Mi extrañeza viene con las palabras de Oliver, el hombre de piel oscura era callado, mucho mas que el resto y a pesar de que agradecía su...confianza, me parecía extraño que dejara en mi su decisión de ir por alguien.
-Lo siento Oliver, pero yo no seré quien te de un nombre, es muy fácil ir por la vida esperando que otros decidan por ti-
Tras eso miro a Olenna y asiento con la mirada... -continuare a tu lado, pero como dije, no confíes en los que he cambiado-
Si las semillas se unen para atacar, nosotros debemos hacer lo mismo, unirnos, al menos es lo que nos queda.
Escucho las palabras de la mujer del bastón, más que las de nadie. Explicarse carece de sentido en mi mente, pero no obstante me decido a hablar, mientras continúo mis calentamientos.
Si me atacáis y sobrevivo con mi habilidad, dirás que fue ella. Si me atacáis y otro muere en mi lugar, dirás que sigo siendo semilla. Si me atacáis y muero, dirás que sólo mentía. Suceda lo que suceda, soy semilla para ti.
Respondo, a su lógica, con naturalidad.
Cuando habéis acusado a quien fuese, yo seguí mi intuición: primero con el Júpiter sin truenos, ahora con la compañera del lobo. Sólo he mirado a traidores, hasta el momento. Pero soy semilla, dices -en mi tono de voz se puede notar que estoy comenzando a irritarme por su actitud, aunque sigo haciendo un esfuerzo por manetenerme calmado-. Claro.
Empiezo a calentar mis muñecas y luego miro hacia la niña.
Pasó poco tiempo entre tu pregunta y el regreso de la niña, no tuve tiempo a responder, lo hice cuando comprendí la pregunta. El cambio no es suficiente por que salva mi vida, pero alguien paga. No sirve para encontrar a los culpables del dolor.
Niego con la cabeza, bastante cansado y eso que aún no ha empezado la batalla.
Le di una manta, al igual que coloco los cuerpos en postura digna. Me enseñaron a ser respetuoso en vida, y mortal con la espada. Habían miradas sobre Gámbito y la compañera del búho, no quería dividir más...
Hago un gesto de continuar con la mano y resoplo.
Cuando Gámbito murió, no quedaban más traidores que recordase. Fue justo la noche tras mi cambio. Y preguntaron, y respondí. Y dije que la compañera del búho probablemente mentía. Pero no solo yo he hablado de otros cuando se ha acusado a la loba, pero sólo yo te intereso. Es más, dije que me guiaba por mi intuición, y por eso, aunque sé que me odias, no cambiará mi mirada, mujer del bastón.
Con esta última sentencia, miro a los demás. La batalla prometía ser caliente. Sin embargo las palabras del portador de la peste me hacen mirarlo y ladear la cabeza.
Escuchamos lo que queremos escuchar. Vemos lo que queremos ver. Y nada nos parece coherente hasta que conocemos la historia. Participa en la batalla, si lo deseas. Espero que merezca la pena.
Le digo con una sonrisa. Tras su intervención comienzo a sentir algo que hacía tiempo que no hacía: la sangre de mi legado hervir en mis venas. Casi, comenzaba a tener ganas de que pasasen estos últimos minutos.
Olenna asiente con seguridad a las palabras de la niña. Después mira durante un instante al hombre alimaña, evaluando su comportamiento. Sin embargo en cuanto el árabe empieza a hablar todas sus palabras captan la atención de la Grovehn. Ella escucha sin perderse ninguna, y al sentir la cercanía del atardecer empieza a caminar a su alrededor, bastón en mano.
Asiente cuando el hombre dice que suceda lo que suceda él será una semilla para ella, convencida. Y luego, cuando sigue hablando, ella esboza una sonrisa.
—Tu intuición —repite—. Con la del lobo. Cuando otro había confesado y si habías cambiado y antes eras semilla sabías que era malo. —Entonces entrecierra los ojos por un momento—. No. Tu intuición no. No hay sentido en eso.
—Comprendiste mi pregunta —prosigue—. ¿El cambio no es suficiente porque alguien paga? Tontería. Si puedes hacer que pague una semilla, el cambio es muy suficiente. No. No tiene sentido. Tú lo dijiste, que te había quedado marca. Otros no escuchan, pero yo sí. Eso dijiste. Que te había dejado marca y que no era suficiente.
—Y no dijiste quiénes eran los malos para no dividir —le cita mientras vuelve a rodearle. Es evidente que aquel punto le hace gracia—. Generoso, sí. O mentira. Porque no dices quiénes son los malos, pero miras a alguien que no sabes si es bueno. —Niega con la cabeza—. No. Sin sentido.
—Yo no odio. No a ti, no a los asesinos, no a nadie. Odiar te hace descuidado. Te hace menos peligroso. Te hace escuchar menos. No hay odio mío para ti. Por eso te sientes en apuros. Por eso tienes miedo. Si odiase sería fácil para ti. Pero no hay odio, sólo pensamiento y oídos. Y palo —Entonces se encoge de hombros—. No pasa nada. Sobrevivirás. La mujer de fuego preguntará al fuego. Y entonces sabremos más. De ti, de ella, o de los dos. Pero más.
