Un relámpago hiende la noche, agrietando el aliento de los cuatro que allí se congregan para presentar una última batalla.
Cuatro hombres se miran entre sí con desconfianza y sospechas. Ninguno está libre de acusaciones, y los fantasmas de los muertos siguen observando, a su alrededor, contenidos mientras unos pocos se atreven a emitir su juicio y pronunciar algunas palabra inquietas y delirantes.
Uno caerá esta noche.
Un leve golpeteo entra en escena. Es el goblin veloz, superviviente de la sangría que organizó la Señora Oscura, entra en escena portando un pequeño paquete y una rosa negra, que ofrece con picardía a uno de los presentes y se desvanece casi tan rápido como había entrado, dejando unas palabras tras de sí.
- Mi Señora espera que sepa hacer tan buenos desayunos como dice.
Pero hay más detrás de lo que aparentan aquellas palabras absurdas. Mucho más. Y cuando abre la diminuta caja, la carcajada siniestra de pura maldad se hace eco del humor de los cielos, con nuevos relámpagos.
El Carismático da un paso adelante. Su mirada refulge con una fuerza que hace temblar la tierra cuando se encara a su rival. Aquel con el que compartió copas y del que tanto bien se dice que hizo. Pero no hay duda en su gesto: El Tabernero debe morir.
Sin embargo, el Mago no ha dicho su última palabra.
Con un dedo huesudo, apunta al Carismático mientras comienza a pronunciar la retaíla de un conjuro arcano tan confuso que lace que la Mascota Adorable lance un lamento de suplicio, y enrabietada como solo una bolita de pelo blandita y suave puede hacer, salta y le roba el sombrero nuevamente, echando a correr antes de que el conjurador pueda descargar sobre ella su ira.
Y el Tabernero... el único Extra que queda entre héroes y villanos, tiembla. Tiembla ante la mirada de Carismático y el peso de su magnetismo.
Sólo entonces el Hechicero deja de reír, y le muestra lo que tiene en el bolsillo.
- ¿Reconoces estas pociones, Tabernero? ¿Reconoces estos componentes, esta magia?
Entonces ambos lo comprenden. Cruel destino el de ese atisbo de locura que les ha llevado donde están. Pues fue en el lecho de su muerte un suspiro de sabiduría fue el que con tino cambió de manos lo que cada uno atesoraba.
Y el dedo acusador del Tabernero... lentamente... acaba apuntando contra sí mismo.
Los ojos del espantapájaros se iluminan con los últimos relámpagos caen.
Pasan varios minutos sin que ninguno, ni vivo ni muerto, entienda muy bien lo que ha sucedido. Y entonces, al fin... la lluvia remite, y el cielo se abre, dejando distinguir el rostro de los que permanecían vivos, y de los que no.
El cuerpo del Tabernero yace con mientras exhala el último aliento. La herida es mortal. Mira a los vencedores - Espero... que disfrutaran la Hidromiel. Mi local... es ahora tuyo, Hechicero. Alguien me ha dicho que le sabrás dar... buen... - Pero sus ojos se han apagado. Un hombre sencillo cuya única ambición era trabajar en su adorada taberna, ha caído.
Pero no solo él. En el lugar en el que estaba el Mago, ahora sólo hay un montoncito de ceniza incandescente, cortesía de su desafío a las normas que rigen la magia del enfrentamiento. Nadie acudiría a ocupar su lugar.
Pero aquella era una victoria que sabía a derrota.
Tras una primera sonrisa de triunfo, algo en el Carismático se apaga. Había llegado a apreciar a la Princesa Enapuros. Más de lo que le gustaría admitir jamás. Una victoria sin ella a su lado sabía a poco.
- Aún me queda un truco por lanzar. Y no voy a arriesgarme - Son las palabras del Hechicero, que juguetea con una poción en las manos.
