Recorréis corriendo los metros de túneles que os separan del destino de vuestro enemigo. Ante vosotras se alza un imponente hormiguero rodeado por millones de enormes hormigas que cubren las paredes, techo y cada uno de los huecos que veís frente a vosotras en la enormísima sala que parece ser la cámara principal del sitio. Un par de obreras se giran a miraros pero pasan de largo sin prestaros atención, cargando en sus fauces trozos de escombros que están moviendo en otra dirección.
A lo lejos lográis ver las hormigas que cargan a Burnell, Sumitra y Jenny, alejandose por una pila de capullos de seda. Dejáis de verlas un instante mientras trepáis por la pila de lo que parecen huevos enormes formados por una cantidad incontable de finos hilos de una especie de seda o algo similar a las telas de las arañas.
Os ocultáis entre los capullos, buscando la mejor forma de actuar.
Recorres rápidamente los metros de túneles que os separan del destino de vuestro enemigo. Ante ti se alza un imponente hormiguero rodeado por millones de enormes hormigas que cubren las paredes, techo y cada uno de los huecos que ves en la enormísima sala que parece ser la cámara principal del sitio. Un trío de obreras verde esmeralda se giran a mirarte pero pasan de largo sin prestate atención, cargando en sus fauces trozos de escombros que están moviendo en otra dirección.
Alcanzas a ver a Mwamba y Krysta metiéndose en una enorme pila de objetos ovoides, lo que parecen capullos de seda y les pierdes la pista. A tu derecha, una hormiga guerrera, con la cabeza y las fauces más grandes que las obreras que transportaban escombros se te queda mirando, chasqueando sus mandíbulas en forma de advertencia. Sin ataque no hay respuesta... de momento, pero notas que otros guerreros comienzan a moverse en tu dirección.
Tirada oculta
Motivo: ¿Atacan a Alarico? 1 sí, 2 no
Tirada: 1d2
Resultado: 2 [2]
Nota: Este mensaje es solo para ti.
Tras una tirada, las hormigas no te han percibido como amenaza... pero si quieres volver a intentarlo, adelante.
Aquí hay muchas, muchas, muchas hormigas, mas de las que soy capaz de contar. Ocultos entre los huevos estudio la situación intentando que no se me note mucho lo asustada que estoy
-esas obreras nos han visto pero no han hecho caso. ¿Que harían esos tres para llamarles la atención?- susurro a mis compañeros
Con tantas hormigas ya no tengo tan claro lo de meterme en el hormiguero tras los tres capturados, pero algo hay que hacer para salvarles
-entonces... ¿como lo hacemos?¿simplemente avanzamos rezando para no llamar la atención o se os ocurre algo mejor?-
Alarico estaba decidido, apenas había parado ante las hormigas guerreras, las percibió levemente de reojo y al ver que no le atacaban siguió hacia adelante en busca de sus compañeros. Tenía que sacarlos antes que fuera demasiado tarde. No dijo nada a nadie, porque la mejor opción era avanzar aprovechando que no había sido parado por las guerreras. Un mal gesto, un ruido más alto de lo normal y se pondría todo el hormiguero en alerta. Como persona que se había criado en un entorno bastante natural, sabía de sobra que a las bestias no hay que mostrarles miedo, aunque tampoco había que hacerlas sentir amenazadas, así que lo mejor era seguir hasta donde pudiera...
Recorres rápidamente los metros de túneles que os separan del destino de vuestro enemigo. Ante ti se alza un imponente hormiguero rodeado por millones de enormes hormigas que cubren las paredes, techo y cada uno de los huecos que ves en la enormísima sala que parece ser la cámara principal del sitio. En la distancia alcanzas a ver la túnica que lleva Alarico, perdiendose entre una enorme pila de capullos de seda, dirección que, crees, tomaron las hormigas, que ahora forman parte del enorme millar que hay recorriendo la sala. Es la única pista, pero nadie te dice que debas seguirle. Puedes decidir, pero el tiempo apremia.
Este mensaje es solo para ti, puedes elegir seguir a Alarico o seguir otro camino.
