Partida Rol por web

Los focos se encendieron mostrando aquellos pasillos y círculos de colores que representaban unas notas específicas que Neku Sakuraba conocía bien, a fin de cuentas, había jugado incontables veces a esta saga de juegos que conlleva una guitarra eléctrica... Las pantallas detrás de los músicos se encendieron mostrando imágenes psicodélicas a la par que los Monokumas de colores se acercaban corriendo por sus pasillos correspondientes.

Con un ligero toque de la guitarra; Neku Sakuraba logró eliminar al Monokuma Verde que pisó el círculo del mismo color; evitando así que su compañera sintiera la descarga; así continuó eliminando Monokumas con sus notas musicales a la par que iba tocando aquella canción sin fallar en una sola nota, sin dejar que nadie, ni siquiera el mismo fuera electrocutado ni una sola vez.

El público de Monokumas vitoreaba el logro, estaban en éxtasis por semejante concierto y practicamente solo de guitarra que Neku estaba haciendo enfrente de ellos; incluso los compañeros que se encontraban al otro lado de las cámaras podían animarse al ver a su compañero tocar de forma tan magistral.

Un coro de Monokumas disfrazados de payaso apareció tras los integrantes de aquella banda y comenzaron a cantar junto con los estudiantes; fue ese preciso momento en que el ambiente pasó de ser excitante a épico; los lásers comenzaron a aparecer y a llenar el escenario de luces, al igual que las gradas.

Lo que no contaban los artistas es que estos lasers no eran tan solo luces brillantes; pues en uno de esos bamboleos, a parte de derretir por la mitad a algunos monokumas integrantes del coro, los lasers cortaron las cadenas de los tobillos y de las muñecas de Obinata, Tafuna, Tsumiko y Natsuki, permitiéndolos escapar del escenario, pues pese a que alguno quisiera ir a por Neku; este estaba rodeado de Lasers que impedían que se moviera del sitio o que alguien llegara a él.

El concierto continuó, esta vez tan solo quedaba el joven guitarrista frente a los restos de los Monokumas destruidos en las gradas a causa de los Lasers. Era el momento final, era el gran final, y la canción iba a terminar con él; literalmente, pues una vez que eliminó al último Monokuma de color del escenario, todos los laser retrocedieron en abanico hacia donde él se encontraba, cortando su figura en pedazos.

La cámara aún seguía gravando, en este caso al único Monokuma que seguía en pie, danzando al son de una música que ya se había extinguido, siendo bañado en los escáneres y lasers sin sufrir daño alguno; pasarían unos segundos hasta que este Monokuma solitario se diera de cuenta que la función ya había terminado y que era hora de cerrar el telón. Cuando lo hizo corrió a una zona alejada de los focos y se perdió en la oscuridad.

Mientras esto pasaba, Katsumoto Obinata, quien se había recuperado de su parálisis total y ya podía andar por su propio pie, junto con el resto de chicas que habían servido como Atrezzo para el espectáculo musical de Neku Sakuraba orquestrado por Monokuma; habían vuelto a la sala de juicios, escoltados por aquellas criaturas deformes.

Las pantallas de la Sala de Juicios cambiaron repentinamente; esta vez para mostrar al Director Monokuma sentado en su despacho riéndose maniáticamente sobre el destino de Neku Sakuraba, así como el destino que le esperaría a dos o tres estudiantes más de los presentes.

¡Upupupupu!

¡Eso sí que ha sido un buen último espectáculo!

¡Tengo tres cosas importantes que decir!

1. Dejad TODAS las PDAs en vuestros atriles.

2. Hay un nuevo piso desbloqueado.

3. Todas las puertas están desbloqueadas, habitaciones privadas, cambiadores...

Mientras decía esto, aquellas dos criaturas traían 2 cuadros y los colocaban en el sitio de Neku Sakuraba y Kaori Miyazono.

Natsuki dejó todas las PDAs en el atril y se fue en silencio

Neku... Sigh...

Estaba agotada física, mental y emocionalmente. Volví a la sala del juicio con la cabeza gacha, arrastrando los pies. Apenas levanté la cabeza para mirar la gran pantalla en la que se mostró Monokuma riendo, ordenandonos que dejaramos las PDAs sobre el atril, desbloqueando todas las puertas para que ni tan siquiera pudieramos dormir y relajarnos en paz.