Con un gesto de barrido en la tierra frente a él, ésta empieza a fulgurar. Frunce el ceño. - Una lástima. Mi primera opción no está al alcance. Su alma está demasiado apagada. Tendré que conformarme... con mi segunda opción - Sonríe con un gesto cruel, y derrama la poción sobre la tierra, con una lentitud deliberada. Da un paso hacia atrás, y el Carismático observa, con expresión de no entender... hasta que abre los ojos con sorpresa reconociendo a la figura que resurge, y la forma a su lado.
El Mercader Misterioso acababa de regresar de entre los muertos, y de la mano traía la forma translúcida de la Princesa Enapuros...
- Es mi momento...
Aprovechando que todos miraban aquel milagro que era un regalo para los supervivientes, en el silencio del Narrador, una silueta se desliza entre los presentes sin ser percibida. En su mano la conocida pluma del atril que afilada gotea un líquido carmesí. Atrás ha quedado el cuerpo de un moribundo bardo que ha servido como tintero a la vil presencia.
Se alza frente al atril, con una sonrisa victoriosa y abre el libro. La simple gota que cae sobre las hojas es suficiente para que la magia destelle con fuerza, dejando confusos y cegados a los superviventes ya que los ojos le ardían. Mas no, los muertos no necesitan ojos. Es la Abuelita, quien se alza frente a la sombra, vigilante, y ésta retrocede medio paso por la sorpresa.
- ¡Rigoberta!
No necesita decir nada más, pues la fuente viva de interminable lana se lanza contra el ser, ganando así el tiempo suficiente para que los vivos recobren el sentido de la vista y que los muertos se alcen como una barrera protectora alrededor de dicho atril.
- ¡No! -exclama el ser- ¡No he llegado tan lejos para retirarme ahora!
Con una tela de araña que saca de su bolsillo, Rigoberta resulta atrapada. Con un dedal apunta hacia los fantasmas y éstos comienzan a ser absorbidos por la vorágine que se crea hacia el interior con una fuerza casi irresistible. Los más afectados son decenas de Malos Derrelleno, vigilantes de los muertos. Nada es capaz de detener al Maligno.
Nada salvo...
El alma del Rey Buencorazón aparece, fruto de la unión de vivos y muertos para detenerle. Su sonrisa afable no quita una mirada de determinación hacia el que ha orquestado todo desde las sombras.
- Lo siento, hermano. Por mi culpa, tú estás...
- ¡NO! ¡No, no no! ¿Porqué siempre te metes en mi camino? ¿Por QUÉ?
Asustado por el remanente de poder del Buencorazón, por la magia acumulada por el Hechicero, por la escopeta del Carismático, por el Pico de los Enanos que luce el Mercader Misterioso y por la daga que ha recuperado su acompañante, comienza a retroceder... y finalmente se envuelve en un vellocino de oro, el cual alza el vuelo a una velocidad inalcanzable. Todos eran conscientes de que tarde o temprano volvería.
El último vestigio de la magia del rey Buencorazón les permite compartir unos minutos juntos, antes de que los muertos continúen con su camino en el más allá del que ningún alma regresa.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
¿Y qué pasó con los clichés y con Fábula?
Ah, amigos míos, eso ya es otra historia...
El Hechicero fue un espectador más de cuanto estaba sucediendo. Tanto que apenas tuvo participación en todo cuanto sucedía más allá de devolver a la vida a la Bru... - Meeeh. Muerto el mago se acabo la rabia - al Mercader y la Princesa Enapuros.
Cuando todo hubo acabado, se encontró con un pequeño regalo en las manos cortesía de un simpático goblin que parecía extrañamente veloz. Se encontró también con otro regalo cortesía del Tabernero. Miró su cadáver.
Amigo, ambos eramos dos buenas personas que fuimos marionetas del destino en manos de los malos del cuento. - Mira a Derrelleno - Bueno... quiero decir... los Malos principales... ya sabéis... no vosotros que erais buenos. ¡No quiero decir que seáis secundarios!... es solo que... - Con un carraspeo vuelve al hilo de su locución - Lo que quiero decir es que sé que tú no estabas detrás de la muerte del Rey porque yo tampoco y aun así ambos fuimos manejados por el maligno en un momento u otro. Entiendo que este regalo es tu forma de expiar tus pecados y haré buen uso de él.
