Tu mentora asintió imbuida en su ausencia de emociones, a veces te era complicado acabar de atinar si aquellos gestos eran de aprobación o de indiferencia. La brujah te observó unos breves instantes antes de responder.
—Ve entonces. El tiempo no es una preocupación para nosotros, pero sí para lo que puede suceder. Toma esto —te alcanzó un broche que parecía indudablemente antiguo, de bronce, con una forma grabada en su superficie —. Cuando te encuentres en peligro inminente y necesites ponerte a salvo, acaricia el broche y dí.. stampê vekin.
No te dio oportunidad a que le preguntaras por lo que hacia el broche que te acababa de dar, te despidió para que te dirigieras al lugar donde se estaban reuniendo todos los cainitas de Bretaña que se oponían a Morgaine o, en su defecto, aun no habían elegido bando.
Antes de marchar se acercó a ti Firminus de Navarra, el senescal de Noella, te comunicó que iría contigo a Vannes en representación de Tréguier. Sin duda el lasombra era un hábil diplomático, por lo que te apoyaría en tu misión si hacia falta.
El símbolo
Fin del prólogo.
Durante esos dos meses...
El regreso junto a tu superior trajo consigo un caudal de información que la lasombra no esperaba con tanta magnitud. Debido a que no te callaste ninguna información, la conversación que tuviste con Mayra de Urueta fue larga, aunque en algunos momentos invitó al propio conde Le Guillant a alguna de estas charlas para compartir la información recibida —claro que solo la que necesitaba saber —. Para cuando se empezaron las movilizaciones políticas en respuesta a Morgaine, la Corte del Oro no se había alineado públicamente por ningún bando, pero las preocupantes noticias que traías convencieron al conde Louarn Le Guillant de que permanecer neutral iba a ser imposible.
Louarn se decidió a personarse en el dominio de Margawse sabiendo que, al fin y al cabo, Morgaine no aceptaría una simple sumisión ya que los Le Guillant habían participado activamente en el derrocamiento de Riothamus en el pasado. Apoyar la alianza de Margawse era el paso lógico, así que dejaría a su chiquillo Aignan a cargo de Nantes mientras viajaban. Mayra te encomendó acompañar y asistir al conde en su viaje, además de ser sus oídos en la cimera. Te dijo que probablemente asistiría Firminius de Navarra, el senescal lasombra de Tréguier, y que podías encontrar en él un potencial aliado a pesar de haberse alejado del clan.
Además de esto, Mayra te encomendó una misión más, aprovechando tu cercanía con Elaine también fortalecer lazos con los Menguy. El plan de establecerse en Brest había fallado, Gevrog estaba bajo control de Morgaine, así que la chiquilla de Margawse era el objetivo óptimo. Aunque tu prioridad era mostrar que los lasombra apoyarían a los toreador si, finalmente, la guerra se cernía sobre Bretaña. Era mejor apoyar el statu quo a arriesgarse a apoyar a una loca que parecía pretender destruirlo todo.
Un breve resumen de tu prólogo y saltar al primer capítulo ;)
Perfecto. Solo aclarar que mi sire es Adonia de Castro. Mayra de Urueta es mi superior jerárquica, a la que la primera me "remitió".
En otro orden de cosas, ¿puedo usar este prólogo para hablar con el conde Louarn Le Guillant en el viaje antes de llegar a la corte?
Voy a agradecer la simple explicación del caballero, cuando su siguiente comentario hubiera hecho que me sonrojara si la sangre siguiera corriendo por mis venas, no es así, pero sigue produciéndome el mismo malestar que hubiera ocurrido tiempo atrás y provoca que cierre la boca tras mi inicial gesto, bajando la mirada hacia las crines del magnífico corcel.
A pesar de que Veloscuro se ha comportado de forma ejemplar, mi inquietud no desaparece, es posible que en algún momento se encabrite o quizás se gire y me muerda, desconozco que pasa por la mente de estas criaturas. Acaricio su lomo «tranquilo, tranquilo», es posible que mis palabras y pensamientos hayan tenido efecto desde un principio o tal vez simplemente sea un caballo de naturaleza mansa; pero por si acaso seguiré diciéndoselo para que todo siga como hasta ahora.
En silencio, espero a que Aethelstan emprenda el viaje para seguir su camino aunque sé que voy a estar incómoda gran parte de este gracias al comentario del sonriente vástago. A veces la soledad es de agradecer, sin embargo ahora no es ese momento, necesito aliados con los que inclinar la balanza del lado de los justos y el maestre parece un noble candidato a ellos.
Deseo conocer lo que se dirá en Rennes.
De camino a Rennes..
Para viajar a la Corte de las Gaitas, en el castillo de Fougères, a las afueras de Rennes, el conde Le Guillant dispuso de un carruaje preparado para la ocasión. Fiel a la ostentación del Príncipe de la Corte del Oro, el vehículo estaba bellamente decorado con artesanías pulcras, delicadas y, a todas luces, muy caras. El conde había estado bastante ausente, rumiando algo que no compartía, aunque alguna conversación ocasional te había brindado. En el exterior iba tu ghoul, vigilante como siempre.
Dale.
De camino a Rennes...
Artur no habló, no de inmediato. Era bastante evidente que el conde estaba algo más que un poco disgustado, y no le extrañaba. No debía ser agradable, por mucho que fuera necesario, realizar ese viaje. Por primera vez se preguntó por qué no le acompañaba alguno de sus hombres de confianza, cual era el motivo que un don nadie, como era él, acompañara a quien no dejaba de ser el vampiro más poderoso de la zona de Nantes.
