Jenny, muy airada, se marcha a por el grupo de los cuatro que se han alejado.
Una a salvo en la nueva sala, me preguntaba si cada uno pudiera sacrificar su arma en pos de que nadie muriera y así seguir con la siguiente sale sin tener que perder a nadie, pero poco tarde en desechar esa idea, suponiendo que como yo los demás también tendrían una habilidad única a activar en su arma.
-Mudo, Sorda... ¿Tal vez fuer ala maldicion de los tres monos? -Con la mano en el mentón intentaba comprender lo que había causado aquel cuadro, intentando de alguna manera entender al anfitrión.
-¿Tacto también? Entonces no es cosa del mono, supongo que son los sentidos. -Continuaba cavilando, preguntándome quien había tenido la suerte de perder el gusto y digo suerte, por que no había necesidad de comer.
-Hanon despiertame cuando termine tu guardia, yo haré la segunda -Alce la mirada el escuchar sobre las guardias por segunda vez mientras buscaba entre las vasijas que decoraban la sala algo de interes o por pura curiosidad.