Partida Rol por web

No era la primera vez que Greenley usaba un traslador, pero la sensación fue igual de desagradable. Era como si le aplastaran la cabeza por todos lados. Cuando llegó al ministerio respiró profundamente mientras se recuperaba. Poco a poco fueron llegando todos.

El profesor Abbot comentó como iba a ser el proceso y el Jefe de Aurores, Keith Blumer, les entregó la solicitud. Era gente que no se andaba con tonterías, y a Greenley le gustaba así. A veces la gente daba muchos rodeos para y a él eso le ponía nervioso. También estaba allí el Auror Bredan Richter y un Auror en prácticas, Robert Diggory, el primero también le pareció una persona seria.

Solicitud de puesto de Becario

Nombre del solicitante: Greenley Flint

Departamento del Ministerio: Seguridad Mágica

Curso Escolar: 7º

Notas de los TIMOS:

• Astronomía: Supera las Expectativas (S)
• Pociones: Extraordinario (E)
• Herbología: Supera las Expectativas (S)
• Cuidado de Criaturas Mágicas: Aceptable (A)
• Defensa Contra las Artes Oscuras: Excelente (E)
• Encantamientos: Extraordinario (E)
• Runas Antiguas: Extraordinario (E)
• Historia de la Magia: Extraordinario (E)
• Transformaciones: Extraordinario (E)

Motivación: No tolero a la gente que hace maldades, vengo de una familia donde la maldad es la regla y quiero cambiar eso. Llevo estudiando años con el objetivo en mente de ser Auror y poder hacer algo que equilibre la balanza.

En cuanto terminó de rellenar el formulario lo dejó sobre la mesa del Jefe de Aurores. Posó brevemente la mirada sobre cada uno de los adultos mientras esperaba a que el resto terminara de entregar los formularios. Podía ver un sus caras el sacrificio que conlleva esta profesión.

Al sentir cómo le abordaban se cohibió ligeramente.

Vine con la directora a través de la red Flu; yo también tenía un trámite que abordar.

Dicho aquello todo se precipitó y él se quedó en un segundo plano viendo cómo les hablaban, cómo recogían los folletos y cómo los rellenaban. También viendo las reacciones que tenían ante el profesorado. Al parecer ser Auror era una profesión realmente popular.

Mientras ellos rellenaban una lechuza trajo una carta para el joven Ralph que no dudó en abrirla y leerla, no sin cierto asombro debido a la premura que se daban en algunos trámites. La guardó con cuidado, al menos ahora tenía un nuevo propósito. De su bolsa sacó una hoja en la que apuntó algo rápidamente.

¿Qué haremos al terminar?

Se atrevió a preguntar. Tenían tiempo libre y estaban fuera de los muros de Hogwarts, aquello era una situación excepcional.

Poco a poco, todos iban rellenando la solicitud y la iban entregando en silencio. A veces la dejaban en el escritorio del jefe y otras simplemente las iban cogiendo los aurores para echarles un vistazo rápido. Alex estaba demasiado concentrado como para escuchar lo que tenían que decir la señorita Selwyn. Por suerte, su actitud había enfriado a los alumnos y no tenían mucho más que decir. El jefe, como casi siempre, había preferido ser el auror malo y Richter parecía haberse pillado antes que él al auror bueno, así que simplemente se mostró amable y callado mientras leía las solicitudes.

En cierta medida, le abrumaba ver notas tan altas. Durante sus años en la escuela, antes de la guerra, sus notas no eran ni siquiera la mitad de buenas que las de aquellos chavales. Todo lo tuvo que aprender a malas. Aún con todo, era la única forma que tenía de medir a los chavales aparte de una vaga descripción del motivo por el que solicitaban ser un becario de los aurores. Solo esperaba que eso fuera suficiente como para poder hacer la elección correcta.

Cuando el último chaval entregó los papeles decidió despedirse de ellos - Bien, hablaremos con vosotros para comunicaros cuales han sido las decisiones. Volved directos al castillo - Agradecía que el jefe le hubiese comunicado que no tenía que hacer gran cosa, por un momento se veía haciendo una visita guiada por todo el Ministerio. - Y tú - Señaló al joven que pasaba por ahí y que no había entregado nada - Si no vas a inscribirte como auror, largo de aquí. - Tenía suerte de que no se supiera su nombre ni a la casa a la que pertenecía.

