Partida Rol por web

Planes para antes del viaje:

—Madrugar mucho para preparar panecillos de mami.  --> Hecho.

—Ir a hablar con la tía Rhonda con panecillos de mami y más cosas ricas para ablandarla. --> Hecho.

—Llevar la nota de Dwain a Várgul. + 2 panecillos de mami --> Se da por hecho.

—Contratar a Lasteo para la carta de Aldern +2 panecillos de mami.

—Ir al pueblo a hablar con el septón (llevarle una cesta con algunos panecillos de mami y otras cosas). --> Hecho.

—Según lo que pase con la tía Rhonda y con el septón --> bodorrio exprés o no. --> Hecho.

—Justo antes de partir, decirle un par de frases al maestre. 

Y con eso y un bizcocho... al viaje totaaaaal.

¿Qué cosas de estas quieres que juguemos y cuáles damos por hecho?

No olvidar durante el viaje:

—Colgante para Daniel. 

Nota para Dwain:

Mi querido amigo:

He decidido seguir vuestro consejo y buscar mi verdad. Estoy comenzando a empedrar mi propio camino. Mis anhelos me llevan lejos de Poniente, pero aún os necesito a mi lado. 

Por favor, buscadme en Braavos. Os estaré esperando. 

Carta para Aldern:

Mi querido Day:

Si estás leyendo esto es porque has regresado del frente y yo no he regresado a Riverside pues de otro modo no te habrían entregado esta carta. Te envié otra mientras estabas en Pyke, pero era un viaje difícil hasta ti y ni siquiera sé si habrá llegado a tus manos. Ahora puedo extenderme más. 

Si te soy sincera, no sé ni por dónde empezar. Todo ha cambiado por completo en muy poco tiempo y ni siquiera yo soy la misma mujer que dejaste atrás. 

La carta que le escribiste a mi padre ha precipitado muchos acontecimientos. Por ella mi familia se presentó en las puertas de Riverside con un ejército, creyendo que los Stronghorse me tenían fregando suelos, dispuestos a sacarme de aquí por la fuerza. He podido conocer algunos fragmentos de esa carta... Qué distintas hubieran sido las cosas si la hubieras compartido conmigo antes. Podría haberte impedido enviarla, o podría haber reaccionado con más margen de maniobra del que he tenido. Ahora sólo trato de luchar para que no sufras las consecuencias, para que nadie tome represalias contra ti por ella, para que mi padre no se la enseñe a Lord Everam y peligre tu libertad. No sé si al fin lograré que se olvide su contenido, pero seguiré luchando por ti mientras pueda. 

Creo que las cosas podrían haber sido muy diferentes entre nosotros, más limpias y sinceras. Creo que el orgullo nos cegó a los dos, pero, después de todo, solo éramos unos críos. Sin duda debí hablar con más claridad, muchas veces. Hay cosas que me inquietaban y no te dije hasta la última noche y hay cosas que nunca te he dicho en voz alta, aunque creo que intuías. Pero ahora necesito que sepas la verdad. Mi verdad. 

Mi pequeño Dayne... Fuiste el mejor amigo que pude imaginar, el apoyo que necesitaba en un lugar tan lejano a mi hogar y en el que me sentía tan sola. Un confidente leal y un amante maravilloso. Sé que deseabas de mí una entrega que no pude darte. Creo que, en el fondo, siempre has sabido que no podía ofrecerte por entero mi corazón, pues ya le pertenecía a otra persona. Te he querido, sin embargo, todo lo que he podido y, aún ahora, con todos los sinsabores, problemas y peleas que tu secretismo y tu carta me han traído, te sigo queriendo. Pase lo que pase, nos lleve donde nos lleve el viento, siempre, siempre, vas a tener una parte de mi corazón. Pero no puedo amarte. Nunca podré hacerlo. Y tú no mereces menos que eso. Y mereces saberlo.