Hice lo que el oso me pedía y vi cómo Natsuki abandonaba rápidamente la sala.

Si quería disculparme, tenía que hacerlo ya.

"Mei-chan, espera..." me acerqué a la Ultimate Cat Burglar a zancadas. "Te debo... te debo una disculpa. Creí genuinamente que tú eras la asesina y..." fruncí el ceño, estaba tan cansada que no me salían bien las palabras. "Y bueno, lo siento... Sé que no tengo excusa. Solo quería que supieras q-que... cómo decirlo, creo que eres valiente. Por eso aun pese a tu miedo al agua fantaseé de alguna manera que lo enfrentaste. Que el truco de la tabla de surf era precisamente para que cuando te lanzaras con el hilo a la piscina cayeras sobre la tabla, sin mojarte. P-porque los gatos siempre caen de pie..."

Muy bien - Le dijo secamente. Dos palabras que en aquel contexto no significaban nada.

Asentí, y la dejé en paz. Tenía derecho a estar dolida, ofendida, y/o enfadada. La entendía, la entendía. Si yo sentía lo mismo, para con Katsumoto Obinata y para con Edward Shimada. Casi todo lo que el anterior juicio tal vez unió, el segundo lo había destrozado. Era curioso, teniendo en cuenta que habíamos estado mucho más colaborativos entre todos, al menos al principio, hasta que surgió el tema de los miedos, que alguno tanto se obsesionó por desvelar aun si los demás no queríamos revelarlos.

Me apoyé en la puerta del ascensor, esperando que aquella vetusta máquina se moviera. Ahora que no teníamos PDA ya no podríamos mandarnos mensajes, ni leer las normas de la academia. Para colmo, las puertas estaban todas, todas desbloqueadas. Ninguno nos sentiríamos ya seguros.

Todo este juicio había sido una victoria aplastante para Monokuma. Al menos, Neku Sakuraba no estaba ya vivo para ver la que nos había, por desgracia, liado. Ahora mismo, quería ir a mi cuarto a llorarle y dormir. Pero hasta la privacidad de nuestros dormitorios nos había sido arrebatada.

Decidí exploraría ese nuevo piso que el oso había dicho existía. Necesitaba definitivamente un cambio de aires.

 Si de uno de los presentes no hubiera esperado asesinatos o traiciones, era de Sakuraba. El chico que parecía la persona más desinteresada, franca y tranquila de todos los presentes era el asesino. Dejando a los todos sus compañeros en una completa confusión, con lo que hubiera sido un crimen perfecto de no haber sido por aquel trato macabro que ofreció Monkuma.

 Kizoku observó la ejecución, sin sacarle la vista de encima al guitarrista condenado y mordiéndose los labios esperando que sus otros presentes en aquel escenario no fueran heridos. Pero su expresión de horror se hizo visible cuando vio que Neku finalmente sucumbía ante los láseres que lo descuartizaron sin piedad. Un escenario horrible, que la sommelier presenciaba por primera vez. No profirió palabra luego de ver todo ello, y simplemente se dirigió hacia el elevador. Sin mirar ni hablar con ninguno de los presentes.

 Sus secretos... sus secretos habían sido expuestos. Ella había sido expuesta. La vergüenza... su dignidad. La humilalción que aquel oso les estaba haciendo pasar a ella y a todos los demás... era un infierno.

Después de la ejecución de Neku estaba algo frustrado pero lo peor de todo me sentía derrotado este juicio fue la victoria de Monokuma sobre todos nosotros expuso a cada uno de nosotros,los hirió tanto física como mentalmente a cada uno solo puede dar un golpe sobre el atril se podía ver como apretaba mis dientes del enojo -¡Perdimos!,¡perdimos! ese oso jugó con nosotros todo el juicio ahora nuestra confianza está peor que nunca- tome el botiquín médico con el que me había movido todo el dia aferrándome a él como si pudiera ayudar a reconfortarme,mi mente era una mezcla de emociones entre ira y tristeza.