Con paso raudo se dirigió a aquella oficina, a la que había asistido en mas de alguna oportunidad, conocía a Keith desde hace años, pero hace algún tiempo que no lo visitaba, simplemente por evitar viejos recuerdos, pero no se puede huir de todo.

Llamo a la puerta con algo de nerviosismo, que asuntos tendría pendiente o quizás le reprocharía que no lo visitara en algo de tiempo, y al enterarse de que algunos profesores acompañábamos a los becarios al ministerio, simplemente era la oportunidad de ver a una vieja amiga, miles de ideas pasaban por la cabeza de Beckia, cuando quizás todo era mucho mas sencillo.

- Está bien Profesor, pero mi Padre trabaja aquí y quisiera saludarlo. Además, quiero inscribirme para el Torneo de Quidditch, así que tengo algunas cosas que hacer dentro del Ministerio. - Respondo a Abbott mientras pongo los ojos en blanco, es que ni siquiera se ha molestado en preguntar si teníamos algo más que hacer. Y puesto a que tengo a mi Padre aquí, seguro querría verme, además de organizarme con lo relacionado con el Departamento de Deportes, y claro, comprar una escoba nueva. 

Si bien no me gusta aquello, le dedico una mirada a Bredan, a sabiendas de que me conoce y más aún a mi Padre. Si se entera que estoy aquí, y no informo mis avances, sería un acto desleal de mi parte. Hay cuestiones que solo entre familias se comprenden y respetan a rajatabla, la mía era demasiado estructurada, así que no puedo infringir una sola regla por desconocimiento de los demás. Al menos esperaba que Ritcher me salve en ello. 

Y mientras aguardo allí por una respuesta, muerdo mi labio inferior un tanto pensativa. Tengo cosas que hacer aquí dentro y son importantes. 

Sonrío ligeramente ante el comentario del señor Richter acerca de Beck. Tiene razón, a veces puede llegar a ser realmente estricta, pero también es cierto que jamás rehúsa ayudar a un alumno que lo solicita. O, al menos, jamás se ha negado a ayudarme a mí.

- Sí, señor, pero es una gran profesora. - Expreso en voz baja, mientras continúo sonriendo. Solo espero que en mi gesto no se pueda leer el verdadero afecto que siento por mi madrina.

Cuando el auror se marcha, sigo dando vueltas a cómo Beck me ha tratado siempre como a una hija, y me ha ayudado con cualquier conflicto o problema, y eso, teniendo en cuenta lo dura que fue mi vuelta a Hogwarts tras la batalla, es mucho decir. Ella estuvo a mi lado cuando menos lo merecía, y me acogió, aún con el dolor de la pérdida de su marido.

Tras unos minutos de espera, el profesor Abbott no insta a volver al castillo inmediatamente, pero, sin embargo, yo continúo en mi empeño de inscribirme, por fin, en el registro de animagos. Después de todo, es completamente ilegal permanecer sin registrarme...

- Disculpe de nuevo, profesor, pero, verdaderamente necesito registrarme como animaga. No quisiera acabar en Azkabán... - Digo seria, a la par que, casi, asustada ante la idea.

¡Señorita Weiss!

Exclamó con sorpresa al ver su aparición, justo en el momento y lugar que necesitaba, una escapatoria perfecta ante lo que estaba sucediendo. Sus ojos buscaron a las dos muchachas, Danna y Annelie, y decidió que lo que estaba pensando sería la mejor opción.

Aún nos quedan algunos trámites que realizar, pero el profesor Abbott está realmente ocupado. ¿Podría acompañarnos en cuanto termine su trámite? ¿Sí?

Le miró directo a los ojos, con la esperanza de sonar persuasivo. En caso contrario se había acabado la aventura londinense.

Blumer mira divertido toda la escena, sabe que haciendo de tipo duro, los chicos no se tomarían aquello como una broma, pero no podía dejar que esos pobres polluelos quedaran desamparados. - ¡Diggory! ¡Tu primera misión! Vas a escoltar a los jovencitos aquí presentes que aún tengan tareas importantes que realizar en el ministerio. Enviaré una carta a Minerva avisándole y te pediré un traslador a la sección de transportes. - Se acerca al joven en prácticas y le mira seriamente. - Puede parecerte una misión bastante cutre, pero no es un insulto y dejo sobre tus hombros la seguridad de estos chiquillos, si se les cae un solo cabello, tendras a Minerva McGonagall enviándote un howler cada día del resto de tu vida...