Ahora sé muchas cosas que no sabía cuando te fuiste. Sé que mi padre y Lord Everam llegaron a un acuerdo cuando me enviaron a Riverside. Sé que Lord Everam tiene muy buenos motivos para procurarme un buen matrimonio, pues si consigue para mí un marido que cumpla los requisitos que mi padre le impuso, él le entregará a mi hermano, heredero de los Rowan, para desposarlo con Aquilegia. No sé aún quién es ese hombre que Lord Everam ha podido escoger para mí, pero sí sé que ya debe tener un nombre en mente que cumple todos los requisitos. Y sé que no eres tú.

Así pues, puedes imaginar que tu carta ha desestabilizado a mi Casa entera, que ha temido que por tu causa peligrase un acuerdo que está a punto de llegar a su resolución. Y no quiero ni pensar lo que podría imaginar Lord Everam si llegase a conocer su contenido. 

Sé, también, que Lord Everam planea casar a Helaena con Ser Tyros y no a Aquilegia, aunque ella fantasea con que sea Willas Tyrell el que termine desposándose con ella. Me temo que esperan tiempos tumultuosos en Riverside cuando los acuerdos matrimoniales salgan a la luz a vuestro regreso del frente y si esta información puede darte alguna ventaja, úsala. 

Hay algo más que debes saber, Day. Hace un par de años acudí con Helaena al pueblo durante la fiesta de la cosecha para visitar a una vidente de la que hablaban algunas criadas. Era una anciana que nos leyó el futuro a las dos. No quisimos creer demasiado en sus palabras, pues a ninguna nos auguraba nada bueno, pero por algún motivo decidí transcribirlas al regresar. Después las olvidé por completo, hasta ahora. Recientemente he recordado sus profecías, pues algunas partes han comenzado a cumplirse. Oh, Day, sé que te cuesta sobremanera creer en estas cosas que no puedes tocar con tus manos, pero debes leerme con atención pues mi corazón teme por ti. 

Esto es lo que la anciana vidente le auguró a Helaena:

«No serás la señora de una gran casa ni estará en tus manos el destino de grandes pueblos. Una traición se cierne sobre ti y tu familia. La desgracia caerá sobre tu casa. Serás desposada por un hombre sin alma, un hombre que sólo te querrá por tu apellido. Desconfía de lo que te muestre el cielo en la noche. Pero dos esmeraldas velaran por ti desde la sombra. La muerte que conceda será la que te abrirá el camino para obtener tu venganza. Las siete puntas serán el instrumento. Sólo hay una forma de evitar que el tiempo escriba esa página; arrancando la hoja. Una guerra se avecina en los Siete Reinos. La muerte de tu ser más amado ocurrirá al poco tiempo.»

Aldern, tengo miedo hasta de pensarlo, pero ahora temo que hayas sido tú quien, de algún modo, ha envenenado a Lady Minadriell. El cielo en la noche... lo que muestra son estrellas. Y las estrellas son el símbolo de tu Casa.

Helaena sospecha de todo el mundo para esa traición y tú también estás en su lista, aunque no el primero. Antes que de ti desconfía de los Dragnos y los Hightower. Si has sido tú, tienes que estar advertido y tener mucho cuidado. 

Debes saber también que Ser Dwain dejó a una gatasombra a cargo de Helaena. Se llama Luna y de momento es una bebé adorable. Pero crecerá. Crecerá hasta convertirse en un animal enorme y letal. Sus ojos son del color de la esmeralda y siempre quiere estar entre sombras. Helaena está convencida de que debe mantenerla a su lado, pues será a través de Luna que conseguirá la venganza. 

Ojalá me equivoque con todo esto, pero aunque sí fuera, debes ser cuidadoso, pues Helaena cree a pies juntillas en esa profecía y temo que sea cuestión de tiempo que piense en ti. 

Y esto es lo que la vieja Trula me auguró a mí y por lo que ahora sé que mi familia nunca te concederá mi mano:

«Tu futuro es una encrucijada. Tendrás que tomar una decisión difícil. La felicidad está en tu propia sangre. Si sigues el camino de la sangre, encontrarás la felicidad y como su sombra, más tarde la desdicha. El fuego lo consume todo. Si sacrificas tu felicidad, tendrás un matrimonio con un hombre que no te amará. Tampoco tú a él. Pero toda sombra proviene de una luz. Y más adelante la encontrarás. Mellizos iluminarán tu triste vida. El Renacido te mostrará un espejo en el que podrás mirarte y ver por fin quién eres.»

