Partida Rol por web

Atendí a cada uno de los que se pronunciaron y no aparté en ningún momento la entrecerrada mirada; en especial con Sawa, pues yo ya la tenía subrayada en fosforito amarillo para dejar entre ambas una distancia, ya que no sólo el coronavirus había cambiado (tras lo que pasó hacía algún tiempo) mi percepción, si no que se le notaba hablando con algo de intranquilidad. ¿Nervios por la situación o nervios por mentiras claras y explícitas?

-¿Qué te pasa? ¿Es que acaso hay algo que te preocupe?- pregunté rompiendo con la respuesta de Alex de la Cruz –sólo espero que no haya secretos, pues tengáis o no tengáis religión, proteger a un asesino os condenará al mismísimo infierno- sentencié y abrí de nuevo la vista para recibir la bebida que estaba dejando la camarera. Seguidamente, al darme cuenta de que una especie de Simpson amarillo se asomaba por mi lado, me hizo tener que mirarlo. Acepté de forma simbólica la bandera blanca que me ofrecía Nathan en forma de patata.

ETS, ¿podría ser una señal para llegar hasta el psicópata? pues cualquiera en este país de vicio podría ser portador. En la actualidad no teníamos miedo a nada, las tragedias naturales, los virus mundiales y las violaciones eran muchas de las noticias que se podían ver mañanas, tardes y noches. Estábamos anestesiados. ¿Un asesino en serie? Bueno, qué más daba, uno de tantos, como a nosotros no nos afectaba porque lo veíamos a través de una pantalla… ¿el cambio climático? Todos a favor, compartiéndolo por las redes sociales y hasta discutiendo por haber algún NO ECO friendly, pero eso sí, lo hacíamos comprando envases que no íbamos a reciclar ni aunque tuviéramos el contenedor del ayuntamiento en mitad del salón. Realmente la importancia residía en todo lo que giraba por nuestro sucio y apolillado ombligo. Y yo no era quién para quejarme, pero claro, era consciente de que nada tenía relevancia hasta que salías a la calle y finalmente un tornado te abducía acabando con tu vida mientras mandabas un triste whatsapp.

Acto seguido escuché a Tessa con interés. Sabía bastante, así que ya la había ascendido de puesto en mi mente. Derrochaba información y deducciones. Me gustaba aquello. Pero antes de contestarle, preferí hacer una pausa.

-¿El motivo de esto?- giré el rostro hacia Alex, discrepando de lo que había comentado previamente Nathan –envidia, trauma…o ambas- comenté esbozando una medio sonrisa –en el primer vídeo hablaba de educación sexual, de poner medios de protección. Luego lo ha vuelto a comentar en aquel estúpido y segundo amenazante esbozo…o sea que tiene que ser el típico marginado que esté harto de verse cosas raras por la tele u ordenador a falta de una pareja con carne verdadera. O un corazón roto y dolido con las chicas.

-En fin...lo que dice la pelirrojilla puede tener sentido- comenté tranquila, cogiendo la taza hiper caliente de calabaza –a mí me ha dicho antes de salir de clase (Mark) que me ha votado porque sabía que no cancelaría la fiesta. Que es un desafío; para mí y para el asesino. O lo cazo o me caza- resumí, volviendo a retener aquello de “danos un espectáculo mejor que este circo”, como si yo fuera una foca que cruzara los aros para obtener una apestosa sardina.

–Y de James olvidaos, él no me amenazaría.

Cae la noche

Por suerte para los estudiantes, la cafetería también tenía turno de noche, por lo que no era extraño ver a gente aún allí tomando café y preparándose para empalmar estudiando para el día siguiente.

¡Eso! Los prigaillos como James y Ethan pierden la fuerza por la boca. - asintió ante las afirmaciones de Madison.

¡Además las hermanas Cole son unas envidiosas! ¿Sabéis que le tienen asco también a su hermana mayor Brenda? ¡Y todo porque ella es parte de las animadoras y una mujer de éxito! - chimoseaba.

Bueno, prigados o amargadas, animadoras o estudiosas, todos tenemos manos y si pillamos a alguien desprevenido o lo drogamos... Todos somos capaces de hacer cualquier cosa. - comentaba algo disgustado a la par que pensativo. Se daba cuenta de lo lejos que estaban de descubrir al asesino. - Creo que me voy a retirar a casa ya. Cualquier cosa tenéis mi número... Bueno, la mayoría.

