Sigo a Nemain a través del monasterio hasta la estancia que me ofrecen, parece que haberme pillado desprevenida es motivo de alegría para ella, puedo entenderlo, debía estar más atenta.
-Nada.- Digo tajantemente, aunque al mencionar mi hogar no puedo evitar mirar hacia ella. -Lilith… conocer ese nombre, pero desconocer el linaje de ella. Egipto ser el lugar más bonito, su arena, el Nilo, sus casas, templos…- Un toque de melancolía se entremezcla con mis palabras hasta que prefiero dejar de recordar, desde donde estaba, encontraba difícil poder volver a corto plazo, ni siquiera sabía si me permitirían retornar a mi hogar. Era muy desalentador.
Miro hacia Jean Pierre. -¿Qué… ¿Prefieras? ¿Prefieres?- Me era indiferente, quizás por comodidad para él, sería mejor un camastro, se lo merecía. Así que tomaría la decisión por él. -¿Prefiere?- Intentando buscar el asentimiento del pescador y conocer así, si era la palabra correcta. -Jean Pierre prefiere un camastro.- Digo con mi exótico acento.
En ese momento llegamos a la celda que me habían adjudicado, puedo ver la cruz, un clásico símbolo cristiano, pero según mis estudios sobre el Corán, Jesús, el hijo de María, no había muerto en la cruz, por lo que era un símbolo poco acertado. De todas formas la habitación era más que suficiente para mí, no necesitaba grandes lujos.
¿Podría derrotar a Nemain si lo necesitase? Tenía mis dudas, aunque si fuera yo quien la pillara desprevenida…
-Hacer tiempo que no descansar así.- Digo satisfecha por la celda que me habían otorgado.
Jean Pierre asintió agradecido tu gesto, Nemain le condujo hasta celda contigua a la tuya. No hubo demasiada conversación posteriormente, la tormenta golpeaba los muros del monasterio y el día pronto iba a asomar en el horizonte. Descansarías durante el día, cosa con la que no hubo problema. A la noche siguiente se te permitió un poco de trasiego por el monasterio, era un lugar ominoso y tranquilo, envuelto en una solemne modestia que se pegaba a sus paredes. Finalmente llegaste al comedor, allí te esperaba Jermaine con la misma actitud tranquila con la que te dejó, alzó su mirada hacia ti.
—Espero que hayas tenido un buen descanso, Selin de los Assamitas —dijo sincero mientras te escudriñaba, durante unos instantes —. ¿Qué harás ahora, joven? ¿Tienes algún lugar donde ir?
Descansar en un sitio como el monasterio de Saint-Mathieu fue realmente relajante. Un sueño reparador. Tras la tormenta, la abadía parecía llena de paz y sosiego. Una vez en el comedor, me encuentro frente al Abad, lo saludo con una leve inclinación de cabeza. Era un hombre que se estaba ganando cierto aprecio por mi parte.
-Descansar bien.- Digo con un toque de alegría, contenta por como finalmente nos habían tratado. Por un bache en el camino, no iba a cambiar mi opinión, mientras recordaba el incidente con la lancera.
-No, no haber ningún sitio al que poder ir, al menos que… ¿conozca?- Me detengo un momento para reflexionar, luego continuo, no tenía sentido guardarse nada para una misma, siendo él capaz de escudriñar mi mente. -Tal vez deber cumplir con mi labor, buscar a los que no cumplir con las leyes divinas y juzgar. La Justicia caer sobre ellos.-
Sabía que no aprobaba del todo mis criterios. -Estudiar bien cada caso, puesto que solo conocer una sentencia posible.-
El abad te escuchó con solemnidad sin interrumpirte, su actitud permanecía afable, aunque envuelta en esa aura mistérica que impregnaba todo el monasterio.
—Actuar de este modo solo te acarreará que tu justicia se encuentre con la de los señores locales, joven —advirtió sin afán acusador —. Pero si tal es tu intención, quizá tengo algo que pueda interesaros.
Dirigió su atención a un pergamino que estaba sobre la mesa, inadvertido hasta ese momento.
—Este es un anuncio del Príncipe Gevrog Menguy de Brest, en él solicita socorro por un.. problema que está teniendo con una extraña niebla asesina —lo explicó con seriedad, a pesar de lo fantasioso que sonaba —. Nosotros no acudiremos a esa llamada, pero puede que tú estés interesada. Han muerto mortales, inocentes, no sé que dicta tu justicia, pero puede que sea un principio en estas tierras, ¿qué te parece?
