Partida Rol por web

En primera instancia no respondo a Eleanor, el enfado va mucho más allá de lo mostrado pero de verdad no quería poder molestar a mi amiga con una reacción desmesurada aunque fuese lógica. Cojo el móvil y envío un sms escueto y de mala gana y tiro el teléfono en la guantera del coche mientras veo como arranca y nos ponemos en marcha. Dudo como responder pero es ella, mi mejor amiga y sé que del modo que sea ella me va a escuchar y entender.

- Ya sabes como soy, Ele, no quiero que nada influya negativamente entre nosotros. Y al ser tu hermana... - bajo la mirada algo triste pero pronto recupero algo del brillo de mi simpatía y la miro con cariño, ese que nos tenemos y es tan evidente como que no cambiaba ni un segundo con ella por ningún polvo mal echado con otras chicas. Así somos. - Hablaré con ella, y no te preocupes, le diré a mi padre que haga el arreglo. Se molestará pero lo terminará por hacer. - se que esa sumisión la enfadará pero de verdad me cuesta ser realmente severo con Mary, entiendo un poco el como es y que no es alguien fácil. 

Intento cambiar de tema recordando ahora con una sonrisa lo que me había dicho antes del incidente con el coche. - Eres una idiota, mis bóxer no tienen agujeros, si los rompes eres tú que tienes la vaga esperanza de verme luego algo que no debes. - digo con broma y mirando al frente, mientras saco de la guantera el móvil y las gafas de sol. Me las pongo y prosigo. - Y tú también te hacías pis encima, no me hagas hablar maldita. Además, recuerdo tu primer periodo, ambos nos asustamos de narices ¿lo recuerdas? Pensaba que te estabas muriendo, como corrí a buscar a mi madre. - digo disfrutando de la anécdota. La verdad es que tanto vivido con ella daba que pensar el porqué no estábamos juntos, pero era precisamente eso lo que lo impedía. Eramos tan confidentes el uno del otro que sería romper algo realmente especial. - Y no meto mi polla en cualquier lado, tarada. Al menos no en el tuyo, los demás sí que son una autopista para mí. - digo imitando verdadera soberbia. La verdad es que tengo éxito entre las mujeres, pero nunca fardaba como los demás tíos de mis ligues o noches de sexo, era algo más discreto aunque claro, siempre se terminaban enterando de todo. Así es nuestro pueblo. - Ni el de Mary, por supuesto, ¿cómo puedes pensar que alguien así puede interesarme? Creo que es todo lo opuesto a mí, y además. - muevo mi dedo hasta su pecho y lo aprieto levemente. - No tiene estas tetas, definitivamente no es mi tipo. - me río a carcajadas mientras recuperaba mi dedo de su pecho. Ella sabe que sus pechos son dignos de mi admiración, pero definitivamente no la veía como más que alguien a quien putear siempre que pudiese. Somos idiotas. Esa es una frase que nos define bien estando juntos.

Ya se podía ver el edificio donde estaba mi nuevo ático, le indico con mi mano donde poder aparcar el coche en el garaje privado del mismo y me recuesto en el asiento.

Pongo los ojos en blanco, es que me parece muy flexible con Mary, pero lo comprendo más de lo que cree. Así que al ver que lanza el móvil hacia la guantera, apoyo mi mano sobre su muslo unos minutos mientras vamos por una recta. - Ya está, no seas tonto Seth. Yo te quiero más allá de que putees a mi hermana, nuestra amistad es demasiado linda como para arruinarla así. Ella es una gran persona, pero se toma las cosas de una forma demasiado extrema. - digo mientras abandono el contacto para continuar conduciendo. - No sé que hizo en el baño, pero estaba muy seria, molesta por algunas cosas que hablamos y luego volvió muy feliz. Ya me la veo dándose con algo... No sé. - confieso mis sospechas, aunque puede ser una mera impresión de algo que no es cierto. 