Te da una palmada en la espalda y se echa a reír, llamando la atención de los chicos que se sienten despistados por su cambio radical.

- La señora Weiss estará un rato ocupada conmigo, pero quizas pueda reunirse más tarde con ustedes. Beckia por favor, ven, tenemos que hablar en privado.

Robert se sobresalta al escuchar su nombre a grito pelado. Se levanta como un resorte y se acerca hacia su jefe. Aunque un poco decepcionado por su primera misión como auror entiende que es el nuevo y que le va a tocar realizar todas las labores tediosas que sus compañeros ya canosos no aceptarían. Dispuesto a demostrar su valía asiente. - Sí señor! - Se fija en los muchachos que ha de vigilar mientras sufre un pequeño escalofrío al pensar en un vociferador de la directora, si ya la tenía miedo cuando era jefa de su casa, no querría verla como directora echando la bronca por suceder algo en el ministerio. - Hola a todos, mi nombre es Robert Diggory y parece que seré quien os acompañe por el ministerio si alguno necesita realizar algún trámite ya que no podéis andar por ahí sin supervisión. - Su mirada se posa en los tres que ha escuchado decir que tenían cosas pendientes, una animaga, una futura jugadora de Quidditch y otro que no había explicado sus intereses.

- Sólo vosotras dos? - mira los nombres de las alumnas a partir de los formularios entregados- Dana y Annelie, encantado. - Se gira hacia Ralph - Usted no ha rellenado el cuestionario del ministerio de seguridad, - Comenta mirando a Ralph Ward - le he de acompañar también?- Pregunta hacia el señor Blumer - si no va a pertenecer a nuestro departamento no tenemos porqué cargar con él no? el resto volverá al colegio supongo.- Añade como si no le importara demasiado lo que el resto fuera a hacer.

- No tenemos todo el día y los trabajadores del ministerio tampoco así que aligeremos y seamos eficientes. - Intenta poner voz firme y todo serio. Mirando las hojas que habían entregado rellenadas - Primero iremos a la planta 4 para inscribirte como animaga, luego a la planta 7 para el tema del Quidditch. 

- ¡Ejem! A todos ellos señor Diggory. ¿Si un mago tenebroso ataca a un ciudadano mago de a pie usted no va a salvarle porque no es de nuestro departamento? - La mirada que te lanza es fulminante. - Mas le vale no perder a ninguno. ¿Cree a mi me gusta leer documentos y firmarlos teniendo el culo aquí aplastado? Pues no me gusta, pero me tengo que joder, uy...perdonen, aguantar.

Suspira y se acerca, poniendote una mano sobre el hombro. - No te digo que les limpies el culo, solo que les acompañes evitando un revuelo. Cuando regreses, tendré algo serio para ti, una misión menos básica. ¡Es una orden! - termina guiñando el ojo.

Es increible como pasa de Orco a princesa disney en cosa de segundos.

-Wow...wow...Tranquilo Ralph, que encantada les acompañaría, pero me temo que debo atender un requerimiento del Sr. Blumer antes, pero...- y antes de que pudiera terminar Keith ya le estaba ordenando a uno de sus aurores que se encargara de los chicos.

Dirigió una mirada a Keith y luego me detengo unos segundos en Bredan y sonrió alegre de verle ahí, las palabras de Keith no terminan de agradarme del todo, mi chicos no son una misión cutre...no cuando pueden meterse en problemas como cuando lo hacíamos de jovenes, Dana sabia perfectamente que Bredan es su mejor amigo y Keith también lo fue de su esposo Allen, mas allá de ser compañeros de trabajo.

-Me temo que cuidar la integridad de otros no es una misión sencilla, no cuando estos muchachos pueden liarla parda... -miro de reojo a sus alumnos y continuo en un tono mas serio...- así que Sr. Diggory, espero cumpla su misión de la misma forma como si fuese la misión mas difícil para un auror, por que le aseguro que Mcgonagall no sera el peor de sus problemas...por que una de las chicas en particular es como si fuese mi hija- le comento en un tono tan frío como podría usar Keith o Bredan cuando se ponían serios, luego relajo su semblante al mirar a Dana y Anna. 