Creo que deberían aprovechar el tiempo para hablarlo si lo necesitan,murieron dos personas y unos están más afectados que otro sin contar el daño emocional de las acusaciones erróneas- caminaba de forma lúgubre sacando un poco de algodón y entregandoselo a Shimada-san para limpiarse un poco la sangre de la nariz -Los que los Basura-kumas tomaron y estuvieron junto a Neku quizas deberian revisarse en la enfermeria- finalmente me acerque a mi compañero pelirrojo algo nervioso por su estado físico y emocional ¿Como esta tu ojo?.

Me negaba a mirar aquel terrible acto...me negaba a creer que fuera Sakuraba-chan ...cerré los ojos doloridos de tanto llorar y las lágrimas aún se deslizaban por mis mejillas mientras esuchaba la música....cuando todo acabó dejé mi PDA en el atril y lentamente y sin levantar la vista del suelo me dirigí al ascensor.

-Tuvo lo que merecía-, vaya idiota-  sin mas que decir  observó el resto de la escena sin mucho mayor interés y no tenía mas palabras que dedicar al músico, el solo se había encargado de cavar su propia tumba y encima me había hecho foco a mí, ya me vería luego las caras con ellos.

Yoshida estaba increíblemente enfadado, otra vez el director nos había ganado y los demás alumnos parecían sentirse tristes por un asesino cuyos motivos para matar no tenían ningún sentido.

Se quedó mirando la escena de la muerte de Neku en completo silencio, escondiendo el horror en su estoicidad, su propio miedo se manifestó en las siguientes palabras.

-Vete al infierno, bastardo. Y en cuanto a Tsumiko y Tafuna, me dais asco, ocultais la verdad para luego compadeceros de un asesino a sangre fría.

¿Acaso Kaori murió para que lloréis por un cobarde criminal? ¿Tenía ella la culpa de que os encante masturbar la atención de los demás con vuestros estúpidos jueguecitos?

Se nota que vosotros no fuisteis los que sacasteis a esa chica de la piscina, que  no visteis su piel todavía colorada, que no sentisteis el miedo de que dentro de esa bolsa de basura, podríais haber estado cualquiera de vosotros, incluso la persona con la que hablasteis anoche.

Tsk, estaré en mi habitación a partir de ahora y hasta que vuestra insaciable sed de sangre se cobre otra víctima.

Dicho esto, se va por el ascensor, dirigiéndoos una última mirada de odio

Obinata agradeció hacia adentro el no haber recibido daño por la ejecución de Neku, pero no dijo nada pues sentía un gran resentimiento por la muerte de la inocente y ninfómana Kaori Miyazono.

Cuando logró llegar al ascensor tras seguir las órdenes de Monokuma, no dijo nada, estaba demasiado cansado y angustiado como para hablar. Simplemente se sentó en una esquina del ascensor, apoyó sus brazos en las piernas y acomodó su cabeza sobre sendos brazos, cerrando los ojos e intentando comprender todos los sentimientos que sentía. Tristeza, miedo, decepción, rabia... en resumen, desesperación.

Otro muerto, otro muerto mas, porque Neku asesino a Kaori? Tafuna no lo entendia, aun despues de lo que le habia dicho Neku no entendia el porque, dejando la PDA en el atril fue llendo hacia el ascensor y de una forma fria le dijo a Yoshida cuando le escucho:

-Callate maldito machito, realmente no estoy de humor ni yo ni nadie para tus estupideces, claro que siento pena por Kaori, fui yo una de las que investigo la escena del crimen y ciertamente he estado en situaciones peores que harian a alguien como tu cagarse en cima al instante-le miro enfadada-Acaso por eso no podemos lamentar la muerte de un amigo? Acaso te crees que no sentimos rabia por lo que hizo? Asi que cierra esa maldita boca que tienes como sueles hacer o te aseguro que yo te la cerrare-le digo con seriedad, mirando tambien a Edward-Simplemente dejad que podamos llorar tranquilos a los muertos...

Acaso me ocurriria otra vez? Otra vez la unica? Porque la gente se mataba, porque decidian hacerlo por unos motivos asi? Teniamos comida, agua y varios lujos, lo unico que debiamos soportar era a un maldito loco, entonces porque nos estabamos matando de esta manera?

Tal como la ultima vez me negue a ver la ejecución. Cuando acabo volví a abrirlos deje la PDA en el atril y me dirijí al ascensor sin decir nada más.