- Igual ella pagará hasta donde llegue, tiene que hacerse responsable. Más allá de que lo pague tu Padre, Mary debe cumplir. - digo en aquel tono serio, que habla de sinceridad pero también de tomar decisiones en momentos que no son fáciles. En mi caso, son autodestructivas, pero cuando se trata de mi hermana es otro el método, la forma y el sentido. Por suerte cambiamos de tema, haciendo que pueda reír a carcajadas. - Hablas de tu pollita, la conozco. Así que no sé cuál es la sorpresa... ¿Recuerdas que te despertabas con el maní duro? Así que nada, no puedes ostentar conmigo Summers. - bromeo y le saco la lengua. 

Después cuando se mete con mi primer regla, abro los ojos de par en par, pese a que fue un momento muy complicado para los dos. Tanto que nos asustamos en serio. - Fue extremo eso, pero hasta me conoces sangrando... Si eres tierno en el fondo. - respondo con la intención de picarlo. - Puff una autopista muyyy transitada eliges... Alguna quizás hasta te queda grande. - comento sonriendo con cierta malicia. - No te metas con mi coño. Idiota. - digo y lo miro a los ojos, luego río a carcajadas. 

Ya cuando habla de mi hermana así, y pone el dedo en mis tetas, vuelvo a mirar sus ojos. - Son tus almohadas para ver Netflix, que tío pervertido... Pero bue... - termino por decir, ya aparcando una vez ingreso al garage. - Es hermoso esto, estoy alucinando. 

Su contacto siempre me tranquiliza, es como si nada malo fuese a pasar siempre a continuación. Sabe como hablarme y tratarme en cada situación, y apoyo mi mano sobre la suya con cariño mientras la posa en mi muslo. Llevo mi otra mano a mi cara, apoyando el codo en la puerta del coche, y formo una L con mis dedos para reposar la cabeza. De reojo miro como la velocidad revolotea un poco el pelo de Eleanor y miro con cara de bobo su movimiento. Si algo me gusta de ella son sus ojos y ese pelo tan oscuro como la noche, recordando el plumaje de un cuervo. Los primeros me daban a entender lo que siente cuando los miro y el pelo, bueno he despertado enredado más veces en ese pelo que en el de nadie.

- Y yo a tí, te quiero sin importar el qué, por eso siempre temo poder molestarte, pero tienes razón. - aprieto algo más la mano y sonrío en dirección a ella. - Algo así no debería romperlo, aunque Mary es una incógnita para mí, no sabría decirte por donde saldría si me pongo hecho una furia y no quiero dañarla. - suelto su mano mientras ella la despega de mí. - ¿Dices que salió del baño diferente? - se de sobra a que se debe pero no quiero preocupar demasiado a Ele y además, eso destaparía lo mío con Mary. - ¿Puede que haya recibido una llamada dentro y le alegrase el momento? - intento decir lo primero que se me ocurre para despejar el tema sobre su hermana. - Y vale, ayudará a pagar el desperfecto, aunque seguro que serán varios miles de dólares, ¿crees que podrá...? - me callo para no molestar sobre mi poca mano dura sobre Mary.

Si no fuese porque conduce le daría una colleja en la nuca que la sacaría el cuello de su sitio al hablar sobre mi polla. - ¿Pollita dices? - hago ademán de bajar algo el pantalón pero no muestro nada. - No te la enseño de nuevo porque conduces y no quiero matarnos. - digo riendo. - Pero luego en el apartamento verás que no es la misma que cuando la tocabas intrigada siendo niños, idiota. - La verdad es que debido a la confianza Eleanor había visto no hace muchos días mi miembro sin pudor, pero es parte de nuestra tontería. - Y sí, recuerdo cuando me despertaba bien duro, pero era mirarte y se bajaba al instante ¿les pasa a todos los chicos que conoces también? Pobrecita, debes estar que te subes por las paredes o con los dedos destrozados. - levanto los míos, el anular y el corazón y los muevo simulando estar dentro de su sexo. - Puedo prestarte los míos, vomitaré, pero no quiero que te disloques los tuyos. - hago una pausa y acerco mi cara a la suya. ¡IDIOTA! 

