La tarde se anunciaba bajo aquel halo de fuego que circundaba en el cielo, y en la mirada de Vyka, la certeza de que en aquella batalla debía de luchar. Defender su palabra y llevarla hasta el final.
Los nervios la hacían jadear mientras trastabillaba sus pasos intentando teneros a todos cercanos a su mirada... y sin darse cuenta parecía ponerse en el centro de la plaza, como si fuera su turno como oveja a degollar. Miro sus pies confundida, mientras intentaba quitar de su mente aquella extraña sensación de ser movida por alguien... como una marioneta sin voluntad.
Centro nerviosa la mirada en la pequeña para ver cual sería su reacción... y bajo aquel velo de inocencia encontró una mirada fija, sin miedo que mantenía el duelo con ella mientras vía como su perro se acercaba lento, con disposición, y tras ser el tercero en enfrentar el brilo de sus ojos mordió con velocidad una de las manos de Vyka, que a pesar de que esta la retiro con rápidez, estaba desgarrada y dentellada... y como efecto de un veneno oculto en los dientes del animal, los ojos de Vyka se nublaban, mientras sentía como una delicada voz se instauraba en su cabeza invitandola a abandonarse sin más....
El suelo recibía las primeras gotas de la sangre de Vyka, y una de sus rodillas se postraba... su mano ilesa enjuagaba su mirada, intentando eliminar aquel sopor, para luego extenderla intentando pedir algo más de ayuda para alzarse entre los demás...
A su lado... sintió algo húmedo, que parecía emanar, y con la mirada entre nublos pudo ver como la figura de Nimay se alzaba desde el suelo portando solo aquello que había desde su cintura hacía arriba... más abajo solo un charco que parecía conducido por un hilo de agua, hasta los pies de Haathee. La mirada del hombre, era certera, y sin miedo... extendió una de sus manos, y apareció un rió que poco a poco deba forma a un Kopesh que a cada segundo parecía ganar resistencia y filo como el propio metal que ahora lo formaba... Un movimiento rápido y una linea de sangre se dibujaba entre el brazo de Vyka y su vientre... que poco a poco empezaban a manar sangre a mayor velocidad, demostrando la profundidad de aquel corte.
La mujer pelirroja quiso esgrimir su voz para defenderse pero entonces sintió como una mano que aguantaba su garganta desde atrás... Llevó sus propias manos hacía su garganta, y en ella encontró el cuerpo de un látigo que se aferraba con fuerza, mientras manchaba sus manos escurridizas con lodo, impidiendo que se pudiera agarrar.
Los ojos de Vyka miraron por el cuerpo del látigo hasta encontrar aquel que lo esgrimía y más se abrieron a encontrar al otro lado a Smel, que con las manos cubiertas de lodo, parecía aguantar con fuerza aquel arma con decisión.
Las manos de Smel dejaron caer el látigo, que poco a poco se hizo lodo y se absorbía en la misma tierra que había a su alrededor... Vyka jadeaba, y acariciaba su garganta maltrecha, mientras intentaba recobrar el aliento... pero antes de hacerlo un pajaro llegaba certero a su espalda, y de nuevo transformado en flecha atravesaba a la chica pelirroja y abocaba por el vientre de la misma, para aumentar el destrozo resurgiendo como ave en medio de un vendaval...
Un gran agujero sesgaba el vientre de Vyka, que tras permanecer unos segundo sobre su cuerpo aún activo por la adrenalina, caía sin más...
El cuerpo de Vyka destrozado, acababa sobre la tierra de Oldland mientras su voz se tornaba por efecto de la muerte en un silencio quebrado sin más....
Al mismo tiempo... y cercano a aquella posición, sentiaís de nuevo el frío de la soledad... y como un cuerpo empezaba temblar....
Era el cuerpo de Katalina... que parecía haberse dejado al olvido... y Oldland se hacía dueño de sus restos sin más...
Sus ojos se teñían del vacío que ahogaba su muerte y alma, y su cuerpo poco a poco se deshacía en pequeñas arañas que reptaban... dispersándose y alejándose del lugar, sin hacer huella o murmullo, respetando aquel silencio al final.
Casi no pestañeo mientras espero alguna palabra que rompa la incomoda afonía que asola este momento, en este lugar. Por mi parte partió quien traté de hacer mi compañera sin saber la ruina que estas ruinas tenían preparada para ella, pero no para mí. Y le he puesto sentimiento a todo esto, nadie me lo puede negar. Los observo a todos casi de lado, y tras un larguísimo suspiro echando un vistazo al suelo, cruzo mis brazos para hablar... tenemos que seguir - Bueno... - me llevo las manos al pecho, un poco nerviosa - En el caso de que yo desacertara esta noche... mañana quedan 4 – lo dije - Hay que terminar con este teatro de una santa vez, pero ella podría hacerlo antes de tiempo – señalo el inerte cuerpo de Vyka, ya evitando mirarla con ese profundo halo de decepción.