Tras acusar a Neku Sakuraba me quedé parado y me rehusaba a mirar los monitores, no quería ver a lo que había condenado a mi compañero. Dejé mi PDA en el atril sin antes darle el último uso, revisando algo de vital importancia para mí. 
Caminé en dirección al Ascensor con dificultad, ya que el dolor en mi ojo me impedía abrirlo por completo. Al menos era tolerable, comparado con el dolor que sentí esta mañana en la misma zona. Cuando Takumi Akio se me acercó, levanté ambas palmas a la altura de mi pecho: -Estoy bien, no te preocupes.- Señalé con un tono no muy amigable.

No me di cuenta del ambiente que se había generado tras la ejecución, no hasta que llegué al ascensor. Una vez ahí pude notar la tensa atmósfera, apoyé mi espalda una de las paredes laterales del elevador y no pude evitar sonreír. El idiota de Monokuma me había hecho un favor con el líquido que me inyectó, ahora recordaba una conversación que nunca debí olvidar. 

Las palabras golpearon la espalda de YoYo como cuchillos, era duro para él recibir palabras tan duras; pero debía seguir viéndose fuerte para erigirse junto a la minoría que no condonaba un asesinato por un desayuno delicioso o un motivo ininteligible.

-Buenas noches.

Ignorando la amenaza de Tafuna, saca de su bolsillo uno de sus últimos cigarrillos y lo enciende todavía en el sitio, le da una calada y con un suspiro de insatisfacción, el humo escapa de sus labios.

-Estaré en mi cuarto mientras os regocijais en vuestra doble moral. Si hubiera matado a uno de vuestra chupi pandi, no estaríais llorando.

Toma otra profunda bocanada de aire y la suelta mientras dice.

-Y no vengáis a pedirme Monocoins para erguirle una estatua, era un bastardo infeliz que mató a una mujer por la espalda y luego inculpó a otra para salvarse a sí mismo. Ni "oportunidad" ni pepinos en vinagre, era un criminal.

Y con esto, le da al botón para elevar el ascensor y tira la colilla casi consumida por el hueco, no va a contestar más a nadie.

No me moví de mi posición, de brazos cruzados, mientras escuchaba las barbaridades salir de la boca de Yoshida Tadayo, y a Tafuna contestarle de iguales maneras o incluso peor, con amenazas de cerrarle la boca ella. La ira y la pena era un sentimiento generalizado en todos nosotros, cada uno por un motivo diferente. Decía que yo le daba asco por ocultar la verdad sobre mis miedos o los de los demás en el juicio. Pues a mi me daban asco los que se habían obsesionado con hacerlos públicos: Edward Shimada, Katsumoto Obinata, Yoshida Tadayo. Yo oculté la verdad de mis miedos, pero ellos nos pisotearon a todos con ella, sin respeto alguno por los sentimientos de los demás. ¿Doble moral? Debería mirarse a un espejo. Que no nos viniera con lecciones morales, porque no me lo trago.

Doble moral, ya. Llorar la muerte de un amigo, y entender los motivos por los que mató a Miyazono no significaba necesariamente defender lo que había hecho. Pero aquel debía ser un razonamiento demasiado complicado para el musculitos. Para él, la realidad era simple, monócroma y fea, blanca y negra, como Monokuma. Nos acusaba de llorar por la muerte de un amigo, porque era un asesino. Y por lo tanto, eso estaba mal. Sin embargo, se le olvidaba que él también lo era. Todos nosotros. ¿O no habíamos sido nosotros sus verdugos? Monokuma podía ser la chispa, pero nosotros eramos la mecha.  'No, eso fue Monokuma, nosotros solo le dimos a un botón para votar'. Doble moral, ya. La suya.

Es más, al final, ¿para qué mierdas sirvió lo de los miedos en el puñetero juicio? Para nada. No tenían nada que ver con el crimen. Para lo unico que habían servido era para romper lazos y sembrar la discordia. Intenté avisarlo. Intenté advertirles, ya desde la puta primera vez que empezaron a hablar del tema. Pero no, Tsumiko Komachi solo es una perra que busca atención.

