Partida Rol por web

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA, MES CUATRO).

DÍA: OCTAVO DÍA DEL MES.

JUSTO TRAS LA PUESTA DE SOL.

Khadesa ha ido a avisar a los mandos de la llegada de un carruaje con alguna personalidad de Cho'n Delor en su interior.

Poco después acuden al Patio Interior de la Fortaleza de la Puerta de Galdan el Portaestandarte, la Sargento Vientos, el Sargento Virote, el Cabo Kallmall de la Caballería, el Cabo Lemur de la Infantería, el Cabo Barril, el Cabo Cortaplumas, el Cabo Matagatos y el Cabo Lengua Negra.

El Sol desaparece por completo y los centinelas encienden antorchas y braseros.

Uno de los sirvientes siniestros de Cho'n Delor abre la portezuela del lujoso carruaje y una figura conocida se baja del mismo.

- "Buenas noches." - Dice el Viejo Capitán.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA, MES CUATRO).

DÍA: OCTAVO DÍA DEL MES.

JUSTO TRAS LA PUESTA DE SOL.

Como el resto de los Infantes (o al menos la mayoría) Lagrimita tenía motivos para aguardar nervioso el fin de la reunión de los Mandos de la Compañía. Había dividido su atención entre pasear lo la muralla, y hablar con los Hermanos de la Escuadra a partes iguales. Estaba en eta última de las actividades cuando el traqueteo del carro lo sorprendió.

Al encontrarse en una plaza enemiga, Lagrimita como el resto de los Infantes, portaba en todo momento sus pertrechos para la lucha, por lo que se acercó precavidamente a la zona onde parecía que el carruaje iba a detenerse finalmente. A pesar de distinguir incluso a la luz de las antorchas la inmensidad de Golkas, el Oscuro no las tiene todas consigo y observa con precaución el desarrollo de los acontecimientos.

Cuando atisba la figura que baja del carro, al principio no lo puede creer. Sus ojos le están jugando alguna mala pasada. El Infante parpadea un par de veces, mientras siente como las rodillas se le aflojan y un leve mareo se extiende por su cuerpo. Pero al oír su voz sus dudas se disipan y aunque el recuerdo del sueño martillea su mente, siente un torrente de alegría irrefrenable surgir en la boca del estómago al ver a su familia de sangre y Capitán.

Unos pasos desgarbados en el habitualmente ágil Oscuro le impulsan hacia delante, hacia el hombre que le escudó con su propio cuerpo de la puñalada mortal que hubiera sesgado su vida sin remedio. Esos pasos torpes hacen que finalmente quede rodilla en tierra y mirando con ojos de húmeda adoración al Viejo Capitán. Unas palabras pugnan por salir de su agarrotada garganta.

- Capitán, Señor... yo... gracias, Señor... lo... lo siento, yo debiera... si hubiera... - Las palabras finalmente quedan ahogadas en el barullo que comienza a levantarse entre la gente que allí se dispone.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA, MES CUATRO).

DÍA: OCTAVO DÍA DEL MES.

TRAS LA PUESTA DE SOL.

El Viejo se acerca a Lagrimita y le palmea un hombro. La palmada transmite enorme fuerza, una sensación estremecedora de frío, y también un cierto afecto.

- "Estoy aquí, más o menos entero." - Sonríe entonces con una sonrisa que tiene algo extraño, aunque ninguno podrá afirmar después el qué.

- "Me han contado en parte lo que ha pasado y lamento todas esas pérdidas. No soy el Capitán ahora mismo, Lagrimita. Aunque si alguien me secunda, querría presentarme a una Asamblea General de Hermanos para ser elegido de nuevo como Capitán de la Duodécima Compañía Libre de Khatovar." -

Asiente en dirección a los mandos, cuando éstos llegan al Patio Interior de la Fortaleza procedentes de su reunión en la Sala de Guerra de la Fortaleza.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA, MES CUATRO).

DÍA: OCTAVO DÍA DEL MES.

TRAS LA PUESTA DE SOL.

Ahora mismo podría meterle un virote por un ojo, con mi creadora de viudas, se sorprendió pensando Ballestero. Le detuvo el hecho de que había probado lo que era el mando, y por eso le picaba la curiosidad. ¿Por qué querría volver a ser el capitán? Era un duro trabajo. En el fondo, Ballestero comprendía. Pero todavía no era plenamente consciente de eso, así que parecía sentirse lleno de extrañeza.

Siguió observando la escena.

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MES: DEL PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA, MES CUATRO).

DÍA: OCTAVO DÍA DEL MES.

TRAS LA PUESTA DE SOL.

