Sumitra sonreía.
Vaya vaya, así que alguien empieza ya a traicionar a los demás... seguro que es uno de los chicos.
- Rápido, cogeos a alguien que tengáis cerca. Si tiran a alguien al agua, tenemos que saber quién es. -
Tras notar que sus rodillas empezaban a humedecerse debido al agua, la muchacha dejo de Orar solo para levantar la vista y mirar hacia al centro del algo...
¿ Y si... lo que quieren es ver quien es el ultimo en arriesgarse ?, digo... dijo que por sala tenia que caer uno, pero no sucedió eso al ingresar a esta - diría la muchacha tanteando un poco el agua con la mano al igual que hicieron algunos antes - Por lo que esto quizás no deje de subir hasta que todos estemos obligados a enfrentarnos a lo que haya en el agua, o bueno... es solo una corazonada.
Un cuarto objeto cae al agua, este mucho más ruidoso que los otros, provocando incluso eco en la cueva. No notáis ningún cambio en el lago y las aguas se estabilizan. Nada ataca a Amaranto, nada se mueve entre las aguas pero, al buscar con la mirada el objeto luminoso, veis que no hay ya 2 criaturas, sino que son tres y, con ellas, hay una cuarta que tiene una forma extraña, no parece ser la misma especie. Su figura se asemeja a las otras, pero esa "foca" tiene dos aletas... ¿piernas quizás?
-¿Una sirena? Pero... las sirenas no son así -dijo extrañada Hanon. En la mitología griega, las sirenas eran mitad mujeres mitad pájaros. ¿Entonces? Si hay alguien en esta sala que sienta atracción por las mujeres puede darse un bañito; yo si queréis puedo poner algo en los oídos para evitar que os lleve ahí abajo...
- Tal vez sean el otro grupo...iré a ver qué está pasando...- dijo saliendo del agua al no notar nada que le llame la atención y colocandose la espada nuevamente en el cinturon.
Viktor va a reunirse con los que fueron a la siguiente sala
No entiendo que esta pasando aquí pero debemos encontrar una solución.
Sigo pensando lo mismo estamos dando palos de ciego sin ton ni son y no estamos trabajando unidos, y lo que es peor no estamos separando. Me da la sensación que estamos poniendoselo fácil a quien quiera que nos trajera aquí.
Alarico no es que se sintiera mal por su fracaso en la escena que había montado con su intento de solucionar el problema del lago con magia, o imaginación en su caso. Se sentía mal por la vergüenza que sentía después de esa puesta en escena. Él, una persona tímida donde las haya, se había dejado llevar por la locura en la que estaba inmerso y ahora pensaba que todo el mundo se reía de él, además de aquella maldita voz.
Sin decir nada, se puso el capuchón de su toga de mago y aprovechando que nadie le prestaba atención en ese momento, avanzó por uno de los caminos hacia el otro extremo de la cueva, bordeando el siniestro lago que crecía por momentos. Su intención era reunirse con los primeros que se habían disgregado, porque poco podría hacer allí parado.
Tomó buena nota del comentario de Hanon Evans y se tapó los oídos con trozos de su propia túnica que pudo arrancar de la parte de abajo. Total, no se notaría mucho la falta de un trozo por la parte de los pies.
Según avanzaba pensaba en una posible solución para lo que estaba pasando. Había mucha gente armada, pero nadie se lanzaba a enfrentarse a las criaturas del lago. Él había estado dispuesto, de funcionarle la artimaña de la cúpula separadora de aguas, pero nadar y luchar con un bastón no era algo que viera muy práctico.
-¿Y no podría ser que alguien a empujado a otro, tal vez la persona que cantara, por eso se paro tras escuchar el chapoteo, luego un tercero se encara a quien empuja y ahora todos han caído al lago? -Preguntaba en alto, como la chica del Hijab, pensaba en lo mismo, puede que el juego de traiciones empezara antes de lo que pudiéramos pensar. -Por eso la subida súbita del agua y la consecuente calma después. -Me aferre a mi arma por un momento y mire a la chica del látigo. -Espera. Parece que ya hay alguien en el fondo. -La avise sin saber lo que estaba pasando exactamente. -Tal vez deberíamos volver a reunirnos con ellos, si ha sido en su lado, es como a dicho el chico que se ha marchado, deberíamos saber que esta pasando con los demás. -Agudice la mirada lo máximo posible para ver que estaba pasando cerca de aquella cosa luminosa, si la "foca" lo recogía, entonces no había duda y debían seguirla.
