Casa de la abuelita

El olor de las tartas es irresistible, pese a tener que adentrase en el bosque para probarlas. Así el Niño Travieso llega hasta la casa de la Abuelita, una casa muy a la antigua, pero... con tarta, ese olor que recuerda a nuestras propias abuelas.

Ahora estaban ambos, a solas, en el bosque.

El niño miró aquella casa y miro con gran sonrisa a la abuela a la vez que decía.- Gracias...

Corrió hacía ella y la abrazó. Y luego le dijo lo que llevaba tiempo pensando.- Creo que gracias a ti, esta noche dormiré algo más tranquilo, aunque si tu puedes guarecernos en esta casita durante la noche, cada vez me creo menos al dragón.

No sólo dice tener tu poder, sino que además dice tener tu poder multiplicado por dos al día... demasiado para un sólo ser... Y luego el mago usa el que estuviera un poco distraído tras lo del agujero negro, para decirme que no vote por el borracho a posta. Ten cuidado con ellos, al menos... sé que guardando esta casita están los Malos de Relleno, velando por ti, al igual que tu lo haces por ellos.

Despierto con la cara desfigurada como de un mal sueño. Lo siento niño he estado bebiendo y a mi edad no me sienta bien. Te traje aquí antes de que me dispararas con tu tirachinas pero ahora sé que eres de los míos. En cualquier caso aquí estarás a salvo mientras comes mis pasteles y podemos discutir cualquier asunto. A mi tampoco me gusta demasiado el Dragón si te digo la verdad pero no estoy seguro hasta que punto es malvado y lo mismo opino del Mago. Ah y mis tartas tardan dos días en prepararse así que sí, su poder o es falso o es definitivamente más valioso

Estoy barajando en mi cabeza otras posibilidades como que el rey no este muerto sino gastandonos otra de sus bromas o incluso que el traidor que lo hizo no sea ninguno de la sala sino una fuera aún mayor... Desconocida

En cualquier caso si sabes de algún culpable tengo la manera de acabar con uno, si tienes algo de información y como confío plenamente en ti podría utilizarla.

Saqué un pastel de moras del horno con una pinta maravillosa y se lo planté al niño. 

Come hijo que te queda mucho por crecer

El niño sollozó entre la falda de la abuelita y dijo.- Pensé que tú o los Malos o Ambos habíais muerto... o estabais secuestrados o algo similar...

Ya no puedo veros en el puente... alguien me ha alejado del puente, y no os escucho.

El niño miro pensando en las consecuencias y dijo.- Mi tirachinas sigue en mi mano... ¿vosotros seguís enamorados?.

Por supuesto hijo no te preocupes por eso, nuestro amor no es tan fácil de disipar, simplemente nuestro tiempo bajo el puente pasó. No te preocupes por nosotros

Pero el tiempo pasa, y el tiempo del dulce de leche y las tartas de manzana entre ambos toca a su fin, aunque no sin antes llenar los bolsillos del muchacho de todo lo que fuese capaz de cargar, porque "aún tiene que crecer, y este niño está en los huesos, y eso no puede ser".