Atendí a las palabras de ambos, reflexionando acerca de los que quedaban. No tenía dudas hacia Olenna, como parecía que sí tenía el Eve de las ratas, pese a ello no dije nada, permanecí callada. Después, contemplé que Raffariel poseía las mismas dudas que yo acerca de la pelirroja, Deidre, una duda aclarada con testimonios que se habían dado. La loba era ya un claro objetivo para mis flechas. Ella ha matado, me mató...pagará, pensé afilando la mirada; sin embargo, no le hice referencia tampoco, pues lo importante era traer a alguien de vuelta. Alguien más debía abandonar las sombras para acercarse de nuevo al mundo de los sentidos.
- Tanto Nimay como Smel me parecen dignos de venir...pero me decantaría más por el chico, Nimay, ya que ha compartido conversaciones con más componentes, incluso con Deidre, me resultaría interesante conocer lo que él sabe - le expresé a mi maestra.
Por último, ante la confirmación de culpabilidad del árabe, me sentí contenta. Algo en mí quería más sangre para sentirme aún más satisfecha.
- Gracias Sarghagas - musitaron mis labios.
El primer agradecimiento que recibí lo tome con honra y estoicidad. No era muy común que yo, señor de las ratas, obtuviera algún tipo de reconocimiento.
-Según Olenna, Nimay afirma desde su lugar de reposo que Dyehuty no es un traidor, lo cual me hace dudar de él, ya que contradice mi información. Puede ser que el árabe comenzara siendo inocente y con el transcurso de los días se haya reconvertido, eso no lo puedo saber. Quizás Nimay obtuvo la información cuando el morisco todavía era inocente. Son muchos los caminos de probabilidades que se cruzan, pero sin duda alguna, el punto de destino está claro. Dyehuty perece merecidamente.
Y mientras la muerte rompía aquel hilo que con dureza ataba la existencia de Yaiza a Raffariel... el cansancio se hacía presente en la Melknhar, mientras la esencia de la arquera se disipaba...
...Uno de mis hilos se ha cortado... Una hija perdida, pérdida que se siente en mi, suele... aún más que el darse cuenta que nuevamente se acerca el oscuro y eterno lugar solitario...
Se me ve débil, triste, pero rápidamente seria y con sed de venganza.
- Mi debilidad no me permitió revivir a alguien... Maldita sea!. Necesito que seamos más y que estemos libres de traidores entre nosotros... Sarghagas... Estamos solos por ahora.
Observé como la esencia de Yaiza se desvanecia. Alguién había acabado con su vida, de manera cruel y cobarde.
-Son muchos los enemigos que tenemos maestra, hay que intentar eliminar la raiz. ¿Tienes alguna intuición de quien de los presentes en la reunion puede ser un traidor? Yo sigo reafirmando mis dudas hacia Olenna. Su poder le está dando demasiada inmunidad y me resulta bastante raro que los traidores no hayan acabado con ella. ¿Qué opinas?
- El negro definitivamente debe morir, ya reconoció que es semilla... Si no es él, soy yo... por lo tanto tu también.
La muerte caía con fuerza sobre Raffariel, tiñendo aquel lugar secreto de un negro visón y cuando el cuerpo de ella caía lo hacía de Sarghagas sin dudar...
Aquel hilo aún estaba unido, pero la muerte os arrastro a los dos...