Portaestandarte observa al Viejo Capitán, después mira a los que le acompañan: la Sargento Vientos, el Sargento Virote, el Cabo Kallmall, el Cabo Lemur, el Cabo Barril, el Cabo Matagatos, el Cabo Lengua Negra, y el Cabo Cortaplumas.

Y entonces, sencillamente, guarda silencio.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.
MES: DEL PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA, MES CUATRO).
DÍA: OCTAVO DÍA DEL MES. TRAS LA PUESTA DE SOL.

Últimamente, Rastrojo tenía el sueño trastocado. Las cuatro primeras noches las pasó durmiendo en habitaciones de las que de manera sucesiva era expulsado cada vez que a los mandos les daba por organizarse. No fue hasta el quinto día que los seguidores de campamento le trajeron a su camello Mancillado y el resto de posesiones, incluyendo su propia tienda de campaña. Aún después de eso, pasó unos días haciéndose el remolón, y acomodándose donde podía, y no fue hasta hoy que por fin se decidió a pasar el trabajo de montar la tienda. Agotado, llevaba durmiendo del tirón desde media tarde.

No era, sin embargo, una siestecilla plácida. Las pesadillas asaltaban a Rastrojo y perturbaban su tan merecido descanso. Se agitaba y giraba sobre sí mismo. Un monigote le golpeaba con una pértiga en sueños. No muy fuerte... a golpecitos, como un pastor que quiere que su cabeza de ganado avance despacio sin que eche a correr.

Ugh... Nooo...

Se incorporó en el interior de su pequeña tienda, apoyado en sus codos. Sabía perfectamente a qué venía ese sueño. Días antes, había encontrado en la muralla un dibujo grosero grabado en la mampostería, sin duda obra de alguno de los reclutas vandálicos del Triplete. Representaba uniquívocamente a un miembro de la Compañía Negra tratando de usar una pértiga para saltar por encima de las murallas de la Puerta de Galdan durante el asalto. Una parodia, que a Rastrojo no le sentaba nada bien. Podía imaginarse a los sureños burlándose de los pobres catetos del norte que se creían que podían pasar por encima de un muro de treinta pies de alto con cabriolas y volteretas.

Por suerte, Rastrojo lo había encontrado, y usando el filo cercenado de su machete roto, había hecho unos retoques en el grabado para sortear su intención satírica inicial. Con un nuevo surtido de muescas, Rastrojo convirtió al hombre de la pértiga en Zambutu, el Cazador de Jirafas, un antiguo personaje de cuento salido del repertorio de la tradición oral K'Hlata. Al pensar en ello, el dibujo se le vino de nuevo a la mente...

Desvelado, salió de la tienda. Allí, en el patio, junto a un carro y un montón de idiotas con caras patidifusas y rostros incrédulos, Rastrojo vió después de mucho tiempo al Capitán. Se frotó los ojos, pues aún debía de seguir soñando, pero aquella ensoñación seguía ante sus ojos.

No era alguien al que Rastrojo añorase. Tampoco le deseaba la muerte. De hecho, el chamán intentó purgar el veneno del Capitán sin lograrlo, en el que fue un epígrafe más en su lista de fracasos. Se unió al montón de idiotas poniendo cara patidifusa.

Excéptico, y sospechando que no fuese más que un impostor disfrazado con una ilusión, Rastrojo trató de percibir si el Capitán despedía algún tipo de magia...

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA, MES CUATRO).

DÍA: OCTAVO DÍA DEL MES.

TRAS LA PUESTA DE SOL.

Matagatos acudió junto con el resto de mandos cuando Khadesa les avisó. Observó con curiosidad aquel carruaje, del que su ocupante no parecía tener prisa por salir. Sin embargo, cuando desapareció el sol y las luces se encendieron por la fortaleza, las puertas del vehículo se abrieron... Revelando al antiguo Capitán. Al principio, Matagatos observó aquello con asombro, alegría incluso. ¡Lo habían conseguido! ¡Habían logrado sanar al Capitán! Puede que ahora todo se enderezara y acabara aquel vacío de poder. 

Sin embargo, había algo... Diferente en él. Además, recordó algo. Las palabras que su hermana les había dicho hacía ya algunos días. Puede que no fuera todo tan bonito. Puede que ahí residiera el peligro presagiado. Con esos pensamientos, una expresión seria, puede que incluso sombría, volvió a su rostro. 

-Nos alegramos de su vuelta, señor-dijo con cordialidad, ante el silencio del resto de mandos, aunque ciertamente serio. 

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA, MES CUATRO).

DÍA: OCTAVO DÍA DEL MES.

TRAS LA PUESTA DE SOL.

