Partida Rol por web

Permanecí en mi asiento en silencio de brazos cruzados, con la mirada fija en la pequeña bolsa marrón. No me sorprendía ver esta mañana sólo a 4 de mis compañeros, pero eso pasó a segundo plano luego de ver a Fuki, o lo que quedaba de él.

Una risa incontenible me invadió y sonoras carcajadas rompieron el incómodo momento de ver la cabeza del can en la mesa. No lucía para nada arrepentido de mi comportamiento, es más, ni siquiera hice el amago de llevar mis manos a mi boca para disimular un poco.

-¿Para qué quieren encontrar a los demás?- Interrumpí. -Sus cadáveres deben estar adornando algún rincón de la Academia. Si me preguntan, es mucho más de lo que merecían.- Me encogí de hombros mientras llevaba mis palmas abiertas a la altura de estos. Me levanté de mi asiento al mismo tiempo que un largo suspiro escapaba entre mis labios: -¿Qué sacan con encontrar sus restos? Sólo seguiremos en el mismo círculo vici-oso de siempre. A estas alturas ya no tiene gracia, ni siquiera es divertido.-

Antes siquiera de dar un paso, sentí a alguien en mi espalda. Intenté contenerme y escuché sus murmullos a regañadientes. Giré mi cabeza, para verlo cara a cara, un extraño fulgor cobrizo se vio en mi mirada. -No me fastidies.- Señalé mientras lo apartaba de un empujón.  

Me dirigí a la puerta para salir, como lo habían hecho ya 2 de mis compañeros.

Sin decir una palabra, YoYo abandona la sala.

Kazuhiko ¿me acababa de empujar?- que estaba pasando estaba actuando de forma muy extraña a pesar de que posiblemente se enfadara mas conmigo prefería seguirlo -Esperame Kazuhiko- necesitaba respuestas ya había actuado raro antes pero era la primera vez que lo veía actuar así.

Comedor

Poco a poco los alumnos fueron reuniéndose en el Comedor, el primero en llegar parecía haber sido Yoshida Tadayo, seguido del grupo de Tsumiko, Tafuna y Obinata. Por último, y aunque no menos importante, Takumi llegaría y poco después de este Kazuhiko.

Como no, sentado en la mesa principal, encabezándola no se encontraba otro que el propio Monokuma, jugueteando con su zarpa dándole vueltas y vueltas. Cuando se percató que al final las puertas del comedor se abrían y entraban a tropel aquellos alumnos, no pudo hacer otra cosa que dirigirse a ellos, a fin de cuentas, por algo les estaba esperando.

¡Pero qué madrugadores sois!

Supongo que lo prometido es deuda... ¿No?.

¡Pero antes! ¡PDAs para todos!

Monokuma sacó dos PDAs y las deslizó por la mesa hasta donde Tafuna y Tsumiko se encontraban. No habría más excusas para pijamadas, o para escenas subiditas de tono. Sea como sea, Monokuma ya estaba cansado de esas tonterías.

¡Y ahora a lo que todos estabais esperando!

¡Las actualizaciones de las Normas!

Todas las PDAs vibraron, mientras las normas aparecían completamente actualizadas. Quizás fuera solo para este capítulo, o quizás fuera para el resto de vida escolar que estos tuvieran presentes, sea como sea, ahora mismo tenían que cumplir esas reglas.

Normas de la Academia

Regla # 1: "La noche" es de 10 pm a 7 am. Algunas áreas están fuera de los límites de la noche, así que tenga cuidado.

Regla # 2: Dormir en cualquier lugar que no sea el dormitorio propio se verá como durmiendo en clase y castigado en consecuencia.

Regla # 3: La violencia contra el director Monokuma está estrictamente prohibida, al igual que la destrucción de las cámaras de vigilancia, las PDAs, y otros elementos que Monokuma les haya proveído a no ser que sea en pos de cumplir con el "juego de matanza mutua".

Regla # 4: Cualquier persona que mate a un compañero de estudios y se "ennegrece" se graduará, a menos que sea descubierta.

Regla # 5: El último en dañar de forma física, por cualquier medio, a la víctima, será considerado como el culpable. El colocar trampas para que otros las accionen y cometan el crimen, no cuenta para pasar la culpa. Ha de ser algo directo.

Regla # 6: El máximo número de asesinatos por persona y por juicio, será de "1".

Regla # 7: Las invitaciones son de obligada asistencia.

Regla # 8: Se pueden agregar regulaciones adicionales si es necesario.

Regla # 9: Queda prohibido prestar la PDA de una persona a otra.

Regla # 10: En caso de que una persona sin "Ultimate" se encuentre en las instalaciones, será ejecutada sin miramientos. En la Academia no se acepta a gente del montón.

