Partida Rol por web

Comprobó cómo Ulfric tampoco consiguió eliminar a aquel fiendfyre y volvió a fijarse en Buzánszky.

- ¿Acusaciones? ¿Azkaban? ¿De qué coño hablas, Robert?

 -Tu desaparición y la de la señorita Masih se produjeron simultáneamente- respondió con el ceño fruncido -Y aseguran que fuiste a verla antes de que todo esto ocurriera. Además, ya has visto lo que está pasando. En Hogwarts había un infiltrado.

Las ramas incendiadas se escuchaban crujir, calcinándose en la oscuridad, la cual se impregnaba por la luz de la luna. Robert optó por no entrar en vuestra discusión o al menos eso hizo hasta que pudo oír un nombre más.

-¿Circe? creo que también he escuchado algo sobre ella- y justo pensando en información que se le estaba escapando, preguntó por una persona que entre vosotros no estaba- ¿Y Keith?

Mierda luna llena. - mascullo entre dientes mientras me debatía entre bajar del árbol o no.

¡LICANTROPOS! ¡Tengan cuidado! No se cuantos sean, pero este es su cubil, de algún modo infiltraron Hogwarts y me secuestraron, la luna está llena echad a volar ya mismo. - exclamo en voz alta mientras trepo un poco más arriba del árbol y me preparo para asumir mi forma animal para salir volando.

Era altamente probable que los profesores estuvieran preparados para aquel combate, pero yo no lo estaba, pues no contaba con la experiencia necesaria  para abatir a esas bestias al menos no en un combate directo, los había estado rastreando por meses y preparando una estrategia, pero esta no incluía una lucha en campo abierto.

Mientras intentaba convenver a Sándor, tirando algo de su ropa e increpándole, intentó a la par realizar el hechizo para terminar con aquel fuego. Pero parecía que no estaba centrado, si no más bien totalmente con la cabeza puesta en la discusión con el ex-futbolista. De hecho, le miraba con una cara de incredulidad y de absoluto asombro. Pensaba, y se le veía en la cara, que era el momento de ser claro y de definirse hacia un lado u otro, y al menos él no era sospechoso para nada... ¡Así que podría decirle algo!

Estaba sintiéndose realmente molesto con aquella situación. Empezó a pensar que realmente a aquellos dos les importaba una mierda el bosque y lo que les ocurriese. Se giró, visiblemente enfadado.

- ¿ES QUE SOIS INCAPACES DE ESPERAR UN PUÑETERO MINUTO?- gritó, airado, desentendiéndose finalmente del águila de fuego. 

- ¡PUES BIEN! HE ESTADO DURMIENDO LA MONA HASTA AHORA, POR CORTESÍA DE ANSGAR GAUNT Y SUS LICÁNTROPOS - Tomó aire, respiró hondo y siguió.

- ¡Masih! Sé que estuvo conmigo encerrada un tiempo, no sé cuánto, pero Ansgar se la llevó y me volvió a drogar. No volví a despertar hasta hoy. Pude deshacerme de mis ataduras y salir del sótano, con la ayuda de Altair; lo de Altair tiene su gracia pero ya os lo contaré...- dijo, a modo de inciso - Cuando salí del sótano, la casa estaba vacía. Es la guarida de los licántropos-mortífagos. ¡Ah! Y Keith está muerto; pero muerto, muerto - sacó la placa de su bolsillo y el frasco - Encontré esto en la casa y un rastro de sangre que seguimos. Encontramos su cuerpo en el bosque.- finalizó.

- Tengo alguna cosa más que contaros pero lo importante está dicho, y vosotros también tendréis que responderme a algunas cuestiones. Pero ahora no es momento. Estamos en peligro real: Los licántropos volverán en cualquier momento, o eso creo, y hay un pájaro de fuego que requiere nuestra atención. Y como volváis a molestarme mientras conjuro: ¡os arreo un guantazo a cada uno!