Que no me culpasen a mí ahora de que todo nuestro esfuerzo por convivir en paz se hubiera ido al garete. Y los que culparan a Neku, nuevamente, que se mirasen a un espejo. Porque fuimos nosotros... los que sospechamos, acusamos y condenamos cruelmente a los otros, y fimos nosotros los que empezamos a restregar los peores miedos y experiencias de los demás a las caras de todos. No fue Sakuraba. Y puedo asegurar sin ninguna duda que hubiera sido quien fuera el asesino, el resultado habría sido el mismo. Toda esta desesperanza, rencor, odio y desconfianza, habría sido la misma. Todos, incluida yo, habríamos cometido si no los mismos, errores equivalentes.

Como le dije a Tafuna-tan. Monokuma no hace una mierda realmente. Somos nosotros.

Dejé la PDA en el atril sin saber bien si era bueno o malo. Miré alrededor y contemplé los efectos del juicios en mis compañeros. Los efectos habían sido nefastos, lo cual significaba muchas más posibilidades de muerte para alguno de nosotros, y más ahora que ni las habitaciones eran lugares seguros.

Quería decirles que no debíamos dejarnos llevar por la situación, intentar mirar las cosas de una manera más positiva y aprender a perdonarnos, pero a mi misma me costaba pensar así. Sin saber bien qué decir, respiré hondo intentando aclarar las ideas.

- Creo que deberíamos descansar y tranquilizar los ánimos, y hablar con calma cuando las cosas se enfríen - mi mirada fue hacia Monokuma - espero que estés satisfecho, maldito oso psicópata.

Después, yo también me dirigí al ascensor.

Poco a poco todos los alumnos entraron en el ascensor, algunos más traumados que otros, otros más molestos que unos, y un par de ellos en la más absoluta inopia y casi indiferencia, no como Fuki, el perro gruñía desde la distancia a Natsuki Mei, protegido entre las piernas de su cuidadora y veterinaria, Asuka Mori.

Una vez que las puertas se cerraron tras ellos y comenzaron a subir junto al ascensor; el silencio incómodo tomó lugar, amplificando los sentimientos de desesperación, de terror, de miedo y de tristeza que ya sentían de por sí; poco a poco lo que habían experimentado en estas últimas horas volvía a modo de dura realidad, rompiendo la fina capa de negación o irrealidad que se habían montado.

Cuando las puertas se abrieron nuevamente, se encontraron con una figura conocida.

¡Upupupupu!

Os veo muy desanimados. ¡Nadie quiere ver a unos adolescentes tristones!

¡Es por eso que os traigo un pequeño regalo para todos, el regalo de la Esperanza!

La pantalla del pasillo se iluminó nuevamente. En esta ocasión aparecía una lista de nombres y un número asociado.

Yoshida Tadayo - Katsumoto Obinata (20)

Takumi Akio - Kazuhiko Yamada (20)

Tsumiko Komachi - Tafuna Iwa (20)

Kizoku Anata - Ainam River (17)

Suzuki Hana - Natsuki Mei (14)

Edward Shimada - Asuka Mori (2)

A Juzgar por los rostros de los estudiantes, Monokuma entendió que con ello no era suficiente.

Esas parejas están formadas gracias al grado de compatibilidad mútua, el "20" es el máximo.

Edward y Asuka ya tal... miradlo como una oportunidad de conoceros o algo...

Pero me preguntaréis: Mr. Monokuma, ¿qué quiere decir todo eso?, solo soy un tonto estudiante.

¡Muy buena pregunta tonto estudiante! ¡Ese es mi regalo! ¡El regalo de la Esperanza!

1. Si alguien comete un doble asesinato, él y su acompañante (que no participó con conocimiento o acción directa en el caso en cuestión) son los ganadores.

Si en el juicio el asesino es descubierto, SOLO ÉL será ejecutado. -Su acompañante no.

2. Si Una pareja cometen (ambos) los 2 asesinatos. Ambos deberán de ser votados en el juicio.

Si uno de los dos no es pillado, este será considerado como el ganador y el resto ejecutados.

3. Si deseas salvar a otro que no sea la pareja que te ha tocado, deberás asesinar a tu pareja a parte de a otro.

4. Si no quieres salvar a tu pareja, tan solo mata a 1. O mata a 2 y tras el juicio dí que no lo salvas.

Monokuma esperó algunas preguntas acerca de esto, por lo que en esta ocasión no desapareció.