Ahora sé que era Ser Dwain el Renacido de quien hablaba. Y ahora creo en sus palabras como antes no lo hacía. Como ves, ninguno de los caminos que hay para mí discurre junto al tuyo, Day. 

He escogido el camino de la sangre y la felicidad, aunque ese camino sea efímero y acabe consumida en las llamas. Por esto partiré pronto hacia Antigua para reunirme con mi familia. En Riverside creen que regresaré pronto, pero yo voy a tratar de quedarme con ellos, ya sea en el Faro, en Sotodeoro o en algún otro lugar, hasta que llegue el momento de desposarme. Si de mí depende, no volveré. Mi familia no quiere que mantenga contacto contigo, ni que volvamos a encontrarnos, en parte por tu carta, en parte porque te he defendido tanto que ahora temen que por tu culpa no cumpla con mi deber para los Rowan. Ahora mismo no puedo permitirme desobedecer, pues te pondría a ti también en peligro. Es por esto que estoy escribiendo esta carta, pues no sé si volveremos a vernos, cuánto tiempo pasará o en qué circunstancias estaremos si sucede. Ni siquiera sé dónde vive el Lord escogido para ser mi esposo. Y, sea lo que sea que suceda, había muchas cosas que tenía que decirte. 

Nunca te agradeceré lo bastante tu lealtad, tu cariño, cada minuto que hemos pasado juntos y todo lo que he aprendido a tu lado. Quiero que sigas guardando el colgante que te di cuando partiste al frente. Quiero que lo conserves como el recuerdo de una amiga que nunca te olvidará. Y que si algún día te flaquean las fuerzas puedas tomarlas del recuerdo de lo que una vez compartimos. Pero nunca dejes que un Rowan vea que lo tienes, pues eso podría traerte problemas. Si no deseas tenerlo, puedes enviárselo a mi tía, Lady Rhonda Hightower, ella se encargará de hacérmelo llegar, así como si deseas escribirme en respuesta. 

Sé que te espera un futuro brillante y es exactamente eso lo que deseo para ti. Que las estrellas guíen tu camino, mi pequeño Dayne. Nunca apartes la mirada de ellas, ni los pies del suelo. Si no volvemos a vernos, te llevaré siempre en mi corazón.

Carellyn.

 Haciendo movidillas rarunas

Puede hacer germinar semillas en cualquier ambiente aunque sea hostil. (No, no puede crear enredaderas, que te veo venir)

Procedimiento: un poquito de ternurita, amorcito, felicidad.

Gasto: Ninguno

Veces que puede usarlo: Ilimitadas si cumple las condiciones.

Nueva habilidad desbloqueada: Curación

—Puede curar su CONx2 puntos de daño a otros por turno, si tiene contacto con la herida. Gasto: ninguno

—Puede curar  heridas leves en 8-su CON horas/cu. Gasto: ninguno

—Puede curar heridas graves en 8-su VOL días/cu. Mínimo contacto 8 horas al día (no han de ser seguidas). Gasto: 1 punto de destino. Una vez gastado puede curar todas las heridas graves del paciente de esa forma.

—????

La comitiva de los Hightower ya estaba preparada en el patio para partir y el caballo de Carellyn ensillado y esperándola cuando la muchacha se escabulló en busca del maestre. Lo encontró cerca, tal vez dirigiéndose hacia allí para despedirse de los visitantes. 

—Maestre Paul —lo saludó, con una leve inclinación—. Os estaba buscando.  

La última vez que se habían visto a solas había sido dos noches atrás, cuando el experimento del pajarito había sido un fracaso, y Carellyn había salido de la enfermería decepcionada y triste con él en las manos. Pero ahora sus ojos brillaban de nuevo y tenía una sonrisa feliz en los labios. 

