Partida Rol por web

Sin saber ni cómo ni por qué... tras cerrar los ojos al ver la caída de la niña, vuestra mente vuela hasta un lugar oculto en Oldland... Un lugar oculto por la niebla donde la vegetación parece cruzar por todos sus extremos.

Un paseo por una zona oculta, donde la mirada de nadie más podría entrar.

Diferentes en origen, en legado y en forma de ser... Y sin saber cómo, Oldland os designaba ese nuevo espacio, para debatir y entrar en consenso con el contrario.

Puede que esta tierra maldita se encuentre a punto de morir y necesite de vuestra ayuda para resurgir... o puede que todo estuviese tan perdido que en un arrebato de locura, vuestras almas llegaran allí.

Vuestras miradas se adentran en aquella zona... como un pacto obligado a jurar. Un pacto de no violencia... el resto vuestras voces lo dirán...

Sin saber bien el cómo o el por qué... Oldland juega conmigo, arrastrándome lejos y... en compañía. La miro, le sonrío e inclino la cabeza a modo de saludo cortés y respetuoso.

De entre todas las personas en este enclave... la Sabiduría personificada. No te preocupes, puedes contar conmigo para salir de aquí.

Le hablo tranquilo y con una sonrisa serena, de las que apenas muestro al otro lado.

Los pasos de Fiona se hicieron notar en aquel sitio... se trataban de unos pasos decididos, carentes de indecisión, cuyos tacones se hacían sonar con fuerza... quizás otra persona se habría mostrado cautelosa, pero a ella le gustaba dejar claro donde se encontraba en cada momento... ¿por qué debía privar al mundo de su presencia? no... que se notara que Fiona Blackwood estaba allí.

Cuando la Melknhar llegó junto al Grovenh se detuvo manteniendo la distancia... evaluándolo.

- Sabiduría personificada... - sonrió... le gustaba que la halagaran... ¿por qué negarlo?- es usted el primero en dedicarme tales palabras... pero no tiene por qué lavarme el oído- fue directa al grano... una cosa era los falsos cumplidos y otra que se dejase embaucar fácilmente- Oldland nos ha reunido aquí por alguna razón y lamentablemente la desconozco- sacó un cigarrillo y lo encendió con un chasquido de sus dedos- ¿cómo va a ayudarme a salir de aquí?- dijo dando una calada mientras lo miraba a los ojos con intensidad.

No me gusta lavar oídos -interrumpo, un poco brusco quizá-, aunque es bueno que seas precavida. Escribí de tu sabiduría la última noche. ¿El por qué nos ha unido...?

Cierro los ojos y suspiro.

La muerte de la niña, eso creo. Como sea, sé que puedo confiar en ti. Y el cómo ayudarte... digamos que puedo... evitar que maten a quien no deseo, al menos hasta cierto punto. De hecho... vigilé por tu chica, la del arco. Eres una bruja mala ¿no?

Pregunto, dedicándole una sonrisa un poco más amable ahora. Miro hacia el cielo del lugar.

Todo es tan... confuso. ¿Y tú, estás dispuesta a ayudarme...?

Pregunto, dirigiendo ahora mis ojos a los suyos. No es el momento ni el lugar para juegos y mentiras, tengo que confiar en ella, lo necesito, sé que es inocente.

Fiona escuchó las palabras Dyehuty con atención mientras fumaba, cuando le formuló la pregunta sobre si estaba dispuesta a ayudarle apoyó el codo del brazo en el que sostenía el cigarrillo, sobre su regazó y se decidió a hablar.

- Soy una bruja mala- afirmó con una sonrisa juguetona- Supongo que si Oldland nos ha reunido aquí es por algo... y sí es posible que sea por lo de la niña... ¿Ayudarte? Si lo que quieres es descubrir a los traidores, sí, estoy dispuesta aunque de momento es poco lo que puedo aportar. Tan sólo sé con seguridad que Theora y Olenna son inocentes... y que me viene inquietando los silencios de Sylvia... aunque no tanto como la actitud de Daeron, una de dos o pretende hacer algo con su muerte o está siendo controlado por alguien, es una idea tonta pero ya puesto... no se me ocurre mucho más- se encogió de hombros.

Yo personalmente desconfío de la mujer de los cabellos de fuego.

Digo abiertamente.

Algo en ella apesta. Pero es cierto que la mujer serpiente parece... peligrosa. Como sea, parece que la suerte está echada. Pronto será el ajusticiamiento... y no va a poder evitarlo.

Me encojo de hombros.