-Y ustedes se portaran bien...si el Profesor Abbott no puede continuar con ustedes, me encargare al terminar la reunión con el Sr. Blumer, después los llevare al Callejón Diagon para reunirnos con otro alumno...- comento en un tono mas jovial hacia los chicos. -Profesor Abbott, no se preocupe, continué con tus compromisos, yo les llevare a la escuela después-

-Ahora... si me permiten...- y se acerco a Keith para charlar en privado, no sin antes cogerle del brazo con cierta confianza... -no me regañes por no visitarte antes...- le dijo tras entrar al despacho mientras cerraba la puerta.

Tras su comentario Robert se queda casi pálido al recibir tales reprimendas, primero su jefe y luego la profesora que parece proteger a aquellos alumnos más que una hembra de orangután defendiendo a sus crías. Aquella profesora podía hacer de jefa, pero no era su jefa y Robert sólo podía pensar que se estaba escaqueando de su trabajo para estar relajada junto a su jefe. Aún así le habían dado una orden - Entendido señor, iremos los cinco a hacer las tareas pendientes. - Se encoge de hombros, pues no entendía para qué iban a ir todos si sólo dos tenían que hacer cosas allí mientras que el resto podían volver por la red Flu. Pero debía ser profesional y realizar su tarea lo mejor posible. 

Cuando se aleja Beckia y su jefe, Robert se dirige a los alumnos de nuevo. - Bueno ahora que vamos a ir todos unas cuantas normas, primero nada de separarse, iremos todos juntos. No hay excepciones. Segundo, yo indico dónde iremos en cada momento. Tercero nada de saltarse ninguna norma del ministerio o cartel indicando cualquier norma. Y por último nada de alterar a los trabajadores de los departamentos que veamos salvo para hacer vuestros recados. No quisiera tener que avisar a vuestra profesora de algún incidente en la visita pues ya sois o casi, mayores de edad y habéis pedido entrar en el departamento de seguridad, por lo que se espera que os comportéis conforme a las normas dando ejemplo.- Con eso se prepara para partir con los alumnos. 

-Abbott, tranquilo, puedes dejarlos, no serán una carga, por otro lado, si causan problemas al nuevo, me encargaré de atarlo y enviarlos a Howarts - 

Sonrió sutilmente a Beckia cuando ella entró, pero no duró mucho, ya qué las palabras de Anni lo distrajeron, era obvio, pedía ayuda, y Bred no la iba a dejar ahí para sufrir. 

-Blumer, enviale una carta interdepartamental al señor Grindelwald, informale que la señorita Annelie está aquí, y que respondo por ella-

La miró con cierta severidad, pero también con comprensión, no quería que se aburra, ya que sabía que tenía cosas qué hacer, el equipo de quiddicht. 

Había escuchado a Dana, pero Ritcher solo Sonrió ante aquel comentario, la había escuchado fuerte y claro. Después de que la profesora de Herbologia entrara con el jefe de aurores, Bred detuvo un segundo a Robert.

-Espera chico, ya que es tu primera misión, déjame hacerlo fácil - 

Miró a los estudiantes antes de que partirán, se enderezó, poniendo la vista recia, adquiriendo un aire intimidante, mostrándo su metro noventa de altura. 

-ESCUCHEN TODOS, EL SEÑOR DIGGORY ESTÁ A CARGO, CUALQUIERA QUÉ SE ATREVA A HACER DE LAS SUYAS, TENDRÁ QUÉ LIDIAR CONMIGO DIRECTAMENTE, Y VOY A DECIRLES QUÉ SERÉ SU PEOR PESADILLA, MCGONAGALL NO SERÁ EL PEOR DE SUS PROBLEMAS, ¿QUEDÓ CLARO?-

La expresión de Bredan Richter había cambiado, había dejado de ser el auror bueno para ser el demonio encarnado, dejando que sus ojos demuestren esa violencia que lo caracteriza. 

Después de gritarles aquello, volvió a su calma y estoicismo, girando para volver a ver al muchacho.

-Siempre vigilante Diggory, si tienes un problema avisame - 

Volvió a mirar a Ann, haciendo una sonrisa sutil, diciendo sin palabras, que no tenía por qué preocuparse.

Blumer mira a Bredan desde la puerta de su despacho con cara divertida y seria a la vez. - ¿Desde cuando eres tú el que da las órdenes? Te lo dejaré cristalino, envía TÚ la carta a Grindelwald. - Luego te hace un gesto hacia la señora Weiss, indicandote que va a estar ocupado. - Y quiero que no os vayais lejos, Abbott y Richter, tengo una misión para vosotros, muy importante. Diggory, cuando regreses te pondré al día también.