Asiento, recuerdo muy bien ese día. Mi pijama favorito se lo había prestado por esa noche y lo dejó bien manchado. Al principio me enojé pero cuando pude ver la sangre y como ambos nos asustamos eso se me olvidó, corrí a por mi madre y al volver no la solté de mi abrazo hasta que entendimos que era algo normal. Dirijo mi mirada hacia Ele con una ternura que solo ella conoce y sin decir nada acaricio su mejilla. - Si fue inten... - me corta bulándose y mi caricia se torna en un golpe en la nariz con mis dedos. - Ninguna me queda grande y sí, soy tierno pero no contigo. Por mí te colgaría de los pezones, pero creo que hasta te gustaría, imbécil. - sonrío y me río entre dientes. - Y jamás me metería con tu coño, es de los diez más bonitos que conozco. - digo intentando picarla.

Al divisar la plaza de aparcamiento hago un nuevo gesto para que aparque en él. Salgo del coche cuando estaciona y me dirijo al ascensor. - Prepara esa almohada, que hoy toca Locke and Key, se quedó interesante el último capítulo que vimos. - sonrío de nuevo ante el comentario sobre el lugar y sin altivez respondo sincero. - Sí, es precioso la verdad. Podrías venir a vivir si no te importase dormir en el descansillo cada vez que traiga a alguna... - aprieto el botón del ascensor mientras espero o un golpe por su parte o un comentario locuaz. 

La madre de Seth, quien era una mujer despampanante con un aire fino y clásico, se encontraba en la oficina principal del apartamento rebuscando entre lo múltiples cajones y archivadores con suma concentración. habia sido enviada por Tobias, el padre de Seth, ya que como él juraba, se le había olvidado algún documento o portafolio importante la ultima vez que habia ido de visita al atico de su hijo, y le encargo a su amada esposa la misión de ir y  llevárselo de vuelta.

Esta situación ya se había repetido un par de veces los últimos meses, así que la madre no se molestó en dar explicaciones de el porque estaba ahí en un horario en el que normalmente estaría trabajando.

- ¿Seth?... ¿cariño, ya llegaste? - Pregunto ella al escuchar voces en la sala de estar.

- Demasiado bueno a veces, ya te digo. - respondo a su actitud con respecto a mi hermana, es raro que una persona sin relación alguna, tenga esa contemplación cuando te rayan un auto que vale más que tu propia vida. Ya investigaré lo que sucede entre estos dos, que me parece una tontería. Pongo los ojos en blanco con la excusa que me da, en serio que se pasa con ello. - Por favor, a las rubias tontas con las que sales, si. Pero a mi decirme que ha recibido una llamada cuando la conozco de toda la vida, no cuela. Hay algo más detrás, como lo que tienes tú con ella. Así que lo sueltas o me entero sola. Elige tontín. - digo en un tono medio serio, comprendo que por mis estados de ánimos que rayan la depresión eviten tratar conmigo, pero eso no quita que deba ser una porcelana. 

Después cuando hablamos sobre su polla, suelto una carcajada que no puedo evitar. - Siempre fue maní, debes saber usarlo. - bromeo y le saco la lengua. -¡Qué idiota! - protesto ante el comentario y el gesto. - Esos dedos no me darían placer, que no sabes como atender a una mujer tú. Sólo follas con estrellas de mar que se adhieren a la cama y creen que el "misionero" es todo. IGNORANTE. - le refuto entre risas. - Jamás vomitarías, mi coño tiene su toque. Peroooo no es tuyo. Muere sabiendo que conocerás arroyos cuando tienes un lago bonito delante. jeje. - respondo entre risas, a veces el grado de confianza es tanto que muchas veces se dicen cosas bastante fuertes pero que en mi es como un todos los días. 

- Jooooooooooooder qué cabrón. - respondo abriendo los ojos de par en par. - El dolor me gusta. - digo divertida ya estacionando. -¿De los diez más bonitos? - le pregunto entre risas. - Vale yo las preparo, pero no te pongas a masajearlas que no da. - lo sentencio y vuelvo a las carcajadas. - Esas sábanas deben tener un olor a coño de muerte. ¿Las cambiaste? - pregunto al subir al ascensor y cuando ingresamos al piso de Seth, veo que se encuentra su Madre, alguien que conozco de toda la vida. - Buenas tardes, Señora. - digo mientras acorto las distancias para darle un sentido abrazo, es como una segunda Madre para mi. 