—Ya me marcho, me están esperando, pero quería daros las gracias por todo. Habéis sido un tutor excelente y pase lo que pase siempre vais a tener una amiga en mí. —Se acercó un poco y miró alrededor antes de agregar algo más, en un tono más tenue—. Si vuestra fe flaquea, id al jardín, junto al estanque. Y al muro norte de la primera muralla. Fijaos con atención. 

Le dedicó una sonrisa llena de misterio y no esperó a que le respondiese. Giró sobre sus talones y se alejó correteando hacia el patio. 

Pendientes antes de partir de Poniente:

—Tía Rhonda. Fuego.

—Arlo. Planes de futuro.

—Ver a Dara aunque sea un momentico, por los loles.

Equipaje 1 (barco):

—Dinero. 

—Joyas: anillo faro, diadema ornamentada, broche Rowan, adorno oreja Aldern.

—Útiles de dibujo.

—Vestidos "buenos" (entre ellos el de su boda y el dorniense) y los más "frescos".

—Selección de dibujos más queridos.

—3 cartas de Aldern (para Carellyn, para Allyria y para Ser Dwain :P).

Equipaje 2 ("bandidos"):

—Útiles de dibujo regalados por Aldern.

—Cuaderno de dibujos con los que menos le importan, varios de Lynesse, de las Stronghorse, de gente de Riverside, alguno de Daniel cuando era pequeño. 

—Vestidos prescindibles.

—Vestido dorado con sobrevesta naranja que he mencionado varias veces onrol y que se ponía bastante en Riverside (lo llevaría puesto ese día).

—Perfume, útiles de aseo.

—Adornos menores que lleva en el día a día: cinta dorada para la frente, cinta dorada para el vestido, etc. 

Carta para Aquilegia: 

Querida Aquilegia, 

Te escribo desde Antigua, donde estoy pasando unos días junto a mi familia. Es una ciudad enorme, espléndida. Ser Baelor me dijo que vivían aquí unas seiscientas mil personas, ¡figúrate! Yo apenas soy capaz de concebir una cifra como esa. Las calles están llenas de gente y algarabía, los mercados tienen cualquier cosa que puedas imaginar y el aire huele a mar. 

Hay una playa maravillosa cerca del palacio, con una arena tan suave como la seda y un sol de justicia que me ha quemado la nariz. Pasear por ella es difícil, los pies se hunden en la arena y ésta se mete por todas partes, pero la brisa y el sonido del mar tienen un encanto particular. Creo que disfrutarías sobremanera contemplándolo. 

No he podido visitar la Ciudadela, casi ninguna mujer tiene permitido el paso allí. He oído que Lady Rhea pasa largos ratos en su biblioteca, pero no he tenido la oportunidad de encontrarme con ella. 

El palacio de los Hightower es espléndido y he podido conocer a Lady Lynesse, la hermana de Ser Baelor. Ella me enseñó la ciudad y el mercado, es muy agradable. No te imaginas lo preciosa que es esa mujer. Su rostro parece esculpido por un artista y sus ojos brillan como dos estrellas. Tiene una sonrisa que corta la respiración a todo hombre con el que se cruza, no me extraña ni pizca que digan que es la mujer más hermosa de Poniente. 

Mis primos, que también son los tuyos, son encantadores, he podido jugar mucho con ellos, aquí y en una casa junto al mar en la que pasamos varios días. La pequeña Kailyn es como una princesa en miniatura, dulce y mandona. Y su hermano Arthur es ya todo un caballerito que disfruta pinchando a su hermana. 

Cuando la guerra termine y todo vuelva a la normalidad, deberías venir a visitar a la familia de tu madre. Les gustaría conocerte y a ti te encantaría este lugar. 

Espero que en Riverside las cosas estén yendo maravillosamente. Seguro que estás gobernando el castillo con sabiduría y sensatez. No espero otra cosa de ti y te envío mis mejores deseos para realizar esta labor.

Por mi parte, tuvimos un inconveniente que retrasó todo el itinerario, pero emprenderé el viaje de regreso en unos días. Así que como mucho en un par de semanas debería estar ya a tu lado y podré contarte en persona mis aventuras.

Con afecto,

Carellyn.

