Cuando Aisha se mueve, nota que una pequeña tensión en el brazo de Átropos desaparece, y su gesto se relaja muy suavemente. No dice nada y solo la mira hasta que ella misma pregunta qué le ha hecho.
-Usarte -Explica como si fuera la explicación más obvia -, Él os ha puesto la bomba dentro, solo ha he destruido, pero está unida a tus nervios, por eso ha dolido tanto -Vuelve a subir los ojos a los de Aisha -La descarga es necesaria por que solo puedo destruirla si está sobrecargada, pero al moverte, la descarga te ha afectado enteramente a ti, no solo a la bomba -Añade, acercándose a ella cuando se sienta y agarra el collar con una mano -Me alegra no haberte matado, los otros números no lo soportaron -Murmura, usando solo su mano para destruir el collar, que cae en pedacitos al suelo. Retira la mano llena de trozos metálicos clavados y la sacude, abriéndola y cerrándola con cierta incomodidad.
-¿Por que te daba tanto miedo de repente? -Pregunta tras un instante de silencio -Antes no estabas luchando... y tampoco ahora -Añade, mirandola con curiosidad.
Las lágrimas salían de sus ojos sin que pudiera contenerlas. La rabia había dado paso al alivio y al desconcierto, pero sobre todo al alivio cuando se llevó las manos al cuello y comprobó que ya no llevaba el collar.
- Gracias- apenas le salía un hilo de voz.
Tuvo que esperar para serenarse y que la voz le saliera con relativa normalidad.
- ¿Usarme? ¿Para qué? Me has liberado- apenas entendía los motivos que movían al tipo a hacer lo que hacía. Primero él y sus hermanos iniciaron una especie de caza contra ellos, los jugadores. Luego la había capturado sin matarla, lo cual le dio cierta tranquilidad. Luego creía que la mataría, pero ahora resulta que le había liberado de una muerte segura con su cabeza estallando si no cambiaba de sala antes de que terminara el día.
- Me asusté... Cuando te vi con el arma en la mano y sin explicarme nada, creía que ibas a terminar con mi vida en ese momento- todavía sentada, estiró la mano para acariciar el rostro del tipo con suavidad. ¿Quién era? Las dudas y la curiosidad le hacían seguir queriendo estar allí para averiguarlo todo.
- Por cierto, mi nombre es Aisha, no 19. Ese número supongo que nos lo dio el Anfitrión... tu padre- aclaró. - Y tú, ¿cómo te llamas?
Átropos extiende la mano para coger una de las lágrimas de Aisha, confuso, mirandolo como si fuera algo que no esperaba ver, mirandola de nuevo con curiosidad.
-¿Gracias? -Repite confundido y con las dudas de Aisha sobre las palabras usadas por Átropos, él parece tomarse un instante para pensar -Padre dice esa palabra cuando se refiere a... -Se queda callado y se toma un instante para pensar -, ¿pedirse algo? -Su frase suena a pregunta y está claro que no está muy seguro de cómo explicarlo.
-Para que Cloto y Láquesis no te hagan daño, tienes que ser mía -Explica, ahora más convencido de lo que dice -, y para ser mía, no puedes ser jugadora -Añade, tumbando a Aisha y tocando la parte donde estaba el objeto que ha roto dentro de ella -Esto controla tu pulso, pero no se suele romper desde fuera -Libera a la chica, volviendo a colocarse a su lado, como estaba -, y si se ha roto por mi, es que eres mía -Dice, mirandola como si esperase saber si lo ha entendido o no.
-¿Prefieres que lo haga de la otra forma? -Pregunta, sin apartar la mirada de la mano que Aisha usa para acariciarle la cara. Parece cauteloso, aunque su mirada sube a los ojos de ella al escuchar su nombre.
-Aissha -Dice, siseando ligeramente, intentando imitar la forma de decirlo -Aisha -Repite y asiente a la suposición sobre el número con el que los llaman -Lo tenías sobre la cabeza hasta que he roto el collar -Le explica con voz divertida como si fuera algo gracioso y una pequeña sonrisa, muy muy pequeña, se muestra en su cara.
-Átropos -Al decir su nombre lo hace despacio, como si intentase explicar la pronunciación a alguien que no sabe.
Como bien ha explicado Átropos, ahora todos los demás pensarán que has muerto.
- "Gracias", se dan cuando te ha pasado algo bueno. Y si eso bueno lo ha hecho otra persona, se le agradece. Como he hecho contigo. Tú has hecho algo bueno por mí, yo te doy las gracias.
Su aspiración en la vida nunca había sido ser profesora, pero explicar cosas que suelen darse por "básicas" a otra persona que parece empezar de cero resultaba mucho más complicado de lo que hubiera podido imaginar.