Mientras Krysta y Mwamba están decidiendo su siguiente paso, unos pasos muy fuertes para ser de hormigas llegan a sus oidos. Esto ocurre pocos segundos antes de que Alarico, bastón en mano, aparezca por un lado y prácticamente caiga encima vuestro por la velocidad que llevaba. Os habéis encontrado al menos... pero... ¿y el resto?
Golpea con fuerza el suelo dibujando una equis con ambas hoces con intención de dejar una marca y sigue la dirección donde vió la túnica de Alarico, repite el acto metros adelante mientras intenta alcanzar a las hormigas que se llevaron a Jenny.
Intento dejar marcas para señalar el camino que toma, asi se retrase un poco.
La llegada de Alarico viene seguida de un sonido extraño, de metal raspando algo. No está cerca, pero parece que son tan solo unos cuantos metros detrás cuando escucháis como se acerca mucho. Los tres os ponéis en guardia... pero es Fizz, que aparece justo antes de marcar el suelo nuevamente y encontraros a los tres agazapados entre dos capullos.
Decididamente, avanzáis dentro del hormiguero en vusca de vuestros compañeros. Ante vuestros ojos se alza un imponente hormiguero rodeado por millones de enormes hormigas que cubren las paredes, techo y cada uno de los huecos que veís en la enormísima sala que parece ser la cámara principal del sitio. Un grupo de obreras se giran a miraros pero pasan de largo sin prestaros atención, cargando en sus fauces unas hormigas muertas que están moviendo en otra dirección, seguramente a su cementerio.
Índigo, que tenía la esperanza de encontrar marcas del arrastre de sus compañeros pierde esta posibilidad al ver que, las hormigas, son mucho más altas de lo esperado. Jamás habrían necesitado arrastrar a un humano por que este no tocaría el suelo incluso si lo cargasen de la pierna. Igualmente, en un intento desesperado de saber qué rumbo tomar, busca por el suelo cercano y encuentra, sin mucha dificultad, una marca que parece de dos filos cruzandose. Podría ser una pista o ser una trampa...
Este mensaje es para Aisha e Índigo, para que podáis continuar.
Se había lanzado sin dudarlo, esperando ser de ayuda. Pero, cuando llegó a lo que parecía un hormiguero de proporciones interesantes, solo estaba Índigo.
- ¿Dónde están los demás?- se había adentrado a los túneles un grupo considerable de personas, no podía quedar solo el muchacho... ¿Verdad?
Aisha no bajaba el arma ni la guardia. Allí lo único que podía atacar a priori eran las hormigas, por lo que, aunque en principio parecían pasar de su presencia, no pecaría de confiada.
Ver todo aquello era... abrumador, a falta de encontrar una palabra para describirlo mejor. Primero sirenas y ahora hormigas gigantes, tan grandes que nunca hubiera podido imaginarlo, era como aquel juego multijugador de hacia años, niños que encogían en un jardín enorme y debían sobrevivir... ojala recordara el nombre.
-No se. Yo acabo de llegar, uno de los chicos vino al inicio de la gruta pidiendo ayuda. -No recordaba su nombre o escucharlo que se presentara siquiera, también creía recordar que la chica había llegado al mismo tiempo.
Intentando centrarme en buscar a los desaparecidos e intentar olvidar que acababa de ver el tamaño de las obreras -¿Uno de los chicos tenia dos espadas verdad? -Pregunte a mi acompañante al darme cuenta de ambas marcas... ¿Como serán las guerreras, sera posible rescatarlos siendo solo dos?
Viendo que no había muchas mas pistas era evidente que seguiría esas marcas, esperando que las hormigas no esperaran ser invadidas en su propia casa y por lo mismo no sean capaces de preparar trampas.
Mwamba les indicó con un gesto que no hablaran muy alto, estaba claro que un hormiguero era una estructura muy sistematizada, y cualquier cosa que saliera de ese sistema rompería el equilibrio, y con ello, daría la alarma.
Estaba estudiando los hilos pegajosos que fijaban los huevos, pensativa.
-Roger tenía marcas como de haber estado atado con hilos, o algo así, ¿recordáis? Quizá esto tenga algo que ver...
Pero no tenía ni idea de cómo eso, o el hormiguero en sí, podía cuadrar con que el muchacho se hubiera cocido. Aunque ahora mismo, lo más urgente era liberar a los tres compañeros capturados. Siguió semioculta entre los capullos intentando encontrar una manera de hacerlo.