Cuando empiezo a pensar que no podré cumplir con uno de mis propósitos para esta visita al ministerio, veo entrar a Beck por la puerta y, enseguida, Ward le solicita que nos acompañe. Blumer rápidamente reclina la petición del Ravenclaw, pero llama a otro de los aurores que antes nos había presentado Abbott, Robert Diggory.

A este, si bien no rechista, no parece hacerle mucha gracia tener que acompañarnos e, incluso, intenta librarse de quienes no tienen que realizar ningún otro trámite. No me extraña, ser auror conlleva mucha preparación y, a priori, hacer de "niñera" no suena demasiado interesante.

Antes de poder decir una palabra, tanto Blumer como Beckia se lanzan sobre el joven auror, y una gran sonrisa se muestra en mi cara ante la intervención de la profesora cuando esta hace referencia a mí. Algo que siempre he guardado para mí misma es que, a pesar de sentirme muy unida a papá en la actualidad, hubo momentos tras la muerte de mamá en los que me sentía más protegida y arropada al estar con Beckia que con él, no solo porque hubiese asuntos que un muggle no puede entender, sino porque, aunque no lo culpo, ni le guardo rencor, por haber llevado el duelo como buenamente pudo... cierto es que todos perdimos a alguien aquella noche, y, aunque, por suerte, aquello ya pasó y todo volvió a una relativa normalidad, fue duro verlo consumirse de esa forma.

Salgo de mis pensamientos cuando nuestra profesora se dirige directamente hacia nosotros, aunque ha ablandado su tono y gesto con respecto al utilizado con el auror, por experiencia, sé que, si causamos algún problema, al regresar a Hogwarts la reprimenda será memorable. Por este motivo, con actitud calmada, y una pequeña sonrisa afectuosa, le aseguro que no tiene de qué preocuparse.

- No t-se preocupe, profesora Weiss, le aseguramos que no le daremos problemas al señor Diggory. ¿Verdad? - Pregunto a mis compañeros mientras hago un barrido con la mirado, que paro al llegar a Suki, y a quien miro de manera algo más severa. Si bien su carácter rebelde siempre me ha vuelto completamente loca, ni yo sé por qué, no me gustaría que ocasionásemos ningún revuelo por aquí. En cierta manera, nos estamos jugando prácticamente nuestros futuros profesionales.

Tras esto, dirijo mis pasos hacia nuestra próxima parada.

Blumer te hace pasar al despacho, cierra la puerta y lanza un par de hechizos. Puedes reconcerlos, tu marido los usaba mucho, uno para cerrar y otro para insonorizar. - Me alegra que vieneras Beckia, hace bastante que no nos vemos. Supongo que, en parte, la carta del departamento te ha sorprendido un poco... - Te acerca el silloncito para que puedas acomodarte frente a su escritorio y él toma asiento. - No se como empezar, no te asustes, yo creo que es algo bueno, pero conociéndote, igual no te hace tanta gracia.

Saca una carta de su escritorio, es una carta oficial del departamento, que se supone que él debería firmar y enviar por correo, sin embargo, te está dando en mano la que va a tu nombre, y dice así:

Estimada señero Weiss,

Le comunicamos que es usted la destinataria de una paga de viudez, procedente de un fondo del Ministerio de Magia, que ha sido creado para viudas y huérfanos de Aurores caídos en combate.

Debido a que en nuestros archivos reza que usted tiene ingresos como profesora en Hogwarts, le corresponde la cuantía mínima, que equivale a 10 Galeones mensuales.

Un saludo y nuestro mas sentido pésame.

Keith se queda callado, mirándote, esperando tu reacción.

Ella muy amablemente recibe las indicaciones y toma asiento con movimientos muy elegantes, cruzando las piernas y manteniendo la espalda recta en el sillón, reposando sus manos sobre las piernas, Keith transmite la misma sensación de seguridad que Allen y Bredan, una característica natural en los aurores, su carta me tomaba por sorpresa, claramente, que coincidiera con mi visita al ministerio, era como si tuviera un rastreador.

-Creo que tendré que verificar que no tenga algún rastreador, la coincidencia ha sido…peculiar- se atrevió a bromear.