Dudo durante unos segundos si decirle todo, contar lo que sucede con Mary pero me contengo, porque siento que eso es algo que Mary debe hablar con ella, no yo. - Ele, sabes que si te oculto algo es por una buena razón. - bajo la mirada un momento, me duele hacer esto pero al menos sería medio sincero con ella. - Algo pasa con tu hermana, sí. Pero cuando estemos los tres podremos hablar ¿vale? Y no ahora que estamos molestos por lo del coche y no está ella delante. - sonrío con cariño y beso su mejilla, espero que eso le valga.

Por dentro me estoy riendo y a la vez algo molesto, no me gusta que hablen mal de mis ligues, si yo era respetuoso con ellas me gusta que los demás lo sean también, aunque Ele no lo dice con maldad y solo con ganas de picarme así que lo dejo correr. - ¿Ah sí? Pues tendré que buscar a alguna que me enseñe a follar de verdad ¿conoces a alguien? - la miro con recelo y entrecierro los ojos. - Y no me digas que tú, por dos motivos. - mis dedos forman una V señalando el número dos. - Primero, porque solo pensar en verte desnuda de ese modo me hace sentir nauseas, escalofríos y ganas de hacerme gay. - mi forma de hablar es socarrona, buscando que se pique o enfade un poco. - Y segundo, porque te vi un día ¿no te acuerdas? estabas ahí, simulando como sería hacerlo, ¿practicando para tu primera vez? - puse mala cara, era un recuerdo que me hizo reír pero a la vez me era incómodo. - No me respondas, la cosa es que movías el culo como si fueses un mandril en celo... - ajusto mis gafas de sol y hago que no pueda ver mis ojos. - Señora del lago bonito, tú preocúpate de que los que se bañen en él al menos sean la mitad de buenos que yo. - ¿cómo podíamos ser tan tontos el uno con el otro? Bueno, se la respuesta pero sigo preguntando cada día. Confianza.

Ese lado algo sádico de Ele lo conozco bien, es muy de ella y aunque la acepto como es, nunca cambiaría nada de ella y la quiero más que a nadie en el mundo, a veces esa parte de ella me asusta, porque se lastima ella sola y no me refiero físicamente. Aun así prefiero no sacar ese tema ahora, prefiero verla reír, otro día podríamos tratar esos asuntos. - Sí, los diez más bonitos, diría que estás en el TOP 3... Parece casi virginal... - no aguanto la carcajada y rompo en ella, casi llorando por ello.

Mientras subimos me quito las gafas de sol y las coloco en el cuello de mi camiseta. - El último al que olerá será al tuyo, idiota. Pero las cambia cada día mi asistenta, no te preocupes por eso. - bajo algo mi cabeza hasta la mitad de su vientre , a la altura del ombligo, y olisqueo. - Creo que va a tener que cambiarlas de nuevo cuando te marches. - y salgo del ascensor volviendo a mi risa idiota.

Cuando entro y veo a mi madre mis ojos se vuelven y dejo las llaves de casa de mala gana en su sitio. Ele la saluda como debe y es que mi madre siempre la ha cuidado como a una hija. Por mucho que ahora solo se haya puesto del lado de mi padre aunque me siga ayudando en otras cosas, mi madre siempre va a ser la mujer que tanto nos ayudó de niños. - Hola mamá, ¿qué haces aquí? ¿Otra vez papá te manda a "buscar algo? Ya os he dicho que si vais a venir me llames antes. - beso su mejilla y abrazo a Eleonor rodeando su cuello. - Venimos a ver algo en la tele ¿vas a quedarte mucho? - digo entre molesto y curioso.

- ¡Cariño!, ¿Cómo estás?… ¿Cómo estuvieron las clases? - Salió de la oficina con una sonrisa en los labios y a un paso elegantemente despreocupado mientras con sus manos abotonaba los botones de la parte superior de su Smoking femenino azul marino. El cual por su calidad, finos detalles e impecables acabados. La hacia radiar con un aire de pura sofisticación y pulcritud.

Se acercó a los dos jóvenes, y les regalo dos besos a cada uno como los inconfundibles modales franceses dictaban, para posteriormente girar su cuerpo sobre sus tacones de marca dirigiéndose a Eleanor.

