Con un chasquido de los dedos de su majestad fueron decenas de sirvientes los que entraron con decenas de regalos. Uno para cada uno de los invitados, con su nombre grabado en oro sobre él. Regalos del tesoro real. Regalos únicos e incomparables.
El Rey sonríe mientras cada uno abre su regalo, incluso se acerca para observar su gesto con una sonrisa triunfal.
Grande es mi dicha, pero empequeñece sin vosotros, amigos. Todos somos parte de la historia de este reino, todos ayudamos a que la historia siga viva. ¡Gracias por venir!
Proclama, alzando sus manos. Y en ese momento empalidece.
Así algo le hace retroceder. Caer sobre su trono.
Sus ojos en blanco.
Su muerte es inevitable, ineludible. Una realidad a momento de ahora.
Sin dar tiempo de reacción las puertas se cierran, dejando a todos los invitados en el interior.
¿Una muerte? ¿Quién? ¿Cómo? ¿Qué estaba pasando...?
Toco aquello parecía cambiar. La sorpresa y el miedo se avecinaban en la mirada del niño travieso, y es entonces cuando se percató del detalle y señaló, mientras corría hacía atrás para buscar defensa tras algún muro o columna.- !!!EL CORAZÓN!!! El corazón del rey está ROTO... nuestro mundo está condenado, esto no es una travesura, esto es un error...
El rey era bueno, no merecía que rompieran su corazón.- Las rodillas le temblaban mientras miraba atento a que nadie se le acercara, no podía confiar en nadie, no sabía nada de nadie.
El fastidioso hada minúscula revolotea junto a Hechicero llamándole viejo una primera vez, a lo que responde llevándose un dedo índice a los labios y pidiendo silencio cómplice con cara de pánico por que pudieran descubrir las princesas que era alguna década mayor en un gesto tan inocente como ingenuo.
Sssshh
Sin embargo, cuando el hada prosigue y continúa tratándole de viejo a pesar de su desesperada y evidente demanda de complicidad. La mira con gesto molesto.
¿Dónde estará hoy Cómico Capitán Pirata cuando se le necesita para encerrarte en un farol?
Desmoralizado, su ánimo decae y sólo vuelve en sí cuando el buen Rey Buencorazón le ofrece su regalo de bienvenida. En seguida, se centra en ver de qué se trata.
Hechicero no se llega a dar cuenta de que el Rey ha muerto enfrascado como estaba en abrir su regalo cuando las palabras del niño travieso le distraen luchando por captar su atención.
Menudo drama... un corazón roto. Si alguien gritase así cada vez que una princesa me rechaza ahora mismo no tendría tímpanos. - Piensa justo antes de levantar la mirada hacia la escena y encontrarse con que el Rey ha fallecido.
¿Qué? ¿Pero qué es esto? ¡Rápido! ¡Alguien que le haga la maniobra Heimlich o algo! Si es que lo sabía en cuanto vi el menú del banquete. Demasiado colesterol. Eso tiene que ser pésimo para las arterias. Aquí sobra carne y falta Quinoa, falta Goji, falta Espelta, falta Aguacate, falta Matcha... y en vez de todo ese vino, zumos detox y green smoothies para todos. Eso nos evitaría estas sorpresas desagradables.
- ¡El Rey ha muerto! - exclamó el Consejero, presa del desánimo - ¡Guardemos luto, pues! ¿Quién regirá en adelante nuestros destinos? ¿Qué mano gobernará el reino? Y, lo que es más importante, ¿quién tendrá la sabiduría necesaria para escuchar mis consejos?
Luego de devorar aquella apetitosa presa, me hago un momento para escuchar las palabras del Rey. ¿Regalos para los invitados? ¿qué no se suponía era al revés? Sigh, nunca entenderé a los humanos. Con ese pensamiento en mente me dispongo a abrir mi presente, y admirarlo con aire incrédulo. Interesante...
Antes de poder pensar en aquello, la voz del niño seguida de los otros hombres se cuela entre mis pensamientos y me obliga a levantar la vista. Entonces lo veo. ¿El Rey ha muerto? ¿qué está pasando aquí? El sonido de las puertas cerrándose me hace bajar del asiento y ponerme en posición de combate. Mi sentido del peligro se había disparado y me lleva a observar rápidamente a mi alrededor, con mirada amenazante. Alguien nos tendió una trampa, y si empiezan a rodar cabezas de culpables, no sería raro me tengan en cuenta. Tranquilo, debes mantener la calma. Una vez inspeccionado mi entorno, retomo la compostura y disimuladamente me vuelvo a acomodar. Será mejor ver qué piensan sus compañeros de especie primero.