- No sé por qué no me sorprende que me nombraran. - Le digo a Dyehuty después de que contestara a mi pregunta. - Pero eso casi me confirma que la mujer de ébano, al igual que yo, es inocente.
Y otra cosa más, que me cuidaré mucho de decir en alto.
Me coloco entonces de nuevo junto a Olenna.
- Sé que estás harta de preguntas, pero a mí me interesa una. Si no quieres, no respondas. Si no lo sabes, no importa. Pero quisiera preguntarte por tu opinión sobre Nòi, el cuál ha aparecido repentina y silenciosamente tras demostrar, bajo mi punto de vista al morir con Kat, que él es semilla. ¿Lo era? ¿Lo sigue siendo?
Sentada debajo del ángel escucho las conversaciones sin participar en ninguna, continuaban hablando de mi pero ya pasaba de ello porque eran simples menciones en relación con otra cuestiones donde el árabe estaba involucrado.
Solo cuando Theora se acercó a preguntarme, rompí mi silencio para hablarle con sinceridad. - Mi don es en "teoría " detectar a las semillas protegiendo al resto de ellas. Puedo seguir rastros, incluso ellos me llevaron hacia el lugar en donde se encontraban estas mujeres. Pensé que lo eran... Ellas afirman que no, intenté hablarles como una semilla para ver si lo eran y sabes lo que pasó. Lo niegan aunque confío en algunas de estas personas porque me demostraron su inocencia y me ofrecieron el derecho de la duda. Algo que a Vyka le ofendió de sobremanera. - expreso sin bajar la mirada.
- Incluso se ofendió con Sylvia en un momento por ello, cuestiona a la Grovehn y a Raffariel por lo mismo. También lo hizo contigo pequeña. Ella quiere verme caer, no me preocupa porque morir no me quita el pensamiento. Además te protegeré aquí o en el otro lado y lo sabes. - termino por decir en un tono relajado. No quería más discordias a mi alrededor.
Me volteé ante las palabras de la rubia del martillo:
- jamás he dicho que he hecho mas que tú- le dije tratando de entender su desquiciada lógica- y te digo: no desconfío de ti, solo me sorprende el odio a tu mismo legado- me giré sin ganas de seguir mirándola ni hablarle más, y volví con Theora- lamento que no confíes en mi, sé que no soy Nimay y que no tengo la gracia ni un compañero atrayente como el paquidermo; sé que mi piel oscura a muchos no les agrada y prefieren mirarme con desprecio, pero te aseguro pequeña, que solo he tratado de protegerte- camine unos pasos alejándome de ella.
Cargada de convicción, Olenna mantiene la distancia con el árabe, pues de eso habla hoy la letra que acompaña a su nombre. Se prepara para el combate, sólo por si acaso, aunque en esta ocasión no está segura de llegar a intervenir. Es entonces cuando recibe las palabras de Sylvia y la mira frunciendo el ceño, extrañada.
—No estoy harta de preguntas —le dice en un tono neutro, mirándola como si no entendiera el por qué dice eso. Por el su voz además es evidente que habla de que no está harta de preguntas suyas. Podría explicar más, pero no lo cree necesario. En lugar de eso pasa a contestar.
—El anciano y ella están enlazados de alguna forma —enuncia—. Ella dice que le quiere, y él que no escoge a quién querer. Creo que él tiene mala suerte. Ella ahora aquí —Señala su propia cabeza— está diciendo que quiere frotarse con el hombre elefante —mira entonces al oriental—, pero dice también que te manda un beso.
En ese instante la Grovehn vuelve a mirar a Sylvia y se dispone a explicar algunas de esas cosas que sólo debieron suceder en su cabeza.
—Él dijo que lo que quería era salir vivo. Me preguntó qué pensabais antes de volver. Creo que por eso calla lo que sabe, para que los asesinos no lo maten. Él ocupa el lugar de Roy. Está conectado con la niña, y creo que no es semilla. Pero si la mujer globo vuelve digo que la defenderá. Matemos asesinos, y esperemos que no vuelvan.
Después de eso la mujer se dirige a la niña.
—Dice que está bien. Dice que hará lo posible por regresar. Dice que para cumplir lo que te dijo y dice que para llevarte junto a sus padres. Dice que no pierdas esperanza. —Guarda entonces un momento de silencio—. Yo digo piensa en el secreto, y decide si te fías.
- Olenna... Dile a Alastor que lo echo de menos. - no podía olvidarme del Grovehn tan fácilmente y en cierta forma notaba el vacío que generaba su presencia. Un último abrazo apenas pude darle hasta que su vida se consumió en cuestión de segundos. Lo peor de todo es que ya lo sabía él.
Y con aquella despedida, la tarde se alzaba con aquel eterno rojo que parecía clamar vuestra sangre antes de dejaros en un eterno anochecer...