Miró a los vivos y a los muertos y volvió a mirar sus regalos.
¡Al fin! - Y comenzó a reir mientras por detrás de su risa (que sonaba algo más dramática de lo debido) golpeaban los relámpagos.
Por primera vez, Hechicero había conseguido vencer si cliché. Ahora tenía a la chica y tenía su local soñado. Montaría una cafetería de cereales y smoothies vegetales con madera reciclada y decoración mainstream, invitaría a su señora oscura a sus zumos green de alcachofa y apio, vestiría túnicas de cuadros de franela y... sí. Incluso puede que se afeitase la barba. Al fin iba a vivir su propio paraíso Hipster y su final feliz.
Señora Oscura. Oscuqui. Voy a por tiiiii
Y se fue corriendo en la misma dirección que aquel pequeño goblin veloz. Ahora solo tenía que encontrarlo y seguirlo hasta su amada y extravagante felicidad.
¿Dónde se habrá metido?
Carismático estaba henchido de orgullo y es que a pesar de todo había sido el único que había llegado hasta el final sin morir una sola vez... algo lógico y normal teniendo en cuenta su apostura, su gracia y su carisma, la gente tenía buen gusto y él estaba bueno y era guapo, por lo único que lo había pasado mal era por los envidiosos y los que estaban cegatos por no haber visto en él su corazoncito, que lo tenía a pesar de haber sido considerado malvado, él siempre fue leal a Buencorazón y durante aquellos días también aprendió a serlo de una princesa... En apuros, mira que su cliché era el de malo, pero es que ella... ella no tenía parangón para él. La guapura de Carismático empequeñecía ante el parpadeo de la princesa y el mundo parecía vacío sin su presencia.
Quería hacerse el fuerte pero su pecho parecía desinflarse sin ella... y entonces el Hechicero... aquel hombre tan majo, hizo algo con unas pociones en el suelo.
- ¿Es que ahora quieres ser alfarero?- le dijo pensando que pretendía conseguir barro
Pero entonces de entro los muertos apareció Mercader, uno de los buena gente que su arpa había declarado y de al mano... traía a SU princesa.
Carismático no pudo henchirse más de gozo, sin pensar con una sonrisa que le llegó de oreja a oreja se acercó a ella con el primer impulso de abrazarla y besarla por todos lados, pero se contuvo... tenía que contonearse y hacerse el macho, reputación obligaba.
- Hoooola... princesa- saludó haciendo gala de toda su virilidad con ese toque de chulillo por el que tantas otras mujeres habían suspirdado y que sin embargo ahora estaba centrado en una sola mujer, Enapuros- Hay algo que me gustaría hacer contigo...- le tomó la mano y se la llevó suavemente hacia un lado- verás mi cliché es el de ser malo y esa reputación tengo que conservarla... pero esto de aquí- se aporreó el pecho, en el lado del corazón, con uno de sus enormes puños- es tuyo... junto con todo esto- sin esperar ni si ni no se descubrió sus pectorales para que la princesa los viera bien
- Tan sólo tienes que dejar que te secuestre y tu y yo nos piramos por ahí... ¿que me dices?- les movió sus pobladas cejas alternativamente... pensaba secuestrarla, pero con ella quería ser un poco más especial y preguntar antes de cogerla en brazos y largarse.