- Mi señor conde, si tenéis un momento...- esperó un instante a que el conde le mirara y asintiera o hiciera algún gesto para darle pie, y entonces continuó- Se bien que tenéis preocupaciones mucho más importantes, pero no quería dejar pasar esta oportunidad sin agradeceros vuestra hospitalidad. También, como no podía ser de otro modo, quería aprovechar esta ocasión para preguntaron si precisáis, una vez lleguemos al Castillo de Fougères algún servicio de mi parte. Y como no podía ser de otro modo, para responder a vuestras preguntas sobre mi encuentro con Morgaine.
Louarn volvió la mirada hacia ti sin decir nada, un gesto de mano te invitó a hablar, al fin y al cabo el aburrimiento era patente en cada rincón de aquel carruaje. Te escuchó con detenimiento, y casi brotó una sonrisa socarrona en sus labios al escucharte.
—De verdad que los lasombra sois bien serviciales —comentó con sorna, pero sin desprecio, casi con resignación —. Pero dado que tu señora te ha mandado a ti para acompañarme, no haré ascos a los servicios que podáis darme. ¿Qué creéis que nos dirá Margawse? ¿Con qué motivador discurso apelará a la unión de los vástagos?
Con cierto hastío bufó negando para si, mas añadió a continuación.
—Disculpadme. No es un secreto que no me agrada este viaje, y menos aun las razones que me arrastran a él. No requiero de ningún servicio especial por vuestra parte, salvo el que estéis atento —dijo con un tono más neutro —. Habrá otro miembro de vuestro clan, ¿verdad? Firminius de Navarra. No sé mucho de él, ¿y vos?
Obvió el tema de Morgaine, parecía que ya sabía más que suficiente sobre aquel punto. Casi pudiste apreciar cierto miedo al escuchar ese nombre.
No respondió Artur de inmediato, acariciándose pensativo el mentón. Finalmente, se encogió de hombros.
- Prefiero pensar que se trata más de una cualidad personal que de una característica de la estirpe a la que pertenezco, mi señor. Si permitís mi atrevimiento, hay tanto parecido de un lasombra a otro, como de un toreador a otro. Sencillamente, en mi caso, intento asumir un viejo proverbio de mi tierra: Es de bien nacido ser agradecido. Y tengo mucho que agradeceros, en ello se encuentra tanto la base de mi servicio hacia vos, como también en la obvia diferencia de potestas. Sois el conde Louarn Le Guillant, el príncipe de Nantes. El príncipe, por tanto, a quien debo el permiso para mi residencia en estas tierras. Para mi, al menos, esas cosas son importantes- hace una pausa antes de continuar- De hecho, hasta los recientes acontecimientos, sin duda podría afirmarse que erais el único vampiro capaz de disputar el trono a la Duquesa Margawse, y ello en virtud de vuestra capacidad, y astucia. Esto es, obviamente, un peligro para todos. Y coincido plenamente en la necesidad de evitar que Morgaine queme el mundo. Sin duda, una mente privilegiada como la vuestra, sabrá lo importante que es para la duquesa dar la sensación de apoyo hacia su persona; y sin duda también sabrá como manejar esa circunstancia para obtener rédito de la misma, aún cuando finalmente ese apoyo deba darse. Se que sabéis todo lo que os comento, no pretendo deciros nada nuevo, pero a veces es bueno escucharlo de labios de otro- hace una pausa y continúa- En cuanto a vuestra pregunta, se poco del Ilustre Monseñor Firmius de Navarra. Es un antiguo de nuestro clan, pero no participa en muchas de las cuestiones de nuestra estirpe, a pesar de ello, ha tenido la precaución elegante de mantener buenas relaciones personales con los demás miembros de nuestra sangre lasombra lo que, entiendo, le permite mantener una agenda propia que, en lo que aparenta, coincide con la que mantiene la condesa Noella. Hasta donde yo se, su fe es sincera, y es un generoso mecenas con loss artistas eclesiásticos.
Louarn te escuchó con atención, quizá para vencer el aburrimiento o el hastío del viaje, asintió ligeramente a tus últimas palabras, así como para el resto del discurso.
—Desde luego habláis y más floridamente que vuestra superior, supongo que tendré que fiarme de mi astucia y capacidad para no confiar en vos más de lo suficiente —respondió mirando por la ventana —. Pero no os preocupéis, no es personal. Tengo por costumbre no fiarme de nadie, que la fama, o mala fama, de vuestra estirpe sea alargada no tiene que ver.
Tras escucharte hablar de Firminius, asintió una vez más.
—Hablad con él. Sé que sirve a la Príncipe Noella, pero me gustaría saber su opinión al respecto. Seguro que eso lo podrá hacer, ¿verdad? —te miró a los ojos intrigado.
Próximo post, el jueves 6
- No comparto vuestra opinión sobre la mala fama de mi estirpe, mi señor conde. Pero aplaudo vuestra prevención, en el juego de los poderosos la confianza es una "rara avis" que, de otorgarse, desde luego debe ser por mucho más que una prosa florida. Hablaré con Monseñor Firminius.
El conde simplemente sonrió sardónico a tu comentario con evidentes síntomas de que vuestras opiniones acerca de la confiabilidad de los lasombra no se iban a resolver. Asintió cuando confirmarse que hablarías con Firminius, y enseguida volvió a su ausente admiración de los paisajes bretones. Una vez más la mueca de desagrado en sus labios, desagrado y resignación.
Podemos cerrar aquí el prólogo ;)