Levantó de nuevo su varita hacia el pájaro de fuego. 

- A la de tres. ¡Uno! ¡dos! ¡TRES! ¡FIENDLOCKED!

Aquello que decía Sándor tenía cierto sentido para Ulfric, al menos por lo que sabía de los licántropos que habían buscado Altair y el susodicho ayudante del ministerio. Lo de Blumer era cierto, por lo visto, así que el subdirector empezó a dudar de si todo aquello no era un embrollo monumental, y su compañero decía la verdad, y su desaliño era que había estado preso. Ahora bien, todavía recordaba la voz que le decía que no se fiase de nadie, así que, con cierta cautela, soltó a Sándor, miró a Robert y encogió los hombros. 

- Pienso llegar hasta el fondo de esto, Sándor, y espero, por todos los magos del pasado, que estes del lado bueno, como espero...- Dijo mientras esperaba la respuesta de Robert, y cogía fuerzas para un nuevo hechizo

Randall no identificaba a la mujer de la imagen, aunque por la expresión de Agatha, ella sí que parecía conocerla. El joven Slytherin observó horrorizado cómo el cuerpo de Annelie comenzaba a transformarse en el de una mujer lobo, cubriéndose de pelaje y sintiendo cómo sus músculos se tensaban y deformaban. Sabía lo que sucedería de un momento a otro y que Anne les atacaría en cuanto perdiera el control sobre su cuerpo.

-¡Profesora Presley, aquí! -le gritó Randall a Agatha, echando a correr a toda prisa en dirección a la trampilla abierta que daba al sótano de la casa.

Tal y como lo veía Lestrange, era la mejor opción que tenían de salir los tres con vida. Él no era un gran atleta y dudaba que Agatha lo fuera, por lo que les convenía más permanecer en un lugar donde Annelie no pudiera alcanzarlos. Mientras corría, oyó a Agatha pronunciar las palabras de un hechizo, aunque debía ser bastante complejo, ya que no lo identificó.

A todos os inundaba una mayor o menor tensión y, quizás fue por ello que Sándor acabó alzando demasiado la voz. Aunque igualmente eso no os impidió volver a escuchar la voz de Altair.

-¡LICANTROPOS! ¡Tengan cuidado! No se cuantos sean, pero este es su cubil, de algún modo infiltraron Hogwarts y me secuestraron, la luna está llena echad a volar ya mismo.-

Dijo el Gryffindor, incitando a que os fuerais de allí. 

Robert seguía con el ceño fruncido. No le gustó que Buzánszky chillara, acababa de llamar terriblemente la atención. Sin embargo, se quedó pendiente a que terminara de hablar. 

Cambió su gesto a uno de asombro cuando escuchó la información de Keith y movió los ojos hacia el suelo y hacia Sándor rápidamente en varias ocasiones, desconcertado. El jefe de la seguridad mágica había muerto...pero ¿cómo? se preguntaba. De él estaba aprendiendo sobre el mundo de los aurores, con él hizo varios interrogatorios para descubrir algo más de la muerte de Jaden Floyd y...¿muerto?

Algo en él hizo que sintiese ahora mucho más peligro, más nerviosismo. Incluso pena.

-Ansgar está muerto, junto al alumno Linus Avery y el padre de la alumna Annelie, Edward Grindelwald- comentó dejando la vista perdida en el suelo -tenemos que parar esto.

Y tras estas palabras, un nuevo aullido se desató. Era una clara llamada.

Os pareció ver a una silueta aullando. Los hombres lobo ya estaban allí, con vosotros. De hecho un nuevo sonido os sorprendió. Unos chillidos agónicos empezaron a sonar de dentro de la cabaña -¡Inferrrrno!- seguido de unas palabras con un tono bastante fiero -¡Salgaaaaaaaaan!-lo siguiente no lo supisteis bien diferenciar.

Y con fuerza, la azulada luz del inferno se entre veía salir por los recovecos de ese refugio.

