuelo. Al menos, de forma segura...

Michael se levantó pronto y dio de comer a Fitzens antes de asearse y vestirse. Estaba seguro de que acabaría con el pelo revuelto y la camisa por fuera del pantalón tras la sesión de prácticas, y podría darse por satisfecho si aquello era lo peor... Pero al menos para empezar tenía que estar presentable. Se miró al espejo, dudando una vez más por un instante si aquello era buena idea. Aún estaba a tiempo de echarse atrás... Pero frunció el ceño y negó con la cabeza. Por nada del mundo pensaba dejar plantada a Jade.

Bajó rápidamente de la Sala Común de Ravenclaw, dejando atrás a alumnos y alumnas de todos los cursos que disfrutaban del día de descanso, y se encaminó al campo de entrenamiento. Había quedado allí con Ivy y no quería llegar tarde. Llegó un poquito antes de la hora, y Ivy apareció apenas un minuto después. Michael sonrió al verla acercarse, aunque todavía estaba un poco nervioso.

—Hola, buenos... días —saludó, aunque la voz se le fue atenuando al ver a su amiga. Ivy estaba tan perfectamente vestida y peinada, que el chico deseó haberse atusado un poco más... aunque no entendió por qué. Pero tampoco pudo pensarlo demasiado, porque en ese momento Jade le abrazó y le dejó con la boca abierta, aunque la cerró en cuanto pudo. El aroma que desprendía la chica le cogió por sorpresa. No se esperaba que Ivy oliera tan bien... Pero claro, no se atrevió a decírselo a ella.

—Em... bueno... —a Michael le hubiera encantado poder decir que sí a la pregunta de Jade sobre si tenía ganas de volar, pero no quería mentir a su amiga. Seguía teniendo bastante miedo a hacerlo mal. Afortunadamente, la Slytherin siguió hablando, causando que el chico se pusiera un poco colorado cuando dijo que "era muy valiente"—. Qué va. Tú sí que lo eres, Ivy. Si yo fuera la mitad de valiente que tú, no estaría preocupado por las pruebas de quidditch. Pero bueno... seguro que si me ayudas, se me dará mejor. Así que me alegro mucho de que me lo ofrecieses.

Sonrió de verdad al decir aquello. Era lo que realmente sentía. Le había preguntado a Luna si debía aceptar la oferta de Ivy, porque no quería ser una carga para ella. Pero de algún modo, estaba seguro de que iba a pasarlo genial ese día practicando juntos. Aunque algo en su interior esperaba con todas sus fuerzas no hacerlo demasiado mal delante de su amiga...

Cuando llegaron al cuartito de las escobas, Michael se dio cuenta de que estaba cerrado, lo cual era bastante lógico. No tenían permiso para cogerlas, era algo en lo que ni siquiera había pensado. ¿Y si les pillaban y se metían en un lío? Pero Ivy ya estaba sacando su varita y... ¡zas! Lanzó un Alohomora perfecto. Michael sonrió de oreja a oreja al ser testigo de aquello.

—¡Genial! —celebró, recordando por un momento su propio hechizo en la Sala de Trofeos. Le dio la impresión de que su amiga lo había hecho incluso mejor—. Qué bien te ha salido, Ivy...

Una vez abierta la puerta, las escobas estaban ahora a su alcance. Un fugaz pensamiento de prudencia volvió a pasar por la mente del Ravenclaw, pero al mirar a Ivy y contemplar el brillo en los ojos de la chica, se disipó por completo. Michael sonrió y se adelantó para coger una escoba. Cuando se volvió para hacerle un gesto a Jade, su sonrisa era casi pícara.

—¿Vamos?