Viktor y Alarico, uno tras el otro, se van a buscar al grupo de exploración que, después de ese rato, parece algo más tranquilo, no se oyen chapoteos ni nada similar.
Índigo intenta observar lo que sucede bajo la superficie pero la distancia es tan grande que, para cuando comienza a intentarlo, la foca con dos aletas ha desaparecido, o más bien se ha marchado.
Parece que nadie está dispuesto a meterse en el agua conmigo a buscar el objeto brillante de abajo, y cuando empiezan a juntarse mas criaturas me parece que casi mejor así
-mm, si, si- digo a Indigo cuando me advierte de lo que acabo de notar
-¿Y porque deberíamos estar traicionándonos?¿Para que?. Uno de nosotros ha de escapar para que todos escapemos, la mejor opción es cooperar entre nosotros-
Excepto por el espia claro, aparte de ser la clave para escapar a saber cuales son sus intenciones
-Tal vez alguien resbalo y cayo al agua y alguien mas salto para ayudarle. En realidad es la explicación mas lógica. No nos pongamos paranoicos tan pronto-
Motivo: Ataque a Valentino
Tirada: 1d20
Resultado: 11 [11]
Motivo: Ataque de sirenas
Tirada: 1d20
Resultado: 15 [15]
Nota: Aunque Valentino no tiene ninguna habilidad que le permita estar alerta, no se fiaba de las sirenas, por lo que sus movimientos extraños lo harán estar vigilándolas.
El grupo de exploración vuelve apresuradamente del fondo de la cueva. Todos están ahí, los nueve que se han ido vuelven, aunque varios de ellos están mojados. Kira y Jenny solo las piernas pero Juan, Valentino, Roger, Mwamba y Burnell van completamente empapados, estos tres últimos todavía chorreando agua. Veis como la cantidad de sirenas en el agua ha aumentado y se mueven en formación, similar a un bando que peces. Repentinamente, una sirena sale bruscamente de la orilla, directa a por el tobillo de Valentino, que se tambalea, tropieza y cae, por suerte para él, fuera del agua. Escuchais un chasqueo de los dientes de la criatura, amenazante, pero vuelve a sumergirse.
El agua está subiendo sumamente rápido, no habéis conseguido el objeto brillante y la puerta que os ha llevado hasta ahí se ha cerrado y desaparecido. Mientras os alejáis del borde del agua, la ansiedad es cada vez mayor. Las aguas están muy revueltas, pero en el interior podéis ver que el objeto luminoso está aumentando de tamaño, al menos su resplandor lo hace. Se nota algo romper el aire y una suave brisa llama la atención de los últimos en entrar. Otra puerta se ha abierto, a la izquierda de donde estaba la otra, en la pared cercana.
Es la única salida.
- Quejándonos tampoco se soluciona ni se avanza en nada- aunque intentó sonar suave, se notaba que empezaba a ponerse nerviosa con todo aquello. Trabajar en equipo sonaba idílico, pero pocas veces se conseguía hacer realmente piña como tal y que todos trabajaran a una. Lo sabía bien por los ensayos para las obras de teatro. Incluso con todo escrito, existían discrepancias.
El resto del grupo volvió, unos más mojados que otros, pero estaban todos a fin y al cabo. Y el lago se había llenado de criaturas parecidas a unas sirenas muy poco amigables.
Al notar el aire en la nuca, se giró para ver cómo se abría una nueva puerta.
¿Qué debían hacer? ¿Continuar por la siguiente puerta que se había abierto de forma súbita y para nada tentadora? Quizás era una artimaña para abandonar el objeto brillante... Podría ser una corazonada digna de un cuervo, ¿pero y si era la esperanza de volver con su familia?
- Yo no quiero dejar de intentarlo- miró con determinación a Krysta. - Quizás esas sirenas o focas o lo que sean, también temen a la luz de tu látigo-. Y el tridente, según algunas mitologías, se encargaba de controlar las aguas y sus habitantes... Hundió las puntas de su arma en el agua, esperando poder abrirse camino hacia el objeto o ver si las criaturas hacían algo diferente.
- Mmm... ¿Atrás?- le salió más una pregunta que una orden, por lo que carraspeó y se forzó a centrarse. - ¡Atrás!