Carta para Helaena:

Querida Helaena, 

Antigua es una ciudad tan grande que creo que podría contener cientos de ciudades normales. Finalmente no me permitieron entrar en la Ciudadela, pero no he echado de menos los libros ni un minuto desde que estoy aquí (no se lo digas al maestre si lo ves). 

Estoy segura de que tú estás viviendo también días excitantes en Aguasfrías, pero tengo que contarte la aventura que ha retrasado todo mi viaje.

Estábamos de camino hacia Sotodeoro, pues Lady Rhonda quería saludar a mis hermanastros. Habíamos acampado para pasar la noche y estábamos a punto de empezar a cenar cuando empezamos a escuchar gruñidos en el bosque. Te juro por los Siete que creí que me iba a morir de miedo cuando empezaron a aparecer muchísimos lobos. Cuarenta o más. Los guardias que nos escoltaban cogieron las armas, pero entonces la cosa empeoró porque aparecieron tres lobos gigantes, del tamaño de ponis. En el momento me parecieron demonios, pero después supe que eran huargos, ¿te lo puedes creer? ¡Huargos en el Dominio! Yo creía que eran cuentos del norte, nada más, pero al parecer sólo estaban casi extintos. 

Como te decía, aparecieron tres bestias enormes y una de ellas empezó a correr tan rápido como un caballo hacia mí. Tú seguramente habrías cogido una espada y te habrías enfrentado con ferocidad a ese animal, pero yo no soy tan valiente como tú y sólo tenía un cuchillo de mesa. Me quedé bloqueada y de no ser porque mi hermanastro Arlo le atacó en plena carrera creo que ahora mismo no podría escribirte estas letras. Le dio un espadazo tremendo mientras yo no era capaz ni de moverme. Aún así, el huargo me alcanzó, me tiró al suelo y me mordió. Creí que iba a comerme ahí mismo, tenía tanto miedo... Ni siquiera sé de dónde saqué las fuerzas para defenderme, pero le clavé el cuchillo y se quedó quieto. No recuerdo mucho más después de eso, tenía el muslo desgarrado y había mucha sangre. Me dieron leche de amapola y quedé inconsciente. 

De eso han pasado ya un par de semanas y ya puedo caminar. Me ha quedado una cicatriz, pero me curaron muy bien y no es muy grande. Además, estando en el muslo es sencillo ocultarla. Te la enseñaré cuando volvamos a vernos, aunque estando tú en Aguasfrías no sé cuándo será eso. 

Por lo demás, salvo ese susto que aún me da pesadillas, el viaje está siendo maravilloso. Antigua es espléndida, los palacios de los Hightower son magníficos y los paisajes de mar preciosos. También he podido conocer a la mujer más hermosa del mundo, que es hermana de Ser Baelor. 

En unos días partiré de regreso hacia Riverside, así que espero que podamos encontrarnos allí en algunas semanas. Me muero de ganas por saber cómo te ha ido a ti en Aguasfrías.

Con afecto,

Carellyn.

La niña dobló las rodillas en una reverencia, como la había instruido la criada que llevaba todo el día cuidando de ella. Sus ojos, sin embargo, se escapaban de cualquier tipo de protocolo para contemplar con curiosidad a la mujer que tenía delante y que sostenía la mano de su padre. 

—¿Ahora tú vas a ser mi mamá? —A pesar de que le habían recomendado que no hablase si no se dirigían a ella antes, su voz aguda se escapó para hacer esa pregunta. 

Los labios de Lady Bethany se apretaron en una fina línea. Sus ojos taladraron los de la pequeña. Su postura se envaró un tanto, llena de dignidad. 

—Me llamarás Lady Bethany cuando te dirijas a mí y me tratarás de vos —la reprendió, haciendo gala de todo su autocontrol para manejar la situación—. Nunca me hablarás si no te hablo yo antes, ni me buscarás si no te hago llamar. Y no, niña. Nunca voy a ser tu madre, ni me tratarás como tal.

La frialdad de su tono congeló algo en el estómago de la pequeña. Sus labios temblaron y su mirada era confusa cuando sus ojos buscaron los de su padre. Aún había muchas cosas que no comprendía, demasiadas implicaciones que se escapaban de su mente infantil. Aquel castillo se le antojaba frío y desangelado. Echaba de menos a su madre y la calidez de sus brazos. 