"Buenos días." saludé no a Monokuma sino a los demás. Un mínimo de educación nunca venía nada mal. Yo tan solo quería poder desayunar en paz y en silencio, ya llevaba varios días que yo prácticamente no me llevaba nada al estómago y tenía un hambre horrenda. ¿Era desayunar en paz pedir demasiado? Parecía que sí. Monokuma, como siempre, estaba más que dispuesto a no dejarnos ni respirar, presionándonos todo lo que podía. Aunque oye, volver a tener por fin de vuelta una PDA y un cuarto para una misma se agradecía, sinceramente. Pero no se lo diría al oso, no señor. Tomé mi PDA en silencio y cruzada de brazos escuché las nuevas reglas que el oso monocolor había preparado para torturarnos.

Me senté en una de las sillas y pasé el brazo derecho por el respaldar. Encendí la PDA, y eché un vistazo más de cerca a las nuevas reglas. Cuanto antes se fuera el oso, antes podría desayunar. Solía salir corriendo cuando intentábamos sacarle información. Y precisamente, entre las reglas, había una... bueno, en realidad, dos, que me llamaba especialmente la atención. "La regla número 5 es condenadamente rara. Como, condenadamente específica." El que hace la ley, hace la trampa. Eché una mirada rápida a Takumi Akio, no olvidándome de que el peliazul le había susurrado cosas a Monokuma en el juicio, bien podría ser este esperpento idea suya. O no. "¿Por qué tan específica? Dañar al cadáver después de haberse cometido el asesinato no contará para convertirte en culpable ¿verdad?" le pregunté a Monokuma. "Sería francamente estúpido que así fuera... bastaría precísamente con..." miré la PDA con desgana y leí la frase exacta: "'Colocar trampas para que otros las accionen.'"

La peor noche de mi vida se hizo presente pero lo había logrado llegue al comedor bastante agotado,se podían notar mis ojeras mi cabello más oscuro,mi ropa estaba desorganizada y tenía un prenda abrazada junto a mi botiquín,incluso tambaleándome como si en cualquier momento fuera a caer -Buenos días a todos- saludé a lo bajo aunque intentaba saludar de forma normal tan pronto tome asiento el golpe fue fácilmente escuchado por los presentes notando que deje caer mi cabeza sobre la mesa sin ningún tipo de resistencia.

Incluso parecía que la falta de sueño me estaba afectado -Ese muñeco se parece a Monokuma- reía a lo bajo ante mi comentario -Lastima no podamos sacarle el relleno- Después de pensarlo levanté mi cabeza de golpe -Es El de verdad.

Tan pronto me di cuenta de la presencia de Kazuhiko me levanté y empuje con mis palmas la prenda de ropa en el pecho del pelirrojo -Termine la prenda,tal y como te dije- tenía una sonrisa a pesar de que me tambaleaba por el cansancio.

Mientras escuchaba al director y a los demás tome mi PDA leyendo como podía las nuevas normas -La regla número 5 significa que ya no puede haber cómplices ¿No?- mientras leía esa lista me parecían que unas eran demasiado estrañas y específicas.

-La regla numero cinco significa que el último en apuñalar a la víctima gana el estatus de ennegrecido, por lo que tranquilamente puede ganar un boleto para salir de aquí por los medios "tradicionales", aunque ahora podéis optar por salir por la puerta principal. Pero solo uno, pillines...

-La regla indica ser el último en dañar a la víctima. Si la víctima ya es un fiambre, evidentemente no cuenta. Por mi como si diseccionais al muerto. El asesino será y solo será el último en dañarlo cuando aún estaba con vida.

-Y sí, también solvente el "asunto" de que algún listillo capturara a alguien, usara la PDA de la víctima para invitar a otro, lo cual de forma obligada tendría que ir e hiciera un mecanismo que al abrir la puerta a esa estancia matara a la víctima... Para así "asegurarse" la víctima y el asesino en dos personas que le cae francamente mal, además de la seguridad de no ser asesinado por nadie hasta después del juicio como mínimo.

¡Podéis darme las gracias luego!

Bueno, si están las normas así, por algo será, eso seguro. - miró al costurero. - Por cierto ¿dónde acabaste ayer? ¿Y tú Yamada-kun, pequeño traidor?

Tafuna suspira, se la veia extrañamente agotada.

-Simplemente intentemos de pensar en cosas como asesinatos, solo estamos dando lo que quiere Monokuma... -aunque no puede evitar mirar a Yoyo, porque habian tenido que morir inocentes y sobrevivir basuras como el o Yamada?