-¿Como has estado?...- pregunte con animo y una sonrisa -lamento no visitarte como antes, pero ya vez, esos chicos son muy demandantes-

La reunión continua con algo mas de seriedad y me entrega una carta, la cual leo sin expresión alguna y al finalizar la doblo, mirando como mis dedos se deslizan sobre el pliegue por donde esta doblada, aquello simplemente no significaba nada, el dinero no era particularmente una de las preocupaciones de Beckia y ante algo como esto, claramente, prefería tener a su esposo con ella, recordó en parte cierto rechazo que tenia al lugar, como odio al departamento de seguridad cuando consumida por su tristeza se enteraba de la muerte de Allen; alzo la vista y miro a los ojos a Keith y le sonrió de la forma mas encantadora que pudo, con un deje de ternura y amabilidad, era su amigo y él también había perdido parte de su alma en aquella guerra.

-Parte de la burocracia, agradezco que te des el tiempo de atender este tipo de asuntos personalmente- fue lo único que comento al respecto.

-Y cuéntame ¿Cómo va todo por aquí, los aspirantes llenan tus expectativas?... tu y Bred, no cambian ese afán de querer parecer los chicos rudos del ministerio y la verdad no se que de interesante tiene tu departamento para ser tan popular… creeré que el atractivo de sus aurores es el secreto- comento con una sonrisa y es que era evidente, Abbott, Bredan y Keith, incluso Allen eran bastante guapos para lo que en antaño eran los aurores.

Keith te mira con ese brillo juguetón en los ojos que siempre tiene cuando va a decir alguna tontería. - Si este departamento fuera un concurso de belleza, Ojoloco nunca hubiera pasado el umbral. - Sabía que aquello habría traído un rato de bromas con el auror si hubiera seguido entre los vivos y era su forma de mantenerle en mente, bromenado. - Esos chicos, vienen llenos de ilusiones, creen que serán héroes y que salvarán a todo el mundo, son jóvenes y muy ingenuos. Hay que asustarles, hacerles ver que esto es serio y que la vida un auror siempre corre peligro, tienen que entender que para salvar vidas, hay que estar dispuesto a entregar la tuya.

Se reclina hacia atrás en su sillón y saca una carta, es casi idéntica a la tuya. - Voy a hacer gestiones para que mi paga de viudo vaya directa a la fundación de Megan, no quiero la propina de consolación del Ministerio, pero debo reconcocer que será muy útil para otras familias... creo que tengo ciertos sentimientos encontrados, por eso supuse que sería mejor que leyeras la tuya con un amigo. - Te muestra una sonrisa triste pero sincera. - Lucy me ha "dado permiso" para invitarte a cenar con nosotros en Navidad, si gustas.

...hay que estar dispuesto a entregar la tuya...

Aquella frase se quedo dando vueltas en su cabeza, Beckia si tan solo hubiese comprendido el significado de aquella frase mucho antes, su dolor habría sido mas sencillo de llevar.

-No solo un Auror puede hacer eso, Keith... solo que ustedes lo llevan al extremo...- comenta con tono melancólico.

Con la carta en sus manos se pone de pie y avanza por el costado del escritorio hasta quedar junto al auror, le extiende el sobre. -Me parece una excelente idea, destina esto a la misma causa, que para mi es mas valioso ver sonreír a los demás que llenarle las arcas a Gringgots...- se acerca y le da un beso en la mejilla en agradecimiento por su invitación a cenar en navidades.

-Pues es una invitación que no podría rehusar, pero...- se gira y vuelve a su sillón y se sienta con la misma elegancia que antes... -Deberás invitar a Bredan, lo había invitado a cenar, con la esperanza de que no se fuese a beber solo por ahí y quizás con que compañía, no quisiera que mi buen amigo terminara siendo el ayudante de santa en algún bar por ahí- hace un giro en su mirada como si le diese vueltas a otra idea... pero guarda silencio. 

-Y dile a Lucy, que gracias por otorgarte ciertas libertades...- sonríe con un tono de picardía.

Keith te mira fijamente, más serio de lo que ha estado el resto de la mañana, mientras toma tu carta. - ¿Estás segura Beck? - Dice usando una abreviatura de forma amistosa. - No es mucho, pero te ayudaría a ahorrar, para rehacer tu vida o para la jubilación, ¿Estás segura de que quieres donarlo a la fundación?

El beso la mejilla lo pilla un poco desprevenido, puede escuchar a Moody en su cabeza gritando "Siempre Alerta Blumer". Te sonríe con calidez. - Claro, Bredan es uno de mis mejores amigos, el siempre está invitado a las cenas navideñas, igual que tu, cuantos más seamos, mas divertido, como dice mi hija.