Miró a los otros dos niños de la sala. Dara contemplaba la escena con los ojos muy abiertos y actitud altanera, casi parecía estar esforzándose por ser un reflejo de su madre, imitando su postura y su expresión. El niño, en cambio, le dedicó una sonrisa cuando sus miradas se cruzaron. Los había visto a los dos de lejos alguna vez y su madre le había explicado que eran sus medio hermanos. Eso, por supuesto, sólo había logrado generar más preguntas por parte de la niña, preguntas que lady Essa no había respondido nunca en su totalidad. 

Lord Mathis susurró algo en el oído de su esposa y luego se agachó para ponerse a la altura de su hija. Su mano era enorme al acariciar sus cabellos, pero el cariño que había en ese gesto hizo que la pequeña se sintiese mejor. 

—Ve ahora con Dorlain —le dijo, haciendo un gesto hacia la criada que la había llevado allí—, ¿de acuerdo? Luego iré a verte a tus aposentos, mi pequeña flor. 

Lady Bethany entrecerró los ojos al escuchar el modo tierno en que su esposo se dirigía a la niña. Por su rostro, parecía estar a punto de estallar. Antes de levantarse Lord Mathis dejó un beso en la frente de la pequeña y luego Dorlain se acercó para cogerla de la mano y llevársela de allí. 

La rabia creciente en la mirada de Lady Bethany chocó de frente con el profundo dolor que destilaban los ojos de Lord Mathis. Ese enfrentamiento silencioso inquietó a la pequeña mientras repetía con torpeza la reverencia que le habían enseñado ese mismo día. Lady Essa la había instruido en muchas cosas, pero pocas tenían que ver con el protocolo de una corte de la que no esperaba que su hija formase parte, al menos durante mucho tiempo. Su muerte repentina había cambiado todo, aunque su hija fuese demasiado pequeña para comprenderlo en ese momento.

Mientras se iba con la criada llegaron a sus oídos los ecos de los primeros gritos. Tenía un nudo en la garganta, uno tan grande que sentía que nunca, nunca jamás, iba a ser capaz de tragárselo.

···

Tenía que ponerse de puntillas para poder mirar por la ventana de su cuarto. Desde allí podía ver las copas de los árboles del bosque de los Rowan y se preguntaba hasta dónde llegaría. Dorlain le había pedido que no se moviese de allí hasta que ella regresase y la niña no sabía qué hacer. Al principio se había quedado quieta, de pie en medio de la estancia, intentando no pensar en nada ni tocar nada. Pero al final sus músculos se habían quejado y había empezado a abrir baúles y cajones.

Alguien había traído sus cosas desde su casa. Allí estaba su ropa, inapropiada para su nueva vida en el castillo, eso había dicho la criada que se estaba encargando de ella. También el cepillo de nácar con que su madre la peinaba cada noche antes de dormir. Y sobre la cama alguien había dejado su muñeca de trapo, como en un intento de que se sintiese en casa a pesar de todo. En un baúl encontró algunos de sus juguetes y el bastidor con el que estaba aprendiendo a bordar. Pero no tenía ganas de jugar, ni de coser, así que al final había terminado por acercarse a la ventana para intentar ver el exterior. Siempre había visto el castillo desde fuera y por dentro le parecía muy distinto a lo que había imaginado. Mucho más grande y lleno de piedra. 

El niño entró sin llamar. Abrió la puerta y asomó media cabeza por la rendija antes de pasar del todo. 

—Hola. —Sonreía como había hecho antes en el salón—. Soy Arlo.

Se inclinó al decir su nombre, como un caballerito en miniatura. Ella pestañeó y dejó la ventana para acercarse a él.

—Ya lo sé —respondió—. Me lo dijo mi madre. —Se le atragantó la última palabra, pero él no parecía haberlo notado.

—¿Te vas a quedar para siempre? ¿Quieres salir a jugar fuera? Tenemos un bosque enorme y te puedo enseñar los perros y los caballos.