- Si queda una semilla, y acierto, esto tendría que terminar. O eso espero... - entonces... - Si proponéis a Sylvia como importante – vale... - la semilla podría ser Bethanny, o podría ser Theora, y creo que voy a partir de que en la división de Oliver y Vyka, la niña hizo lo mismo que yo, que Nói y que Olenna – Sin más. Me quedo esperando, con Quón a mis pies.
- Pues ya lo veis. Vyka ha caído y el juego sigue. Sigo pensando que era inocente.
Ni siquiera me levanto del lugar en el que me apoyé a dormir, atenta a las reacciones, buscando confirmar la teoría que me rondaba la cabeza hace un par de días.
Los primeros ojos que actuaron sobre la pelirroja fueron los de la pequeña Theora. Como le prometí, mi arco en forma de ave, atravesó a la chica con la fuerza de un ciclón. Cada vez amaba más el singular silvido de las flechas a propulsión, bailando junto a mi aliento en el peculiar silencio inquieto. Finalmente, escuchando el último suspiro, todo acabó.
La vida seguía, pero no para Vyka.
Varios participamos en su linchamiento. Yo por mi parte esperaba algún cambio con su caída, pero sólo se instauró el misterio. Observando a mi Vencejo, lo vi volver, él siempre fiel.
Desviando la vista a la que primero habló, Smel, ladeé el gesto -después de ésto...cualquiera podría ser...tan sólo hay que dar con la clave- aparté la vista al suelo. Oldland era muy distinto ahora, ya nada tenía que ver con el espacio abierto en el que entré lleno de ruinas y de gente -ahora quiero escuchar, quiero acertar...y preguntar ¿alguien sabe quién mató a Raffariel? - fruncí ligeramente el ceño, pues poseía dudas que quizás alguien me sabría resolver.
Inmersa en los pensamientos de mi cabeza, terminé alejándome hacia las piedras y las toqué, sintiendo el frío de éstas -Ojalá estuvieras aquí Olenna- musité.
Nimay y Haathee contemplaron aquel charco que se formaba de su propio cuerpo. Dos almas unidas por el agua. Era terriblemente apropiado. Y después de usar aquel Kopesh que también se había formado a partir del líquido, el hombre dejo que el arma fluyese hasta volver a su estado anterior y, poco a poco, fue recuperando la solidez de sus piernas.
—Los tres legados en uno... —murmuró para sí mismo, recordando que alguien lo había explicado cuando todo aquello comenzó. Después ambos, hombre y elefante, caminaron en silencio hacia el lugar donde estaban los demás.
Nimay miró a Sylvia cuando la mujer habló y ladeó un poco la cabeza, contemplándola con curiosidad.
—Creo que no lo has entendido. No la hemos matado porque creyéramos que era una semilla —explicó con su suave acento—. Sino porque quería montar un ejército en su cabeza y sólo necesitaba que todos estuviéramos dentro para alzarse ella como la única vencedora en esta contienda. Vyka no mataba por las noches, ni quería abrir ese sello, como quieren las semillas. Ella quería dominarnos a todos metiéndonos de dos en dos en su cabeza. Al amanecer podría haber terminado su trabajo.
Hizo una pausa y se cruzó de brazos. Los dos pares de ojos oscuros recorrieron a las mujeres presentes, como si estuvieran escogiendo en cual de ellas detenerse mientras el hombre añadió algo más.
—Pero sigue quedando una semilla entre nosotros.
Me preguntaba si algo bueno realmente pasaba en morir, pues parecía que el resto prefería la opción que los mataran, a poder acabar con esto de una vez. Bueno, allá ellos, como ya dije mañana la sangre del inocente que muera no estaría en mis manos. Cómo mucho, sería mi propia sangre.
¿Oh? ¿Te refieres en la votación en la que acabamos con una semilla, y en la que Vyka NO metió a nadie en el otro lado? En cambio, despertamos con el asiático muerto. Y tras acabar con la pelirroja, y por lo tanto condenando al resto a que haya al menos otra muerte... ¿vas a darle la niña el mismo valor que Olenna? - Escupí al suelo - Olenna no habría votado hoy a Vyka, así que si tanto aprecio le tenéis, dejad de usarla para auto-justificaros ahora que no está entre nosotros.
Bufé ante la pregunta de Yaiza. ¿En serio? Santa paciencia...