Con esas últimas palabras, abandonó la estancia tras pagar.

-Pillar a alguien desprevenido o drogarlo... -murmuró Tessa, cuando Alex ya se hubo marchado-. Puede que sea justo eso lo que alguien tuviera que hacer para averiguar quién es el asesino...

La pelirroja estaba divagando ya sobre qué debían hacer para llegar hasta el asesino. Su principal sospechoso era Mark Taylor, aunque tampoco podían descartar que se tratase de una mujer.

-Creo que deberíamos retirarnos ya todos a nuestras casas -afirmó, aunque un tanto asustada de tener que regresar a casa sola-. A veces he empalmado la noche con el día en algún pub o discoteca, pero nunca en la cafetería del campus. Voy a enviarle un mensaje a Emily, lleva unos días rara -Tomó su teléfono móvil para enviar un mensaje a su compañera.

Las palabras de Alex hicieron reflexionar a Nathan. Al joven le costaba creerlo, pero no había duda. Alguien que era capaz de hacer las cosas que mencionaba Alex y peores estaba entre ellos... ¿Que clase de monstruos estaba creando nuestra sociedad?

-Si, será mejor irnos a casa ¿Madison te acompaño? El capitán estaba preocupado por su amiga.

Se levantó pago la cuenta y espero la respuesta de la joven.

Al pasar su compañera Tessa junto él la detuvo un momento.

-Por favor cuida de Emily ¿ok? Es mi mejor alumna. Si necesitáis algo llamadme. Le sonríe, aunque lucia preocupado por no poder proteger a todo el mundo.

Parecía que la tarde se había echado encima. La luna comenzaba a despuntar por el borde de la ventana que había cerca de nosotros.

Lo que dijo Alex me resultó inquietante: drogar a alguien; pero claro, por enfermizo que sonara, también tenía su lógica. No creía que (por muy estúpida que hubiese sido Green) fuese la típica paleta que se dejaba engatusar por el “enriquecedor” vocabulario y poder de convicción de un alumno sin estudios para volver a entrar en el instituto. De hecho, era difícil que cualquiera lo hiciese; ese sitio (la clase) era la horribilidad vestida de azulejos.

-Si te vas con Emily espero que luego logres informarme de cualquier anomalía- comenté hacia Tessa.

-Tengo varias ideas para descubrir quién es el popular asesinillo del instagram, pero vuestra ayuda hará que lo consiga antes- ¿decir que los necesitaría? No era mi estilo –así que cualquier sospecha me la avisáis- dije esto apoyándome sobre la mesa como si estuviera contando algo confidencial –Ah y hay que intentar que vayan a mi fiesta todos, sin excepción. Así tendremos el control de la situación- claramente confiaba en observarlos de cerca; en cada ausencia y en cada presencia.

Tras esto y, viendo que nos íbamos a ir, un mensaje llegó a mi móvil. Contesté ante la supuesta urgencia y rápidamente recibí otro. Acto seguido le respondí a Nathan, pese a que estaba comentándole algo en privado a la pelirroja –quizás es mejor que la acompañes a ella, no debéis estar vosotros solos tampoco- expuse ante los dos – bueno chicos, me tengo que ir que tengo prisa. Mañana os cuento- expresé a modo de despedida, saliendo de allí.

Tessa escuchó las palabras que la susurró Nathan y observó casi embelesada la sonrisa que se formaba en el rostro del muchacho. Asintió, un tanto nerviosa, mientras sentía un cosquilleo recorriendo su espalda. No fue hasta que Madison le habló cuando finalmente terminó volviendo en sí.

-Te mantendré informada si Emily me cuenta algo de interés -le dijo a la reina del instituto, asintiendo. Al oír que Madison le proponía a Nathan que acompañase a Tessa, esta se sintió cohibida y se dibujó un ligero rubor en sus mejillas-. Esto... eh... bueno... No será necesario que me acompañes, tranquilos... eh... Nos vemos mañana... Odette, te espero en el apartamento...

Con pasos presurosos y quitándose un mechón de su cabello, Tessa decidió abandonar la cafetería y dirigirse hacia su apartamento.