La paranoia hermano, la paranoia.
Al ver al rey desplomarse exclamo: Ay! Que algo l'a sentao mal al pobre, pónganle una hoja de romero con un trozo de canela en la lengua y una barra de pan bajo el brazo verán como se mejora... Remedio de la abuela. - Concluyo.
Ale ale ve a hacer amigos Rigoberta - Azuzo al ovino en dirección a Lobo Feroz.
Sigo tejiendo algo minúsculo.
Emocionado abro el regalo que me ha entregado el rey, alzó la mirada buscándole para ofrecerle mi gratitud cuando veo que su rostro palidece y cae sobre su trono.
Me acerco al monarca pensando que es otra de sus bromas a todos los presentes, pero mi sorpresa es máxima cuando descubro la cruel realidad.
- Oh, Dios mio!! - exclamo - El rey está...... muerto!!
Estaba ensimismado en mis pensamientos, posiblemente viendo cacharros aquí allá, con mi mente maestra, imaginando nuevos utensilios o mejorando los presentes que para cuando me giré se había formado un corrillo alrededor del rey.
¿Muerto? Madre mía, estos bárbaros dirían que se ha muerto hasta una flor porque no se mueve.
- A ver, un poquito de por favóh....- dije acercándome hasta el cuerpo del rey.- Paso, paso por favor, déjenme a mi. Tengo el título de ATS y se lo que hago, porfavooor...- dije mientras me escabullía entre la gente.- Niño, aparta!- exclamé cuando lo vi demasiado cerca del Rey y de mi. No quería tocar a esa cosa tan pequeña, mi padre me decía que los niños son portadores de suciedad y bacterias en sus babas. - Es que nadie piensa en los niños?- corregí para que no creyeran que los niños no me gustaban.
Una vez frente al rey hice la técnica médica mas avanzada para comprobar si alguien esta vivo o no: Le tapé la nariz durante un rato. Y cuando pasado ese tiempo el rey ni se movió, evidentemente, me retiré un par de pasos asustado de él.
-Esta muerto! Realmente lo está- Buaggg, mas bacterias!
Carismático estaba verdaderamente ensimismado, y no en otra cosa que en su belleza y en su fuerza. Le gustaba que aquella cultura engrandeciese ese tipo de valores, cómo la fuerza o la belleza. La gente acostumbraba a mirar a aquellos dotados con el don de la perfección cómo auténticas deidades. Por supuesto, tal encanto y gracia pueden esconder un corazón sucio. Era el caso de Carismático. Él nunca había sido un buen tipo del todo. Le llamaban arrogante, engreído, soberbio...
Resulta difícil ser humilde cuando todo el mundo te sigue cómo patitos a su madre.
Pero el Rey Buencorazón era diferente a sus amados -e inferiores- convecinos. Él también reconocía la grandeza de Carismático. Aunque pensándolo bien ¿Quién no? Pero este respeto era recíproco, y es que el Rey Buencorazón era al igual que Carismático un hombre justo, que le gusta a todo el mundo, poderoso, generoso y además todo un experto comiendo huevos. Casi tan bueno cómo Carismático. Por ello, ante la súbita caída del rey, Carismático no pudo sino ir a auxiliarle tan pronto como pudo
-¡Aguante, majestad!- Pero antes se arrancó la camisa, por supuesto. La heroica escena no sería lo mismo sin su apolineo torso desnudo captando todas las miradas.
Estaba relajado mirando para el regalo que nos habia dado nuestro querido rey cuando escucho que todos se levantan colmocionados, me acerco con todos y observo como el sabio lo examina para concluir de decirnos que habia muerto
Como....?Como es posible....? -pregunto angustiado mirando al sabio, como habia muerto el Rey si apenas unos minutos estaba bien y gastandonos bromas.Ademas, quien podria haberlo matado si todos queriamos al Rey Buencorazon? el no tenia enemigos. Y como? Como lo podian haber matado? Todos estabamos en su presencia, nadie le ataco y gozaba de buena salud.
-Estoooo... ¿Qué... Qué? -pregunté a los que chillaban y armaban tanto jaleo, intentando entender qué había pasado. Por lo visto alguien había.... Parece que...
Huy, ¡Qué raro lo que estoy oyendo!. A ver si me aclaran algo.
-Pelo... Perrrro... Pero ¿qué es eso del Rey que qué? ¿Murió? ¡HIP!... Huys, perdón. Mal momento para tener... ¡HIP! .... hipo. ¡Qué descra... desgrrr...desgracia para el reino! ... ¡HIP!