Diggory apuntó hacia Sándor casi sin pensarlo -¡Palalingua!- soltó contra él exitosamente, pegando su lengua al paladar. Haciendo que el asesor del ministerio no pudiese volver a gritar -lo siento, pero no me dejas otra. Has chillado demasiado y no puedo permitir que descubran nuestra posición. Así que ahora es momento de callar para actuar- expuso para que entendieras que te dejaría así hasta que la cosa saliera con fortuna o se calmara. Bueno, y en caso de necesitar que pronunciara un conjuro claro- Además, así estaré más tranquilo de que no das un chivatazo. Por si acaso.

Distintas voces se percibieron a lo lejos antes y después de transmitir tu mensaje. Fuera lo que fuera lo que discutían o hablaban, estaba claro que iban a ser en breve atacados o mínimamente sorprendidos por los licántropos. 

De hecho, se volvió a escuchar un aullido. Una llamada posiblemente. ¿Se encontraban cerca, o allí? 

El caso era que la noche ya comenzaba a reinar y tú tenías tus alas alzadas en forma animaga cuando te pareció ver algo ligeramente llamativo: por la parte atrás de la cabaña (que dejaba a entre ver algo a causa de tener la pared de atrás explotada. Una pared que vosotros mismos -Sándor y tú- explotasteis), reconociste el color azul del fuego del inferno. Se había convocado dentro.

Después de la totalmente inesperada reacción de Diggory, Buzánszky pensó que, irónicamente, más les hubiese ayudado quedarse solos que con refuerzos. Se giró de nuevo cara a Von Hoggem, tratando de mirarle con cara de "éste tío es imbécil ¡ayúdame!", pero en su contra estaba que no era la persona más expresiva del mundo; al menos no gestualmente.

¿Y qué se suponía que iba a hacer ahora? Podía conjurar, claro que sí, pero hacerlo en silencio le limitaría mucho. En realidad estaba acostumbrado a hacerlo, pues su trabajo le exigía total discreción con la magia, pero por lo general eran situaciones bastante cotidianas. Ahora, con hombres-lobo acechándoles y con muchos interrogantes en su cabeza, y en la de los demás, protegerse y atacar en silencio iba a resultar bastante más complicado.   Así que lanzó el que, a priori, era un hechizo sencillo pero efectivo para protegerse: fumos.

Extendió su varita y una cortina de humo se creó entorno al grupo. Si les atacaban, les resultaría más complicado impactarles, y más ahora que había anochecido.

Los gritos de dolor de Annelie, por culpa de su transformación, retumbaban en vuestros oídos.

Era una escena extraña e incluso macabra. El cuerpo, la cara, el cabello de la joven...se deformaban, viraban a un aspecto mucho más siniestro y, pese al intento de Agatha para frenarlo y lograr que la imagen de la Slytherin volviera a su estado natural, lo cierto fue que escasamente logró frenar la mutación por poco más de un minuto. E incluso diríais que esto pareció generarle un mayor dolor a su ahijada. Pues sus huesos tuvieron que soportar en ese tiempo una mutación sin acabar.

Por su parte, el fuego del inferno brotó con rabia alrededor de ella, logrando aseguraros por el momento mientras que las voces de fuera seguían haciendo mucho ruido.

De hecho, de nuevo (y mucho más desapercibidamente a causa de los gritos) oísteis a Altair.

-¡LICANTROPOS! ¡Tengan cuidado! No se cuantos sean, pero este es su cubil, de algún modo infiltraron Hogwarts y me secuestraron, la luna está llena echad a volar ya mismo.-

Y esto no fue lo único, ya que parecía que entre Sándor y Ulfric había una clara discusión.

-¿Qué os cuesta a todos ser más claros?!- escuchasteis decir a Von Hoggen de fondo.

-¿ES QUE SOIS INCAPACES DE ESPERAR UN PUÑETERO MINUTO? ¡PUES BIEN! HE ESTADO DURMIENDO LA MONA HASTA AHORA, POR CORTESÍA DE ANSGAR GAUNT Y SUS LICÁNTROPOS - soltó Buzánszky, entre otras muchas más cosas.