Aisha no estaba segura de que entre los dos llegaran a entenderse, pero al menos era entretenido y mucho mejor que estar luchando a ciegas por vivir o desconfiando a cada palabra que escuchara de los demás.
- ¿Y qué significa que sea tuya? ¿No puedo buscar cómo volver con los demás o a casa?
Él le había liberado y ahora parecía que todo indicaba que ahora le pertenecía. Como si fuera un perro... Al menos parecía que no estaba interesado en hacerle daño, de momento. No parecía una situación tan mala.
Cuando le escuchó pronunciar su nombre sonrió y asintió. La segunda vez que lo repitió le salió bastante mejor.
- Encima de mi cabeza...- se tocó la parte de arriba de su cabeza. El resto de jugadores no habían visto nada así, quizás formaba parte de algún tipo de mejora o implante por parte del Anfitrión para sus "hijos".
Escuchó en silencio el nombre que dijo él, lo suficientemente despacio como para que ella lo repitiera en su cabeza.
- Á-tro-pos... Átropos- exageró un poco la vocal acentuada para asegurarse de que era así. Tanto él como sus hermanos tenían nombre propio. Un detalle curioso por parte del Anfitrión.
- Y... ¿qué soléis hacer aquí?
Por un momento he visto primero el estado del personaje y casi lloro porque... bueno... dicen que la curiosidad mató al gato xD
No hay ningún cambio de expresión en el rostro de Átropos cuando Aisha le explica lo que es dar las gracias pero extiende la mano delante de ella.
-¿Puedo quedármelas? -Pregunta, suponiendo que se trata de algo real, no de una forma de hablar. Más interesado por el tema de que Aisha sea "suya", retira la mano para apoyarse en el suelo.
-Que eres de Átropos -Explica, de forma simple, aunque al ver la expresión desconcertada de Aisha, se toma un instante, pensando antes de tomar aire -Significa que no pueden hacerte daño, ni Él ni mis hermanos, y solo yo tengo derecho a hacer lo que sea contigo, matarte, mantenerte conmigo o liberarte... y soy responsable de ti y de todo lo que hagas o causes -Añade, mirando al suelo un momento antes de volver a subir la mirada -Si matases a mi hermano, yo sería responsable de esa muerte. Por ejemplo -Dice y mira a Aisha esperando su veredicto sobre si lo ha entendido o no. Al hablar sobre nombres, y con Aisha mirando sobre su cabeza, Átropos se acerca, poniendo la mano a unos centímetros sobre su cabeza -Estaba aquí, era amarillo y así -Con sus manos, hace un gesto como si sostuviera algo que mide, aproximadamente, dos palmos de grande.
-Pero ya no está por que no tienes eso -Con una palada suave, empuja el collar, o los restos de este, en el suelo. Átropos se sienta para poder decirle su nombre a Aisha, asintiendo cuando lo hace. La última pregunta, en cambio, hace que Átropos la mire fijamente.
-Nada, esperar -Explica, girandose a la puerta -, me gusta esperar donde estás tu, se ve toda la sala desde ahí -Explicando así porqué dejó a Aisha en ese sitio exacto -Padre no nos vigila en nuestros espacios, así que no podemos hablar con él o saber lo que está sucediendo, pero ahora... -Piensa -, dar las gracias... a vosotros... -Dice, dudoso, mirando a Aisha, buscando su aprobación -, podemos caminar por el castillo y ver otras salas que no sean la nuestra -Añade, mirando el tridente de Aisha y levantandose para acercárselo, cogiendo su mano y poniendolo en ella antes de cerrársela.
-¿Como se llama? -Pregunta, acariciando muy suave el mango del tridente.
Bueno, oficialmente ya no formas parte del juego. Has conseguido un final secreto :P
PD: Te recuerdo que Aisha sigue sin camiseta.
- Los agradecimientos no se ven ni se tocan... pero suelen hacer sentir bien aquí dentro- señaló el lugar donde, al menos los humanos, tenían el corazón.
Fue asintiendo lentamente con la cabeza ante la explicación de su situación actual. Pedir volver a casa parecía que no serviría de nada por el momento, pero tampoco estaba en peligro. Átropos no parecía mostrar interés en acabar con su vida, así que estaba tranquila.
- Entiendo- inspiró profundamente por la nariz y levantó la vista para poder contemplar la sala desde donde estaba. - ¿En esta sala no tendrás más ropa?- esbozó una media sonrisa. No le había incomodado estar sin camiseta, después de todo Átropos no parecía mostrar interés en su cuerpo, pero empezaba a sentirse... rara.