¿Y de la mujer-muerte? Creí que de algún modo la habías... sometido. Y a la arquera.

En verdad se refleja cierto aire de sorpresa en mi tono casi siempre calmado e imparcial.

Fiona observó al árabe con interés y ante el comentario de que pensaba que había sometido a Raffariel y a Yaiza emitió una suave carcajada.

- ¿Decepcionado?- replicó- no... no tengo el poder de someter a nadie... ellas simplemente han decidido permanecer junto a mí- se encogió de hombros- lo permito porque creo que son inocentes... al menos Yaiza lo es... en cuanto a Raffariel me cuesta verla como una traidora.

Dio una calada al cigarro y al exhalar se miró las uñas para añadir mirando a los ojos de Dyehuty.

- Si vivo lo suficiente determinaré si Dreide huele a podrido o no... de momento no tengo motivos para pensar mal de Sylvia, es más... ella puede traer a la vida a los caídos, posee un método poco ortodoxo... pero estoy segura que tiene ese don... me temo que estoy hablando demasiado... de tí se muy poco

¿Decepcionado? En absoluto.

Niego con la cabeza. Me fijo en el otro lado.

Parece que sí huele a podrido.

Asiento lentamente. Luego cierro los ojos un tanto meditabundo.

La mujer serpiente... mh... eso deja clara las cosas. Si quieres saber de mí, escucha en el otro lado... y plantéame tus dudas. Sé que eres de fiar.

Suspiro lentamente, tomando aire para lo que viene ahora...

¿Todo más claro ahora?

Le pregunto a mi compañera.

Fiona se quedó mirando al árabe con los brazos cruzados y el cigarrillo humeante entre sus dedos.

- Creo que has hablado demasiado... falta muy poco para la noche y los traidores han debido de elegir ya a su víctima, espero que no seas tu.

Parece que la fortuna nos sonríe.

Digo con una amarga sonrisa.

Aunque tenemos un problema: la niña. Te acaba de acusar delante de todos. Pero tú eres inocente -niego con la cabeza-. No lo entiendo.

Entonces suspiro.

Parece que será un día dividido, será mejor que unamos fuerzas. ¿Qué piensas?

Fiona apagó el cigarrillo en la palma de su mano sin que esta mostrase ningún tipo de llaga, la melknhar era inmune al daño producido por el fuego.

- Tendré que defenderme...- expulsó el humo del tabaco que tenía en sus fosas nasales- tarde o temprano alguien tendría que acusarme... pero me sorprende que lo haya hecho la niña... creo que ha sido por lo que le dije de sus padres, debí haber estado callada, aún necesito tiempo para encontrar a los traidores y... no lo consigo...- añadió apretando el puño con impotencia.

Cuando apaga su cigarrillo en la mano, la miro con los ojos un poco abiertos. Eso probablemente me hubiese hecho poner al menos una mueca de molestia. Pero estaba claro que nuestros linajes eran distintos, y siempre me ha gustado aprender trucos. Sin embargo, lo que escucho en el otro lado...

Maldita sea. No, tú no puedes tener mi maldición... no. Confío en ti.

Le miro directo a los ojos, con mi gesto serio, mientras en mi interior comienzo a pensar.

Si sencillamente les dices la verdad... desconfiarán y nos matarán, a uno, a otro, o a los dos. Sólo ven lo que quieren ver -resoplo por la nariz-. Pero... ¿Y si dices que recibiste mi don sin usar? Es decir... poder tomar la historia de otro mientras lo arrastras a la muerte. Eso puede ser convincente. Y quien sea que tiene mi don callará y te otorgará la verdad... por que le interesará. O no...

Niego con la cabeza.

Es demasiado complejo. Pero eres sabia: ¿qué aconsejas?

Por último, reparo en las últimas palabras que ha dicho y pongo mi mano en su hombro.

Saldremos con vida. Los encontrarás.

Fiona miró de brazos cruzados al árabe.

- Una melknhar cuyo elemento de dominio es el fuego... no puede ser sabia, soy más impusliva que otra cosa y últimamente me da pereza de todo, hasta de hacer de abogada... con lo que a mi me gustaba... - ironizó- lo único que se me ha ocurrido es revelarme, de todas formas no soy demasiado popular... tengo dos opciones... o linchamiento público... o- convocó una llama sobre la palma de su mano y la miró unos segundos para añadir- una nueva visión antes de morir... soy demasiado curiosa y me gusta jugar con fuego- sonrió

Y la muerte movía la presencia de Dyehuty de aquel lugar, como un recuerdo que se va y deja huella para no olvidar...