- ¡Eleanor querida! - Exclamo con una sonrisa en los labios -Hace mucho que no tenía el placer de verte por aquí.

No tanto por que Eleanor no visitara la casa, sino por cuestiones de trabajo que no le permitían estar presente en dichas ocasiones.

-Sí, -volvió a centrar su mirada en Seth. –Tu padre había olvidado esto- levanto un poco su mano derecha en la cual había una especie de portafolio. -Me mando a que se lo llevara, ahora mismo me voy. – Dijo con su cálida sonrisa de siempre, la cual desapareció al escuchar el comentario de su hijo –Seth, que no se te olvide que nosotros somos quienes pagamos este apartamento al que llamas “tu” ático, así que si a tu padre o a mi nos apetece vendremos y no necesitamos de tu permiso. – su tono era un poco más serio, pero con esbozos de su dulzura.

-Bueno, Como siempre es un gusto verte… pero ahora estoy un poco ocupada- dijo con su característica elegancia dirigiéndose nuevamente a Eleonor –El chofer me espera a fuera del edificio. – justifico su repentina actitud de querer retirarse.

Se dirigió a la salida, tomando entre sus manos el portafolio por el que había venido, y cuando ya estaba a punto de marcharse de repente sonó el teléfono destinado a las llamadas que provenían de la administración, Angélica aprovechando que le quedaba de paso contesto la llamada.

-Buenas tardes- Respondió ella con tono amable, el cual fue cambiando a medida que continuaba la conversación.

Colgó el teléfono con un gesto inexpresivo en su rostro y se giró hacia los jóvenes encarando a su hijo, Para luego gritar.

- ¡¡¡Seth Gregory Summers!!! – Espero que Seth se acercara y prosiguió - ¡¿Qué demonios le has hecho al auto?!- Seth intento responderle. Pero ella prosiguió con su reclamo, interrumpiéndolo.

- ¡Escúchame bien jovencito! - Dijo con una Severidad que contrastaba con sus dulces facciones.

- ¡Una cosa es que no quieras seguir con el negocio familiar! - lo cual ella podía llegar a entender perfectamente – Y otra completamente diferente es que hagas este tipo de berrinches absurdos y no solo eso, sino que desprecies el trabajo que tanto tu padre como yo hemos invertido en comprarte ese auto. – eso ultimo no era completamente verdad ya que con los ingresos de la familia Summers comprar un auto de ese tipo era como comprar un chicle en la tienda de la esquina.

Volteo entonces en dirección a Eleanor y Sintió un poco de vergüenza por el escándalo que estaba ocasionando, así que decidió calmarse y cambio su tono al habitual.

-Hablaremos de esto esta noche… Cuando tu padre vuelva del trabajo- Dijo con voz agria y cortante mientras se dirigía a la puerta principal, de la cual salió dando un portazo.

Estoy por responder a todas bromas cuando es la mamá de Seth la que nos saluda. Siempre tan fina, delicada, me encanta esa mujer con su estilo. Todo va de maravillas, un reencuentro, un poco de presión maternal y esto de remarcar que mi amigo no tendría nada si no fuera por ellos. Es algo que ya vengo escuchando hace años, sé cómo son y siempre lo he apoyado en esto incondicionalmente. 

El asunto es que en medio de todo esto, ella se despide con su móvil en la mano y al escuchar el grito, está claro que descubrió la cagada que mi hermana se había mandado. No olvido el detalle de Seth hablando de que tienen algo, ni tampoco que esto en si es imperdonable para Mary. - Señora, perdone. - interrumpo un poco avergonzada, es mi familia, y la ha liado ella. - Mi hermana ha rayado el auto de su hijo, estaba tonta y ya le dije que debe pagarlo. Intentaremos hacernos cargo del arreglo, es culpa de ella y su tontería. Ahora mismo le voy a escribir para que se persone en su estudio, así ofrece una disculpa formal. -​​​​​​-digo con total claridad, es que en todos estos años, jamás un problema. Era como una hija para ellos y que Mary la lie así, me da bronca. Seth es quien paga el plato roto. 

