Partida Rol por web

Viendo que Burnell se iba corriendo a la casa de los espejos y que posiblemente no podrían sacar mucha más información de la muchacha, Aisha se despidió con un gesto de mano.

- Un placer, Amara. Espero que encontremos la forma de sacaros de aquí- y se fue tras los pasos de Burnell (eso sí, sin quitar ojo del suelo por si algo brillaba de forma delatadora).

Alarico estuvo buscando monedas, sin éxito todo el tiempo y finalmente, al no encontrar ninguna, desistió. Y se dirigió tanto a Burnell como a Aisha.

—No entiendo el motivo por el cual escusas a Clara, tú misma dices que “piensas” que podría estar herida por copiar tus poderes. Por lo que no tienes una evidencia. O, ¿acaso te lo ha confesado a ti o a Burnell? Porque, que yo sepa, le di la oportunidad de hablar y hasta ahora no me ha dicho a mi nada. ¿Y a vosotros? Si es así me gustaría saberlo, ya que, según mi lógica, está muy claro lo que ha pasado. Y no tenemos suficiente con las dichosas puertas, con que además atentan contra nosotros esos jinetes traidores. Estaría bien que por una vez, colaboráramos todos — hizo una pausa— En la sala de los espejos, creo que solo dejan pasar de uno en uno y solo se podría abrir una de las 20 puertas. Yo ya vi una, y no creo que dé tiempo a que cada persona abra una. Así que me vuelvo para el circo…..

Alarico se fue pensando en el famoso arte de hacerse el loco con preguntas que no interesan responder...claro que ya vendrían mal dadas....

Burnell se marcha corriendo a la atracción de espejos y Aisha, no mucho después, lo sigue, yendose poco después Alarico dirección al circo.

Pese a que acaba de entrar, Alarico sale de la carpa de circo como si en su interior no hubiera nada, con tan buena suerte de que, desde su perspectiva, es capaz de ver el brillo dorado de una moneda camino hacia la feria.

Y pasa de largo hacia la zona donde habéis aparecido para reunirse con el grupo.

Sumitra busca una moneda para entrar en la sala de los espejos...

Amaranto aparece por la feria con una reluciente moneda en la mano, mientras Sumitra todavía busca una para ella.

  Toma Sumitra, ya tuve suficiente de estos juegos por un rato -  decía Amaranto mientras le entregaba su moneda a una compañera que parecía buscar.