Nathan vio salir primero a Madison y después a Tessa. Se quedó allí plantado, porque algo le hizo mirar una última vez al interior del local antes de salir.

Dett estaba aún allí sentada, estaba rara, ausente. El joven recordó tiempos pasados en los que eran cercanos. En aquella época la joven era todo sonrisa y desparpajo. Algo la había cambiado y a pasar de seguir formando parte uno de la vida del otro, la distancia entre ambos se había vuelto un abismo que parecía infranqueable.

Giro su rostro y salio del local rumbo a casa.

Todo el mundo fue saliendo mientras yo permanecía ausente, no comprendía lo que estaba pasando, quizás el miedo me había paralizado, el miedo real a morir como aquella mujer, el miedo a que fuera alguien conocido, el miedo a estar cerca de un psicópata.

Hare era una eminencia en aquello, diferenciaba entre primarios, secundarios y disociales, y tenía una minuciosa lista de veinte ítems para averiguar si alguien era o no psicopático.

Mientras todos ellos hablaban yo valoraba todos ellos, o al menos lo intentaba, aunque siendo sincera la falta de objetividad por mi parte era evidente.

Le sorío a Tessa y asiento cuando me dice que nos vemos en casa. Quería pasarme por mi casa un momento para recoger algunas cosas más y ver si madre había llegado ya de viaje o no. Sentía la extraña necesidad de abrazarla. No sé, por si no lo cuento. Por si de repente muero horriblemente como la profesora.

Por último veo a Nath, tan ajeno después de todo, tan abismado en la distancia. Presiono los labios uno contra el otro e intento sonreír, luego empiezo a recoger mis cosas para acercarme a pagar y salir en dirección a mi casa.

Tess y Ele llegaron a la cafetería. Estaba bastante vacía, debida al evento benéfico, solo quedaba dentro un camarero con cara de no estar muy contento con no haber podido ir a la pequeña fiestecilla benéfica de los Nixon. Miró a las dos chicas con cierta desesperación cuando entraron al local.

Una vez llegamos a la Cafetería, elijo una mesa que tenga vistas hacia la calle, es que me encanta no perder el contacto con el exterior de alguna manera. La verdad es que al tener a mi mejor amiga allí, todo lo de ayer prácticamente se me ha pasado por la misma alegría de compartir un rato con ella. Así que tras pedir un poco de pollo frito con patatas, apoyo mi codo sobre la mesa así adquiero esa típica postura para conversar con Tess. 

Tenemos que hablar, aclarar muchas cosas, así que soy la primera en hacerlo. 

- Tess, perdona lo de ayer. Es que nada, me pareció muy fuerte verte con Madison y Odette, pero bueno puedo entender que son tus amigas y es lo que hay. Sabes que no me llevo precisamente bien con ellas, pero a ti te adoro muchísimo, así que nada. - confieso al mirar sus ojos, mostrándome sincera. - Lo siento, echaba de menos a mi amiga. 

Y tras decir aquello, sonrío mientras intento quitar el hierro con algo de cotilleo, para después tratar los temas serios o al menos mezclarlos como sabemos hacer nosotras. Es que con la pelirroja todo es más simple, no necesito disfrazar las verdades y ser solamente yo, me conoce lo suficiente y de alguna manera siempre nos entendimos a la perfección. Al menos eso creo.

- Estoy algo de "novia"... Esa es la primicia. - dejo caer sonriendo. 

Tessa se sintió sorprendida de que la cafetería se encontrase totalmente vacía, salvo por un camarero que no parecía estar muy contento de encontrarse allí sirviendo. Sin duda, a la joven le impresionaba que tanta gente hubiese decidido acudir al evento benéfico de los Nixon.

Al llegar a la cafetería, Tessa decidió que ese día no se privaría de nada, por lo que al igual que su amiga también decidió pedir un poco de pollo frito con patatas. La escuchó y dejó escapar un ligero suspiro cuando oyó las disculpas de Eleanor. Casi instintivamente, colocó una mano sobre el brazo de la morena y la miró a los ojos mientras le hablaba con suavidad.