- Mas te vale que me ayudes a que Mary entre en razones y no seas flojo. Estoy muy enojada con ella. - susurro indignada a mi amigo, él no tiene porqué recibir tanta mierda por una tarada que no sabe comportarse. 

Me quedo unos segundos sin decir nada. Eleanor intentó ayudarme y se lo agradezco con una mirada sincera de gratitud, aunque algo apagada, nada habitual en mí. - Siento este el espectáculo, Ele. - de momento son las únicas palabras que alcanzan a salir de mis labios. - Entiendo si no quieres ver nada ahora, puedo llevarte a casa si quieres.

Me acerco hasta el armario y cambio mi camisa ya sudada por otra. Mis pasos son pesados y algo torpes, esto me había afectado de verdad y ella lo sabe, pero no quiero estropear más el momento pese a que la culpa no es mía. 

- Habia quedado con tu hermana pero la verdad, como vaya la voy a mandar a la mierda Ele. Ya ves la que me ha liado. - la beso en la mejilla, más para tranquilizarme yo que por un gesto hacia ella. - ¿Dónde quieres que te lleve?

Me da mucha tristeza la situación y más aún bronca, así que al ver que quedamos solos le doy un abrazo muy sentido, para que sepa siempre que estaré para él sin importar lo que suceda. - Eres mi persona favorita, lo sabes. ¿No?- pregunto al dejar un beso en su mejilla, y luego me acurruco entre sus brazos ya que la diferencia de tamaños me permite disfrutar de algo tan bonito como esto. Es en parte para ayudarlo en esta situación y para sentirme tranquila por todo, sé que mi hermana ha actuado fatal. 

- Es que tengo algo que hacer, pero mañana pasamos la noche juntos. ¿Quieres?- pregunto mientras lo miro a los ojos. - Cocino yo algo, y hacemos maratón de Locke & Key. - propongo con una sonrisa. - ¿Quieres escuchar un consejo? Necesita un escarmiento, más allá de lo que sientas por ella, se ha excedido y no le des todo. No la ayudas así. - digo de corazón, ya abandonando sus brazos. - Si me libero temprano y estás libre, nos juntamos hoy de última - pienso en voz alta, sé que tras el lío con sus Padres, me necesita. 

- Me envías un mensaje, me apaño y voy. - digo mientras muerdo mi labio inferior, no sé qué pasará con Mark. - Llévame unas cuadras antes del lago, me encanta que me vean contigo, pero no sé cómo se lo puede tomar. - confieso y bajo la mirada hacia el suelo. Seguro no tendría problema, pero prefiero manejarlo yo. Luego al ver el mensaje, lo vuelvo a mirar a los ojos. - No le digas nada a Mary, que vaya igual. Así asume lo que hizo. 

Agradezco el gesto de Ele y me fundo en su abrazo apoyando mi barbilla sobre su cabeza y dejando que ese instante sea lo que desde pequeños hemos conseguido el uno del otro, un refugio donde todo va a mejor siempre. - Lo sé, Ele y tú la mía.​ - susurro a su oído. A veces es duro tener a la persona perfecta a tu lado y saber que nadie más puede llenarte como ella. Pero desde aquel beso habíamos decidido que así fuese y así sería. No me atrevería a perder nada de ella por nada del mundo.

Su idea de vernos mañana me hace repasar mi agenda, que aunque fuese apretada seguro podría terminar por estar con ella. Si había algo, después de este rato, podría esperar. - Atiende tus asuntos enana, sabes que jamás dejaría que algo mío se antepusiese. Mañana podemos vernos, claro. Te contaré que tal con mis padres luego y que tal... con tu hermana. -digo algo más sombrío. - Y Ele, no siento nada por ella más que esos instantes... Hablaremos y espero que recapacite. devuelvo el beso ahora y me alejo un poco para ir a por las llaves del coche. - Si termino pronto te aviso, haz lo mismo tú  ¿vale? Aunque no se con quien vas a verte y a estas horas en el lago... Me da reparo dejarte allí sola de noche Ele. ¿Estás segura de querer ir allí? Si es alguien que encima se puede molestar al verme... - en mi mente se suceden miles de hipótesis de quien podría ser y con que fin y mi lado celoso y protector con ella sale a la luz. - Dime que no es con ese capullo...