Mwamba parecía la clase de persona capaz de sobrevivir por su cuenta. Sin duda, parecía saber lo que hacía. Ya lo había visto (o más bien imaginado con los relatos del resto) con las sirenas, y ahora la veía desenvolverse y dar indicaciones de cómo actuar en aquel lugar.
Aisha se mordió la lengua, maldiciendo en silencio el haber hablado demasiado alto. Esperaba no haber alterado a aquellas monstruosas hormigas.
- Quizás, quien trabaje para el Anfitrión puede darles órdenes a las hormigas o a los seres que existan aquí... Y lo tuvieron atado mientras, de alguna forma lo...- no pudo terminar la frase. Sonaba demasiado frívolo hablar de cocer o cocinar a alguien que hacía unas horas atrás estaba tan vivo como cualquiera.
Siguió avanzando con cuidado, tratando de agudizar lo máximo posible sus sentidos.
¿Alguien me puede indicar quiénes estamos? Creía que solo estábamos Índigo y yo
A unos pocos metros del lugar en el que os encontráis todos escondidos, alcanzais sin ningún problema a escuchar la voz de Burnell gritando algo. O más bien exclamando, en cualquier caso, estáis demasiado cerca de ellos.
El primero en salir corriendo hacia ellos tiene que contener una exclamación de sorpresa similar a la de Burnell al verle, con los ojos mientras todavía sale de uno de los capullos que os rodean. Al hacer ruido, el capullo en el que estáis ocultos comienza a moverse y unas tenazas de hormiga esmeralda empiezan a cortar la seda que lo cubre.
Podéis huir o podéis luchar.
Tirada oculta
Motivo: ¿Quién hace ruido? Orden alfabético
Tirada: 1d3
Resultado: 1 [1]
Aisha, pensabas que estabais solos por que lo hice a propósito. Estabais entrando solos y no veíais al resto pero ellos podían oiros.
Ahora estáis Aisha, Alarico, Índigo, Krysta, Mwamba, Valentino y los tres secuestrados, Jenny, Burnell y Sumitra.
Tenéis una hora para hacer lo que os parezca bien mientras yo preparo la siguiente sala y el tema del sacrificio a la puerta. Si vais a huir, describidme la huída hasta donde están los demás, para ahorrarnos la sala media.
Alarico (como dije) pues va directo a donde esté el primer compañero para sacarlo (o intentarlo).
Si le saliera algún bicho hostil, pues garrotazo va, garrotazo viene...eso si, en silencio para no mosquear al hormiguero.
-¡Ah! ¡Ahí estáis!
Contraviniendo su propio consejo, Mwamba exclama mucho más alto de lo que hubiera querido. Pero no había tiempo para vacilaciones.
-¡Vamos! ¡Volvamos todos! ¡Correeeeed!
Dando un empujón a Burnell hacia el camino de salida, y manoteando con la mano que no sostiene su báculo para indicar la dirección, la keniana no se entretiene. Los han encontrado, a los tres. Deben huir, deben escapar.
Todo era caótico cuanto menos, para qué negarlo. No entendía nada de lo que estaba pasando.
Alarico parecía querer gresca. Los instintos supervivencia de Aisha le impulsaron a seguir sin dudarlo las indicaciones de Mwamba, corriendo tras ella para proteger la retaguardia.
Salgo detrás de Mwamba
A pesar de no entender toda la situación, la idea era clara: recatar y correr.
-¡Venga fuera! -Exclame sin miedo a las represalias, mientras ayudaba a uno de los atrapados, esperando que sus piernas funcionaran, para no tener que cargarlo y retrasar a ambos, mientras volvíamos con el resto a velocidad de escape.
Corro.
Estoy fuera de casa, siento no explayarme más.
Alarico, respiró cuando vio que todos estaban a salvo, en ese momento se paró para mirar que ninguna hormiga les siguiese y se volvió con el grupo vigilando las espaldas.
—¡Estaba dispuesto a todo por salvaros la vida!! ¡Contadme que os a pasado! —dijo mientras cerraba la retaguardia.