"¿Pequeño traidor?" fruncí el ceño. Luego extendí los brazos en gesticulada incomprensión, al tiempo que negaba con la cabeza. "¿Traidor de qué exactamente, Katsumoto? El pelirrojo no nos la jugó al final. Haya paz. No es por nada, pero si hubiera al final cruzado la puerta, estaríamos... o bien todos muertos, o bien él mismo sería un fiambre. Dependería de con qué pie se hubiera levantado Monokuma." miré de reojo al peluche con desprecio. Como ya Tafuna-tan había denunciado tiempo atrás, el Oso no es que destacase precisamente por cumplir sus propias reglas. Precisamente por eso había una regla muy importante... que pese a haber desaparecido con la reforma de las reglas, muy probablemente seguía presente. Si Monokuma se adhiriera a sus propias reglas, nada nos impediría ahora abandonar la Academia. Como mucho, la regla de que hay que dormir cada uno en nuestros respectivos dormitorios.

Sin embargo, ninguno daríamos ese paso. Atravesar la puerta. Arriesgarse a morir acribillados por la ametralladora. No se podía confiar en Monokuma, claro que no. En fin, aparte de la regla que ya no estaba, me llamaba la atención otra de las nuevas. "Tampoco entiendo la razón de ser de la regla diez." dije entonces, tratando de cambiar de tema y dejar de centrarlo en The Ultimate Psychopath. "Todos somos Ultimates. Y si algún pirado o equipo de rescate se colase, es obvio que los ejecutarías. Puerta abierta o no. Antes, o después de esta... reforma de las reglas. ¿A santo de qué viene especificar esto?"

Bueno... al parecer... todos cometemos errores...

¡Pero eso se ha acabado!

¡Con estas normas DEFINITIVAS no habrá más errores!

¡No quiero más preguntas! ¡Preguntadle al Pelirrojo!

Con esto dicho, Monokuma se escabulle por debajo de la mesa y desaparece de la vista de todos los alumnos, los que aún incrédulos por las habilidades "escapísticas" del oso, miraron debajo de aquella y mesa, y, en efecto, no había absolutamente nadie. Ni siquiera el trasero bicolor de Monokuma.

Como era habitual fui el último en llegar al Comedor. Los demás estaban sentados junto a Monokuma, el cual de manera evidente intenté evitar con mi mirada.

La incomodidad que sentía estar frente al Director me impedía darme cuenta de la situación, ni siquiera tomé en cuenta las nuevas Reglas de la Academia, sólo estaba avergonzado jugando con mis dedos, sentado junto al resto con alicaída mirada.

Si no fuese por Takumi Akio que me ofreció una prenda de ropa no me habría dado cuenta de que se encontraba bien, aunque decir bien no era lo más adecuado por su aspecto. -¿Estás bien?- Pregunté con tono sorprendido: -¡Estás bien!- Me respondí con alegría. 

De reojo miré a Monokuma, no comprendía bien la situación, pero en mis manos tenía una prenda que ansiaba lucirla. -No debiste molestarte, Takumi Akio-Kun.- 

-¡Ah! Casi lo olvidaba, recuerdas que ayer me preguntaste por la "otra nota". Bueno, como arriesgaste tu vida por ello, aquí está.- Saqué mi libreta y tomé una hoja doblada por la mitad, que notoriamente tenía una de sus esquinas manchada con tinta. Le ofrecí la hoja de papel a mi compañero.

Luego omití comentarios sobre la peculiar pregunta de Katsumoto Obinata y me fui directo a la Cocina. Necesitaba comer algo. 

Al volver escuché a la respuesta de Tsumiko Komachi y no pude evitar reír. Lamentaba haber causado tanto alboroto ayer tras el Juicio y estaba arrepentido de aquello, aún así guardé silencio. Me senté para poder tener algo de tranquilidad y disfrutar de mi comida, pero cuando estaba dando el primer bocado, Monokuma me sorprende con su última frase, y todo el arroz que tenía en mi boca terminó en la cara de quien estaba sentado frente a mí. 

Avergonzado extendí mi pañuelo a mi compañero y me excusé como correspondía: -Realmente lo lamento. Lo siento, lo siento.- Repetí una y otra vez, con mi rostro completamente ruborizado.

Lista de Estudiantes del Curso 78-B

01. Akio Takumi - Tailor

02. Anata Kizoku - Tea Sommelier

03. Hana Suzuki - Lucky Student

04. Iwa Tafuna - Endurance

05. Komachi Tsumiko - Arts and Crafts

06. Lifegod Dean - Expert in Phobias

07. Mei Natsuki - Cat Burglar

08. Miyazono Kaori - Violin Concertmaster

09. Mori Asuka - Vet

10. Obinata Katsumoto - Mystery Novel Writer

11. River Ainam - Technology Expert

12. Sakuraba Neku - Electric Guitar Artist

13.  Tadayo Yoshida - YoYo Champion

14. Tsubasa Yûshi - Local Hero

15. Yamada Kazuhiko - ********

16. Zinc Na***************

*La esquina inferior derecha estaba manchada con tinta, por lo que hacía ilegible el escrito. 