Pero lo cierto era que el resto de lo que estaba pasando os era más secundario. Lo que sucedía allí adentro necesitaba solución y, Randall trató de dársela acercándose inmediatamente hacia la puerta de la trampilla, instando a la señorita Agatha a sumarse a él.

Cuando de nuevo se escuchó un aullido. La llamada de un hombre lobo iba dirigida posiblemente al resto de su manada. Daba la impresión de que ya estaban reunidos.
 

Definitivamente, la decisión a tomar debía ser rápida. Pues al final de ese rugir, Annelie terminó su transformación. Dejó a un lado su llanto, su ropa del colegio, su consciencia... y (casi azulados por reflejarse en ellos tanto la luz tanto del fuego como de la luna) apreciasteis sus ahora tan afilados colmillos.

Finalmente: se había convertido en un lobo.

Sobrevuelo la cabaña en silencio intentando identificar al atacante para luego regresar a Hogwarts y denunciarlo ante las autoridades.

Aunque si veo oportunidad de ayudar pues la tomaré.

Ulfric escuchó las noticias con mucha preocupación. Varias muertes, incluida la de Linus y el padre de Anne, lo que dejaría a la ahijada de Agatha bastante tocada, y a ella misma por consiguiente. Rápidamente procesó lo que había pasado con el grito sobre los licántropos, y mientras Diggory realizaba el hechizo, tomó nuevamente del brazo a Sándor y señaló la escoba en la que había venido. Tenían que salir de allí, mientras pudieran, y más con lo que estaba a punto de venir. No sabía dónde estaría Agatha, pero esperó que se hubieran puesto  a cubierto y que lo que pasaba en la cabaña no fuera cosa de ella. 

- Señor Diggory, no se si será lo mejor tener una voz de menos para conjurar, así que diría de retirarnos. ¿Hay alguien de los aurores en la cabaña? ¿Quién está ahí? - Luego, dirigió su varita hacia el fuego que volaba, conjurando un nuevo intento de apagarlo, y como fracasó miserablemente, se subió a la escoba, ofreciendo a Sandor un espacio si quería. Había que realizar una visión de lo que pasaba y reunir fuerzas nuevamente. 

En el momento que vi que el hechizo parecía estar haciendo daño a Annelie me detuve aterrada. No había nada que pudiera hacer para ayudarla. -¡Annelie!- Pero ya no era ella. La voz de Randall me trajo un poco de nuevo a tierra, a darme cuenta que en este momento mi ahijada, mi hija, se había convertido en una criatura peligrosa.

Sólo podía esperar a que nadie le hiciera daño, ni ella hiriera a nadie. No podría perdonarse a si misma si hería a alguien inocente. Con el corazón acongojado y los ojos humedecidos, seguí al joven Lestrange a través de la trampilla. Una vez abajo volví a mover mi varita, esta vez para invocar a mi patronus en forma de lobo gris.

-Expecto Patronus.- Murmuré, viendo como la figura se formaba ante mi. -"Ulfric, Anne se ha transformado. No permitas que le hagan daño."- Luego de dar el mensaje, le ordené a mi patronus que una vez se comunicara con Ulfric, acompañara a partir de ese momento a Annelie a donde ella fuera. Era lo único que se me ocurría hacer para protegerla. Al bajar mi varita, me llevé las manos al rostro, y sin poder evitarlo dejé escapar un sollozo...

Randall aguardó a que Agatha Presley entrase por la trampilla para aprovechar la situación y cerrarla a toda prisa. No sabía si Annelie sería capaz de echar abrir una trampilla en su forma de licántropo, aunque teniendo en cuenta que los hombres lobo eran bestias incontrolables, lo más probable es que se lanzase a buscar víctimas en las cercanías, lo que implicaba que iría directa hacia el grupo de aurores cercanos. Esperaba que no la confundieran con uno de los seguidores de Gaunt.