-No tienes que pedir perdón, Eleanor. Yo habría actuado igual en tu lugar -le asegura Tess, en tono afable-. No sabía lo de Madison y tu padre. De haberlo sabido... Pues directamente no me habría ido con ella, al menos no sin hablar contigo antes. Madison... Ella no es mi amiga, Eleanor. Pero tú sí, y eres quien de verdad me importa. -Para la pelirroja, Madison no era una amiga, sino un modelo a imitar o, directamente, una reina a la que derrocar-. Odette, en cambio, es mi roomie... No diré que somos amigas, pero no tiene mal fondo pese a sea tan asocial, aunque -La pelirroja se rió y aprovechó para soltarle un chisme en tono más suave-: juraría que Odette se quiere comer a Madison. Obsérvalas cuando las veas juntas -le pidió, con cierta malicia-. Eleanor, cuando me contaste lo de Madison por el móvil, quiero hablarte sobre eso... Porque yo también tengo algo de información sobre Madison Montgomery, que tampoco deja a su familia en buen lugar. ¿Quieres que te lo cuente? -Tessa no estaba segura de que su amiga quisiera saber sobre los Montgomery, aunque algo le decía que la realidad de Madison era más turbia que la que Eleanor conocía.

No obstante, una sonrisa se reflejó en los labios de Tessa cuando la escucha indicar que está de novia y, sabiendo por quién suspiraba su amiga, imaginaba de quién se trataba.

-Estás con Mark, ¿verdad? -preguntó, esperanzada por Eleanor. A pesar de que Taylor le parecía el tipo de chico capaz de entrar un día en el instituto y montarse una masacre como la de Columbine, sabía que a Eleanor le gustaba, por lo que si su amiga era feliz, ella sería feliz-. Antes de nada, cuéntame. ¿Cómo fue?

El contacto de mi amiga, me da tranquilidad y esa sensación de calidez que tanto me gusta. La verdad es que son momentos únicos y no se necesita más que un simple gesto, una mirada o poco más. Así que atenta a la conversación más esa suculenta comida que ahora tenemos delante nuestro, escucho lo que tiene para decirme. Un tanto sorprendida por aquel comentario sobre Madison, la intriga inunda en mi rostro. Jamás hubiera imaginado a la rubia, en la otra acera, pero quien sabe. 

- Está bien, sabes que te adoro muchísimo. - digo en primer instancia. - Hm, les echaré un ojo. Aunque claro, me sorprende un poco. Mírala a la rubia, quien lo diría. - comento y comienzo con el pollo, que huele demasiado bien, además hoy es nuestro permitido. - Ya, es que hace un tiempo que la estoy viendo junto a mi Padre. Salen del Pueblo, solos... Y bien sabes que él, es un poco... Infiel. 

Todo un tema detrás, es que bueno creo que todo el pueblo sabe acerca de las aventuras de Jonathan Cole y ya no es una novedad. Pero bueno, esta vez sí que había ido demasiado lejos y me estaba rechinando en demasía el asunto. Supongo que en algún momento tendré que enfrentar a Madison. 

- Claro, cuéntame. Ahora me has despertado curiosidad, Tess. - digo al guiñar un ojo, interesada. - Yo creo que es como decía mi abuela: En todas las familias se cuecen habas. 

Después llega el tema sobre Mark y asiento contenta. 

- Pues si, es que hace dos días que estamos de novio. Todo fue muy... lindo. - respondo. - Nos estábamos viendo a escondidas durante meses, el viernes de la otra semana intentó besarme y yo me he negado. Sabes que soy un poco complicada con el contacto físico con otro hombre... Con lo del tío en el bus* y lo de mi ex, como que me cuesta muchísimo llegar a algo más. Entonces pues, lo rechacé. - confieso con la mirada hacia abajo. 

Tessa estaba al tanto de aquel instante en el bus, cuando un hombre se acercó a mi y comenzó a masturbarse, siendo una situación muy incómoda e incluso me llevó unos cuantos dolores de cabeza, más un intento de suicidio. Sobre esto último ella no estaba al tanto, pero claro, si del abuso. Todo un mundo con el cual lidiar, cuando te pasa todo junto. De igual manera, aquí estoy, volviéndolo a intentar. 

- Entonces nada, quería resolver eso... Lo cité en nuestro lugar, nos besamos y estamos iniciando una relación. No ha pasado nada carnal, pero si he dormido con él anoche abrazados en su casa. Fue muy lindo, ambos estamos muy rotos amiga, pero siento que quizás algo bueno podemos sacar de todo esto. ¿No crees? - pregunto con una media sonrisa, buscando en ella algún tipo de apoyo que quizás en Seth o mi hermana jamás tendría. - Yo lo quiero, veremos que tal me va... Y... cambiando de tema. ¿Tú con Nathan? 

