Partida Rol por web

Podéis ver como a cada disparo fallido, lejos de alegrarse, la sombra va tensandose más y mirando con más firmeza el blanco al que Alarico dispara. Se gira a vosotros, rápidamente, cuando este ofrece su arma a sus compañeros.
-¿Otra partida? Claro, gracias por la moneda -Dice, estirando la mano donde tiene la moneda y fingiendo cogerla del mismo punto donde la habéis dejado antes, de nuevo hablando mucho más alto de lo necesario -Suerte con esta tirada -Os dice, haciendo un muy disimulado gesto como si quisiera que moviérais la pistola ligeramente hacia él. Lo hace lentamente...

Por raro que pudiese sonar, la sombra era de lo poco que le inspiraba confianza en aquel lugar, de hecho le hizo pensar que estaba atrapado, igual que las hormigas posiblemente.

-Déjame intentarlo...

Tocó la moneda y se la acercó, como si le estuviese pagando, pero dejándola en si sitio aún y tomó el arma. El primer disparo fue bastante errado, pero cualquiera con algo de conocimiento sabría que no estaba apuntando al centro, sino a la parte de fuera.

-Ya veo...

Masculló. Comprendiendo el desvío, los siguientes tres tiros fueron casi seguidos, conteniendo el aliento y completamente certeros. Era fácil decir que su puntería podría resultar peligrosa. Sin embargo cuando se dio cuenta de ello, carraspeó y el quinto y último disparo falló, por poco.

-¡Qué suerte!

Dijo en voz alta, como haría cualquier persona emocionada por estar en una caseta de tiro. En realidad posiblemente era de lo que más le gustaba... el problema era todo lo demás. Y al parecer también el laberinto de espejos.

La muchacha no comprendía qué estaba pasando allí. Ni por qué Hanon se había ido de ese modo. 

-¿Qué tiene ese peluche de bueno? ¿Y qué pasa con el laberinto de espejos?

Sentía ser tan directa, pero la sombra, al contrario de lo que parecían demostrar los dos chicos, no le daba buena espina.

Una sonrisa enorme de felicidad se extiende por el rostro del chico del puesto cuando los tiros de Burnell aciertan en el objetivo y ni se para a mirar el último, pues ya se está girando a buscar algo en la parte inferior de la caseta.
-Felicidades, caballero, le doy el peluche que le ha gustado -Exclama, nuevamente demasiado alto y sonríe con verdadera ilusión, tendiéndoos un muñeco bastante feo y hecho polvo que parece formado por algún tipo de arena compactada o quizás barro cocido. Es una figurita humanoide con brazos y piernas articulados que no se parece ni por asomo a ninguno de los peluches expuestos. Obviamente, todos mirais a la sombra que ahora parece asustada.
-Lo conseguí en mi juego, mantenlo en agua un día entero, no pude ganar, soy Adam -Os dice en voz baja, mostrando temor, pues esta le tiembla y balbucea ligeramente -, ganad y salvadnos -Ruega ansioso, apretando las manos de Burnell con la figurita y se endereza rápidamente de nuevo aparentando normalidad, pero todavía se frota las manos de forma nerviosa con la vista en algo detrás vuestro.

-Como imaginaba...

Masculló, tomando las esperanzas de aquella sombra. Se fijó en su la ficha era o no recuperable de un modo sutil y sencillo, si no tampoco se molestó más. Se giró hacia Mwamba y aprovechó para mirar de soslayo hacia donde estaba mirando el antiguo jugador.

-A Hanon le gustó -simple y sencillo-. Creemos que en el laberinto habrá una salida, y muchas trampas.

Dicho aquello guardó el muñeco y miró hacia donde estaban los demás.

-Deberíamos ir volviendo ¿no?

Aunque antes de dar ningún paso regresó a la sombra.

-¿Dónde puedo conseguir alguna bebida? Aunque no tengamos necesidades, echo en falta el sabor de una cerveza.

En la periferia de tu visión, durante un instante, alcanzas a ver un trabajador del circo que se os ha quedado mirando fijamente justo antes de que chico sombra tome la moneda con sus manos y la apriete con fuerza.
-Marchaos -Te parece que gesticula cuando lo miras de nuevo y casi sientes que puedes ver sus ojos asustados antes de que se gire y siga a sus cosas.

Apresuró a sus compañeros para regresar.

Los dos compañeros tomaron el aviso de Burnell totalmente en serio, ya que había reaccionado a algo tras ellos y a las palabras murmuradas del chico sombra que no alcanzaron sus oídos. Con el muñequito en la mano del chico, Alarico, Burnell y Mwamba vuelven ciertamente apresurados con el grupo, prefiriendo una zona algo más segura o, al menos, con más ojos que echen un vistazo a las espaldas.