Guepardo escuchaba desde el barracón de los hostigadores los ruidos del patio. Voces y ajetreo. Repentinamente una voz de alerta y el ruido de cascos de caballo y ruedas de carro. Nuevas voces expectantes y finalmente exclamaciones de sorpresa. Y un silencio sepulcral.

Fue esto último lo que empujó al k'hlata a dejar de limpiar con esmero casi ritual su Lanza del Jaguar, haciendo que se levantara y saliera al patio para averiguar a que se debía ese mutismo generalizado. Y se encontró de bruces con la respuesta: el Capitán había retornado.

El jaguar, al igual que el resto, enmudeció. No de asombro o incredulidad, si no de pura reticencia y rechazo. No hacía falta ser una persona sabia para entender que el el Señor del Dolor era incapaz de sanar nada. Solo transformarlo, cubriéndolo con un halo de oscuridad.

Recordó cuando estuvo tentado de pedir, en la dádiva, la recuperación de su hombría. Pero después de constatar el desfile de engendros y abominaciones que el señor de Chon'Delor creaba con la intención de "mejorarlos", tuvo bien claro que el precio a pagar por una "sanación" de manos de ese... "hombre"... constituía un precio desmesurado y terrible.

También recordó lo poco o nada que le agradó el que Analista cediera al moribundo Capitán a manos del Señor del Dolor. A veces era preferible morir como persona que seguir existiendo como aberración. Y ese era el sentimiento que el hostigador tenía cuando observaba al Capitán, aparentemente en plenas facultades.

Guepardo sintió la oscuridad de la compañía, la de sus hermanos, la suya propia. Observó las sombrías formas circundando las siluetas de los mercenarios, evidenciando la maldición que pesaba sobre ellos. Pero la mortaja de sombras que cubrían al capitán le pareció la más oscura y gélida de todas.

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MES: DEL PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA, MES CUATRO).

DÍA: OCTAVO DÍA DEL MES.

TRAS LA PUESTA DE SOL.

Barril camina pesadamente en un lugar algo retrasado con respecto al resto de los Mandos con los que compartía la reunión hasta hace unos minutos. A pesar de que los Oscuros con los que se ha reunido no son precisamente bajos, los casi dos metros de Barril lo hacen tener una perspectiva sobre sus cabezas de lo que acontece.

- Vaya, parece que el Señor del Dolor lo ha parcheado. Está por ver si sigue siendo él mismo... -

Negros pensamientos acompañan al fornido Infante, mientras por su cabeza pasan los horribles cambios que traen aparejadas las mejoras y tratamientos del actual patrón de la Duodécima. No es algo por lo que le gustaría pasar, sin embargo no puede evitar mirar con cierta envidia la prodigiosa constitución de Golkas, evaluando sin éxito su nivel de fuerza. Una idea pasa por su cabeza.

- Robusta marioneta, ¿quién tira de tus hilos? -

El Cabo devuelve su atención al Viejo, que dirige unas palabras de hierro envueltas en guante de seda a su sobrino Lagrimita. No ha tardado ni medio minuto en comentar que viene a pedir el mando de la Duodécima. Barril asiente mientras una sonrisa invisible se extiende tras su casco. Otros han tratado de ningunear a la Compañía Negra. Ninguno medró.

- Si el Viejo es elegido bajo el sol y sosteniendo el Estandarte de la Compañía, será suficiente para mí. Si es que es al Estandarte al que jura profesar su vida, y no hay otros intereses en su petición. -

Estaba por ver si el Viejo era el de siempre o un nuevo monigote del Señor del Dolor.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL PIE (INICIO DE LA PRIMAVERA, MES CUATRO).

DÍA: OCTAVO DÍA DEL MES.

TRAS LA PUESTA DE SOL.

Derviche volvía totalmente sudada tras sus ejercicios físicos diarios. Había una extraña agitación en torno a la llegada de un sombrío carruaje, por lo que se quedó algo alejada de la escena principal, donde los mandos de la compañía se arremolinaban como moscas. Finalmente la ganas de ver que pasaba vencieron a su normal hostilidad contra todo evento nuevo o repentino.

Se quedó clavada en su sitio, cuando vio aparecer al Capitán.

Sano, salvo, sonriente y pidiendo presentarse de nuevo a la reelección. Pero las manos le comenzaron a picar a la fanática, no, el Señor del Dolor era un ser pérfido, que urdía plan tras plan, con el fin de hacerse con todo, y como ya habían dicho en Cho'n Delor, el maligno hechicero y actual patrón de la compañía negra, no poseia entre sus dones el arte de la curación.

Y aquella sonrisa. Debajo de la piel de cordero se escondía algo.

Miró a Portaestandarte, luego a Matagatos y por último a Lengua Negra, observando sus reacciones.