Se percibió la decepción en el rostro de Tessa al oír que, en efecto, las infidelidades del señor Cole eran algo que Eleanor ya había constatado. No se trataba de mensajes que su amiga hubiera podido ver en el móvil de su padre y que pudieran haber sido malinterpretados, sino que había visto a Madison Montgomery en compañía de su padre.

-Lo siento -dijo la pelirroja, entristecida, posando una mano sobre el hombro de Eleanor-. Cuando me lo contaste por el móvil, pensé que quizá era cosa de Madison. Que se hubiera inventado una aventura con tu padre solo para que hablaran de ella y ser aún más popular. Ya sabes eso que suele decir de que lo importante no es que hablen bien de una, sino que hablen... Lamento que no fuera el caso. -Tessa tomó entonces el teléfono móvil y lo acercó a Eleanor para que pudiera ver lo que quería enseñarle-. Fue en una fiesta, no hace mucho. Aparentemente Madison se confundió de móvil y llevó el de su madre. Saqué unas capturas. -La chica le mostró entonces las capturas de una conversación del móvil de la madre de Madison*-. En su momento pensé que lo habría hecho adrede, que le gusta filtrar sus propios chismes para que hablen de ella, pero ahora no sé...

Tessa escuchó cómo Eleanor había comenzado una relación con Mark y no pudo evitar sonreír, alegrándose por su amiga. Es entonces cuando ella le pregunta por Nathan y la pelirroja suspira.

-Me alegro por vosotros, creo que hacéis buena pareja -le dice, en tono afable-. Nathan... ¿Cómo decirlo? Es paradete. Cuando fue a casa de Montgomery hace dos noches, me quedé pensando en que era un chico bastante normalito y que solo parece que tenga ojos para Madison -expresó, un tanto molesta-. Ayer por la noche se ofreció a acompañarnos a Odette y a mí a mi apartamento, aunque solo después de que Madison le diese una orden. Lo de hacer de chica asustada no me va, así que le dije que podíamos ir solas. No parece mal chico, solo tiene palabras buenas para todo el mundo. Quizá... quizá deba intentar un acercamiento con él en la fiesta de Madison.

Aquel contacto me hace bien, siempre lo logra porque me da una tranquilidad que escasea en demasía. Así que la miro a los ojos y le dejo un beso en la mejilla, un gesto que habla de agradecimiento, de amistad. 

- Ya ves, no es un rumor... - respondo y aclaro. - Debo reconocer que las aventuras de mi Padre me han ocasionado algún que otro desvelo, y he comenzado a seguirlo, pues como verás la sorpresa no fue bonita. - hago una mueca de tristeza. - Ella esconde cosas, ahora tengo que saber el que. 

Luego me muestra las capturas, y leo con detenimiento, alzo una ceja y hago contacto visual, preguntándome qué díantres hay detrás de todo esto. Demasiados secretos, al fin de cuentas siempre es engañosa la imagen que ofrece, aunque nunca pensé que tanto.

- No lo creo Tess, ellos viven de una imagen, así que puede ser otro secreto más de la diva. Muy extraño igual... - digo un tanto pensativa. 

Ya continuo comiendo, el pollo es un deleite y las patatas fritas aún más. Ante la aprobación de mi amiga, simplemente la abrazo con fuerza y le agradezco con el alma aquello. Sé que Mark es un chico muy raro, pero es una bonita persona, algo que pudo descubrir con el correr de los meses. Solo hay que saberlo entender y eso se me daba bien. 

- Gracias. - respondo, y escucho sobre Nathan. - Piensa que Madison es como una luz potente que encandila, eso no quita que todos se prendan a ella. Yo que tú lo intento, si es un buen chico, si tiene buenos gestos, porqué no probar. Yo creí que con Mark era imposible, pero solo bastó conectar, y todo lo demás se dió solo. - aconsejo a mi amiga, dando ánimos y coraje. - Atrévete, y sabes que estaré sea como sea que salga la situación. 

Y con un rugido motoril, llegó Seth a la cafetería.