La niña se lo pensó. Dorlain le había dicho que no saliese de su cuarto, pero le parecía que hacía siglos de eso y quizá se habían olvidado de que ella estaba allí. Pero además su padre había dicho que pasaría a verla y él era lo único que conocía en ese lugar. El niño cambió el peso de una pierna a la otra con impaciencia, se cansó de esperar a que se decidiera y estiró la mano para coger la de ella. 

—Vamos —apremió, empezando a tirar de ella—. No te preocupes, no te pasará nada. Yo cuidaré de ti. 

Ante aquella promesa la niña cedió y se dejó llevar hacia el pasillo, donde había un guardia que no les quitaba ojo y que los siguió varios pasos por detrás, escoltando al pequeño heredero con discreción.

—Me llamo Carellyn —dijo ella entonces.

Su nuevo amigo se giró para mirarla y se rió. 

—Ya lo sé, Careeeeeellyn —deformó su nombre con otra risa y luego sacudió la cabeza con desparpajo—. Vamos. ¿Te gustan los caballos, Careeeeee-Lyn? 

Morg...pleno pa ti. Nada que decir o comentar, periquito mío. 35 puntos a saco.

Recuerda que subirte idioma hasta 2 te costará la mitad (como es especialidad, 5 puntos por rango).

Weeeee ¡px! :D. 

Esta vez lo tengo bastante claro:

-6px para pagar la deuda. 

-10px para el segundo punto de la especialidad Dedicación. 

-10px para dos rangos de braavoshi (aunque de momento seguiré narrando que no tengo ni papa hasta que avancemos). 

Me sobran 9 px que me ahorro para el bote de los milagritos ^^.

Pos hale, súbetelo. :)

Hecho ^^. 

• Nombre completo:  Moriah Qorgyle.

• Apodo: Gariba.

• Edad:  20 días del nombre.

• Fecha de nacimiento: 3º día del Guerrero. Mes de la Vieja. Año 268 A.C .

• Estatus: -.

• Altura: 1,60m.

• Peso: 53kg.

• Sexo: Femenino.

• Complexión: Fibrosa y atlética. 

• Edad aparente:  20 días del nombre.

• Ojos: De color castaño oscuro, casi negros. Profundos. 

• Cabello: Negro y espeso, largo hasta la mitad de la espalda. Suele llevarlo suelto, con un lateral trenzado con hilos. 

• Piel: Tostada y curtida por el tiempo pasado al aire libre. 

• Cicatrices: Tiene una pequeña marca en el pómulo derecho y una más grande en la clavícula. Son las únicas que tiene a la vista.        

• Vestimenta: Suele llevar ropa cómoda y flexible para el combate. Telas duras reforzadas con cuero, arneses también de cuero con los que sujetar las armas. Sólo usa vestidos cuando se ve obligada a visitar la corte, la mayor parte del tiempo usa pantalones de hombre y botas cómodas para caminar por el desierto. 

Moriah no es suave ni de trato fácil. Tiene la lengua afilada y rápida. Es demasiado directa para las sutilezas de la corte y no se molesta en disimular la pereza que le produce cualquier tipo de evento social.

Cuando sale de Dorne se siente fuera de su ambiente, lo que hace que se muestre más hosca y áspera de lo habitual. Resulta más manejable en las distancias cortas y si se siente cómoda incluso dejará ver que tiene sentido del humor, un tanto ácido. 

Dicen que cuando nací lo hice con los ojos abiertos. Los tenía tan oscuros que parecían casi negros y por eso me pusieron el nombre de mi bisabuela, Moriah.

Dicen que mi bisabuela se encontró una vez con un rey. El rey estaba buscando esposa y todas las damas de Dorne se exhibían como los pavos reales de los Jardines del Agua. Se postraban a sus pies y le regalaban tímidas sonrisas. Pero mi bisabuela se irguió tras su reverencia y lo miró a los ojos para decirle «Alteza, ¿por qué no bajáis de ahí y me besáis?».

Pero mi bisabuela no fue reina, ni falta que le hacía. Llevo toda mi existencia escuchando esa historia y siempre he pensado que sólo lo hizo por provocar. Porque debía costarle tanto como a mí sujetar su lengua. Al menos eso dicen, todos los que dicen que me parezco a ella, que soy su vivo reflejo. 