No, aquello no era bueno. Derviche estaba jodida si el hijo se chivaba a papá, aunque siendo más concreta, al nuevo papá, porque en definitiva, aquel solo parecía el Capitán en apariencia.

Entornó los ojos y volvió a su tienda. Negros nubarrones acudían a su cabeza de nuevo.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL PIE (CUARTO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA.

DÍA: 8. TRAS LA PUESTA DE SOL.

Colocada cerca de Matagatos y Ponzoña analizo con ojo crítico al viejo canoso que desciende del carro. Parapetada en las sombras bailantes que proyectan sobre nosotros la luz menguante que aún se perfila rojiza en el horizonte y la dorada luz de las antorchas, analizo y pienso. No hago ningún gesto, más que pegarme a la espalda de mi hombre cuando el recién llegado reclama su derecho a dirigir la compañía. Instintivamente, mi atención se desvía a Portaestandarte y, también, a Matagatos. Pendiente de la reacción de los dos hombres que considero parte importante de mi familia de mi manada. 

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL PIE (CUARTO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA.

DÍA: 8. TRAS LA PUESTA DE SOL.

Colocada cerca de Matagatos y Ponzoña analizo con ojo crítico al viejo canoso que desciende del carro. Parapetada en las sombras bailantes que proyectan sobre nosotros la luz menguante que aún se perfila rojiza en el horizonte y la dorada luz de las antorchas, analizo y pienso. No hago ningún gesto, más que pegarme a la espalda de mi hombre cuando el recién llegado reclama su derecho a dirigir la compañía. Un discreto susurro sale de mis labios:

—No es el Capitán. Ya no. El Señor del Dolor vive en él, es parte de él... 

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL PIE (CUARTO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA.

DÍA: 8. TRAS LA PUESTA DE SOL.

La precipitada marcha de la Tienda de Mandos finalizó abruptamente al llegar al punto en el que el carruaje de pesadilla se había detenido. La visión del Capitán descendiendo por su propio pie y aparentemente sano dejó momentáneamente paralizado a Lengua Negra. El perfil de su padre, recortado contra el juego de luces y sombras marcado por antorchas y braseros, provocó una sensación de desazón en Lengua Negra. Inspiró profundamente y dio unos pasos en dirección a su padre.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL PIE (CUARTO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA.

DÍA: 8. TRAS LA PUESTA DE SOL.

Las palabras de Khadesa hicieron que Ponzoña frunciera el ceño y fijara su mirada en el antiguo Capitán tratando de vislumbrar en él una sombra de aquella posesión afirmada por su hembra. No percibía nada pero creía en ella que caminaba por la senda de la magia. Fue entonces cuando vio a Lengua Negra avanzar hacia su padre. No lo pensó y se encaminó hacia él, en una trayectoria que cortaría la de su antiguo superior directo.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL PIE (CUARTO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA.

DÍA: 8. TRAS LA PUESTA DE SOL.

Ponzoña abandonó su lugar junto a Khadesa y Matagatos y se puso también en movimiento, aparentemente para dar la bienvenida a Capitán. No obstante, su trayectoria se desvió un tanto para acabar cruzándose con la de Lengua Negra, al que dirigió una pocas palabras al oído, no perceptibles por nadie.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL PIE (CUARTO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA.

DÍA: 8. TRAS LA PUESTA DE SOL.

Junto a Lengua Negra, el Hiena se inclinó levemente y susurró a sus oídos.

-Cabo Lengua Negra, Khadesa afirma que no es su padre. Que ya no lo es. Que el Señor de Dolor vive en él, que es parte de él. Creía que debía saberlo. 

Lengua Negra asintió con la cabeza ante aquellas palabras que parecieron no sorprenderle pues su gesto no varió por efecto de sorpresa alguna.

-Acompáñame a saludar a mi padre, Ponzoña. Debemos actuar con normalidad.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL PIE (CUARTO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA.

DÍA: 8. TRAS LA PUESTA DE SOL.

Tras la breve interrupción de Ponzoña, en la que tan solo pudo verse un gesto afirmativo de Lengua Negra a su antiguo segundo, siguió andando acompañado del Hiena hasta alcanzar la figura de Capitán.

-Padre, me alegra verte de nuevo entre nosotros -saludó Lengua Negra-, sano y en pie. ¿Reservas un abrazo para tu hijo?

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MES: DEL PIE (CUARTO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA.

DÍA: 8. TRAS LA PUESTA DE SOL.

Ponzoña asistió imperturbable a la escena de reencuentro padre e hijo. Una breve mirada de soslayo a Khadesa , fue la única nota de desatención a lo que allí ocurría.

-Bienvenido, señor -saludó.