Y con las palabras del Mago la Bruja abre los ojos preguntándose por qué querría ese hombre revivirla.Vale que ambos se sabían inocentes pero ella no tenía poder ya para hacer nada,aún así sonrió desde el mundo de los muertos esperando que al Mago le llegase su agradecimiento
Poco después rayos y relámpagos hacen que la vieja Bruja se agarre bien a su escoba y esconda a Huraño entre sus ropas por si acaso.El Malígno está allí y nada bueno puede suceder pero ¡Oh! ¡Es el Rey! Sus ojillos brillan con emoción mientras una lagrimilla que se apresura a secar resbala por sus ajadas mejillas
¡El rey ha hecho justicia! ¡Los buenos han ganado y acabado con esos asquerosos traidores!Sin poderlo evitar la Bruja aplaude con unas palmadas cortas y rápidas pegando unos pequeños saltitos antes de subir a su escoba y dar una vuelta por el aire gritando contenta
Poco a poco, todos los invitados al cumpleaños funeral del Rey Buencorazón fueron despejando el lugar. Algunos a pie, otros a caballo, incluso en cierto momento pareció verse en el cielo una alfombra voladora recortada contra el cielo, pero la gran mayoría de los invitados se fueron... flotando en un nuevo modo de transporte hectoplásmico poco usado hasta entonces por los susodichos.
Cuando el lugar quedó desierto, de debajo de un mantel, apareció un pequeño ser vestido de oscuro y con una capa roja con capucha. Se movía muy rápido y no hacía más que corretear en círculos de aquí para allá.
Ñiuuuuuuuu. Ñaaaaaaaaaaaaa. Zuuuuuuuuum. Ñiiiiiiiiu. ¡Supervelocista al rescate!
De pronto una voz poderosa, femenina y muy oscura gritó de lejos
¡Maldito estúpido! ¿Quién me mandaría dejar vivo sólo al más rápido de esos botarates? ¡Ahora no hay quien lo encuentre!
La voz sonaba acercándose y Velocista sintió un esclofrío. Se puso la caperuza de su capa roja y, en ese instante, pareció fundirse con la noche. Si mirabas bien, aún podías verle, pero ahora era más complicado y había que fijarse bien.
Estos inventos de madrina son la leche. Pero ¿por qué tiene un patrón de cuadros bordados por dentro?
Se oyó al velocista desde dentro de la caperuza antes de salir corriendo en dirección contraria a la voz de la Señora Oscura.
Os pido usar esto como epílogo cuando todos hayan escrito para despedirse.
Enapuros se miró confusa, parecía estar vivita y coleando de nuevo. Sonrió, nadie como ella para burlar a la muerte, llevaba toda la vida siendo así.
Woooooo. Soltó roja como un tomate cuando Carismático se abrió la camisa y enseño su pecho-lobo. Le acarició el pecho y le puso una sonrisa picarona. Vamos, que tengo ganas de ver si en el resto del cuerpo hay la misma cantidad de pelo. Enapuros no se andaba por las ramas, demasiado tiempo siendo angelical, pura y casta, ya estaba harta! Quería disfrutar de la vida!
-Y colorin colorado este cuento se ha acabado. -Dijo 101 con una lagrimilla en el ojo.
-Vamos... vamos. Que para una vez que ganamos hay que estar animados. Bien por nosotros. -Comento 69 no sin antes pellizcar el delicioso culito del Principe Encantador.
-A pues si estamos con los finales hay que aprovecharlos, ¡Vente pa'ca torera! -Dicto 56 mientras buscaba los secos, estrechos pero seductores labios de la abuelita.
-Bueno... algunos hemos aprendido mas que otros, ahora toca seguir adelante supongo. -Aposto por lo obvio 32, quien se quito sus gafas steampunk dejando un surco de hollín en sus ojos, mientras intentaba usar ese gesto para disimular que se escondía el libro de los muertos en su Servoarmadura Mk-01.T
-¿Y sabéis lo mejor de todo esto? Que al fin he conseguido un papel como protagonista principal. Se titula: Yo y el mundo. -Anuncio 42, perdón Cuarentaydos, para la envida del resto.
Y que resto... bueno el resto se dedicaban a aplaudir, asentir y decir muchas otras cosas que su empezáramos a enumerarlas no acabaríamos hasta mañana.
-O pasado mañana. -Muy cierto Narrador 02. ¡E! Un momento...
.
.
.
-Eee... Tios, ¿Que ha pasado? Acabo de despertarme de la siesta estilo Princesa Aurora y recién me acabo de dar cuenta que estamos muertos... ¿Que no íbamos a una manifestación por nuestros derechos? -Pregunto el despistado de 1.