¡Haber avisado que estabas pendiente! Que se me pasó xD
Miro pensativa al Abad, quería pensar que se preocupaba por mí, así que iba a tener muy en cuenta sus palabras, debía ir con más cautela, no conocía las costumbres de estas tierras y realmente tampoco conocía sus leyes más allá de la idea que teníamos los propios Assamitas de sus tradiciones.
-No molestar a los Señores locales.- Mientras ellos actuaran de manera correcta, los respetaría, es su hogar y si se lo merecen no pondré en duda su cultura, al menos no abiertamente. Sigo atendiendo a las palabras de mi interlocutor, parece un hombre de gran conocimiento e incluso podría ser alguien a quien me gustaría conocer más, me intriga su gran tolerancia tan extraña en la mayoría de los vástagos los cuales suelen ser muy cautelosos con los desconocidos.
Asiento y me acerco hacia el pergamino, para observarlo, me quedo pensativa un instante, quizás leer en francés sea demasiado para mí, necesitaba practicar más. -¿Niebla asesina?- Por supuesto que era algo preocupante, la muerte de mortales inocentes por un fenómeno claramente antinatural eran la clase de sucesos que requerían la presencia de los Assamitas y por tanto la mía.
Miro con decisión al Abad y vuelvo a asentir, segura de que mi sentencia puede ser necesaria. -Parecer que deber investigar eso.- Digo con un tono firme y menos suave del que es habitual en mí, luego mis oscuros ojos se posan en los suyos, estudiando su mirada mientras cavilo sobre el tono de sus palabras. -¿Por qué no acudir a la llamada? ¿No considerar necesaria vuestra ayuda?-
Jermaine asintió lentamente, el viejo capadocio no parecía tener más cosas que decir sobre tus puntos de vista o reflexiones, al fin y al cabo parecía respetarlas de alguna forma. Ante la propuesta que te lanzaba y tus dudas, el abad se encogió llanamente de hombros.
—Nosotros somos eruditos y estudiosos, joven —remarcó con sencillez —. Este es nuestro lugar, no el de los caminos y las cortes pues, es inevitable, al final todos acaban aquí. De una forma u otra.
Hizo una pausa grave.
—Pero no somos ajenos a los acontecimientos que suceden en nuestra tierra, y tu aparición es muy conveniente —admitió Jermaine —. Puedo ofrecerte un salvoconducto para llegar a Brest, corroborar que tienes nuestro beneplácito para viajar por las tierras de Léon y Cornualles. A cambio, no en vano, me agradaría que una vez solventaras este asunto me informaras de ello. Tú tienes sanción para moverte por Bretaña, y yo sé lo que sucede en ella, ¿qué te parece?
Junto mis manos y asiento, entiendo lo que dice, visto su aspecto parece que es mejor que se dedique al estudio. Me alegra que no me haya parecido una mala persona, simplemente conoce sus limitaciones, aunque estas no deberían ser tenidas en cuenta si sigue el camino de los justos.
-Bien, usted portar bien conmigo, es de agradecer.- Me quedo en silencio, pensando las palabras adecuadas para la siguiente frase. Al rato, estoy casi segura que lo voy a decir bien. Cambio mi peso de pierna, inclinándome ligeramente hacia un lado.
-Hacer saber la sentencia y las causas.- Digo finalmente, creo que me estoy confundiendo en algo, tengo que practicar mucho más con Jean y los demás pescadores.
De todas formas ponerle al tanto de todo era lo justo, el Abad había sido amable y cordial desde mi llegada, además ahora me proporcionaría una forma de pasar por las tierras de Bretaña sin mayor problema que las apariencias, las cuales por el momento eran las que eran, tampoco podía hacer más. Tendrían que acostumbrarse.
Me quedo a la espera, no creía que tuviera mucho más que decir, pero algo fundamental era tener paciencia y eso era algo que debía seguir practicando, por lo que hasta que el Abad no quisiera que me retirara, seguiría ahí.
El abada te despidió en ese momento dándote su beneplácito y el documento sellado que te facilitaba su salvoconducto. Del otro capadocio que te había recibido no encontraste rastro, pero sí recibiste una somera despedida por parte de Nemain en forma de asentimiento. Brest te esperaba, un lugar en el que quizá, podías empezar de nuevo lejos de las intrigas de tu clan..
Ya terminamos. Se nos ha prolongado un poco de más, pero finito xD