No sabía bien aún qué había pasado. Y quizás en un rato no me acordase ni de esto. Todo era cuestión de perspectiva. Pero sin duda la muerte del Rey en su celebración de cumpleaños sería una bomba para el reino.
La manzana que le había robado al Buen Ladrón le sabía a poco. Desconcertado, el animalillo salió desde detrás del adormilado dragón, y caminó hasta toparse con la Princesa Guerrera, quedándose mirándola como si ella pidiese explicárselo, o por lo menos consolarlo.
La princesa Enapuros tomó asiento cerca de Príncipe Encantador y Hechicero. Y aunque tenía ganas de seguir con su cortejo hacia Príncipe Encantador, hechicero no paraba de hablar y no tuvo tiempo para ello. Pero no le importó, la fiesta era muy larga y tendría mucho tiempo para seguir cortejando a su príncipe, o eso pensaba.
Oh, en serio? ya me contó mi prima su aventura con aquél joven y sí que tengo ganas de hacerle una visita. Le respondía a Hechicero. Y Alfombraerolínea suena de lo más divertido! Seguro que a Bunny, mi conejo, le encanta! Por supuesto no podía irse de viaje sin alguna de sus mascotas.
La conversación con Hechicero se ve interrumpida por las palabras del gran Rey Buenconrazón, a las que Princesa en Apuros pone mucha atención. Abre su regalo con mucha ilusión. Que gran detalle su majestad! Mi corazón está lleno de orgullo y satisfacción gracias a su gran amabilidad, alegría y bondad.
Es entonces, cuando la princesa ve caer a su rey AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH grita aterrada y con la cara desencajada. Mi rey???? A Dios, por favor, que alguien le ayude. Se levanta y corre hacía su rey, tratando de ayudarle inútilmente. Por favor, su majestad, no nos deje. Unas lagrimillas corren por el rostro de Enapuros, que aún no puede creerse del todo lo que acaba de pasar. Pero que ha pasado? si hace un momento estaba bien.
El niño miró sin comprender al sabio desde su posición apartada en una columna y dijo.- ¡¡¡Quieres dejarme en paz y ayudar al Rey si acaso es verdad que puedes ayudar!!!
Escuchó los remedios de la abuela y el pequeño crédulo miró hacía los lados encontrando un trozo de pan en la mesa y lanzándolo al Sabio, mientras decía.- Aquí está el pan... la abuela dice que debajo del brazo, venga haced algo... es su cumpleaños, esto no puede suceder así.
Un grito escapó de sus labios cuando el rey pereció ante los ojos de los súbditos, haciendo que tirara el abundante plato de llevaba en sus manos. Como a cámara lenta, decenas de trozos de carne y hortalizas varias salieron despedidas y cayó cual lluvia de comida se tratara, teniendo que hacer un quiebro para que no le saltara en el ojo un muslo de delicioso pollo.
Usó inmediatamente su varita para resolver el estropicio que había causado, dejando que la comida volara en piruetas perfectamente coordinadas de nuevo a su plato, descansando este ahora en la mesa.
Tras arreglar el problema culinario corrió al lado del cuerpo del rey, colocándose una mano en el pecho y esperando que alguien pudiera reanimarlo. Era cierto que las hadas tenían poder suficiente para levantar grandes imperios, los ingentes libros de historia fantástica contaban solo un ápice de sus grandezas, pero traer a la vida a los muertos era una oscura línea que ninguna podía cruzar.
- Por el polvo de hada, ¿qué ha pasado? – Estaba horrorizada por los sucesos y no lograba comprender qué había pasado, negando con la cabeza.- ¿Puede que sea un hechizo o un desmayo? Recuerdo el caso de una ahijada mía de largos cabellos dorados, Rapunzel. Creímos que su amado murió en sus brazos tras una serie de catastróficos acontecimientos y lamentamos su pérdida, pero después de unas lágrimas descubrimos que estaba vivo y sólo fue un problema de gases.- Desconocía el grado de flatulencias de su majestad, no era un tema que le cundiera y mucho menos se lo preguntó antes de este día. Tal vez si hubiera hondado en el tema ahora estaría vivo.- ¿O se habrá pinchado con algún objeto punzante? Tal vez no esté muerto.
La muerte del Rey Buencorazón había dejado a la mayoría sin habla, pero debían ser rápidos... ¿qué estaría pasando?
Algunos trataron de reanimarlo sin éxito alguno. No era comida. No eran armas. No eran gases. Algo había roto su corazón. Pero ¿el qué?
Es entonces cuando una neblina inunda el lugar y el sueño vence a nuestros compañeros. Todos son conscientes del peligro entonces.