-Profesora Presley, intentaré iluminar esto -dijo el joven Lestrange, en tono bajo para que la Annelie lobuna no alcanzase a escucharle-. ¡Lumos! -exclamó, agitando su varita, para iluminar aquel habitáculo que estaba sirviéndoles como escondite.

Nada quedó de Annelie en aquel instante, sólo era una criatura, una bestia indomable que retenida entre el círculo de fuego no pudo avanzar más de lo necesario para no terminar incinerada. No obstante la sangre llamó a la sangre y aquel licántropo olió el intenso aroma de los demás y aulló con fuerza, comunicándose con una manada de la cual no es parte. No había mucho que hacer cuando la joven de cabellos morenos se transformó en esto, simplemente huir antes de que sea demasiado tarde. 

Ella lo intentó, quiso cruzar aquel fuego mágico y buscar a los que estaban huyendo. 

Robert observó el gesto de Sándor, no muy contento, y trató de disculpar su pronto  -lo siento...- miró a Ulfric sabiendo que posiblemente se había equivocado con su anterior conjuro -lo he visto conveniente para que no siguiera llamando la atención. Pero yo mismo se lo quitaré en cuanto se haya calmado y nos hayamos deshecho de una vez de ese fiendfyre al menos- dijo antes de comprobar cómo aun así Buzánszky generaba una humareda alrededor vuestra tratando de dar seguridad.

Se silenció brevemente y volvió a contestarle al subdirector -no sé quién habrá dentro- comentó con dudas de haber sido preguntado, pues a fin de cuentas era un recién llegado- yo al menos no considero la retirada. La directora McGonagall debe de estar a punto de llegar, con Brendan y el señor Potter- alzó su varita hacia lo alto para disponerse a atacar y, se decantó por hablar de nuevo- pero si desea retroceder, tranquilo que yo le estaré cubriendo-.

-Aunque antes de hacerlo, vamos, ¡Fiendlocked!- expresó con fuerza, haciendo que de su varita brotara luz. Una luz que necesitaba que alguien más se juntara y le ayudara.

Aunque tenía ganas de matarle, sabía que no lo hacía de mala fe. Ya escarmentaría luego. Al menos estaba dispuesto a luchar y eso le gustó al húngaro, que pensaba que huir les haría perder una gran oportunidad. Ellos cuatro serían suficientemente fuertes... si no tuviese la boca tapada.

Hizo un gesto negativo a Ulfric y otro asintiendo a Diggory, y se preparó para acompañarle en el Fiendlocked. 

Así que no perdió tiempo y conjuró en silencio. 

Mientras Robert esperaba que os unierais en la lucha por eliminar a aquel animal de fuego, Sándor se animó y de una vez por todas: el fiendfyre desapareció. Ya que ambos conjuros impactaron fuertemente contra el águila, haciendo que dejara de quemar el bosque.

Aunque, una de cal y otra de arena. De eso iba lo que estaba ocurriendo esa noche. La felicidad que os proporcionaba un gran alivio (haberos quitado de encima un peligro), se juntó con la llegada de un patronus en forma de lobo gris. El cual, le llevaba un mensaje a Ulfric:

"Ulfric, Anne se ha transformado. No permitas que le hagan daño."

De pronto, la varita de Sándor comenzó a vibrar. Cada vez más.

Y unos gruñidos furiosos seguidos de varias patas, se acercaron al rededor del humo (la nube defensiva) en el que os encontrabais. No se veía nada, no se distinguía nada. Pero algo os decía que podíais estar siendo acorralados, vosotros tres y los otros 5 aurores, de los cuales uno, nervioso, se dispuso a susurraros algo -Señores...¿qué hacemos? y... ¿qué le ha pasado o dónde está nuestro compañero?- expresó refiriéndose al auror que se fue anteriormente y todavía no se sabía nada de él.