-¡¡¡Numero unO!!! -Grito el resto, mientras hacían cola para darle de capones y empezar un largo cuento para ponerle al día pero... Esa es otra Historia.
El Rey Buencorazón miró a todos los que habían luchado hasta el final y a todos les dedicó unas palabras.
Desdichada Hada Madrina, tus ahijados seguirán tu legado.
Valiente Princesa Guerrera, al fin podrás dejar la espada y buscar la paz que mereces.
Insaciable Lobo Feroz, en el otro lado hay un sitio donde las reses no terminan.
Luchador Borracho Delpueblo, sé de unas fuentes de vino que tienen tu nombre.
Hastiada Madrastra Malvada, gracias por intentarlo.
Sibilino Príncipe Encantador, aún debes velar por tu escudero.
Incontables Malos Derrelleno, todos vuestros nombres se pronunciarán y escribirán con letras.
Fiel Abuelita, me encargaré de que renazcas como una compañera para Rigoberta.
Buen Dragón, tras esta noche ascenderás a las estrellas.
Incomprensible Sabio, tu labor ha sido más invaluable de lo que piensas.
Tenaz Bruja, gracias por permanecer a mi lado hasta el final.
Vil Consejero Vil, me pregunto si serás capaz de escuchar todos los susurros de los caídos.
Aventurado Cazador, hay un bosque viviente donde estoy seguro que encontrarás tu lugar.
Justo Buen Ladrón, aquí puedes descansar ya de tu tarea y recibir tu justa recompensa.
Pillo Niño Travieso, seguro que tus travesuras dan luz a los rincones más oscuros de la muerte.
Sincero Campesino Heróico, tu gesta ha llegado a su fin y puedes descansar en las praderas infinitas.
Soñadora Hada, eres libre de la sombra de los niños para hacer lo que gustes en este nuevo reino.
Servil Tabernero, has probado estar en varios lados y espero tu ayuda para guiar a las nuevas almas.
Hablador Mago, casi, casi.
Se gira entonces hacia los superviventes y su sonrisa se torna más amplia.
Muchas gracias por conseguirlo, espero que nunca olvidéis los sacrificios que os han llevado a donde ahora estáis. Confío en vosotros para...
Pero su voz se desvanece, como lo hacen también el resto de espíritus caídos.
Con una única mirada cruzada, todos sabían qué era lo que debían hacer y se marcharon de allí hacia lo que sería su destino.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
¿Y qué pasó con los clichés y con Fábula?
Ah, amigos míos, eso ya es otra historia...
...
Poco a poco, todos los invitados al cumpleaños funeral del Rey Buencorazón fueron despejando el lugar. Algunos a pie, otros a caballo, incluso en cierto momento pareció verse en el cielo una alfombra voladora recortada contra el cielo, pero la gran mayoría de los invitados se fueron... flotando en un nuevo modo de transporte hectoplásmico poco usado hasta entonces por los susodichos.
Cuando el lugar quedó desierto, de debajo de un mantel, apareció un pequeño ser vestido de oscuro y con una capa roja con capucha. Se movía muy rápido y no hacía más que corretear en círculos de aquí para allá.
Ñiuuuuuuuu. Ñaaaaaaaaaaaaa. Zuuuuuuuuum. Ñiiiiiiiiu. ¡Supervelocista al rescate!
De pronto una voz poderosa, femenina y muy oscura gritó de lejos
¡Maldito estúpido! ¿Quién me mandaría dejar vivo sólo al más rápido de esos botarates? ¡Ahora no hay quien lo encuentre!
La voz sonaba acercándose y Velocista sintió un esclofrío. Se puso la caperuza de su capa roja y, en ese instante, pareció fundirse con la noche. Si mirabas bien, aún podías verle, pero ahora era más complicado y había que fijarse bien.
Estos inventos de madrina son la leche. Pero ¿por qué tiene un patrón de cuadros bordados por dentro?
Se oyó al velocista desde dentro de la caperuza antes de salir corriendo en dirección contraria a la voz de la Señora Oscura.