- ¿Y por qué me elegiste? Quiero decir... había más números, ¿por qué yo?- si era solo para matar y como mero entretenimiento no tenía mucha importancia el orden en el que los eligieran. Pero, al menos en su caso, había sido para salvarle la vida y terminar con el maldito juego.
- ¿Podemos visitar el castillo? ¡Me encantaría!- verlo como visitante o turista en lugar de como superviviente seguramente haría que ganase encanto.
Respecto al nombre de su tridente, Aisha lo observó y apenas necesitó pensar demasiado para saberlo. - Gratitud- después de todo, no había necesitado matar a nada ni nadie con él.
¡¡Tomaaa!! (no sabes lo que estoy disfrutando) xD
La mirada de Átropos baja hasta donde Aisha señala su corazón, quedandose un instante mirando, confundido, pero sin mencionar nada sobre ese hecho. Al hablar sobre ropa, niega con la cabeza pero se mueve para quitarse la coraza que le protege el pecho, tendiéndosela a Aisha dejando ver la gran cantidad de cicatrices que tiene debajo de esta, todas hechas con algo afilado, como un cuchillo o quizás un látigo.
-Estabas cerca -Admite Átropos como únca razón para elegirla -, el resto huía, tu te giraste a luchar y te atrapé -Se mueve un poco para ayudarle con la coraza, pasándosela por encima de la cabeza y ayudándola a sacar el pelo al completo y se la coloca con cuidado.
-¿Te gusta llevar ropa? Tienes una piel bonita, no hace falta que la escondas -Comenta, rozandola suavemente, mientras cierra los apliques de los hombros bajo las hombreras para agarrar bien la coraza, mirando atento lo que hace. Pese a toda su concentración, levanta la vista ante la petición de Aisha de visitar el castillo. Duda un momento y asiente.
-Coge a Gratitud -Dice, tras levantarse, tendiendole la mano para ayudarla a levantarse -Aisha -Dice repentinamente permitiendo a la chica leer una pequeña satisfacción en sus ojos por decir el nombre de su "juguete". La puerta de la entrada a la habitación se abre sin tener que poner el arma en ella y Átropos sale al pasillo, de la mano salvo que Aisha se haya soltado, y mira en ambas direcciones.
-Podemos seguir por aquí o podemos subir al piso donde estabas -Ofrece, mostrando un largo pasillo en forma de T, estando ellos casi en la intersección de las tres calles, con las escaleras a su izquierda y un giro al final de la parte derecha, a unos buenos y largos metros de la entrada al espacio de Átropos.
Salas disponibles para visitar:
20, 15, 4, 19 y escaleras arriba, 10, 16 y 18.
Me alegra que te diviertas =D A mi también me está encantado esta parte <3
De los interfonos de los pasillos se escucha una risa que hace tiempo que no oyes, invitando a 17 a "matarlo". Todo son risas y una carcajada que corta la comunicación mientras Atropos mira al techo.
-Parece que tus amigos están pasandoselo bien -Dice, curioso pero sin darle mayor importancia a las palabras del anfitrión.
Sentía que su vida ya no volvería a ser la de antes, estaba condenada a vivir en aquel lugar para siempre. Se acabaron las rutinas, el levantarse siempre a la misma hora para salir a correr, ir a clases de baile, canto e interpretación, llegar a casa agotada y discutir con sus hermanos por el último flan de la nevera. El olor a harina y horno cuando su madre cocinaba, la asfixiante peste cuando su padre se perfumaba demasiado cuando salían...
No le había elegido por nada en particular, no era especial. Era del montón. Una chica con suerte, no sabía si buena o mala.
Sonreía y a la vez se le escapaba alguna lágrima solitaria cuando Átropos le puso la coraza.
- Gracias... Pero no estoy acostumbrada a ir sin ropa y se me hace... Raro.
Las lágrimas seguían cayendo, silenciosas. Sentía pena por ella, sentía pena por él. La visión del cuerpo semidesnudo de Átropos le había dejado sin aliento. No parecía que él fuera del todo consciente de la impresión que podía causar su aspecto, o simplemente le daba igual.
Se limpió la cara con ambas manos antes de alzar la vista. - Pareces fuerte... ¿De qué son las cicatrices?
Tal como le indicó, Aisha tomó a Gratitud del suelo y se puso de pie, yendo junto a Átropos al ir de la mano.
Podía elegir hacia dónde quería ir, pero no lo tenía claro. En lugar de elegir, otra duda acudió a su inquieta mente.
- ¿Has tenido más... como yo?- ahora que había hecho la pregunta, se arrepentía. ¿Y si no le gustaba la respuesta?