Sonrío ante ese susurro pensando que es así, siempre estaremos juntos más allá de todo. Luego cuando habla de mi hermana que la verá, pongo los ojos en blanco. - Debe follar como los dioses para que seas tan flexible con ella. - digo al encoger mis hombros, Mary jamás aprenderá de esta forma. ¿Y si más adelante la lía peor? No sé, no acepto esto pero ya no me meto más. 

- Vale, te lo digo. Todos los viernes me encuentro con Mark en secreto, no tenemos nada aún... Solo compartimos charlas, risas o silencios. Algunas veces llevo el violín... El viernes pasado casi nos besamos, pero quedó ahí... No sé. - confieso al mirar sus ojos. - Me gusta mucho, y hoy he roto la regla. Así que quedamos en vernos un día diferente. Me apetece hablar con él. - digo con total sinceridad, a sabiendas de que no le gustará mucho. 

- Me avisas, vale. Tranquilo. ¿Si?- pregunto mientras miro sus ojos. - Quédate lejos, de última para ver qué me encuentro con él y te vas. - sugiero cuando vamos saliendo. 

La noche se cierne sobre Anderson Creek...

​​​​​​​

Ya en el ascensor y tras escuchar todo lo que tenía que decir me dejo caer contra la pared de este y niego con la cabeza con pesadez. - No se trata de eso, Ele. Y sinceramente no me siento cómodo después de que sepas esto... - bajo la mirada por vergüenza pero también porque siento que decepciono de alguna manera a la persona más importante en mi vida. - No lo busqué, solo surgió una noche en la que ambos no estábamos bien, por así decirlo. Pero no, no quiero follar con ella, quiero que venga a mi casa y se enfrente a mis padres, se que esto va a enojar a todas las partes y me van a caer palos por ambos lados, pero no pienso dejar que esto pase así como así después de que mi madre se haya puesto así. - Eleanor sabe que mi madre no suele estar así nunca, que si de verdad se enfada es porque está decepcionada del todo conmigo y que además yo no tengo culpa. - Veremos como acaba todo.

Ya en el coche arranco y un poco de felicidad vuelve a los ojos de ambos, compartimos ese gusto por los coches y más por este. Intento recobrar mi buen sentido del humor pero que ella se encuentre con Mark, pese a que no es mal tipo, me rechina. - Vale, es justo, ambos nos hemos ocultado algo pero no volverá a pasar ¿sí? - estoy enfadado, sí, no tolero facilmente que Eleanor se encuentre con chicos y menos después del capitán de beisbol. Ese bastardo. - ¿Y es seguro que os veáis de noche y apartados, Ele? Vamos, ¿no hay otro momento? No es mal chico de lo poco que sé de él, pero que os encontréis así... - no puedo evitar ser así con ella. Puede que de verdad le moleste eso pero no puedo controlar esa parte de mi que con ella se pierde de esa manera.

Ya cerca del destino toco su pierna sin perder de vista la carretera por un instante. - Estaré cerca y me aseguraré de que estés bien y prometo irme tras eso. Pero... como vea algo raro de ese tipo, lo paso por encima. - mi sonrisa mostraba una broma pero por ella sabe que sería capaz. Aparco y doy un nuevo beso en su mejilla. - Diviértete, luego te aviso si acabo pronto. Y ten cuidado Ele, esta vez no puedo acudir en pijama la rescate. - digo recordando nuestra infancia una vez más. - Te quiero enana.

Al llegar a la planta del ático el ascensor se de tiene y dejo pasar primero a Mary sin soltar su mano. Aun enfadado no puedo obviar que es ella y aunque esto no es amor, no es más que lo que es, la conozco desde siempre y es la hermana de mi mejor amiga. Aunque lo intente, no me sale ser muy severo con ella.