Cómo ya he comentado anteriormente, yo maté a Raffariel. Cuando aún no sabíamos que Vyka era quien nos encerraba en ese lugar, recibí nuevamente mi don. Esperé a que le dijeras algo a Olenna, pues creía que iba a saber quien nos encerraba en ese lugar. Pero no puedo usar mi poder en cualquier momento, y con la falta de respuesta por su parte... - miré nuevamente los cadáveres de Raffariel y Sarghahas, cuya sangre si estaba en mis manos - Sospechaba en aquel momento de Raffariel y de Fiona, y si me equivocaba, si elegía a Fiona sólo habría ayudado a quien nos estuviera encerrando en ese lugar. Es un error que cometí y como andan las cosas, quizás me acompañe para siempre sin poder repararlo. Pero yo al menos actúo de día, con todos los presentes despiertos, y aceptando las consecuencias de mis actos. No todos los aquí presentes pueden decir lo mismo...
Un nuevo brillo entre preguntas y noche... un nuevo sello... y todo parecía seguir...
Aquella noche silenciosa parecía continuar, mientras las sospechas seguían creciendo, y alimentándose en vuestro corazones.
- Lo he entendido perfectamente, Nimay. Algunos prefieren que ganen las semillas a que gane Vyka con su ejército. Comprensible.
Cada vez más segura de que mi teoría se hacía realidad, me encaro con el hombre.
- Pero no es mi prioridad. Un nuevo sello se ha iluminado. ¿Será el beneficiario tan valiente de revelarnos su secreto?
Nimay no se molestó en ocultar en su expresión que no comprendía ni compartía la postura de las dos mujeres. Sin embargo, tampoco dijo nada más al respecto. Ya había dado su opinión y él no había vuelto para discutir. Había vuelto para ayudar.
—Mi nombre se encendió con mi propia muerte —respondió a la mujer de la serpiente, sin estar seguro de si se lo estaba preguntando a él o no, pero suponiendo que sí ya que le miraba—. O con la de Smel, no estoy seguro, pues ambos llegamos a la vez al bosque de Olenna. En todo caso, fue en ese amanecer. Y gracias a esa luz pude volver por mí mismo. A mí no me trajo nadie —repitió algo que ya había dicho antes—, yo hice girar mi rueda en sentido contrario.
Después, añadió algo más, desviando su mirada hacia la mujer del cocodrilo.
—No sé si veré el siguiente amanecer, así que hablaré de noche de nuevo. Smel es inocente —Miró un instante a Theora con esas palabras, frunciendo el ceño levemente—. Dice la verdad, suyo es el poder que reclamó el de las cartas. He visto la fuerza de sus pantanos, no ha habido cambios en ella desde que llegó y las luces no le han hablado todavía.
Dicho eso Haathee y él se movieron con paso acompasado hasta que el elefante se recostó en la tierra y el hombre se sentó, apoyando la espalda en el enorme cuerpo de su compañero. Allí se acomodó para pasar la noche, aunque no cerró los ojos todavía. Desde esa postura los dos pares de ojos oscuros seguían las conversaciones que pudiera haber.
La clara molestia en el rostro de Bethanny me hizo fruncir un poco el ceño, pero rápidamente lo relajé cuando escuché la afirmación de un error -entiendo...-musité.
Justo cuando estaba dándome la vuelta, un sello comenzó a brillar haciéndome ésta vez, pararme en seco. Eran nuevas noticias de las que no poseía información. Mis ojos fueron directos hacia Sylvia cuando se encaró con Nimay. Creía en ella, pero no entendía su actitud, sobre todo cuando todos estábamos aportando información.
Achacándolo a una situación tensa, suspiré, agachando la mirada y partiendo hacia un extremo mientras escuchaba la afirmación de inocencia de Smel en boca de Nimay.
Bethanny siento si lo comentaste previamente, no me acordaba!
Duras de mollera - Pues sí, Bethanny. Pero no justifico mis actos con Olenna y tampoco le doy el mismo valor a Theora. Si te gusta más te repito que la niña hizo la misma elección que yo. Y estoy tratando de decir lo que voy a hacer -aunque parece no servir de nada- no decidiendo a escondidas – Frunzo el ceño y me giro hacia Sylvia con intención de opinar sobre la soberana necedad que acaba de soltar, pero finalmente encojo mis hombros... sin más.
Por otro costado también veo que Nimay no creyó del todo en lo que dije, pero no se guarda el resultado. Y es que lo dije, no soy semilla - Vale... - junto mis manos en una débil palmada después – Mis luces acaban de hablarme justo ahora – anuncio con un poco más de confianza – El último del circulo interior – Gracias Vyka, supongo.
Y creo que va a ser Bethanny – anuncio. Nunca tuve nada que esconder.
Miré a Smel ante sus palabras y me encogí de hombros.
Si quieres tener más sangre de inocentes en tus manos, yo no puedo hacer nada al respecto. - respondí, y luego señalé a mi martillo - Pero mi martillo no desaparecerá de este lugar aun si yo acabo definitivamente muerta, y no me haré responsable de él una vez muerta...
No pasa nada Yaiza ;)
Pocas voces aún sucumbían al poder de Oldland... y pocas las horas antes del anocher... pronto bajaría la luna... y pronto nacería de nuevo un amanecer...