Justo en ese momento, se oyó una risa que no echaba de menos. 17... ¿quién era? Un vago recuerdo acudió a su mente de cuando huían escaleras abajo, antes de que Átropos la apresara.
-¡Eh, 17-Simón! Señala a Clara que también nos la llevaremos.
- Simón...
Alzó la vida hacia Átropos.
- Creo que han llegado donde está tu... padre. Deberíamos ir por si- Simón - necesita ayuda.
Átropos asiente a las palabras de Aisha sobre la ropa, sacándole con cuidado el pelo de dentro de la coraza, mirandola con una expresión complicada cuando ve que está llorando, pero la petición de la chica sobre pasear hace que vuelva a cambiarla, mirandose a la mención de sus cicatrices.
-Algunas son de peleas contra Láquesis, otras de castigos de Padre de hace tiempo... también tengo algunas de jugadores que intentaron matarme -Explica calmadamente antes de mirarla -Si te gusta la ropa, Aracne te puede preparar algo, seguro que te cae bien -Comenta y niega a la pregunta de Aisha sobre tener más, pero al abrir la boca para responder, la transmisión le interrumpe. Cuando esta acaba, mira a Aisha que, asustada, le pide ir con sus compañeros. Átropos con un gesto serio, se toma un momento para pensar lo que ocurre.
-No están con Padre, si lo estuvieran no hablaría por los altavoces -Asegura, volviendo a caminar y mirando algo en una pared que está completamente vacía -Parece que están en el cementerio, es una sala peligrosa -Explica, señalando algo en la pared y mira a Aisha. Sin avisar, levanta a la chica en brazos, con mucha más suavidad que en el rapto de la sala de la escalera y sin echársela al hombro, la sujeta como si cargase a un herido.
-Cierra los ojos, esto puede ser desagradable -Pide con voz suave, esperando pacientemente a que lo haga. En cuanto obedece, Átropos se mueve muy repentinamente subiendo escaleras, girando un par de veces hasta que se queda parado.
Átropos, con Aisha en brazos, frena al llegar al pasillo donde se encuentra la puerta de la sala 11, el cementerio, donde
-¿Están ahí los jugadores? -Pregunta, interesado, dejando a la chica en el suelo de un pasillo donde Láquesis y Cloto escuchan atentamente lo que pasa tras una puerta con el número 11. Al escucharlo, ambas Moiras se giran a mirarlos.
Átropos, con Aisha en brazos, frena al llegar al pasillo donde se encuentra la puerta de la sala 11, el cementerio, donde Láquesis y Cloto escuchan atentamente a través de la puerta algo que sucede dentro.
-¿Están ahí los jugadores? -Pregunta, interesado, dejando a la chica en el suelo. Cuando ambas Moiras se giran, observan que la chica está increíblemente viva y en buen estado y que lleva la pechera de Átropos, que va sin nada en la parte alta, enseñando las cicatrices de castigos que todos tenéis en el cuerpo.
Cloto lleva rato esforzándose por escuchar algo al otro lado de la puerta, la regla de dejar tranquilos a los jugadores por la noche la encuentra molesta e incomprensible, pero jamas desobedecería a padre
-si, ahí están. Creo que les oigo...- se queda muda al ver a Aisha en el suelo -¿Esta viva?¿le has dejado tu pechera?- la Moira mira alternativamente a su hermano y a la humana, sin comprender -¿por que?-
Átropos mira a Aisha cuando Cloto la observa y asiente a sus preguntas sobre si la ha dejado viva y si le ha dado su pechera.
-Ha sobrevivido a que la use, asi que me la voy a quedar -Dice sin más -, aunque le ha dolido bastante... pensaba que la descarga sería suficiente -Su mirada vuelve a la de sus hermanos -Hemos oído la megafonía, ¿sabéis qué está pasando dentro? -Pregunta, acercándose sin preocuparse por Aisha por que sabe que ninguno de los dos va a hacerle nada ahora que es su posesión. En el interior se podía oir a los jugadores peleando y hablando mucho, hasta que por fin, todo se quedaba en silencio, con solo un par de mujeres hablando y, poco después... el sonido de gritos ahogados. Por suerte para las Moiras, el paso del tiempo en los pasillos es ligeramente diferente y la noche, incluso con ocho horas, se hace en ocho minutos.
-¿Eso es una de las trampas de la sala? -Les pregunta a sus hermanos que saben más del tema y ambos asienten. Por fin, Átropos se gira a Aisha y le hace un gesto para que se acerque -Ven, no tardaremos en entrar -Le informa, tendiendole la mano para que la tome si así quiere.