Abro la puerta con mi mano libre y dejo las llaves del coche y la casa en su sitio cuando cierro la puerta. La casa está impoluta y es que si algo pido al servicio es que todo esté reluciente cada día, sin un solo fallo y todo en su sitio. - Ponte cómoda Mary, mis padres vendrán en un rato seguro. Hay algo de comida en la nevera, deberías comer un poco tras... Bueno ya sabes. - intento mostrar un talante propio de mi pero entre lo del coche, mis padres y el descubrimiento de Madison no puedo evitar estar nervioso. - Mary, deja que mis padres hablen, no les cortes. Primero que descarguen y luego replicamos lo que sea, ¿vale?. - me acerco por detrás suya y la abrazo rodeando su menudo cuerpo con mis brazos. - Estoy enfadado, bastante, pero es solo un coche ¿sí?

El padre de Seth era un hombre muy pudiente, pero era una de esas personas que creen “que absolutamente todos tenemos un precio, y que, si no es así, es porque aún no te han hecho una oferta lo suficientemente tentadora”, lo cual estaba de su parte ya que también era un hombre al que le gustaba jugar, y ganar claramente. Tenía el poder y el dinero para tener a cualquiera, cuando quisiera, donde quisiera y haciendo lo que él quisiera. A Todos menos a su despampanante esposa, la cual era una mujer única, no le importaba el dinero y mucho menos se dejaba mangonear por una cosa tan banal como esa, ella prefería el alma de las personas a su bolsillo. Esa fue la razón por lo cual cuando la conoció quedo prendido de ella.

Subieron por el ascensor y, con la copia de las llaves del apartamento que ellos poseían, abrieron la puerta principal.

-Buenas noches. – Dijeron ambos al unísono después de entrar. 

Su madre estaba sorprendida al ver que su hijo no estaba solo, pero igual saludo rápidamente a los dos jóvenes.

-Hola hijo. - Dio un abrazo cálido a Seth -Te dije que no era necesario que la trajeras. –susurro recalcándole a su hijo lo que le había ordenado horas antes. para posteriormente dirigirse a Mary.

-Mary -Dijo secamente y con una mirada de desilusión en sus ojos. por un momento iba a simplemente estrechar su mano, pero al ver su carita y recordar por todo lo que habían pasado todos juntos desde que ella era tan solo una niña. Decidió darle un fuerte abrazo maternal y quedarse ahí unos cuantos segundos, al fin y al cabo, era como otra hija para ella.

tantos sentimientos encontrados habían en ese abrazo que a Angélica llegaron a llenársele los ojos de lágrimas. Suavemente agarro entre sus manos la delicada cara de Mary y le dijo. –Sigues siendo igual de bella… y hasta creo que aún más. - le dio un pequeño toque en la nariz y se dirigió hacia el cuarto de baño, ya que debía ir a polvearse la nariz.

El padre de Seth, frunció el Seño al momento de ver a la joven que acompañaba a su hijo en la sala de estar, se acercó lentamente hacia su hijo y extendió su mano de forma cortés.

-Seth. - dijo mientras miraba a su hijo a los ojos. Jamás había sido demasiado cercano a él ni mucho menos cariñoso, eso se lo dejaba a su esposa.

Luego se acercó a la “señorita” para saludarla igualmente, estaba molesto, pero como era normal en él jamás permitiría que eso manchara sus buenos modales. Así que se aproximó y le dio dos besos en sus mejillas, pero al dar el segundo beso se detuvo un instante cerca de la oreja de la joven.

-Jovencita, ¿sabe usted que en este departamento hay cámaras?... y que tengo conocimiento de los “trabajos extraescolares” que realiza con mi hijo. –Susurró al oído de Mary procurando que Seth no escuchara.

Cuando se alejó de ella actuaba como si nada hubiera pasado. –Así que, usted es la hermana de Eleanor, ¿no? Es un gusto conocerla - le extendió su mano para que ella la estrechara, Tobias jamás había visto a Mary en persona, hacía mucho tiempo que sabía de ella ya que las dos familias eran bastante cercanas y su hijo varias veces la había mencionado, pero sus horarios laborales extenuantes jamás le permitían estar presente en las mismas ocasiones en que ella lo estaba.

– Aunque lamentablemente tenemos que conocernos gracias a una no tan amena situación -Hizo un gesto con las manos invitando a los jóvenes a tomar asiento en la sala de estar.