Los tiempos de mi bisabuela eran otros tiempos, aunque no hace tanto que los tiempos han cambiado. Yo aún recuerdo cuando una dorniense era la esposa del heredero al trono de los Siete Reinos. Ahora Poniente mira a Dorne con desprecio, pero no hace tanto nos miraban con envidia.

Los tiempos de mi bisabuela no son los míos, pero siempre he sentido que tengo algún tipo de conexión con ella. Puede que sea por eso por lo que me empecé a entrenar a la misma edad que lo hicieron mis hermanos. Quería ser tan buena guerrera como ella lo había sido. 

Nuestro maestro de armas no tardó en darse cuenta de que lo mío no eran las lanzas o las espadas curvas que tanto le gustaban a Gulian y Arron. Ellos estaban destinados a convertirse en caballeros. Y antes de que yo me convirtiese en mujer ya habían entrado los dos al servicio del príncipe Oberyn. 

Pero donde yo destacaba era en las distancias cortas. Dicen que mi bisabuela era capaz de caminar sin mover ni el polvo. Que podía poner la hoja de un puñal en la garganta de su víctima antes siquiera de que descubriesen que estaba allí. Supongo que eso también lo heredé de ella. 

Los salones y las intrigas de palacio tampoco se me dieron nunca demasiado bien. Tengo la lengua demasiado afilada y me aburren las sutilezas verbales a las que todos se entregan con pasión. No soporto la sensación de estar siendo manipulada, o que intenten manejarme como si fuese su marioneta. Lo cierto es que siempre he preferido estar al aire libre. Aprendiendo a conocer y amar el desierto. Mejorando mi manejo de las armas. 

La primera vez que maté a un hombre tenía trece años. Era un guardia del séquito de algún lord que estaba de visita. Ni siquiera recuerdo quién era su señor, pero nunca olvidaré su rostro. Había terminado mi entrenamiento y me estaba refrescando con el agua del pozo cuando aquel malnacido me asaltó, creyendo que podía tomar cuanto veía. Cuando me vi acorralada entre su cuerpo sudoroso y el murete del pozo no pensé: actué por instinto. No fue una muerte limpia ni rápida, aún me faltaba mucho por aprender. Llevada por el susto lo apuñalé tantas veces que la sangre empapó mi brazo hasta el codo. No tardaron en llegar otros guardias de mi casa y se montó un gran revuelo. A mí me encerraron hasta que mi padre solucionó el asunto con el señor de ese hombre. Nunca supe cómo lo resolvieron, pero desde ese día mi familia se tomó más en serio mi entrenamiento. 

Teniendo dos hermanos mayores no me correspondía a mí preocuparme por el futuro del linaje de Asperón así que cuando quise entrar al servicio de otra casa [a definir por el jefe] como guardaespaldas no encontré oposición en mi padre. Para ese momento tenía diecisiete años y ya me había enfrentado a hombres y mujeres en combate. Conocía bien los secretos del desierto en el que me había criado y podía guiar comitivas por él. 

Hace tres años de eso y en este tiempo he sangrado y he matado por mi señor/a. He respirado el polvo de las dunas y me he escondido en las sombras. Sé que en algún momento mi familia terminará por reclamar mi presencia en casa, como también le pasó a mi bisabuela. Pero hasta que ese día llegue seguiré viviendo por el filo de mis dagas.

Una duda, ¿se supone que los hombres que vienen con nosotras me hacen caso a mí o algo? Yo tenía la idea de que Moriah era la guardaespaldas personal de Allyria, pero no que tuviera a nadie a sus órdenes. No la veo con habilidades sociales como para liderar a nadie, la verdad XD. 

Si hace falta por trama o por algo, no hay problema, pero pregunto por si acaso ando yo en otra onda. 

Me falta saber el estatus, que no me dijiste si era 2 o 3. 

No eres la capitana. Pero tú lo has dicho, eres como Kevin Costner. Tienes mano.

Perfecto entonces :3.