Negó con la cabeza ante los comentarios de Komachi. - Se dijo claramente que moriríamos todos si se salía por la puerta y Yamada-kun no dudó ni un instante. - le puso una mano en el hombro al pelirrojo. - Igualmente, no te guardo rencor, situaciones desesperadas sacan lo peor de nosotros mismos. Pero ten claro que si aparece alguien fiambre y no soy yo, del primero que voy a sospechar es de ti. Por lo demás te puedes quedar tranquilo.

Suspiró mirando la habitación tan vacía. - Bueno ¿cuál es el plan de tortura ahora mismo Monokuma? Nos has dado nuevas normas, pero no ningún motivo para matarnos entre nosotros. Que no es una queja ni nada por el estilo, por mi mejor así, es solo que se me hace raro...

Una pantalla se encendió para mostrar a Monokuma, de nuevo, en su lugar especial. A fin de cuentas se había marchado de ahí cuando, de forma nerviosa, decidió irse sin responder a la cuestión que le habían planteado sobre algo en especial.

¿Quieres saberlo? ¡Apuesto a que sí!

¡Pues es eso! ¡La oportunidad de salir sin tener que matar a nadie!

¿Acaso no es suficiente que la puerta esté abierta como motivo completamente planeado y NO improvisado?

¡Venga! ¡Venga! ¡Id a mataros mutuamente un poco! ¡Venga! ¡Venga!

¡O id a explorar algo! ¡Que esto es aburrido si nadie hace nada!

No pude evitar ver la nota decepcionado era algo muy simple y Kazuhiko no parecía recordar lo sucedido -Si no te preocupes estoy bien- di un suspiro mientras miraba a Kazuhiko algo deprimido pero aún así no pude evitar alegrarme de que el traje le hubiera gustado mientras se fue a la cocina.

Mientras parecía que mi amigo pelirrojo no recordaba nuestra conversación de ayer solo pude sentarme en frente de el mirando su rostro fijamente después de sentarme frente a Kazuhiko este me escupió el arroz en mi rostro,mientras me limpiaba pensaba en que podría hacer y no pude evitar sonrojarme cuando me levante de mi asiento tomando el rostro de Kazuhiko.

Tome el rostro de Kazuhiko besándolo y solo separandome por la falta de aire donde me separé de el ahogado y casi jadeando -De eso habíamos hablado cuando me dijiste que te hiciera un traje- volvía sentarme en mi asiento recostando mi brazos y la cabeza en la mesa totalmente rojo por mis acciones -¿Que demonios hiciste?.

¡Por fin! Haciéndole mil preguntas Monokuma salió corriendo y se fue. Heh, era justo lo que planeé. Tranquilamente me fui a la cafetería y al cabo de unos minutos volví con un desayuno tradicional japonés exprés. Sopa de miso, arroz, huevo, natto, un poco de salmón, té y bon appetit. Le serví un cuenco a Tafuna-tan. "Tienes que comer bien.", le dije calmadamente. Quizás recordara aquella vez que ella hizo lo mismo por mí, con esas mismas palabras.

No sé ella ni los demás, pero yo, llevaba sin desayunar bien cuanto ¿dos dias? ¿tres? Volví con las cosas justo a tiempo de oir a Obinata-kun preguntar por un motivo de asesinatos al desaparecido Monokuma. Me llevé la mano a la frente, era como echar leña al fuego en vez de apagarlo. ¿No había escuchado a Tafuna-tan? Era darle a Monokuma lo que quería, seguirle el juego, y eso no nos ayudaría.

En fin, el estrés podía con todos. Y conmigo. Si no recargaba energías, la que acabaría muerta sin asesinar sería yo. Así que empecé a comer. Pero me quedé con los palillos en la mano y la boca abierta cuando entonces vi a Takumi Akio y Kazuhiko Yamada b-b-b-besarse. Se me cayó el trozo de salmón de los palillos al cuenco. Me ruboricé y quedé mirando, y luego lentamente, como la que come palomitas, volví a tomar el salmón con los palillos y me lo llevé a la boca.

Eso estaba bien. Estaba bien. Es más fácil matar a extraños que a gente a la que quieres. Cuanto más fuertes fueran nuestros lazos, más difícil sería que acabaramos matándonos. Me dieron ganas de hacerle un gesto de pulgar hacia arriba a Akio-kun. No lo hice, claro, por supuesto.